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Mi superhéroe poco ortodoxo por Yoshita

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Notas del capitulo:

Gracias a esas dos chicas que dejaron review. 

Recuerden que estoy en la universidad, por eso no actualizaré tan seguido. 

Si se ve pegado, lo editaré cuando pueda. 

Cerró la puerta y arrojó la mochila a medio abrir a la silla de la entrada. Caminó a la cocina y se sirvió un vaso de agua fría para calmar la latente sed que tenía. 
-Zoro- escuchó la voz a sus espaldas- debemos hablar. 
Suspiró. 
-¿Es importante?
-Bastante. 
Se dio la vuelta y encaró a Mihawk. 
-¿Qué sucede?
-Toma- le lanzó un sobre negro con un sello plateado en la cara sin pliegue. 
-¿Qué es esto?
-Ábrelo- pidió, sentándose en una poltrona en la sala. 
Zoro lo siguió y se dejó caer en el sofá de cuero café. 
Destapó el sobre y sacó los papeles enganchados con una grapa. 
-¿Qué es esto?- repitió. 
-Eres un protector. 
Zoro lo miró, ¿protector?
-¿Qué quieres decir?
-Hay una razón específica por la cual comencé a enseñarte a usar las espadas, y no fue únicamente porque me lo pidió tu madre. 
-Explícate. 
-Luego. Por ahora debes saber que te convertirás en una especie de guardaespaldas. 
-Aburrido. Además estoy estudiando- espetó. 
-No tienes opción. Yo te postulé. 
-¿¡Con permiso de quién?!
-De mi hermana. 
-Mi madre murió hace tiempo- tomó asiento luego de fijarse que se había puesto en pie. 
-Tu madre fue también una protectora, y tu tienes edad de comenzar a serlo. Zoro, eres casi un superhéroe, uno personal. 
-No quiero ser héroe de nadie. 
Se quedaron en silencio. 
-Deberás proteger a alguien. 
-No. 
-Mira Zoro- se levantó, apuñalando al chico con los dorados ojos calculadores- está en tu sangre serlo, te guste o no. Tu madre lo fue, también tu padre y tu abuelo. 
-¿También tu?- cuestionó. Mihawk bajó la mirada, pensativo. 
-No- musitó- a mi me protegían. 
-¿Quién?
-No te interesa- apretó los puños. Cerró los ojos e intentó calmarse. Luego encaró a Roronoa - no tienes opción. En realidad no es malo, podrás seguir con tus estudios y te pagarán. 
-¿Me pagan por ser un superhéroe?
-Tómalo como quieras- suspiró derrotado- ahora vamos. 
-¿A dónde?
-A la mansión de plata. 
Dracule le arrebató el sobre de las manos y lo sacudió hacia abajo, dejando caer un crayón verde. Lo tomó con su diestra y dibujó una puerta detrás de las escaleras al segundo piso. La empujó con suavidad y esta rechinó, abriéndose lentamente. 
-¿Pero qué...? ¿Cómo supiste?
-Ya he entrado antes aquí- masculló a regañadientes. Apretó los párpados intentando contener la rabia y la tristeza y entró con Zoro pisándole los talones. 
Había un portón plateado inmenso frente a ellos que se abrió segundos después. Entraron y siguieron el camino empedrado a la puerta de madera que se alzaba imponente entre dos columnas de mármol pulido. Subieron las escaleras y empujaron la puerta de entrada, que cedió al impulso y se abrió, enseñando un pasillo amplio con un tapete escarlata que se dividía mas adelante en las varias bifurcaciones del pasillo. Los letreros encima de las divisiones eran específicos. 
Mihawk caminó con confianza y cruzó por el pasillo que rezaba "nuevos", para luego doblar por otra bifurcación que ponía "protectores".
Allí siguió con Zoro hasta estar en un amplio salón con ventanales al exterior y un sofá dorado con grabados en verde. Una mesita de centro adornaba y unas flores rojas contrastaban con la estancia. 
Una puerta se abrió y Mihawk apretó la mandíbula. Zoro se mantuvo impasible. 
Cuatro figuras caminaron dentro del salón y se detuvieron frente a los dos hombres. 
-Roronoa- musitaron al tiempo. Zoro correspondió con un asentimiento de cabeza. 
-Soy Monkey D. Garp- extendió la mano para tomar la del chico, gesto que el muchacho correspondió. 
-Boa Hancock- imitó el gesto de Garp y Zoro la siguió. 
-Smoker- simplemente agitó la mano. 
-Akagami, Akagami Shanks- sintió a su tío tensarse a su lado y apartar la mirada del frente cuando el pelirrojo lo miró a los ojos. 
-¿Qué hago aquí?- preguntó. 
-No es muy difícil- el anciano señaló el sofá y las otras sillas para que tomaran asiento- es como un trabajo. 
-Prácticamente serás un guardaespaldas, un protector. Nosotros preferimos la palabra superhéroe aunque suene muy teatral- comentó el pelirrojo risueño. 
-Tenemos conocimientos de ti y tus habilidades- comentó Boa sentándose en la silla victoriana junto a la chimenea. 
-¿Cómo...?
-Estás en nuestra lista desde que naciste. 
-Por mi madre- comenzaba a comprender. 
-El hombre que está a tu lado puede contarte todo- señaló Smoker y Mihawk sólo apretó mas sus puños- él lo sabe muy bien. 
-Basta Smoker- exclamó Shanks- es suficiente. 
-Pero es cierto...
-¡He dicho basta!
El saloncito se sumió en la quietud y tranquilidad. Se sentía apenas el aire entrar por las ventanas abiertas y mecer las cortinas blancas. 
-Eres un protector- cortó Garp- eso es lo que debes saber. 
-¿Tengo elección?
-No- sentenciaron. 
Suspiró y cerró los ojos. No es que le llamara mucho la atención, pero sería un divertido giro a su monótona vida. 
-Vale, acepto. 
Los cuatro importantes soltaron el aire que habían estado reteniendo y la tensión se desvaneció. 
-Bien- comenzó Garp- es un trabajo simple. Pero hay reglas. Y existen dos muy importantes que tienes que evitar romper a toda costa. 
-¿O qué?- desafió Zoro. 
-O te costarán caro- murmuraron Mihawk y el pelirrojo al tiempo. 
Zoro se fijó en ello. 
-La primera- comenzó la chica antes que todo empeorara- es que no debes, jamás, abandonar a tu protegido. No importa nada de nada, no debes dejar de protegerle si la situación lo amerita. No quiero decir que vivas a su lado todo el tiempo, sino que, si se ve en peligro, es tu obligación protegerle hasta que ese peligro pase, no debes olvidar eso. No puedes abandonarle. 
-Es simple y obvio, la capto- asintió Zoro. 
-Y la segunda- pasó Shanks y se agarró lo que restaba de su brazo izquierdo- no debes, bajo ninguna circunstancia, enamorarte de tu protegido. 
-No le veo problema a eso- se encogió de hombros- no me enamoro de nadie. 
-¡Este chico me agrada!- exclamó Garp riendo- vale muchacho, tengo esperanzas en ti. 
-Tu protegido- continuó Hancock- o protegida, debería decir, es una jovencita de tu universidad- se levantó y abrió una puerta mas pequeña de donde hizo unas extrañas señas a alguien dentro. Una chica salió a la estancia, seguida por otra- es ella. Su nombre es Nami. 

Notas finales:

Gracias por leer. 


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