I. Memorias.
Malfoy Manor.
-Lucius, pasa, adelante, sin pena estás en tu casa después de todo JAJAJA-
El mago de larga y plateada cabellera dio unos pasos más hasta llegar al centro de la habitación, vestía una fina túnica color zafiro que contrastaba con el aspecto cansado de su rostro.
-Que haces allí de pie no seas tontito ponte cómodo. – Indico Lord Voldemort. El mago tenebroso regreso al fondo de la alcoba y se sentó sobre la cama. Lucius asintió nervioso y jaló la silla del escritorio frente a esta donde se sentó.
-¿Quería verme mi señor?
-Si no fuera así no te habría mandado a llamar-
Lucius asintió.
Pero el mago tenebroso no dijo nada más, se quedó allí sentado en la cama y mirándolo, tenía una sutil sonrisa en su boca sin labios mientras los ojos viperinos se fijaban en el poniéndolo más ansioso y haciéndolo desviar la vista.
-¿Te pongo incómodo Lucius?
-No mi señor.
-¿No?
-No.
-¿Entonces por qué pareces evitarme?
-Yo no lo evito señor.
-Entonces siéntate junto a mí. -
Lucius Malfoy paso saliva, lentamente se puso de pie y camino hasta su señor, se sentó a su lado mirando hacia el muro del escritorio, las repisas y su contenido y evadiendo su mirada.
-Muy bien. - El mago sonrió gustoso, alargo su huesuda mano hacia la nuca rozando el cuello y haciendo estremecer al mortífago, luego comenzó a acariciar y a peinar con sus largos dedos la sedosa cabellera.
-Largo, siempre me ha gustado a sí. -
Lucius cerró los ojos fuerte y respiro profundo.
Voldemort suspiró se puso de pie y con un movimiento de varita encendió el gramófono que descansaba en uno de los muebles, el disco de vinilo comenzó a girar y a desprender las notas musicales sobresaltando al rubio.
-Levántate- ordenó.
Lucius lo hizo, luego Voldemort se acero hasta estar frente a frente y deslizo suavemente ambas manos entorno a las caderas del mago, que brinco de la impresión y abrió los ojos con sorpresa, hasta cerrase en un abrazo en la espalda baja.
-Dime Lucius ¿Te acuerdas de esto? – Lucius paso saliva. - O me dirás que lo olvidaste ¿Lo olvidaste?
-No señor no me olvide.
-Entonces que esperas.
Lucius levantó su manos con parsimonia y las poso sobre los hombros del Lord, entonces este rio y comenzó a desplazarse con un paso hacia un lado y luego otro paso al otro.
-Muévete Lucius, pareces estatua -
Lucius Malfoy se unió al ritmo y comenzaron a bailar siguiendo el compás de la melodía que despedía el gramófono, era un vals lento, muy lento.
-Si no mal recuerdo solías ser mejor bailarín. Y también recuerdo que solías acercarte más a tu pareja, ¿Te preocupa que te ensucie?, por lo general eras desagradablemente meloso ¿Qué ha sucedido mi aspecto te repugna?
-No, no señor, no es así, siento si lo ofendí, discúlpeme por favor no he practicado últimamente. -
Lucius se obligó a acercar su cuerpo al de su amo y a cerrar sus brazos tras su nuca acercándose completamente y apoyando el mentón en el hombro de Voldemort y dejando que sus mejillas se rozaran.
-Eso está mejor. Ahora si estas bailando como debe ser. –
Lucius estaba preocupado pero el baile no paro, el disco termino las pistas que le restaban y siguió girando sin música que entonar.
Aun así Voldemort siguió bailando estrechando fuerte por la cintura a su acompañante y tarareando la canción.
-mmm mmmmnna na na y una vuelta.
Voldemort tomo por el brazo a Lucius y lo hizo dar una vuelta.
-Así es como te gusta ¿no?- dijo en su tono burlón- Vueltas, giros, piruetas por aquí y por acá, cuando terminemos la guerra lo primero que haré será realizar un baile, pomposo, de los que te gustan. Por supuesto seremos la pareja de honor ¿Qué te parece?
-Lo que usted diga señor.
-Ya sé. Te preocupa hacer enfadar a Narcisa, pero no creo que diga nada.-
Voldemort soltó a Lucius y se recostó en la cama.
-¿Recuerdas cuando esta era mi habitación?
-Si mi señor.
-¿Sí?, porque no estaba lista a mi llegada.
- Lo lamento yo..
- La convertiste en una bodega para arrumbar la basura
-No mi señor, yo nunca…
-Al menos luce igual que ese entonces, que fortuna que tienes tantos medios a tu disposición. Ahora ven-
Lucius trago saliva y se acercó.
-Más-
Lucius se acercó hasta estar junto a la cama, a la altura de su pecho y Voldemort sin pena, extendió su mano y acaricio la entrepierna del patriarca de los Malfoy que contuvo una exclamación, el escalofrío recorrió toda su espina.
-Lucius, Lucius- luego se retiró su túnica y el resto de la ropa. -Ya sabes que hacer.
-¿Señor?
-¡Móntate!
-Señor yo…
-¡Ahora!-
Lucius sabía que debía hacerlo, después de todo la seguridad de su familia estaba en juego, regreso unos pasos a la entrada.
-JAJAJA, no la cierres, la puerta puede permanecer abierta, nadie debe molestarme y confió en que esa orden se acatara.-
Lucius avergonzado asintió y se acercó a la cama.
-No querido, sin ropa. -
Lucius comenzó a desabotonar la camisa con el impulso de ocultar su desnudez giro un poco casi dándole la espalda, pero Voldemort no dijo nada. Finalmente dejo caer el pantalón junto con la ropa interior los cuales con un movimiento de los pies se sacó por completo. Permaneció de pie unos segundos abrazándose así mismo en un intento por cubrirse.
-¿Y bien? Ahora me dirás que tampoco recuerdas como se hace- Voldemort se incorporó apoyándose con los brazos tras su espalda. – Hazlo, acuérdate como tocabas mi cuerpo y me proporcionabas placer, quiero que juegues y te diviertas conmigo como en ese entonces, como la gatita ladina que eres quiero que juegues conmigo anda juega con tus bolas de estambre mi gatita. –
Lucius tragó saliva y dio una buena bocanada de aire, sin dudar más subió sobre la cama haciendo hundir más el colchón y comenzó a acariciar el tórax de ese hombre cuyo aspecto era horripilante, descendió las palmas por su piel pálida casi transparente hasta llegar a la pelvis, y muerto de vergüenza comenzó a acariciar los testículos y después el pene.
-Ah sí, mi linda gatita juega conmigo-
Voldemort se recostó y cerró los ojos mientras se concentraba en las sensaciones, el calor y palpitante placer que le provocaban esos dedos largos y suaves en torno a sus genitales.
Mientras esa persona desprovista de toda prenda, a excepción de unos anillos, permanecía sentada a su lado, tocándolo, luego los recuerdos comenzaron a aflorar.
Había pasado tanto tiempo, pero era como si la línea del tiempo nunca hubiera interferido entre ellos dos.
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-¡Slytherin!-
Gritó el sombrero seleccionador, los miembros de la casa sentados a la mesa con los colores verde y plateado comenzaron a aplaudir.
Tomo asiento junto a los demás alumnos de primero que reían y sonreían, los de años mayores les daban la bienvenida. Nunca se había sentido así, aclamado por otros, las felicitaciones no dejaban de llover, y al ocupar su lugar junto a los demás, allí lo conoció.
-Hola, soy Lucius, Lucius Malfoy.
-Tom, Tom Riddle.
-¿Riddle? La verdad no me suena-
Tras una presentación tan desagradable contó con que jamás se hablarían, pero eso solo era el comienzo de dos destinos entrelazándose.
…No paraba de hablar…
-Mi padre trabaja para el ministerio, es asesor en el departamento de misterios en la sección de… - “¡NO ME INTERESA!” por supuesto el asintió, no le convenía empezar mal el año, esta era la oportunidad que siempre deseo y no iba a dejar que un estúpido mocoso le arruinara el momento- .. Pronto lo ascenderán, ¿Y el tuyo que hace?- Sumamente detestable. Detestable. ¡Preguntarle algo así a un huérfano!, aunque obviamente no lo sabía.
Y aun así, por más que trató, no se lo pudo sacar de encima.
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La sala común de Slytherin se encontraba en las mazmorras y aunque no era atemorizante, a veces al barón sanguinario le gustaba despertar a los demás con sus gritos y espantosos ruidos. Solo esa noche tuve miedo, las cadenas colgando al otro lado de la pared se removían y no paraban de sonar con su chirriar atronador. En el orfanato acostumbraba compartir habitación con más de diez niños y siempre había un bebe llorón que dejaba prendida la lámpara de noche. Pero en la penetrante oscuridad de Hogwarts no hay ningún enchufe al cual conectar lámparas, y lumus era un encantamiento que yo aún no conocía, era patético tener miedo, y por más que trate de resistirme, no soporte más, no tenía opción- me dije- al ser el único idiota que conocía, podía colarme a tu cama y levantarme temprano para que no lo notaras. Finalmente tome fuerzas y cuando abrí el dosel y listo para correr hasta el extremo de la habitación, antes de que algún monstruo me asaltara, te encontré frente a mí, de pie y temblando de miedo, quien sabe cuánto tiempo llevabas decidiéndote en si hacerlo o no, de inmediato reconocí lo que te pasaba y me hice a un lado para darte lugar.
Porque yo también tenía miedo.
Te acostaste junto a mi lado dándome la espalda y yo hice igual, al final nos quedamos profundamente dormidos.
Cuando desperté tenía tu pie en la cara y me habías robado toda la cobija.
Lo odio- pensé.
………………
-¡TOM!
-¿Qué quieres Malfoy?
-¿Qué haces?
-¿No es evidente?, leyendo.
-Deja de hacer eso, vamos afuera.
-Malfoy, no quiero ir contigo a ningún lado el examen de Herbología será la próxima…..- dejándolo hablar solo.
-¡Chicos espérenme! –
Por más que quería evitarlo, cuando lo lograba se sentía frustrado.
………..
-Tom, vamos a hacer un picnic.
-Tengo que estudiar.
-Por eso vas a llevar tus libros, puedes leer mientras yo almuerzo.
-¿Y para que querría estudiar afuera en los lindares del bosque donde el sol y el viento me molestan la vista cuando en la biblioteca se está cómodo y silencioso? Silencioso, algo que deberías aprender.
-Para que te dé el aire y te remueva todo ese polvo que traes encima, ¿No ves cuanto te ha ensuciado el uniforme?-
Como siempre respuestas muy agudas para una mente tan obtusa.
Y por razones que no entendía siempre accedía a tus caprichos idiotas.
Lucius iba al frente decidiendo que lugar tenía mejor vista al lago negro mientras Tom cargaba todo en brazos, la sábana, el cesto y los libros, porque ni siquiera le dio oportunidad de convocar el hechizo para levitar.
-Maldito Malfoy, siempre haciendo de mí tu tonto sirviente. – Pero bien que caía.
-¡Aquí es perfecto! – Y cuando finalmente terminaba de acomodar las cosas en el suelo y encontrar la página en la que se quedó.
-¡No! ¡Mejor allá! ¡Vamos hacia ese árbol!-
De verdad no entiendo cómo fue que el creador me dio tanta paciencia ese día, porque en otro momento te habría cruciado.
……….
-¡Feliz cumpleaños Tom!-
Y a pesar de tenerte en el concepto del mimado, descerebrado, insulso, superficial y berrinchudo compañero de clase con el que no quiero, no me interesa y desearía no entablar amistad, siempre fuiste el más acertado.
-¿Enfrentarse a lo indefinible? Es el libro de texto del próximo curso.
-Si.
-¿Qué ocurre te faltaron las ideas?
-Es el regalo perfecto para ti- se defendió. – como el sabelotodo que eres supongo que te adelantarás al resto del grupo, solo te he facilitado la herramienta, una muy útil pues es el libro en el que dicen se basa el ÉXTASIS de defensa contra las artes oscuras, que además es tu materia favorita, no tendrás que comprarlo de modo que ahorrarás unos cuantos galeones, así que no tienes nada que rechistar, es un regalo útil y práctico-
Maldito Lucius, para estas cosas nunca te equivocaste. Y el dinero que ahorre al no tener que comprar el libro lo gaste en tu regalo de cumpleaños, te odio, con razón compraste algo caro y no cualquier baratija que yo habría tirado a la basura y no procurado cuidar y disfrutar como fue este libro.
-¿Y bien?
-No me hables- fue lo único que se me ocurrió mientras tú te tirabas a reír sabiendo que tenías razón, porque nunca supe como agradecer, como agradecer de veras.
-¿Ahora vamos a comer pastel o qué?-
Comételo y ahógate con él.
Pero si el silencio se hiciera y no fuera capaz de oír tu molesto parloteo realmente creo que lo llegaría a extrañar.
Porque aunque eres el superficial, mimado y caprichudo cabeza hueca de siempre, eres el que de, alguna forma misteriosa, ha sabido que me gusta, acercarse y visto atrás vez de mí. Y eso de verdad me molesta, ¿Por qué precisamente tú? Sigo creyendo que fue pura casualidad, no eres tan hábil como para realmente intuirlo por ti mismo.