Akefia, localizó a varios de sus contactos para que pudieran ubicar a Ryou en alguna parte de la ciudad. Ya habían dado las diez de la noche y no había rastros de Ryou. En la casa Mutou sonó el teléfono, el abuelo de Yugi había contestado.
-Sí, diga??-La voz sonó encantadora como la de cualquier adulto mayor a sesenta años.
-Señor Mutou, lamento llamar a esta hora pero necesito hablar con Yugi o Atemu, por favor es urgente.
-Un momento joven-apartó el teléfono y mandó llamar a Yugi y a Yami, ambos bajaron y pusieron el altavoz.
-¿Moshi Moshi?- dijeron a coro.
-Hola, habla Akefia- Yami hace un gesto de disgusto y toma el teléfono.
-¿qué quieres?- Yugi se puso muy nervioso, jamás había llamado ese hombre a la casa y mucho menos a las diez y media- no, después que intentó golpearme no lo he visto, te pido que no vuelvas a marcar aquí, cualquier cosa seré yo quien te avise…- en su mente ansiaba porque el pequeño albino no apareciera. Colgó el teléfono y miró a Yugi más molesto, se marchó a su habitación y se encerró, Yami colgó mal el teléfono así que antes de que Akefia colgara, Yugi le contestó.
-¿hola?...-Se escuchó un silencio profundo pero no era de que ya se había terminado la llamada-no sé qué esté pasando… si es Ryou, yo no lo vi después que se frustró por algo..
-De qué se trata….-Yugi tragó duro y le platicó con detalles a Akefia así, Akefia se enfureció más.
…………………..
Bakura por un lado deseaba que Ryou se encontrara a salvo en algún lugar con Akefia,, por otro lado, quería que Ryou desapareciera, sentía que estaba perdiendo el control sobre Akefia y sobre él mismo también. Sonó de nuevo su teléfono pero lo ignoró pensando que Akefia lo fastidiaría de nuevo.
En el teléfono público, el albino menor había dejado de insistir en hablar con Bakura, sus monedas se habían agotado, así que solo caminó hasta el puente de la ciudad a despejar su mente… tenía los deseos de reunirse con Amane lo antes posible, él se sentía con sus padres un estorbo desde que ella se fue, con nadie puede estar tranquilo, lo único que lo motivaba era la ilusión de lo que su hermana hubiera dicho si lo viera fracasar, todo lo hacía por ella, pero esa vida era muy agotadora…
-No necesito de esto… Akefia ha sido muy amable conmigo, muy lindo, Bakura hace lo posible por tragarme, se ve que le desagrado…
Dieron las once de la noche por fin, Ni Malik ni Yugi sabían nada de Ryou, ciertas influencias estaban en busca del albino. En el puente que separaba la carretera larga y la ciudad estaba desierto, perfecto para que Ryou mirara el horizonte y se desahogara. El viento se llevó las gotitas de agua que brotaron de sus ojos. Ryou recordó el rostro de su hermana menor. Luego un instante más tarde, su teléfono pequeño y casi inservible había registrado llamadas de Akefia y de sus amigos. Cuando vio un mensaje de Yugi diciéndole: amigo, ¿dónde estás? ¡Estamos preocupados por ti! Ryou sin importarle, arrojó el pequeño aparatito hacia el mar, suspiró con alivio y cerró los ojos tranquilizándose. Metió las manos a los bolsillos y sintió un que no recordaba haberlo introducido. Cuando lo sacó vio una sortija muy misteriosa, lo llenó de curiosidad pero terminó por darle igual, guardándola.
Bakura ya llegaba a la ciudad, en cuanto llegó al edificio de su departamento buscó el teléfono y subió, al entrar al departamento ve a Akefia agarrándose la cabeza, como si fuera a perderla en ese momento. Volteó, vio llegar a Bakura y con sus cejas arqueadas invertidamente de angustia, supo que Ryou sí había desaparecido.
-¿no lo encontraste?- Bakura negó con la cabeza y agachó la mirada, sacó el teléfono por una notificación de un mensaje de voz pendiente, Akefia se aró en frente de él y reprodujo aquel mensaje.
-¿Bakura?, soy Ryou… quería decirte que… mmm no, soy muy estúpido, no necesito decirte nada… lamento interrumpir… adiós.- en cuanto se dejó de oír un ruido de la contestadora del teléfono, Akefia estalló de ira y apartó agresivamente a Bakura. Bakura se indigna, y cuando Akefia se coloca su saco para salir a buscar a Ryou, Ryou estaba recargado en frente de la pared del departamento.
Akefia y Bakura se sorprenden al verlo sano y salvo, con unas cuantas lágrimas secas en las mejillas y los ojos húmedos y cristalinos. No dijo ni una sola palabra, entró al departamento.
Akefia lo detuvo por los hombros, con ira preguntó en donde estaba, Ryou no lo miró y lo apartó, caminó hasta la habitación en donde se estaba quedando y antes de encerrarse, les pidió disculpas a ambos.
-Akefia, siento haber llegado a esta hora sin avisar, Bakura lamento haberte llamado, de seguro estabas muy ocupado.
-¿qué dices Ryou? No debes disculparte, pero pesamos que planeabas irte… irte para siempre...-Ryou miró a Bakura y a Akefia, Bakura tenía la mirada desviada y Akefia lo miraba muy angustiado.
-¿te dijeron por qué desaparecí toda la tarde?-Ryou agachó la mirada.
-Ryou, creo que a tu hermana no le hubiera gustado nada de lo que estabas pensando…. Yami se merece esa paliza, pero no puedes tomar todo eso tan enserio, eso pasó hace años..
-¿qué? Entonces toda esta ridiculez de su desaparición fue porque se disgustó su hermana con él?
-No, Bakura n estás entendiendo, la hermana de Ryou…
-Claro, prefirió alejarse de su hermano porque Yami lo odiaba…
Ryou se enfureció por el comentario y nuevamente las lágrimas lo llegaron, la voz se le ahogaba en la garganta pero tomo valor para gritarle a Bakura.-¡MI HERMANA MURIÓ, MURIÓ POR CULPA DE LAS RIVALIDADES ENTRE LAS SOCIEDADES DE SUS RIDÍCULAS COMPAÑIAS Y SUS ESTÚPIDOS CONTRATOS!- azotó finalmente la puerta y no quiso salir. Akefia se acercó a la puerta y se recargó ahí unos minutos.
Bakura giró la cabeza unos cuantos grados. Akefia se acerca ahora a Bakura para reclamar.
-¿Estás contento?, mira lo que le hiciste.
-No es asunto mío, tú debes entenderlo no?, tu familia fue asesinada de igual forma…
-Bakura, cállate, por una vez…
-No, tú no entiendes, no tenías derecho a gritarme por las imprudencias de ese adolescente…
-¿por qué eres tan frío?, ven, por favor, quiero que te calmes y hablemos de esto- Bakura se hizo a un lado y caminó hasta un cuarto vacío y ahí metió sus cosas.
-Te pones en mi contra por algo que no he provocado, ni si quiera sabía, esta noche puedes dormir solo.- cerró la puerta de la habitación vacía y caminó hasta la entrada del departamento y salió indignado. Bakura de cierto modo tenía razón.
Dando un paseo por los últimos minutos antes de las doce, Bakura estaba en el parque, a su lado había aparecido Marik.
-Ya no lo soporto, quiero que Ryou se vaya, ahora... no sé qué tengas que hacer, solo llévatelo…- Bakura siguió su camino. Marik sonrió y se marchó.
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Ryou de todo lo que pensaba se sentía culpable por lo que pasó esa tarde y lo que su tristeza fue capaz de llevarlo a hacer. Reflexionó sobre sus actos y se desahogó por última vez, ahora para sentirse sanado, como si ahora Amane estuviera con él y le dijera que siguiera adelante. Y eso planeaba hacer.
En la casa de los Mutou, cuando el pequeño Yugi se había metido a su habitación, se recostó en su cama abrazando, a eso de las doce con quince minutos, Yami se había infiltrado en su habitación y se había recargado en su cama. Violentamente Yugi se despertó, vio a Yami.
-Hermano, qué pasa ¿no puedes dormir? -Yami acarició el cabello del menor, no le dio respuesta y Yugi se preocupó-¿qué tienes?
Yami sin previa advertencia se pegó a Yugi como si lo sedujera, con su nariz incitaba a Yugi a que lo besara, y él dándole el primero puso nervioso a su hermano.
-Discúlpame Yugi, no quería tratarte de esa manera- Yugi estaba colorado y la dopamina los saciaba a los dos en ese momento. Yami tomó del rostro a Yugi y lo besó muy profundamente.
-No Atemu, no me lastimes- Se separó del mayor.
-no te preocupes Yugi, no lo haré.- besó intensamente al su hermano. Yugi estaba tan excitado por el beso que su hermano le cedió.- ¿qué es esto? ¿En serio te gusta Yugi?
Yugi agachó la mirada y yami prosiguió. Tomo las piernas del menor y dejó caer la fotografía que traía en la mano. Se ató al cuello de Yami, con toda la intención, bajó la mano hasta el miembro de Yugi que rápidamente se ponía duro y palpitante, Yami sonrió de placer y los pequeños gemidos de su hermano lo excitaban a él también. Yami alzó la camisa de Yugi y aprovechó para lamer los pezones levantados. En el acto, desvistió de la cintura hacia abajo al menor dejándolo desprotegido. Continuó bajando su lengua hasta el vientre de Yugi. Yugi pidió que se detuviera, se sentía algo asustado de lo que Yami tenía planeado hacer, pero nada pudo detener al mayor. Sentó a su hermano entre sus piernas y comenzó a jalar su miembro suavemente así hasta que Yugi tuviera su primer orgasmo. Yugi no paraba de gemir y yami sentía ese peculiar hormigueo en su entrepierna seguido de un dolor que era punzante y creciente en conjunto.
Yugi después de un rato, decide acomodarse de frente de su hermano y besarlo sin parar. Así hasta que Yami necesita aliviarse un poco para los próximos orgasmos….