De regreso a casa Ryou dejó sus pertenecían en la sala, realmente el trabajo había sido muy agotador, se acercó a su laptop y revisó su correspondencia electrónica, en cuanto ingresa, ve que hay muchos mensajes de invitaciones a juegos en línea, realmente a él no le interesa pero se tomó el tiempo para seleccionar todos sus mensajes, hasta que vio uno en particular y eliminando todas las solicitudes de juegos, dio doble click en el mensaje diferente que le había llegado.
“Querido Ryou:
espero que te encuentres bien y que estés gozando de tu vida como tu madre y yo deseábamos para ti en una edad en la que fueses mayor, te envío este mensaje porque pedí unos días para ir a visitarte y también para ver a tu hermanita, sé que no es el mejor momento pero de verdad extraño a mi único hijo, además tu madre también quiere verte. Probablemente tengamos planeado ir dentro de dos meses, el trabajo ahora está fatal pero ya tengo mis días apartados y los puedo tomar cuando sea, solo que ahora quiero desocuparme para tener todo el tiempo disponible contigo y que platiquemos los tres. Mientras tanto, sigue enfocado en tus obligaciones, espero que me respondas confirmando que sí podemos ir tu madre y yo hasta Ciudad Dominó y verte aunque sea un momento. Te queremos
Pd: espero que ya no estés molesto por la última vez que nos vimos."
Ryou quería llorar en ese momento, se levantó de su silla y tomó la cajita del obsequio que había comprado para su hermana menor. La verdad Ryou aún estaba resentido por lo que padeció en su infancia e inicios de su adolescencia.
Flash Back
Hace diez años aproximadamente, cuando Ryou tenía siete años de edad, llegó a vivir a ciudad Dominó con su pequeña familia. Sus padres eran personas bastante ocupadas y no tenían mucho tiempo para dedicarle a sus hijos, Ryou por ser el hermano mayor se encargaba de cuidar a su hermana más chica, llevándola al parque a jugar, a la escuela o a caminar por la ciudad para que no se aburriera, Amane era el nombre de la menor y fue una chiquilla muy traviesa y casi siempre sus padres la castigaban por tantas travesuras que hacía. Ryou amaba a su hermana, eran inseparables, compañeros de juegos y de pequeñas aventuras que ellos se creaban. Un día, de regreso a casa después de ir por un helado, Ryou llevaba de la mano a su hermanita que traía su helado en la mano y una muñeca de peluche en el brazo, a lo lejos Ryou y Amane vieron a sus padres hablando con un vecino afuera del edificio en donde actualmente vive Ryou. Ryou jala rápidamente a su hermana para cruzarse la calle, a Amane se le cayó su muñeca en ese momento y se soltó de Ryou y regresó a recuperarla, Ryou ya estaba con sus padres del otro lado, pero en cuanto voltea para ver si su hermana estaba de tras de él, ve la escena más aterradora de su vida. En un abrir y cerrar de ojos vio que un camión bastante grande había arroyado a Amane, dejando un verdadero desastre, La sangre de la menor había salpicado el pavimento y el parabrisas del camión, y todo ocurrió tan rápido, con la velocidad del vehículo y los segundos que pasaron fue suficiente para marcar al menor de siete años permanentemente culpándose de la muerte de su hermana. Todavía recuerda el grito desgarrador de su madre, tan aterrador, tan desgarrador. Ryou desde entonces ha rezado por su hermana cada año en la fecha en que ella había fallecido y siempre que le compraba algún regalo, lo dejaba exactamente en el lugar donde ella murió, justo en el punto, los automóviles que pasaban por ahí siempre destruían los obsequios o había gente que las agarraba pero a Ryou no lo tenía de ninguna manera alterado, pero será muy cruel que la gente que se encuentra con sus obsequios y se siente feliz de adquirirlo, se entere para qué era exactamente el fin del objeto.
Aun cuando vivía con sus padres, el señor de la casa, había cambiado su carácter con Ryou después del accidente y se había vuelto una persona bastante fría por el contrario, su madre aún tenía michas consideraciones con él, ella sabía que todo eso fue un accidente y Ryou había hecho lo posible por proteger a Amane y él también estaba dolido por su pérdida. Su padre en la última ocasión que perdió el control, agarró a Ryou del cabello y lo arrojó hasta un muro vacío y le gritó muchas cosas que lo culpaban de hacer la vida del señor tan miserable. Cada vez que el señor se deprimía al recordar a su hija, siempre agarraba a Ryou como fuete de desahogo, manteniendo el autoestima del albino muy bajo hasta esa última vez. Su madre trataba de detener a su esposo pero con su tristeza y frustración de no haber podido salvar a su pequeña era imposible. Ahí Ryou al cumplir los quince años decide emanciparse de sus padres ya que se querían olvidar de los hechos aquella tarde y se mudarán a Inglaterra, donde ambos hermanos eran natales.
Fin del flash back.
Ryou sentía que el alma se le salía del cuerpo por tantos recuerdos crudos que cargaba, las lágrimas lo envolvieron sobre la cama y aferrado al obsequio, casi no hacía ruido con su llanto. Lentamente se fue quedando dormido, con ello, su gesto de tristeza y dolor cambió a uno de serenidad y paz en que su sueño lo había dejado.
Muy temprano, Ryou despertó con el ruido de su puerta que lo llamó en varias ocasiones. Los golpes eran cada vez más penetrantes. Con un poco de jaqueca, el albino se levantó tambaleándose, lentamente caminó hasta la puerta. Recargó su frente sobre la puerta, se encontraba muy mareado, el llanto de anoche lo había dejado crudo.
-¿Quién es?- Ryou preguntó sin abrir la puerta del departamento, esperó unos minutos, pero no obtuvo respuesta. Desanimado no insistió en preguntar de nuevo, da la media vuelta y caminó unos pasos hacia delante. Sus pasos se escucharon afuera de su departamento; Ryou ya estaba cerca de su habitación cuando volvió a escuchar que la puerta lo llamaban de nuevo. Un poco más molesto se encamina a entrada.
-¿Acaso están bromeando conmigo? ¿Quién es?- Ryou volvió a esperar respuesta y ocurrió exactamente lo mismo que antes. Cansado abre la puerta y de abajo hacia arriba ve a su visitante.
-¿cómo estás? Parece que alguien se levantó con el pie izquierdo- Ryou se encontró paralizado al reconocer al sujeto que estaba recargado en el marco de su puerta.
-¿qué… cómo… cuándo?- Ryou tartamudeó pidiendo una respuesta.
-faltó que me preguntaras el dónde y el por qué, RYOU.
-¿cómo... cómo me encontraste y quién te dijo mi nombre?- Sonrojado pidió nuevas respuestas porque las primeras no fueron contestadas y fue troleado.
-Bueno Bakura me dijo donde trabajabas y fui allá, luego pregunté por el lindo chico albino que trabaja como mesero en la cafetería/restaurante Kuriboh’s, no fue difícil, me dieron tu dirección y heme aquí.
-Pero ¿cómo? Si el restaurante abre a esta hora (7:45 am, apenas deben estar limpiando…- Ryou señaló nervioso.
-Pues tengo mis medios para sacar información, y sobre todo de alguien que me puede ser muy interesante.- Ryou explotó con un sonrojo gigantesco y empujó al visitante muy hacia afuera del departamento pero con mucho esfuerzo. …l tenía una complexión bastante definida y su cuerpo estaba bien trabajado y Ryou lo sabía desde que lo vio en aquella vergonzosa situación, en seguida pudo sentir la musculatura de su pecho y estómago como si fueran de acero.
-Sal de aquí, nunca me viste y no me verán ni tú ni ese tal Bakura Jamás- Akefia lo miró afuera del apartamento con una gotita en la cabeza, Ryou azotó su puerta y nervioso se preguntó el cómo había sido posible que lo hayan encontrado. Su cara palideció y tenía un gesto bastante impresionante. Solo esperó unos minutos a que Akefia se marchara, cuando ya no escuchó ruido alguno se calmó y su gesto de nerviosismo se modificó por uno más deprimente, entre pequeños flashes se sintió un poco extraño al tener memoria de lo que pasó aquella noche en el departamento de aquel par. Los ojos le brillaron y luego se visualizó hablando con Akefia justamente en ese instante que él había ido a buscarlo.
Por debajo de la puerta había otra nota y Ryou se preocupó por su contenido, tembloroso, levantó el papel y lo llevó consigo hasta la cocina en donde estaba preparando una taza de té para relajarse y poder ir a la escuela. En cuanto leyó la nota, bebió unos tragos de su té y sus ojos brillaron como cuando el sol sale después de tanta oscuridad que la noche produce.
“fue un buen comienzo para mi, pequeño, espero que te des tiempo de conocerme.
Atentamente : Akefia”
Ryou no se hizo muchas ilusiones pero sabía que después de la tormenta vendría la paz y con ella un nuevo amigo con quién contar. (hay ajá 7u7)
De camino a la escuela, muchos chicos iban llegando al lugar con bastante prisa y otros conversaban calmados, Ryou como casi no platicaba con nadie solo llegaba a la escuela con su pequeña libreta anotando sus raras invenciones y cuentitos que lo calmaban y hacían que estuviera bastante bien durante el día. No muy lejos de ahí un chico de cabello cenizo llegó corriendo llamándolo varias ocasiones hasta que el albino se dignó en voltear.
-Ryou-kun, hey Ryou-Kun… Espera!!!- Casi tropezándose con su maletín logró alcanzar a Ryou.
-¿qué? Hola??- Ryou se detuvo y frente a él, estaba aquel sujeto que lo llamó.
-Gracias por detenerte- Agradeció el chico peli-cenizo e hizo una pequeña reverencia.
-No hay de qué, y por favor, solo llámame Ryou, por cierto a ti no te conozco; debes ser un chico transferido- Ryou se entusiasma un poco por dos razones, conocería a un foráneo y segundo haría un nuevo amigo.
-Así es, mi nombre es Mali Ishtar, hajimemashite, me dijeron que estaré en el grupo de segundo año con un tal Yugi Mutou y Ryou Bakura, acabo de preguntarle a ese grupo de chicas si conocían a alguno de ellos y cuando me vieron y pregunté por uno de ustedes enloquecieron y te señalaron, una de ellas me dijo que tú eres Ryou…
-Ah sí- le sale una gotita por el momento incomodo con las chicas y porque Malik hablaba muy rápido- pues bienvenido al instituto de Dominó y ya que te dieron más información, ¿por qué no me acompañas? Ahora mismo tenemos nuestra primera clase del día.
-Ah perfecto gracias, generalmente me tardo haciendo amigos, pero creo que tú y yo nos llevaremos bien.- Ryou sonríe y guarda su libretita, en lo que llegaban al salón de clases platicaban de sus vidas personales en breve y reían juntos, al estar en el edificio de laboratorios donde sería su primera clase, Ryou vio entrar a Yugi al salón, apresuró el paso y Malik lo siguió.
-buenos días Yugi, mira quiero presentarte a Malik Ishtar, estará en nuestro curso este año y acaba de llegar de Egipto.
-Ryou, buenos días- sonríe- me alegra que estés con nosotros Malik, por cierto, tu rostro se me hace muy familiar… ¿te conozco de algún lado?- en ese momento va entrando “yami” a su salón de clases.
-Claro que lo conocemos, curiosamente uno de sus hermanos es nuestro conocido- Va entrando con Tristán y otros chicos de grados avanzados.
-Atemu…-Ryou pronunció su nombre y en cuanto Atemu lo escuchó, golpeó el rostro del menor tirándolo al suelo. Malik lo ayudó a levantarse y miró a Yami muy frustrado.
-Te dije que no te le acercaras a Yugi, ¿acaso te gustaría morir a los diecisiete? Y Tú Malik, deberías obedecer a tu hermano mayor y no acercártele al albino.
-Pero él no me ha dicho nada sobre eso, además, ni él ni tú me van a decir lo que voy a hacer. Ryou es mi nuevo amigo- Yugi escuchó las palabras de Malik y se levantó de su lugar con lágrimas en los ojos, se tapó con sus manos su pena y salió corriendo del salón. Yami vio impresionado a Yugi, para alcanzarlo, salió detrás de él y Tristán y los demás dejaron solos a Malik y a Ryou. Ryou se sentía muy riste y no dudó ni un segundo en llorar en silencio mientras Malik lo acompañaba.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español