CAPITULO. 2
Los primeros años de Jacob pasaron, tan normales como los de cualquier otro niño que crecía correctamente, como un humano, Jacob tenia cuarto propio pero de todos modos de noche salía disparado al de su padre cuando ¨no lograba dormir¨ lo cual era casi siempre convirtiendo el cuarto de Edward en un espacio mas cálido ya que tuvo que agregar una pequeña cama de sabanas blancas y ponerle cortinas a la habitación ya que al pequeño le daba desconfianza. Casi todas las noches Jacob dormía sobre Edward con un descaro infalible aunque obviamente lleno de inocencia, de todos modos Edward no tenía ese tipo de morbo así que jamás pensaba nada malo de esa pequeña y pura criatura que se aferraba a su ancho pecho cuando las estrellas caían a el cielo.
El niño a su corta edad era un encanto, a todo el mundo le gustaba estar con él, sonreía abiertamente, sus ojos castaños y grandes podían hacer que tu acataras lo que él quisiera con tan solo una pequeña mirada, su cabello castaño obscuro era suave y brillante, en fin el niño más lindo no pudo ser y el padre de Bella sabia que ese niño era su nieto, lo veía constantemente, le encantaba estar con su abuelo y quería algún día ir a pescar con él y su papa. También sabia jugar ya al base ball y siempre iban a jugar cuando avía tormenta lo cual el niño no entendía mucho.
Como se esperaba Jacob comía solo cosas humanas y absolutamente nada de sangre, de hecho la repudiaba, así que las mujeres tanto como los hombres de la casa cocinaban para el niño quien se sentaba en la barra de la cocina a esperar mientras veía y por supuesto toda la familia tenía que ir a casar a tiempo ya que tener el olor tan fuerte de Jacob a pureza y una dulce sangre era aun peor que cualquier otra sangre, más atrayente, incluso para Edward…
Esto obviamente no pasa por alto a ningún hombre de la casa, las mujeres en cambio eran la excepción ya que ellas con su total instinto maternal y con la ponzoña controlada no sentían absolutamente ninguna sensación sucia asía el niño, y de nuevo una excepción, para los hombres de la casa era un total desastre ya que Jacob era un niño muy cariñoso y le gustaba abrazar mucho a todos y como su altura no era mucha solo tocaba sus piernas y era peor si lo cargaban ya que su olor de por si era fuerte y hermosamente delicioso, Edward también notaba eso y siempre trataba de cuidar que a los más débiles en cuanto a sangre no se les fura la mano, como a Emmett que aunque con un extraordinario control de tío aun así avía ocasiones en donde el niño se pasa con sus acciones cariñosas, sin dejar de ser puramente por inocencia y cariño de familia, y Jasper que ya con todo eso de que el sí es muy débil y el niño también lo quería mucho, convirtiéndose en un problema cuando al niño le gustaba mucho saltar y esas cosas que provocaban caídas y con ellas sangre.
Con Carlisle no había problema ya que él como todo un buen abuelo y vampiro respetable se controlaba de maravilla, incluso si eso significara que aun existía esa tentación.
- no te preocupa que algún día tu ya no…-
-Jamás me atrevería Emmett-
-no Edward el tiene razón, ambos sabemos que vez en el lo que algún día viste en Bella-
-Jasper. Tiene sus ojos como puede esta mundana bestia soportar a Jacob demasiado cerca, me sorprende que no hayas intentado ni siquiera besarlo o tratar de saciar un poco tu sed cuando al chico le escurre sangre de alguna herida, mientras yo y Jasper tenemos que salir al instante-
-Es mi hijo Emmett como se supone que trate de dañarlo de alguna forma-
-Solo digo- Y alzo los brazos mostrando las palmas en señal de tregua.
-Y que pasara cuando no seas solo tu si no él quien busque tu contacto Edward?-
-Buscaría un calor que no existe…-