Se preguntaran como llegué a esta penosa situación…
Es largo, complicado, pero al mismo tiempo es estúpidamente sencillo y simple.
Les cuento desde el principio, primero y ante todo la educación:
Mi nombre es Draco Malfoy, Draco Lucius Malfoy Black. Después de la guerra, las cosas en mi vida fueron cuando menos, frustrantes. Mi padre terminó preso y perdimos gran parte de la fortuna familiar. Que no perdiéramos nuestras varitas y nuestra casa, es algo que se lo debo a Harry "soy tan bueno que ayudo a ex-mortífagos" Potter… Mi ex enemigo…
Tengo la desgracia de ver sus horrorosas gafas y pésimo gusto de vestir casi todos los días, ya que su oficina queda justo enfrente de la mía (supongo que el hecho de que mi oficina esté en el departamento de aurores y no en el de investigación, se deberá a las estúpidas decisiones que tomó mi padre, y no a mi maldita suerte como me resisto a creer…). No lo odio, como todos piensan. Pero no puedo dejar de sentir mi "orgullo herido" palpitar, cada vez que lo veo… No pude contra él cuando me lo ordenaron, y al mismo tiempo deseé con todas mis fuerzas que matara al maldito sádico, que me torturó casi un mes en mi propia casa. Deberle tanto, daña profundamente mi ego.
Gracias a mi apellido y al hecho que fui criado para ser un triunfador, llegue al wizengamot. Conseguí las influencias que me dieron el cargo que ejerzo, y merezco, aun a pesar de mi funesta participación obligada en la guerra. Me va bien, he combinado mi cargo con mi título de medimago.
Comencé mi propia investigación científica, con la esperanza de cumplir el sueño truncado de mi padrino. Necesitaba fondos y, aunque odio admitirlo, mi fortuna no me era suficiente. Es en este punto que, como anillo al dedo, cayo Granger. La brillante Hermione Granger, a la que tuve el desatino de llamar en el pasado "sangre-sucia". Fue una estupidez, en todo sentido. Incluso si así realmente lo hubiese pensado, no se puede ni se debe decir esas cosas, no cuando no se puede elegir la sangre que corre por las venas. Más de una vez, durante la guerra, maldije la "pureza" de mi sangre.
Nos hicimos amigos casi por casualidad, un envío equivocado en la correspondencia interna nos hizo vernos las caras. Fue revelador encontrarme con una mujer hermosa y sonriente, que además de talentosa (y a pesar de todo), no tenía rencores hacia mí.
Como diálogo habitual, he escuchado sus quejas hacia su marido. Por un lado es desesperante, pero por el otro (y más cuando es divorciado) la entiendo. Si voy a ser honesto, creo que nuestra amistad se dio porque extrañaba los amigos que la guerra me robó. Amigos que el "qué dirán" alejó, aunque eso dejo de doler cuando me supe su amigo y por ello le estoy agradecido. Y me enfada, que su marido no la respete como la dama que es y no la valore como mujer. Lamento ser gay, porque no dudo que me enamoraría de ella…
¡Hasta un gnomo de jardín se da cuenta que es demasiado buena, para ese idiota de cabeza de fósforo!
En fin, comencé mi investigación a principios de marzo gracias a la ayuda de mi buena amiga, pero a finales de octubre los avances cesaron y la investigación llegó a un punto muerto. Ella me ayuda muchísimo, la adoro por eso, pero yo estoy a cargo y la responsabilidad que ya hubiesen resultados recaía en mí...
Para relajar un poco mi mente, mi amiga me llevó a un bar muggle. Allí, supe que ella también necesitaba un trago. El idiota de su marido, ahora pensaba que ella le era infiel, y sólo Merlín sabrá con quien ¡si esa pobre mujer lo único que hace es trabajar! Y bueno… Aquí estoy, disimulando mal una borrachera con mi única amiga…
Así es como llegué a este punto, en donde me pregunto, ¿por cuánto tiempo más podré retener el vómito?