Epílogo.
Megumi caminó encerrada por toda la habitación, el pequeño abultamiento en su vientre se empezaba a notar, sus manos estaban cubiertas por una esponja blanca que le impedía lastimarse, parecía perdida en el mundo de la nada, se hizo vieja conocida con la locura y siempre conversaba con la soledad.
Desde la ventana de la habitación, Shion la miraba, le habían indicado que por el bien de todos y en especial el de su hijo debería de mantenerse encerrada hasta que el bebé nazca. Tendría momentos de rehabilitación mental en las que intentarían volverla a la normalidad. Megumi tenía salvación y el sentía felicidad por la chica.
Había tomado cierto cariño a la muchacha, y como le había dicho a su madre, tomaría su papel como responsable en la vida de Megumi, se casaría con ella y cuidarían al bebé después de que saliera de la rehabilitación.
Su tía se encontró eufórica, parecía indignada de que Yuuri estuviera con Wolfram, eso a él ya no le importaba, lo había perdido por idiota y ahora tenía una responsabilidad que afrontar.
La pelea que tuvo con Seiko fue muy fuerte, indicó que no se quedaría con brazos cruzados y tomaría represalias contra Yuuri por la tremenda indignación que le había hecho a la familia Kinomoto.
Advirtió a Yuuri y este simplemente le agradeció por su advertencia.
Ahora lo que le importaba era el nacimiento del bebé.
-Megumi, recupérate por favor, quiero que mi hijo tenga un padre y una madre a su lado, que no sea como yo, que se crió con una familia disfuncional, con un padre enfermo de esquizofrenia y una madre hundida en la depresión.
Megumi lo miró y sonrió como si no supiera que lo sucedía a su alrededor, si no tuviera la palabra de fe del doctor, pensaría que Megumi no tenía cura.
-Megumi.
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Sara limpiaba la barra de su cafetería, sonrió a unos clientes que se despedían contentos y complacidos, miró el cielo azul mientras recordaba el encuentro que tuvo con Yuuri, al parecer había conseguido encontrar la felicidad y pronto se casaría, estaba contenta con esa noticia.
-Sara, ayuda por favor a limpiar la mesa siete, un cliente la quiere ocupar.
-Enseguida, jefe.
La muchacha se acercó a limpiar la mesa encontrándose con los hermosos ojos de un pelinegro con lentes que la miraba con una sonrisa.
-Mucho gusto, bienvenido a la cafetería.
-Que linda mesera me ha tocado esta vez.
La muchacha se mosqueó ante el alago, miró con recelo al muchacho y le entregó la cartilla retirándose enseguida de la mesa.
-Espera ¿No tomarás mi pedido?
-Cuando se decida por algo de la cartilla me indica y yo se lo traigo—Fue la respuesta de la chica, los ojos libidinosos del muchacho le hicieron dudar si acercarse más o quedarse distanciada.
-Recelosa—Susurro sonriendo el muchacho mientras miraba la cartilla—Así es como me gustan, no hay chica recelosa que se contenga a los encantos de Murata Ken.
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Una linda chica de cabellos negros y ojos morados revisaba por tercera vez los documentos que a sus manos habían caído, con asombro e incredulidad negó con la cabeza, simplemente eso no podría estar pasando. ¿Qué podría hacer? ¿Decir la verdad y arruinar la felicidad de muchos? ¿O quemar los documentos para que no quedara evidencia alguna?
Tomo el lápiz que descansaba sobre el escritorio y le dio varias vueltas entre sus dedos, estaba entre la espada y la pared, imaginó que era solo una locura lo que había escuchado pero ahora….estaba cien por ciento segura de lo que estaba viendo.
-¿Qué debo hacer? Si esto cae en las manos equivocadas…todo se vendrá abajo.
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Tomados de la mano, los dos muchachos disfrutaban de la vista que le entregaban. Ambas familias reunidas celebrando el cumpleaños de la mujer más amada por todos, Meiko.
Shouri había decidido asistir llevando consigo a su pareja, Conrad se encontraba sentado conversando con la amable doctora, Anissina. Conrad por su lado miraba divertido toda la escena, pero por momentos sus ojos no podían dejar de dar una pequeña mirada a los dos chicos acaramelados que tenía a su derecha.
-Wolf, abre la boca.
-Yuuri…espera…
-Solo abre, te va a gustar.
Wolfram abrió la boca como lo indicaba su prometido y probó el delicioso dulce que le había puesto en su boca. Sintió como se derretía en su lengua y cerró los ojos para degustarlo mejor.
-¿Te gustó?
-Es delicioso. ¿No hay más?
-Pues…Sara me regaló ese para que lo provara y bueno…fue el único que me dio.
-¿Sara? ¿Quién es esa?—Yuuri sintió la emanación de una honda furiosa por parte de Wolfram, enseguida sonrió nerviosamente mientras intentaba tranquilizar la furia de su prometido—¿No me estarás engañando, verdad Yuuri?
-N-no…¿Cómo puedes pensar eso? Sara es una amiga que conocía en Osaka.
-¿Amiga? ¿Cuándo la conociste?
-Cuando tu estabas en el hospital…ella fue la que me hizo dar cuenta que estaba enamorado de ti y que por Megumi ya no sentía nada. Hace unos días la encontré comprando en el supermercado de aquí algunos productos para su cafetería y le conté que me había comprometido contigo, ella me felicitó y me regaló este dulce.
-¿Y solo te dio uno?
-Si, me dijo que lo probara y le dijera que tal estaba para ver si lo implementaba en la cafetería.
-Entonces piensas volverla a ver.
-Solo la llamaré y le diré que tal me pareció.
-¡La vas a llamar!
-Wolf…tranquilo…si quieres vamos juntos a Osaka y te presento con ella.
-Ah…mentiroso ¿Cómo planeas decirle que tal te pareció si yo lo comí?— Wolfram parecía desconfiar de las palabras de Yuuri. Le daba tanto fastidio que llamara “amiga” a una muchacha que había conocido por unas horas en una cafetería, además ¿Por qué se había molestado en contarle sus problemas? Sinceramente estaba hastiado con todo eso.
-Pero por eso no hay problema. Aún lo puedo probar.
-¿Así? ¿Cómo si yo lo comí?
-Así.
Yuuri tomó de la cintura a Wolfram y lo besó introduciendo su lengua dentro de la boca de Wolfram, sintió el sabor dulce del pequeño obsequio, su lengua se deleitó con el sabor del caramelo y la boca de Wolfram, era una exquisita combinación a su parecer.
Al separarse notó el sonrojo de Wolfram, lo había tomado desprevenido y casi lo hace caer al piso de la impresión. Sintió a sus espaldas las miradas de sus familias y decidió no mirar por vergüenza.
-Delicioso.
-¡Q-que dices!—Wolfram dio un leve golpe en el brazo a Yuuri para evitar el sonrojo en sus mejillas.
-Hijo, que no te de pena, somos tu familia y él es tu prometido, que no se te olvide.
Las mejillas de Wolfram esta vez no se detuvieron en su sonrojo. Enterró su rostro en el pecho de Yuuri y de ahí no quiso salir hasta que dejara de escuchar esas risas burlonas de su familia.
-Wolf…te amo.
-C-cállate…tonto.
“También te amo”
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Fin.
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-No me digas que ese pobre ingenuo pensó que esto terminaba en un final feliz…que tonto de su parte el creer que todo sería color de rosa y que me quedaría con los brazos cruzados sin hacer nada… Puede que tú no tengas ningún secreto que revelar ¿Pero cómo te verás cuando descubras, que tu familia es una caja de pandora?
La mujer que sostenía un gato sobre su regazo dejó que sus ojos se iluminaran de la maldad pura que habitaba dentro de su corazón. De treinta y tantos años su rostro parecía no envejecer, quería tomar venganza de lo que había sucedido, no se burlarían de su familia tan fácilmente por segunda vez. Esta vez, tomaría cartas en el asunto y diría todo lo que sabía.
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¿Segunda temporada?