Capitulo 3: Sin dolor.
-¡MALDITO SEAS NARUTO! ¿SABES CUANTO DINERO INVERTI?- le gritaba su amo, su enfado había aumentado apenas se entero que no tenía ni un solo rasguño en el cuerpo, inmediatamente supo que era mentira -¡PEQUEÑO BASTARDO! QUERIAS SER UN HEROE, IMBECIL-
Lo arrastro hasta el sótano de aquella quinta con vista al mar, sabía que nada bueno le sucedería cuando lo llevaban a ese lugar… Pero se acostumbro a pesar de las pocas veces que estuvo allí…
-¡QUIERES QUE TE RECUERDE PORQUE NO DEBES PERDER!- el viejo tomo varias correas donde sujeto a Naruto de las muñecas y tobillos quedando boca abajo en una cama, saco un látigo haciéndolo sonar en el aire. El rubio solo se mordió los labios hasta hacerlos sangrar… el dolor, el dolor de ese cuero contra su piel era tan desgarrador, tan cruel y diabólico, cada latigazo se robaba algo de él. No podía darse el lujo de llorar o le iba a ir peor… tenía que ser fuerte, tenía que volverse inmune al dolor y al sufrimiento.
Luego tomo una navaja que movió divertido entre sus dedos, comenzó con cortes pequeños por sus piernas, pero al cabo de unos minutos aumento las cortadas acariciando la piel como si de una pluma se tratase… Dándose cuenta que Naruto no emitía sonido, con rabia cogió la navaja con ambas manos.
-Esto es para que entiendas pequeño- susurro antes de clavársela en el muslo izquierdo. Un grito desgarrador se escucho por esa oscura habitación –Así me gusta, lléname de tus gritos kyubi- Saco la navaja, la sangre, no tardo en salir. Pero no satisfecho con eso repitió el movimiento cinco veces, sonreía al imaginarse el dolor de su víctima.
El chico no quería mover mucho su cuerpo porque terminaría haciéndole más daño, las correas que lo sometían le cerraban la circulación y si hacia un movimiento brusco o jalaba, podía perder la mano o el pie. Su garganta ardía por los gritos de dolor, pero no podía evitarlo… Era realmente doloroso que te clavaran algo filoso en tus extremidades ¿En serio, no me digas? su cabeza daba vueltas, el olor a sangre penetraba sus fosas nasales “Para, detén esto por favor” su consuelo era que esa tortura no era nada comparado con sus antiguas sentencias… Acido en los ojos, comido por insectos, saturas de boca, desprendimiento de miembros… sentía hasta pena por las víctimas.
-¿Te duele mi querido kyubi?- su tono sonó asquerosamente sarcástico. De una mesa cercana agarro un frasco de sal, esparciendo el contenido delicadamente por las heridas abiertas que derramaban sangre.
Su reacción fue inmediata, su cuerpo se retorcía tratando de zafarse de los amarres. Sus manos y pies se volvieron azules… Se quemaba…. Se estaba quemando por dentro, el ardor era tan acido, tan desesperante, tan diabólico e infernal ¡Se estaba volviendo loco! Quería gritar pero sentía que si lo hacía, su garganta se rompería. Maldita sea quería salir de aquí ¡PORQUE TENIA QUE SUFRIR TODO ESTO! Las lágrimas no tardaron en salir…
Jiraiya tomo la barbilla del chico obligándolo a que lo mirara.
-Di que mas nunca volverás hacer una estupidez como esa- no recibió respuesta y eso lo airó más. Desato las correas y arrastrándolo de los cabellos lo llevo a una tina de agua… introdujo de una manera bestial su cabeza aplicando una fuerza para que no la levantara. Sus manos pedían ayuda y piedad, tratando de subir la cabeza a la superficie. Fue sacado a la fuerza donde tomo aire desesperadamente pero al mismo tiempo lo metieron provocando que respirara agua. Sus pulmones pedían auxilio, quemaba… quemaba mucho ¡PARA, PARA! Necesitaba respirar, lo volvieron a subir y bajar. No recordaba cuantas veces su amo hiso aquello, pero sentía como la vida se le iba a cada segundo.
¿En realidad voy a morir?
¿Por qué tenía que ser tan cruel? Poco a poco sus pulmones se llenaban de agua.
¡Basta, Basta!
Lo tiraron de los cabellos sacándolo por completo, Naruto tosía con fuerza mientras expulsaba el agua y agarraba aire.
-Te di un voto de confianza y tú me traicionas ¿Sabes cuánto dinero perdí?- aquellos ojos azules se limitaban solo a observar con miedo –Aprende, que para la próxima desearas que te haga esta tortura mil veces, por lo que te hare- Agarro su cabeza y con fuerza la golpeo en el filo de la tina dejándolo inconsciente… Y eso era ser un amo compasivo…
“Que se muera el mundo al permitir que un niño sufra esto….”
------------
Una semana entera ganando todas las peleas que le permitía ese círculo de batalla… una semana llenando la billetera de Jiraiya y una semana recibiendo un huevo cocido al día. Podía ser peor, se decía así mismo mientras tocaba su frente saturada, aquel golpe con la tina le abrió una gran herida necesitando quince puntos para cerrarla.
En el centro de apuestas tenían un lugar muy especial para los niños que participarían ese día. A todos los mantenían en jaulas para prevenir que escaparan. Naruto estaba más que acostumbrado a esperar en ese espacio cuadrado escuchando los sollozos de los nuevos, los gritos de locura de los más violentos, las oraciones de los regulares o en su caso, el silencio.
-¡Hey! ¡Hey kyubi! ¿Es cierto que perdiste con un novato?- le sacaban de quicio esos comentarios, era increíble como niños de su edad se adaptaran a esta porquería de vida… Bueno, no los culpaba, cuando para lo único que existían era para ganar o perder.
-Déjalo en paz o te arrancara el cuello de un mordisco- comentaba un chico como de doce años que inhalaba resto de cola muy típico para burlar el hambre unas pocas horas.
-Si yo fuera tu, me pondría a orar que no tuviera una pelea con el- comentaban los demás, pacientes para la llegada de su momento –Por cierto, escuche que hebi se mudo para esta ciudad, lord Orochimaru quería otros ambientes-
-Hebi… ¡No puede ser! ahora si ya todos estamos muertos- ¿Hebi? Era extraño escuchar un seudónimo que no fuera el del, en ese mundo los que tenían uno, significaba su gran rango de pelea o su gran fama por el amo. Sin embargo en la ciudad solo existían dos: Shukaku y Kyubi.
Shukaku era un chico de su edad; pelirrojo llamado Gaara. Hasta donde sabía no volvió al círculo porque le rompieron una pierna o algo así. Tomo una gran bocanada de aire para su tan esperado encuentro con un mocoso que de seguro le partiría la boca, ni le importaba, con tal de recibir su comida. Las cortadas en sus piernas cicatrizaban al igual que las marcas del látigo.
Acabemos con esto de una puta vez… dijo antes de concentrar su ira en los puños.
Sentado en la última fila con aires de superioridad estaba el más grande empresario de productos manufactureros, exportación de armas y drogas… Orochimaru un hombre temible por cualquiera, fumaba con elegancia un tabaco mientras sus piernas se cruzaban… a su lado, con mirada perdida se encontraba un niño de once años conocido como Hebi, bautizado Sasuke. Apenas se visualizaba su rostro pálido que mantenía unas pronunciadas ojeras.
Orochimaru observando la pelea sintió gran placer por el chico rubio, buscando información al más cercano y enterándose del seudónimo.
-Con que él es el famoso Kyubi- miro a Sasuke que jugaba con sus dedos inquietos –Mírate no mas como estas, eres un pervertido pequeño- se relamió los labios excitado al mismo tiempo que oprimía un botón en su mano izquierda, el chico dio un salto en su asiento sudando nervioso.
El viejo se levanto y tomo de la muñeca a su pequeño. Dio una orden al guardaespaldas que los llevara a casa.
-No aguanto más quiero meterte mi verga por el culo- dijo susurrando al niño.
Sasuke solo chasqueo la lengua con asco… Que porquería de vida… lamentablemente se había acostumbrado. Además de ser su máquina para hacer dinero era su juguete sexual… si tan solo pudiera escapar… era horriblemente asqueroso ser tocado por ese viejo sucio, en momentos como ese se sentía peor que la basura, con tan solo once años ya era una puta ¡Genial, al diablo con la vida!
Lo peor de todo eran días como esto, cuando al psicópata se le ocurría meterle un vibrador por el ano torturándolo con las máximas velocidades… Si tan solo pudiera suicidarse… y no crean que no lo había hecho ya, si no que siempre el maldito de su amo lograba salvarle la vida ¡Claro! Si a eso se le puede llamar salvar vida.
Quien desea ser salvado de la muerte cuando lo único que recibes de alimento es el asqueroso semen del viejo que te viola casi todos los días. Como era posible que cuando intento ahorcarse la cuerda se rompió justamente un segundo antes… ¿Acaso estaba ya tan corrompido que ni la muerte lo quería?
El auto que los llevo a la inmensa mansión, se estaciono. Sasuke fue arrastrado por las escaleras y tirado en la cama.
-Esta vez quiero que seas un buen chico y me cabalgues- su voz era ronca, se bajo sus prendas mostrando su ya muy erecto miembro. Obedientemente se desvistió con lentitud tratando de atrasar el tiempo… ¿Sera que algún día saldrá de este mundo? ¿O solo nació para esto? Sonrió con tristeza soñando en cosas dulces…
Cosas dulces que sustituían el asco combinado con el dolor…
Saber que no te queda nada de dignidad y aun así creer que es lo único que tienes.
“Eso es aferrarse a tu orgullo”