Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una vida, un final por celicgr02

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Hola!!! Disfrutando de las vacaciones, o llorando en un rincón porque ya se les acabaron? En mi caso es lo segundo, así que me desperté temprano para terminar la edición ^^ y espero lo desfruten

Siguiendo con mi camino y con mis poderes en perfecto control me instalo en una ciudad donde puedo empezar a vivir de la manera más normal y pacifica que alguna vez imagine, hasta que conocí a mi mejor amigo y la persona más molesta del mundo, Izumo Kusanagi y Tatara Totsuka.

 

El primero poco a poco nos conocimos y se fue convirtiendo en mi confidente, así que no dude en revelarle mi identidad, y contra todos mis miedos, solo me sonrío y me tendió una lata de refresco; con el segundo es otra historia. Lo conocí ya que era amigo de Izumo desde la primaria e inmediatamente lo quise rechazar, ya que esa inocencia que desprendía me lo recordaba, aunque físicamente era tan parecidos como el agua y el aceite, ya que Tatara era rubio con ojos miel, y la piel, a pesar de que era bastante blanca, era más bronceada que la de Reisi, pero la gran diferencia era su actitud, porque si bien tenía un toque de inocencia muy similar, era extremadamente, sumamente molesto.

 

-Mikoto-san, Mikoto-san, Mikoto-san.

 

-Ya te oí, ¿qué quieres?

 

-Jajaja, pero que genio el suyo.

 

-Tatara, ya te he dicho que no llames a Mikoto por su nombre.

 

-Pero Izumo, tú le acabas de decir Mikoto.

 

-Si bueno, yo soy diferente.

 

-Ahhhh, ya cállense los dos, y díganme ¿para que vinieron?

 

-Mikoto, formemos un club.

 

-Ah, ¿un club, qué somos niños de secundaria?

 

-No seríamos más su corte, usted nuestro rey, y nosotros sus fieles súbditos.

 

Izumo y yo vemos sus movimientos exagerados, haciéndome reverencias y todo, mientras que a Izumo le dan gracias, yo lo tomo del cuello para que se siente en el banquillo y se esté quito. Sé que Tatara ha tenido una vida difícil, y que por eso no se apega mucho a las cosas, pero le gustaría que personas como él tuvieran una oportunidad, además de que tener a más personas cerca no se me hace una mala idea, pase mucho tiempo en soledad, por lo que me gustaría poder estar rodeado de personas sin miedo a que las vaya a matar.

 

-Y si se formara, ¿cómo lo llamarías?

 

-HOMBRA.

 

-¿HOMBRA?

 

-Si, como este bar, que nos une a los tres.

 

Rayos, en verdad que este niño me desespera, pero tiene razón, hasta yo mismo vi como SCEPTER 4 tenía su grupo de súbditos, así que no veo por qué no pueda tener compañeros. Sonrío ante la complicidad, ya que en fondo sé que es lo que quería, poder tener a personas a mi lado, y les agradezco más a los dos por haberme aceptado.

 

Claro que mi relación con Izumo era solo de amigo, sin embargo, mi relación con Tatara se transformó en una muy diferente. Un día me estaba esperando en mi habitación sin nada puesto, recostado en mi cama, tapándose ligeramente por una sábana.

 

-Te estaba esperando, Mikoto-san.

 

-Tatara, ¿qué haces?

 

-Quiero hacerlo feliz.

 

Se para dejándome ver su fina figura, en verdad tiene un cuerpo divino, que creo que cualquiera podría sentirse afortunado de poseer, sin embargo, yo no puedo dejar de pensar en mi pequeño de ojos violetas.

 

-Lo siento, pero no puedo corresponderte.

 

-Lo sé, siempre he sabido que usted está enamorado de alguien más – lo miro sin comprender entonces por qué se me esta insinuando, si sabe que no soy capaz de corresponder a sus sentimientos – pero yo lo amo Mikoto-san, y no me importa si utiliza mi cuerpo con tal de estar con usted.

 

Mis ojos se abren ante la sorpresa, y más al sentir como mis pantalones caen al suelo seguidos de mi ropa interior y su boca rodea mi miembro succionándolo y lamiendo, metiéndolo y sacando de su boca mientras me mira de una manera obscena. No es raro que este sobre excitado, la poca fuerza que tengo se desvanece y lo tomo de su cara besándolo como con un gran sentimiento de posesión ¿por qué? Yo mismo lo quisiera saber, pero nada me está deteniendo cuando lo tomo por las muñecas y lo tiro a la cama, y nada me vuelve a detener cuando lamo tres de mis dedos y lo empiezo a penetrar con ellos, y nada me detiene cuando lo penetro.

 

Sin embargo, aunque nadie me está deteniendo sus piernas se enrollan a los lados de mis caderas mientras gime mi nombre a lo alto. Sí, nada me detiene de poseer su cuerpo a mi antojo, y aunque nunca imagine estar en esta posición soy bien recibido. Lo beso de nuevo y me sonríe con su estúpida sonrisa.

 

-Quiero que entiendas que no te correspondo.

 

-Lo sé, Mikoto-san, lo sé.

 

Continúo penetrándolo a mi gusto, salvaje y rápido, y cuando su cuerpo empieza a temblar y me recorre un mayor placer cada que me hundo más y más hasta que exploto dentro de él. Salgo dentro de él y noto como algunas lágrimas han nublado sus ojos, no sé si son por sus lágrimas o por placer.

 

-¿Estás bien?

 

-Si Mikoto-san, pero – me abraza y se aferra a mi pecho - ¿podría quedarme un rato más así?

 

No digo nada y lo abrazo hasta que se quede dormido, siento como su estuviera jugando son sus emociones, pero no le puedo pertenecer todo lo que tengo por otorgar le pertenece a solo una persona, por mucho que no lo sepa, pero me puedo divertir un rato…y ese rato se repitió por mucho tiempo, por muchos días, cada que alguno de los dos lo necesitáramos.

 

 

Subo después de vestirme y recordar mi pasado Reisi, mi amado Reisi, como te extraño, hace mucho que sé que es el capitán de SCEPTER 4, pero no hemos provocado un suficiente caos social como para que nos veamos realmente involucrados, pero sí para ver lo mucho que ha crecido, aunque sigue siendo igual de lindo e inocente, pero bueno, todo eso lo deje en el pasado cuando hui sin dejar rastro para que me pudiera encontrar.

 

-¡Sorpresa!

 

Me sobresalto a escuchar gritar a todos los miembros, además de como convirtieron el bar, y ahora está adornado con varios globos y  un gran letrero.

 

-¿Qué es lo que pasa aquí?

 

-Mikoto-san, hay algo que tengo que de decirle - la cara serie de Tatara me dice que es algo serio, aunque la decoración me diga lo contrario. Me extiende un papel, y lo que leo me dejo impactado. - Entiendo si no lo quieres, pero no pienso cambiar lo que es, en verdad lo lamento, pero no pienso renunciar a él.

 

No sé por qué pero lo abrazo sin importar que no lo ame, en este momento me está dando algo que nunca creía tener, esperanza, esperanza que viene en forma de una nueva vida, y por mucho que no ame a Tatara, la vida que lleva dentro no tiene la culpa, sí creo que este es el primer paso para que por fin pueda quitar a Reisi de mis pensamientos…y por tres meses así fue.

 

Por tres meses todo HOMBRA estuvo tranquilo. Cuando Tatara  me lo dijo tenía un mes de embarazo, cabe decir que dentro de mí lo empecé a amar y aunque no era el amor de mi vida, si me iba a dar al que se convertiría el amor de mi vida, por lo que me tocó lidiar con sus náuseas y sus antojos, y poco a poco durante tres meses no pensé ni un solo momento en Reisi, ni en lo que viví con él, ni en nada relacionado, en mi mundo solo existía Tatara y el pequeño bebé que estaba esperando, por tres meses, mi vida estuvo en paz, pero eso tres meses, como muchas cosas en mi vida, fueron pasajeros.

 

Llego el tiempo en el que Tatara podía estar de pie sin tener que devolver todo lo que había comido, y en ese momento decidió ir al tejado a hacer unas tomas, como desearía habérselo impedido, porque después, la próxima vez que lo vimos fue en su funeral. Estábamos varios juntos, cuando el decidió ir al tejado, no lo tomamos mucho en cuenta, ya que era su habitual comportamiento, uno de sus tanto pasatiempo, pero al término de una hora me preocupe, ya que por lo general no tardaba tanto, por lo que subí y me encontré con una imagen espantosa, Tatara en un enorme charco de sangre que no dudo que sea suya, me aproximo lo más rápido que puedo y lo sostengo en mis brazos.

 

-Mikoto-san.

 

-Tranquilo, te llevaremos rápidamente al hospital.

 

-Tú y yo sabemos que no voy a sobrevivir - tose llenándose la cara con sangre, posiblemente perforo uno de sus pulmones.

 

-No digas eso, va a vivir al igual que la criatura que llevas dentro-siento como mis lágrimas inundar mis ojos - sólo por favor resiste.

 

-Mikoto-san, perdóname. Perdón por ser débil y no poder darte lo único que te había hecho volver a sonreír.

 

Las lágrimas inundan mi rostro, él mundo se está volviendo a reír de mí, cada vez que su respiración se vuelve más pausada la risa se incrementa.

 

-¿Te puedo pedir una última cosa? Aunque no me la merezca, por favor dime que me amas.

 

Escucho pisadas cerca, pero también siento como su cuerpo se enfría, al igual que sus ojos  están perdiendo brillo y su respiración es cada vez más débil.

 

-Te amo Tatara, te amo - me dedica su última sonrisa.

 

-Gracias.

 

Al poco tiempo llegan el resto de HOMBRA que de inmediato llaman a una ambulancia, llegamos al hospital solo para que lo declaren muerto, junto a mi hija. Regreso al tejado y encuentro la cámara que siempre llevaba y parece que estaba grabando, con ansías voy a la galería para reproducir el video, en efecto es él y se encuentra a alguien en el tejado.

~«~

La toma empieza con el cielo obscuro viendo hacía varios edificios del centro, y de frente se ve a una persona que está tarareando una canción.

 

-Hey, es una bonita noche, vine a tomar una tomas de la vista nocturna, pero ¿tú que haces aquí? Yo soy Tatara Totsuka, ¿tú quién eres?

 

…l tipo se ríe y se da la vuelta, inmediatamente dispara. La cámara cae al suelo y apunta directo al cuerpo inmóvil de Tatara, mientras que toma la cámara para que lo apunte.

 

-Soy el séptimo rey, el rey sin color.

~«~

 

Solo eso necesitaba, un nombre, es todo lo que necesitaba, puesto que este rey me quito todo lo que me había hecho feliz, y sin eso ya nada me importaba, porque se había metido con el rey rojo.

 

Les mostré el video a los demás y no dudaron al igual que yo en querer buscar una venganza, tal vez algo estúpida, pero por esta misma razón no me quería involucrar emocionalmente con nadie. Siempre alguien termina herido por estar a mi lado, pero Tatara me dijo una vez que esto mi cargo lo obtuve por alguna razón y esa razón es la que debe de valer por su vida en este momento, me enfrentare al rey sin color, porque como siempre, sólo un rey puede matar a otro rey.

 

Empezamos a buscar pistas donde sea, buscamos en cada mafia y preparatoria que pudimos. Cabe decir que nuestra entrada no fue nada silenciosa ni amistosa, bueno, ninguna de nuestras acciones anteriores lo había sido, por lo que terminamos siendo fichados por el clan azul.

 

Con todo el dolor de mi corazón me volví a encontrar con mi amado de traje azul, que en ese momento llevaba el traje largo denotando su rango de capitán, además su cabello lo tenía más corto, aunque conservaba unos cuantos mechones que le colgaban de la espalda, de todo lo demás, era casi idéntico a la primera vez que nos vimos, solo que ahora llevaba lentes, era más alto, y su voz era mucho más grave. Tal vez Tatara había ocupado más en mi de lo que yo sospechaba, porque desde esa vez no sentí lo mismo, seguía amándolo, seguía provocándome, pero no con la misma intensidad de antes.

 

Seguimos todas las pistas hasta dar con unos traficantes de armas que posiblemente le vendieron el arma a ese asesino, claro que tenemos una entrada dramática, pero ya no sabemos cómo hacer las cosas. Después de algo de violencia, dicen no saber nada, por lo que me desespero y lo mato.

 

-Rayos, es el tercero de esta semana, no nos caería mal que te controlaras un poco - me comenta Izumo mientras salimos por la puerta

 

Como me dan ganas de gritarle que no si estuviera en mi lugar posiblemente la haría de igual o peor manera las cosas, y que yo no sería quién lo detendría, pero no tengo ánimos de pelear con él.

 

Terminamos de bajar las escaleras y nos vemos rodeados de esos perros azules encabezados por Reisi, se ven tan imponente en su traje azul que me a algo de nostalgia, pero por alguna razón ya no me causa conflicto, dejo de importarme, dejo de importarme nuestra historia, dejo de importarme nuestro amor, solo busco mi venganza.

 

Observo como todos los azules desenvainan su espada, bajo desde el balcón donde estaban todos alineados con su espada al aire, ¿así que quieren pelea? Bien, no me molesta darla; invoco al fuego que sale desde lo más profundo de mí ser, creando un escudo de todos los ataques que nos lanzan, pero Reisi también desenvaina su espada. Lo más probable es que las personas están observando como dos espadas danzan, al igual que estamos danzando nosotros. Entre nuestra danza para un poco, que es cuando el resto de HOMBRA baja y empieza a atacar al resto.

 

-Dime Reisi, ¿cuándo cambiamos tanto?

 

-Yo no cambie, el único que cambo fuiste tú.

 

Me vuelve a embestir con su espada, y a duras penas puedo zafarme de su golpe, la pelea continua hasta que provoco una explosión que los arroja a todos y nosotros aprovechamos para salir. Nos retiramos fatigados al bar, donde me meto a mi recamara para tomar un baño ya que los escombros me llenaron de polvo la cara. Incluso unos pisos arribo escucho la voz animada de todos comentando de como estuvo la batalla contra los perros azules, parece que a varios los emociona, aunque para mí fue un caso perdido.

 

Entro a mi habitación y me encuentro con una imagen de una ecografía encima de mi buro, Tatara insistió en hacerla, aunque no se alcanza a apreciar nada a simple vista, pero si prestas se nota una pequeña bolita, que era la hubiese sido nuestra hija, la aferro a mi pecho y cierro los ojos tratando de imaginármelos como lo he hecho varias veces, pero no puedo, solo recuerdo mi pelea de hoy. Yo no cambie, el único que cambio fuiste tú. Yo no cambie. Yo no cambie. El único. El único. Fuiste tú. Fuiste tú. Tú. Tú. Tú. TÚ.

 

Abro los ojos asustado y mi corazón algo agitado, cuando creía que todo estaba en el olvido, me sale con una frase tan trivial, dime, ¿qué significa eso? No le doy más vueltas al asunto y me meto a bañar y dormir un poco, mañana vamos a invadir las redes de comunicación para ofrecer una recompensa por información que nos lleve a la captura de ese supuesto rey.

 

Termino de bañarme y me acuesto desnudo sobre la cama, para tratar de despejar mis pensamientos. Cierro los ojos y lo siguiente que observo es un gran desierto, el desierto que vio mi despertar, y al igual que en ese entonces el arena se sacude conforme al viento en un inmenso espiral que se eleva hasta los cielos y me envuelve, pero no me toca, sin embargo yo si lo toco la toco a ella, entre más cerca está de mí, grupos de diminutos cristales caen a mis pies; y el calor regresa a mi cuerpo, un calor abrasador que quema todo a su paso hasta convertirlo en cenizas.

 

Despierto sobre exaltado y me dirijo al baño para mojarme la cara, pero en el momento en el que el agua toca mis manos, esta se convierte en vapor, y una nube roja me envuelve. Me concentro lo más que puedo y trato de controlar también mi respiración ¡esto no me puede estar pasando de nuevo! Grito, grito dejando que el calor entre hasta mi garganta, grito hasta que el fuego se disipa. No puedo estar aquí, puede herir a alguien, y eso no me lo podría perdonar jamás, prometí no volver a herir a nadie, yo mismo me gire en torno a la soledad para no volver a pasar por esto. Reisi, ayúdame.

 

 

Suena la alarma de mi celular y noto que es un nuevo día, en algún punto me desmaye y me encuentro tirado en el piso. Llego hasta la cama donde no para de sonar y veo como parece que han encontrado a un supuesto sospechoso, salimos corriendo y montamos la camioneta para que podamos interrumpir la red de comunicación y poner el anuncio de recompensa. Pronto alguien llama y Yata sale corriendo para comprobar la veracidad de la información, aunque parece que le está costando trabajo, ya que el perro negro nos está estorbando el paso.

 

Salgo desesperado, pero llamo la atención del clan azul, vuelvo a lidiar con ellos, pero con el sueño que tuve ayer, me di cuenta que lo mejor es estar alejado de todos los de HOMBRA, por su protección, y si hay un lugar donde estaré tranquilo será en la prisión del centro de atención de SEPCTER 4, ellos me contendrán, solo tengo que limpiarles el camino para que toda represalia caiga sobre mí, además, si alguien va a continuar con la investigación del homicidio de Tatara es Izumo, porque sé que él lo amo, lo amo tanto que no le importo que me quedara con él, por mucho que no le correspondiera, lo dejo quedarse conmigo y siempre lo apoyo.

 

Entonces me deje capturar, deje que me metiera en una de esas camionetas para que me transportaran, porque sé que cuando llegue el momento de ir tras ese rey, yo seré el único que tenga el placer de observa como la vida se escapa de sus ojos, así como lo vi con Tatara.

 

Después de una hora de viaje llegamos a un domo, me bajan aun esposado, creo que lo de las esposas se debe a que impiden que despliegue mi poder, al igual que toda la construcción; por lo que no tengo miedo de lo que pueda pasar. Me avientan dentro de una celda en su prisión subterránea, y me quitan las esposas. Toda esta escena me causa gracia, ¿en verdad creen que todo esto me detendrá?, bueno, de momento tampoco quiero salir.

 

Me acuesto en la cama esperando a que el tiempo pase para intentar localizar la esencia de todos para intentar saber cómo van con la captura, pero no obtengo respuesta, posiblemente todavía no han dado con él. Cierro mis ojos, y por primera vez desde su muerte, puedo estar tranquilo. Puedo estar tranquilo de que nada pasara, y sueño con un pasado y un futro imaginario, porque sé que mi vida es corta, y conmigo los reyes rojos terminamos nuestra existencia, porque no hay nadie a quien le ceda mis poderes, o tal vez pase igual que conmigo, y los reyes rojos habremos muerto desde hace mucho.

 

-Veo que ya te has acomodado. - Escucho que alguien me habla, y no necesito voltearme para saber quién es, su voz nunca la confundiría, y si no fuera por su voz, sería por su fragante aroma similar a los crisantemos.

 

-¿A qué te debo el honor de tu visita?

 

-Jamás te podríamos haber capturado tan fácil, así que dime ¿por qué estás aquí?

 

-Creo que ya era la hora de pagar por mis actos.

 

-No mientas - me suelta un golpe en cara, y es cuando noto sus ojos algo vidriosos.

 

-¿Por qué estas llorando?

 

-No estoy llorando, idiota.

 

Lo tomo de una de sus manos y lo jalo para atraerlo conmigo – no me mientas, creí que los dos nos conocíamos. – Se suelta de mi agarre y retrocede hasta quedar al borde de la puerta dispuesto a salirse.

 

-Yo también creí lo mismo – azota la puerta y aún a lo lejos escucho un sollozo.

 

Vuelvo a acostarme, sólo que ahora me siento intranquilo, ¿por qué está llorando? Yo no le he hecho nada, nuestra relación termino hace mucho, probablemente el mismo tiene a su Tatara. Aunque seamos nuestro primer amor, hasta yo sé que mantiene una relación con su segunda al mando Seri Awashima, y  no lo culpo, cada uno encontró a quien pertenece, además, si él estuviera pasando por mi situación, yo no lo detendría, aunque dudo que en verdad sepa lo que paso.

 

Los días pasan y no encuentro nada diferente en el comportamiento de los de HOMBRA, aunque cada vez están más dispersos, en verdad espero que todo esto termine pronto, porque no sé cuánto tiempo dure sin que me dé un ataque. No me da miedo morir, nunca le he tenido miedo, pero no quiero morir sin poder obtener mi venganza.

 

Casi todo el día me la paso acostado y durmiendo, por lo general soñando con el futuro que no fue, o con el futuro que será. Ya no me importa, sólo que me estoy empezando a desesperar. Me doy vuelta y como por arte de magia aparece Reisi en el marco de la puerta, es algo tarde, por lo general viene todas las tardes a volverme a preguntas qué es lo que hago ahí y siempre lo ignoro, pero sé que es de noche, no dudo que pasando las 12.

 

Se me acerca lentamente, trae el cabello despeinado y no trae sus acostumbrados lentes, puedo observar perfectamente el color violeta de sus ojos que resaltan en la obscuridad de mi celda.

 

-Mikito-san. – Se me acerca de manera duce y delicada, me incorporo en la cama para verlo más de cerca, lleva una especie de abrigo largo, similar al uniforme, solo que este es más delgado y a la escaza luz, su pálida piel resplandece. – Mikoto-san.

 

A cada paso que da, empieza a desabrocharse cada uno de los botones mientras repite mi nombre en un tono dulce y sensual. Con la cercanía me doy cuenta que no reconozco a la persona frente a mí, ese niño inocente se ha esfumado, y solo queda la sombra de lo que fue.

 

En poco pasos llega a mi lado y se arrodilla quedando a la altura de mis piernas situándose entre ellas dedicándome una seductora mirada colocándose entre mis piernas con la cabeza baja.

 

-Mikoto-san.

 

-¿Qué es lo que quieres? – digo con algo de miedo, aunque intento sonar decidido.

 

-¿Recuerdas esa vez, en las habitaciones del antiguo castillo? – suelto un suspiro, hace mucho que no llegaba a mi memoria esa vez, la última vez que estuvimos juntos, cuando casi estábamos a punto de yacer juntos, pero ya no tengo motivos por lo cual seguir y decido mentirle.

 

-Yo no sé de qué me hables.

 

Muestra una increíble mirada de dolor y decepción, y por alguna razón me duele. Se supone que nuestra historia estaba sellada y olvidada, pero su voz, su aroma, su mirada, revoca mi mente a años atrás, como si todo este tiempo no hubiese transcurrido.

 

-No mientas, yo sé que sí, tu mirada me lo dice, porque cada que veo tus ojos estos me dicen que me sigues amando  con la misma intensidad que yo, así que por favor, por favor, no huyas esta vez.

 

Se acerca a mi boca para juntar nuestros labios, pero a penas los roza, ya que intenta que yo sea quien de él último paso, esperando que me deshaga como antes lo hacía, y casi lo hago, pero algo me detiene, una mezcla de culpa y resentimiento, una mezcla de dolor y angustia, por lo que lo aparto de mí. – No puedo, lo nuestro ya quedo en el olvido.

 

Me quedo con la mirada baja, aunque siento como se para y lo volteo a ver, en ese momento me doy cuenta que sus ojos están llenos de lágrimas, quisiera reconfortarlo, pero algo me detiene y ni las palabras ni las acciones salen, hasta que siento un increíble golpe en mi mejilla.

 

-¿Por qué, por qué, por qué? Creí que me amabas, ¿o te fue tan fácil olvidarte de mí? – Me paro para acércame a él y tratar de consolarlo, pero inmediatamente me avienta de nuevo a la cama. – No, no quiero tu lastima, yo te amo, te amado desde siempre. Dime, ¿qué es lo que te detiene? ¿Son tus poderes? Porque sabes que los puedo controlar – en su cara reacciona mostrando una cara de dolor, una cara que me estremece y llena de dolor. – Es por él verdad, todo es por él.

 

-Reisi…

 

-No, todo tiene sentido, al final no soy tu tipo, te gustan más fáciles.

 

-Reisi – endurezco mi tono al oír como llama fácil a Tatara, porque algo me dice que se refiere a él.

 

-¿Tú crees que no lo sabía? Como te sedujo en tu cama, como lo tomabas cada que querías – muestra una cara mucho más grande de dolor – al menos tenía la esperanza de que pensaras en mi cada que estabas con él, pero veo que solo fui yo él que lo creyó. Jajajaja, ahora me siento un completo perdedor al habérselo dicho.

 

-Habérselo dicho ¿a qué te refieres?

 

-Mi Mikoto, ¿acaso creíste que eras al primero al que seducía? Tatara no había tenido una vida fácil,  tuvo que aprenderse a valerse por sí mismo y que mejor que venderse a sí mismo, era bueno, y algo caro, pero las personas lo amaban en la cama. – Reisi ve mi cara de sorpresa, ya que nunca antes había pensado en Tatara de esa forma, para mi él siempre fue la persona más pura del mundo.

 

-Todo eso solo lo estás diciendo por tus celos.

 

-¿Celos? , celos los que sentí cuando vino corriendo a decirme lo bueno que eras en la cama, celos  los que sentí cuando vino a presumirme lo bien que lo tratabas y como te mantenías a su lado. Si, por celos le dije que no importara lo mucho que tú se lo hicieras, que no importara cuantos regalos les dieses que él único en quien pensabas mientras estaba a su lado era en mí…pero parece que me equivoque.

 

Siento mi corazón y mi mente más confundidos que nunca. Una parte de mí no cabe en lo que me ha dicho Reisi, pero nunca ha tenido un motivo para mentirme, pero tampoco se si en verdad me ama. Los hemos cambiado tanto, que ninguno de los dos nos reconocemos, pero quisiera, solo por un momento, volver a ser aquel niño solo y temeroso.

 

-Por favor, por favor, dime que me amas – sus ojos se envuelven el lagrimas mientras apoya sus manos en mí y se recarga en mi hombro mientras siento su cuerpo temblar por sus sollozos. Una gran herida se abre dentro de mí, una gran herida que me duele más que cualquier otra, verlo llorar, verlo tan frágil, me recuerda a aquel niño indefenso.

 

-Solo por esta noche…

 

-¿Mikoto?

 

-Solo por esta noche quiero olvidar de mi todo, solo por esta noche, quiero que volvamos a ser aquellos niños que se encontraron en el bosque. No quiero reyes ni traiciones o crímenes, solo te quiero a ti. – Lo tomo de su nunca para acercarlo a mi boca, devorando lentamente sus labios, como aquella vez.

 

Arrastrándolo conmigo lo siento sobre mi piernas y acarició por sobre la ropa su espalda mientras nuestro labios siguen unidos, rozando nuestras lenguas provocando que el calor aumente. Poco a poco el aire nos falta y nos separamos aun unidos por un delgado hilo de saliva.  Alzo mi vista para mirarlo detenidamente mientras le aparto los cabellos que le cubren los ojos y me quedo hipnotizado por como sus mejillas se han tornado rojas por el rubor, los ojos vidriosos y como sus fosas nasales se abren a un ritmo desesperado tratando de captar la mayor cantidad de aire.

 

Perdóname Tatara, es lo único que puedo pensar, pero al verlo de esa manera, con ese toque de inocencia de varios años atrás, me recuerda por qué lo ame tanto, y el porqué, aunque haya intentado enterrar esas emociones, siempre han seguido ahí. Si más que pensar vuelvo a poseer su boca para seguir saboreando su dulce sabor mientras que abro botón a botón el largo abrigo que trae puesto. Grande es mi sorpresa al notar que no trae nada debajo y empieza a tocar su torso sin inhibimiento alguno.

 

Su piel al contacto se siente cálida, un calor muy diferente al que había tocado antes, un calor muy diferente al que estoy acostumbrado, y se siente tan suave ante mi tacto, además de que con cada línea que trazo sobre su cuerpo, este da un ligero temblor indicándome que le está gustando.

 

-¡Ahh, Mikoto! – susurra mi nombre en un débil gemido que sale al acariciar sus pezones. Me aventuro más y los lamo mientras que jalo el otro con mi mano. – Para, por favor.

 

Por mucho que lo niegue, si cuerpo responde ante mis carias, temblando ante lo excitado que se encuentra y con la respiración más agitada. Con delicadeza volteo su cuerpo para recargarlo sobre la cama y poder apreciarlo entero ante los rayos de la luna.

 

Con un rápido movimiento me quito la camisa y el resto de mis pantalones dejando mi miembro al aire que se encuentra algo despierto, en ese momento, la cara de Reisi no tiene precio, como se sonroja, como abre los ojos y como lo toma con sus delicadas manos tratando de atraerlo a su cuerpo. Toda perversión que pueda estar acompañada de esta escena se adorna con sus adorables mejillas teñidas de un ton carmín.

 

Paso mis manos por su cara notando lo tersa que sigue siendo su pie, con mis yemas sigo el contorno de cara mientras me acerco para poder volver a saborear la miel de sus labios. Poco a poco me abro camino hasta que llego a su pelvis que intenta ocultar cerrando sus piernas, pero he llegado tan lejos que no pienso dejar que nada nos detenga.

 

-Relájate, solo busco tu placer – no sé si mis palabras lo calmaron, pero relaja sus músculos y me permite observar lo que ocultaba tras ellas, su excitación mostrada a través de una erección que no puede ocultar más. La tomo entre ms manos para empezar a masturbarlo de una manera lenta que le provoca una arcada de placer al curvar su espalda hacía atrás a la vez que suelta algunos gemidos en un tono bajo.

 

Al notar su expresiones me atrevo a darle algunas lamidas, sus gemidos suben de tono por lo que me aventuro a meterlo por completo a mi boca, apretándolo y succionándolo, sobre todo de la punta mientras que lo meto y saco a un ritmo más rápido.

 

Oigo un gemido más ato de lo normal, casi similar a un grito y me llena la boca con su esencia, mientras siento su respiración agitada. Con el semen que me queda en la boca levanto sus caderas para poder usarlo para dilatarlo. Después de dejar su entrada lo suficientemente mojada adentro uno de mis dedos, que siento como lo aprieta al sentir la intromisión.

 

-Duele – me dice con la voz entre cortada.

 

-Pronto pasara – es lo único que puedo decirle para intentar que su esfínter se relaje. Al cabo de unos minutos, pude meter un segundo digito.

 

Al adentrarlos un poco más suelta un sonoro gemido, más que los anteriores, lo que me indica que he tocado ese punto de placer. Abro más con mis dedos para poder meter un tercero. Al cabo de un rato, se encuentra completamente dilatado y a mi merced.

 

Sin esperar más empieza a introducir mi erección poco a poco valiéndome de la paciencia que me queda. Cuando me veo dentro compruebo que Reisi se encuentra cubriendo su boca con sus manos y derramando algunas lágrimas.

 

-Perdón, no quise lastimarte – le digo mientras quito la mano de su boca.

 

-Descuida, era obvio al ser mi primera vez – sus palabras hacen que me acuerde mi primera vez con Tatara, pero no quiero dejar salir esos recuerdos, cuando me encuentro yaciendo con otra persona.

 

Despejando mi mente comienzo a embestirlo al inicio con suavidad, pero conforme sus paredes me aprietan busco llegar más profundo embistiendo con toda mi fuerza. Su interior es tan cálido y me succiona con tanta fuerza que no dudo en venirme pronto, por lo que tomo su erección en mis manos y lo masturbó para que lleguemos juntos al orgasmos.

 

Vuelve a arquear su espalda mientras aprieta entre sus manos la sábana y se viene entre nuestros vientres. Salgo con la mayor delicadeza posible y lo vuelvo a besar, no tengo palabras para escribir todas las sensaciones que recorren mi cuerpo, después de tanto tiempo, después de tantos acontecimientos, el momento que retrase al fin sucedió, llevándome consigo el sabor de mi infancia.

 

Nos acomodamos en la pequeña cama cubriendo nuestra desnudes con una delgada sabana mientras nos observamos directo a los ojos; mantengo a Reisi abrazado a mi cuerpo con miedo a cerrar los ojos y notar que ya no se encuentra mi lado, por mucho que la misma respiración cortada de sus dulces sueños me confirme su presencia. Suelto un ligero suspiro y me obligo a mí mismo a tratar de dormir un poco, al final todo esto fue lo quise desde muchos años antes.

 

Reisi se levanta de la cama con dificultad todavía con el manto nocturno adornando el cielo, cubre su desnudes con el abrigo que traía cuando entró a la habitación y sale por la puerta sin decir ninguna otra palabra. Me giro ignorando el lugar por el que salió minutos antes y empiezo a recitar un mismo pensamiento a mis adentros: que tengo que olvidar todo lo que haya pasado esta misma noche; hacerme esto no va a confirmar más que lo que ya sabía antes, que lo amo, y que lo seguiré amando por toda la eternidad.

 

Notas finales: Bueno, no negare esta es mi parte favorita y me costó mucho trabajo pararlo aquí, pero espero lo hayan disfrutado.

Besos

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).