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Ayudándote a superar tu claustrofobia por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi, Holi, HOLIIIII

*rueda por el piso*

jajajaja HOLI A TODOS

ok me calmo

Bueno pues espero no haberme demorado demasiado jejeje ya estaba ansiosa por subir el capi ^_^

Al fin mi depresión acabó siii!!!!  gracias por su apoyo y sugerencias ^_^

Les dejo de dar lata y... disfruten 

ADV: soy malvada muajajaja  ok no... mucho

 

 

 

¿Cuántas veces se había corrido esa noche? ¿Cuántas veces gritó el nombre de su amante? ¿Cuántas veces perdió conciencia de lo que sucedía a su alrededor debido al placer? Sentía su cuerpo arder mientras las manos expertas tocaban cada trozo de su piel. Tanto tiempo a su lado y jamás dejó de sentir aquel mar de emociones que lo embriagaban llevándolo a la desesperación. Amaba a ese hombre, se lo había dicho en contadas ocasiones, muy pocas ya que al parecer al mayor no le gustaba escuchar esa pequeña confesión, pues su expresión se tornaba seria y un poco dolorosa. El más joven jamás tuvo la dicha de escuchar palabras dulces o siquiera una declaración, pero él tenía suficiente amor para ambos, eso era suficiente… así lo había decidido

 

 

—no sueltes tus piernas – la orden fue acatada como en todas las veces anteriores. Sostenía sus piernas por detrás de las rodillas, manteniéndolas flexionadas y abiertas, mostrando su intimidad despierta en todo su esplendor. Su cuerpo temblaba ligeramente debido a las sensaciones. El sudor se esparcía por su piel debido al esfuerzo de esa noche. Sus cabellos desordenados se esparcían en las blancas sábanas. Mantenía sus ojos semi abiertos para disfrutar de la visión de aquel cuerpo escultural enfrente de él. Respiraba con dificultad, ansioso por sentir lo que el otro le haría – eres tan sumiso – esa voz burlona lo desesperaba ya que era clara señal de que lo haría esperar demasiado, torturándolo para que le rogara… y al final terminaba haciéndolo, no podía resistirse

—Re… Reborn – susurró, pero solo escuchaba leves jadeos. La falta de caricias o penetración lo estaban poniendo ansioso – hazlo – su voz suplicante, suave

—¿qué… cosa? – sonrió de forma altanera. Disfrutaba de someter a aquel jovencito de mirada verdosa, se relamió los labios al escuchar un leve susurro “tó…came” pero la vista que le daba debía ser degustada con calma – tu entradita se ve linda… desde aquí – jugaría un poco más con su pequeño amante.

 

 

Acercó una de sus manos al miembro erecto del más joven, deslizó sus dedos en una caricia lenta, sonriendo ante el temblor de aquel frágil cuerpo, le encantaba esa dulce voz que suplicaba que lo embistiera. Jugó, masajeó, pellizcó un poco más antes de detenerse repentinamente, lo llevaba a un estado de excitación máxima y cuando percibía que su amante estaba a punto de correrse se detenía. No lo dejaría tener placer, al menos no solo

 

 

—no jue… gues – estaba desesperado, sus caderas se movían ante la expectativa. Quería sentirlo dentro, invadiendo sus entrañas con fuerza – por favor… embísteme – le importaba un carajo el hecho de tener que rogarle a ese hombre altanero que lo torturaba sin piedad. Sabía que el único capaz de encenderlo y darle placer, era ese sádico hombre de patillas

— lo haré… has sido un buen niño – se posicionó entre las piernas abiertas del jovencito y sin consideración ingresó su falo en aquella rosadita entrada.

 

 

Su miembro era apretado deliciosamente al mismo tiempo que el otro gritaba de placer, arqueando su espalda y tirando su cabeza hacia atrás. El de ojos verdes nunca abandonó su posición, a Reborn le gustaba lo sumiso que podía llegar a ser su joven amante. Su mayor placer era molestarlo, torturar aquella criatura pura e inocente. Pervertir esa mente sin manchas fue su labor desde que empezó aquellas sesiones de sexo con aquel adolescente inexperto, ahora podía decir que Lambo había aprendido a la perfección

 

 

—gime mi nombre – ordenó el mayor cuando empezaba a embestirlo con fuerza incrustando sus dedos en las caderas para llegar lo más profundo que podía, dándole al más joven en aquel punto que hacía que sus entrañas se contrajeran, apretándolo deliciosamente. Lo escuchaba gritar su nombre, gemir con lujuria, perderse en aquel pecado carnal y lo disfrutaba inmensamente. Cada vez era como si fuera la primera y le encantaba – mastúrbate… si quieres llegar… al clímax – ordenó mientras tomaba las piernas del menor y las colocaba en sus hombros. El chico llevó sus manos a su propia erección moviéndolas al mismo ritmo de las penetraciones que se daban en su cuerpo. Su ritmo frenético aumentaba sin consideración, estaba a punto… y de pronto Reborn detuvo cualquier movimiento, obligó a su cuerpo a parar de nuevo

—no te… detengas – el ojiverde suplicó en voz baja sintiendo como sus brazos eran levantados hasta posicionarlos arriba de su cabeza y sus muñecas sujetadas para impedir cualquier movimiento. De nuevo se le negó el derecho a eyacular y sus lágrimas brotaron, estaba desesperado, necesitaba correrse – Re…born – sintió las mordidas en su cuello, en su pecho, en cada porción de su cuerpo que fuese accesible y solo pudo gemir, le daba placer después de todo

 

 

Aquel dolor era fascinante, inmensamente adictivo porque su mente no procesaba las cosas correctamente. De pronto el movimiento fue retomado y gritó sin descaro, sin miedo a que alguien lo escuchara. Lambo terminaba suplicando por más, hasta que sintió como su orgasmo llegaba al fin. Maravilloso, fuerte… glorioso, liberándolo de la tortura y al mismo tiempo sintió como aquella calidez lo invadía en su interior. El azabache gruñía fuerte al entregarse al clímax y poco después lo soltaba, el agarre en sus muñecas se volvía nulo. Reborn salía de su interior con cuidado y se recostaba a su lado, era de cierta forma la única manera en la que su amante le demostraba cariño. El mayor lo abrazaba contra su pecho sonriendo y él solo podía tratar de recuperar su respiración y conciencia. Así era el sexo para Lambo, sin palabras de amor, sin gestos de cariño evidentes, solo una muestra física de los sentimientos que él guardaba en su interior y que esperaba que fuesen correspondidos

 

 

—Duerme vaquita… después subirás a ayudar a Tsuna – le susurró al oído antes de que el sueño se llevara al pequeño al mundo de los sueños

—Reborn… — siempre pronunciaba aquel nombre, le gustaba hacerlo… una simple suplica esperando que al despertar el azabache estuviese a su lado, pero en esa ocasión no se cumpliría su deseo

 

 

 

La realidad es cruel… y uno sólo se niega a aceptarlo

 

 

 

Sentía pesadez en su cuerpo, con desgano abrió los ojos notando que se encontraba solo. Las sábanas desordenadas, su cuerpo desnudo, el perfume de ambos mezclados en cada rincón de su lecho, pero ningún rastro de Hibari. El castaño suspiró al entender que su amante se había ido antes de que pudiese explicar sus motivos. Tenía que hacerle saber lo que ocurría, de todas las razones por las que tomó esa dolorosa decisión. De pronto escuchó el sonido del timbre, Tsuna tenía un presentimiento, o mejor dicho, tenía la certeza de saber quién era. Se vistió rápidamente, por alguna razón no tenía el mismo dolor que la primera vez y eso que toda la noche… sacudió su cabeza un poco, despejando sus vergonzosos recuerdos “ahora no es el momento” respiró profundo para eliminar el sonrojo y atendió lo más normal posible

 

 

—Tsuna… te ves bien – un sonriente Lambo entraba para de inmediato abrazarlo con un poco de fuerza – y al parecer no estás adolorido – sonrió pícaramente

—creo que… debería darte las gracias – su rostro estaba levemente ruborizado mientras veía al chico revolotear curiosamente por el departamento

—parece que seguiste todos mis consejos – se rió bajito al observar a su amigo encenderse cual foquito – espero  que lo hayas disfrutado mucho

—eso… eso… me parece muy incómodo que alguien más joven que yo me haya dado consejos – Tsuna cubrió su rostro usando su mano, solo recordar la plática que mantuvieron en privado era demasiado – pero… gracias Lambo

—teniendo a tu tío como mi maestro… tú me entiendes – se rió mientras se acercaba al sofá notando cierta cosita muy conocida – parece que ensuciaron todo el departamento

—¿a qué te re—refieres? – sonrió nervioso ante la mirada juguetona que el ojiverde le daba

—la mancha del sofá me lo dice todo – no pudo evitar reírse escandalosamente ante el rostro completamente rojo de su amigo. Tsuna parecía querer desaparecer del planeta al verse descubierto – y seguramente su cuarto… está hecho un desastre – se limpiaba las lagrimillas que salían de sus ojos debido al dolor de su estómago por reírse tanto – no te preocupes te ayudaré en todo

—La—Lambo por fa-favor, no digas esas cosas – quería que lo tragara la tierra. Nunca en su vida imaginó pasar por algo tan vergonzoso y aún más al recordar su comportamiento de la noche anterior… ¿de dónde había sacado suficiente valor como para tentar al cazador para que lo devorase? – yo… etto

—vamos, organicemos todo aquí… aunque no sé cómo quitar esa mancha – Lambo se burló una vez más. Molestar a Tsuna era una de esas cosas que sólo podía hacer una vez en la vida, tenía que aprovechar

—¡Lambo, ya basta! – Tsuna le dio un pequeño golpe en la frente al joven azabache, pero le sonrió con amabilidad – supongo que también estuviese agitado ayer – sonrió con malicia, ese juego podía ser de dos – tus ojeras están muy marcadas

—e—eso es normal, ¿no? – susurró mientras escapaba de la mirada burlona – creo que empezaré por la habitación

—te ayudaré – le gustaba la inocencia de Lambo, deseaba que su tío fuera más amable con él pero no esperaba mucho. Esa relación era extraña después de todo

—¡parece que usaste todo el lubricante! ¡Si Hibari—san fue cuidadoso, no debes sentir ni una pizca de dolor insoportable! – le reafirmó el chiquillo mientras mostraba el frasquito

—¡LAMBO! Ya deja de molestarme

—pero es divertido

 

 

Al menos tener la compañía de Lambo aliviaba un poco su desesperación. Entre burlas y risas podía sentirse más cómodo. Tsuna lo extrañaría mucho, adoraba al ojiverde, habían estado juntos desde hace muchos años y desde que se enteró la relación que mantenía con su tío, su unión fue fortaleciendo cada día más, después de todo la mayor parte del tiempo Lambo se la pasaba en el departamento de Reborn. Lambo era su familia, era su hogar, ¿cómo tendría el valor de dejarlo todo?

Al parecer Tsuna no tenía que darle ninguna explicación a su tío, pero claro, Reborn seguramente estaba sumamente feliz con la decisión. Tsuna debía hablar con él para planear todo y averiguar algunas cosas sobre lo que tendría que hacer en Italia, pero había una cosa más importante que aclarar eso, debía explicarle todo a Hibari. El castaño no quería que todo quedara ahí, lo amaba, pero… el peso de su familia, ¡no! no era ningún peso, era parte de su sueño… era… ya ni siquiera sabía cómo definirlo. Estaba empezando a arrepentirse… ¡no! ¡No estaba arrepentido!... pero… debía verlo

Con tantas cosas en su cabeza y con el dolor de la separación invadiéndolo constantemente, Tsuna llegó hasta la estación en donde Hibari trabajaba. Estaba ahí, pero sus piernas se negaban a moverse, una vez más sus miedos lo dominaban, ¿y si no lo perdonaba por haber tomado esa decisión? ¿Y si lo odiaba? Y si… y si… pero se lo merecía ¿verdad? Aunque podría ser que no… aunque… ¿podría Hibari comprender el dolor que estaba sintiendo? De pronto una mano cálida se posó en su hombro y cuando admiró a aquel hombre solo pudo sonreír. “Si quieres ver a Kyo—san está adentro, le avisaré de inmediato” Tsuna le agradeció a Kusakabe y al fin sus piernas se movían adentrándose al lugar. Podía ver a varios policías moverse por allí entre los escritorios y a la parte de atrás en donde seguramente eran los calabozos. Se sintió perdido entre la pequeña multitud, y aun peor que eso… los nervios lo estaban carcomiendo

 

 

—disculpa… ¿estás bien? – un hombre de cabello azulado con una extraña heterocromía estaba parado en frente de él y ni siquiera se había dado cuenta

—si… si, no se preocupe – Tsuna se perdió momentáneamente en aquellos ojos, el uno rojizo y el otro azul – solo estoy esperando alguna indicación de Kusakabe—san – sonrió con amabilidad a aquel agente que lo miraba detenidamente

—entonces debo suponer que eres algún conocido… o que tienes algo que hablar con el jefe – aquel hombre tenía una sonrisa un tanto extraña, casi como si ocultara algo

—yo… necesito hablar con Hibari—san… eso es todo – el castaño habló nervioso, sentía una extraña sensación por la cercanía del desconocido – no se preocupe señor…

—¿cuál es tu nombre? – para el peliazul esa personita parecía ser bastante interesante, tal vez podía molestar a su jefe con eso

—Sawada Tsunayoshi, es un placer – sonrió con calidez. Debía dejar de desconfiar de todo, se le estaban pegando las manías de su tío – y usted es…

—soy… — se perdió en la calidez de esa sonrisa, ¿cómo era posible? – Rokudo Mukuro… – se acercó más al rostro del chico, le causaba mucha curiosidad esa aura llena de inocencia

—etto… — al ver la cercanía de aquel hombre sus nervios se dispararon, sentía que algo malo iba a ocurrir – disculpe Mukuro—san…

—¿te he visto antes? – susurró tomando el mentón del chico para verlo mejor, le fascinó ese lindo sonrojo y esos iris profundos

—Tsunayoshi… – Kusakabe le había informado que lo buscaban y salió deprisa, algo le decía que era mala idea dejar solo a su castaño – aléjate – ese idiota con peinado de piña estaba demasiado cerca de su conejito, ¿quién se creía? lo aparató inmediatamente tirándolo del hombro

—Hibari-san… yo…

—parece que este muchachito tiene algo muy especial – Mukuro claramente notó los celos en el imponente jefe, era una buena oportunidad para… — me gusta su rostro – Tsuna parecía no entender el conflicto que empezaba a armarse en el lugar, era inconsciente de la rivalidad de ese par, aunque los demás lo sabían perfectamente es así que se apartaban un poco antes de que estallara una pelea innecesaria y se viesen involucrados

—Tsuna – si ese peliazul creía que podía acercarse a su conejo le demostraría que no era verdad

—si… – las palabras de Tsuna murieron al sentir los dedos de Hibari en su cabellera, la cercanía del rostro del mayor y pronto el contacto de sus labios… ¡lo estaba besando! Y… ¡en frente de todos! se quedó sin moverse ni saber cómo respirar. ¿Por qué Hibari había hecho algo así? cuando el azabache se separó, Tsuna sólo pudo sonrojarse intensamente y llevar una de sus manos para cubrir sus labios – Hiba… Hibari—san – podía sentir claramente las miradas posadas sobre si y sintió sus piernas fallar. Gracias a Dios que la pared estaba detrás de él y le sirvió como soporte antes de que cayera

—mío… – Hibari podía ver la sorpresa y burla del peliazul. El silencio que se formó mientras nadie sabía cómo reaccionar y sonrió de lado. El mensaje mudo fue evidente – aléjate

—parece que no tengo nada que hacer contra eso – Mukuro sonrió divertido ante el espectáculo, nunca había visto tanto interés por parte de su jefe en ningún individuo – sigan trabajando, aquí no hay nada que ver – mató el silencio mientras dejaba a la parejita. La mirada asesina de Hibari le bastó como para saber que lo mordería hasta la muerte si jugaba con el pequeño chico, por ahora evitaría cualquier lio – ¡dejen a la lindura en paz! – solo escuchó el leve gruñido de molestia, suficiente satisfacción por esa mañana

 

 

El castaño todavía permanecía demasiado avergonzado y perdido, como para notar que Hibari le daba órdenes a Kusakabe para hacerse cargo. Sólo despertó cuando sintió el agarre en su muñeca y cómo el azabache lo guiaba a la salida. Tsuna ni siquiera objetó algo, mejor dicho, no podía, sus palabras no querían salir, había pasado por la situación más vergonzosa de su vida. Nunca pensó que Hibari fuera tan… impulsivo o ¿habría otra razón?

 

 

—¿por qué estás aquí? – Kyoya se lo llevó afuera porque no quería que nadie más viera el sonrojo del pequeño conejo. Al menos ahí estaban en privacidad ya que a esas horas casi nadie circulaba por el lugar, al menos no afuera de la estación

—yo… yo quería hablar con usted – reunió todas las fuerzas que tenía para poder mantener la firmeza en su voz

—no quiero que te acerques a Mukuro de nuevo – ordenó. Sabía perfectamente que la piña era un ser capaz de corromper a su pequeño con tal de llevarle la contra

—no lo haré – entonces se dio cuenta de algo – ¿por eso me besó?

—¿te molesta? —

—es que… no creo que fuera conveniente hacerlo en su lugar de trabajo

—deben saber que me perteneces

—Hibari—san debo hablar con usted. Es muy importante que yo… — después pensaría en el reciente suceso ahora debía concentrarse en darle una buena explicación

—lo haremos luego – lo interrumpió de inmediato. No quería saber nada, lo único que tenía claro era que el conejo lo iba a abandonar

—no… tiene que ser ahora, pero necesito explicarle todo… antes de irme – su tiempo se estaba agotando, faltaba poco y no quería dejar todo en un gran mal entendido. No quería que por alguna razón Hibari lo odiara. Eso no lo soportaría

 

 

Al ver aquella determinación en el castaño, no pudo negarse y aunque no quisiera escuchar las escusas, debía actuar con madurez, era el mayor después de todo. Sin decir nada lo dirigió lejos del lugar, caminando a paso firme, sin detenerse y observando como el castaño lo seguía de cerca. Tsuna agarraba con fuerza la maleta que traía consigo, parecía bastante pensativo. Hibari se detuvo en un pequeño parque cercano y se sentó en la sombra de un árbol, le gustaba la paz de ese lugar y parecía que al menor también

 

 

—Hibari—san necesito que me escuche – tomó asiento en frente de aquel hombre para admirarlo y a hacer contacto visual, necesitaba sincerarse – yo…

—¿cuándo te irás?

—mañana en la madrugada, por eso no puedo perder tiempo

—no tienes que decir nada, es tu decisión – se guardó todos los reclamos que tenía, estaba invocando toda la madurez que la vida le cedió para aguantar esa ocasión

—yo necesito explicarle, es importante que sepa por qué no puedo quedarme. Me costó mucho decidirme y la verdad… si no hablo ahora me arrepentiré toda la vida. Así que por favor escúcheme

— lo único que tengo que saber es que te irás – aparentó indiferencia ocultando el dolor que sentía en su pecho. Nunca pensó sentir tal cosa al ver a alguien partir, estaba tan acostumbrado a estar solo que…

— sinceramente no quiero hacerlo… pero tampoco puedo ser egoísta – suspiró antes de intentar seguir – yo…

—déjalo así Tsunayoshi, comprendo que tienes que seguir, aun eres joven y…

—en parte es verdad, pero… – interrumpió al mayor

—si deseas explicarte… escucharé

—gracias – Tsuna admiró aquellos ojos metálicos que ocultaban melancolía. Le dolía verlo así, debía ser sincero y empezar desde cero – Mi nombre es Sawada Tsunayoshi… — se detuvo al ver el desagrado en el rostro del mayor, seguramente pensaba que estaba loco pero era necesario – descendiente directo de la familia Vongola, soy… el décimo heredo de la fortuna de la familia más importante de Italia, futuro sucesor y protector de todas esas tierras – le costó mucho terminar de presentarse, nunca le gustó el cargo que representaba, se sentía muy pesado al entender la dureza de aquellas palabras – usted es la primera persona en este país en saberlo, al menos es a la primera persona a la que se lo he dicho

—me siento halagado – más que halagado estaba sorprendido, ver el rostro de Tsuna tan serio mientras decía cada palabra, entender el significado de todo eso y al final ver la depresión del más joven… una expresión llena de tristeza – con solo eso entiendo la mayoría

—no es así. No tiene ni idea de lo que eso representa – nadie podía entender el tamaño cargo que Tsuna debía soportar – es el cargo que mi abuelo me está dejado o al menos planea hacerlo… pude haberme negado, pero…

—¿negarte?

—si… al principio es lo que planeaba hacer. Quería quedarme aquí y ser una persona normal al igual que mi padre, el mismo que rechazó el puesto varios años atrás

—¿y tu tío?

—él… Hibari—san esto es un secreto muy importante para mi familia – suspiró pues todo eso era un problema que jamás quiso enfrentar. Debía aclarar muchas cosas y mantener en secreto otras, ¡malditamente difícil!

—no diré nada – Tsuna dudó un poco, pero al final decidió confiar en Hibari, le iba a decir todo

—mi tío corresponde a la mitad del cargo, administra los negocios en el exterior, todos y cada uno de ellos, pero eso no es suficiente. La matriz está en Italia y es allá en donde el cargo se vuelve necesario. Evité todo esto desde que tengo quince años, pero ya no lo puedo hacer más, es doloroso…

—Tranquilo – admiró la pequeña lágrima que brotaba de los ojos chocolate que Tsuna poseía y no pudo evitar abrazarlo con delicadeza. Imaginaba lo duro que debe ser tal condición, paseó sus dedos por las hebras rebeldes mientras escuchaba un suspiro y sentía que el pequeño se apartaba

—lo siento – había sido doloroso, había sido solitario, nunca pensó que tantas cosas se verían afectadas. Tsuna se recompuso y decidió continuar – fui muy inmaduro y lo dejé pasar mucho tiempo. Si me hubiese decidido antes tal vez no tendría que… herir a Hibari—san

—¿te arrepientes?

—¡claro que no! fue maravilloso conocerlo y gracias a eso me pude dar cuenta que mi vida se basa en enfrentar mis miedos. Usted me forzó a enfrentar mi claustrofobia, me enseñó que la vida está llena de retos a los que tengo que superar. En verdad admiro su valor… y quise también volverme un poco más fuerte, quería estar a su lado, volverme digno…

—no te menosprecies

—estoy agradecido con Hibari—san y jamás me arrepentiría del amor que empecé a sentir por usted. Fue maravilloso y lo será siempre – sonrió con ternura – pero a la vez usted despertó en mi la suficiente confianza como para querer enfrentarme a la vida. Sentí la necesidad de conocer más acerca de lo que significaba el linaje de mi familia. Desde los primeros días en los que… empecé a darme cuenta de lo que usted causaba en mí, también empecé a cuestionarme si era lo demasiado bueno como para permitirme estar a su lado y aceptar mis sentimientos a pesar de miedo que estos me producían, era una lucha interna conmigo mismo

—me alegra saber que te atraía desde la primera vez que te ataqué – sonrió al ver el sonrojo leve en el rostro del castaño – ¿no es verdad?

—la verdad jamás pensé que alguien como usted se fijaría en mí y debo admitir que me pareció interesante desde la primera vez que lo vi, incluso antes del incidente del ascensor

—parece que no era el único

—Hibari—san me gustó desde la primera vez que lo vi – admitió avergonzado, claro que en esa época nunca dijo nada, incluso él mismo trataba de auto convencerse de que solo era curiosidad y nada más – y por eso necesitaba averiguar si podía quedarme sin remordimientos. Cuando lo estaba evitando al enfadarme… viajé con mi abuelo para aclarar mis dudas, lo decidí entonces. Mi tío planeaba llevarme a Italia sea como sea, para que allá me diese cuenta de lo que mi futuro me dictaba, al menos ese era el plan en este viaje. Reborn quería que yo estudiara un ciclo allá, que me diera cuenta de mis obligaciones y me quedara, pero yo me adelanté a sus ideas. En el viaje a Italia me di cuenta que mis obligaciones superaban cualquier cosa y por eso decidí dejar mis sentimientos de lado y evité todo contacto con usted, pero no estaba en mis planes que todo esto pasara, que cada vez me fuera enamorando más y más de usted. Yo quería evitarle cualquier tipo de sufrimiento, pero fue inútil, ya que terminé actuando por impulso. No quería enredarlo en todo esto, no quería lastimarlo

—no lo hiciste

—yo creo que si… si tan solo no hubiese accedido, yo no hubiese…

—no me arrepiento de nada y al parecer tú tampoco. Fue lo mejor, aunque ahora tengas que irte – admiró aquellos ojos chocolates que empezaban a cristalizarse

—¿sabe que es lo que hizo que me decidiera?... mi mayor sueño era ayudar a la gente, ser de utilidad y creí que influyendo la gentileza en los niños podría hacerlo. Siempre quise una vida simple, siempre evité los problemas y las decisiones duras – Tsuna solo podía sonreír ante sus recuerdos – pero cuando viajé me di cuenta que… estaba errado. Allá la gente… su trabajo, sus tierras… todo es tan… diferente… lo que vi allá fue decisivo

 

 

Continuará… 

Notas finales:

Que tal eh? jejeje seguro y me quieren matar, bueno se acepta todo tipo de críticas en los reviews

 

Bueno creo que no tengo nada más que decir, espero que les haya gustado y no me haya quedado muy raro jajaja pero me pasé dos noches sin dormir bien porque necesitaba escirbirlo

 

Me despido

Besos!!!


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