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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Estos personajes no me pertenecen son orginalmente de J.R.R Tolkien un escritor maestro

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Hola..!, se que dije que serian los ultimos capitulos pero serian demasiado largos cada capitulo, asi que eh decidido cortarlos pero tendre que subir mas capitulos :D espero y se alegren xD

Ya no los molesto y empiezen a leer e.e

Gimli y Nárwë habían logrado librarse de sus cuerdas, debido a que Nárwë las había tenido libres en primer lugar y así desato al enano. Ahora ambos vigilaban los movimientos de Glanhír que no paraba de dar vueltas nervioso. Hasta que un grupo de orcos se acercó a Glanhír, y uno de ellos exclamo.

-Mi señor, el elfo asesino quien lo llevaba en brazos y cayó al precipicio, no pudimos hacer nada- dijo temeroso el orco, Glanhír giro la mirada, tenía el ceño fruncido y la ira podía verse en sus ojos. Los orcos retrocedieron asustados conforme avanzaba  Glanhír hacia ellos, pero sabían que aun así no tenían escapatoria.

-Cómo es posible que dejaran volver ir al elfo – dijo conteniéndose para gritarles pero no logro contenerse mucho tiempo -¡No pueden hacer nada bien! ¡Eso explica porque han fallado siempre!- y paso bruscamente alado de ellos para luego ordenarles que lo siguieran. Al parecer Glanhír se había olvidado por completo de los prisioneros ya que solo dejo a dos débiles orcos al cuidado de los prisioneros hechizados, excepto dos….

No tardaron en actuar de inmediato, antes de que la oportunidad se les fuera de las manos, Nárwë  que tenía pequeñas dagas escondidas en sus ropas las tomo y antes de que los distraídos orcos pudiera notar que el elfo se movía frente a ellos fueron asesinados en un instante por ambas manos agiles que sostenían las dagas que perforaron el cuello de los orcos.

-¡Gimli!- le llamo Nárwë pasándole su hacha que estaba en el suelo junto con otras armas probablemente de los elfos ahora hechizados. Gimli la tomo y la agarro con firmeza.

-¿Algo más que tengamos que hacer?- pregunto el enano ahora dispuesto a ayudar.

-Claro que sí, pero me temo que no me queda de otra que arrastrar a mi gente para que sea capaz de caminar- dijo Nárwë con un poco de pena en su voz. En seguida tomo la cuerda que conectaba con las cuerdas que amarraban las manos de todos los elfos ordenados en fila, y Gimli imito el acto con otra cuerda, y así jalaron para que los elfos hechizados entendieran que debía seguir caminando y así lo hicieron.

-Debemos ponerlos a salvo lo más pronto posible- dijo el elfo a Gimli para darle a entender que apresuraran el paso sin otra opción.

Muy pronto su camino se vio interrumpido por la noche, pero no era eso lo peor  si no que empezó por un temblor, ahora ambos “amigos” creyeron que se trataba de otro simple efecto del hechizo en el bosque, pero luego escucharon arboles caer y gruñidos por todo lados. No hubo tiempo de correr con los elfos, puesto que un troll salió frente a ellos con un mazo, su sombra los cubrió por completo.

 

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Aragorn, podía ver los esfuerzos de Legolas para no cerrar los ojos, y eso de verdad le lastimaba verlo así, aun lo mantenía en sus brazos y no podía decir nada más en esa situación que animarlo o tratar de hacerlo para que no durmiera.

El tiempo se le hacía eterno en la oscuridad, la noche ya había caído y la única luz que tenían era aquel frasco que seguía brillando en su cuello con más intensidad a causa de excesiva oscuridad.

-Legolas…- repetía cada segundo, besándole la frente o los labios con la mayor delicadeza  posible.

 

Posiblemente las cosas no deberían haber ido peores pero lamentablemente así lo fue, el rey levanto la mirada cuando un ruido retumbo entre la enormes paredes de piedra, miro para todos lados pero no veía más que la negrura. Guardo silencio y solo se podía escuchar la débil respiración de Legolas es sus brazos, pero pronto el débil susurro que creyó escuchar que se convirtieron en fuertes pisadas lejanas que amenazantes, se acercaban cada vez más a él. No quería enfrentarse a nadie, no sabiendo que posiblemente lo derrotarían y podrían llevarse a Legolas sin importar que sacrifique su vida por ello. Cuando se percató que un resplandor casi anaranjado se acercaba junto con el sonido de varias pisadas, tomo a Legolas con firmeza y con delicadeza lo alzo para intentar hallar una salida  del lado contrario de donde se acercaban esas pisadas, pero cuando giro para empezar a caminar, el mismo resplandor y el mismo sonido de pisadas se dirigían a él.

Estaba rodeado.

Solo podía mirar por ambos lados y mirar a Legolas que aún tenía los ojos un poco más abiertos, abría y cerraba la boca, como si quisiera hablar, seguramente estaba alterado y quería preguntar qué pasaba pero no le quedaban fuerzas para eso.

-¡Mi señor Aragorn!, un gusto volver a verlo- Enseguida la furia del rey se encendió al reconocer la voz, aparto la mirada de Legolas y enfrente de él estaba el mismo traicionero: Glanhír. Se encontraba con una antorcha en mano, al igual que los demás orcos que se encontraban detrás de él sostenían armas y antorchas. –Me temo que ahora no puedes escapar, y si no quieres que Legolas muera antes de que sus ojos se cierren será mejor que no cometas ninguna estupidez.- Amenazo Glanhír con una sonrisa descarada.

Aragorn sabía que detrás de el también se hallaba algún otro grupo de orcos seguramente impidiéndoles el paso.

- Glanhír, ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Cuál es tu intención?- pregunto Aragorn bastante molesto, y controlándose para no tomar su espada y matarlo de una vez.

-Escucha Aragorn, mi intención no es matar ni herir a nadie, a menos de que se trate de ti- dijo con una sonrisa –Pero eres demasiado terco, yo solo quería quitarte del trono sin tomar tantos rodeos, aunque me obligaste a meter a Legolas en esto- dijo Glanhír mirándoles con odio ya sin ninguna sonrisa.

-¿De qué hablas?- volvió a preguntar el rey.

-¡No actúes como si no entendieras!, Arathorn, tu padre, siempre nos trató como basura, no tienes por qué negarlo-

-Mi padre nunca trato a nadie de mala forma, debes estar equivocado o más bien confundido…..-

-¡Tonterías!- grito Glanhír ahora exaltado -¡No finjas que no lo sabes!-

-¡Glanhír te juro que no tengo la menor idea de que hablas!- dijo Aragorn elevando la voz y ahora, confundido.

 

-¡Bien! Si finges no saberlo te refrescare la memoria- dijo Glanhír mirándolo desafiante y por alguna razón el rey no se sentía a gusto con la respuesta que le iba a dar el hombre. Guardo un silencio, uno muy largo que era bastante incomodo pero luego abrió la boca ahora decidido a hablar. –Mi padre, rey Aragorn,  fue hermano de tu padre. ¡Arathorn!- Aragorn realmente se había quedado confundido por aquella afirmación, pensó que era otra de las mentiras de Glanhír, pero hallaba algo en las palabras del hombre que hacía que su afirmación sonara real.

-Mientes…- dijo con hilo de voz. –Mi padre nunca me dijo nada parecido. Ni siquiera mi madre- 

-¡Es porque Arathorn tampoco lo sabía! Mi padre siempre odio a Arathorn, fue a el quien lo mandaron a Rivendell y no mi padre. ¡Fue Arathorn a quien eligieron como capitán de losdúnedain, Cuando mi padre fue el mayor!- exclamo Glanhír.

-No hay ninguna prueba de ello..- Aragorn parecía estar por primera vez al borde de la locura, aquella afirmación de que su padre había tenido un hermano parecía no parecer verdad pero eso explicaba porque la actitud y la manera de combatir de Glanhír era tan similar a la suya.

-¡Claro que no la ahí el único que sabía de esto era Arador, tu abuelo!, decidieron educar de diferente manera a Arathorn por lo cual, mi padre se fue con nuestra abuela consiente de que tenía un hermano menor. Pero Arador no permitió que tu padre conociera nunca al mío…-

-Es por que al igual que tú, tu padre solo quería el puesto para aprovecharlo, los corazones de ambos están llenos de codicia- dijo Aragorn, aceptando la verdad sin mas ahora dada por Glanhír.

-¡Basta! ¡Solo tienes que darme el trono y prometo rescatar a Legolas!- dijo Glanhír desenvainando su espada con velocidad y colocando la punta en el cuello de Aragorn.

-¡No puedo dejar mi reino, en manos de alguien como tú!- dijo Aragorn, sintiendo como la punta de la espada parecía hundirse en su piel, aun sostenía a Legolas en sus brazos, y este ya no tenía ninguna intención de dormir, solo podía escuchar y observar la escena que ahora ocurría frente al elfo.

-Es una lástima…. Querido primo….- dijo el hombre moviendo la espada de su cuello y bajándola lentamente. –Parece que tendré que tomar la vida de Legolas para que te saquen de tu puesto o más bien tu solo renuncies a el- la posición de la espada ya no estaba sobre él, si no, en la cabeza de Legolas, que tembló a sentir el filo de la espada sobre su cabeza. Aragorn, no podía hacer nada contra tantos orcos y  menos aun teniendo a Legolas como blanco.

 

-¡Aragorn!- Justo cuando parecía que el rey iba a hablar para darle respuesta a Glanhír, la voz de la elfa sonó por sobre su cabeza, todos e incluso los orcos levantaron las miradas, y muy pronto elfos cayeron encima de los orcos de ambos lados, dándoles muerte instantáneamente, excepto la elfa Fairiel, que, en cuanto salto dentro de aquel abismo coloco su afilada daga en el cuello de Glanhír, amenazándolo.

-No intentes nada, o juro que tu cabeza se desprenderá de tus hombros- dijo Fairiel. Algunos orcos fueron asesinados y otros huyeron por alguna salida que seguramente solo ellos sabían.

-¿Cómo esta Legolas?- pregunto uno de los elfos que ya se había desocupado.

-¡Terrible! Ha recuperado la mayoría de sus recuerdos- dijo Aragorn volviendo a observar el rostro de Legolas en sus brazos, la estrecha abertura estaba ahora más iluminada puesto que la mayoría de los elfos cargaban frascos iguales al que Legolas cargaba en su cuello.

-Tenemos que salir de aquí, hemos presentido una energía similar a la de Legolas, y creemos que se trata del rey Thranduil- dijo otro elfo.

-Debemos darnos prisa entonces- contesto Aragorn, en seguida, cuerdas elficas cayeron desde arriba contestando a su llamado de los elfos, uno de ellos se ofreció para cargar a Legolas en su espalda y subir la cuerda ya que Aragorn estaba totalmente agotado y dudaba poder mantener hasta su propio peso intentado escalar la cuerda.  Uno por uno fue subiendo cada elfo, hasta que solamente quedo Fairiel que seguía amenazando a Glanhír con su arma.

-Ahora, vas a escalar esa cuerda y más vale que no intentes nada- dijo Fairiel apartando el filo de su cuchillo del cuello del hombre, y lo empujo para que de una vez pudiera escalar la cuerda. Aunque cuando parecía que iba a tomar la cuerda, en realidad no lo hizo, con un movimiento veloz saco otro de las dagas que escondía entre sus ropas, no le interesaba donde pudiera caer el filo de la daga, pues de inmediato se lanzó hacia la elfa que no logro reaccionar a tiempo.

Ni siquiera lo elfos lograron ver aquel movimiento y no lograron ir tras él, pues en cuanto clavo la daga en el vientre de Fairiel salió corriendo y ninguno quería arriesgarse a ir tras él. No todavía.

Colocaron a la elfa herida, en la espalda de otro elfo tal y como lo habían hecho con Legolas y una vez que estuvieron de nuevo entre los árboles, corrieron para llegar en donde provenía la energía con, ahora con los dos mejores elfos guerreros incapaz de moverse.

 

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Los orcos llegaban por todos los lados del bosque en pequeños grupos, los hombres podían tolerarlos sin problemas, pero la energía de los guerreros no era eterna, los fuertes brazos de los hombres temblaban cuando más pequeños grupos llegaban y llegaban, hasta que unos eran ejecutados al ya no poder aguantar más el peso de una espada. Puesto que estos hombres habían venido de una guerra anterior sin descanso y con el estómago vacío.

Cuando el número de los ejércitos de los hombres bajo poco a poco, los grupos de orcos se hacían cada vez más numerosos. Faramir, que se encontraba protegiendo la entrada del bosque ya había captado los planes de los orcos, pero era demasiado tarde para cuando se hubo dado cuenta. Los orcos los habían agotado para después mostrar su verdadero número.

-No podemos rendirnos ahora….- dijo Faramir cuando hubo caído el último orco de un grupo casi grande. –No cabe duda que vendrán, y esta vez en grupos mucho más grandes-  aseguro el senescal de Gondor.

-Mi señor….parece que se acercan- dijo uno de sus hombres que miraba hacia la empinada colina donde la luz del amanecer iluminaba, detrás de ella se movían las largas lanzas que parecían danzar listas para matar. Los hombres temblaron al ver el número de las largas lanzas que se acercaban, Faramir solo apretaba la espada entre sus manos, hasta que el cuerno sonó tan fuerte  que pareció haberse roto.

Era el cuerno de Rohan.

Faramir y sus hombres que se encontraban frente a la entrada del bosque observaban como un estandarte se alzaba con toda su gloria, el estandarte negro y el caballo de Rohan en el. Luego una silueta blanca brillo en medio de todos los guerreros de su armadura plateada a la luz del amanecer. Los cabellos dorados volaban por todas partes.

-Eowyn…..- logro decir Faramir para su asombro cuando logro reconocerla, venia montada en su caballo, y cuando la dama alzo en alto su espada descendieron a galope la colina con los estandartes en alto, se detuvieron a unos metros del ejercito de Faramir.

Un hombre le ofreció su ayuda a la dama, pero ella lo rechazo y bajo de un salto del caballo, y empezó a caminar hacia los hombres de Aragorn y Faramir. El príncipe de Ithilien le acorto el paso de su dama, para comenzar a caminar también.

Al quedar frente a frente, Eowyn le sonrió pero Faramir le dedico una mueca de disgusto.

-¿Qué sucede? ¿Es que acaso no te alegras de verme?- pregunto Eowyn.

-Claro que me maravilla ver tu hermoso rostro, pero me desagrada que estés aquí si tu vida corre peligro, te eh dicho que te quedaras en Emyn Arnen al cuidado de Elboron...-

-¡Faramir!, al ser madre no me convierte en una dama que siempre está en peligro si esta fuera de su hogar ni tampoco me convierte en una dama que espera sentada todo el tiempo esperando el regreso de su amado esposo. ¡No soy así Farmir y tú lo sabes!- le replico Eowyn.

-Lo se Eowyn, pero tenemos un hijo a quien cuidar, me prometiste renunciar a la guerra para cuidarlo…-

-¡Pero no podía quedarme sentada sabiendo que podrías estar en peligro! ¡No toleraría perderte!- le interrumpió Eowyn sin poder evitar soltar unas lágrimas. Faramir noto su preocupación y con todo el cariño del mundo, acuno su rostro y limpio la lagrimas que caían de sus ojos, luego besos sus labios delicadamente y luego la miro.

-Después de esta batalla, te prometo que estaré a salvo y tú también- dijo Faramir apartando las manos lentamente de su rostro.

-Está bien- dijo la dama y antes de poder decirse otras palabras más, esta vez el cuerno de los orcos los interrumpió.

-¡Bien caballeros, no os deis por vencidos ahora pues esto aún no termina!- pronuncio Faramir a grito a sus hombres.

-¡No nos acobardamos ante las fuerzas del rey oscuro! ¡Y mucho menos lo aremos frente a un insolente grupo de orcos! ¡En el nombre del rey Théoden!- pronuncio en alto Eowyn a sus hombres.  Y ambos ejércitos de Gondor y Rohan alzaron la voz en seña de aprobación, y cuando los orcos comenzaron a aparecer entres las colinas, atacaron ahora más seguros al tener a su señor y señora luchando con ellos.

 

 

                  *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 Parecía que las cosas iban bien para los que estaban fuera del hechizo. Pero dentro del bosque y del hechizo las cosas no irían del todo bien.

Notas finales:

Gracias por leer! Dejen reviews pls ewe


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