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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen son orignalmente de J.R.R Tolkien un escritor maestro.

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Hola de nuevo ._./ Espero y no se esten aburriendo :V pero abtengase a las concecuencias de haber leido.

No los molesto mas y a leer.

Le envio saludos a mi gran amiga Imelda que me inspiro cuando no tenia imaginacion para un capitulo. Gracias querido hobbit :'D

Ahora era un pequeño Elrond que se encontraba sentado frente a una mesa con un enorme libro frente a él, o parecía que era el quien estaba demasiado pequeño ya que el libro le parecía sumamente enorme, a su lado estaba su mellizo Elros que también leía un libro parecido, frente a él estaba su padre  quien los observaba para evitar que algunos de los dos se distrajeran en algo, paso un tiempo cuando ambos hermanos se vieron interrumpidos en su lectura por un elfo que apareció en el umbral.

-¿Qué sucede?- pregunto su padre.

-Ya han llegado mi señor- dijo el elfo, ninguno de los dos pequeños elfos entendió a lo que se refería pero parecía que su padre no tenía intenciones de decirles nada puesto que se retiró de inmediato.

-¿Quién habrá llegado?- pregunto el pequeño Elros dejando su lectura.

-No tengo idea, pero no creo que nos convenga saberlo ahora- afirmo Elrond siguiendo su lectura.

-¡Vamos hermano!, Juguemos un rato, nuestro padre no ha dado ninguna orden de que siguiéramos con la lectura-  dijo Elros bajando de un salto de la silla.

-Tampoco no dio una orden de que nos detengamos…- afirmó Elrond pero pronto fue jalado por su hermano, el pequeño Elrond no volvió a soltar una queja, pues Elros lo empujo y salió corriendo hacia el jardín, Elrond salió corriendo tras él, ambos reían mientras se perseguían el uno al otro, jugaron un rato entre arbustos y flores de aquel bello jardín pero pronto un grito los detuvo de su diversión.

-¡Elrond y Elros!- ambo pequeños giraron la mirada, y en el umbral de la puerta estaba su padre observándolos.

-Vamos Elros…- dijo Elrond pues su mellizo creía que estaban metidos en problemas, Elrond tuvo que arrastrarlo para caminar donde estaba su padre, Elros solo se escondía detrás de su hermano bastante apenado.

Cuando estuvieron frente a su padre esperaron algún regaño pero observaron como un niño que parecía de su edad salía por detrás del hombre, excepto que aquel niño elfo era un poco más alto que ambos mellizos.

-Niños, les presento a Thranduil hijo de Oropher , se quedara aquí durante un tiempo por razones que no les incumbe saber- dijo su padre empujando suavemente a Thranduil por la espalda. –Ve a jugar con ellos Thranduil, si necesitas algo házmelo saber- dijo por última vez el padre de los mellizos antes de irse del lugar.

La mirada del pequeño Tranduil era fría y se observaba el enojo en ella, el mellizo Elros, atemorizado por la mirada de Thranduil solo se escondió aún más en la espalda de su hermano. En cambio Elrond mantenía la mirada en alto y lo miraba seriamente sin intimidarse por su mirada.

-Bienvenido seas Thraduil hijo de Oropher- dijo Elrond con los modales enseñados por su padre cuando se conoce a alguien nuevo. Hubo un momento de silencio y solamente Elrond y Thranduil se miraban sin ninguna emoción.

-¿No quieren jugar?- dijo Elros que había armado valor para interrumpir la incómoda situación. Thranduil solo asintió y enseguida los siguió, habían decidido jugar con unos pequeños arcos y Elrond le tendió  uno a Thranduil pero este lo rechazo.

-Quiero el tuyo- exigió fríamente Thranduil, Elrond por supuesto que no quería darle el suyo, puesto que su arco era de un color violeta adornado con varias piedritas que brillaban con cualquier luz.

-Es un regalo de mi madre, no tengo porque dártelo- dijo Elrond quien se asombró puesto que Thranduil hizo un tipo de puchero inflando las mejillas.

-¡Quiero el tuyo ahora!- exigió molesto Thranduil. Elrond y Elros se miraron entre si ante el berrinche que estaba haciendo Thranduil, y si seguía así probablemente su padre los regañaría.

-Está bien, toma- dijo Elrond resignado y teniéndole el arco. En seguida Thranduil lo tomo, el rubio no dijo ni un “gracias” solo se tranquilizó y exigió jugar.

-“Es tan solo un mocoso que exige que hagan lo que quiere”- pensó Elrond ya recostado en la cama, a un lado dormía su mellizo y en el otro dormía Thranduil en camas separadas. –“Es tan solo un moco”- pensó por última vez mirando al rubio que dormía plácidamente.

 

Había pasado el tiempo cuando Thranduil llego y todos los días tomaban sus lecciones juntos, y durante ese tiempo Tranduil había logrado establecer amistad con ambos mellizos, y Elrond también había cambiado su forma de pensar hacia el rubio, puesto que Thranduil recibía más lecciones que los mellizos, a veces llegaba a dormirse tarde y aun así se levantaba demasiado temprano, en ocasiones llegaba con las ropas desgarradas y cortadas en todos lados.

-Tranquilo estoy aquí- dijo Elrond que limpiaba las heridas de Thranduil, pero el rubio no dejaba de llorar, Elros no se encontraba pues le habían permitido ir al viaje con su padre, pero Thranduil debido a sus entrenamientos y lecciones no podía salir, Elrond se quedó para hacerle compañía. Al terminar Elrond de vendarle todas las heridas, abrazo al rubio y este parecía aumentar más su llanto.

Elrond no le gustaba verlo llorar, puesto que durante los entrenamientos con espada Thranduil era demasiado lento para atacar rápido y siempre su mentor terminaba por llenarlo de heridas y Elrond se encargaba de curar de ellas. Ambos eran aun menores, pero la manera en que trataban a Thranduil no le parecía la adecuada pero por ahora no era de incumbencia saber de porque lo trataban así.

 

-¿Heredero del bosque verde?- dijo ahora un Elrond que parecía poco más un adolescente.

-Así es- contesto Thraunduil con el mismo aspecto de adolescente que Elrond.  Ambos vestían sus ropas de batalla y se encontraban sentados sobre el pasto en aquel mismo jardín donde solían jugar cuando eran más pequeños.

-¿Entonces es por eso que te daban muchas lecciones?- volvió a preguntar Elrond.

-Por supuesto ¿Ridículo verdad?-

-Si- fue lo que dijo Elrond para después quedarse callados un momento, ambos sabian que la guerra había comenzado y ellos tenían que recurrir a uno de los muchos campos de batalla al día siguiente y aquel era el último dia en la que podían gozar de la paz. -¿Tu realmente quieres ser rey?- pregunto

-Claro que no ¿Pero qué otra opción tengo?- dijo Thranduil

-Ninguna por supuesto, aunque sigo creyendo cómo es posible que alguien tan mimado como tu puede ser  rey tan pronto- Y con esto Elrond rompió a reír cuando Thranduil lo miro de mala manera, aquella mirada hacia que cualquier raza temblara ante el pero no ante Elrond, por algo se había convertido en su mejor amigo y conocía cualquier cosa de él.

-Pues créelo, por cierto ¿Qué paso con Elros?- pregunto Thranduil cuando su amigo dejo de reír.  

-El…..pues, aun esta desciendo si convertirse en humano o permanecer con nosotros- informo el noldor que volvió a tener su semblante serio.

-No entiendo como tu hermano desea convertirse en un humano, esas criaturas son horribles-comento Thranduil haciendo un gesto de desagrado que hizo volver a reír a Elrond.

-No todos son así, pero dejare que opines como tú quieras- Y el silencio volvió.

-La guerra nos sorprendió-

-Ni que lo digas – respondió Elrond.

-Quizás no volvamos a vernos….- dijo Tranduil  puesto que Thranduil iría en un ejército diferente al de Elrond.

-Quizás si- Y entonces el rubio le sonrió, ya que Elrond siempre miraba todo del lado positivo y aquello por alguna razón le daba esperanzas siempre.

-¿Te importaría si te pido un favor?- dijo Thranduil cuando ambos se habían puesto de pie, era hora de partir hacia la guerra, y lo sabían cuando la noche cayo por fin y la luna era lo único que los iluminaba.

-Claro- respondió sin pensárselo, ellos eran capaces de hacer cualquier cosa el uno por el otro.

Sintió sorpresa cuando los labios de Thranduil chocaron con los suyos, era verdad que siempre admiraba la gran belleza del rubio y a veces sintió curiosidad por rozar aquellos dulces labios y ahora los estaba sintiendo, tomo a Thranduil con delicadeza por los hombros y correspondió al beso, los delgados brazos del rubio rodearon su cuello, ambos se conocían bastante bien y ahora se sentían con sus bocas, era bastante diferente pero no de una mala manera.

Hubieran llegado a mas esa noche, pero el tiempo era oro y cuando por fin se separaron, Thranduil susurro aun cerca de sus labios…

-No mueras- fue lo dicho por el rubio después se alejó.

Elrond  sabía que también debía partir y aunque  Thranduil ya no estaba allí, susurro al aire.

-Tu tampoco-

 

Cuando la guerra finalizo, paso un tiempo antes de que Elrond pudiera volver a ver al rubio, puesto que todos los elfos se recuperaban de grandes heridas.

Lamentablemente, los dos amigos sabían que no podían llevar a cabo un tipo de romance, todas las cosas habían cambiado durante la guerra, el rubio seguía devastado por la muerte de su padre en la batalla al igual que la del rey

Gil-Galad, por lo cual se convirtió en rey más rápido de lo que esperaba y aun no estaba listo para serlo, así que, poco tiempo tenía para que pudiera reunirse nuevamente con Elrond, pero el tiempo no espera, y así pasaron los días, meses y años. Elrond se había enamorado de la hija de los señores de Lothlorien y Thranduil se había enamorado de una de sus guerreras, al igual que el rubio había mejorado como rey y parecía que la vida volvía a su rumbo.

-Quien diría que alguien mimado como tu llegaría a ser rey- afirmo Elrond cuando por fin después de un tiempo estuvo reunido con Thranduil, ahora caminaban entre el reino del ahora rey del Bosque Verde. Mientras que dos pequeños mellizos lo seguían y en brazos llevaban a un pequeña elfa que dormía en sus brazos, al igual que Thranduil, que llevaba a un pequeño elfo rubio que igual dormía plácidamente entre sus brazos.

                            

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Aquel recuerdo le llego de repente cuando una explosión de luz cubrió sus ojos y cayo por la terrible iluminación que lo cegó un instante, Elrond había pensado que era el único que lo vio, pero incluso los magos estaban tendidos en el suelo.

Aquella luz cegadora solo significaba algo.

Thranduil había logrado romper el hechizo del bosque.

Aunque la alegría no duro mucho ya que se percató de un gran detalle. ¿Dónde estaba Thranduil?, el rey del bosque verde ya no estaba frente al enorme árbol.

-Perece que los problemas no dejan de aumentar, debemos hayar a Thranduil lo más rápido que podamos, ha gastado mucha energía y si no le damos ayuda morirá-. Dijo Radagast al percatarse de que el rey no estaba allí.

-Fue a buscar a Legolas- dijo Elrond y de inmediato corrió hacia una dirección del bosque donde Thranduil había dejado un rastro de hojas y ramas rotas. Los magos y Arwen tampoco tardaron en seguir al noldor.

 

Aquella intensidad de luz llego hasta fuera del bosque, hombres y orcos estaban tendidos en el suelo donde se libraba una batalla.

El hechizo había sido roto.

Faramir sintió una pequeña alegría al no permitir que ningún orco entrara al bosque para interrumpir al rey Thranduil. Pero luego cayó en ala cuenta que si el bosque estaba desprotegido por el hechizo los orcos podían entrar fácilmente.

No pasaron muchos segundos cuando Faramir grito al aire que todos se pusieran de pie y afortunadamente los hombres se levantaron antes que los orcos, ahora más que nada los orcos intentarían entrar en el bosque y debían protegerlo a toda costa.

                           *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Los elfos y el hombre corrían como más podía, la vida de Legolas corría peligro y necesitaban toda la ayuda posible. Entonces mientras mantenían el paso veloz, a lo lejos vieron a un enorme troll, pero aquella temible criatura no los miraba a ellos si no a alguien más, cuando se acercaron más pudieron ver a varios elfos y lo que parecía un enano que eran cubiertos amenazadoramente por la sombra del troll con el mazo en alto. Varios elfos aumentaron la velocidad para intentar salvar la vida de aquel grupo pero por uno momento toda esperanza se perdió, ya que la distancia aún era enorme y el mazo parecía caer antes de que los elfos llegaran a su rescate.

Afortunadamente sucedió de repente. Una explosión de luz que cegó a todos, elfos, hombre, enano e incluso al troll, que debido a la intensidad de luz cayó hacia atrás.

En cuanto la luz desapareció, los elfos que estaban con Aragorn reconocieron al elfo que acompañaba al enano que se restregaba los ojos con ambos puños para intentar volver a ver con claridad.

- ¡Nárwë!- grito uno, y en seguida Nárwë giro la mirada y los vio, una enorme sonrisa  salió de sus labios.

-¡Genial más elfos!- dijo Gimli sarcástico. El grupo de elfos que iban con el rey se acercaron a ambos y luego vieron tendidos en el suelo a demás elfos que estaban amarrados con cuerdas.

-Parece que, quien sea que haya roto el hechizo también lo libero a ellos del hechizo-dijo un elfo.

-Pero me temo que están inconscientes. El peligro no ha pasado y alguien tiene que protegerlos – aseguro Nárwë.

-Y me temo que Glanhír aun anda suelto, Y que Legolas y Fairiel no pueden moverse por ahora-contesto otro elfo quien tenía en su espalda a Legolas y este parecía más despierto debido a la explosión de luz.

-¡Y más malas noticias! Esto deberás que no puede ser peor – agrego Gimli que ya estaba irritado.

-Tiempo, eso es lo peor. Si dejamos a Glanhír suelto estamos seguros que intentara alzar el hechizo de nuevo- dijo Aragorn, que ya estaba más que agotado pero no descansaría hasta asegurarse de que Legolas estuviera a salvo.

-¿Y qué cree que debemos hacer?- pregunto otro elfo.

 

Cuando Aragorn hubo trazado los planes con cuidado, empezaron con ellos, y Legolas ahora se hallaba recostado en un lecho de hojas  junto a la elfa que dormía plácidamente, vendada del vientre.

Dormir.

Ahora más que nada quería dormir y olvidarse de todo, ya no estaba cansado, parecía que aquella luz le había brindado más energía como para atreverse a caminar. Tres elfos permanecían al cuidado de ambos. Legolas no pensaba en nada más que no causar más problemas de los que ya había causado, pero de repente quedo helado, su cuerpo se estremeció y solo quería que sus oídos le engañaran. Aunque no fue así.

-¡Legolas!- se escuchaba, pero parecía que aquella persona que pronunciaba su nombre no estaba cerca, ya que si lo hubiera estado probablemente los tres elfos que estaban al tanto de su cuidado, hubieran escuchado aquel grito.

No había duda, era su Ada quien gritaba su nombre. Podía sentir su presencia en el mismo lugar.

-¡Legolas!- volvió a escuchar y quería acudir a aquel grito, se levantó del lecho de hojas tan sigilosamente que ninguna hoja se rompió cuando se puso de pie y empezó a caminar, guiándose por la energía de su padre.

Los elfos se había distraído preparando medicina para ambos, pero cuando se giraron quedaron quietos, el lecho de hojas alado de Fairiel estaba vacío y uno de sus arcos y el carcaj no estaba.

 

Legolas por su parte caminaba lo más rápido que podía.

-¡Ada!- gritaba para asegurarle a su padre que estaba bien e iba en su busca, camino y camino con el arco en mano y el carcaj en la espalda atento a cualquier peligro y así atento a toda costa.

Vio a su Ada que se tambaleaba por cada paso que daba, no tenía el mejor aspecto, los cabellos estaban desordenados la corona de lado, y sus ojos demostraban cansancio.

-Legolas…- fue lo que dijo su Ada con un pequeño brillo de alegría en sus ojos seguramente por haber encontrado a su hijo, aunque no tardo en caer desmayado.

Notas finales:

Gracias por leer, reviews y tendran una linda reconcilacion entre Leoglas y su qeurido Ada xD ok si no quieren no 


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