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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenencen, son originalmente de J.R.R Tolkien.

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Espero que les guste jejejeje, esperen hasta el fin dee semana para el proximio capitulo (SORRY!)  :D 

Legolas ya había recorrido los alrededores del reino tantas veces aquel día que había perdido la cuenta por lo cual había decidió detenerse,  frente a un precioso estanque donde las hojas de los arboles caían con suavidad causando ondas en el agua, Legolas se acercó con lentitud a la orilla de este y estiro la cabeza para ver su reflejo, los cabellos fueron hacia adelante al mismo tiempo que su cabeza pero la corona de hojas que traía puesta no se había movido.

Por un breve instante el percibió su tristeza cuando miro su propio reflejo en el agua cristalina, hasta que una hoja de su coronilla escapo y cayo con un movimiento armónico hasta tocar el agua, al causar ondas su reflejo se deformo y se alejó de inmediato del estanque, volvió a retomar su marcha. Las vestimentas de un elfo son cosas importantes entre ellos o solamente para Legolas, pues no tener el arco ni el carcaj en su espalda era un gran alivio, de hecho no tener ninguna arma en mano era señal de armonía, el mismo elfo podía solamente sentir el peso de las elegantes ropas, que incluso estas no tenían ningún peso, sus finas botas no causaban ni el mínimo sonido al tocar el mármol del suelo y su cabello como siempre estaba ordenado el único cambio era que todo su brillante cabellera cubría su espalda dejando a la vista sus orejas, la coronilla de hojas que le había tendido una de las jóvenes elfas a causa de su regreso hacia que todo su cabello permaneciera en su lugar, ningún simple mechón por delante. Legolas estaba a punto de empezar a contar de nuevo sus recorridos  por el reino hasta que escucho su nombre proveniente de una voz dulce. El giro la cabeza con la gracia y delicadeza que lo caracterizaban perfectamente.

-¡Legolas!- la elfa ya se había acercado a él, era aquella la joven elfa que le había regalado la corona de hojas. –Discúlpeme por arruinar su tranquilidad aun después de su temprano regreso- se disculpó tímidamente la joven.

-No hay nada por la cual te has de disculpar, ¿Vienes para entrenar, supongo?- Las mejillas de la elfa se colorearon de un rojo ante la sonrisa pasible del futuro rey sobre sí.

-¡Claro!, pero si ahora prefiere descansar lo entenderé……- dejo de hablar cuando el dedo de Legolas se posó delicadamente en sus labios rosas.

-Dadme un momento, no puedo desplazarme por el bosque con estas vestiduras- y la elfa asintió después de que su dedo se alejó de sus labios.

 

-¡Tienes que mantener la mirada del enemigo con la tuya!, si solo ves su espada entonces no sabrás que movimiento ha de hacer después- le indico Legolas a la elfa que intentaba mantener su frágil mirada con la de Legolas, pero cuando este intentaba intensificar sus movimientos con mayor rapidez sobre la espada ella dejaba de mirarle y miraba el arma, Legolas aprovechaba su distracción para mover la espada en diferentes direcciones que llegaron a confundir a la joven y cuando su confusión llego a ser distracción el elfo golpeo su espada fuertemente con la de la joven, esta se salió de su mano y aterrizo a un lado con un fuerte sonido, Legolas ya había puesto la punta de su espada contra el cuello de la elfa.

-Tienes que mantener la mirada del enemigo con la tuya- le repitió para apartar la espada de su cuello.

-Entiendo que la lucha no es lo mío por supuesto-

-¿Crees que es así?- ella le miro -¿Nárie?-

-Claro que creo que es así- se quejó Nárie recogiendo la espada, los árboles que los rodeaban estaban llenos de rasguños debido al entrenamiento. –Lo único que se hacer bien es mantener el equilibrio hasta en la rama de un árbol- Legolas se acercó a la elfa y la estrecho entre sus brazos.

 

-Tú, me recuerdas demasiado a mí, yo no podía regresar los golpes de mi padre con la espada- Nárie se había dejado llevar y cerró los ojos para recargar la frente en su pecho mientras sus oídos recibían las tranquilas palabras de Legolas –Yo era demasiado pequeño cuando se decidió que yo debería pelear, acepto que no fue fácil, pero……- la joven elfa se alejó una mínima distancia pues Legolas le había tendido algo que se encontraba cubierto por un pañuelo – Tu, joven guerrera has demostrado demasiado para mis pésimas enseñanzas, por lo cual te lo eh de otorgar- Nárie ya había descubierto el pañuelo cuando vio el cuchillo blanco, la elfa le miro pero este solo le sonrió y paso por su lado para alejarse, las palabras de la joven no salieron por más que quiso gritar y detenerle, pero su figura ya había desaparecido entre los árboles.

 

 

El cuerpo de Nárie yacía tendido en una de las camas de las habitaciones del reino, vestida con las mejores ropas que un elfo puede vestir, su cabello oscuro y ondulado era adornado por pequeñas flores.

-No debes llorar hijo mío, el cuerpo de Nárie ahora pertenecerá al bosque, en cuerpo y alma- le dijo su padre a Legolas que aun tomaba la mano de la elfa y acariciaba el dorso de su mano con el pulgar ahora pálida y fría. Thranduil coloco al lado del cuerpo de Nárie con la mayor delicadeza un objeto envuelto en pañuelos, Legolas no giro hacia lo que había dejado su padre cuando este se había retirado de la habitación. El elfo tomo hojas y delgadas ramas de una canasta que había recolectado cuando se enteró de la noticia, sentado sobre el suelo y tal como le había enseñado la bella Nárie empezó a hacer una corona, una corona de hojas. A Legolas no le iba muy bien en hacer esa clase de cosas pero en esa ocasión se tomó el día para hacerlo con la mayor concentración.

 

-En una batalla nunca mires el arma de un enemigo- había repetido Legolas mientras observaba las agiles manos de Nárie enredando las ramas y colocando las hojas alrededor de la corona.

-Bueno- dijo Nárie mientras soltaba una pequeña risita al ver lo mucho que se le dificultaba al elfo enredar las ramas entre sí. – Para hacer estas cosas hace falta mirarle, es como si la corona fuera el arma y todo a mí alrededor fuera el enemigo, solo soy buena si miro el arma- contesto la elfa mientras colocaba la última hoja en la corona y se la entregaba a Legolas lo cual este recibió apenado por no ser capaz de hacer algo tan fácil como aquello.

 

Legolas recordó esa vez y las lágrimas ya habían amenazado con interrumpir su concentración en la corona pero por suerte Legolas colocaba las últimas hojas y flores en esta, se acercó a la cama donde estaba recostada y alzo su cabeza con una sola mano, pero con suavidad, coloco la corona alrededor de su cabeza para observarla un momento, fue ahí cuando lo vio, aquello que su padre había dejado alado de ella, tomo el objeto en sus manos y quito los pañuelos que lo cubrían. Esta vez lloro desconsoladamente acurrucado a un lado de Nárie, mientras que con ambas manos aferraba el objeto que había dentro de los pañuelos un poco ensangrentados. Aquel objetó con el que se esforzó en proteger Nárie, ese objeto que habría de permanecer siempre a su lado.

El cuchillo blanco.

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Los ojos de Legolas no se habían cerrado, como siempre permanecían entrecerrados aun así el elfo levanto el resto de los parpados tras aquel extraño “sueño”, la mente de Legolas aún seguían en aquella elfa.

Nárie

Por más que se hubiera esforzado por recordar ningún recuerdo surgía, lo único que podía ver en ese momento era el cuerpo pálido de la joven recostado en aquella cama adornada, su fino cabello y la corona de hojas. Sintió una punzada en su cabeza y sin poder evitarlo soltó un quejido de dolor y tomo su cabeza con ambas manos.

-¿Legolas?- Aragorn que había despertado por aquel quejido se levantó casi inmediatamente colocándose al lado del elfo. -¿Estas bien?- la pregunta del rey fue respondida por otro quejido del elfo esta vez más fuerte, que había despertado a Gimli y a Glanhír, Aragorn le dio una seña a ambos con una mano para que no se acercaran. Legolas apretó el agarre contra su cabeza ya que el dolor era totalmente insoportable, soltó más gritos de dolor que empezaban a preocupar a los presentes.

-Legolas, tienes que calmarte, Legolas por favor has lo que te pido- rogo el rey cuando vio que el elfo se inclinó más hasta que su frente toco la tierra. Aragorn sin saber que hacer solo masajeo la espalda de este pero pareció no ayudar en nada. Cuando todos se percataron que Legolas había aventado un cuchillo que termino por detenerse gracias a una roca, el elfo ya se había calmado y se dejó caer completamente sobre la tierra. Aragorn se estiro y tomo el cuchillo entre sus manos, al verlo perfectamente se dio cuenta que era el cuchillo blanco de Legolas.

-No puedo tocarlo ahora, no ahora, llévatelo contigo y cuídalo- murmuro con debilidad en la voz de Legolas y después de esto sus ojos se cerraron completamente aun así su respiración ya se había calmado.

-¿Qué demonios fue eso?- dijo Glanhír mientras salía del asombro por la forma en que había actuado el elfo.

Ninguno de los tres hablo por un momento, solo observaban si el elfo hacia movimientos extraños pero solo seguía tumbado sobre la tierra respirando como si nada malo hubiera ocurrido.

-Debemos buscar otro lugar donde quedarnos, tal vez los orcos escucharon los gritos y se dirijan hacia acá- recalco Aragorn, el hombre y Gimli aceptaron inmediatamente.

 

 *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 Legolas sentía un delicado apretón sobre su cuerpo, pero el problema era que no podía moverse no podía hablar o cualquier cosa que intentara hacer. Aunque enseguida se dio cuenta de que estaba recargado sobre un hombro, el aroma que inundaba su nariz le dejo claro de quien se trataba.

Su Ada.

Thranduil le cargaba como si fuera un bebe, y eso era los más extraño pues Legolas era un bebe y estaba siendo arrullado por su Ada.

-Pequeño, mi pequeño- escucho decir a su Ada mientras dejaba de arrullarle y empezaba a caminar por los largos pasillos del reino, aquellos pasillos se le hacían demasiado familiar. –Yo también extraño a tu madre-

Madre.

Legolas ahora era un bebe en aquel recuerdo, no podía ver el rostro de su padre ni podía moverse, sus extremidades eran pequeñas y su cuerpo no tenía tantas energías como para apartarse de su hombro. Sus pequeños ojos no eran tan potentes ya que su vista aún no se desarrollaba como debía pero podía ver la luz que proyectaba el sol sobre los arcos de las ventanas, los rayos de este iluminaban el piso trayéndole difíciles recuerdos.

-Tu madre cuando estaba a mi cargo trabaja y destacaba entre todos los demás- dijo  Thranduil a su pequeño, caminaba con Legolas en sus fuertes brazos. –Cuando descansaba siempre le encantaba caminar por estos pasillos, al momento de enamorarme de ella, la lleve a la mejor parte del bosque pero tu madre me mostro algo mucho mejor…..- Aunque el pequeño elfo no pudiera hablar realmente quería saber que le mostro, no hizo falta hablar para que Thranduil  continuara. –Me mostro este pasillo, me mostro…..las bellezas de mi propio reino por donde eh vivido tantos años, y después de  casarnos lo recorrimos disfrutando la belleza de la noche iluminándolo. – Thranduil se detuvo de hablar un momento para quedar en completo silencio, así como un lazo une a un padre a su hijo sintió la enorme curiosidad de su pequeño por saber que paso después así que continúo.

-Y luego tú estabas en camino mi pequeña hoja verde, tu madre estaba tan feliz, jamás la había visto de esa manera cuando nos enteramos, claro que yo también estaba más que feliz, ella siempre te llevaba sin falta a este pasillo mientras te hablaba de su belleza aun estando en su vientre- Espero haber escuchado mal a través de sus pequeñas orejas pero creyó escuchar que la voz de su padre se quebró como si estuviera a punto de llorar. –Aquel día en que ella murió fue la mayor desgracia, fue demasiado poco el tiempo que pudo disfrutar a tu lado, no sabes lo que hubiera dado ella por verte crecer como un elfo fuerte y hermoso, sigo sin saber del todo que es lo que tu madre veía en estos pasillos que lo hacía ver tan hermoso, seguramente cuando crezcas tú lo puedas entender-

Thranduil bajo los escalones de manera lenta, al final del pasillo llevaba a un pequeño estanque  con hermosas flores creciendo a su alrededor, las luciérnagas iluminaban el agradable lugar. El rey Thranduil suspiro.

-A tu madre se le hacía imposible separarse de este lugar- Thranduil tomo asiento en una de l bancas de mármol hermosamente talladas y aparto al pequeño de su hombro para sentarlo entre sus piernas. El Legolas mayor que estaba en aquel cuerpecito se estremeció al recordar el lugar, era aquel lugar donde miro su reflejo y donde aquella joven elfa lo había hallado.

Algo quedaba claro; no era la primera vez que Thranduil lo llevaba a ese lugar, recordó solo en ese instante que cada día sin falta, cruzaba en brazos de su padre aquel pasillo para terminar en el estanque lleno de luciérnagas que parecía que ellos tampoco faltaban a ese lugar.

 

De repente, el pequeño Legolas que ya podía caminar y hablar perfectamente la mayoría de las veces, espero a su Ada sentando en la cama pero el no llego, jugaba con sus manos ya impaciente esperando a su Ada como todas las noches, pero como ya había dicho él no llegaba. Se levantó de la cama y salió de su habitación, sabía que estaba mal, pero no quería faltar ni un día a ver el estanque, recorrió varios pasillos pero nunca encontró el correcto, él sabía cuál era pues ninguno era tan hermoso como aquel pasillo donde una vez su madre había pasado sin cansancio.

-Pequeño Legolas, ¿Qué hace usted aquí?- la voz de uno de los guardias lo altero y volteo a donde le hablaban, aquel guardia se arrodillo para quedar a su altura. -¿Qué tienes que hacer por acá a estas alturas de la noche?- pregunto el mayor.

-Ada no llego para llevarme al estanque- agrego a prisa Legolas intentando no llorar, pensó que se había perdido y no vería el estanque esa noche, nunca había recorrido el solo todo el reino.

-¿El estanque?, si es ahí donde quieres ir te pudo llevar pero Thranduil debe estar preocupado por ti-

-¡Ada lo entenderá!- dijo resistiéndose, ya que el guardia le había tomado de la muñeca para llevarlo de vuelta al rey Thranduil. Legolas lanzo un puchero hacia el mayor y este entendió su necesidad por ir al estanque.

-Vamos entonces- dijo el guardia mientras le tomaba de la mano al pequeño elfo.

 

-Debemos ir más lento- replico Legolas una vez que se metieron por el pasillo iluminado por la luz de la luna. El elfo mayor no entendió porque quería ir más lento pero cumplió sus órdenes y caminaron por el pasillo lentamente. Pasó varios minutos y no habían llegado aún a la mitad del pasillo. La paciencia por la lentitud de su caminata del guardián era muy poca así que un poco irritado le hablo a Legolas.

-No lo entiendo, ¿porque vamos lento por este pasillo?- la pequeña mano de Legolas se separó de la del mayor y este solo lo miro, el pequeño elfo hablo sin apartar la vista del frente.

-¿No lo ves?, nunca debes pensar mientras vas por este pasillo, tampoco debes mirar a otro lado si no es este pasillo- repitió Legolas que en ningún momento aparto su mirada del frente. El mayor no dijo nada y despejo su mente tal y como le había dicho el pequeño y miro al frente, sin mirar a otro lado solo se concentró en el pasillo. Luego que hubo cumplido esto, muy pronto la belleza de aquel pasillo inundo sus ojos y se perdió en él.

-Tienes razón, es….hermoso-  El guardián no miro a Legolas cuando pronuncio aquellas palabras, pero Legolas le miro para sonreírle.

-¿Verdad que si?, aun así no has visto lo mejor- aseguro Legolas y volvió a la belleza de aquel pasillo. Los dos estaban hipnotizados así que el camino se les hizo demasiado corto cuando bajaron las escaleras pequeñas y el estanque rodeado de flores y luciérnagas dejo perplejo y asombrado al mayor. Legolas tuvo que jalarle para que bajara las escaleras con el.

-Así que es aquí donde usted y el rey Thranduil vienen cada noche- dijo el mayor mientras se sentaba en la fina hierba y Legolas se acostó bocabajo casi cerca del estanque.

-Es aquí donde mi madre solía venir- dijo el pequeño elfo mientras estiraba la mano para recoger una flor lila que flotaba en el estanque. El guardián miraba a todos lados sin poder creer la belleza del estanque, había pasado tantas veces por aquel lugar pero nunca se había detenido para admirarlo. Las luciérnagas se sumergían entre las flores y luego salían mientras titilaban.

-¡Legolas!-  La voz de Thranduil interrumpió la tranquilidad de aquel lugar, Legolas volteo la mirada y vio a su Ada, enseguida el guardián se puso en pie y se inclinó ante él.

-Perdone mi señor rey, Legolas no encontraba el camino al estanque así que lo eh traído- Thranduil ya había tomado en brazos a su hijo y luego miro al mayor.

-¿Lo has visto?- dijo el rey, el guardián lo miro confuso pero casi enseguida se dio cuenta de que hablaba y asintió avergonzado. –Bueno has visto nuestro secreto, no tienes que contárselo a nadie más, si no la belleza de este lugar se perderá-  El guardián volvió a asentir y se retiró no sin antes dedicándole una sonrisa a Legolas.

-¿Por qué no has venido Ada?- pregunto el pequeño mientras Thranduil lo sentaba en sus piernas.

-Estos tiempos eh estado ocupado, lo siento mucho pequeña hoja verde- dijo el rey mientras hundía su nariz en el cabello de Legolas.

-¿Mañana iras conmigo cierto?-pregunto el elfo pero su Ada no dijo nada tan solo mantuvo su nariz en su cabello.

Desde ese día, su padre no venía a buscarlo para ir al estanque, empezó a salir de su habitación para que el guardián le acompañara al estanque, tiempo después aquel elfo mayor fue reclutado para la guerra y lamentablemente no sobrevivió, Legolas tuvo que aprender a ir solo  al estanque, aunque sus visitas a ese hermoso lugar se disminuyeron pronto.

Su padre  le había dado la noticia de que, el momento de aprender a pelear había llegado.

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El elfo abrió los ojos lentamente, no tardó en darse cuenta que se hallaba de cabeza y se balanceaba lentamente, se retorció un poco al sentir una mano rodeando su cintura.

-Oh, Legolas, ¿Te encuentras mejor?- pregunto Aragorn sin mirarle, Gimli y Glanhír venían detrás así que podía verles. Tardo un momento en responder.

-Sí, la verdad es que tengo un poco de hambre- entre Aragorn y Gimli nunca habían escuchado al elfo decir alguna necesidad que tuviera. Pero Aragorn no tardo en ordenar que se detuvieran, se encontraban  ahora entre árboles, aunque no había otra cosa  más que arboles siendo un bosque.

Se sentaron entre las hojas secas y comieron de a poco, las provisiones aun eran favorables, aunque al elfo le dieron un poco más de comida.

-Me siento sucio-dijo el enano, pues aún tenían barro seco en sus cabellos y barbas y ni hablar de las ropas.

-Tenemos que encontrar un lugar donde podamos limpiarnos- dijo Aragorn terminando el ultimo cacho de pan hecho de la cocina del campamento.

-Gastaríamos tiempo si vamos todos juntos, tendremos que separarnos- dijo Glanhír hacia Aragorn.

-No tenemos por qué arriesgarnos tanto solo por buscar un lugar donde limpiarnos- le agrego el rey a Glanhír y este le miro de mala manera.

-Para mí es importante, oler mal no es lo mío- se quejó Glanhír  mientras tocaba su cabello tieso a causa del barro.

Aragorn callo un momento y luego volvió a abrir la boca.

-¿Qué hay del hechizo?- pregunto Aragorn.

-Podemos dejar un camino o ingeniárnoslas nosotros, pero quiero quitarme este asqueroso barro-

-No sería una mala idea Aragorn, si uno de nosotros encuentra agua primero grita o toca el cuerno para darnos el aviso- agrego el enano mientras se unía a la discusión. Legolas solo les veía. Aragorn bajo la cabeza como si lo pensara, y realmente lo estaba pensando, después de unos minutos siendo observado por el enano y el hombre, levanto de nuevo la cabeza y los miro decisivo.

-De acuerdo, pero mejor vayamos en parejas- ordeno el rey mientras se ponía la carga entre los hombros.

-Sera mejor que tu vayas con Legolas, no tendré la suficiente paciencia para estar con un elfo que no es capaz de hacer nada por sí mismo-  pronuncio Glanhír frustrado. Aragorn le lanzo una mala mirada al hombre.

-Bien, yo tampoco eh de soportarte a mi lado por lo cual Legolas ira conmigo, Gimli tu iras con Glanhír- finalizo Aragorn mientras trazaba un circulo con una rama. –Este será nuestro punto de encuentro por si no encontramos agua en dos días- Los otros dos asintieron, al momento de partir, Gimli le despidió.

-Cuida al elfo- le dijo por última vez el enano antes de desaparecer junto con Glanhír atreves de los árboles.

Legolas ya se había puesto de pie, con un poco de dificultad.

-¿Podrás caminar?- Le pregunto Aragorn.

-Eso creo- aseguro Legolas. Ya habían empezado a caminar entre los árboles y por la mente de Aragorn cruzo el pensamiento de que, ahora que estarían solos seria el momento perfecto para recuperar a su amado elfo.

                    *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

-Me estás diciendo, Elrond, ¿que mi hijo se ha perdido pero se encuentra en los bosques de Lothlórien cerca de mi reino?- dijo Thranduil quien daba vueltas de una lado a otro sin observar al elfo, Arwen se encontraba alado de su Ada.

-Es exactamente lo que eh dicho- dijo Elrond seguro, por un momento Arwen se sintió realmente intimidada por las palabras del todavía rey Thranduil aunque aquellas palabras no eran dirigidas a ella se preguntó cómo su Ada podría tener tanta confianza en él.

-¿Por esa razón me has llamado?, podría haber mandado a mis guerreros de inmediato- Thranduil le miro con esos ojos azules iguales a los de Legolas.

-Por esta otra razón te eh mandado a llamar hasta las tierras del rey Aragorn- ambos elfos se miraron y la tensión en ambos la podía percibir la bella Arwen. –El bosque Lothlórien ha caído en un hechizo, ¿cómo es posible que tú y los sabios que habitan en tu reino no han notado su presencia?-

-¿Hechizo dices?, ese hechizo del que me estás hablando debe ser tan poderoso como para que yo ni los sabios puedan percibirlo- dijo Thranduil que seguía sosteniendo la mirada de Elrond.

-Tú has entrenado a tu hijo perfectamente, ¡Legolas el elfo que sabe todo sobre todo!, uno de tus guerreros más jóvenes y fuertes además de ser tu hijo, sé que le has enseñado sobre los hechizos y como deshacerlos, por eso no has de estar tan preocupado-

-No estas nada equivocado, si lo eh criado yo, ¿qué problemas tiene que tener que no pueda detener?- dijo el elfo rubio que ya empezaba a mostrarse irritado tras el viaje que realizo solo para hablar de su hijo.

-Es poderoso el hechizo lo sé, pero la conexión que tiene un padre con su hijo y más hablando de tu relación con tu hijo, ¿no debió haberte advertido sobre el poderoso hechizo desde antes?- dijo Elrond mirándole, Thranduil sintió sorpresa aunque su rostro no lo demostró.

-A qué quieres llegar- dijo Thranduil tratando de terminar con sus respuestas siempre finalizadas con más preguntas que llegaban a no tener respuesta clara.

- Thranduil, debiste haberte dado cuenta antes- ahora una incomodidad y preocupación invadieron el cuerpo del elfo rubio que no puedo contener su mirada de sorpresa.- Tu hijo, es probable que haya caído en un hechizo totalmente poderoso y difícil de deshacer- 

Notas finales:

Gracias por leer! =D


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