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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen son originalmente de J.R.R. Tolkien un escritor maestro

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Hola a todos!!, ¿Como estan? ¡espero que bien! bien aqui les dejo el capitulo y gracias a todos por sus positivos comentarios *u*, ya no los molesto y comienzen a leer.

El elfo se sentía ahora más incómodo que antes, al momento en que Aragorn se separó de sus labios él se volteo  para cubrir su rostro sonrojado, al momento en dirigir su mirada al rey este ya se estaba quitando las prendas mojadas y las lanzaba a la tierra, Aragorn se encontraba también desnudo si no fuera porque también el agua le llegaba hasta la cintura. En ese mismo instante prácticamente se estaban dando un baño juntos y Legolas trataba de no parecer nervioso y alejarse del cuerpo desnudo de Aragorn, aunque a veces notaba como el rey se acercaba discretamente hasta él y cuando sentía el contacto de su piel con la suya de inmediato se apartaba con el corazón acelerado y los nervios bastante notables.

-No tienes por qué estar nervioso, no te haré daño-  afirmo el rey cuando por quinta vez rozo su mano con la espalda del elfo y este dio un salto que casi lo hacía caer en el agua. Legolas le miro nervioso pues no quería observarle con el pecho desnudo.

-¿De verdad yo soy la persona de la cual usted está enamorado?, tal vez está confundido por el hechizo, entiendo que estar encerrado aquí causa confusión- agrego Legolas  que mantenía las palabras en su cabeza pronunciadas por el rey hace unos momentos.  Aragorn dejó escapar una risa que se apagó para contestar.

-Estoy cansado de ver arboles eso es obvio pero no eh perdido mi cordura- Legolas se volvió a estremecer cuando la mano del rey tomo la suya y lo jalo hacia el para atraparlo en un abrazo, ahora ambos cuerpos desnudos estaban juntos y podían sentir su propio calor.

-Debe ser una broma, no te conozco del todo- dijo el elfo tratando de zafarse del abrazo pero el rey aplico una pequeña fuerza para que este no se fuera.

-En eso te equivocas, me conoces mejor que nadie y yo te conozco a ti mejor que a nadie- agrego Aragorn que podría sentir los nervios de Legolas a causa de los temblores. Esta vez hizo lo mismo lo separo de él y lo beso de nuevo, los labios del elfo parecieron temblar cuando acerco los suyos aunque después Legolas correspondió, el rey bajo sus manos de sus hombros hasta la delgada cintura del elfo, por su parte el elfo solo movió sus manos hasta los brazos fuertes de Aragorn como para sostenerse,  pasaron varios y largos minutos para que se separaran a falta de aire.

-¿Si de verdad soy un desconocido porque has de haberme regresado el beso?- dijo el rey divertido ante la expresión sonrojada del elfo que solo aparto la mirada ya que Aragorn todavía le agarraba de la cintura.

-¡Silencio!-  se quejó Legolas que ansiaba escapar de sus brazos.

-¿Entonces cuál es tu respuesta?-  Legolas lo miro ahora confundido ante su pregunta y por un momento su cercanía dejo de importarle. -¿Cuál es tu respuesta ante mis sentimientos?-  repitió el rey y hubo un largo silencio, lo suficiente como para escuchar los susurros del viento y para que Legolas le mirara con las mejillas que aún no perdían su color carmesí.

-Aceptare tus sentimientos, no lo hare por lastima si no porque siento que debe ser así- Aragorn solo sonrió, aflojo el agarre de sus cintura y Legolas empezó a arrastrar los pies debajo del agua para pasar a su lado y dirigirse a la tierra. –Escucha Aragorn- el rey no volteo pues suponía que el replicaría así que solo se dedicó a escuchar. – Tal vez no seas un extraño después de todo-  Antes de que decidiera voltear, su propia ropa mojada aterrizo en su rostro. -¡No mires!-

Paso un largo rato para que la ropa de Aragorn estuviera seca y pudiera salir del agua. Al estar fuera del agua no vio ningún rastro del elfo cerca, aun volteando por todos lados.

-¡Aragorn!- el rey alzo la mirada hacia los arboles de donde había provenido su nombre, Legolas se encontraba sentado en una enorme rama de aquellos árboles en la mano sostenía dos manzanas una ya mordida por él y la otra estaba sin morder, totalmente roja. Legolas le aventó la manzana sin morder y el rey lo atrapo ágilmente con una mano. -¡Buena atrapada!, ¿Gustas subir?- Aragorn no lo pensó dos veces, escalo el árbol sin problema alguno y pronto se sentó en aquella gruesa rama alado del elfo.

-¿Puedo preguntar qué es lo que haces aquí?- agrego Aragorn cuando le dio la primera mordida a su manzana.

-Nada en especial, solo, quería pensar- dijo Legolas imitando el acto del rey con la manzana.

-Te han ocurrido cosas extrañas, ¿Qué es lo que sucede?- el elfo miro al rey y este le regreso la mirada ahora ambos se miraban pero las palabras hacían falta para Aragorn. –¿Es que acaso no confías en mí?-

-No es eso- contesto Legolas apartando la mirada de la del rey. –Es difícil de explicar, eso es todo-

-Te escuchare atentamente entonces- dijo Aragorn mientras veía como Legolas mordía su labio.

-Son sueños- agrego el elfo mientras regresaba a la mirada de Aragorn, el rey guardo silencio para que el elfo pudiera continuar. –Pero siento que no son solo simples sueños si no mucho más, cada que cierro los ojos un nuevo sueño aparece y siento como si aquello ya hubiera pasado, tal vez no sean sueño si no, recuerdos- Aragorn le miro atónito ante las palabras de Legolas, este solo mantenía sus ojos azules sobre los del rey.

-¿Recuerdos?- pregunto el rey un momento después.

-Si- respondió con un hilo de voz. –No lo sé, tal vez el hechizo está dejando poco a poco mi mente- agrego Legolas que se dirigió la manzana a la boca para morderla de nuevo.  Niguno de los dos dijo nada por minutos, solo se escuchaba los sonidos de sus dientes al morder la manzana que parecían no tener un fin.

-Legolas- el elfo volteo masticando el bocado de manzana. –Quiera que sepas que, si algo malo llegara a pasar te protegeré sin duda alguna- aquello hizo que el bocado casi se le atorara en la garganta pero sin embargo la digerio sin problema.

-Gracias aunque la verdad es……….- sus palabras fueron interrumpidas. La mano de Aragorn jalo su muñeca donde sostenía la manzana el elfo la dejo caer debido al repentino agarre, aunque no le dio tiempo de replicar por aquella manzana que caía hacia la tierra ya que Aragorn choco sus labios con los del elfo como ya lo había hecho. Enseguida la fruta que había caído dejo de importarle al elfo pues ahora aquellos labios sabían a manzana e incluso mucho mejor que una.

             *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Thraunduil no dejaba de dar vueltas por la habitación que le habían dado para que tomara un descanso, aunque no hubo tal descanso si no varios pensamientos que no dejaban en paz su mente. La mañana ya se había hecho presente y con el Elrond entro a la habitación donde encontró a Thraunduil caminando de una pared a otra repetidas veces.

-No has descansado ni un poco, ¿Por qué no intentas despejar tu mente?-dijo Elrond que cerraba la puerta detrás de sí.

-Ahora aquella simple tarea es imposible de resolver- agrego Thraunduil que dejo de dar vueltas para ver a Elrond de pie ante la puerta.

-Sé que es una decisión difícil y no te culpo por pensarlo demasiado, si decides no hacerlo podremos encontrar otra manera de salvar a tu hijo de aquel bosque-

Y eso era lo que menos quería el rey del bosque negro, si tardaban más en encontrar otra manera de romper el hechizo quien sabe lo que sucedería en ese tiempo, la idea de que su hijo pudiera morir era un terror para Thraunduil.

-Si antes me habrían de llamar sabio, ahora no tengo la mínima idea de cuál será la simple respuesta  ante una decisión que valdrá la mayor parte de mi vida-  Elrond se acercó a Thraunduil para mirarle de frente.

-Veo  duda en tus ojos, ¿Se debe a que no confías plenamente a que mis fuerzas como noldor sean suficiente?- Thraunduil solo desvió la mirada ya sin escapatoria decidió responder.

-Es verdad que tengo mis dudas, ¿Y si el hechizo que cubre el bosque es más fuerte que tu energía restante y la mía juntas?- 

-No tengo más razones para darte, solo te queda decidir- dijo Elrond ante la pregunta llena de temor por parte del rubio, que si Thraunduil tendría que expresar sus sentimientos como; dolor, tristeza, amor o felicidad eso lo haría pero ante la mirada de Elrond. Cuando Thraunduil iba a volver a hablar, tres toques a la puerta bastaron para que el castaño aceptara su entrada.

Era Lindir, que no acostumbraba a dejar solo a Elrond durante sus viajes.

-Mi señor Elrond, mi señor Thraunduil - dijo dando una leve reverencia ante los dos elfos.

-¿Sucede algo Lindir?- pregunto Elrond ante su interrupción.

-Pide verlos a ambos mi señor- contesto Lindir sin dar muchas más explicaciones.

-¿Quién?-  volvió a preguntar Elrond esperando esta vez la respuesta completa.

-El mago-

 

 

Lindir guio a ambos reyes elfos hasta los jardines  donde los esperaban, basto con ver ahora al nuevo mago, que ahora era cubierto por ropas blancas al igual que su cabello, tan blancas que brillaban con la luz del sol ante su cabeza.

-Gandalf el blanco- dijo Elrond elevando un poco la voz, bajaron los escalones para acercarse al mago que volteo con bastón en mano.

-Señor Elrond- saludo el mago blanco y al ver a Thraunduil detrás de Elrond alzo las espesas cejas. –Mi señor Thraunduil  ha pasado tiempo desde la última vez que lo vi-  Ninguno de los dos elfos se percató del otro hasta que salió del escondite detrás de la espalda de Gandalf.

-Mi señores Elfos- dijo en un elevo de voz y se inclinó exageradamente con bastón en mano.

-Radagast, no eh sabido de usted desde hace lunas- agrego Elrond con repentina sorpresa ante la presencia de ambos magos; Gandalf y Radagast.

-¿A qué se debe su presencia por estos reinos ustedes dos magos?- pregunto Thraunduil que pareció mas sorpresivo por la visita.

-A eso iba señor Thraunduil, me dirigía más allá de su reino para arreglar un asunto junto a mi amigo Radagast, hasta que debido a las aves y hombres con quien nos cruzamos en el camino escuchamos que su hijo Legolas ha desaparecido- informo Gandalf, el otro mago solo asintió.

-¿A qué has venido?, te vuelvo a preguntar- dijo Thraunduil un poco ofendido pues ahora, la noticia de que su hijo había desaparecido se habían extendido.

-Estaba a punto de tocar ese tema mis señores elfos, venimos a ofrecerles nuestra ayuda- Ahora los elfos pasaron desapercibidos, sus caras de sorpresa eran ahora imborrables. –No hace falta que me digan más, me eh enterado que un hechizo de los noldor cubre el bosque, nosotros ofrecernos nuestra ayuda para desatar el hechizo que cubre a Legolas-

-Solo hace falta que el señor Thraunduil tome una decisión- intervino Radagast y ante esta afirmación era Thraunduil quien se tensó.

Elrond, Gandalf y Radagast miraban al rey del bosque negro para que este digiera su respuesta, era obvio que aún había dudas sobre qué pasaría si la energía de Thraunduil sería suficiente para romper el hechizo del bosque pero si Legolas tenía otro hechizo encima ese sería el problema, y jamás se paró a pensar en eso, ahora sabia que necesitaba la ayuda de los magos, tanto en las investigaciones de los posibles hechizos que podrían rodear a su hijo como para deshacerlo. Las miradas de los tres presentes se le hicieron pesadas y como acostumbraba su carácter al igual que el de Legolas, pronto su paciencia se hizo añicos y sin escapatoria elevo la voz para que los presentes pudiera escucharlo y no tener que retroceder al momento de repetirlo.

-De acuerdo, lo hare si de esa forma puedo salvar a mi pequeña hoja verde-

                          *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

-Sería mejor que empezaras a llamar a Gimli y a Glanhír ahora que hemos encontrado agua- dijo Legolas que utilizaba esa afirmación como excusa para que Aragorn  dejara de lamer el cuello del elfo.

-Pueden esperar lo sé, tan solo ha pasado un día desde que nos separamos- Legolas se estremeció al sentir el aire de sus palabras chocar contra su cuello, aunque el elfo sabía que tratar de decir otra cosa mas no detendría a Aragorn de su tarea de no dejar de lamer su cuello.

-Es…espera- tartamudeo Legolas al tratar de contener un gemido ya que el rey había metido su mano dentro de aquel traje de guerra demasiado elegante como para serlo, al momento en que los dedos había tocado la piel del elfo, este estuvo a punto de sacar varios gemidos.

-¿Qué es lo que te preocupa?- dijo Aragorn dejando en paz el cuello del elfo y sacando la mano de su traje.

-Nada en realidad- dijo Legolas que trataba de no parecer demasiado intimidado pero el color carmesí de sus mejillas no se iban y más al tenerlo encima de él. –El simple hecho de saber qué hace tres días y dos noches te conocí no me consuela demasiado- el rey soltó una pequeña carcajada.

-Si realmente nos hubiéramos conocido en ese tiempo, ¿Me habrías aceptado?- declaro Aragorn y Legolas alzo las rubias cejas en señal de que tenía razón.

-Es porque me eres familiar y como te había dicho, algo me dice que así tiene que ser-

-Entonces que así sea- agrego Aragorn para volver a inclinarse y besar los labios del elfo. Esta vez se dieron la oportunidad de sentirse con sus bocas, fue la necesidad de Aragorn por volver a besarlo que ahora se encontraba a punto de hacer lo que no cruzo nunca en su mente cada noche que estaba con el elfo antes de que todo esto ocurriera, ahora no podía dejar de juntar sus labios o lamer su cuello o rozarle su delicado rostro y había entendido porque. Por un momento pareció que había perdido a su querido elfo al momento en que este perdió la memoria y perderlo había sido una de las peores experiencias de su vida, ahora lo entendía, lo amaba que dejarlo ir era un tarea aún más imposible, y aunque no le había comentado nada a Legolas sobre su matrimonio con la hermosa Arwen era porque tal vez el elfo lo tomaría mal y lo dejara, por ahora no era capaz de decir toda la verdad a su amado pero nada de eso importaba ahora.

-¿Seguro que quieres hacerlo?- pregunto un poco dudoso Aragorn, el elfo seguía debajo de el con la respiración entre cortada y el rubor aun en sus mejillas, sus ropas se encontraban abiertas dejando a la vista su piel blanca y suave.

-Si- fue la respuesta de Legolas, el elfo alzo las mano para alcanzar su cuello en lo cual el rey le ayudo inclinándose, Legolas lo jalo y volvieron a juntar sus labios que ninguno de ellos se cansaban de unirlos en cada momento.

Ahora esto iba a suceder y no había duda alguna de que algo bueno y malo traería esta prueba de amor.

                     *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 

El mismo hombre que había llevado la carta al señor Elrond cabalgaba ahora con velocidad en dirección al campamento donde ahora Faramir se encontraba al mando, los hombres empezaron a reunirse al ver que el hombre entraba al campamento y se desmontaba del caballo, enseguida fue interrogado por preguntas de varios por lo que este ignoro y corrió hacia la tienda donde se habría de encontrar Faramir.

-¡Señor Faramir!- dijo el hombre entrando a la tienda, Faramir se encontraba con otros al mando de varios puestos, alrededor de una mesa con un mapa en él, seguramente creando un plan de estrategia para atacar, pero esto se vio interrumpido cuando aquel hombre entro.

-¡Athrad!- Faramir exclamo el nombre del ahora presente en la tienda, con una expresión de asombro, antes de que el ahora a cargo pudiera preguntar que hacia ahí, Athrad le tendió una carta con un sello de cera. Faramir lo acepto dudoso, aunque sabía que debía de ser algo importante, frente a todos los presentes, abrió el sobre y distendió el papel para comenzar a leer. Por lo primero que leyó pensó que lo mandarían a llamar para interrogarlo de donde podría estar el rey elfo una vez que los ojos del hombre Faramir se dirigieron a la firma sus ojos se agrandaron por la sorpresa.

En la firma estaba el nombre del mago; Gandalf.

Notas finales:

Soy mala lo se u.u no me odien.

P.D: Lamento si hay una que otra falta ortografica.


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