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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

Estos personajes no me pertenecen, son originalmente de J.R.R Tolkien un escritor maestro

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¡Hola a todos! espero y les este gustando :D yo espero a que si u.u, bueno solamente quiero saludarle y sin molestar los dejo leer.

Paso un tiempo seguido de una gran caminata antes de que Aragorn y Glanhír pararan en un lugar adecuado o un lugar lejos del peligro, ahora se encontraban en un espacio sin arboles pero lleno de rocas de diferentes tamaños  y formas extrañas, Aragorn deposito a Legolas en el suelo recargado sobre una roca. Glanhír permanecía de pie apretando los puños y la mirada fija en el vacío.

-Tendremos dificultades para encontrar a Gimli- dijo Aragorn cubriendo a Legolas con su capa elfica que los elfos de ese mismo bosque les había dado hace tiempo.

-De eso no hay duda- afirmo Glanhír hacia la suposición acertada del rey.

-No podemos seguir así, las provisiones se vuelven escasas y estar aquí me hace perder la cordura poco a poco- dijo Aragorn –Y aún no sabemos lo que le sucede a Legolas, esto no podría ser peor- el rey lanzo un ruido que demostraba su frustración y se dejó caer sobre la tierra. El silencio los invadió, de aquellos que parecen definir el sufrimiento sea cual sea el ambiente en la que se encuentren.

-No lo culpo, ahora no se distinguir cual es el este o el oeste- agrego Glanhír que aún seguía de pie y parecía tenso, sus dedos no dejaban de juguetear en su cinturón de cuero. –Espero que no te importe, iré revisar los alrededores, solo para despejar mi mente de todo lo que está pasando-  el hombre no espero respuesta del rey y se alejó del aquel espacio de rocas.

Aragorn con la cabeza dándole vueltas se recargo en una de las rocas, pensó en todo lo ocurrido, desde que entraron al bosque hasta el punto de hacer aquello con Legolas, luego su mente se alejó de las preocupaciones y pensó en el elfo, una oleada de melancolía y paz lo invadió ahora, la primera vez que lo vio que fue en el concilio, el viaje que realizaron en busca de los hobbits, su confesión y la primera vez que rozo sus labios. Hasta ese instante no se había dado cuenta de que se encontraba pensando en el elfo pero pareció no importarle, empezó a cabecear a causa de cansancio y cuando sentía que sus ojos se iban a cerrar completamente una especie de gemido molesto se escuchó, de inmediato se incorporó enterándose de que aquel gemido había venido de elfo que ya empezaba a retorcerse, una vez que los ojos de Legolas se abrieron miraron a los lados como desorientado y luego de varias miradas rápidas alrededor del espacio libre de árboles, al final sus ojos encontraron con el rostro de Aragorn y sin ninguna razón ambos se miraron fijamente , no dejaron de mirarse y no lo hubieran hecho, si no fuera porque Legolas volvió a lanzar otro gemido de dolor. Antes de que de Aragorn pudiera preguntarle qué sucedía, el elfo se arrastró hacia él, Aragorn extendió los brazos para recibirlo en un abrazo y cuando Legolas estuvo dentro de aquel abrazo, rodeo su cuerpo con ambos brazos.

-Legolas- susurro el rey con preocupación por encima de sus cabellos, podía sentir que el cuerpo del elfo temblaba, y aquello ya empezaba a alarmar a Aragorn.

-No es nada- respondió Legolas como un siseo, mientras se incorporaba lentamente solo para rodear el cuello del rey. –Un simple dolor de cabeza-

Aragorn acomodo como pudo a Legolas sobre su regazo de modo que pudiera abrazarlo por la cintura. Le beso dulcemente el cuello, el elfo solo se acomodó en el hombro de Aragorn y así se quedaron, tal vez horas a decir verdad ninguno de los dos media el tiempo ahora que estaba asi. Ahora más que nunca el rey sentía la necesidad de protegerlo más que nada, sabiendo que no toleraría perderlo de nuevo.

-El dolor ha pasado- afirmo Legolas separándose y se retiró de su regazo.

-¿Estás seguro?- dijo Aragorn –Veo en ti la fatiga, puedes descansar otro rato si lo deseas- Legolas no respondió pero hizo un movimiento con la cabeza para dejarle claro de que no necesitaba más descanso.

-No hagas que me preocupe más de lo que me encuentro ahora- Legolas tampoco respondió a eso, esta vez porque Aragorn se había acercado a él y le había tomado el mentón para besarle los labios, estaba ya a unos simple milímetros y Legolas cerró los ojos para dejar que su respiraciones se mezclara con la del rey y esperar aquel beso, pero aquel beso no llego, desde lo lejos se escucharon gritos, seguramente de Glanhír.

Se alejó de mala gana de Legolas y pronto Glanhír apareció, una expresión de felicidad o satisfacción se reflejaba en su rostro.

-¡Aragorn!- exclamo Glanhír acercándose.

-¿Has encontrado algo?- pregunto el rey levantándose de la tierra, tratando de que su voz no mostrara fastidio por tal interrupción.

-Ningún rastro de Gimli si es lo que esperas, pero eh encontrado unas ruinas subterráneas donde podemos refugiarnos, una tormenta se avecina si no te has dado cuenta, y las copas de los arboles no nos serán suficientes como para cubrirnos, además si Legolas llegara a empaparse caería enfermo y no contamos con medicina- Aragorn no había prestado atención al cielo que se hallaba gris y las nubes que amenazaban con dejar caer agua, el viento ya empezaba a sentirse también amenazantes.

-Es un buen punto para refugiarnos, la tormenta podría no solo enfermar a Legolas si no a nosotros, ¡Llévame a aquella cueva donde podemos resguardarnos de la tormenta!- dijo Aragorn, Legolas se negó a ser cargado nuevamente y se mantuvo en pie. Pronto ambos seguían a Glanhír atreves del bosque como varias ocasiones, el sonido de los relámpagos sonaban como advertencia de que pronto la tormenta caería, no demoro mucho la caminata, un enorme arco de piedra casi pegado al suelo daba la entrada hacia adentro, a simple vista se podía apreciar las escaleras que descendían y desaprecian a causa de la oscuridad. Había rocas esparcidas de tamaños diferentes alrededor de la entrada de la cueva subterránea.

-¡Apresúrense!- grito Glanhír, ya que el viento se había hecho más fuerte

Aragorn se sintió repentinamente alarmado y no quería dar un paso más, pero Legolas no podía estar expuesto a una tormenta que llegara a enfermarle, y sin importar de su mal presentimiento se acercó a las escaleras dispuesto a bajar, si no fuera porque Glanhír se mostraba impaciente aquello despertó en el la desconfianza e incomodidad.

-¡Adentro Aragorn no podemos quedarnos mucho más tiempo afuera!- grito Glanhír al parecer un poco exaltado de que Aragorn no se diera prisa.

-¡No daré un paso más hasta que tú lo hagas primero!-respondió el rey mostrando toda desconfianza en su palabras.

-No hay momento para dudar, tenemos que entrar- dijo Glanhír pareciendo estar al borde de la locura.

-¡Lo hare si tú lo haces primero!- Aragorn miro con desprecio al hombre y este no le sostuvo mucho tiempo la mirada, Legolas que permanecía al borde de las escalera fue empujado por Glanhír con velocidad, Aragorn solo pudo observar como el cuerpo del elfo caía rodando por las escaleras desapareciendo por la oscuridad.

-¡Legolas!- dijo alterado el rey, al solo poder escuchar el estruendo del cuerpo chocar contra el suelo.

-¡No quería llegar a lastimarlos, pero tu egoísmo me obliga a hacerlo!- el rey gimió de dolor al sentir la hoja afilada de la daga de Glanhír en su hombro derecho. -¡Agradece que no te matare ahora, vendrán por Legolas y tu castigo que debió haberte llegado hace años por fin caerá sobre ti!- Aragorn maldijo entre dientes, quiso sacar su arma pero al intentar tomar la empuñadora de la espada un gran dolor recorrió desde su hombro invadiendo todo el brazo. El pie de Glanhír se colocó en su vientre y apenas noto que la lluvia ya caía sobre ellos, una sonrisa retorcida se dibujó en los labios de Glanhír y seguido de esto,  lo empujo. Y lo único que pudo ver fue la figura mojada de Glanhír junto a aquella sonrisa, antes de caer en la oscuridad y sentir que su cabeza chocaba contra la piedra de las escaleras.

 

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-¡La tormenta es demasiado fuerte, tenemos que hacer más lento el paso Thraunduil!- grito Radagast que ya estaba empapado pues la capa que traía puesta no había sido de mucha ayuda, los caballos parecían no querer continuar a causa del fuerte viento que llegaba a hacerlos retroceder. El rey del bosque negro ignoro las palabras del mago y siguió cabalgando muy delante de ellos intentando mantener los ojos abiertos a causa del viento y la lluvia.

-¡No seas insensato Thraunduil, ven ahora mismo antes de que algo peor ocurra en esta tormenta!-  el grito de Elrond hizo parar a Thraunduil casi a la fuerza. Se encontraban en una zona casi desierta donde ningún árbol o hierba crecía, no había donde refugiarse de la tormenta pero aun así la marcha era llevaba a cabo.

-Me pides paciencia…- dijo Thraunduil una vez que Elrond y los dos magos estuvieron a su lado. -¿No crees que ya eh esperado demasiado?, ¡Mi hijo está atrapado si eh de recordarte muchas veces!- la expresión del rey del bosque negro expresaba furia y desesperación. Elrond había tolerado su comportamiento siempre por lo cual, no se sintió intimidado por la mirada de enojo del elfo rubio. Aunque Arwen que venía detrás de su padre soltó un soplido de sorpresa ante su reacción, por supuesto ninguno presto atención a su pequeño ruido.

-Tengo más que claro que tu hijo corre un gran peligro, conozco a tu hijo y no se rendiría fácilmente, ha sido lastimado varias veces y aun así su fuerza mental y física son dignos de admirar. ¡No dudes de la fuerza de tu propio hijo Thraunduil!- dicho esto el rubio soltó un suspiro y suavizo su expresión a una más tranquila, no dijo nada más, puso de nuevo en marcha al caballo preparado a prisa, aunque esta vez a paso más lento. Arwen ocultaba su rostro tras la espalda de Elrond evitando así que el agua y el aire le llegaran en la cara. Los magos parecían no tener problema alguno al igual que Elrond y Thraunduil. Habían recorrido ya, varias millas, encaminándose a los bosques de Lothlórien, sin detenerse y sin mostrar ninguna señal de cansancio.

-Temo que sin la bella señora Galadriel y Celeborn el bosque cae en esas condiciones-  dijo Arwen que apenas se le hacía visible aquellos bosques por muy delante de ella.

-En poder del anillo Nenya está casi agotado, me temo que Galadriel no puede hacer nada por la belleza de su reino, y mucho menos yo- dijo Elrond por las palabras de su hija.

- Los elfos que habitan en ese bosque también han caído en un hechizo-Dijo Gandalf hacia la elfa, ella no sabía lo que ocurría del todo y aquella afirmación del mago casi le hace soltar un grito de horror.

-¿Hechizo?, ¿El mismo que rodea a Legolas?- dijo con un tono de preocupación Arwen.

-Para suerte de ellos no, un hechizo inofensivo, no tenemos de que preocuparnos- le aseguro Gandalf antes de que volvieran a la marcha silenciosa, la tormenta seguía siendo intensa e incluso se hizo más ruidosa. Arwen quería preguntar más cosas pero la voz se le quebró cuando se le vino a la mente a su querido Aragorn y el miedo a que algo malo le pudiera pasar y entonces se llevó la mano al vientre, no hacía falta ser el más sabio de la tierra para saber que la bella y dulce Arwen esperaba un hijo del rey.

 

            *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 

Lo primero que sintió fue una punzada de dolor en la cabeza, fue tan intenso que primero soltó un quejido, después abrió los ojos y creyó que no lo había hecho pues lo único que podía ver era la negrura, trato de orientarse pero no tenía idea de donde estaba. Se apoyó en el brazo derecho pero enseguida le fallo, el dolor era casi peor que el de la cabeza y cayó sobre su hombro herido esto le provoco un aullido de dolor que reboto por las paredes escuchándose más fuerte. La herida era insoportable y lágrimas de dolor inundaban sus ojos que aún no se enfocaban en la oscuridad.

Fue ahí cuando a lo lejos vio un destello, como el brillo de una pequeña estrella solitaria en los cielos de la noche, esa pequeña luz se acercaba rápidamente. Aragorn no podía hablar, apretaba los dientes tratando de contener el dolor y no soltar otro aullido como el anterior.

-¡Aragorn!- aquella dulce voz, le llego a los oídos como una dulce canción para dormir y sabía que tenía que ir hacia aquella luz, trato de arrastrarse sobre el suelo frio pero de nuevo cayo al primer intento y solo otro grito de dolor. Entonces el resplandor estuvo frente a él y una mano cálida descansaba sobre su mejilla, debido a la luz le prohíbia ver el rostro que ahora le acariciaba la mejilla.

-Tranquilo- y con esto el dolor de fue, solo sintió los suaves movimientos de sus dedos sobre su piel.

-Legolas- dijo por fin Aragorn cuando sus ojos lograron enfocar su dulce rostro sobre la luz que sostenía en una mano.  Levanto con el hombro sano, su mano y toco la mano del elfo tan cálida y suave que deseo que nunca se retirar de su mejilla. -¿Te encuentras bien?- dijo con esfuerzo.

-No eres tu quien debe preguntar, unos simples trapos enrollados a tu herida no servirá para sanarlo- dijo Legolas que había desgarrado la manga de las ropas de Aragorn para vendarla en su hombro.

-¿Dónde has encontrado eso?- dijo Aragorn refiriéndose al frasco, aquel mismo que le había regalado Galadriel a Frodo en el viaje como portador del anillo.

-¿Esto?, al momento en que Glanhír dejo este lugar a oscuras, observe un pequeño resplandor entre escombros, tuve grandes rasguños en los dedos pero realmente no es nada- Aragorn pudo ver, gracias a luz, la mano suelta de Legolas que estaban llenas de rasguños y cubiertas de sangre, e incluso en las uñas, parecía también que habían callos en estos y aquellas vista de sus dedos le partió el corazón al rey, luego miro su rostro y también había rasguños por todo su rostro e incluso uno en su labio inferior, arriba del ojo izquierdo se había hinchado. Sin importar el dolor, se incorporó como pudo.

-Debes quedarte quieto o si no……- las palabras del elfo fueron interrumpidas ya que Aragorn lo había atraído hacia el para juntar sus labios, el rey percibió un sabor a sangre, adivinando que era de su labio. El beso fue dulce y al momento de separarse lo abrazo.

-¿Por qué hiciste eso con tus manos?- pregunto Aragorn sin apartar la cabeza del elfo de su pecho.

-No respondías a mis llamados, y la sangre de tu hombro ya cubría el suelo que llegue a tocarla, creía que morirías necesitaba esa luz para poder verte y tratar de hallar una solución a lo que te sucedía,  no me di cuenta que me había hecho daño yo mismo- El rey acaricio con delicadeza la cabeza de Legolas y muy pronto escucho sollozos por parte del elfo. –Creí que morirías-

-Pero no lo estoy, hiciste lo que estuvo a tu alcance-  dijo Aragorn hundiendo su nariz en el cabello de Legolas. Después de todo lo ocurrido su aroma a manzanilla seguía pegada a él. La luz de aquel frasco iluminaba la cámara donde se hallaban, y miro por las escalera donde hace un momento él y Legolas habían caído, un enorme montón de rocas cubría la (tal vez) única salida. Las paredes de aquel lugar era de piedra bien tallada, aunque no recordó haber visto esta clase de ruinas subterráneas las veces que cruzo por el bosque de Lothlórien o al menos no había escuchado de ellas. Legolas se apartó de su abrazo y se secó las lágrimas, soltó un leve quejido de dolor cuando las lágrimas cayeron en las heridas de las manos ahora maltratadas.

- Me aleje un momento para darle un vistazo a los alrededores, pero encontré un punto en que el camino estaba bloqueado, y si no malinterpreto creí escuchar murmullos detrás de las paredes, no sabía si era algo peligroso, a decir verdad no me dio tiempo de averiguarlo ya que fueron tus gritos  de dolor quien me hicieron venir de inmediato hacia aquí- dijo Legolas, Aragorn que había escuchado su relato con atención, sabían que tenían que ir hacia ese lugar donde Legolas se refería, fuera bueno o malo tenían que cruzarlo.

-No puedo utilizar tan bien mi espada, no eh tenido práctica para sostener el mayor peso de la espada con la izquierda- agrego Aragorn frustrado de no poder defender a Legolas como se había propuesto anteriormente, aunque al elfo pareció no importarle pues casi en seguida alzo los hombros en señal de que no importaba, las carga de provisiones yacía abandonada a un lado de las paredes y Aragorn se sintió aliviado de no haberse apartado de la carga, se puso de pie ya casi sin ninguna dificultad. Legolas le tendió el frasco de luz y Aragorn lo tomo para alzarlo frente a su rostro, empezaron a caminar despareciendo de aquella habitación.

Aquel lugar se parecía demasiado a las minas de los enanos, o al menos así le parecía a Aragorn. Los pasillos eran enormes, tanto de altura como de ancho, las paredes eran de piedra gris bien pulida al igual que el suelo, en el techo que aprecia un arco estaban escritas palabras en elfico, bastante antiguas según el rey por lo cual no podía descifrar ninguna de las palabras escritas en el techo. No hubo ninguna deviación en el trayecto, todo el camino había sido recto, y había sido así hasta que el camino se vio interrumpido por una pared de piedras mal colocada pero bien reforzada.

-Es justo aquí- dijo Legolas.

Enseguida ambos guardaron silencio, Aragorn pronto escucho murmullos detrás de las paredes, era le lengua elfica y parecían discutir entres si, aunque haya escuchado que hablaban en elfico no podía descifrar lo que hablaban.

-Tienes razón, puedo escuchar murmullos- susurro el rey pues los susurros parecían gritos atreves de las paredes.  Cuando Aragorn iba a acercarse de nuevo a escuchar, la pared empezó a caer así de repente, antes de que el rey pudiera reaccionar para retroceder una de las piedras cayo en la cabeza del rey, la visión se le hizo borrosa, soltó el frasco de luz y se escuchó el sonido de este romperse. Lo último que vio fue la expresión de terror de  Legolas y varias voces que habían dejado de ser murmullos.

 

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Los orcos iban en montón, parecían muchos pero no se comparaban con lo que una vez habían sido en Mordor, los orcos iban de un lado a otro, insultándose entre si cuando alguien se interponía en su camino.

-¿Qué haremos con los elfos?- dijo uno. –Están bajo un hechizo no creo que digan algo si jugamos con uno-  Los tres orcos que habían escuchado aquello, rieron demostrando que estaban de acuerdo.

-¡No digas tonterías!, sabes lo que hará Garius si se entera de lo que harán-  dijo otro orco que se encargaba de que no se comieran o jugaran con los elfos capturados.

-¡No se darán cuenta!, míralos- Aquel orco que propuso jugar con ellos, tomo del rostro a un elfo y giro su cabeza bruscamente, la mirada del elfo parecía perdida al igual que los otros y no hizo ninguna mueca de dolor cuando los huesos de su cuello crujieron por la violencia en que volteo su cabeza.  

-Aun así no le harás nada a estos elfos- replico de nuevo el segundo orco.

-¿Enserio?, me gustaría ver eso- gruño el primero, antes de que se lanzaran para atacar, una voz los detuvo.

-¡Alto, condenadas bestias!- todos se giraron y al entender se quien se trataba empezaron a temblar, otros bajaron las miradas, unos dejaron en paz a los elfos que se hallaban molestándolos y otros solo miraban atentamente a Garius que era cubierto por una capa negra y vieja.

-Garius- exclamo el primero. –Estoy seguro que tú me permitirás jugar con uno de estos elfos ¿cierto?-  Garius que no era ni orco, ni troll lo miro por debajo de la capucha de la capa.

-Por supuesto que si- dijo hacia el orco y este se mostró fascinado por su autorización –Sin embargo, ahora no es momento para juegos y ya me has hecho perder mi paciencia- Antes de que el orco pudiera decir algo más, Garius paso con velocidad la daga por su cuello, una cortada profunda y rápida que acabo con la vida del orco rápidamente.

-¡Escuchen!- dijo Garius y todos lo miraron. –Si realmente quieren seguir existiendo, tendréis que hacer todo lo que yo diga, el rey de los elfos sílbanos se haya en las ruinas subterráneas junto a un hombre, el rey Aragorn, ¡ir por el elfo y matad al hombre!- Gairus se hecho la capucha para atrás y dejo al aire los cabellos largo y castaños. -¡Yo, Glanhír, los ayudare a volver, el mundo los temerá de nuevo, el trono de Aragorn será mío y gracias al rey elfo, cada sabio se arrodillara ante nosotros!- seguido de esto, la mayoría lanzo gritos en su lengua en seña de estar de acuerdo, otros solamente se quedaron callados. No tardaron en enviar a un número de orcos tras Legolas y Aragorn.

Notas finales:

Gracias por leer. =D


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