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Una segunda oportunidad por elfasilveriana

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Notas del capitulo:

 

Estos personajes no me pertenecen son originalmente de J.R.R Tolkien un escritor maestro.

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Este capitulo tiene lemmon, corto pero es algo 7u7, un saludo a todos y ya no les molesto mas.

Aquello le pareció un dejavu, un fuerte dolor de cabeza parecido al anterior lo invadió de nuevo pero esta vez mas gravemente. Intento abrir los ojos esperando a encontrar la oscuridad absoluta, pero en vez de eso vio un resplandor y un rostro, creyó que era Legolas aunque esa idea quedo descartada, pronto vio varios rostros a su alrededor, murmuraban cosas entre sí en lengua elfica pero Aragorn no podía ni adivinar qué era lo que decían, el dolor de cabeza era tan fuerte que no podía escucharse a sí mismo gemir de dolor. Al soltar otro gemido de dolor, los murmullos cesaron  y parecieron prestarle atención al hombre que intentaba mantener los ojos abiertos.

-Aragorn- era sin duda la voz de Legolas.

-Está volviendo en si- dijo otra voz que definitivamente Aragorn no conocía.

Cuando sintió que el dolor de la cabeza disminuía, su vista se enfocó ahora en la cámara iluminada por un montón de antorchas  y en los rostros que lo rodeaban.

Elfos.

Aragorn se incorporó rápidamente y los elfos e incluso Legolas se apartaron, el rey volteo por todos lados sin saber en dónde se encontraban y luego su mirada cayó en los hermosos rostros de los elfos que lo miraban con sorpresa.

-¿Dónde estamos y quienes sois?- pregunto el rey mirando  a los elfos que se miraron entre si y los murmullos empezaron de nuevo. -¿Qué es lo que tanto murmuran?- volvió a preguntar pues realmente necesitaba respuestas.

-Lo lamento mi señor pero nosotros no podemos decir nada sin ningún permiso –dijo uno de los elfos que miro a Aragorn, de alguna manera la mirada de aquel elfo lo hizo estremecer y decidió no preguntar nada más. El rey giro la mirada a Legolas esperando a que tal vez este pudiera decirle alguna pista de donde estaban, pero Legolas al igual que el todavía estaba confundido.

Los elfos y el rey se quedaron sentados en el suelo, esperando algo que no sabía que era, pero todos aquello elfos solo se lanzaban miradas entre si y murmuraban entre ellos, era un murmullo demasiado débil como para saber que era de lo que estaban hablando. Pronto Aragorn empezó a cabecear del cansancio, no había descansando del todo pues cada noche se dormía incomodo de que algo malo pudiera pasar si se quedaba dormido, en ese momento cuando sus ojos se iban a cerrar, unos pasos apresurados sonaron en la enorme habitación, parecían venir más allá y hasta ese momento no había notado que había más pasillos después de la habitación en la que se encontraban.

Una elfa apareció en el umbral en forma de arco, vestida con ropas elegantes pero parecían un poco descuidadas, tras ella venían otros dos elfos vestidos con ropas de guerra parecidas a las de Legolas.

-¡Fairiel!- exclamo uno de los elfos que se encontraban sentados alado del rey, este se puso de pie seguido de los otros.

Fairiel miro primero a los elfos y luego miro a Aragorn, sus ojos grises le miraron fijamente que el rey sintió que en cualquier momento apartaría su mirada por tal expresión intimidante, afortunadamente ella aparto su mirada y comenzó a caminar hacia ellos.

-Tu herida…- dijo la elfa inclinándose para quedar a la altura del rey que se encontraba todavía sentado en el suelo. -¿Qué tal esta?- Aragorn que había olvidado por completo la herida de su hombro giro la cabeza para observar, la manga había sido desgarrada y ahora estaba cubierta por vendas limpias y que desprendían un olor a medicina elfica.

-No lo había notado, ahora no siento ningún dolor- contesto el rey, haciendo movimientos circulares con el brazo, lo único que sintió fue un pequeño dolor que no le molesto para nada. -¿Lo has hecho tú?- pregunto ahora el rey. La elfa solo asintió y se puso de pie para decirles algo a los elfos y luego estos desaparición de la habitación excepto los dos que la acompañaban.

-¿Qué es lo que sucede, como eh llegado aquí?- pregunto Aragorn cuando sus dos compañeros elfos ayudaron al rey y a Legolas a ponerse de pie.

-No hay ninguna duda de que lo preguntarías- dijo ella y después hizo una gran reverencia, Aragorn solo miro confuso a la elfa. –Espero y me perdone mi señor rey Aragorn, mi nombre es Fairiel y estoy a cargo de  investigar de todos los hechizos existentes- Fairiel se enderezo de nuevo y aquellos ojo grises le parecieron lo más hermoso hasta ahora.

-¿Porque razón me pides disculpas?- pregunto el rey esperando más respuestas de lo que había sucedido.

-Pensábamos que teníamos enemigos detrás de la pared de piedra, los orcos podrían utilizar a nuestros compañeros para cubrir su olor y así caer en su trampa, derribamos la pared sin preocuparnos de si había tal enemigo si no fuera por Legolas quien nos detuvo a tiempo, pronto nos dimos cuenta que era usted el rey de Arnor y Gondor- agrego la elfa con un poco de amargura en su voz.

-¿Compañeros?, ¿Qué sucedió con todos los elfos de este bello bosque?- volvió a preguntar el rey.

-Ellos no pudieron huir del hechizo, llego de sorpresa, si nos hubiéramos dado cuenta antes todos estaríamos a salvo, corrimos lo más que pudimos tratando de que las garras del hechizo no nos alcanzara y terminamos cayendo en estas ruinas, nuestra única protección ahora, es ese montón de piedras que bloquen la entrada-  dijo Fairiel mirando seriamente al rey. Legolas solo escuchaba atentamente.

-¿Sabes que es este lugar?- pregunto una vez más el rey.

-Me temo que es la única pregunta que no te puedo responder, no había escuchado de estas ruinas hasta que caímos en ellas- Aragorn iba a callar para analizar toda la información dada por aquella elfa pero una pregunta más cruzo por su cabeza.

-¿Lady Galadriel y lord Celeborn, se encuentran bien?-

-No tienes por qué preocuparte por nuestra señora y nuestro señor, han salido de su bosque por razones que no tengo permiso de saber- dijo la elfa que les hizo un movimientos de cabeza para que la siguieran, los elfos parecían no apartarse nunca así que Legolas y Aragorn la seguían desde atrás. Pronto salieron de aquella habitación y se hallaban en un enorme pasillo que conectaban con más habitaciónes unas más grandes que otras, pararon frente a una que desprendía un olor a comida y se internaron en esta, los elfos que habían estado con ellos ahora se encontraban acomodando tazones con comida recién servidas en una gran mesa desgastada, Aragorn se preguntó porque una mesa tan grande y tantos tazones si eran pocos conforme con la cantidad que estaba sirviendo, sentaron al rey en el centro y su lado sentaron a Legolas, Fairiel se sentó al  otro lado de Aragorn, cuando todos los tazones estaban servidos Fairiel saco una pequeña campanilla que seguramente guardaba entre sus ropas, el pequeño tintineo de las campanilla sonó por toda la habitación y Aragorn juraría que tal vez se habría escuchado más allá de aquella simple habitación. Muy pronto descubrió que su afirmación había sido real, pues más elfos entraron a la habitación, haciendo inclinaciones de cabeza para Aragorn y Legolas, los elfos llegaban tan tranquilamente aun así el rey no sabía de dónde venían. Después de lo que le pareció una eternidad, veintisiete elfos y un hombre ya se encontraban sentados  en aquella enorme mesa que hora tenia respuesta de porque tantos tazones. Antes de que el rey pudiera comer tranquilamente, Fairiel se levantó de su silla y con la misma campanilla que utilizo para llamar a todos los demás elfos, estos guardaron silencio y miraron a la elfa.

-Como les había anunciado, el rey Aragorn ha llegado a este bosque y callo así como nosotros en estas ruinas desconocidas pero al parecer seguras tal y como se esperaba de nuestra raza. Aún no hemos decidido nada pero quiero que estén preparados para proteger al rey Aragorn  y salvar a todos nuestros compañeros, tal y como todos sabemos que están buscando a Legolas no sabemos su propósito pero ahora me gustaría que protegieran la vida de ambos reyes aunque eso signifiqué dar nuestras vidas- Los elfos no mostraron ninguna oposición, todos asintieron con muchas decisión en sus rostros. Fairiel volvió a sentarse y todos comenzaron a comer.

-¿Cómo saben que quieren a Legolas?- dijo Aragorn que por un momento olvido toda su hambre y le pregunto en un susurro a la elfa.

-Los orcos no saben en qué momento guardar silencio, lo hemos odios pero no podemos decir porque razón han de querer al rey de los elfos silverianos- dijo la elfa y se llevó con gracia, un pedazo de lembas a la boca dando a entender que la conversación había dado por terminado.

 

Cuando todos terminaron de comer, Fairiel le encargo a ambos elfos que la acompañaban que le dieran donde descansar a Legolas  al igual que a Aragorn.

-Antes de que puedas descansar Aragorn, tengo que hablarte sobre algo, así que acompáñame-  dijo la elfa ahora sin ningún elfo a su lado pues estos se había llevado a Legolas para darle un lugar donde descansar, Aragorn no pudo despedirse de Legolas pues los rápidos pasos de la elfa le obligaron a apurar más el paso. De tantas habitaciones llegaron a una, donde la puerta era de madera decorada hermosamente tallada y al perilla parecía de oro que aun brillaba aun después de tanta polvo, la elfa abrió la puerta y cuando Aragorn entro detrás de ella, observo pequeñas filas de libros apilada sobre si en el suelo, y había una mesa de madera que parecía estar también desgastada, y estanterías de libros que estaban cubiertas de polvo, cuatro antorchas alumbraban perfectamente la habitación.

-Para ser unas ruinas, parece que los elfos vivían cómodamente en el subterráneo sea lo que sea que los haya obligado a cambiarse a las alturas- comento Aragorn cerrándo la puerta tras de sí, Fairiel fingió no prestarle  atención, se acercó a las filas de libros y se inclinó para tomar uno.

-Aragorn, si nosotros o alguien mas no los rescata a tiempo tendrás que darles a Legolas o dejarlo morir- El rey pareció muy sorprendido por aquella afirmación, no pronuncio ninguna palabra, y el sonido que causaba la elfa al pasar las páginas inundo toda la habitación.

-¿De que estas hablando?- Aragorn hizo todo lo posible para lograr articular aquellas simples palabras. La elfa se volteo para mirarlo, su larga cabellera castaña y ondulada se giró con ella con bastante elegancia que caracteriza a un elfo.

-Desde que lo vimos lo supimos cada uno de nosotros, él no era el Legolas del que tanto escuche y aquellos que convivieron con el cuándo cruzo por este bosque junto con el enano y los hobbits lo conocían, este elfo tenía miedo y confusión, ¿Cómo es posible que el hijo de Thraunduil tenga miedo?, nos dijo que no recordaba nada pero que tenía recuerdos cada vez que cerraba los ojos- agrego la elfa llamándole con la mirada, Aragorn se acercó a ella temeroso de lo que pudiera escuchar. Fairiel se giró de nuevo para señala algo en la página del libro que descansaba en la mesa. -¿Cómo es posible de que el rey de los elfos silverianos y el mejor guerrero hasta ahora conocido del reino del bosque haya perdido la memoria tan repentinamente?- pregunto la elfa aunque no espero respuesta pues ni Aragorn sabía la respuesta a aquella pregunta. Fairiel miro el libro atentamente y el rey también miro, en aquella página había runas que daban a entender un hechizo aunque este no estaba completo.

-¿Qué es este hechizo?- pregunto Aragorn.

-Es un hechizo creador por los noldor, jamás estuvo completo llevar a cabo este hechizo significa inmadurez y tu propia muerte-  dijo ella con frialdad. –Aunque esto no es lo que quiero  enseñarte-volteo la siguiente página y en ella estaba un dibujo bien detallado de un frasco y varias palabras escritas en legua elfica. –Estos fueron los únicos libros que logramos traer con nosotros, pero desafortunadamente no traemos mucho sobre las medicinas elficas, esta medicina….- dijo señalando el frasco, Aragorn solo podía escuchar atentamente. – Se tiene prohibido hacerla, o al menos por estas tierras, tal vez no hayas escuchado de ella, esta medicina era para los guerreros hombres y elfos, raras veces se usaban para enanos, eran para los malos recuerdos o cualquier suceso imborrable, la medicina hacia que tus recuerdos se disiparan pero no por mucho tiempos, la mente es la que se esfuerza por recobrar los recuerdos y cuando alguien cierra los ojos los recuerdos son más fáciles de fluir, consume fuera mental  y física hasta un punto en que muere-

-¿Esto que tiene que ver con Legolas?-  pregunto rápidamente el rey con demasiada tensión.

-Parece que le han dado aquella medicina y muy probable de que  ahora este perdiendo más fuerzas, muy pronto podría morir- una gran punzada cruzo en el pecho de Aragorn, este ya no podía decir nada, la garganta se le había quedado seca, y por primera vez el gran rey no tenía nada de fuerzas como para sostenerse así mismo. –Si no logramos sacarlos nosotros tendrás que entregarlo  a los orcos y ellos los salvaran, aunque eso signifique dejarnos gobernar por ellos, si no quieres que esta era caiga en manos de los orcos tienes que dejarlo morir.- dijo Fairiel, el rey sabia que le estaban dando opciones pero ninguna era alentadora y menos la idea de dejarlo morir.

-Necesito pensarlo- dijo por fin Aragorn  y Fairiel solo asintió con la cabeza, salieron de la habitación y los condujo a donde descansaría y donde también reposaba  Legolas.

-Sea lo que sea que decidas, podemos intentar escapar de este bosque, sin importar que nuestra cordura desaparezca por ello, nosotros estamos decididos a arriesgar la vida por ustedes- dijo la elfa antes de cerrar la puerta y escuchar sus pasos alejarse.

Dos pequeñas antorchas dejaban ver lo suficientes, dos camas hechas con simples ropas u otras cosas estaban tendidas en el suelo, Legolas se había cubierto hasta el rostro con la manta, el rey se colocó en la cama improvisada decidió a dormir, pero no alcanzo ni a tenderse en ella, ya que las lágrimas ya habían inundado sus ojos, mantenía los dientes apretados para evitar soltar cualquier ruido que hiciera despertar el elfo, sin importar que quería despertarlo para que dejara de perder su vida no podía, pronto se dio cuenta de que lanzaba sollozos demasiado fuertes, pero ya no le importo.

-Mi amado Aragorn- la voz de Legolas le llego como un suspiro a la oreja, el elfo lo había abrazado por detrás, el rey quería parar de llorar pero le era imposible, sentir que aquella dulce voz y su tibia piel dejarían de existir le partía aún más el corazón. –No llores, todo está bien- le dijo suavemente. Aragorn solo contuvo un momento los sollozos antes de jalar con un movimiento rápido a Legolas y dejarlo debajo de él.

-Legolas, yo sé que estará todo bien- le dijo el rey, y una lagrima cayo en la mejilla de Legolas, el elfo solo miraba con preocupación al rey. –Solo que ahora no puedo pensar que lo estará- Aragorn se inclinó y beso con dulzura su cuello. –Por favor entrégate a mí una vez más-  dijo sin separarse de su cuello.

-Por supuesto, no tienes que pedirlo, puedes hacer conmigo lo que quieras – agrego Legolas hundiendo su dedos en el cabello de Aragorn que ya empezaba a lamerle la suave piel. El rey se separó de su cuello para besar con impaciencia los labios del elfo, Legolas recibió el beso con gusto, aquel beso era tan íntimo hasta ahora, Aragorn se despojaba de sus ropas al igual que también se deshacía de las de Legolas. El elfo aún no estaba del todo desnudo cuando empujo al rey con suavidad para ponerse encima de él, Aragorn observo fascinado como el elfo se quitaba las últimas prendas sobre su cabeza.

-Eres hermoso- dijo el rey, y Legolas no puedo decir nada pues aquel alago lo había dejado un poco avergonzado de su desnudes, el elfo se inclinó y beso con pasión al rey, después de besos y caricias, Legolas soltó un gemido al sentir  la erección de Aragorn muy cerca de su entrada. Antes de que el rey pudiera decir que parara si él quería, Legolas ya se deslizado sobre él. El rey gimió por tal acción que le había causado placer, el elfo se mordió el labio pues era el dolor y placer juntos que podría terminar por sacar un grito que llegaría a despertar a todos, se quedó sin hacer nada, tratando de que su respiración se normalizara. Luego el elfo empezó moverse  despacio dando movimientos circulares, sacaba gemidos silenciosos y apoyaba las manos en el pecho de Aragorn, muy pronto el elfo se le dificultaba ir más rápido, así que el rey tomo las caderas de Legolas y las embestidas se hicieron más fuertes que el elfo ya no podía contener más los gemidos, el rey dejo de moverle y el elfo volvió a tomar el control, dándose sus propias embestidas tan fuertes que al tocar su punto saco un gemido que pareció más un grito, aunque con la fuerza del elfo logro sofocarlo lo mejor que pudo,  Aragorn sabia que muy pronto terminaría, tomo el miembro de Legolas y empezó a hacer movimientos, por un momento no les importo contener los gemidos pero debían hacerlo, fueron unos últimos movimientos del elfo que estaba cegado por el placer y unos últimos movimientos de mano para el rey antes de que ambos se corrieran.

Legolas se dejó caer en el pecho de Aragorn, por lo cual a él no le importo sabía que el elfo era liviano, el rey beso su cabeza y luego el elfo alzo la mirada y se acercó a los labios del rey.

Por alguna extraña razón aquel beso le pareció lleno de tristeza, pero los ojos ya no aguantaban a estar abiertos.

-Buenas noches querido Aragorn- dijo la dulce voz de Legolas –Ya lo sé todo, no tienes de que preocuparte- El rey no pudo procesar aquella últimas palabras, sus ojos se cerraron por completo y cayó en la completa oscuridad.

 

                *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

 

-¡Eh aquí, el bosque de Lothlorien!- exclamo Gandalf, los otros venían detrás de él y se detuvieron a unos simples metros de la entrada del bosque, todos ya se había desmontado de los caballos.

-Parece que podemos descansar, montemos de prisa una tienda  si al rey Thraunduil no le molesta- dijo Radagast, Elrond miro al Thraunduil pero este solo bufo en señal de que podían hacerlo y que podía esperar otra noche más. Arwen ayudo a los magos a poner la tienda y Elrond se acercó a Tranduil que estaba cerca de la entrada del bosque.

-A Legolas le encanta este bosque, realmente no veo ninguna belleza en este bosque- dijo el rey del bosque negro y Elrond pareció soltar algo parecido a una risa.

-Parece que nunca te paras a mirar la belleza de las cosas, tal vez cuando entremos puedas apreciar la belleza de este bosque- dijo Elrond que ya se había colocado a su lado. Ambos elfos miraron la entrada y más allá del bosque sin saber que esperaban ver.

-Tu hija espera un hijo del hombre, nunca pensé que estarías  una vez en su contra de su amor con Aragorn- dijo Thraunduil que ya lo había notado, y lanzo una rápida mirada a Arwen que ya había terminado de clavar las estacas en el suelo de la primera tienda y le lanzaba una sonrisa a los magos.

-Hasta los más sabios tienes sus errores Thraunduil, como padre lo debes de entender- dijo Elrond que también miraba a su hija.

Al regresar la mirada al bosque, Elrond volvió a hablar.

-Te ayudare todo lo que pueda para rescatar a tu hijo porque sé que tú también me ayudarías si fuera Arwen quien estuviera atrapada ahí, sin importar que lo niegues- Thraunduil no dijo nada, muy pronto Arwen ya se había acercado para avisarles que las tiendas estaban listas, Ambos señores elfos lanzaron una mirada inquita al bosque para volverse hacia donde descansarían, ya que al amanecer intentarían romper el hechizo del bosque y buscar a Legolas y a Aragorn.

 

    *~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Fueron los golpes de la puerta que lo hicieron volver de su profundo sueño, y abrir los ojos con la débil luz de las antorchas. Vio como la puerta se abrió con prisa y uno de los elfos entraba por ella.

-Mi señor Aragorn- dijo y aquella situación le pareció familiar. -¡Legolas no está, lo hemos buscado por todas partes, me temo….. que ha huido!-

 

Todo pareció repetirse de nuevo.

Notas finales:

Gracias por leer =3


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