CAP 17: DEMASIADA SINCERIDAD HACE DAÑO ¿O NO?
Aquel estudiante de nuevo ingreso, sí que causó impresión al entrar al salón de clases, pero no del tipo de impresión que uno quiere imitar para verse genial, sino todo lo contrario, se trataba de la presentación más espeluznante que jamás hayan visto. Muchos aseguraban que esa noche tendrían pesadillas con esa sonrisa de psicópata.
—Etto… —no sabía cómo expresarse el sensei para hacerlo entender que esa presentación resulto algo... ¿extraña?— Podrías contarles a tus compañeros algo sobre ti.
—¿Algo como qué? —preguntó el nuevo mientras ladeaba la cabeza en signo de confusión, pero que, de alguna manera, les dio escalofríos a muchos. Pero, ¿a quién no se los provocaría? Si aquella sonrisa combinada con la postura lo hacía ver como recién salido de una película de terror.
—No sé... a ver… —se puso pensativo el sensei— Ya sé, como tus pasatiempos, actividades favoritas, lo que te gusta y lo que no.
—Mi pasatiempo es leer todo lo que pueda para relacionarme con las personas, mi actividad favorita es pintar y lo que me gusta son los penes grandes y lo que no me gusta son los que son pequeñitos.
La cara de todos los presentes estaba desencajada por lo que decía el recién llegado, algunas chicas estaban coloradas de vergüenza ajena, otros alumnos lo miraban con asco por tal afirmación, ya que muchos de ellos se consideraban bien machos y el que ese chico afirmara que le gustaban los penes sólo les indicaba que era un homosexual. Por lo que ya tenían a quien molestar y con qué, después de todo en una escuela de puros niños caprichosos y egoístas, era fácil elegir a quien fastidiar por el más mínimo fallo.
—Señor Sai, ¿no le da vergüenza lo que acaba de decir? —preguntó molesto el maestro ante la actitud del adolescente enfrente suyo.
—No. —afirmó sin dudar— Vergüenza me daría tener un pene tan pequeño como el suyo. —completo con su sonrisa perturbadora mientras lo señalaba.
Las risas de los alumnos no se hicieron esperar, algunas más discretas que otras, pero todos sin excepción sintieron gracia ante tal comentario.
—¡SILENCIO TODOS! —gritó azorado el sensei—Usted jovencito recibirá un GRAN castigo de mi parte por tal comentario. —comentó furibundo.
—¿Ehh? Bueno, pero por favor sea suave que es mi primera vez y no sé nada sobre sexo sadomasoquista. —¿hacía falta aclarar que lo dijo muy sonriente al ver la cara de todos, en especial la de Ebisu?— Aunque si me castiga con algo pequeño puede que lo soporte.
—Deje en paz el tamaño de mi... órgano especial. —se corrigió de inmediato tratando de no sonar...
—Usted es un pervertido de closet, quiere abusar de sus jóvenes y sensuales alumnos, sin que nadie se entere de sus oscuras y desviadas fantasías. —otro comentario que descolocaba a todos de parte del nuevo.
Ya no sabía que más decirle, el maestro estaba desesperado por callarlo de una buena vez, en especial, porque todo lo que decía se lo daba vuelta haciéndolo quedar mal parado a él, ese chico no conocía las buenas costumbres.
—Solo cállate y toma asiento atrás de Sasuke-kun. —dijo con absoluta resignación mientras señalaba el asiento libre detrás del pelinegro.
Camino tranquilamente sin apresurarse, cosa que hubiese hecho cualquier otro, al tener todas esas miradas encima. Sin embargo, Sai era la excepción a aquella norma implícita, que cualquier persona cumplía al sentirse humillada por las miradas de los demás. Cuando estuvo a punto de llegar a su asiento, se detuvo para observar al chico que nombró el sensei y que estaría delante de él, aproximó su rostro a un despistado Sasuke que estaba escuchando música perdido en su propio mundo. Al tener una sombra tapándolo, se percató que alguien estaba delante, levantó la cabeza, viendo al extraño pelinegro que lo observaba fijamente. Se quitó los auriculares para poder escuchar la respuesta del por qué de esa mirada tan analizadora.
—¿Sucede algo? —preguntó con calma Sasuke al verlo.
—No, solo pensaba que el colegio Tsukiyomi es el mejor de todos. Mira que es mi primer día y el profesor ya se ofreció a darme una sesión de sexo sadomasoquista y me entregaron un uke para mi solito. —comentó sin ninguna emoción, pero con su infaltable sonrisa.
—¿Ehh? —Uchiha no entendió nada de lo que acababa de oír, por lo que dirigió su mirada a sus amigos y estos le hicieron gestos muy raros.
Hinata y Karin sonreían como cuando iban a comprar manga yaoi, Suigetsu tenía cara de no querer meterse, como siempre que las cosas con sus amigas se ponían feas, y él siempre era el primero en huir. Y Juugo se mantenía al margen, como los avestruces que ocultan su cabeza y se creen invisibles, sólo volteo la mirada, como si con eso ya no pudiera verlo.
—¿Eres un chico verdad? —preguntó Sai sacándolo de sus pensamientos e interrogantes a sus amigos. Pronto sintió como le tocaba el pecho con la mayor confianza del mundo y rápidamente bajaba una de sus manos a lugares que estaban prohibidos y con la otra le levantaba el pelo para verle toda la cara, cosa que él siempre evitaba que la vean, y más ahora que estaba toda morada por los golpes que le dio Naruto el día anterior.
—PERO, ¿QUÉ TE PASA? —le cuestionó algo alterado por los toques tan indebidos.
—Nada, sólo me aseguraba que fueses un chico. —contestó el chico nuevo.
—Pues claro que soy un chico, eso es más que obvio. —remarcó con molestia.
—No, no lo es, tu cara es demasiado linda, por eso dudé.
—No tengo pechos, eso debería ser suficiente para que te des cuenta que soy un hombre. —se estaba irritando con lo que le decía, siempre algún tonto tenía que decirle cara de niña, lo molería a golpes después.
—No, la plasta rosada tiene incluso menos pecho que tú y es “mujer”. —comentó señalando una revista que tenía en sus manos que nadie sabía que la tenía o de donde la saco— Eso es un muy buen travestí.
La carcajada de todos los alumnos no se hizo esperar, si bien muchos consideraban hermosa a Haruno, también notaron que era una tabla de planchar, ya que no tenía buenos atributos delanteros. Las risas pronto fueron silenciadas por yondaime, a quien no le agradó para nada el nuevo. No estaba seguro si le caía mal por los comentarios contra su amiga o por los innecesarios manoseos al Uchiha.
—Será mejor que no hables así de Sakura-chan o te irá muy mal... —el tono amenazante que poseía advertía que era muy posible esperarse cualquier cosa.
—No importa, yo soy un artista me gustan las cosas y personas bellas, y ciertamente ella no lo es. —otro comentario cargado de una excesiva sinceridad que no demostraba ningún temor.
—Ya no quiero escuchar más de esta absurda plática, que no es más que una pérdida de tiempo, hagan silencio que debemos continuar con la clase. —intervino el sensei calmando los comentarios de todos.
La clase de literatura pasó, dentro de lo que cabe, normal y sin contratiempos, obviamente si se exceptúan los comentarios de alto contenido sexual que daba Sai cada vez que el profesor decía algo que se pudiera interpretar en doble sentido. Una vez finalizada la lección, le siguió la de matemáticas y finalmente la tan ansiada hora del recreo, normalmente todos correrían, pero este día era diferente, debido a que se colgarían los resultados de sus exámenes.
Aun menos ganas poseían, sabiendo que se encontraban los resultados de todos los alumnos de la escuela, a nadie le fascinaba precisamente enterarse de cómo le fue, si todos los demás alumnos también se enterarían si les fue mal. Como era de esperarse en el primer lugar estaban Ino y Shion, sin esforzarse en lo más mínimo sólo algunos pagos a algunos profesores para elevarles la calificación, a alguno que otro alumno que les hiciera las pruebas y otros métodos sucios que no vale la pena mencionar. Sasuke, Hinata, Karin, Suigetsu y Juugo estaban entre los primeros veinte mejores promedios, ningún lugar que los hiciera destacar, pero sí que les mantuviera las becas respectivas.
—Como era de esperarse somos las más listas hermanita. —dijo Ino en tono arrogante, por un logro que no era propio.
—Cierto, no sólo somos las más hermosas y populares, sino también más mejor en los estudios. —secundó orgullosa Shion mientras todos a su alrededor las miraban con admiración por sus supuestos atributos.
—Se nota que con el dinero no se puede comprar un poco de cerebro e inteligencia, pero si el lugar que se le da a alguien listo. —comentó Sai apareciendo de la nada.
—¡¿Cómo te atreves a decir tal falsedad?! —exclamó con furia Ino.
—Pues es la verdad, si ustedes fueran listas no dirían cosas tan estúpidas, como “más mejor” par de ineptas, tanta tintura para el pelo les mató sus neuronas, ¿verdad? Bueno si es que nacieron con algunas.
—No le hagan caso chicas, se nota que el nuevo no sabe con quienes se está metiendo. Además, mírenlo sólo es un pobre diablo que no debe tener ni para comer. —intervino Sakura con todas las ganas de fastidiar a este chico, que tanto le recordaba al molesto azabache al que cuidaba Naruto. Bien sabía que no podía hacer nada tonto contra Sasuke sin que el rubio se pusiera de su lado, pero aprovecharía que éste se le parecía para desquitarse.
—Hola soy Sai tú debes ser la famosa tabla de planchar que tanto aparece en la portada de las revistas, seguro que las amas de casa deben comprarlas mucho. —agregó feliz cabreando a la rosada y molestando al rubio que sólo se limitaba a escuchar lo que decían sin intervenir, ya que no quería un escándalo en la escuela, ante todo debía tener una buena imagen.
Los comentarios sarcásticos y tan jodidamente sinceros del pelinegro, divertían de sobremanera a Sasuke y sus amigos, que se reían con tranquilidad, ya comenzaba a agradarles el nuevo. No tenía apariencia de ser un lame botas, por la manera de dirigirse a las presumidas del colegio. Luego de revisar los resultados de sus exámenes, todos los presentes, se dispersaron para disfrutar de su almuerzo.
Los populares en su lugar de siempre, bajo la atenta mirada de todos. En el comedor todos rodeaban al grupo que se sentaba con yondaime, pero nadie se acercaba más de lo permitido por éste. El grupo de Sasuke fue a sentarse a la sombra del árbol que frecuentaban, luego de algunos minutos, Hinata se llevó al Uchiha a un lugar apartado de los posibles curiosos, detrás del instituto en la zona de las canchas de futbol. El lugar parecía oportuno para hablar, ya que todos se encontraban almorzando y por tanto, ¿quién en su sano juicio iría al lugar en el que sufrían las clases de educación física?
—Ahora sí, ¿me cuentas que sucedió Sasuke-kun? —demandó saber Hyuga.
—Nada, sólo fui a hablar con Naruto, o mejor dicho “yondaime”. —ironizó la última palabra— Me da tanta rabia enterarme que tenía novia.
—No creo que solo sea rabia, sino también una mezcla de dolor, tristeza y una sensación de vacío en el pecho. —habló conciliadora y cálidamente.
—¿Ehh? —se sorprendió que se diera cuenta de todas las sensaciones que tenía sin que las nombrara— ¿Cómo sabes que me siento de esa manera? —preguntó con gran curiosidad por aquella percepción.
—Porque es exactamente lo que yo sentí en aquel momento cuando me enteré. —se acercó a abrazarlo—Y eso solo se siente cuando te enamoras.
El pelinegro estaba impactado por lo que oía, no por qué fuera la primera vez que se lo decía, debido a que ella tenía esa idea desde hace años. Su desconcierto se debía a que está vez, sentía que, aunque lo deseara, no podría negar que la chica tenía razón. Era la primera vez que estaba tan consciente de sus sentimientos por el rubio, antes siempre tenía emociones sin nombre definido, pero ahora sabía exactamente qué era lo que sentía era: AMOR. Pero su mente decía que lo más conveniente hubiese sido jamás ponerle aquel nombre. Tenía demasiadas cosas en su contra y sus recientes sentimientos no eran más que otro problema a la lista que ya tenía.
—Tienes razón hina-chan lo amo. —aprovechó para sincerarse, tal vez por única ocasión— Estoy enamorado de Naruto.
—Ya lo sabía. —comentó tranquilizadora Hinata sabiendo que lo que necesitaba su amigo era un pequeño desahogo— Todo estará bien, nos consolaremos juntos.
Aquellas palabras que tan recelosamente se guardaba para sí mismo y que ahora compartía con su mejor amiga, llegaron a oídos de la persona menos indicada para enterarse de aquel secreto entre amigos. Una figura oscura que se perdió sin ser percatada. Para cuando la de ojos perla y el moreno se decidieron volver, ya no había rastro de aquella entidad que los espiaba. Un poco más calmados, ambos regresaron con sus amigos a terminar el almuerzo. No sin antes tener un breve interrogatorio de la razón para salir más temprano, a lo que Hyuga respondió vagamente, sin dar demasiados detalles del asunto y siendo zanjado por Sasuke quien alegó que, teniendo el problema resuelto, no había motivos para seguir hablando de ello.
Sin mucho que variara la rutina de las clases que se sucedían, cambiando de materia al completar su horario correspondiente, aquel día escolar llegó a su fin.
El chico recién llegado al colegio se tardó más de la cuenta en llegar a la salida, dado que nadie se tomó la molestia de mostrarle la escuela, lo que fue la oportunidad perfecta para ser interceptado por un grupo de fanáticos, admiradores o enamorados de las populares, cada quien podía elegir como llamarlos. Bueno, el punto es que idolatraban a los populares, al punto de prácticamente hacerles un culto, hasta algunos rumoreaban que sacrificaban cabras en su honor, orando a quien sabe que deidad pagana, por una oportunidad con ellas. Ellos interceptaron a Sai quien, al parecer, sería el reemplazo de alguna cabra.
—¿Se les ofrece algo muchachos? —preguntó tranquilo Sai llegando a la salida.
—Venimos a darte una lección de cómo dirigirte adecuadamente a Ino-sama, Shion-sama y Sakura-sama, nadie les falta el respeto y sale ileso. —amenazó uno de los, aparentemente diez chicos, que tenía enfrente.
—Ya sé cómo dirigirme a unas zorras aprovechadas como lo son esas tres. —siguió mostrándose sin temor.
—Bien, esas serán tus últimas palabras, antes de que te eduquemos como se debe. —se tronaron los dedos varios de los presentes.
Para la fortuna de Sai, a Karin se le habían estropeado los anteojos, por lo que tuvo que ir a ponerse unos lentes de contacto en el baño de mujeres, tardando más de la cuenta en salir. Por lo tanto, sus amigos tuvieron que esperarla a la salida para irse todos juntos, ya que aún persistían en la idea de saber que ocultaban sus amigos pelinegros y que se negaban a aclarar. Al ver la escena enfrente de ellos no tardaron mucho en acercarse los cinco.
—¿Oigan imbéciles qué están haciendo? —preguntó en alto Suigetsu.
—Nada que les importe hebi. —contestó el líder tratando de verse valiente, pero él conocía bien los rumores acerca de ese grupo.
—No pedazo de ignorante, hebi no, ahora somos taka. —contestó frunciendo el ceño Karin, ya que al parecer su nombre perdió fuerza.
—Será mejor que suelten a ese chico si no quieren problemas. —les dijo con calma Sasuke interviniendo.
—Tú no te metas mocoso, este no es tú asunto. —comentó uno de los chicos.
—Más cuidado en cómo te diriges al líder de taka o no volverás a hablar en tu vida. —dijo amenazante Juugo.
—¿El uke-chan es el líder? Vaya sorpresa. —dijo feliz Sai.
—Repite eso y yo mismo te mataré ridícula copia barata. —Sasuke no estaba para bromitas del idiota que tenía enfrente.
La mirada que tenía Sasuke infundía tal terror que nadie deseaba estar en los zapatos de Sai en aquel momento, por lo que, optando por lo más sensato, el grupo de fans de las rubias y la pelirrosa huyó despavorido dejando al nuevo a merced de taka.
—Ahora somos amigos ¿no? —se acercó feliz Sai abrazando con fuerza a un desprevenido Uchiha— Es que leí en un libro que cuando te salvan la vida es porque son amigos o que el salvado, o sea yo, se convierte en el esclavo de su salvador. Eres mi amigo ¿verdad? Porque dudo que quieras un esclavo, ¿no uke-chan?
Sasuke no comentó nada, ese chico era interesante, muy irritante por el grado de sinceridad de sus palabras, pero honesto en lo que decía, así que, ¿para qué romper la ilusión del momento? Solo asintió a la pregunta, dando a entender que lo aceptaba como amigo, después de todo quién en ese colegio de estirados podría acercarse a alguien como Sai, pero antes de iniciar cualquier amistad debía aclararle algo...
—¡NO SOY UKE, SOY SASUKE MÁS TE VALE QUE LO RECUERDES O TE AGREGARÉ A MI LISTA DE VENGANZAS! —gritó a todo pulmón Sasuke.
—Muy bien, tengo un amigo en la escuela estoy muy feliz, eres mi primer amigo aquí. —dijo dando vueltas con Sasuke abrazado aún.
—Hey ¿y nosotros no hicimos nada o qué? —intervino molesto Suigetsu por la falta de atención en su persona, considerando que él fue el primero en intervenir al ver a chico en problemas.
—Puede que hablaras, pero fue la mirada de psicópata de Sasuke-kun la que los ahuyentó al final.
—Eso no te lo discuto. —concedió resignado el peliblanco.
—Mira quién habla de mirada psicópata, tú tienes toda la pinta de haber escapado de algún centro para dementes. —alegó Uchiha en contra de Sai.
—Tú también la tienes, sino no habrían escapado esos idiotas como lo hicieron. —se defendió Sai con su aplastante sinceridad.
Al parecer era el inicio de otra extraña amistad, a las que tanto estaba acostumbrado, pero que tanto le alegraban la vida. Así fueron pasando los días, más alegres gracias a la presencia de Sai, poco a poco y por más raro que sonara se había vuelto uno del grupo también. El asunto de la salida antes de tiempo, lo dejaron olvidada, al convencer a taka, luego de muchas evasivas y charlas, que no valía la pena ya que ese asunto estaba arreglado. Pronto se vendrían más problemas de los que se pudiesen imaginar, ¿estarían todos ellos preparados para afrontarlos?
CONTINUARÁ…..