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SOY UN JUGUETE DEL DESTINO por shiki1221

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Notas del capitulo:

HOLA a todos, quisiera agradecer a todos los que comentaron en mi anterior actualizacion, no he podido contestar a los reviews porq por alguna razon me salen ventanas emergentes a paginas porno, si al menos fueran de pono gay -o-.

todos los comentarios estarian contestados si mi celu no tratara de redimirme al lado de consumidora de hetero, pero yo soy feliz pecando con mi yaoi OwO Eso si, quiero que sepan q lei todos y cada uno de ellos y que por eso estoy muy agradecida con ustedes :)

CAP 28: TE PROTEGERÉ

 

Uzumaki no podía dejar de culparse de lo sucedido con Sasuke, lo estuvo vigilando todos los días en la escuela y cada día sufría por lo que pasó, por lo que hizo y por lo que no. Pero si había algo que de verdad lo atormentaba, era lo que vivió estando a su lado, no es que se arrepintiera, pero en verdad deseaba volver a estar a su lado. Le cabreaba que el maldito mapache le haya advertido que se le declararía a Sasuke y le pediría que sea su novio. No le agradaba, era muy doloroso y molesto, en especial porque no sabía cuando el pelirrojo haría su jugada. Por eso mismo, ahora recorría las calles en su auto naranja, sin ánimos de nada en realidad, divagando en tantas cosas.

 

POV DE NARUTO

 

Que alivio que Sasuke haya regresado con Itachi, ya estaba más que harto de verlo llegar pálido y lleno de moretones. Quise tantas veces correr hacia él y decirle que todo estaría bien, pero no podía hacerlo, ya que Sakura se lo informaría de inmediato a Danzou. Yo pude evitarle eso, sin embargo, como siempre fui un maldito cobarde que no hizo nada por él. Aquellos amigos que tiene el teme, parece que genuinamente se han preocupado por él. En varias ocasiones vi a todos ellos trayéndole comida, contándole sobre Itachi y su novio para tranquilizarlo.

He cometido un grave error al juzgarlos, a ellos y a Sakura por creer cosas que en verdad no eran como me las plantearon. En el orfanato, si no recuerdo mal, hebi como antes solían hacerse llamar, se hizo cuando Sasuke tenía nueve años. En aquella época él se había quedado completamente solo, si me exceptuaba a mí, llevaba un año en el orfanato luego de la pérdida de sus padres y ellos se hicieron amigos de él. Al parecer si le son leales, ya que, de ello, han pasado siete años y siguen a su lado.

En cambio, Sakura, no puedo ni pensar en su nombre que me hace pisar el acelerador, ella me traicionó. Sasuke tenía razón cuando dijo que ella sería la primera en apuñalarlo por la espalda en cuanto tuviera la oportunidad. Le sigo dando vueltas al asunto, cuando noto que inconscientemente he venido al jardín secreto, pero algo anda mal, veo humo saliendo de entre los árboles y eso no me gusta para nada. Le ruego a kami que lo que siento en el pecho no sea lo que creo. 

 

FIN DEL POV DE NARUTO   

 

El rubio se bajó del auto y rápidamente corrió hacia donde estaba la casa abandonada que siempre frecuentaba. Desde que regresó a Konoha él siempre iba allí, aun sin que nadie más que el propio Kurama, se enterada. Sólo ese pequeño zorrito sabía cómo se sentía luego de que Sasuke se distanciara de él, el pequeño kitsune era quien oía todos sus problemas y secretos. Hablarle a él, era como retroceder en el tiempo, a aquella hermosa infancia, donde le contaba todo al menor de los Uchiha, mientras alguno de los dos tenía al travieso animalito entre sus brazos o dándoles vueltas alrededor.

Ese animalito era demasiado inteligente, era como una persona en cuerpo de animal, pero así lo amaba, pese a que siempre peleaba con el animal, no había nada que hiciera que lo lograra enfadar realmente y eso era lo que lo estaba aterrando. Ese zorrito acostumbraba rondar o dormir en el jardín secreto, por algo era el guardián, que por favor no estuviera allí ahora o sería otra cosa que jamás se perdonaría.

Nada más llegar hasta la casa se percató que todo estaba envuelto en el fuego que consumía todo con gran velocidad, por un instante creyó que el kitsune estaría a salvo y afuera. Por lo que llamó desde su celular a emergencias para que controlaran el fuego y no se propagara por todo el bosque. Decidió que esperaría a que los bomberos llegaran antes de intentar verificar por sí mismo que el zorrito no estuviera dentro, pero esa idea fue desechada con la misma rapidez con la que llegó, al ver los bocadillos favoritos de Kurama dispersos en el suelo y… sin abrir.

Eso sólo significaba que Sasuke había venido, pero no lo veía por ningún lado, la idea del lugar en el que podía estar no le gustó. Sin embargo, si esperaba que los bomberos llegaran… y si Sasuke estaba dentro… no, no y no. No lo perdería de aquella manera, sabía del carácter del ojinegro, Uzumaki era demasiado consciente de que el otro podría estar atrapado, así que se metió dentro de la casa a buscarlo.

Todo el lugar se estaba cayendo a pedazos y no veía nada por ningún lugar, se sentía estúpido de haber puesto en peligro su propia vida por nada, pero satisfecho de saber que Uchiha no estaba allí. Justo cuando se disponía a salir, vio con horror como se avivaban las llamas, por los fuertes vientos que entraban por las ventanas de la casa. Tratando de evitar las terribles quemaduras que le supondrían ser alcanzado, retrocedió huyendo lo más posible del fuego, y de repente tropezó con algo que lo hizo caer.

Los ojos azules se le abrieron de impresión al ver qué causó su caída o mejor dicho quien. Allí tirado y casi sin respirar, estaba la persona que entró a buscar, cuanto agradecía aquel fuerte viento, porque sin dudas de no haber sucedido, se habría marchado sin notar que Sasuke se estaba... muriendo. Mejor dejar de agradecer al cielo y se ponía a sacarlo de allí o realmente acabaría muerto y él lo acompañaría de no hacer algo.

Como pudo el de las marquitas subió a Sasuke en su espalda y comenzó a caminar a través del sendero de fuego que le suponía los pocos lugares que las llamas dejaban libre. Por desgracia no lograba llegar a la puerta, el maldito viento le estaba dejando sin salidas, gracias a las serpenteantes flamas que danzaban frente a él. Pero no dejaría a Sasuke atrás, moriría calcinado a su lado de ser necesario. Preparándose para lo inevitable a su cara llegó algo que no se esperaba: agua. Fría y fresca agua de las mangueras que sostenían los bomberos que aparecieron justo en el momento más idóneo. Estaba demasiado agradecido para hacer nada más, sólo deseaba correr afuera y escapar del infierno que se vivía dentro.

Nada más salir se percató de la pérdida sentimental que le supuso aquel infierno, pero sintiendo la suave respiración en su cuello, supo que de no haber ido la pérdida sería aún más grande de lo que imaginaba. De haberle pasado algo a Sasuke, yondaime tenía la certeza que le haría compañía a Gaara en lo emo, pues por poco siente lo que sintió el otro con la muerte de su hermana. Sin embargo, Sasuke no intentó suicidarse ¿o sí? ¿Qué había sucedido en aquel lugar? ¿Quién fue el responsable de lo ocurrido?

Sus preguntas quedarían sin respuesta por ahora, ya que lo primordial era llevar al Uchiha a un hospital y que revisaran el estado de salud en el que se encontraba. Ambos subieron al auto naranja y Naruto manejó a toda velocidad al hospital que tenían más cerca. El pelinegro no estaba del todo consciente, pero logró despertar por unos momentos, viendo a Naruto conducir y deseo preguntarle qué sucedió, pero sentía la garganta demasiado seca para hablar. Sin embargo, su “amigo” le entendió nada más verlo.

—Teme estabas atrapado en un incendio en nuestro jardín secreto, te estoy llevando a un hospital para que revisen si no te paso algo. —le explicó brevemente sin dejar de prestar atención al camino.   

El de ojos noche sólo guardó silencio, tratando de asimilar lo que le dijo, pero se sentía mareado, algo normal considerando la cantidad de humo que inhaló, por lo cual no tardó mucho en volver a cerrar los ojos, para esperar la llegada al hospital al que lo llevaba el rubio. Naruto a pesar de mantenerse concentrado en el camino, no dejaba de mirar de reojo a su acompañante, velando que aguantara lo suficiente hasta que lo viera un doctor. Sin perder ni un minuto en minucias, el camino de aquel auto naranja fue recto sin desviaciones.

Nada más llegar, exigió que se atendiera a Sasuke que estaba inconsciente nuevamente, siendo alguien tan fácilmente reconocible, los gritos del Uzumaki fueron captados de inmediato y sus ordenes acatadas. Uno de los médicos de guardia le insistía en que él también debía hacerse un chequeo, para constatar que no tuviera algún tipo de lesión o complicación por estar en medio de una peligrosa situación.

Tal fue la terquedad del médico que tuvo que dejarse ver, aunque para su fortuna sólo había inhalado un poco de humo, pero nada de que preocuparse. Bueno... exceptuando el hecho de que Sasuke si había recibido varias quemaduras en brazos y piernas, además de la gran cantidad de humo que inhaló estando tanto tiempo atrapado entre los ardientes escombros.

Aprovechando que la revisión que se le debía dar al Uchiha era más complicada y larga, Naruto decidió que debía ser responsable y avisarle a Itachi de lo que le sucedió al menor. El de ojos cielo tomo aire y lo botó ruidosamente al darse cuenta de que era la primera vez en dos años desde que había vuelto a Konoha que hablaría de nuevo con el sobre protector de Itachi. Sin embargo, él tenía derecho a saber de lo ocurrido, de no decirle nada, sabía que era capaz de enloquecer y con los recursos económicos que tenía, armaría un gran escándalo totalmente innecesario. Con una sonrisa melancólica recordaba las veces que peleó con el pelinegro mayor para poder llevarse a Sasuke a jugar hasta tarde, o las disputas acerca de que en que casa dormiría.

Era divertido recordar las veces en las que le pidió permiso para que el pelinegro durmiera en su casa, que el ojeroso se negó y él como buen niño problema sólo para frustrarlo, salirse con la suya y sobre todo estar junto a su mejor amigo, se quedaba a la fuerza en casa de los Uchiha. Tomó su celular y marcó el número de la casa de los Uchiha, esperaba que no lo hubieran cambiado, porque de ser así tendría que mandar a alguien a avisarle, ya que él no se movería de allí hasta estar totalmente seguro de que Sasuke estaba fuera de cualquier peligro. El sonido de que estaba llamando lo ponía ansioso, pero no había marcha atrás, lo que sucedió fue algo de cuidado y no debía dejar que nada más sucediese, al menos de su parte, estaba cansado de los errores que siempre cometía.

Hola. —se escuchó una voz gruesa que lo llenaba de escalofríos a veces, sin dudas era Itachi.

—¿Itachi? —preguntó para asegurarse— Soy yo, Naruto.

—¿Qué quieres yondaime? —le cuestionó recalcando su pseudónimo con marcado desprecio. El rubio ya sabía que estaba enterado, sus padres seguramente le hablaron. No le culpaba por molestarse con él por las cosas que les dijo a ellos, se tenía bien merecido su enojo y el de sus padres.

—Te llamo porque Sasuke está en el hospital. —le dijo lo más firme y rápido posible, no sabiendo nada de cómo usar el tacto al dar una noticia así.

—¿QUÉ SUCEDIÓ? ¿POR QUÉ ESTA ALLÍ? ¿CÓMO SE ENCUENTRA? —le bombardeo con preguntas a las que él mismo esperaba respuestas.

—Ven al hospital general de Konoha y te explico porque no sé nada, aún lo están revisando los médicos.

—Voy para allá. —le colgó Itachi sin despedirse siquiera.

—Ahhh —suspiró fuertemente Namikaze— Sigue siendo igual de difícil hablar con él a pesar de todos estos años.

Aún metido en sus divagaciones de cómo sería enfrentar al hermano mayor de Sasuke cuando lo tuviera que ver de frente, si le costó bastante siquiera hablarle por el celular en persona sería aun peor y más incómodo, fue interrumpido por un médico. Venía con una expresión calmada sin muestras faciales de malas noticias, algo muy alentador estando en un hospital.

—Señor yondaime su amigo se encuentra fuera de peligro. —le informó el doctor de manera calmada— Presenta varias quemaduras, pero ninguna de cuidado desaparecerá en poco tiempo sin dejar siquiera cicatriz.

—No inhaló demasiado humo ni nada que deje secuelas ¿verdad?

—No lo suficiente como para ser tomado como algo grave, pero esta noche sugerimos que se quede aquí en el hospital para estar seguros de que no le sucede nada grave.

—¿Puedo pasar a verlo? —preguntó el de ojos cielo ansioso de verlo.

—Aún no despierta, pero puedas esperar a que lo haga. Como ya te dije, lo suyo no es realmente de cuidado por eso estará en una habitación normal.

—Gracias por todo doctor.

El blondo se encaminó hacia donde le había indicado una de las enfermeras, no se detuvo por nada, lo que más deseaba era ver que el pelinegro estuviera en perfectas condiciones o mínimamente, lo mejor posible luego de lo sucedido. Todavía debía dedicarse a averiguar qué demonios sucedió en aquel lugar, era casi imposible de pensar que aquel incidente fuera una mera casualidad, alguien seguramente se encargó de llevarlo a cabo, pero ¿quién?

Ya se daría a la tarea de jugar al detective más tarde, primero debía asegurarse de la salud del otro. Al dirigirse a la habitación, lo hizo de manera lenta, pensando en la manera de entablar una conversación con el otro, sin que resultara en una pelea. Ellos siempre solían discutir por todo, lo que debía ser una buena señal en sus tiempos de amistad, pero ahora que siempre terminaban distanciándose cada vez más, lo mejor era que no lo provocara.

El menor de los Uchiha parecía dormir tranquilamente, como si lo que le sucedió estando atrapado entre las llamas que amenazaban con robarse su vida jamás hubiera sucedido. Esa tranquilidad, alejado de todos los problemas, era algo que le gustaría que el azabache viviera estando despierto. Sólo era un deseo que, por el momento al menos, no era posible cumplir, aún le quedaba pendiente averiguar si lo sucedido fue un ataque deliberado contra Uchiha por algún motivo en especifico.

Se sentó en una silla al lado de la cama del que dormía, esperando a que despertara y a que llegara Itachi. Ya que estaba completamente seguro que el mayor lo echaría sin mediar palabra, y más si estaba al tanto de, aunque sea la mitad de las discusiones que tuvieron y los terribles momentos que le hizo pasar. Conociendo al Uchiha lo más probable era que no dijera absolutamente nada, pero eso no cambiaba para nada las cosas, el Uchiha mayor detestaba a todo ser viviente que se le acercara demasiado a su hermanito.   

Los orbes negros de Sasuke comenzaron a ser visibles luego de unos minutos, en los que Uchiha parpadeó tratando de acostumbrarse a la enceguecedora luz blanca típica del hospital, así como a ese detestable y enfermizo olor a desinfectante y antibiótico. No reconocía su entorno, no porque no supiera que era un hospital, sino porque ignoraba cómo o por qué llegó allí. Lo que rápidamente identificó, fue a la persona que estaba a su lado clavando sus curiosos ojos azules en él. Era Naruto, estaba a su lado, pero ¿por qué? ¿Qué había...? No necesito terminar esa pregunta mental, cuando las últimas imágenes dentro de aquella casa abandonada, le asaltaron repentinamente, y se preocupó. ¿Qué había sucedido con Kurama?

La mueca de preocupación y miedo en la pálida cara de Sasuke, preocupó al rubio que lo observaba a conciencia de cualquier cambio. Lentamente el pelinegro giró la cabeza hacia él con duda y esperanza en su mirar, dispuesto a preguntar algo que esperaba no hubiera sido verdad.   

—Naruto, —llamó Sasuke con sus dudas acerca de saber o no lo que había pasado— ¿Kurama está bien?

—Sasuke... yo... —el de los ojos cielo, no sabía cómo responder a esa pregunta, básicamente porque no sabía cuál era la verdad sobre eso— Cuando yo llegué a la casa estaba prendiéndose fuego y al único al que vi fue a ti, así que yo… —el propio Naruto se estaba dando cuenta de lo que le pudo pasar al kitsune— No sé si…

—Nooo. —dijo como un gemido de dolor el pelinegro, no deseaba saber que habían perdido a alguien que era más que una simple mascota para ambos.

—No puede ser… —dijo Naruto dejando escapar lágrimas al saber que aquella bola de pelos ya no estaría para fastidiarlo como siempre— ¡ESTUPIDA BOLA DE PELOS! ¡NO PUEDE SER QUE TE HAYAS MUERTO! —gritó enojado sabiendo que ese animalejo, como le decía para molestarlo, ya no estaría con ellos.

—No lo salve… —Uchiha ahogaba el llanto sintiendo culpa de no haber logrado sacarlo a tiempo— Debí…

El de ojos cielo se acercó al otro, al verlo tan mal y culpable por algo inevitable y que casi le costó la vida, sabía que el otro hizo todo lo que pudo por salvar al zorrito. No había nadie con derecho a culpar a Sasuke por la muerte de Kurama, ni siquiera el propio Sasuke tenía el derecho de auto juzgarse tan duramente, siendo el que más había hecho por el animalito. Tenía que dejar que se calmará y dejara fluir la tristeza que intentaba retener, Naruto se acercó a la cama donde el otro descansaba y lo abrazó.

Ambos se correspondieron el abrazo sabiendo que no tenían a nadie en quien confiaran lo suficiente para llorar como un par de niños. Muchos los llamarían exagerados, otros que no son tan apegados al zorrito, les dirían que todo ya pasó y que lo olviden. Sólo ellos tenían tanto cariño a ese pequeño animalito que los acompañó por tanto tiempo. Ninguno de los dos se negaría la oportunidad de descargar los riachuelos de agua salada que corrían por sus mejillas. Luego de unos minutos, ambos consiguieron serenarse un poco, pero no por ello estaban de mejor ánimo. Estando más tranquilos, Naruto se separó lentamente del azabache rompiendo el abrazo que mantenían.

—Dobe. —llamó despacio Sasuke— Gracias por salvarme. —agradeció con una pequeña curvatura de los labios formando una sutil sonrisa casi imperceptible, y aun así tan visible como el agradecimiento en ella.

—No hay de que teme. —contestó el de ojos cielo con otra sonrisa más visible que hacia notar lo feliz que estaba— Después de todo lo que yo mismo te he hecho al regresar, lo mínimo que podía hacer es esto.

—Aun así, eres un dobe pudiste haber muerto si algo salía mal. —le reprochó enojado Uchiha al ver las vendas en los brazos del otro.

—De ser así habría muerto gustoso, si no podía salvarte al menos me hubiera gustado acompañarte en la muerte. —le dijo en tono tranquilo pero seguro— No he estado para ti cuando me necesitabas y cuando estuve sólo empeoré las cosas.     

Ambos se miraban a los ojos perdiéndose en la oscuridad de la noche de uno y el hermoso cielo despejado del otro, las palabras sobraban, lo último dicho por Uzumaki alertó a Sasuke de que el rubio estaba mal de la cabeza para arriesgar su vida de aquella manera. Una persona normal habría esperado a que los bomberos hicieran su trabajo como corresponde. Naruto era Naruto, eso era algo que no se podía negar, siempre sería el mismo imprudente e impulsivo chico que conoció y del que se enamoró. Sin embargo, no confundiría un acto movido por la culpa que sentía por lo pasado, sumado a la estupidez innata, con un acto de amor. El de cabello negro ya había aceptado que el otro jamás lo amaría, sólo lo apreciaba como los mejores amigos que una vez fueron y tal vez por esa razón se arrojó a las llamas sin pensar. 

La puerta se abrió estruendosamente al ceder el paso a una persona con descomunal fuerza en ciertas ocasiones necesarias. El pelinegro de coleta baja, entró velozmente y se dirigió a su hermanito pasando de largo a Naruto; con fuerza abrazó a su pequeño hermano quien sin importar los años que pasarán seguiría siendo su tonto y consentido familiar. Con una entrada más normal que el anterior, ingresó Deidara, quien observó analíticamente al otro rubio; ponía una concentración en su escrutinio al cantante, que resultaba familiar al que empleaba al contemplar una obra de arte de alta categoría.

Antes de que Naruto lograra exteriorizar su sentir al ser sometido al escáner ocular del rubio de largo cabello, entró una pelirroja totalmente furiosa que apartó a Itachi con tan sólo una mano. Sin decir nada la mujer golpeó en la cabeza tanto al menor de los Uchiha como a Naruto. Nuevamente siendo sus acciones interrumpidas, para sorpresivamente, ambos ser atrapados en un abrazo de Kushina, quien tenía a cada uno de ellos envuelto en uno de sus maternales y cálidos brazos.

—Qué bueno que ambos están bien ttebanne. —dijo entre lágrimas de alivio. Tanto Minato, como Itachi y Deidara sufrieron un pre-infarto cuando al preguntar por lo sucedido, recibieron del doctor a cargo la noticia de que ambos estuvieron atrapados en un incendio y que casi no la cuentan.

Sin embargo, ellos se tranquilizaron al oír el parte médico, a diferencia de la mujer Uzumaki que sufrió un torbellino en su interior. Sintió terror de que algo le hubiera pasado a sus niños, alivio de oír que sus heridas no eran de cuidado y enojo al saber que esos dos se metieron en problemas de esa magnitud.

Ellos sentían la preocupación de ella, provocándoles culpa por su imprudente manera de actuar. La culpa era peor para el Uzumaki menor, al saber que no merecía sus lágrimas, luego de la manera en que la trató el año pasado al regresar. El nudo en la garganta del rubio más joven en esa sala, amenazaba con hacerlo llorar, intentaba contenerse para no mostrarse como un idiota, su madre era demasiado buena, si lo veía a llorar se preocuparía por él. Naruto era plenamente consciente de que tendría que recibir su indiferencia e incluso debería desconocerlo tal y como él hizo. Él en verdad sentía vergüenza de que ella tuviera que tener un hijo tan malagradecido como él.  

—Mamá… yo… —el cantante no sabía que decirle, no quería apartarla porque le agradaba el abrazo, pero no quería estar cerca suyo, ya que se sentía que valía menos como hijo. No cumplió con el amor que debió regresarles a sus padres. Debió corresponderles mejor a todo lo que hicieron siempre por él.

—Descuida, —susurró ella liberándolos a ambos de sus brazos— sé que podríamos avergonzarte, pero Naruto recuerda que somos tus padres sin importar tus fallos siempre te amaremos y es inevitable que nos preocupemos por todo lo relacionado contigo ttebanne. —la mueca de tristeza que tenía la pelirroja era la misma que tuvo cuando le dijo que ellos estaban muertos para él.

Sin saber que hacer o decir en esa situación, estando reunidos con sus padres, su mejor amigo, el hermano mayor de este último, era como estar en los viejos tiempos. En aquellos en los que en verdad podía decir que era feliz. Se acercó a la cama de Sasuke quien sólo miraba a la mujer Uzumaki con pena y algo de enojo a Naruto por no decir algo que la hiciera sentir bien. Debería disculparse de una vez con Minato y Kushina, pero el dobe no lo hacía. Sin nada que demostrara que pensaba hacer procedió a hablar.

—Iré a buscar el cuerpo de Kurama y le daré un entierro digno, recupérate pronto teme para que puedas despedirlo. —dijo Naruto antes de salir de la habitación.

Dentro de la habitación recién abandonada por el cantante, nadie decía nada, no tenían ánimos para pelear ni mucho menos. A excepción de Itachi quien prefería dedicarse a interrogar personalmente a su ototo sobre lo sucedido. Minato y Kushina al igual que el mayor de los pelinegros deseaban respuestas de eso, por lo que no se moverían de allí hasta obtener información de lo sucedido.

El único que dejaría la charla para después era el rubio de coleta, quien salió de inmediato, sin que nadie le preste atención a la siga del cantante. El joven de ojos cielo estaba apoyado en una de las paredes de uno de los pasillos desolados, de la sala más silenciosa, y desesperante del hospital: donde estaban los pacientes en coma. Procurando no llegar de manera precipitada, dado el nulo trato entre ellos, Deidara se acercó despacio tal y como si lo hiciera con un animalito herido listo para atacar si era muy brusco su actuar.

—Hola, Naruto-kun ¿verdad? —preguntó estando cerca para captar su atención.

—Y tú eres… —dijo pensando en ese rostro conocido— Deidara, ¿no es así? 

—Sí, soy el novio de Itachi. —le contestó con una sonrisa el mayor.

—No quiero ser descortés, —aclaró el rubio menor, pero se le hacía raro que le hablara sin que se conocieran de nada— pero ¿qué quieres?

—Hablar.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo que pasa entre tú y tus padres.

—¿Qué sabes tú de eso? —cuestionó un poco a la defensiva el kitsune.

—He convivido los últimos cuatro años con ellos. —le dijo el de coleta para hacerle entender de que él ya lo sabía todo.

—¿Me reclamarás por ser un mal hijo? —preguntó el cantante— Ahórratelo, sé que no los merezco, son demasiado buenos para alguien como yo.  

—No era eso para lo que te seguí. —el otro se sentó cerca del rubio más joven— Pienso que deberías disculparte con ellos para no tener arrepentimientos.

—Ya los tengo. Las cosas que dije, las que hice, la manera en que los traté. —le dijo afligido— Un simple “lo siento” no repara nada. Yo mismo sé que no arreglo nada, merezco un castigo, pero ellos no me lo darían o no sería lo suficientemente fuerte para hacerme pagar mis errores. —explicó derrotado Uzumaki molesto consigo mismo.

Deidara había oído hablar mucho acerca del rubio menor, los padres del cantante y los Uchiha siempre que contaban anécdotas de antes de que él apareciera en la vida de Itachi, en las que surgía el nombre de Naruto. Sin embargo, el año anterior el trato que le dio al matrimonio contado por Sasuke, fue algo que le resultaba tan incomprensible como imperdonable. Ahora lo veía sufriendo molesto por lo que había hecho, estaba en penitencia por sus pecados, un castigo auto impuesto que, al parecer del mayor, era innecesario. El arrepentimiento sincero era lo único que requería para volver a recuperar la sana relación que antes poseía con sus padres. Como persona adulta, Deidara sentía que debía al menos orientarlo para que tomara decisiones más maduras y razonables en el futuro, comenzando desde ahora.

—Te contaré algo sobre mí que espero te sirva para poder elegir mejor tus pasos. —le avisó el de pelo largo mirando hacia una blanca pared, tornando su mirada en melancólica y triste.

—No es necesario que hagas eso. —le dijo respetuoso el menor, sabiendo que el otro trataba de ayudarlo.

—Lo hago porque quiero, y porque eres muy joven, al menos intenta reparar los daños que causaste.

—Te escucharé. —aceptó el de ojos cielo menor, sabiendo que no tendría otra opción y que quizás en verdad podría hacer las cosas bien si lo oía.

—Bien, cuando yo nací mi madre estaba delicada de salud, a falta de dinero para un tratamiento que la restableciera no pudimos curarla, por lo cual poco después de mi nacimiento murió y sólo mi padre tuvo que encargarse de mí.

 

FLASH BACK

 

Un chico rubio de cabello corto, de unos siete años estaba sentado en el patio de la primaria de Iwagakure. Estaba apartado de todos, comiendo solitariamente su sencillo almuerzo. No era la gran cosa, ya que su padre no contaba con muchos ingresos, su trabajo, aunque honrado, no era muy remunerativo. Vendía pequeñas artesanías en un humilde y algo destartalado carro, todos los días salía desde temprano y no volvía hasta entrada la noche; ponía todo su empeño en ganar lo más que pudiera para costear la escuela de Deidara y todo lo que este necesitara.

Unos niños de la misma edad de Deidara se acercaron riendo y divirtiéndose entre juegos, hasta que notaron los desgatados y sueltos zapatos del rubio. Con la malicia infantil de gastar una broma pesada, patearon la parte baja de la zapatilla de uno de los pies que Deidara tenía colgando, arrojándolo lejos de él. Al tratar de recuperar su zapato, los demás niños se lo pasaban de uno a otro haciendo que el rubio tuviera que moverse de un lado a otro con tan sólo un zapato.

Durante todo el “jueguito” los niños no dejaban de reírse y burlarse del de ojos cielo, que apenas aguantaba las ganas de llorar por la rabia y la vergüenza. Yendo a la salida del colegio, Deidara a lo lejos vio a su padre con su carro de ventas, el rubio menor oyendo las burlas a sus espaldas de parte de sus compañeros, pasó de largo a su progenitor sin corresponder a su saludo. El adulto miró triste el semblante en la cara de su querido hijo, pero captó igualmente rápido las burlas de los demás niños.

 

7 AÑOS MÁS TARDE…

 

Deidara ingresó a la secundaria que quería, estaba bastante alegre con lo que había logrado, ya que poseía buenas notas e iba por el segundo año. Iba caminando por la ciudad disfrutando de un agradable paseo, cuando vio a unos compañeros suyos llegar a la entrada de un restaurante caro. Todos ellos llevaban puestas zapatillas y ropas de marca, mientras que Deidara se miraba a sí mismo, notando el abismo de diferencia entre sus ropas desgastadas y remendaras tantas veces con las de los otros.

Intentó alejarse de ellos para que no lo vieran vestido así. Sin embargo, uno de ellos lo reconoció y lo invitó a acercarse, renuente a aceptar la invitación por el pudor, se acercó lentamente. De inmediato notó los celulares último modelo de todos los presentes, haciendo que el tratara de esconder lo más posible el suyo, que no sólo era un modelo viejo, sino además tenía cinta adhesiva para evitar que se le saliera la tapa.  

Una de las chicas notó como el rubio de pelo largo trataba de esconder algo en sus manos, así que, con ayuda de una de sus amigas, le arrojó de improviso una bebida en la ropa a Deidara que por acto reflejo se levantó rápidamente intentando limpiarse.

Aprovechando el descuido, la amiga de la que le arrojó el líquido, tomó el celular de Deidara y lo mostró ante todos para que las burlas comenzaran contra él. Sucio y humillado, el de ojos cielo salió del lugar sin mirar atrás, su ira y frustración terminó recayendo en la persona menos indicada. En honor a su cumpleaños, su padre le había comprado un pequeño pastel, uno que Deidara no fue capaz de apreciar y agradecer como era debido por el enojo de lo sucedido.

—Deidara feliz cumpleaños, mira conseguí el sabor que más te gusta. —le dijo feliz el adulto.

—No tengo hambre. —contestó de mala manera.

—¿Te sucedió algo hijo? Anda ven y prueba el rico pastel que compre para ambos.

—¡NO QUIERO NADA! —gritó arrojando el postre al suelo— No tienes idea de la vergüenza que me da ser tu hijo, siempre paso por muchísimas humillaciones por tu culpa.

—Yo hago todo lo que puedo.

—Desearía haber nacido en una familia rica, donde no me haría falta nada de lo que quiero tendría zapatillas y ropa de marca y un buen celular a diferencia de la porquería que tengo. ODIO SER POBRE.

El rubio se alejó de su padre encerrándose en su cuarto de un portazo, mientras el adulto juntaba los restos de pastel del piso y los acomodaba en la caja. Intentaba mantener la calma ante las palabras de su hijo, después de todo tenía catorce años, era tan sólo un adolescente, era evidente que tendría varios cambios de humor exagerados y diría cosas que en verdad no sentía o quería decir. Días después nuevamente discutían, pero esta vez era porque el mayor vendió algunos de los electrodomésticos que mejor funcionaban en la casa, el lavarropas, la heladera y la televisión, entre otros.

El rubio se fue a la secundaria como siempre. Luego de su jornada escolar, al ir de camino de regreso a su hogar, vio un grupo de gente reunida en mitad de la calle cortando el paso. Curioso cómo era, se acercó a ver qué es lo que había sucedido, pero no estaba preparado para lo que vio. El carro totalmente destrozado, con la calle repleta de pequeñas artesanías desperdigadas por todos lados, un hombre hablando con la policía y entre todo el desastre un hombre totalmente ensangrentado: SU PADRE. Con lágrimas en los ojos se acercó hasta él, evitando a los oficiales que querían alejarlo de la escena. Con horror confirmó que su único familiar estaba muerto. Nada podía destrozarlo más que lo que acababa de ver, o al menos eso creía, hasta llegar a su casa.

Teniendo que esperar a que los arreglos del funeral fueran preparados, costeados voluntariamente por el autor del siniestro accidente. Deidara no tuvo más que hacer que regresar a su casa para cambiarse de ropa y prepararse para el velorio. Estando allí encontró una caja de celular, algunas ropas y un par de zapatillas, todos completamente nuevos, junto una nota.

 

Deidara:

Tú eres el más grande regalo que me pudo dejar tu madre y te amo con todo el corazón, a pesar de que sé que te he fallado como padre al no darte todo lo que te mereces. Odio verte triste por eso vendí algunas de las cosas que tenemos para costearme estos regalos que espero sepan compensar tantos años de carencias que te he hecho soportar. Como padre tendré muchas fallas y errores como el hecho de no tomar las decisiones correctas a tiempo cuando era joven y tenía las posibilidades de un futuro mejor, ahora sé que esos errores fueron los que me llevaron a robarte la felicidad. No te preocupes que mientras yo viva siempre daré todo de mí por tu bienestar y felicidad.

ATTE: Tu padre

 

Sin lugar a dudas esa simple y pequeña nota contenía todo el amor y sacrificio que su padre había estado haciendo desde siempre. Él era feliz a su lado ¡ERA UN ESTUPIDO! ¿Por qué no se dio cuenta que sus palabras lo lastimaban? ¿Por qué le importó más la opinión de gente que ni conocía? Él debió hacerle saber a su padre lo mucho que agradecía su esfuerzo por él. Ahora ya no estaría con él, ya no tendría a la única persona que lo amo, su padre fue un gran hombre, debió haber estado agradecido y orgulloso de él, no avergonzarse. Ahora tenía vergüenza y odio hacia sí mismo por haber cometido el mayor error de su vida: fallarle a su padre como hijo.

 

FIN DEL FLASH BACK

 

—Siento lo de tu padre. —le dijo Naruto con tristeza calando en su interior por el relato— Hace tiempo te habría reprochado lo que hiciste, pero ahora con todo lo que he hecho, no sería capaz de hacerlo.

—No hay día en que yo mismo no me reproche el haber sido tan estúpido, por eso me mudé aquí a Konoha e ingresé al instituto Tsukiyomi que es el mismo al que asisten Sasuke-kun y tú. Allí conocí a Itachi, para ese entonces yo ya había dejado mi obsesión con no ser pobre luego de haber perdido a mi padre hacia un año.

—¿Por qué me cuenta algo tan personal?

—Dime, si tú hubieras caído en arenas movedizas y vieras a alguien que va hacia el mismo lugar que tú ¿no le advertirías de su error?

—Gracias.

—No hace falta que las des. Por lo que sé de ti, por medio de Sasuke, los únicos adultos a los que le pedirías consejo son tus padres o en caso extremo a Itachi.

—Y lo siento.

—No hace falta que te disculpes, supongo que como muchos creíste que estaba con Itachi por su dinero.

—No es por eso, lo siento por haber sido tan cabeza hueca y no tomarme el tiempo de conocer a las personas importantes para el teme.

—Puedes empezar a demostrar tu arrepentimiento en acciones. Yo ya no puedo decirle a mi padre lo mucho que lo amo y agradezco todo, tú aún tienes tiempo, aprovéchalo. —le animó el mayor con una sonrisa— Hoy estuviste a punto de morir, y no creo que pudieras descansar en paz sin decirles lo que en verdad sientes.

—De verdad eres una buena persona.

—Tú también lo eres.

—Sasuke te lo contó ¿verdad? —cuestionó aun sabiendo que seguramente si lo hizo.

—Sasu me cuenta TODO. —recalcó el de pelo largo— Y eso es… ABSOLUTAMENTE TODO.

—¿TODO ES TODO? —preguntó con algo de temor de saber que ese rubio supiera más de lo que debería como…

—Para que te quede claro, eso incluye lo que sucedió en su “jardín secreto” cuando Danzou se lo llevó. —le dijo sonriendo pícaramente viendo al de las marquitas enrojecer de un momento a otro.

—Yo… —no sabía ni cómo justificar lo sucedido.

—No digas nada, volveré al cuarto de Sasuke, tú mientras piensa en lo que hemos hablado y haz lo que creas más conveniente. —se despidió Deidara antes de levantarse y regresar con los demás.

Una vez que el rubio de cabellera larga se marchó, Naruto se quedó sentado en el suelo pensando en lo que había escuchado, ya no deseaba ser el idiota egoísta que fue. Comenzaría de nuevo y conseguiría el perdón de sus padres y como siempre trataría de recuperar su amistad con Sasuke. Aunque, luego de las cosas que pasaron entre ellos, dudaba de querer volver a ser sólo su amigo.

 

 

 

CONTINUARÁ….

 

 

 

  

    

 

 

 

 

Notas finales:

se que pareciera que pongo q a sasuke le suceden todas las cosas malas, pero en serio trato de que todo lo que le pase sea por una razon q repercute a futuro. este fic es como un domino, pasa algo y provocara algo mas.

Sino solo falta con q se pongan a pensar, si no hubiera sucedio "X" cosa no sucederia la cosa "Y".

hasta el sig cap janne n_n


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