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Todos tenemos derecho de ser amados por alguien por Sumeri Raion

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Capítulo 2: Amiga

 

Este fic está basado en Slam Dunk de Takehiko Inoue y es sin ánimo de lucro, simplemente lo escribo para divertirme y escribir sobre mis personajes favoritos.

 

 

            Salgo de las duchas y me dirijo hacia la salida, pero algo me detiene, alguien me ha cogido por el brazo haciendo que me gire.

 

            Cual será mi sorpresa al girar y ver que es Ayako la que me ha detenido.

 

- ¿Qué te pasa Rukawa? Te he notado algo raro, desde que el pelirrojo llegó.- me dice con cara de preocupación y con calma.

 

- No es nada Ayako, sólo estoy cansado.

 

- No te creo.- me mira un poco enfadada, esperando a que le diga la verdad.

 

- De verdad, no es nada.- y antes de que me diga nada más, agrego- Nos vemos mañana en el entrenamiento.- y sigo caminando.

 

************
            Una vez llego a mi casa siento un olor delicioso y lo sigo. Me conduce hasta la cocina, donde encuentro a mi madre cocinando unas deliciosas albóndigas de carne con salsa de tomate y arroz hervido.

 

- ¡Mi plato preferido! Gracias mamá.- le digo muy contento mientras sonrío.

 

- Hace un par de días que te noto triste y he pensado que si te hacía tu comida preferida, quizás te sentirías un poco mejor.- contesta con una sonrisa de las que a mí más me gustan.

 

            Me doy la vuelta y camino hasta mi habitación para dejar mis trastos y hacer los deberes. Sé que suena raro, pero, si suspendo, me juego que no pueda seguir en el equipo y no quiero arriesgarme a que vuelva a pasar como antes del campeonato nacional. Menos mal que Akagi nos ayudó, que sino, no habríamos podido jugar ni Mitsui ni Ryota ni Sakuragi ni yo.

 

            Me estoy sentando para estudiar, cuando veo el piano, y no puedo evitar sentir unas ganas enormes de tocarlo; hace tres años que no lo toco, desde que decidí volcarme en el básket y convertirme en el mejor jugador, pero ahora la necesidad de hacerlo es enorme; así que, decidido, me dirijo hasta él, me siento en el banco y comienzo a levantar la tapa que cubre las teclas. Una vez la tengo levantada, cojo las partituras y escojo mi pieza favorita. Acto seguido coloco los pentagramas en el atril y empiezo a tocar la composición.

 

            Mientras toco, mi cuerpo se va relajando e imágenes del pelirrojo empiezan a danzar por mi mente; imágenes del día en que le conocí, de los entrenamientos, pero, sobre todo, imágenes del partido contra el Sanou. He de admitir que eres muy bueno jugando al básket y que, en ese partido, tu presencia fue decisiva para poder ganar. Te esforzaste mucho y lo diste todo, igual que el resto de jugadores. He de confesar que ese partido es el mejor que he jugado en toda mi vida, porque, los cinco que estábamos jugando, cambiamos y maduramos mucho en él, ya que aprendimos a confiar los unos en los otros; en ese partido estuvimos muy unidos, tanto que me enseñasteis a jugar en equipo y, curiosamente, fue cuando más me divertí, porque ya no sentía todo el peso del partido sobre mí y pude relajarme y divertirme mientras jugaba. La sensación de apoyo y cariño que había entre todos, en ese momento, es la mejor sensación que he sentido en toda mi vida.

 

            En este momento, mientras mi mente sigue recordando, oigo como están aplaudiendo. Al girarme me encuentro con mi padre, mi madre y mi hermano mayor sonriendo mientras me aplauden.

 

- Hacía tanto tiempo que no te oíamos tocar, cariño.- dice mi madre.

 

- Sí y, aunque hace mucho que no lo hacías, sigues tocando muy bien.- seguía mi padre.

 

- ¡Hola! Que recibimiento tan bueno, no pensé que me echaras tanto de menos hermanito; y eso que sólo hace dos meses que no me ves.- Bromea mi hermano mientras se acerca a mí y me abraza.- Te he echado de menos.
- Yo también.- contesto, respondiendo el abrazo.- ¿Cuántos días te vas a quedar?

 

- Tres o cuatro, ya que todavía estoy en período de clases y no puedo saltarme muchas.

 

- ¿Qué tal te va la universidad, hijo?- le pregunta mi padre mientras se acerca a nosotros y se sienta en un sofá que hay en mi habitación.

 

- Bien, pero tengo mucho trabajo.- contesta mientras se levanta y se sienta al lado de mi padre.- Lo que pasa es que os echaba de menos y necesitaba veros, por eso he venido.

 

- Me parece bien; además, has venido en buen momento.- le contesta mi padre.

 

- ¿Por qué?- pregunta mi hermano-

 

- Tu hermano está un poco triste desde que ha vuelto, quizás tú puedas animarle. Bueno, voy a echarle una mano a vuestra madre con la cena y a poner la mesa.- acto seguido veo como se levanta y se va por la puerta.

 

            Me giro hacia donde está mi hermano y veo como éste me mira muy fijamente. Acto seguido me habla.

 

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué papa dice que estás triste Kaede?

 

- No es nada, sólo exagera.

 

- Soy tu hermano mayor y sé que me estás mintiendo; te conozco tan bien como tú.

 

- No me apetece hablar de ello, ¿de acuerdo?

 

- Vale, pero, cuando quieras hablar, te escucharé; piensa que te apoyaré en todo lo que pueda.

 

- Gracias.- en este momento, mi hermano se levanta y se va.

 

            Siempre he querido mucho ha mi hermano y me llevo muy bien con él; cuando éramos pequeños nos peleábamos mucho, pero con el paso del tiempo nos hicimos amigos, supongo que esto mismo le pasará a todos los hermanos. No recuerdo una sola vez en que me haya abandonado, siempre que necesito algo él está allí y me aconseja. Con mis padres pasa lo mismo, ellos siempre me han apoyado y son muy buenos con nosotros, lo que no significa que nos dejen hacer todo lo que queramos, pero nos dan la suficiente confianza como para hablar con ellos todos nuestros problemas (o casi todos). Nunca nos obligan a contarles las cosas, sino que esperan pacientemente a que nosotros, por propia voluntad, les contemos lo que pasa.

 

            Muchos pensarían: “si tus padres son tan buenos, ¿por qué no les cuentas lo que pasa?” Bueno la respuesta es muy sencilla, son las personas que más quiero y tengo miedo de que, si saben que me gusta un chico, me rechacen o se enfaden conmigo; supongo que todo el mundo, por muy buenos que sean sus padres, no pueden evitar sentir esto cuando les pasa lo mismo que a mí, porque, al fin y al cabo, somos personas y, como tales, no somos perfectos y el miedo es algo inherente a nosotros, además de algo que no podemos controlar.

 

- ¡¡ A cenar!!- oigo a mi madre gritar y decido bajar a cenar.

 

************

 

            Hoy el entrenamiento ha sido muy duro, no hemos parado en todo el rato, y el do’aho no ha parado de quejarse en todo el rato porque no le dejaban practicar al mismo ritmo que todos.

 

            Estoy terminando de ducharme para irme a casa; enseguida que termino me dirijo a mi casillero y saco mi ropa para poder vestirme.

 

            Hoy ha sido un día pésimo, el pelirrojo no me ha hecho caso en todo el rato, ni siquiera cuando le he provocado. No soporto que no me preste atención, con eso lo único que consigue es que piense que no le importo y eso me hace sentir mal, lo único que quiero es que me haga caso, que me tenga en cuenta, que me ame, pero sé que eso es imposible.

 

            No puedo evitarlo y comienzo a llorar, llevo tanto tiempo conteniéndome, que no puedo evitarlo. Noto como alguien me acaricia el pelo y yo no puedo evitar abrazar a la persona que lo hace. No sé quien es, lo único que sé es que lo necesito, que necesito que alguien me abrace y me consuele, que alguien me diga que todo irá bien.

 

- Tranquilo, ya está. No pasa nada.- oigo que alguien me dice, pero todavía no logro distinguir quién es.

 

            Una vez me calmo, me separo un poco de esa persona para poder mirarla a la cara y saber quien es. En este preciso instante descubro que es Ayako.

 

- ¿Me vas a decir qué es lo que te pasa?- me dice mirándome a los ojos.- Puedes confiar en mí. No se lo contaré a nadie sino quieres.

 

- Yo… tengo miedo de que te enfades.

 

- No me enfadaré, confía en mí, por favor.

 

- Yo… no soporto que el do’aho no me haga caso, ni siquiera provocándolo, como siempre, lo he conseguido.- paro un segundo y después sigo.- Yo, cuando lo vi ayer me alegré, porque llevaba dos días sin verlo y lo echaba de menos. Cada día, cuando iba a correr por la playa, después de entrenarme con la selección, me lo encontraba y, aunque fuera sólo un minuto y no me dijera nada, al menos lo veía; y ayer cuando llegó y todo el mundo lo saludó alegre y abrazándolo, sentí envidia de todos, porque todos podían saludarle y abrazarle y yo no, porque el me odia y porque, para todo el mundo, yo soy el rey del hielo y se supone que no siento nada.

 

- Ya veo.- dice con una sonrisa.- Así que te has enamorado del pelirrojo. No es algo que yo no imaginara, la verdad.

 

- ¿Por qué dices eso?

 

- Es muy fácil, porque él es la única persona que ha conseguido llamar tu atención. No le haces caso a nadie, ignoras a todo el mundo, a la única persona a la que te molestas en contestar es a él.

 

- Sí tienes razón. Yo había construido una muralla entre el mundo y yo, para evitar que me hicieran daño, y ese do’aho a conseguido romperla poco a poco, con su alegría y carácter, aunque sólo me hable para gritarme o insultarme, pero al menos sé que soy el único con quien comporte eso; sé que es estúpido, pero esos momentos son especiales, porque toda su atención está volcada en mí. Sabes me gustó mucho jugar con él en el partido contra el Sanou, porque, aunque fuera por unos instantes, dejamos nuestra rivalidad a un lado para jugar en equipo y fue fantástico.

 

- No hay ninguna duda, estás perdidamente enamorado de él; sólo falta que se te caiga la baba cuando hablas de él.- me dice sonriendo.- Siempre que quieras hablar, puedes hacerlo conmigo.

 

- Eres la primera amiga que tengo, gracias.

 

- Así que es esto lo que te pasaba y por lo que estabas tan triste.

 

            Me volteo y, al ver que quien me ha hablado es mi hermano, siento como todos los músculos de mi cuerpo se tensan.

 

N/A: Hola!! Espero que os esté gustando. He subido dos capítulos a la vez porque pensé que el primero era muy corto y que no podríais opinar bien sobre él; ahora ya tenéis algo más con que juzgarlo.

 

¿Què os parece? ¿Os gusta Koji?... Ya me diréis. Un besote.

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