Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Seis estilos de Baloncesto por Fullbuster

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kuroko Tetsuya POV


 


La habitación estaba completamente a oscuras y lo único que se escuchaba era mi llanto. No podía creer aún lo que había visto… Kagami, mi novio besándose en aquella cancha de baloncesto con su amigo de la infancia. Yo que siempre le había apoyado, que siempre estuve aquí para él y me hacía esto. No había querido interrumpirle y aunque me quedé unos segundos allí inmóvil viendo como esos dos se besaban con pasión en la vieja cancha del río no podía evitar que me destrozase el corazón. Las lágrimas brotaron de mis inexpresivos ojos.


Desde que aquel chico había vuelto de América, Kagami sólo había tenido ojos y tiempo para él, se había olvidado de mí por completo y poco a poco… dejé de ser solamente el séptimo jugador fantasma para convertirme en el novio fantasma. Ya nada podía salirme peor que esto, pero en vez de enfadarme con él y montarle un numerito de celos, decidí dar media vuelta y marcharme a casa. Yo nunca fui de esas personas expresivas, me guardaba el dolor y el sufrimiento, me lo guardaba todo hasta que explotaba pero claro… no exploté todo esto hasta que llegué a la soledad de mi cuarto, nadie me vería llorar jamás.


Mi madre me llamó desde abajo para que bajase a cenar, pero yo no quise ir, no tenía hambre y mucho menos… ganas de dar explicaciones de lo que había ocurrido. No soportaba esa idea de tener que abrir mis sentimientos o mi mente sobre lo que pensaba a desconocidos. Ese día me fui a dormir temprano y aunque el móvil sonó un par de veces, al ver el nombre de Kagami no quise cogerlo.


Al despertarme al día siguiente me vestí para ir a clase, supuse que Kagami me esperaría a la entrada como siempre así que una vez estaba a punto de llegar al instituto, preferí entrar por la puerta de atrás y encerrarme en el gimnasio. Dejé las cosas en el banquillo y cogí una pelota de baloncesto pasándola de una mano a la otra botándola. Me apetecía jugar, me desahogaba jugar al baloncesto aunque cuando lanzaba a canasta nunca acertaba, lo mío siempre habían sido los pases y me daba cuenta de lo inútil que era frente a Himuro. ¿Cómo podía competir contra él por mi novio? Himuro era guapo, inteligente, jugaba genial al baloncesto, hacía buenos pases y encestaba… yo sólo era el inútil que hacía buenos pases, nada más.


- Que lanzamiento más terrible Kurokocchi – escuché que alguien decía a mi espalda y al girarme me encontré a Kise.


- Lo siento – le comenté limpiándome el sudor de la cara con la camiseta – no voy bueno en lanzamientos.


- Lo sé – me dijo cogiendo el balón que había llegado hasta su pie – yo podría enseñarte algún truco – me comentó corriendo con el balón y encestando.


- ¿Qué haces aquí Kise? – le pregunté algo cabizbajo – no estudias en mi instituto.


- Lo sé, sólo he venido porque me han mandado a hablar con vuestra entrenadora, querían hacer un partido amistoso contra vosotros.


- Ya veo – le dije serio cogiendo la pelota que Kise me lanzó.


- ¿Por qué no estás en clase? – me preguntó – creí que deberías estar allí.


- No tengo ganas de ir – le dije lanzando a canasta y fallando como siempre.


- Levanta más ese codo para el lanzamiento, tú posición de tiro es terrible, así no acertarás nunca – me dijo Kise cogiendo la pelota y devolviéndomela – inténtalo de nuevo.


Hice lo que me comentó y cuando coloqué la postura para lanzar subí un poco más el codo pero Kise se acercó a mí y tocó mi codo levantándolo aún más mientras su otra mano cogía mi cintura y me colocaba en mejor posición.


- Lanza – me dijo susurrando al oído y encesté ante mi asombro.


- Vaya.


- Todo es posición y un poco de suerte – me dijo sonriendo - ¿Me cuentas que haces aquí practicando tiros cuando no se te dan nada bien?


- No quería ir a clase – le dije buscando la pelota y cogiéndola entre mis manos de nuevo.


- Ya… ¿Por algo en concreto?


- Por Kagami.


- Cómo no – me dijo sonriendo y aproveché para sentarme a su lado en la primera fila de las gradas mirando el balón aún fijamente sin mostrarle mi cara a Kise - ¿Qué ha hecho ahora?


- Le vi besarse con Himuro.


- Ya veo.


Kise se puso serio de golpe, creo que no sabía exactamente qué decirme para animarme, tampoco yo sabía qué podría animarme en este momento. Sólo podía pensar en todas las noches que le había regalado a Kagami, en que me había entregado a él por completo y en que llegué a pensar que me amaba, pero desde que Himuro llegó… era como si se hubiera olvidado de mí, a veces ni siquiera me dejaba por las noches quedarme en su casa como antes y empezaba a entender el motivo, la necesitaba vacía para acostarse con él.


- No te deprimas Tetsu – me dijo Kise de golpe y le miré – no necesitas saber lanzar para que la gente te quiera. Himuro puede hacer unas cosas pero tú tienes otras cualidades.


- No creí que debiera competir por mantener a mi novio, no creí que tuviera que pelear contra otra persona para que mi relación con Kagami sobreviviera. Siento que le pierdo, que no soy suficiente, que Himuro es mejor que yo y no puedo superarle.


- Tetsu… no tienes que competir contra Himuro, sólo tienes que ser tu mismo. Eres un chico increíble y sería Kagami quien debería de pelear por ti.


Me lancé hacia Kise tras escuchar esas palabras y uní mis labios a los suyos sin saber muy bien por qué lo había hecho, era posible que fuera la ira, las ganas de vengarme de Kagami, la frustración que tenía encima, las ganas de hacerle sentir a Kagami la traición que él me había ofrecido a mí cuando besó a Himuro.


Kise no apartó sus labios de los míos, me resultaba extraño que no lo hiciera. Sus labios eran tan suaves y cálidos, su beso era tierno y para nada fogoso como los de Kagami, sentía algo extraño y eso me asustó. Me separé de él con rapidez, creo que estaba más dolido de lo que esperaba si había besado a Kise, no debía haberlo hecho.


- L-lo siento – le dije – lo siento mucho Kise.


- No te preocupes – me dijo sorprendido y sonrojado.


- Estoy confuso, lo lamento.


- No te preocupes Tetsu – me repitió – sé que el beso no ha significado nada para ti, somos amigos desde hace mucho tiempo y buscabas a alguien con quien descargar esa rabia que tenías por lo sucedido. No pasa nada. No se lo diré, sólo ha sido un error.


- Gracias Kise.


- Voy… a marcharme – dijo algo confuso por aquello – ya nos veremos Tetsu.


Kise se marchó de aquí y me quedé solo. Miraba la pelota de baloncesto en mis manos y cambié la vista a la canasta. Pensé en ese chico rubio, había sido mi amigo desde hacía años, él era uno de los que siempre me apoyaban en el equipo de los milagros, siempre me hacía sonreír pero supongo que nunca me había fijado en él como algo más.


¿Por qué había tenido ese impulso de besarle? No me lo podía terminar de creer, Kise había sido un gran amigo desde siempre y yo lo acababa de asustar con esta repentina acción mía. Sé que no le terminaba de gustar o de convencer mi relación con Kagami, que siempre que nos veía juntos salía rápido de la escena y no quería quedarse, no sé qué le ocurría, pero no creo que fuera algo malo, al menos no hacia mí, porque ahora había estado aquí conmigo enseñándome a lanzar, creo que no era conmigo con quien le ocurría algo y yo… yo lo había asustado.


Esa tarde vi a Kagami o más bien, él me vio a mí pero yo no quise decir nada, me callé lo que vi y él sonreía mientras íbamos hacia una de las canchas de baloncesto, creo que había quedado con alguien para jugar. Yo iba bebiendo de la pajita de un refresco sin hablar, no tenía nada de que hablar con Kagami, me dolía su traición pero estaba pensando en Kise, yo le había hecho lo mismo, le había traicionado besando a ese chico rubio.


- Estás muy callado hoy Tetsu – me dijo - ¿Qué te ocurre?


- Nada ¿Y a ti? – le pregunté


- Nada, supongo.


- ¿Dónde estuviste anoche? – le pregunté aunque ya sabía la respuesta.


- Dando una vuelta y enseguida me fui a dormir ¿Por qué lo preguntas?


- Curiosidad.


- Ya veo.


- ¿Quedamos esta noche? – le pregunté.


- No puedo – me dijo – mejor mañana.


- ¿Ya has hecho planes con Himuro? – pregunté y el se sorprendió.


- ¿Qué es lo que sabes de eso Tetsu? – preguntó preocupado.


- Nada a parte de que te estás viendo a escondidas con él.


- Ahora me espias.


- Pasaba por allí, pero supongo que no puedes echarme la bronca por espiar, tú me engañabas. ¿Con quien has quedado en el parque? Porque si es con él es mejor que me marche ya.


Seguí caminado pero Kagami me tomó del brazo volteándome con fuerza y me quejé por el dolor, estaba apretando demasiado y nunca había visto a Kagami de esa forma.


- Suéltame… me haces daño – comenté, pero él no soltó su agarre.


- Hemos quedado con Kise – le dije – dijo que quería hablar conmigo urgente, así que vamos a ir y tú me acompañas – me comentó y yo abrí los ojos.


- ¿Con Kise? – pregunté recordando el beso y sonrojándome un poco.


No me dejó irme a casa, me arrastró tras él hacia la cancha de baloncesto y yo no quería ir, uno se supone que era mi novio aunque tenía que romper con él sin saber aún cómo lo iba a hacer, jamás había dejado a un chico y me dolía, pero luego estaba Kise… al que había besado esa misma mañana y no quería que Kagami se enterase de aquello y menos porque había sido un mero impulso por lo dolido que estaba con su engaño.


Cuando llegamos, Kise estaba en el centro de la cancha y nos miró o al menos a mí me miró con una sonrisa antes de tensarse y ponerse serio al ver como Kagami prácticamente me arrastraba tras él.


- ¿Estás bien, Tetsu? – me preguntó preocupado cuando Kagami se detuvo frente a él y soltó mi brazo, yo asentí.


- ¿Qué es lo que querías hablar con nosotros? – preguntó Kagami molesto.


- Quiero retarte a un partido.


- ¿Enserio Kise? – preguntó Kagami – ya te gané una vez.


- Una vez no es nada, he entrenado y ya no estoy tan confiado como antes, voy a ganarte y quiero algo a cambio por ganarte.


- ¿Qué quieres Kise?


- A Kuroko – dijo sin vacilación y me sorprendí sonrojándome.


- ¿Por qué querrías a Kuroko? – se rió Kagami – él es mi novio, no voy a hacer tratos con él. Además nunca te interesaste en él.


- Tú no te lo mereces – le dijo - ¿No aceptas porque sabes que perderás? Mírale bien, mira sus ojos… ya no tiene confianza contigo, le has engañado, le has traicionado y está dolido, va a dejarte.


En parte sé que Kise tenía razón, quería dejar esta relación pero no sabía cómo, no quería enfadar a Kagami, no quería tampoco hacerle daño pero estaba claro que estaba jugando conmigo y esto tenía que acabarse.


- Él no va a dejarme – dijo Kagami muy seguro – pero si es lo que quieres… si yo gano tú te acostarás conmigo – le dijo Kagami y me asusté.


- No lo hagas Kise – le dije preocupado.


- Si yo gano, Tetsu se viene conmigo y vuestra relación termina.


Creo que Kise me conocía demasiado bien, sabía que no era capaz de dejarle porque si y estaba haciendo esto por mí, pero yo no quería que él pudiera perder y acabar haciendo algo que no quisiera ¿Y si perdía y tenía que acostarse con él? Además… aún era mi novio y para colmo… estaban los dos jugando conmigo ¿Qué se creían que era?


- Juguemos – dijo Kagami quitándose la chaqueta y entrando a la cancha del parque.


Estuve tenso todo el partido, los dos eran grandes jugadores y no se rendían pero lo que peor me sentaba era precisamente que estuvieran jugando por obtenerme sin tener mis sentimientos en cuenta. Ahora el que pensaba qué era lo que quería era yo… ¿Quería a Kagami o a Kise? A ambos los había besado y Kise era dulce, Kagami fogoso sin embargo… Kise era un mujeriego empedernido, tenía su propio club de fans femeninas tras él siempre y Kagami… él tenía a Himuro, creo que yo sólo era un juguete para ambos, algo por lo que distraerse y un motivo para discutir.


Dándome cuenta de eso me marché de allí, no quería estar con ninguno si esto era todo lo que significaba para ellos. Llegué a mi casa y no había nadie, era raro que mis padres no estuvieran pero no dije nada. Me tomé un zumo en la mesa de la cocina y me tumbé en el sofá junto a mi perro acariciándole y sonriendo. Ya me estaba durmiendo cuando el timbre sonó y ante mí apareció Kagami sonrojado ¿Había ganado o perdido? Ya hasta me daba igual, no me importaba en absoluto.


- Lo siento Kuroko – me dijo de golpe – debí decirte lo de Himuro.


- ¿Le amas? – le pregunté.


- Sí, desde que eramos niños.


- ¿Entonces por qué saliste conmigo? – le pregunté sorprendido de su confesión.


- Creí que no volvería a verle, quería rehacer mi vida contigo.


- Me utilizaste para olvidarle – le dije.


- Tú me utilizaste a mí también Kuroko – me dijo y me sorprendí.


- No es cierto, yo jamás te utilicé.


- Las noches que te quedaste en mi casa a dormir, pronunciabas el nombre de Kise por las noches. Le querías a él.


- ¿Quién ha ganado? – le pregunté.


- Kise – me dijo alarmado.


- Genial… ¿Y ahora qué Kagami? Cometes tú un error, haces un estúpido trato y yo tengo que pagar por vosotros.


- No tienes porque ir.


- Tengo que ir, porque tú siempre acabas metiendo la pata y a mí me toca arreglarlo. Yo soy hombre de palabra y cumplo mis promesas y mis deudas, pero tú y yo… hemos terminado – le dije – ya puedes ser feliz con Himuro, te deseo lo mejor, pero ahora mismo no quiero ni verte.


- Kuroko…


- Necesito tiempo ¿Vale? Así que desaparece de mi vista un tiempo, necesito estar solo.


Kagami se marchó de allí y yo cerré la puerta dejándome caer en el suelo llorando. Tanto tiempo con Kagami y ahora me daba cuenta de que él jamás me había querido, de que ahora mismo no podía verle. Pensé en Kise, sé que trataba de ayudarme y es que yo no tenía valor suficiente para dejar a Kagami, puede que me hubiera resignado y hubiera sufrido en silencio hasta que me hubiera podido armar de valor para dejarlo, pero él… él lo había conseguido con un simple reto. No era la manera, lo sabía, pero sé que se había preocupado por mí, éramos amigos desde hacía demasiado tiempo, me conocía bien, mejor que los demás quizá.


Decidí cuando pasó cierto tiempo prudencial para que Kagami hubiera recorrido un buen trozo del camino y no estuviera por las cercanías, ir a ver a Kise. Seguramente estaría en la cancha del río, era nuestra cancha, siempre lo fue, la de la generación de los milagros, donde siempre jugábamos. Al llegar a la cancha me di cuenta de que no estaba, sólo quedaba la pelota de baloncesto con la que habían hecho el reto. La miré viendo que tenía unas gotas de sangre ¿Qué habían hecho esos brutos? Cogí la pelota entre mis manos y caminé hacia la casa de Kise, no estaba lejos.


Toqué el timbre al llegar pero tardaron bastante en abrir, supuse que los padres de Kise estarían de viaje o lejos, él siempre acababa estando solo. Cuando por fin abrieron la puerta era ese chico rubio con cara de sorprendido. La nariz le sangraba un poco y llevaba un trapo en sus manos ensangrentado. Creo que me hacía una idea de cómo había acabado aquel desafío.


- ¿Tetsu? No te esperaba, entra por favor. – dijo colocándose de nuevo el trapo en la nariz limpiándose la sangre que salía de ella - ¿Qué haces aquí? – preguntó sorprendido mientras caminaba hacia la cocina a buscar otro trapo y algo con lo que curarse.


- ¿Qué hago aquí? me apostasteis en aquel partido, ganaste… ¿No?


- Si, gané – me dijo serio – pero no quería apostarte a ti Tetsu, lo siento, sólo quería que dejases a Kagami. Vi tu cara en el pabellón esta mañana, sabía que estabas pensando si perdonarle o no. Supongo que si se hubiera disculpado y le amases no hubiera hecho todo esto, pero… no quiero verte sufrir, Kagami no te ama y eso a la larga os haría daño a ambos, no quería que sufrieras más.


- Dame eso – le dije acercándome a él y quitándole el trapo de las manos – siéntate, déjame ver ese golpe.


- Ya apenas me duele – dijo y sé que me mentía.


Se sentó en el sillón y le quité el trapo de las manos sentándome frente a él en la pequeña mesa de comedor. Con mucho cuidado toqué su nariz limpiándole la sangre mientras él me miraba y ponía algún gesto extraño de dolor, el pobre intentaba hacerse el duro y no quejarse frente a mí.


- ¿Por qué me ayudaste Kise? – le pregunté.


- Porque… eres mi mejor amigo Kurokocchi – me dijo sonriendo como siempre hacía él. – Cuando entré por primera vez en el equipo de la generación de los prodigios, fuiste el primero en hablar conmigo, me diste un susto de muerte con tu baja presencia pero enseguida supe que tú y yo llegaríamos a ser grandes amigos. En aquel entonces eras la sombra de Aomine y yo siempre tuve el sueño de derrotarle algún día y que tú fueses mi sombra, me habría gustado mucho jugar mano a mano contigo de mi lado, pero supongo que sólo juegas con Aomine o con Kagami por tener la luz más intensa, ellos son auténticos genios.


- Tú también lo eres Kise. Cuando entraste eras el único capaz de desafiar a Aomine, me gustaba veros competir el uno contra el otro. Soñaba con que algún día le vencerías.


- Supongo que simplemente he hecho esta estupidez porque te la debía Tetsu, tú me enseñaste lo que era tener un buen amigo que jamás me abandonaría, no permito que nadie te haga daño, no me gusta verte mal.


Aparté el trapo de su nariz y me levanté un poco de la mesa para acercarme a él y besarle. Un simple impulso como lo había tenido en el gimnasio aquella mañana y extrañamente… seguía gustándome este contacto, seguía confuso por lo que este rubio me hacía sentir. Quizá me daba un poco de miedo lanzarme de nuevo a la nueva aventura de tener una relación después de la mala experiencia con Kagami, ni siquiera sabía si Kise quería o no, yo sólo… le había besado, pero él no se apartó ni un segundo, correspondió mi beso.


Noté sus manos rodear con suavidad mi cintura acariciándome a la vez que me atraía levemente hacia él. No quería deshacerme del contacto de sus labios, le seguí hasta que reposó sobre el respaldo del sofá y me di cuenta de que estaba prácticamente encima de él sentado. Yo jamás había sido así de lanzado ¿Qué me pasaba con Kise entonces?


Me sorprendí por mi reacción y rompí el contacto disculpándome aunque realmente… quería besar a Kise. Me dio la sensación como si él se diera cuenta, como si también quisiera besarme porque acabó tumbándome en el sofá y cogiendo mi muñeca con algo de fuerza se puso encima besándome de nuevo. Esta vez fue un beso mucho más fogoso, dejé que su lengua recorriera toda mi boca, dejé que me sedujera como sólo él sabía hacer. Creo que estaba empezando a entender mis propios sentimientos, era por él por quien mi corazón latía tan fuerte, era por él por el que mi estómago tenía esos nervios, era por él por quien mi cuerpo reaccionaba erizando mi piel.


- Lo siento – dijo Kise de golpe soltando mi muñeca – me he pasado.


- No… estaba perfecto – le dije.


- ¿Estás seguro de esto Tetsu?


- Acabo de darme cuenta de algo Kise… siempre fuiste tú, tú eras quien estaba a mi espalda para cogerme cuando me caía, tú eras quien me miraba cuando nadie más lo hacía, siempre estabas a mi lado y yo no me di cuenta de lo que sentías por mí, no me di cuenta de lo que yo sentía por ti y te pido perdón por todo eso.


- Desde el primer día que te vi, supe que estaba enamorado de ti Tetsu, pero no podía decírtelo, creí que te gustaba Aomine y luego empezaste a salir con Taiga, yo simplemente me quedé fuera cuidándote, pero lamento no haber podido ser de gran ayuda, te han hecho daño y no pude evitarlo.


- No tenías que evitarlo, ahora sé mi lugar, sé donde quiero estar y es aquí contigo.


Besé de nuevo a Kise y abrí un poco mi boca dejándole volver a meter su lengua para que explorase lo que quisiera. Sus manos recorriendo bajo mi camiseta mi abdomen me encantaba, tenía un tacto suave y delicado, un chico tierno y dulce que me volvía loco. Sus besos eran fogosos, pero sus caricias eran una maravilla, notaba cuánto le importaba en cada uno de sus gestos, a cada beso, a cada caricia.


Agarró mi cabello enredando sus dedos en él y gemí con mis labios rozando los suyos. Podía ver su sonrisa, esa que tenía como si fuera un niño pequeño, esa sonrisa a la que todos gustaba. Kise era perfecto y tenía razón… él y yo jamás habíamos jugado al baloncesto pero esta vez… quería ser su sombra, quería probar a jugar con él y desde luego… estaba dispuesto en este preciso momento a entregarme a él por completo, quería sentirle, quería ser suyo.


Kise lamió con seducción sus propios dedos humedeciéndolos mientras con la otra mano me desabrochaba el pantalón. Yo por primera vez en la vida, deseé tener el control, deseé no ser ese chico al que todos le decían lo que tenía que hacer, quería ser yo mismo y sentía que podía ser así con Kise, él siempre estaba conforme con todo lo que yo hacía.


Me levanté volviéndole a sentarle en el sofá y me agaché desabrochando su pantalón para jugar con su miembro. Lamí  con dulzura desde su base hasta la punta centrándome en ella intentando ser lo más seductor posible. Me gustaba y me excitaba escuchar los gemidos y jadeos que lanzaba Kise, la forma en que cerraba los ojos recostando la cabeza tratando de disfrutar y concentrarse en lo que le hacía mientras sentía como sus dedos se colaban en mi entrada dilatándome.


Cuando creí que ya estaba suficientemente preparado, me senté encima de él a horcajadas penetrándome con lentitud, sentándome encima de su miembro introduciéndomelo hasta el fondo. Creo que el cuerpo de Kise era perfecto para el mío. Miré sus ojos, sus preciosos ojos que me pedían suplicantes que me moviera y lo hice. No lo pensé más y me moví encima de él rozando mi miembro contra su abdomen, sintiendo sus manos abrazarme y acariciarme entero dándome placer, sintiendo su boca y su lengua jugar con la mía ahogando mis gemidos. No pude evitar correrme encima de él, había manchado entero su abdomen pero a él no le importó, cogió mis caderas con fuerza y me marcó el ritmo subiéndome y bajándome encima de su miembro. A los pocos minutos se corrió también dentro de mí con un gran gemido, uno que jamás había escuchado pronunciar a Kagami, creo… que tanto Kise como yo deseábamos esto.


- Lo siento Tetsu – me dijo de golpe Kise – yo nunca quise tratarte como a un trofeo, eres importante para mí.


- Lo sé – le dije – siento haberte besado en el gimnasio, seguramente te confundí con mis sentimientos pero… yo ya no puedo ser más tu amigo.


- No digas eso Tetsu – me dijo alarmado pero yo sonreí.


- Necesito algo más de ti que simples amigos, quiero estar contigo pero… necesito que vayamos despacio – él sonrió como nunca.


- Iremos todo lo despacio que tú quieras y necesites, con estar a tu lado me basta.


Me acosté al lado de Kise para relajarme con él en el sofá. Me acariciaba con dulzura la espalda y prácticamente me quedé dormido cuando cogió una manta y nos la puso por encima. Sé que me miraba fijamente, pero yo tenía mucho sueño y me dormí enseguida agradecido de sus caricias. Nunca imaginé el amor que podía salir a causa de un “baloncesto traicionado”.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).