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EROS (cupido) AL RESCATE por Anonimus_Saint

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Notas del capitulo:

!GRACIAS POR LEER ESTE FIC!

Se que me demore mucho, pero aqui ya les traigo la conti, espero sea lo que esperan jejeje.

perdonen mi demora siiii lo continuarem pero hasta mientras disfruten de este capitulO

(^O^)7

!QUE SORPRESAS!

TEMPLO DE GEMINIS,

 

Ahí se veía a Kanon muy relajado y despreocupado, tomando una muy necesitada ducha, mientras entonaba una canción para nada melodiosa.

-La la la bajo el maaaaaar, bajo el maaaar, está el pose, con sus marinos,  como peceeees.- cantaba sin percatarse  de la presencia de cierta personita que lo andaba espiando muy de cerca.

-Lindas sirenas muy altaneras  y bla bla bla me vale si no se rimaaaar…- cantaba  de lo más feliz. Hasta que de repente, escucho una risita, abrió los ojos apenas pues con el rostro lleno de champú no podía visualizar nada, luego de limpiarse los ojos; logro visualizar una gran sombra a través de la cortina.

-saga, Ya te dije que yo me baño los marte y jueves; tú los demás días, así que lárgate de aquí. – hablo pensando que se trataba de su hermano. Y  sin   darle mayor importancia al asunto, retomo su baño.  Pero esa presencia seguía ahí, cerca de él.

-¡vamos, lárgate!– al no recibir respuesta alguna, recorrió la cortina de un tirón, llevándose un susto de muerte.

-¡HAAAAAA!  - grito con todo lo  que su voz daba, al ver a Aldebarán parado con un enorme cuchillo entre sus manos.

-no me mates, -dijo angustiado mientras se resguardaba tras la cortina de baño. -  yo no te ofendí, ese… fue…fue saga haciéndose pasar por mí, si si  el…el fue el que escribió gordo fodongo en la pared de tu templo y también dijo  que eres  un buey que no le cae bien nadie…si  si además de tirar huevos podridos a tu templo, el…el siempre hace ese tipo de cosas para luego echarme  la culpa a mí. –  hablaba desesperado Kanon mientras Aldebarán lo mirada confundido, bajo el cuchillo para tratar de calmarlo.

- ¡te juro que fue saga!-

- cálmate Kanon, no te asustes. – dio apenado y angustiado, alde. – si yo no quiero hacerte daño. –

- ¿a no?- pregunto Kanon desconfiado, Aldebarán asintió repetidas veces en tanto tiraba el cuchillo al suelo para tranquilizarlo. Entonces Kanon recupero  su semblante serio y maligno.

- entonces me puedes decir  ¡que rayos haces aquí! – grito molesto mi mientras se cruzabas de brazos. Aldebarán, quien no apartaba su mirada del escultural cuerpo de Kanon, agacho la cabeza apenado.

-bueno…yo…-Aldebarán hablaba con nerviosismo, pues si el solo hecho de estar cerca de Kanon hacía que se sonrojara, ahora que lo tenía  en frente como vino al mundo, lo estaba llevando a lo más hondo de la timidez.

- ¡habla rápido! – dijo tapándose con  una toalla al notar incomodidad  en la forma en la que Aldebarán lo miraba.

- yo…yo  vine a disculparme contigo por…por lo de esta mañana y…y. – dijo Aldebarán un poco sonrojado, mientras Kanon lo miraba enarcando una ceja.

-te metiste a mi baño, solo para decirme eso. – Kanon se veía más  furioso  que antes. – acaso no pudiste esperaste a que saliera del baño, además, porque rayos sosteniendo una maldito cuchillo como un asesino en serie, ¡me asustaste! –

-lo…lo siento, todo esto fue un malentendido.- Aldebarán  se veía muy apenado por lo sucedido.  -  el…el cuchillo lo compre para ti, es un regalo, para representar  lo arrepentido que estoy por haberte ofendido…- Kanon lo miraba enarcando una ceja con ambas manos en la cintura. Alde, no hacía más que titubear. – es… es solo que te estuve buscando por tu templo y como escuche la regadera encendida supuse que estabas ahí…y yo no quise interrumpirte pues estabas tan entretenido cantando como los ángeles que…-

-¡bien! ya te disculpaste, ya me diste mi regalo, incluido con el peor susto de mi vida, ahora ¡hazme el favor de salir de aquí! – señalo la puerta sin dejar de mirarlo furioso.

- pero…- Aldebarán necesitaba que Kanon lo perdonara, pero al parecer hiso todo lo contario. Pues este se veía más molesto que antes.

- que no captas español, dije ¡LARGO! – tan pronto como termino de decir esas palabras, Aldebarán salió hecho un rayo.

- ¡eso me pasa por no ponerle el maldito seguro! – farfullo furioso azotando  la puerta luego de que saliera alde.

 -pero a mí no me engaña, ese mendigo toro se trae algo entre manos. – Kanon se puso en pose pensativa. -  será mejor que ande con cuidado. – Hablo mientras cogía el cuchillo del suelo, examinándolo detenidamente.- esto es muy sospechoso…-  dejo el objeto en el lava manos para luego secarse de mala gana el cuerpo.

Tomo su cepillo y comenzó a peinarse el pelo o por lo menos a  intentarlo pues estaba todo revoloteado. – maldición, como odio tener que hacer esto cada vez que me ducho. Auch…- sí, la desenredada de su cabello tomaría un buen rato, pero usaría ese tiempo para pensar que podría hacer con el toro, digo Aldebarán.

 

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-milo…puedo preguntarte algo.- hablo apenas mu, mientras seguía descendiendo por los escalones, siendo jalado por milo. Ya casi estaban por llegar a su templo.

- luego mu, luego. Tenemos que darnos prisa antes de que se llene de gente. – hablo milo emocionado mientras entraban a Aries.

- es que…no me siento muy bien. –dijo Mu cansado y con la vista nublándosele.  Pero milo no le prestó atención, siguió  con el descenso. Hasta que mu Se desplomo cayendo al suelo como costal de papas, milo, entonces,   giro su vista rápidamente. Mu apenas y mantenía abierto los ojos.

-¡Mu! – Milo cargo a mu lo metió a su templo (Aries) para depositarlo en un sofá.– ¡qué te pasa!- lo sostuvo de los hombro comenzando a agitarlo desesperadamente. - ¡responde! –  los gritos de milo, llegaron a oídos de kiki, este, asustado se acercó a ambos.

-¡¿maestro, que le paso?! – kiki se veía muy preocupado por su maestro, pues jamás antes lo había visto así. – no se mueraa, maestro, lo necesito, si usted muere el patriarca Shion va a ser mi tutor. No me deje con el!!- mu miro molesto a kiki por sus palabras en tanto este lloraba como magdalena.

-milo.- hablo mu debilitándose cada vez más.

 – dime mu. – milo se acercó a él tanto como pudo.

-¿de…de donde sacaste esas rosas? – pregunto aun sosteniendo las rosas.

- ¿yo? – milo se izó el desentendido. – eso no importa mu, tú tienes que…-

-respóndeme. – dijo  mu mirándolo a los ojos, eso hiso que milo se pusiera más nervioso.

-pues…del jardín de afrodita, pero no le va a importar  que me haya llevado una docena para dársela a alguien tan especial como lo eres tú, Mu – dijo despreocupado, mu abrió los ojos atónito.

-¡QUE! – grito tirando las rosas al suelo.- ¡ACASO NO SABES QUE LAS ROSAS DE AFRODITA ESTAN ENVENENADAS! – Mu ahora comprendía por qué comenzó a sentirse cada vez más débil, esas rosas seguían siendo venenosas y muy peligrosas.

- yo no sabía eso.- respondió a lo bajo milo.

- como que no lo sabias, ¡TODO EL MUNDO LO SABE!  Cof, cof -  a mu estaba a punto de darle un colapso.

– pues se me olvido, si, además, si fuera por las rosas, yo estaría agonizando como tú. – Se defendió milo, Mu enfureció con más ganas.-

- si tú no estás como yo, cof  es porque tu sangre esta tan envenenada como las rosas de afrodita, cof por eso eres inmune, cof cof.  –

-          Bueno mu, no es para tanto, tú eres un caballero fuerte y  uno de los que más resistencia tiene así que ….-

-          ¡olvidas que ahora somos más mortales que antes pues nos quitaron la mitad de nuestro cosmos al revivirnos! – grito mu exasperado, comenzando  a toser sin parar, milo solo le daba palmaditas en la espalda sin mucho cuidado.

-          ¡Mi maestro se muere! – kiki se puso a llorar desconsolado.

Mu intento controlarse, pero era difícil, sus órganos comenzaban a fallar.

-          - no kiki, solo…solo me siento débil cof cof…. pero ahora mismo vamos con afrodita para que me cure. No te preocupes, todo va a estar bien, ¿Verdad milo? – mu miro a milo mientras este se sentía algo culpable, algo.

-bueno…-Milo dudo en responder, pues sabía que afrodita lo mataría en cuanto supiera que él había estado en su jardín tomando y escogiendo las mejores rosas de su jardín.

-y si mejor te hago un remedio casero. – sugirió. – veras que bien te sientes luego de beber medio litro de sangre de…-

-¡MILO!- Mu lo miro furioso y con ganas de echársele encima pues era su salud la que estaba en juego.

-          Está bien, está bien….- dijo desganado. - pero si pregunta cómo te pusiste así, te haces a los desentendidos ok. - mu solo negó con la cabeza molesto.

-          Mejor vamos rápido, creo que empiezo a alucinar. – milo hecho un hondo suspiro antes de cargar a mu  en sus espaldas ante la mirada atenta de kiki.

-           -  (algo bueno resulto de esto) pensó mientras sostenía a mu fuertemente para luego subir nuevamente los escalones y  atravesaba a la velocidad de la luz  los 10 templos restantes, si, de Aries a piscis había una distancia abismal.

 

 

 

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- me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere, ¡NO ME QUIERE!- grito molesto,  al momento en el que tomaba otra margaría entre sus manos y comenzaba a deshojarla, al igual que la otra, mientras  decía… – lo odio, no lo odio, lo odio, no lo odio…-

-¡Saga, si viniste! – dijo Aioros feliz al ver a saga parado en un pilar desojando una flor.  

Este se sobresaltó al oír la vos de Aioros, volteo en su dirección. -claro, pasar tiempo con mi mejor amigo es lo mejor.- respondió sonriéndole  nervioso mientras tiraba la flor al suelo junto con  otras ya deshojadas.  

Antes su respuesta, Aioros no pudo evitar  ponerse susceptible.

-bueno… entonces vamos. – lo tomo de una mano para jalarlo.

-¿a dónde? – cuestiono saga sin dejar de mirarlo.

-pues al pueblo.- respondió Aioros como si fuera la cosa más natural del mundo. – ya que dijiste que  querías aprender a ser más servicial y más condescendiente con el prójimo, yo voy a ayudarte,  enseñándote   cómo hacerlo. – saga solo  lo miraba sin comprender a que se refería Aioros.

 

Al llegar al pueblo, saga comenzó a sentir celos intensos y asesinos, pues  todos los aldeanos  saludaban  y  le  sonreían a Aioros, mientras que a él, lo miraba con recelo y  muchos  con miedo, sintiéndose intimidados por su presencia. Claro, esto debido a todas las horrible cosas que padecieron en el tiempo en el que el reinaba  el santuario.

-bueno saga.- le hablo Aioros poniéndose en frente de él. – voy a enseñarte cómo tratar a los demás y  empezaremos con unas sencillas lecciones.-

Aioros mantenía una irradiante sonrisa en su rostro. Saga solo trago en seco, no le gustaba como sonaba todo eso, además,  el estar con los pueblerinos y mezclarse con ellos no le hacía mucha  gracia.

-bueno. –respondió no muy seguro.

-¡lección número uno!-… “dar” –  Aioros se veía muy entusiasmado ya que siempre había deseado hacer de saga una buena y mejor persona.

– ¿dime saga, si vez a un méndigo en la calle pidiéndote limosna, que haces? – le cuestión sonriente, mientras se acercaban hacia un hombre sentado en una esquina pidiendo caridad.

-bueno lo más natural seria…- dijo saga mientras miraba al pobre hombre de manera enternecedora. – ¡Golpearlo hasta que sea un hombre productivo!- sonrió maléficamente mientras tomaba al pobre hombre del saco sucio que traía mientras.  sus ojos tomaban un tono rojizo y su cabello se mostraba gris. Aioros palideció ante la reacción de saga. Rápidamente y  a duras penas logro  hacer que saga soltara al aterrado hombre.

-no saga. –dijo Aioros negando con la cabeza mientras permanecía con los brazos cruzados, decepcionado, saga solo lo miro confundido.

-¿entonces?-

-mira. – dijo al momento en el que sacaba un poco de comida y se lo entregaba al pobre hombre quien salió corriendo tras lo sucedido.

-vez lo feliz que se fue. – le dijo Aioros sonriente, saga solo lo miraba con  los ojos entreabiertos.

-lo que quiero enseñarte con esto, es que  vale más la satisfacción de dar a la de recibir. Imagínate a ese pobre hombre muriendo de hambre. Si tú tienes la posibilidad de hacer algo por él, debes de hacerlo, veras que te sentirás mucho mejor. – Aioros hablaba con tono angelical mientras un aura luminosa lo rondaba, saga solo lo miraba con la cara desencajada. Pensado, esto es en serio, dar  sin recibir nada a cambio?-simplemente esa  lógica no iba con él.

-bien, la segunda lección es la de ¡COMPARTIR! – Aioros saco dos chocolates de su bolsillo, a saga, se le hiso agua a la boca al verlos, pues le encantaban los dulces y más los chocolates.

-ten tienes que…- antes de que Aioros terminara su frase saga ya se había devorado la barra de chocolate ante la mirada atónita de Aioros.

-más. – dijo extendiendo su mano, Aioros negó con la cabeza algo molesto.

-ahora tendré que intentar otra cosa. – hablo Aioros mirando la barra de chocolate.

Saga intento arrebatarle el chocolate de las manos, mas  Aioros volteo a ver hacia otra dirección haciendo que este se cayera al suelo.

- -vamos a ver…- Aioros buscaba con la mirada a alguien. – ¡perfecto! – exclamo alegre, al ver a un niño cerca. – Aioros corrió hacia él,

-esto no me gusta nada. – dijo saga para sí mismo antes de seguir al arquero.

5 minutos después se ve a saga y a Aioros corriendo a toda velocidad intentando escapar de la madre furiosa  del pequeño niño de 5 años que no paraba de llorar a todo pulmón.

Al perderla de vista a la mujer, tanto saga como Aioros, intentaban normalizar su respiración.

-saga… -hablo jadeante Aioros mientras lo miraba furioso. - se suponía que debías de compartir el pedazo de chocolate con el niño no devorártelo frente a él  para  luego quitarle su helado.  –decía Aioros decepcionado mientras negaba con la cabeza, sabía que a saga le encantaban los chocolates y pretendía que hiciera un esfuerzo para dejar su egoísmo y compartiera algo que le encantaba con otra persona, pero le salió mal muuuy mal. Pues al ver al niño llorar su madre se alarmo y furiosa se acercó a ambos.

-vamos Aioros, ese niño era un mimado, yo no tenía por qué darle nada, además esto también fue culpa tuya. – dijo saga acusándolo con un dedo,

-mía. - Aioros se señaló incrédulo.

- claro, a quien se le ocurre ofrecerle dulces a un niño, de seguro su madre pensó que éramos unos pederastas. – dijo saga ya más calmado, Aioros en cambio se puso pensativo. Mientras ambos tomaban asiento en una banca. -

-sí, tienes razón, fue una muy mala idea. Creo que desde ahora voy a mostrarte y a ensenarte primero que es lo que debes de hacer. – Aioros respiro hondo para ponerse en pie a saga eso tampoco le gusto.

 

-bueno dejemos eso por ahora vamos a la tercera lección…la  “Solidaridad”

-soli que?- a saga no le sonaba esa palabra.

- solidaridad.– repitió, - Es a lo que llamamos Adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles. – aioros veía la cara de saga  desencajada, dando a entender que no comprendía nada de lo que le dijo. - ósea  ser condescendiente con los demás-saga seguía sin entender.

-por ejemplo, mira a ese hombre, parece abatido y muy triste, ¿qué crees que se deba a hacer ante una situación así? – Aioros lo miro atento.

-definitiva y absolutamente, nada. -  respondió saga sin pensarlo mucho. Aioros solo negó con la cabeza mientras se ponía  en pie para  acercarse a ese  hombre, a saga, nuevamente, no le quedó más que seguirlo. – por qué demonios sigo con esta estupidez si a mí ni me interesa en lo más mínimo, el prójimo, pero por otro lado, así estoy cerca de Aioros. Si, el tener a Aioros cerca hacia que de algún modo valiera la pena todo ese “sacrificio”.

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-Estoy muy exhausto. – dijo saga mientras se recostaba en el sofá de la sala al lado de su gemelo. Este lo miro de reojo sin prestarle mucha atención

-¡puedes creerlo! Aioros me hiso regalarle todo mi dinero a un pobre imbécil que andaba abatido disque porque se le murió su perro chigua gua,- saga hablaba de mala gana. -  dijo que lo hacía   por “solidaridad” para que se compre uno nuevo  y así dejaría de sufrir. ¡Ja! primero me sale con lo de dar sin recibir, el aprender a compartir con los demás y  luego la mendiga solidaridad que no pone condiciones ni objeciones, vaya estupideces. – entonces, saga le quito la bolsa de palomitas  que Kanon andaba degustando.

-¡oye, devuélvemelo es mío! – exigió molesto Kanon,  intentando arrebatarle la bolsa de las manos.

-oblígame. – ambos comenzaron una pelea por la bolsa de palomitas.

Finalmente y luego de un forcejeo entre ambos, saga le tiro  la bolsa de palomitas a Kanon, completamente vacía.

-eres un maldito.- le dijo molesto Kanon. – esas eran mis, palomitas. –

-oye, tienes que aprender a compartir con los demás. –hablo saga burlón mientras se metía las ultimas palomitas a la boca.

-ahorita   voy a compartir contigo mis puños y patadas. – ambos iniciaron una pelea en la que ninguno tenía posibilidad de ganar.

 

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SALÓN PRINCIPAL

 

¿Es enserio lo que me dices, Shion?- pregunto Doko incrédulo.

-SIP. Yo creo que ya hemos estado al servicio de Athena por muuuucho tiempo, así que me parece que llego la hora de tomarnos un descanso y dejar el trabajo, tu sabes, dejarle el trabajo a los más jóvenes. –dijo sonriente, Doko solo amplio su sonrisa sin terminar de creer lo que le decía su amigo.

-música para mis oídos. – hablo Doko feliz. – Ya era hora de que entraras en razón amigo mío.- dijo dándole unas palmaditas en la espalda. -

- y donde crees que sea conveniente pasar nuestro retiro? – le pregunto Shion sin quitarle la mirada de encima, Doko solo se puso en pose pensativa.

– bueno… que tal…Hawái.-

Shion solo asintió varias veces, la verdad el lugar no le importaba, siempre y cuando estuviera con Doko.

-¡magnífica idea!-

-bien. Entonces apúrate a alistar las maletas, que esta misma noche dejamos este santuario lleno de  caballeros tontos, insolentes, inmaduros y de   diosas corruptas  que solo saben…-Doko callo al ver la cara sorprendida de Shion.

-mejor me doy prisa. – dijo Doko mientras salía corriendo a preparar sus maletas, no vaya a ser que Shion cambien de decisión.

Tras la salida de Doko, Shion hecho un hondo suspiro. Luego se puso en pie.

-Pero que rayos.- se dijo. – y a quien voy a dejar a cargo a hora, si la última vez que se escogió patriarca, saga acabo matando al actual y al sucesor, no, muy mala idea, pero entonces…- Shion se puso pensativo mientras ponía en orden su pertenencias.

 

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TEMPLO DE VIRGO

 

-Aioria que te parece si vamos a mi sala gemela. – hablo Shaka a cercándose a Aioria este lo miro extrañado.

-pero si ya estamos aquí. – Shaka abrió los ojos sorprendido, mientras esbozaba una leve sonrisa.

-lo siento, es que ando algo distraído.- le dijo mientras le tomaba de una manos para luego sentarlo  entre sus sales gemelos.

-relájate. – le dijo Shaka mientras tomaba asiento a su lado, cosa que hiso que Aioria  se sintiera extremadamente incómodo por su cercanía.

-este…Shaka no es que quiera sonar descortés ni nada, pero tengo que irme. – hablo Aioria mientras pretendía ponerse en pie.

-¿irte? – dijo Shaka mirándolo por el rabillo del ojo.

-SIP, es que tengo un compromiso con una amigo y…-

-no te vayas. – le dijo jalándolo de una brazo para hacer que volviera a sentarse. – podemos hacer algo divertido. – dijo sin soltarlo, Aioria solo lo miraba desconcertado.

-algo divertido dices. – Aioria lo miro sucesible, pensaba que en el vocabulario de Shaka la palabra diversión no existía.

-sí, algo divertido. – reafirmo.

-define diversión. – Aioria esta vez lo miro detenidamente, Shaka en cambio se puso nervioso, no sabía porque había dicho todo ello, solo no quería que Aioria se fuera, lo quería cerca de él, era algo tan extraño, pero cierto, así que  haría lo que fuese para que estuviera a su lado.

-tú sabes…hacer algo entretenido para pasar el tiempo como: meditar un rato, leer un poco u hacer horigami. – Aioria se dio una palmada en la cara eso no sonaba nada divertido, por lo menos para alguien como él.

-escucha Shaka la verdad yo no…-

-solo bromeaba. – se apresuró a decir algo desesperado afianzando su agarre. – podríamos jugar un juego, cualquiera que tu elijas. – Shaka no tenía intenciones de dejar ir a Aioria.

-¿jugar un juego?- a Aioria esto le sabia a gato encerrado, Shaka se traía algo entre manos pues jamás antes se había comportado tan atento con él y mucho menos había querido jugar con él, no, si desde niño siempre fue distante y cortante con todos, pues se creía mejor que los demás y muuucho más maduro también, entonces porque su repentino cambio de actitud para con él.

De repente  una idea se le vino a la cabeza a Aioria, Shaka solo hacia todo ello porque planeaba algo en su contra, sí, eso debía de ser, .  No podía haber otro motivo. Shaka  lo odiaba tanto como para burlarse de el de esa manera

Una sonrisa leve se le formo en el rostro. - con qué quieres jugar he Shaka, bien, ya que así lo quieres, vamos a hacerlo “divertido” veremos cuanto tiempo soportas.

 – qué tal si remodelamos tu templo. – soltó de repente Aioria sonriéndole de oreja a oreja.

-remodelar mi templo dices. – Shaka abrió los ojos de par en par, asombrado. Eso no podía permitirlo, si él era muy meticuloso y detallista con cada parte que decoraba su templo y  jamás nadie se había metido con su templo pues él lo pulverizaba.

-sí, mira Shaka, la verdad tu decoración deja mucho que desear así que yo creo que ya es hora de que le demos   un toque de masculinidad a este lugar.- Aioria dijo eso con intenciones de molestarlo, pero Shaka solo le sonrió mientras intentaba calmar las ganas que tenia de borrarle la sonrisa cínica de su rostro.

 

- bueno…si tú crees que es conveniente. - dijo retomando un poco su porte serio y pacifista, Aioria lo miro incrédulo por su comportamiento. Realmente no esperaba esa respuesta, pero termino por sonreírle. Mediría la paciencia de Shaka.

-entonces, que te parece si comenzamos por deshacernos de las cosas inútiles.- dijo dirigiéndose al interior de su templo con Shaka siguiéndolo.

-esto, esta cosa, esto  también. – a Aioria no se le ocurrió mejor idea que desechar  todo lo que sabía que Shaka apreciaba más, este solo miraba todo atónito y tomándose de los cabellos sin intenciones de detenerlo.

-no te molesta que me deshaga de esto, ¿verdad?- pregunto mostrándole una pequeña estatua de arcilla en forma de elefante, algo muy sagrado para el.

-no, para nada.- respondió apenas, mostrándole la mejor de sus sonrisas, Aioria solo amplio su sonrisa mientras tiraba en objeto al suelo, rompiéndolo.

Entonces Aioria se dirigía a su recamara.

-no sé por qué rayos tienes tantos cojines.- hablo mirando los mucho cojines que adornaban su cuarto y  que a su vez le servían para descansar.

– Lo que tú necesitas en una cama de verdad.- hablo Aioria mientras tomaba los cojines y los tiraba por la ventana hacia séptimo templo Shaka se debatía entre, ir por sus cojines o dejar que Aioria se deshiciera de estos.

Después de un par de horas, Aioria ya había hecho la “limpieza”. Prácticamente todo el templo estaba vacío, pues  Aioria había pulverizado la mayoría de las cosas de Shaka, mientras este no podía creer lo que había sucedido.

Como fue posible que el  solo se haya  quedado  observando como Aioria destrozaba todas sus cosas.

-vez la diferencia.- le dijo mientras posaba su mano por sobre sus hombros, Shaka no respondió solo miraba los escombros que quedaron.

-aunque creo que  falta algo más.- dijo mirando la enorme estatua de buda que yacía en el centro de su sala. Shaka solo palideció al ver lo que Aioria pretendía (destrozar su ídolo)

-eso…-antes de que Shaka pudiera decir algo, Aioria había lanzado un rayo de luz sobre la estatua, destrozándola en mil pedazos.

Shaka se quedó mudo no pudo evitar el soltar un quejido y arrodillarse ante lo que una vez fue su estatua.

-bien.- hablo Aioria mientras se desempolvaba las manos, esperando algún tipo de reacción por parte del otro, cosa que no llegaba pues Shaka permanecía pasible. 

–bueno Shakira, ahora si tienes un pretexto para planear algo en contra mía- le dijo. Shaka solo parpadeo un par de veces sin entender a qué se refería Aioria.

Si, Aioria no dejaba de pensar que Shaka estaba planeando algo verdaderamente malo contra él, por eso su repentino y extraño comportamiento, así que si había algún plan contra él, por lo menos iba a darle motivos para que lo hiciera.

- ¡espera, espera!- Aioria, ágil como gato, fue a coger un precioso jarrón que había sobrevivido al desastre, mientras Shaka volvía a ponerse pálido, ese jarrón  hindú,  fue un regalo muy preciado hecho por su querido maestro, jamás nadie lo había tocado a excepción de él, y ahora, Aioria lo sostenía entre sus manos de manera descuidada, el  pretendía acabar con el único recuerdo que tenia de su tierra natal y de sus días de entrenamiento.

-¿qué es lo que te pasa, Shaka? – preguntó sin tapujos, Shaka no quitaba la mirada del jarrón.

¿Qué… que es lo que me pasa?- esa pregunta de la hiso el también.

-vamos Shaka, este no eres tú. – Aioria  no apartaba la mirada de Shaka.

-no…este no soy yo…-parecía que hablaba más consigo mismo.

-antes tú me hubieras mandado al quinto infierno tan solo por acercarme a tu sala gemela he interrumpir tu “meditación”, pero ahora que destrozo todo tu templo simplemente te quedas mirando todo como si nada eso no es nada normal en alguien como tú. –le señalo con el dedo índice.

-habla, que pretendes.- esta vez su tono sonó más duro, necesitaba una respuesta.

Shaka volvió a cerrar los ojos, y lo medito un momento. La cabeza de decía una sola cosa, matar a Aioria de leo por atreverse a  destrozar su templo, pero el corazón de decía otra cosa algo que no podía explicarse…

Entonces, luego de meditarlo por un momento, supo que debía de hacer. Nuevamente abrió los ojos y dirigió su mirada hacia Aioria quien solo sostenía el jarrón entre sus manos y le miraba susceptible por su comportamiento.

- está bien Aioria. – Hablo Shaka poniéndose en pie  – te diré que es lo que me pasa.- esta vez se acercó a Aioria de manera  peligrosamente, esa fue una señal de alerta máxima para Aioria quien retrocedió un par de pasos.

-¿que…que piensas hacer?. – esta vez era Aioria quien se puso nervioso pues la manera en la que Shaka lo miraba no le gustaba nada.

-Aioria, Aioria, cálmate. No pienses que estoy molesto por lo que hiciste con mi templo.- incluso su voz sonaba muy diferente sonaba calmada y tranquila, Aioria no comprendía nada. -  no…los bienes materiales no tienen ningún valor para mi.-Shaka tomo la mano de Aioria, la que aun sostenía el jarrón. –No lo tienen…- esta vez Shaka hiso que Aioria soltara el jarrón, sonriéndole después, ante esto, Aioria trago en seco, esto se ponía feo.

-yo no…no comprendo, tú no…-

-shhhh.- poso su dedo en los labios de Aioria, provocándole un escalofrió total. Ese no era el Shaka que conocía.

-ahora soy yo quien quiere expresar con hechos lo que pretende...- tomo su mentón entre su manos, para Aioria era  imposible el escapar o siquiera moverse pues el asombro y el miedo lo invadieron, después de todo probar la paciencia de Shaka no fue una buena idea.

 

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TEMPLO DE PISCIS

 

Afrodita estrujaba entre sus blancas y suaves manos los restos de rosas que habían quedado, si, nadie jamás vio a afrodita tan enojado como en ese entonces, ni siquiera Death y Shura querían acercársele.

-lo matare, para luego hacer trisas su despreciable cadáver y así usarlo de estiércol jajaja. – afrodita sonreía de manera malévola, cosa que agrado a Death.

-déjame vengar a tu precioso jardín afrodita, prometo no defraudarte. – hablo Shura de manera un tanto heroica, afrodita solo lo miro de reojo.

-claro que no.- se interpuso Death. – yo voy a vengarte, y luego tu y yo…

-¡SILENCIO! – grito afrodita, la vedad no estaba de humor para tonterías.

-no me puedo concentrar con tanto ruido. – afrodita iba de un lado a otro pensando en quien fue tan estúpido como para ingresar a su jardín para llevarse las rosas más venenosas.

De repente apareció milo, cargando a cuestas a mu.

-pero que rayos…- afrodita se acercó a ambos y entonces dedujo algo muy poco usual.

-¡fuiste tú!- hablo señalando a mu para luego cogerlo de la remera que traía puesto  Mu no pudo ni reaccionar pues estaba débil.

-¡suéltalo que no ves que esta moribundo! – grito milo molesto, defendiendo a mu haciendo que lo soltara.

-además, Él no fue. – entonces afrodita se acercó a milo y lo miro de pies a cabeza.

-¿a no?- le dijo incrédulo. – entonces porque esta así, digo, pues solo la persona que se atrevió a arrancas las rosas más venenosas y mortales de mi jardín estaría moribundo como lo está el. – volvió a señalar a mu quien solo descansaba en el suelo pidiendo acabar con su agonía.

-puede ser, pero eso no importa ahora, solo dinos como remediarlo, como podemos salvarle la vida. – milo esta vez hablaba angustiado.

-no pienso hacer nada, si se atrevió a destrozar mi jardín entonces que pague las consecuencias. – hablo afrodita despreocupada. Milo abrió los ojos anonadado eso no lo permitiría.

-Ósea que piensas dejar morir a un valiente camarada, como mu, solo porque se metió a tu jardín para robarse unas cuantas rosas. – afrodita arrugo el entre cejo y apretó los puños molesto,

-no, pienso dejarlo morir porque fue lo suficientemente estúpido como para traspasar la barrera que protegía mi jardín, sabiendo que podría morir.-

-serás un…- milo estaba por perder la compostura.

-milo…- hablo mu apenas, milo tan pronto escucho que lo llamaba se acercó a él.

-dime mu…-

-¡DILE LA VERDAD! – grito molesto y desesperado pues ya las fuerzas lo abandonaban.

-bueno, bueno mu, pero resiste. – entonces milo tomo acopio de fuerzas para hacer algo que jamás antes hiso, admitir su culpa.

-escucha afrodita…Mu no fue el que entro a tu jardín…-

-¿a no? – se acercó a milo de manera intimidante. – entonces ¿quién?

-fui yo, sí, yo tome esas rosas para regalárselas a mu, solo que no pensé que estaban envenenadas y…

-¡lo sabía!- grito afrodita furioso mientras se remangaba las manos.-ahora mismo me las pagaras.- afrodita estaba por  iniciar una sangrienta batalla, nadie se metía con su amado jardín.

-oye tranquilízate afrodita no es para tanto.- dijo milo retrocediendo una par de pasos.

-que no es para tanto, dices…-afrodita sonrió de lado para luego gritar…

!!TENIAS QUE DESTROSAR MI JARDIN A TAL GRADO DE QUE NUNCA NADA PUEDA VORVER A CRECER!!-estaba muy furioso.

-si…digo no, pues es que…-milo no sabía que responder el nerviosismo no lo dejaba pensar con claridad.

-muchachos quieren discutir eso  después. – hablo mu notoriamente mal. – siento que desfallezco, por favor afrodita, ayúdame. –

Entonces afrodita se relajó, para destensar sus músculos.

- está bien…luego arreglamos este asunto. – dijo asesinando milo con la mirada. -

- sígueme. – afrodita se tranquilizó para luego guiarlo hacia su recamara

- no creí que tendría que usar mi sangre de nuevo. – hablo para sí mismo desganado, mu solo lo miro sorprendido debatiéndose entre seguirlo o no.

.- ¿adónde crees que vas? – Shura detuvo a Death al ver como este  pretendía ingresar al cuarto tras afrodita y mu.

-¿Qué? Afrodita podría necesitar ayuda así que quítate.- dijo molesto he intentado apartar a Shura  de la puerta. -

-más ayuda el que no estorba. – le dijo son una media sonrisa, Death solo apretó los nudillos.

-no lo diré dos veces, quítate. – Shura solo se apoyó en la puerta cruzado de brazos.

- a ver oblígame, crustáceo. – Death no lo pensó dos veces tiro un golpe, pero Shura fue más ágil y se apartó a tiempo.

-no das ni una.  Y eso que estaba a centímetros de distancia. – Shura solo negaba con, Death solo enfureció más estaba por tirar otro golpe hasta que milo se interpuso entre ellos.

-¡Basta con ustedes dos! – interfiero milo. – ¿Haber cual en el problema?-dijo cruzándose de brazos.

-¡este idiota que se interpone entre afrodita y yo! – hablo con rabia Death sin dejar de mirar a Shura.

-el único que se interpone entre afrodita y yo eres tú. Loco de primera. –respondía Shura también mirándolo desafiante y furioso.

-esperen, esperen, todo este pleito es por afrodita? – pregunto milo incrédulo, ambos asintieron sin dejar de matarse con la mirada.

-y yo que creí que era algo importante.- a milo le vino un ataque de risa incontrolable. -  afrodita jajaja ustedes… ustedes se pelean por afrodita jajaja. – ambos dejaron de mirarse para sostener a milo del cuello.

-no le veo la gracia.- dijeron en tono intimidante, milo solo se soltó de ambos mientras se encogió de hombros.

-vale, vale.- hablo mientras se acomodaba la ropa.- había olvidado  lo sagrado e importante que es afrodita. -

- así es, y mejor dile a esta escoria que se aparte de él o se las verá con migo. – dijo Shura,  ambos volvieron a los insultos.

-el que debe de apartarse de afrodita, eres tú, Cabra vieja.-

-Cangrejo traumado. –

-tu espada es inservible. –

-tus ondas son estúpidas. –

Milo solo miraba de un lado a otro, entretenido con la pelea.

-españolete metiche.-

-italiano infeliz.-

-bastardo mal educado. –

-hijo de…

-oye con mi madre no te metes, que ella era una santa. – hablo Death mirándolo con desdén mientras pretendía golpearlo de nuevo.

-¡ya Basta!. –Volvió a interferir milo, ya cansado de la situación.

-porque no mejor hacen un trato. –tanto Shura como Death lo miraron curiosos.

-¿qué tipo de trato? – cuestiono Shura serio.

-bueno…-milo se froto las manos maléficamente.

-que les parece… el primero en traerme en bandeja de oro, la cabeza de hades se queda con afrodita jajajaja.-

-paso.-dijeron al uní solo.

-bueno, bueno si no pueden…-milo se puso a pensar hasta que se le unieron las neuronas.

-¡ya se! –exclamo emocionado. -,! EL PRIMERO EN CONSEGUIR UN MECHÓN DEL PELO DE AFRODITA, SE QUEDA CON EL! – esta vez ambos se miraron pensativos.

-¡hecho! – Dijeron al mismo tiempo, milo solo amplio su sonrisa.- bien, entonces el primero en conseguir un mecho del pelo de afrodita, se lo queda, mientras que a el   perdedor no le quedara más que alejarse de…-

-eso si me gusta alacrán,-interfirió Death muy entusiasmado. Algo jamás visto en él. -  yo  conseguiré primero ese mechón, y entonces, ¡TU!- señalo a Shura. -  te alejaras de afrodita  para siempre,  jajaja PARA SIEMPRE!!! Jaajajaja – Death comenzó a reír como demente mientras se perdía en la oscuridad ante la mirada perpleja de los otros dos.

- tétrico. – dijo milo en un susurro.

- que oscuros y malvados pensamientos tendrá en esa  mente trastornada. – Dijo Shura pensativo.- pero no me preocupa. Pues yo voy a ganar. –

Shura se veía seguro y con esa misma seguridad decenio los escalones rumbo hacia el décimo templo.

En tanto milo solo se cruzaba de brazos, y se sentaba en un sillón para esperar a su tierno corderito.

Al cabo de 10 minutos  vio a mu acercándose en compañía de afrodita, mientras se sobaba el brazo.

- ¿y…ya te sientes mejor, mu? – pregunto angustiado milo, agarrando  del brazo a mu provocándole un dolor punzante.

- ¡auch!- mu aparto su brazo. – No vez que afrodita acaba de pincharme ahí para colocarme el antídoto.-dijo sobándose el brazo.

- que en resumidas cuentas, es la sangre que llevo en mis venas. – tanto mu como milo lo miraron extrañados.

-¿qué? – hablo afrodita. – si no fuera porque almaceno mi sangre en el congelador como antídoto, más de la mitad de ustedes ya estaría muerto. –dijo como la cosa más natural del mundo.

Milo se acercó a mu. -perdón mu, no fue mi intención hacerte pasar por esto.-  Milo solo lo miro con ojitos de borrego a medio morir, pues todo eso fue culpa suya y necesitaba que mu lo perdonara. Mu solo hecho un suspiro para negar con la cabeza.

– está bien milo, no pasó nada. – le dijo sonriéndole levemente, haciendo que milo se lanzara en pos de un afectuoso abraso. Mu tuyo que aguantarse el dolor punzante que sentía en el brazo a causa del apretado abraso, de todas maneras, entendía que milo no lo hiso con malas intenciones.

Milo se separó para hablarle. -bueno mu, ahora que estas mejor,  podemos…-

-podemos nada. – interfirió afrodita. – primero me restauras mi jardín, tal y como estaba o si no…

- ¿o si no que? – pregunto milo desafiante. – sabes que a mí no me hacen nada el veneno de tus rositas. – sonrió con sorna.

-tienes razón. Pero bien puedo  desgraciarte la…-se acercó a su oído para decir aquello. -  si te niegas. –

-bueno mu, creo que mañana  muy temprano paso por tu templo, ya que hoy, voy a encargarme del jardín de afrodita. – dijo mirándolo de reojo y esbozando una sonrisa forzada.

-como quieras, de todas manera yo tengo muchas cosas por hacer, así que adiós. – sin decir más mu descendió escalera abajo.

-ten. – dijo afrodita mientras le tendía a milo una pala.

-quiero que quede como nuevo. – le advirtió para luego adéntrese a su recamara. Milo hecho una maldición, con lo que le fastidiaba arar.

– bueno de todas maneras tú no sabes lo que te espera, no sabes lo que te espera afrodita jajaja. – milo reía descontrolado al solo imaginarse lo que podía pasar, para luego dirigirse hacia el ex jardín de afrodita.

 

 

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Mu, decencia  lentamente por los escalones, de haber podido se  hubiera  tele transportado  derechito a su templo, pero, con lo cansado que estaba no podía así que no le quedó otra más que caminar.

Entro a acuario, frio como de costumbre.

-vaya mu, tal parece que tú y milo tienen una relación muy “unida” – hablo Camus acercándose, mu solo lo miro intrigado.

-hola Camus, como te va. – dijo mu, desganado pero intentando ser cortes, Camus solo enserio su rostro, más de lo que ya estaba.

-no me cambies el tema. – dijo fríamente  – ¿qué te traes con milo? –volvió a preguntar. Los había visto parar a ambos hace unos minutos, milo cargando a mu eso no era nada normal y para él, quien se sabía inteligente,  mu y milo tramaban algo.

-no sé a qué te refieres, Camus. – hablo mientras intentaba seguir con su camino ya que estaba tan débil que lo único que quería en esos momentos era llegar a su templo y descansar.

- claro que sabes a lo que me refiero. – Camus se interpuso en su camino mirándolo serio y más frio que nunca.-ustedes tienen algo entre manos, pero, si creen que yo soy tan tonto como para caer un su estúpido juego, pues están muuuy equivocados. – Camus parecía estar molesto y  fuera de sí, mu retrocedió una par de pasos por seguridad.

-escucha Camus, no sé de qué hablas y para serte sincero no…-

-mu, si realmente aprecias tu vida y tu integridad vas a hacerme caso y te alejaras de milo antes de que pase algo. – soltó de repente.

-¿acaso me amenazas? – dijo mu incrédulo.

-claro que no. solo lo digo por tu bien… – hablo Camus esbozando una leve sonrisa, algo muy raro en él. – ya verás a lo que me refiero. –

Mu enarco una ceja mientras veía a Camus alejarse para adentrarse a lo  más profundo y frio de su templo; su recamara lol.

-lo que me faltaba, soportar los celos de este. – mu solo resopló agobiado.

-porque a mí. –  así de abatido y sin saber bien que fue lo que paso, mu,decenio uno a uno los escalones hasta llegar a Aries con la esperanza de descansar un poco.

Si, ese día fue agotador y muy poco usual para todos ; sin embargo, el día de mañana no prometía ser mejor para ninguno.

 

 

!!! Continuaraaaaaa!!!

Notas finales:

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Espero les haya gustado, lo continuare, sé que me tarde mucho, pero prometo continuarlo y no dejarlo colgado siiiiii. bye bye


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