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La marque de l'amant vampire por amudoki

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo! No esperaba estar de vuelta tan rápido pero mi musa no me dio tregua...Me hacía escribir incluso entre examen y examen ^_^U

 

Soy muy feliz, es la primera vez que recibo más de 800 en un solo capítulo OS AMO! Y quiero darles un agradecimiento especial a las tres personas que me dejaron Reviews, sois las mejores!

 

Ahora sin más os dejo con el capítulo ;P

La luz de la mañana chocó con fuerza contra sus ojos. Ante la reciente molestia, el castaño se removió en su cama y gruñó con frustración sin otra opción más que levantarse. Se sentó en la cama y se estirazó notando como sus músculos protestaban al haberse pasado varias horas en la misma posición. Omitiendo ese hecho, Mike se sentía genial.

Esa noche había dormido como no lo hacía en mucho tiempo. Si, había tenido un sueño la mar de extraño pero eso no cambiaba el hecho de que había dormido una noche entera sin demasiados contratiempos. 

Se levantó y se dirigió hacia el baño para darse una ducha. Cuando llegó, abrió el agua y la dejó correr mientras él se desvestía. Se sacó la camiseta y cuando fue a desabrocharse el relicario, este no estaba. Miró en su camiseta por si se había soltado  mientras dormía y estaba enganchado a esta. Al notar que ahí tampoco estaba, corrió hacia su cuarto y miró en la cama, las sábanas, el suelo, etc. 

Viendo que no lo encontraba decidió que lo mejor sería entrar a la ducha para calmarse y después buscar con tranquilidad. Se paró frente al espejo nuevamente y observó como las ojeras que tenía desde hace ya varias semanas a causa de las pesadillas, se habían atenuado bastante. Siguió el recorrido por su rostro y fue bajando hasta el cuello. 

Lo que vio lo dejó helado.

Su respiración se cortó y su cuerpo se tensó. Un temblor comenzó a recorrer su cuerpo junto con un sudor frío. El terror y el pánico se instaló en su ser. Estiró su mano y se tocó el punto en el que su cuello y hombro se unían. Allí, donde ese tipo..."Alaric" le había mordido en su sueño, había ahora una cicatriz con forma de media luna.

-Una mordida- susurró totalmente aterrado.

Si "eso" estaba ahí significaba que todo lo ocurrido en su sueño había sido real. También significaba que ese ser tenía el relicario de su abuela y que iba a volver. Le había prometido devolvérselo la próxima vez que se viesen, es decir, el moreno sabía que se iban a volver a ver. 

-Maldición...



.-.-.-.-.-Dos semanas después-.-.-.-.-.


El despertador sonó y Mike aporreó su mesita de noche hasta que dio con el. Como ya era costumbre, se dirigió a tomar su baño matutino. Se paró frente al espejo horrorizandose con sus ojeras. 

Tras la fatídica mañana en la que sus pesadillas se volvieron reales, no había podido descansar en condiciones ni bajar la guardia ya que temía que el vampiro apareciese en cualquier momento. Para empeorar las cosas, su repetitiva pesadilla había vuelto pero no de la misma forma. Ahora el dolor que sentía era mayor y ya no eran solo unos ojos flotando en la oscuridad, ahora era Alaric el que aparecía.

Se baño y acicaló logrando que sus ojeras fueran casi imperceptibles. Se vistió estando listo para la hora de salir.

Era el primer día de clases. Había logrado pasar su exámenes sin problemas por lo que pasó de curso. Llegó temprano al instituto y buscó su nombre en el tablón con las listas de clase para averiguar en que clase había caído. Una vez que lo averiguó se dirigió a esta.

Se paró frente a la puerta y se acomodó la ropa e intentó alisar las rebeldes ondulaciones de su pelo. Afortunadamente, la paranoia no le había impedido recordar que debía ir al peluquero y finalmente se lo había cortado. Entró en la clase y se encontró a varias chicas rodeando una de las mesas. Entre el corro de féminas pudo divisar a un chico. Sin ser vidente adivinó con facilidad que el chico sería nuevo -y atractivo- si no, las chicas no estarían armando tal revuelo.

Pasó de largo al grupo de chicas y se dirigió a uno de los asientos vacíos. Cuando iba a mitad del grupo de chicas, se topó con algo que lo hizo retroceder. El chico que provocaba que las hormonas de las adolescentes se descontrolaran se encontraba frente a él dándole la espalda. Había chocado con la espalda de este ya que era varios centímetro más alto que él.

Cuando este se dio la vuelta Mike se paralizó.

-¡Oh! ¡Eres tú!

El menor se heló en su lugar y maldijo internamente. No, no podía ser posible. Tenía que ser otra de sus pesadillas. Aquello NO PODÍA estar ocurriéndole.

Ante él se encontraba el protagonista de sus más recientes pesadillas. Aquél que había invadido su casa en plena noche y le había chupado la sangre. Alaric, el vampiro, se encontraba frente a él mirándolo con una una sonrisa burlona, divirtiéndose al ver su cara de estupefacción.

-Alaric- dijo en voz baja, como si intentara auto convencerse de que en verdad estaba frente a él.

-Veo que recuerdas mi nombre. Aun que parece que yo no tengo el honor de saber el tuyo- respondió con fingida aflicción.

El castaño se quedó en silencio y al ver que no tenía intenciones de responder, una de las chicas de su alrededor se dispuso a contestar por él. 

-Mike- le dijo al moreno con voz melosa. -Se llama Mike Thomas.

El de ojos plateados le dedicó a la chica una brillante sonrisa, pero el menor intuía que era falsa. No tenía ni idea de porque lo sabía, pero tenía total convicción de que era falsa. 

-Mike- este se estremeció por el sonido de su nombre al ser pronunciado por el moreno. -Tengo que hablar contigo- Le susurró al oído. El castaño tembló y se estremeció no se había dado cuenta de cuando había acercado tanto a él. Asintió a continuación. -Por cierto, bonito corte de pelo, mi dulce dama virgen.

El castaño enrojeció avergonzado, pero tan rápido como el sonrojo vino, se fue. Su famoso carácter hizo acto de presencia rápidamente.

-¡Maldito estúpido! ¡No me digas dama!- gritó enfadado.

Alaric rió divertido y se dirigió a su asiento justo antes de hacerlo soltó un " te espero en la azotea en el receso". Sin más, se fue a su lugar.

Mike, cambió el rumbo y tomó asiento en el lugar más alejado al otro. Como ya había predicho el primer día de clase era, principalmente, para conocer a los profesores que les darían clase y los materiales que necesitarían para estas.

Cuando sonó el timbre que anunciaba el fin de la clase y el principio del receso el cuerpo del castaño se tensó. Dio un fugaz vistazo a su pesadilla andante comprobando que volvía a estar rodeado de un grupo de ruidosas chicas. Sus ojos se cruzaron durante un par de segundos y él apartó la vista sonrojado. No tenía ni idea del porqué de su sonrojo y eso lo molestaba bastante.

Se puso en pie y salió del salón de clases encaminándose hacia la azotea. Dudaba bastante que el moreno apareciese a no ser que pudiera desmaterializarse en el aire para despistar a las chicas. Y, sabía bastante bien que  no era fácil.

Entró a la azotea y la cruzó hasta pararse frente a las rejas protectoras. Cerró los ojos al sentir el calor del sol y la brisa caliente rozar su piel. La verdad es que era bastante placentero. 

Un agradable aroma llegó hasta su nariz. Le resultaba familiar.  Su cuerpo cosquilleaba y se sentía levemente adormecido. Abrió repentinamente los ojos al recordar de que le sonaba ese olor. Se dio la vuelta con rapidez.

Y ahí estaba. Alaric se encontraba justo detrás de él. Arrinconándolo contra las rejas, con los brazos a cada lado de su cuerpo para evitar que escapase.

-¡Pero qué demonios...!- gritó asustado. -¿¡De dónde diablos has salido!?

El más alto no dijo absolutamente nada. Solo lo observaba en silencio. Su mirada recorría todo su cuerpo como si buscase algo. El menor temblaba levemente ante la cercanía, su cuerpo reaccionaba instintivamente, aun que no sabía si era por miedo u...otra cosa.

Se pasaron así durante unos minutos hasta que Alaric hizo algo que rompió los esquemas del castaño. El moreno se acercó al otro hasta pegar sus cuerpos e inspiró fuertemente cerca de cuello ajeno para captar su dulce olor. A continuación se relamió los labios mientras lo miraba con una mirada que Mike no era capaz de identificar. La cara del menor se convirtió, de un momento a otro, en un tomate.

No es que le gustasen los hombre. Siendo sinceros, nunca le había gustado nadie ni se había enamorado. Ya fuesen hombres o mujeres, nadie le llamaba la atención. Lo más cerca  que había estado de querer a alguien, había sido a su abuela, pero a ella nunca la habría visto como a un posible romance, vamos, ¡era su abuela!

-¡N-No me veas como si fuese un maldito plato de comida!- gritó alterado y avergonzado.

El moreno sonrió divertido al ver las mejillas del menor teñidas de un hermoso rojo.

-No te veo como un plato de comida...Te veo como a un DELICIOSO plato de comida- respondió sin dejar de sonreír. -Y puede que como algo más también. 

Mike lo miró sorprendido por la contestación y algo en su interior se removió con ese "Y puede que algo más".

-Pero para eso no es para lo que te pedí venir. Bueno, en parte si tiene algo que ver-  el menor lo miró receloso, aun que algo intrigado.

-¿Qué quieres?- se removió incómodo ante la cercanía y este al notarlo se apartó levemente.

-Tu sangre.

El castaño lo miró inexpresivo. Había demasiadas cosas rondando en su cabeza en ese momento como para procesar realmente las palabras de este.

-¿Qué?

-Quiero tu sangre- repitió. -También quiero algo más pero aún no estás listo.

-¿Qué?...Espera...¿¡Por qué demonios piensas que yo estaría dispuesto a darte mi sangre!?

-Por que tengo algo importante para ti- se llevó la mano al bolsillo trasero de sus pantalones y sacó el relicario de Mike.

Este se estiró rápidamente para intentar recuperarlo pero tan rápido como lo hizo, este lo guardo en su mano, quitándolo de su alcance. Mike luchó por recuperarlo pero el otro al ser más alto que él, no pudo hacerlo.

-Si lo quieres de vuelta, deberás hacer lo que te diga- dijo con una sonrisa malvada.

-Mierda...¿Quieres mi sangre? Vale. Toma toda la sangre que quieras, no me importa, pero por favor, devuélvemelo, es lo único que me queda de mi abuela- le pidió con voz ahogada, intentando contener las lágrima.

Algo en  el interior de Alaric se movió. Ver la cara de Mike, al borde del llanto hizo que una punzada de dolor atravesase su pecho.

-"Maldito destino"- pensó enfadado. Sin decir ni una sola palabra atrajo al menor a sus brazos en un abrazo. -Prometo devolvértelo, solo haz lo que yo te diga- le susurró a su oído mientras lo estrechaba más entre sus brazos tratando de calmarlo.

El castaño se tranquilizo, por extraño que le pareciese aquello. Asintió con la cabeza y a continuación la reposó contra el pecho ajeno envolviendo sus brazos alrededor de la cintura. 

Como si un hechizo acabase de romperse todo su sentido común volvió de golpe. Se separó bruscamente del moreno y lo miró confundido como intentando comprender sus acciones. Este a su vez se sintió vacío cuando el menor abandonó sus brazos. Aun que este sentimiento le duró bien poco ya que un repentino golpe de sed le sobrevino.

Se llevó ambas manos a la garganta y jadeó. Sentía la garganta como lija y la sed ardía en sus venas. Su cuerpo se desplomó cayendo de rodillas al suelo debido al dolor. En un rápido y brusco movimiento -algo sobrenatural- se encaminó a una de las pocas zonas de sombra de la azotea. Si bien aún moría de dolor por la sed, la luz del sol aumentaba este.

Generalmente la luz del sol no le afectaba más de lo que afectaba a un humano, siempre y cuando estuviese bien alimentado y no fuese un "lunático"*. El no era un lunático pero desde la vez, hacía dos semanas, que se había alimentado de Mike, no había vuelto a comer y a un vampiro de clase alta le hacía falta comer al menos una vez a la semana. Y no es que no lo hubiera intentado. Lo había hecho, pero desde que probó la del castaño todas tenían un horrible sabor en comparación.

-"Maldito destino"- maldijo por segunda vez ese día.

El menor se acercó presuroso y preocupado -aun que nunca lo admitiese- al moreno. Se paró frente a él y vio claramente como sufría sin que pudiera hacer nada para aliviarlo.

Alaric vio al menor parado frente a él y todo ante su vista se volvió rojo. Podía ver la sangre correr por las venas del cuello, brazos y piernas -por toda la piel que la ropa le permitía ver- lo que acrecentaba su sed. Como pudo se pegó aún más a la pared tras él con el poco autocontrol que le quedaba para no atacar al otro.

Pero todo esto fue en vano cuando Mike se agachó frente a él para quedar a su altura.

En cuanto el aroma del castaño le llegó, ya no pudo pararse más, y saltó sobre él.

Continuará...

 

*Lunáticos: humanos convertidos en vampiros mediante el intercambio de sangre sin contrato de servidumbre con el susodicho vampiro. Se deben alimentar todos los días y la luz solar les producen grandes quemaduras, ante la exposición prolongada se produce la muerte. Están influenciados por las fases lunares (de ahí su nombre) y durante la luna llena llegan a su mayor nivel de locura y descontrol.

Todos los humanos en esta situación se convertirán en lunáticos exceptuando los "casos especiales" .

Notas finales:

Bueno y eso fue todo! Espero que os gustase ;)

 

Dejadme reviews please, eso me incentiva a escribir más rápido!! Por cierto vuelvo a decir que no se con que frecuencia podré actualizar.

 

Matta nee!


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