El tiempo pasó bastante lento, en la habitación de Ryou, recostado en la cama, no dejó de pensar en su alter ego, se abrazó a sí mismo tratando de imitar las caricias que le hacía cuando dormían juntos, casi no podía percibir su olor, y esas sensaciones que tanto le gustaron sentir a su lado. De repente, la puerta de su habitación se abrió y en seguida, entró la madre de Ryou, con ligeros pasos se acercó al albino y se sentó sobre la orilla de la cama. Acarició un poco al menor para no hacer el momento tenso.
-¿cómo estás hijo?- Inició la mujer con dulzura.
-¿cómo quieres que esté?- Ryou no tenía ganas en hacer ninguna conversación, era comprensible, pero el hecho de no crear una conversación durante dos meses era suficiente motivo para que su madre esté más que preocupada. Realmente Ryou no salía de casa, ni si quiera para terminar de conocer a los vecinos o hacer nuevas amistades.
-Bueno me gustaría que mi hijo no se haya vuelto tan antipático.-repuso la mujer entrejuntando las cejas.
-Lo siento mamá pero no estoy de ánimos, ¿puedes salir de aquí?- Se levantó un poco para encararla.
-Antes de irme quiero avisarte de algo, ¿recuerdas a Rebeca?-Hace un gesto de intriga.
-Sí- Ryou puso los ojos en blanco y continuó- ¿qué pasa con ella?
-Mañana viene a cenar a la casa, tu padre y su padre anunciarán su compromiso y quiero que estés preparado.
-¿qué?, debe ser una broma mamá-Su madre negó con la cabeza y quitó la sonrisa que se le había dibujado.-No puede ser, ¿por qué me hacen esto? Ni si quiera me consultaron nada; no tengo nada contra Rebeca pero no me casaré con ella.
-Lo siento Ryou, así son las cosas, es por el trato con el empleo de tu padre, eso depende mucho y creemos que debes hacer este pequeño sacrificio.
-¿se volvieron locos? Ahh no, solo se han vuelto muy ambiciosos y egoístas.-Se levantó e la cama y abrió la puerta de la habitación bruscamente. La madre se levantó triste y caminó a la salida.
-No es lo que crees Ryou, nosotros paneamos tu futuro para asegurarlo, porque te amamos- Ryou estaba furioso, ni siquiera se dignó a ver a su madre a la cara y al tenerla afuera, azotó la puerta y se arrojó a la cama, sollozó un momento abrazando las almohadas hasta quedarse dormido.
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Por la tarde, en el instituto, Bakura se había metido a la habitación de Yami a jugar con la consola con varios chicos de su grupo. Eran todas unas bestias, arrojándose pizza y botellas de sodas, frituras regadas por el tapete y casi todo estaba desordenado, la colcha de Yami estaba hecha bolas sobre la cama. Cuando terminaron, dejaron todo el desastre para que Yami lo recogiera. Cuando el tricolor entró a la habitación, se coloró de la ira, y cerrando los puños, recogía algunos objetos tirados hasta llegar delante de un trozo de pizza embarrado en el tapete con un montón de servilletas. Yami soltó un suspiro enorme y fue a buscar una escoba a la conserjería.
De paso, dejó la puerta de la habitación abierta, casualmente, Yugi venía de regreso de la habitación de Joey; la curiosidad le ganó al ver la puerta de Yami entreabierta, alzó una ceja y se aventuró a averiguar lo que ocurría. Se introdujo un poco en la habitación y se cruzó de brazos viendo todo el desastre. Yami se aproximó a su pieza sin darse cuenta de que tenía visitas.
-Vaya qué desastre- Yugi agregó mientras veía a su alrededor, Yami se paró detrás de él con la escoba en una mano y un balde de agua en la otra.
-¿se te perdió algo?- dijo con una gotita y una venita en la sien. Yugi volteó precipitadamente.
-Emm no, lo lamento- Yugi hizo una pequeña reverencia y miró a Yami algo confundido, nuevamente notó peculiaridades en su expresión; no eran de desagrado, ni tristeza, hasta podría apostar que Yami estaba a punto de sonreír. Yugi se sonrojó al mirarlo a la cara y en seguida se ocultó entre sus mechones caídos.
-No te disculpes, fue descuido dejar la puerta abierta- Avanzó delante de Yugi (Música de fondo del momento: Hopelessly devoted to you, canción de Olivia Newton John) Yugi miró a los lados tratando de evitar algún momento incómodo, Yami posado con la escoba quedó observando al menor un momento y sereno preguntó.
-¿ocurre algo malo?-Yami alzó una ceja sexymente, Yugi tragó duro y trató de disimular su timidez.
-No, para nada, solo quería saber si necesitabas que alguien te ayudara- Sonrió tiernamente.
-Etto..-Yami se sonrojó un poco con la sonrisa de Yugi- si quieres- Trató de hacer una expresión seria.
-Bien- sonrió de nuevo y se puso de prisa a recoger, Yami se volteó sonrojado y alentó su trabajo con la escoba mientras tenía los ojos abiertos grandes, lentamente agachó la mirada y volteó a ver a Yugi de la misma manera deteniendo un momento su movimiento con la escoba. Cuando Yugi siente la mirada, volteó a ver a Yami sospechando; Yami en seguida cambió la dirección de su mirada y continuó recogiendo para evitar distraerse con los encantos de Yugi.
Yugi también hizo lo mismo en más ocasiones con Yami, pero él nunca se percató como tal hasta que en un momento Yugi caminó sin fijarse por donde pisaba y tropezó un una botella de vidrio. Yami ágilmente sostuvo de la cintura a Yugi para que no se lastimara, momento en el que creó una situación especial entre ambos. Rápidamente Yugi se separó del mayor, se apartó para recoger la botella y después de meterla a un contenedor de basura, tomó la colcha y tendió de nuevo la cama de Yami.
Después de dedicarse a recoger durante dos horas, Yugi se tiró sobre la cama y soltó y suspiro de cansancio, Yami se sentó sobre los bordes, encorvándose un poco y juntando las manos mientras reposaba.
-Vaya que sí fue un desastre-Yugi intentó platicar más alivianado con Yami.
-Siempre es lo mismo con el idiota de mi primo- Yami continuó con varias gotitas en la sien.
-Es difícil imaginárselo- agregó Yugi serenamente. Yami alzó una ceja, realmente no entendía el porqué de la respuesta del menor. Yugi lo miró pero para no dar explicaciones extra omitió su punto de vista.
Yami después se recostó a un lado de él y entrecerró los ojos, Yugi lo admiró en el momento preciso, parecía que de su cabello y su piel salían pequeños destellos de perfección. Yugi ya no veía a Yami como el chico más frío e insensible del instituto. Su dulzura estaba a flote y era curioso el sentir atracción de su parte. Yugi se acomodó más cerca de Yami provocando un beso largo.
Yami entró rápido en confianza, al igual que Yugi, se posó arriba de él y jugueteó co su lengua, el menor si poder ni experiencia, solo presionó a Yami enrollando sus manos en el cuello del oji-rubí.
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Dentro de un armario, se escucharon varios ruidos de un teléfono haciendo varias marcaciones.
-Sí, por favor, para hoy en la noche- Ryou llamó a la aerolínea para comprar un boleto de regreso a Dominó, esperaba que nadie lo descubriera para que no interfiriera en sus planes.
Cuando nadie estaba a la vista, Ryou empacó la mayoría de sus cosas y se marchó de casa, subió al taxi con la esperanza de que su padre no lo haya escuchado antes al salir de casa.
Llegando al aeropuerto, se escabulló entre pequeñas multitudes de gente, evitando a los agentes de policía por cualquier reporte que se hiciera.
De la nada, sintió una mano en su muñeca que lo jaló lejos de la multitud, Ryou estuvo a punto de gritar, antes de eso, golpeó fuertemente el estómago del sujeto que lo sostenía. Cuando abrió los ojos para ver de quién se trataba, vio a Bakura en cuclillas sobándose el estómago.
-Vaya que tienes fuerza- le sale una venita a Bakura mientras se rotaba el vientre.
-¿Bakura?- dijo Ryou entre lágrimas.- ¿qué estás haciendo aquí?- lo abrazó fuertemente.
-Vine por ti mi ángel, me escabullí para venir a verte aunque sea un momento-Agregó el mayor.
-Vámonos, ahora- Dijo con precipitación.
-¿qué? ¿Y por qué la prisa?- Ryou ve que un hombre se les acercaba, su rostro era totalmente familiar y no le gustaba su expresión en lo más mínimo.
-¿qué estás haciendo aquí Ryou?- Agregó su padre.
-Papá- dice triste- lo siento pero no quiero esta vida que me están poniendo, no quiero casarme con ella- Bakura quedó un momento en silencio y algo impresionado por la no tan buena nueva.
-Ya lo habíamos hablado Ryou..-tomó a su hijo de la mano y lo jaló un poco.
-Señor, quiero decirle algo-puso a Ryou detrás suyo- vine de Dominó solo por una razón, y esa razón es Ryou, jamás creí que haría esta clase de idioteces por una persona, pero heme aquí. Estoy enamorado, completamente enamorado de él y él cree que yo soy el indicado. Sé que suena absurdo pero esa es la verdad.
-Bakura- Ryou se sonrojó en cuanto terminó el mayor de discutir sus sentimientos, por detrás, notó un leve sonrojo en las mejillas del mayor.
-¿qué es esto? Un hombre enamorado de mi hijo ¿qué pasa por su cabeza?- El hombre ladea de izquierda a derecha su cabeza.
-Papá, yo quiero estar en Dominó con mis amigos y en especial con él, jamás me había sentido tan bien al estar con alguien, cuando me marché de ahí, fue un colapso muy grande y me dolió, creí que jamás volvería a sentir esa emoción. Pero al llegar aquí y verlo que vino para buscarme, eso es un motivo más que me hace ver que mi vida no es aquí.
-¿y eso es lo que quieres?- El hombre dijo serenamente mientras se cruzaba de brazos, Ryou asintió y tomó a Bakura del brazo.- Buen, te dejo ir, ya hablare con el padre de Rebeca sobre su compromiso...- Miró ahora a Bakura- Quiero que te encargues de mi hijo, no esperaré menos e ti, ¿escuchaste?- Bakura asintió y dejó que Ryou se despidiera de su padre.
-Gracias papá- lo abrazó fuerte y tomó a Bakura de la mano jalándolo hasta la puerta de abordaje. A Bakura le salieron varias gotitas en la cabeza…
-¿Qué acabo de hacer?-Se pegó en la frente con la palma de la mano mientras Ryou reía.
……
Contiuará…