Al ver ingresar a los tres chicos de intercambio al aula de clases, Fox comprendió al pie de la letra el “no en realidad” que había mencionado Billie hace una hora atrás.
Todos eran chicos, sí. Pero entre ellos había un pequeño rubio de suaves rasgos, mirada brillante y sonrisa perfecta.
Dejó de respirar por unos segundos.
Ese chico poseía las características indicadas y precisas de su chica ideal.
Billie miró la reacción de Fox por el rabillo de su ojo, sonriendo con picardía. Estaba al tanto de que su amigo había estado buscando a una mujer que saciara sus necesidades, aunque también fue simple diversión, y en sus momentos de borrachera le confesó que lo único que quería era un poco de compañía, describiéndole a su mujer perfecta: un poco baja de estatura, rubia, bonita sonrisa y mirada brillante e iluminada, cálida.
-Hola, soy Johnny, tengo dieciocho años- se presentó el rubio de cara bonita como la de un ángel.
Cuando terminó de presentarse, aquel pequeño rubio se dirigió al sitio vacío que Billie apuntaba desenfrenadamente, pero al ver el aspecto gótico y espeluznante de aquel chico, se lo pensó mejor y huyó hacia el rincón más alejado, desde donde Fox lo había estado mirando con los ojos bien abiertos. Estaba tan impactado que ni siquiera lo escuchó cuando le dirigió la palabra.
-¿Me escuchaste?- preguntó el rubio.
–¿Eh? ¿Qué?- balbuceó Fox saliendo de su trance.
-Que si puedo sentarme aquí- dijo él, refiriéndose al sitio junto a él.
Fox enmudeció, sintiéndose estúpido. No se suponía que tenía esa actitud con nadie, absolutamente nadie.
Furioso consigo mismo, se encogió de hombros, esperando que aquel chico pudiera captar que le daba igual lo que decidiera. Y lo hizo, sentándose justo donde podría tener una vista perfecta de su delicado perfil.
“¡Fox! ¿Dónde mierda está tu dignidad de hombre?” se preguntó a sí mismo enfadado, plantando su vista al frente lo más rápido que pudo, luego de percatarse de que había estado mirando a Johnny con demasiada intensidad.
-¿Y ese quién es?- preguntó Fox a Rick tratando de distraerse, fijando su atención en el otro chico de intercambio que avanzaba a paso lento hacia la otra esquina del aula para derrumbarse sobre una banca, en donde nadie pudiera molestarlo mientras tomaba una siesta.
-Dan. Tiene diecisiete, es obvio porque tiene un aspecto más joven- respondió Rick automáticamente, sin apartar la mirada del muchacho.
-No te pregunté si era obvio o no- refunfuñó Fox, quien internamente creía que Johnny se veía mucho más joven que ese pelirrojo en la esquina.
En ese instante, Billie soltó una pequeña risita y se volvió a sus amigos con un peligroso brillo en la mirada, lo cual no era buena señal.
-El nerd tiene buen trasero- sentenció descaradamente, sin una pisca de vergüenza, provocando que Rick se sonrojara de la indignación, mientras que Billie se carcajeaba de lo lindo.
El último chico de intercambio se llamaba Darwin, un castaño intelectual con grandes gafas negras, tez ligeramente blanca y mirada vacía, fría, calculadora. Billie se relamió los labios cuando lo vio pasar junto a él con un andar elegante, sosteniendo un libro bajo el brazo.
Fox hizo una mueca de asco.
-Te recuerdo que soy adicto a los pechos- aclaró.
-Pues tu noviecita te salió muy plana- se burló Billie apuntando disimuladamente a Johnny con la cabeza. Fox lo fulminó con la mirada y volvió a fijar su atención al frente, por lo que Billie se inclinó hacia Rick-: no le doy ni dos semanas antes de que esté acosándolo.
Rick dejó escapar una pequeña risita y asintió mostrándose totalmente de acuerdo.
Los tres chicos de intercambio, la noticia del momento entre las chicas, se sentaron juntos en una mesa de la cafetería. Darwin sumido en un libro, y Dan y Johnny conversando. Dan estaba haciendo lo posible por no quedarse dormido tomando café.
De pronto, una chica apareció ante ellos con una amplia sonrisa.
-Hola chicos, soy Ariane, la presidenta del club estudiantil. Les doy la cordial bienvenida- sonrió ella-. Si tienen alguna duda o necesitan algo, no duden en acercarse ¿está bien?
-Claro, gracias- respondió Johnny, mientras Dan se limitaba a asentir. Darwin le dirigió una cordial sonrisa.
Desde el otro lado de la cafetería, Fox observó detenidamente los movimientos de Ariane. Esa chica no solía ser tan amable con sus compañeros, era estricta, no en demasía, pero estricta, y esa actitud que acababa de mostrar para con esos chicos no le cuadraba en nada.
Enfadado, soltó un resoplido.
-Alguien está celoso- canturreó Billie divertido.
Rick sonrió burlón y prendió si cigarrillo, pero apenas lo hizo, se lo arrebataron de la boca, mandándolo instantáneamente al suelo.
-No se permite fumar dentro de las instalaciones del colegio- dijo una chica de baja estatura con firmeza.
Ante la llegada de la muchacha, y su estúpido comentario, Fox puso los ojos en blanco.
-¿Quién te nombró presidenta del club estudiantil?- preguntó Rick enfadado.
-Ariane sigue en el trono princesa- añadió Billie.
-Soy vicepresidenta. Y jefa del club de periodismo- aclaró Agnes, alzando la barbilla con orgullo.
-Te faltó añadir: fundadora del club de admiradoras de Fox- comentó Billie burlonamente.
Al instante, Rick y Billie se echaron a reír con ganas, mientras Agnes se sonrojaba de la ira y la vergüenza, tratando de mantener la compostura.
Por su parte, Fox ignoraba a los idiotas de sus amigos, concentrándose en un chico de intercambio en particular, que no dejaba de sonreír y hablaba entusiasmado con sus nuevos amigos, sin percatarse de que varias chicas a su alrededor se lo comían con los ojos, “putas” pensó Fox.
-Fox, Agnes se fue, puedes volver con nosotros- dijo Billie.
El nombrado lo ignoró olímpicamente, sumido en sus pensamientos: “¿En qué están pensando perras? ¡No lo miren! ¿Qué jodidos están mirando? Y ese imbécil con cara de drogado… ¿por qué está con él? ¿Por qué lo está mirando tanto? ¿Por qué no mira al nerd y deja al angelito en paz? ¡Joder! ¿Acabo de pensar eso?”
-Billie, me está dando miedo. Creo que matará a alguien- murmuró Rick.
De sólo escuchar la mención de un posible asesinato, Billie empezó a aplaudir de la emoción, sonriendo como un verdadero maniaco.
Fox entornó los ojos con ira al ver que un trío de chicas soltaba pequeñas risitas nerviosas, lanzando disimuladas miradas en dirección al rubio, quien resultaba el más lindo de los tres.
-¡Fox, voy a metérsela por atrás a Johnny!- exclamó Billie.
El nombrado se volvió hacia él en cuestión de segundos.
-Atrévete a decir eso otra vez hijo de puta, y juro que te castro- lo amenazó Fox, asesinándolo con la mirada.
Billie se echó a reír con ganas.
-¡Mira, mira! Le están pidiendo su número- exclamó él.
En cuanto Fox se percató de que, efectivamente, el trío de chicas que había visualizado antes estaba hablando con Johnny tendiéndole un trozo de papel, se puso de pie automáticamente.
-¡Eh! ¿A dónde vas?- exclamó Rick.
Fox había comenzado a caminar en dirección a aquella mesa sin estar muy consciente de sus acciones.
-¡A un lado, tenemos clase!- bramó Fox ahuyentando a las putas.
-Pe-pero la clase comienza en quince minutos- balbuceó Johnny, mientras Fox tironeaba de su brazo para llevárselo.
-¡Cállese!- le espetó Fox, arrastrándolo con él.
Johnny guardó silencio y miró por arriba de su hombro, dirigiéndoles una expresión de disculpa a Darwin y Dan, quienes lo veían confundidos, puesto que no entendían de dónde demonios había salido aquel chico que acababa de secuestrarse a su nuevo amigo.
-¡Madre mía! Fox violará a ese pobre chico en el primer día- exclamó Billie, llamando la atención de Darwin y Dan.
-¿Y tú de dónde has salido?- preguntó Darwin.
-¿Qué es eso de que violarán a Johnny?- dijo Dan con los ojos bien abiertos por primera vez en todo el día. Eso definitivamente lo había despertado por completo.
Billie comenzó a reír como un completo demente. En cambio, Rick le miró estupefacto y se alejó de él, sentándose en el sitio que Johnny había dejado vacío luego de que Fox hiciera su escenita-de-celos-no-justificada y se lo llevara muy lejos de ahí.
-No violarán a nadie, tranquilo- dijo Rick, tranquilizando a Dan.
“Maldito Fox, espero que no hagas una locura” pensó Rick.