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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

Hola, lo se; esta vez si que me he demorado un monton :c Perdon por eso, los finales de semestre son horribles :'D Bien, espero que el capitulo les guste, me disculpo por lo pequeñito que es; pero la verdad es que no he tenido mucho tiempo, ademas de que estoy con gripe :'D morire(?) xD. Muchas gracias a todas las personas que leen esta historia, gracias por la paciencia. Prometo que apenas salga de vacaciones compensare todas mis tardanzas. Si es posible actualizare diario :'D

PD: Oh por dios. Olvide aclarar que la primera parte en cursiva es un Flash Back.  Lo siento si alguien se confundio. Repito, la primera parte es un flask back *corre en circulos*

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Miro su cabello, sus ojos, sus labios delgados, su sonrisa, sus mejillas. Si. Sin lugar a dudas él era maravilloso, desde sus bromas hasta sus lágrimas. No había duda alguna de ello. De tanta perfección. De tanta elegancia y simplicidad. Él era el punto neutro de todo. La combinación perfecta de error y éxito. Él era de esa manera.

 

De esa manera que hacía que todos fijasen su atención en él.

 

—La otra vez me quede mirando las fotografías de las diferentes agencias de viajes—sonrió ilusionado —Los lugares eran muy bonitos, las tomas eran perfectas. Parecían como de ensueño. —la emoción se notaba en su voz, en sus ojos  brillantes de ilusión. Kise era distinto a todos. Él era como un libro abierto, capaz de expresar mucho con tan poco. —Si tan solo no tuviese tanto trabajo, podría viajar unos cuantos días—suspiro desanimado. — ¿Qué opinas?—pregunto—  Kasamatsu sempai— y lo más maravilloso y genial era cuando el pronunciaba su nombre. Con tanta naturalidad.

 

Sí. Kise era maravilloso en muchos sentidos. Luz dentro de la oscuridad. Sus movimientos, sus gestos, sus pasos; cualquier cosa. Solo… Solo cualquier cosa que proviniese de él, era única e irremplazable.

 

Ese. Justamente ese, era el concepto ideal que Yukio tenía sobre él. La definición, la imagen llena de color, la silueta de secretos que Kasamatsu dibujo en su mente silenciosamente; todo eso, absolutamente todo, era Ryouta.

 

Estaba diagnosticado de amor. Lo conocía años. Lo aprecio años. Lo amo años. Lo protegió años. Y lo seguiría haciendo.

 

Kasamatsu bufo molesto—Deja de quejarte idiota, las cosas son así y punto.  Tu cronograma esta adecuado perfectamente y como la mejor estrella de la agencia debes esforzaste. — Lo miro con seriedad—Recuerda que los aspirantes siguen tus pasos e incluso algunos modelos profesionales hacen lo mismo.

 

Y eso era natural. A los ojos de Yukio, lo era.

 

—Moo que malo eres sempai. — Sus preciosos labios se formaron en  un puchero— Siempre me esfuerzo es solo que me gustaría un poco de vacaciones— pronuncio en un tono despreocupado levantando ambas manos y colocándolas detrás de su nuca. — Pero si, tienes razón, seguiré esforzándome— sus ojos brillaron con decisión.  Ryouta podía ser muchas cosas, pero tenía ese algo que hacía que todo el ambiente cambiase, que su esencia sea fresca. Sus labios y sus ojos; ambos rasgos; eran encantadores, seductores, atrapantes. Tanto que  Kasamatsu, con el tiempo, tuvo que aprender a controlar su fuerza interna.

 

Esa fuerza apremiante y condenadora como la más dolorosa aflicción muscular.

 

La sangre se le calentaba  de tan solo verlo; pero tenía que aparentar. Era bueno en eso, perfecta y malditamente bueno. La seriedad y brusquedad de alguna manera le habían ayudado a guardar, bien en el fondo de su ser, ese sentimiento.

 

Porque desde la primera vez que Ryouta dio un paso en su oficina, lo comprendió perfectamente.

 

Que todo era distinto.

 

Kasamatsu Yukio era el director general de la agencia de modelaje. Persona seria y solemne, no le agradaban los errores ni mucho menos la poca seriedad de la gente. Yukio  era como una línea; inmóvil, concisa y bien definida. Por ello, la primera vez que entrevisto a Kise, opto por rechazarlo totalmente, era diferente a los demás pero aun así; algo en su interior le gritaba que acabase con el asunto. Sin embargo, contra toda fuerza superior, el resto de los integrantes del equipo de selección cedió su visto bueno, abriéndole las puertas de la agencia.

 

Y por ello, por ese giro  brusco en su lineal y correcta vida. Todo cambio. Porque Kasamatsu a pesar de que en un principio continuaba molesto por la decisión, en ningún momento; se desentendió. La decisión fue tomada, la empresa  eligió a Kise. Es por eso que como director; Yukio, firme a su convicción, lo acepto y lo protegió. Por supuesto, todo desde un punto de vista laboral.

 

Pero las cosas cambian. Las situaciones lo hacen. Y la pequeña sensación que tenía hacia él en un principio; fue creciendo. Más, más y más. Tanto, tanto y tanto hasta invertir la tercera parte de su tiempo en pensar e idear planes y propuestas y viajes solo para Kise.

 

¿Cómo detener aquel sentimiento?

 

No hay respuesta.

 

Los años pasaron y para cuando Kasamatsu se vio a si mismo extrañando la cercanía de Ryouta. Lo entendió. Que lo fascinante y extraño había ingresado a la fuerza, violentamente a su perfecto y rígido orden. Como algo dogmático. Como algo raro y fuera de lugar. Bizarro y hermoso.

 

—De todas maneras tus vacaciones están próximas. —Frunció el ceño— ese día por fin cerraras la boca.

 

— ¡Es cierto!— y ahí estaba de nuevo. Esa desbordante alegría— Podre viajar. ¡Al fin! Ya no tendré que conformarme con las fotografías.

 

—Baja la voz idiota— gruño mirándole con aparente frialdad.

 

— ¡Ah! Pero tengo que invitar a Kagamichi.

 

Roto.

 

Otra vez ese nombre.

 

No todo podía ser perfecto. Yukio lo sabía, que Kagami Taiga no era un simple amigo.

 

Kise podía engañarse. Podía mentirse. Podía fingir.

 

Pero él no. Él tenía todo claro. Se levantó con estrepitosa fuerza de su lugar y apretó los puños— Pensándolo bien, creo que sería una buena idea agregar un poco más de trabajo a tu agenda. No quiero escuchar quejas.

 

— ¿Eh? ¡Pero Sempai!—lloriqueo como un niño pequeño. Tan tierno, pero Kasamatsu era fuerte y con convicción; no se dejaría llevar por esos gestos encantadores. — Malo. — Susurro bajito y suspiro— Pero bueno, está bien— relajo los hombros— Después de todo Kagamicchi seguro que preferirá pasar tiempo con Kurokocchi…

 

Yukio abrió los ojos sorprendido y descendió la mirada. Y ahí comenzaba lo inusual. El cambiaba por unos minutos. Por unos segundos. Por unos momentos.

 

—Quisiera que Kagamicchi me amase un poco. Solo un poco… — el anhelo de su voz era doloroso. Como si Kise fuese capaz de suplicar solo un poco de atención.

 

Y el corazón de Kasamatsu se oprimía nuevamente. << Y yo desearía que me mirases un poco >>. Pensó en su interior.

 

Si tan solo hubiera una manera de cambiar todo.

 

— ¿Qué es lo que lo hace tan especial?— pregunto desinteresadamente. Fingiendo curiosidad pero con algo nuevo brotando en su mente.

 

— ¿Eh?— Ryouta soltó una risita nervioso— ¿A Kagamicchi? Pues — balbuceo— No sabría decirlo, es solo que en el pasado el me salvo. Lo reconozco por la cadena que lleva en el pecho. Lo sé por eso. Lo recuerdo perfectamente.

 

— ¿Una cadena? — las probabilidades comenzaban a nacer. Las hipótesis tomaban forma— ¿Estás seguro que es esa?

 

Kise no dijo nada, solo se quedó en silencio; parecía muy seguro de su respuesta. Pero Yukio no. Él no lo estaba. Y si una cadena era lo que Ryouta estaba buscando. Él  la encontraría. Él lo resolvería. Porque más que su propio amor y felicidad,  prefería ver su sonrisa.

 

 

-w-

 

 

Takao levanto una de sus manos y rozo sus dedos contra los de sus labios. Era extraño. Muy extraño. Y sobre todo, se sentía incómodo. Volvió la mano a su lugar y suspiro. Los días habían pasado, pero a pesar de todo, recordaba aquel encuentro como algo extraño. Sobre todo porque jamás se imaginó, ni siquiera en broma; que su sempai haría algo como eso. Un beso. Eso no era aceptable. No ahora.

 

No lo era en absoluto.

 

Podía bromear, era consciente de que a veces decía estupideces y cosas sin sentido. Era parte de su personalidad, por supuesto. Pero el beso de Miyaji era demasiado, iba contra todos sus pensamientos, contra todas sus decisiones tomadas. Simplemente ya no quería pensar, ya no quería atraer problemas ni nada por el estilo.

 

El reloj de la pared marco las 4:00 p.m. de la tarde, justo en esa hora, en ese preciso momento; se encontraba solo. Furihata continuaba buscando trabajo, Aomine se esmeraba en sus nuevas obligaciones, Kagami por alguna razón andaba ocupado a esa hora, Sakurai seguía esforzándose en su trabajo y él, solo estaba ahí.

 

 Desgraciadamente sus horas laborables eran en las mañanas. A su pesar siempre se quedaba solo en esa casa.

 

Pero eso no le agradaba.

 

Camino en círculos por la sala durante unos segundos. Estaba demasiado estresado, su preocupación y mortificación no le permitían desbloquearse y dejar todo atrás. Era horriblemente difícil; se sentía encadenado nuevamente. De pronto el sonido del timbre invadió sus oídos.

 

De nuevo esa sensación de extrañeza invadía su cuerpo. No se sentía tranquilo. Volvió a suspirar y camino serenamente hasta la puerta, levanto una mano hacia la cerradura. Y sin pensar ni un segundo en la persona que estuviese, sin pensar que tal vez fuese extraño, sin pensar en la cantidad de identidades que podían aparecer.

 

El la abrió.

 

Olvidando completamente lo que siempre nos dicen cuando somos niños.

 

Siempre pregunta: ¿quién es?  Antes de abrir la puerta…

 

Abrió los ojos sorprendido y se quedó estático en su lugar. Frente a él, estaba la persona que menos deseaba ver.

 

—Kazunari.

 

Midorima Shintaro no tenía derecho a llamarlo por su nombre. Eso, ese pequeño detalle le hacía recordar aquello que tenía bien guardado. Le movía hasta la más mínima célula de su cuerpo, sus piernas, de alguna manera, quería fallarle.

 

Takao sonrió— No sé cómo encontraste esta casa. La verdad no lo sé— desvió la mirada— Ha pasado tiempo, Shin chan. — susurro con un tono dolor, tan profundo, tan hondo, tan incrustado en el fondo de su alma. Era como si con tan solo unas cuantas palabras; solo unas cuantas serían capaces de destruirle. — ¿Qué quieres?— pregunto yendo directo al punto.

 

Pero Midorima solo le vio. Solo estaba ahí como si nunca nada se suscitó, como si no hubiese hecho nada, como si todas sus acciones se las hubiese llevado el viento. Y ese silencio era el que más dolía.

 

Pero ya no. Ya no andarían en la misma cuerda, ya no en la misma línea. Los ojos de Takao eran diferentes, miraban algo distinto.

 

—Tengo cosas que hac---

 

Sin embargo; Midorima no le dejo. Le sujeto una de sus manos y le obligo a ingresar junto con él, lo movió como un miserable muñeco y le soltó cuando se aseguró de que la puerta estuviese cerrada. Takao abrió los ojos sorprendido y le observo en silencio.

 

—Sales de prisión y lo primero que haces es volver con el— sus ojos verdes irradiaban cólera, estaba molesto. Muy molesto, las emociones lo dominaban, más que nunca, más que siempre. —No me importa si aún continuas en tu infidelidad. Pero Kazunari— se mantuvo rígido, sus brazos, sus piernas, tu tórax; todo se mostraba de esa manera— te advierto que no tolerare que lo hagas público. Ese tipo de acto. No lo admito.

 

Takao apretó los puños y bajo la vista escuchando en silencio esas duras palabras. Una vez que las frases terminaron de herirle, levanto la vista y mostro sus ojos cristalizados— ¿En serio?— pregunto con un movimiento de cabeza— ¿Por qué debería hacer algo como eso? ¿Por qué? Ahora soy libre, puedo hacer lo que quiera con mi vida.

 

Shintaro a diferencia de muchas veces, por primera vez se dejó invadir por todas sus emociones. El tiempo paso, las cosas culminaron, las circunstancias acabaron y a pesar de todo el continuaba amándolo pero Kazunari no, el seguía empesismado con otra persona. Y eso le hería, le cegaba, le hacía errar, no le permitía pensar.

 

¿Pensar?

 

¿Había posibilidad si quiera?

 

—Takao no puede---

 

—No me importa lo que pienses—interrumpió él, le miraba decidido, diferente a otras veces. Diferente al pasado. Ya no era el mismo de antes— Cualquier tipo de relación entre nosotros o contacto o lazo o cualquier tontería ha terminado. Ya no estamos conectados. No tienes derecho de reclamarme nada. — las lágrimas cayeron de su rostro— Si, en el pasado, mientras estaba en prisión nació algo que me mantuvo fuerte. Algo que era más firme que un simple lazo. Pero ahora no está— se limpió las lágrimas de las mejillas—Fui muy débil para mantenerlo conmigo.

 

— ¿Qué estás diciendo?

 

Por supuesto, Shintaro no lo sabía.

 

—Averígualo. — Se giró, dispuesto a subir a su habitación y acabar con todo. Pero otra vez se vio impedido. Otra vez estaba acorralada. Los brazos de Midorima lo tenían bien sujeto.

 

—Vuelve…

 

Esa palabra, tan corta y poco precisa. Ya no la necesitaba. Ya no era suficiente. Levanto una de sus manos y toco los brazos de su ex esposo; era lo último, con esto se acababa.

 

Definitivamente ya no cedería.

 

—No puedo hacerlo. Tú, en el pasado creíste que te engañaba; incluso ahora sigues haciéndolo. —Aparto los brazos de Shintaro con decisión— Tal vez debería hacer realidad esos rumores. Se acabó.

 

Ya no hay marcha atrás.

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Notas finales:

Bien, esta vez no hubo participacion de muchas parejas. Pero este capi era necesario, sobre Kasamatsu; me disculpo si a alguien no le gusta su participacion; pero a decir verdad ya tenia planeada su presencia :'D Ademas que lo amo *corazones y rosas* Muchas gracias como siempre por leer; prometo mejorar en los siguientes capis.


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