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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

¡Hola! Pues aqui les traigo un capitulo nuevo. Agradezco como siempre los reviews desde lo mas profundo de mi corazon. Antes de comenzar queria decir lo siguiente; estoy enterada del terremoto que hubo en Mexico y pues a todas las personitas que son de ahi les mando un enorme abrazo y espero de verdad que las cosas mejoren. 

Sin nada mas que decir, disculpen los errores ortograficos y de redaccion.


PD: La primera parte en cursiva es un flash back.

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Inicialmente Taiga no creyó ni una sola palabra que los medios alegaban interminablemente en los periódicos, tampoco creyó las palabras de algunos conocidos cercanos a él y a Kuroko, y mucho menos creyó las palabras de sus amigos, sin embargo; una vez que Kuroko se le acerco con un anillo en el dedo y con un nuevo aspecto, su mente tuvo que adecuarse a la fría declaración que le había lanzado.

 

“Voy a casarme con Akashi kun”

 

En ese instante, las palabras resonaron una y otra vez en su cerebro, haciendo destrozos por aquí y por allá, y sobre todo, matando su corazón lentamente. Había sido tan doloroso oír aquello, que creyó estar soñando, que creyó tener una pesadilla. No obstante, la nueva ropa de Kuroko, el anillo y el auto que esperaba por el le golpeaban una y otra vez, trayéndole lentamente a la realidad, como si no fuese suficiente el permanente dolor de ser abandonado.

 

Las lágrimas surcaron sus mejillas, y de sus labios salió un fuerte grito al ser consciente de como Kuroko lo dejaba tirado como basura inservible en medio de la calle, de como lanzaba al olvido todos los años que habían vivido juntos. No quería aceptarlo, por supuesto que no quería, pero Tetsuya se lo había dicho, no daría marcha atrás.

 

No había nada que hacer.

 

Y aun así

 

Aun así…

 

Persistió.

 

Porque eso tenía que hacer. Su corazón lo decía. Su alma lo ordenaba. No podía rendirse.

 

 

.

.

.

 

 

Los meseros caminaron por el largo camino de flores llevando copas de vino de un lado a otro, entregando aperitivos a más de un invitado. Las sillas del lugar estaban pulcramente ordenadas en filas, unas detrás de otras, los adornos se encontraban perfectamente posicionados en las paredes del lugar y del otro lado del enorme salón se encontraban los regalos, hermosos y perfectos;  y finalmente, en medio de todas las cámaras, alabanzas y felicitaciones de todos los invitados acompañados de  aplausos se encontraba la feliz pareja recientemente casada.

 

Los ojos se dirigían hacia ellos, cada vistazo y sonrisa era especialmente dedicado a ellos; Seijuuro y su reluciente esposo, Kuroko Tetsuya. El enorme candelabro sobre ellos los bañaba con una tenue luz blanca haciéndolos lucir mas perfectos de lo que cualquier pudiera desear. Eran la pareja más atrayente dentro de la elite. 

 

Y en consecuencia, la mas propensa a verse bajo comentarios de todo el pequeño mundo que implicaba estar en el poder.

 

Los comentarios corrían de un lado a otro. Kuroko Tetsuya era innegablemente una persona bella, hermosa y de buena estética, un bonito rostro que mostrar al publico, por supuesto, todos los invitados de la boda eran perfectamente conscientes de ello, no obstante, el dilema no era ese específicamente, sino mas bien, el origen del flamante esposo de Akashi Seijuuro.

 

Nadie sabía de dónde demonios había salido,  no era el heredero de un gran grupo empresarial ni mucho menos un genio o alguien resaltante frente a los medios. Por donde quiera que se le mirase,  a los ojos de toda la sociedad de elite, era simplemente un amante salido de cualquier lugar que había conseguido atrapar a Seijuuro y posicionarse como el esposo legal.

 

No había ni una persona que no asegurase que esa boda fuese un contrato patrimonial, estrictamente regulado por el derecho administrativo. Todo parecía ser una farsa, y aun así. Kuroko levanto la vista y saludo con una bonita risa a todos los presentes, a lo que inmediatamente respondieron con entusiasmo. Todos parecían estar de acuerdo con la estafa.

 

Perfectamente de acuerdo.

 

Akashi entrecerró los ojos, complacido de que todo estuviese saliendo tal y como deseaba. Tenía que admitirlo, Seijuuro se sentía pleno, confiado, absoluto. Había ganado, y a sus ojos, no había sensación más placentera que tenerlo todo en sus manos. Todo. Desde el mas pequeño gramo de polvo hasta la ultima torre de la ciudad. Todo estaba bajo su poderío. Y eso lo hacia extremadamente feliz.

 

Entrelazo sus dedos con los de Kuroko y levanto su copa con la otra mano. No había nada más placentero. No lo había. No había nada más delicioso que el poder y dominio. Carraspeo lentamente llamando la atención de todo el salón, una vez que la obtuvo levanto la cabeza y agradeció en silencio, siempre portando esa elegancia disfrazada y acomodada de acuerdo a la situación y a su perfil. Porque todo tenia que salir perfecto, de lo contrario, apretó el agarre que mantenía con Kuroko, de nada serviría la enorme inversión que había hecho para obtener sus propósitos totalmente justificados. Las personas le observaron con atención.

 

—Para empezar—pronuncio con calma— quiero agradecer encarecidamente a todos mis amigos y compañeros de trabajo que se encuentran presentes en este día tan especial para mí y…—se detuvo por un segundo para mirar de reojo a Kuroko. Los flashes de las cámaras sonaron. Su esposo le devolvió la mirada con una expresión resignada. Lo tenía todo perfectamente controlado—para Tetsuya. —Levanto la vista—Nuestra felicidad no seria completa de ser por ustedes—llevo la copa hacia un lado y señalo hacia la ultima silla, ubicada al lado de la enorme puerta de entrada. La pequeña ráfaga de viento presente, removió los dorados cabellos de Kise. —Gracias—pronuncio con frialdad.

 

Kise le devolvió la mirada con resentimiento, Akashi sonrió y Kuroko al ser consciente de aquel espectáculo apretó los labios con remordimiento. Ryouta se sintió indignado, no quería, realmente no quería ser parte de ese cruel juego, llevo la copa de vino que sostenía a sus labios y se embroco todo el líquido. Soltó un suspiro y desvió la mirada violentamente. El sentimiento de culpabilidad comenzaba a acentuarse dentro de su cuerpo.

 

Akashi, internamente divertido por el actuar de Ryouta, llevo la copa hacia sus labios y soltó una risita galante—Salud—inclino el frio cristal sobre sus labios y con total elegancia bebió todo el líquido. Los presentes aplaudieron y de la misma manera bebieron el selecto vino que los meseros servían.

 

Todo era perfecto.

 

Exquisitamente perfecto.

 

Nadie podía arruinar tan grandioso día.

 

No obstante, la puerta del salón se abrió sorpresivamente, el imperante sonido invadió el ambiente calmado,  los presentes giraron inmediatamente a ver quien importunaba aquella celebración de manera tan estrepitosa y poco educada. El silencio reino por unos breves momentos, hasta que los pasos de una sola persona llenaron los oídos de todos como una emboscada.

 

Kagami dio un paso hacia adelante, miro confundido todo el interior del salón y movió la cabeza de un lado hacia otro.  Podían tacharlo de estúpido y hasta de un pobre indigente, por la ropa que traía puesta a comparación de los invitados, pero a Taiga no le importaba, en absoluto, la boda no era precisamente el motivo por el cual estaba ahí, sino, el novio. Kagami estaba decidido a recuperar a Kuroko. A cualquier precio. No importaba nada más. No podía rendirse con unas simples palabras crueles.

 

Kise fue el primero en levantarse de su lugar al notar la presencia de Kagami, no podía creer lo que pasaba. Se suponía que eso no debía estar pasando y mucho menos frente a Akashi. Sus labios temblaron y el miedo se apodero de su interior, camino rápidamente hacia Taiga y le sujeto de las manos. — ¿Qué estás haciendo aquí, Kagamicchi?—pregunto al borde del colapso, con el corazón a punto de explotar. —Kagamicchi—susurro confundido.

 

Taiga bajo la vista y apretó las manos de quien en esos momentos consideraba su amigo. —Kise—movió la cabeza hacia un lado—Por favor dímelo.

 

— ¿Kagamicchi?

 

—Por favor dime donde esta Kuroko—soltó una de las manos de  Kise y le cogió el hombro—Por favor Kise, ayúdame—insistió—Ayúdame a encontrar a mi novio.

 

Las palabras cayeron como un balde de agua fría sobre el  cuerpo de Ryouta, abrió los ojos sorprendido. La conclusión fue dolorosa, se dibujó de mil maneras en su cabeza y no lo dejo libre y es que, después de todo lo que Kuroko le había dicho, Kagami aún estaba ahí. Kise no podía comprenderlo, definitivamente no podía. El dolor invadió su corazón. Kuroko no se merecía a Kagami, pero a pesar de ello, Taiga continuaba ahí.

 

Los flashes de las cámaras se intensificaron frente a ellos.

 

Kise negó con la cabeza. No estaba bien, nada estaba bien. La actitud de Kagami no estaba bien y definitivamente eso no estaba pasando, se repitió mentalmente. Ryouta trago hondo y volvió a negar. Eso definitivamente no estaba pasando.

 

—Kise por favor—Taiga insistió—Te lo suplico.

 

Ryouta alzo la vista y miro a Kagami con total pena, con total resentimiento, no sabia que hacer, ya no sabia que hacer; sus ojos se cristalizaron y apretó los labios. El también lo quería, él quería a Kagami y no sabía, no sabía cómo ayudarlo. En realidad, no quería ayudarlo. Porque  no era justo, no, no después de todo lo que había hecho por el. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas. La  mente de Kise estaba llena de pensamientos de culpabilidad y egoísmo, las emociones lo destruían a cada instante, recordándole constantemente que es lo que verdaderamente quería —Kagamicchi yo…

 

—Es aquí donde debes dirigirte, Taiga.

 

Sin embargo, la voz de Akashi interrumpió cualquier tipo de declaración, con total y envidiable calma corto de un solo tajo la incomodidad de todo el momento. De hecho, siendo consciente de todo el escandalo que la presencia de Taiga ocasionaba, Seijuuro estaba dispuesto a arrancar el problema de raíz y aplastarlo, tal y como debió haberlo hecho desde el comienzo, pero que por pedido exclusivo de Tetsuya no había hecho. Su debilidad eran aquellos bellos ojos celestes.

 

Kagami desvió la mirada al momento.

 

Akashi le observaba con total paz y plenitud, que cualquiera que le viese hubiese creído que estaba contento de ver a Kagami ahí, mientras que Kuroko le miraba desconcertado. Todo estaba volviéndose demasiado penoso y pesado para soportarlo. La tensión subió rápidamente. Kagami se soltó del agarre que aún mantenía con Kise y camino hacia al frente.

 

Ryouta apretó los puños mientras veía aquel enfrentamiento. No sabía cómo detener toda esa locura además de que todo le lastimaba hasta el alma, se quedo de pie en el mismo lugar y mordió sus labios hasta sangrar. Temía por Kagami, temía tanto por el, y, por otro lado, temía que todo ese arrebato de valentía significase el final de su elaborado plan y que por lo tanto tuviese que arrancar a Kagami de su vida, las pequeñas lágrimas continuaron cayendo de sus ojos. Tetsuya le había ganado, y lo peor de todo es que fue sin hacer nada, solo había estado ahí. Las lágrimas de Kise continuaban descendiendo. No sabía que más hacer al respecto.

 

Solo le quedaba observar.

 

Observar y sufrir.

 

Una vez que Kagami estuvo frente a la pareja de esposos, lo primero que hizo fue mirar a Kuroko, no para reclamarle, en absoluto, Taiga no quería que el se sintiese incomodo, sino para convencerlo, para abrazarlo, para decirle que lo amaba con una sola mirada y que no importaba, no importaba si lo echaba a la basura una y otra vez, porque esa basura estaba dispuesta a volver a el, todas las malditas veces que fueran necesarias.

 

Y por eso.

 

Por eso.

 

Mostrándose totalmente débil y transparente, pregunto con voz baja y dolida. — ¿Por qué Kuroko?—las palabras escaparon de sus labios con lentitud, yendo directamente a los sentidos de Tetsuya. Kagami sonrió con las últimas fuerzas que le quedaban, con esas fuerzas que no daban para más— ¿Por qué?—repitió con un movimiento de  cabeza. Silencio.

 

Kuroko le observo con dolor.

 

Taiga llevo una de sus manos hacia los cabellos de quien alguna vez fue su novio  y a quien aun amaba con todo su corazón, le miro enamorado, completamente fascinado y aturdido y dolido y lastimado y mal, tan mal.—Dímelo por favor—sus ojos se cristalizaron—Dime que tengo que hacer para que esto se acabe—las lágrimas descendieron de sus mejillas—¿Que tengo que cambiar?-susurro despacito, haciendo que su propia respiración tocase con cariño las mejillas de Kuroko- ¿Tal vez es mi trabajo?—pregunto de pronto, provocando un estremecimiento en el cuerpo de Tetsuya. Kagami soltó una risita, la desesperación y el dolor se clavaban hondo en su cuerpo. Las lagrimas llegaron hasta sus labios—Me dijiste que no estabas de acuerdo y aun así no te hice caso, pero ahora puedo cambiarlo si quieres—acaricio los cabellos de Kuroko con amor, con dedicación— ¿O es mi departamento? -intuyo con animosidad naciente en su pecho-¿Acaso es muy pequeño?—froto los cabellos contra sus dedos—También puedo cambiarlo- sorbió su nariz en un gesto tonto- Voy hacer todo lo que tu quieras…-afirmo convencido.

 

—Kagami kun…—Los labios de Tetsuya se fruncieron, su corazón latió fuerte al escuchar todas esas palabras. Todas daban vueltas en su cabeza, destrozando, hiriéndolo. Ya no podía soportar más. No podía. Se soltó del agarre que mantenía con Akashi y llevo una hacia el rostro de Taiga. Quería reconfortarlo, y abrazarlo, y quererlo, y decirle que si a todo. Por siempre. Limpio las lágrimas de Kagami con extremo cuidado y negó con la cabeza. —Escúchame—susurro cogiendo el rostro de Taiga entre sus manos. Ya no podía mentir más. No podía continuar. No quería lastimar más. —No es lo que piensas. No lo es—explico con desesperación, con dolor—Yo no puedo estar contigo porque…

 

No obstante, antes de que pudiese continuar, Kagami se puso de rodillas frente a el y bajo la cabeza hasta el suelo. —Por favor.- suplico

 

—Kagami kun...

 

Silencio.

 

Todos observaron aquel actuar con sorpresa.

 

—Kagamicchi… -Kise susurro destrozado, observando todo desde una distancia prudente.

 

—Por favor—Kagami alzo la voz—Regresa a mi —se sujeto de los zapatos de Kuroko y cerró los ojos con fuerza—Por favor Kuroko.

 

Entonces lo inevitable pasó, la resistencia de Kuroko se desarmo en cuestión de minutos. Se desmorono frente a los ojos de todos, incluso frente a los de Akashi.

 

Ya no podía seguir de pie ni un minuto más.

 

Había sido suficiente.

 

Ya no podía.

 

Kuroko cayó al suelo de rodillas frente a Kagami, sus ojos se cristalizaron y las lágrimas brotaron y se resbalaron por sus mejillas, sujeto a Kagami de sus hombros y lo abrazo, su cuerpo tembló y su corazón termino de romperse. Estaba deshecho.

 

Las luces de las cámaras continuaron iluminándolos.

 

-Te amo-susurro Kuroko-De verdad, te amo.

 

Ambos estaban acabados.

 

-w-

 

 

Una vez que Akashi detuvo su auto frente a su enorme mansión, Furihata soltó un suspiro aliviado. Luego de las tremendas declaraciones que Seijuuro había soltado como una bomba frente a todos sus compañeros de trabajo y el gerente del restaurante, Kouki no había podido respirar tranquilo durante todo su viaje, la inmensa presión que se había alojado en su estomago lo hacia temblar y ponerse nervioso al recordar toda la situación en si. No estaba molesto, ni enojado, sino simplemente preocupado e inmensamente mortificado, dado que no tenía ni la más mínima idea de cómo comportarse a partir de ese momento. Seijuuro había puesto su mundo de cabeza dejándolo en una posición un tanto incomoda.

 

Furihata no quería ser tratado con extrema delicadeza y cuidado. No. De hecho, anhelaba que las cosas continuaran siendo como eran. Un trato normal, se dijo a si mismo.

 

Kouki no pedía nada mas, ni tampoco ambicionaba algo fuera de su alcance. Apretó los labios, no ambicionaba absolutamente nada pero, Akashi prácticamente le había dicho que le daría todo lo que el desease. Absolutamente todo. Soltó un suspiro. De alguna forma, aquello no le gustaba.

 

No.

 

El estaba con Akashi, pero no por su dinero, ni tampoco por su poder, ni sus millones, ni todas las inmensas comodidades que el dinero podía otorgarles a ambos. No se veía a si mismo sentado en medio de una mansión y con un ejercito de empleados a su disposición. Eso era exagerado. Giro el rostro para observar a Seijuuro. Estaba con el porque estaba enamorado y esperaba ser feliz a su lado. Formar lazos, quererse, ser una familia junto a su hijo. Eso era lo que verdaderamente anhelaba y, en su opinión, eso era lo que significaba la verdadera felicidad.

 

Akashi le devolvió la mirada.

 

El silencio les inundo por unos cuantos instantes.

 

Furihata, con un toque de valentía instaurado en su sistema, se acerco lentamente hacia Akashi y le sostuvo de la mano. Le miro a los ojos y sonrió. —No puedo creer que hayas dicho todo eso—soltó de improvisto, reflejando cierta timidez en sus palabras.

 

Seijuuro acaricio sus dedos.

 

—Me disculpo por mi improvisado dialogo de advertencia—pronuncio deleitándose con la expresión abochornada de su novio. Kouki siempre conseguía atraerlo con su aura tímida, pero entusiasta y valiente. —Debió ser aún más aterrador—explico tratando de poner cierto toque sarcástico en sus frases. Furihata soltó una risita. — ¿Tal vez debí poner en juego su puesto de trabajo?

 

—Eso es excesivo

 

— ¿Lo crees?—pregunto, observando con encanto disimulado los ojos de Furihata—Pienso que no—afirmo—Solo quiero que estés cómodo en cualquier lugar en el que te encuentres.

 

— ¿Absolutamente cómodo?

 

—Absolutamente—confirmo con una sonrisa—Te lo mereces—susurro con una expresión suavizada levantando una de sus manos en dirección al rostro de Furihata. —Mereces todo lo que puedo darte y ofrecerte.

 

Furihata cerró los ojos al sentir el tacto. Se sentía tranquilo y en paz.

 

Ambos se sentían en paz. Completos. Juntos. Y felices.

 

No había algo que pudiese destruir ese momento, ni su calma, ni su felicidad, ni su amor.

 

Ambos habían luchado por tenerlo y nadie se los quitaría.

 

—Kouki—de pronto, la voz de Seijuuro se plantó cerca de los oídos de Furihata, acariciando sus sentidos con un toque dulzón y cómodo, haciendo que abriese lentamente los parpados para prestarle total atención. —Quiero que el día de mañana me acompañes al estudio de abogados propio de la familia Akashi.

 

Furihata movió la cabeza a un lado, no entendiendo el motivo de tal pedido.

 

—Se trata de Maasaki—continuo Seijuuro—Quiero que comencemos los trámites para entregarte la patria potestad—pronuncio totalmente decidido. Ciertamente Akashi, se sentía hasta cierto punto, culpable de haber demorado con tal propuesta, pero, el procedimiento en si era lento y totalmente dificultoso. Conllevaba un sinfín de trámites, los cuales, no eran fáciles de realizar, por lo que había preferido esperar a que los abogados tuviesen todo preparado para iniciar el proceso junto a Kouki. —Solo será cuestión de unas cuantas firmas y listo.

 

Furihata le miro ilusionado. — ¿En serio?

 

—Así es—confirmo, complacido de observar la genuina felicidad de su novio—El proceso tardo dado que yo tenia que renunciar a cualquier derecho sobre Maasaki para que pudieses tenerlo, pero ya finalizo, mañana tendré que firmar el acta y todo estará acabado.—informo, esperaba que de alguna forma, aquello terminase por traer la alegría a la vida de Furihata.

 

Sin embargo.

 

Kouki se soltó de su agarre y coloco una expresión de suma tristeza y desdicha.

 

— ¿Eso quiere decir que ya no serás su padre?

 

La pregunta retumbo en el ambiente.

 

—Desgraciadamente si. —Murmuro—Tengo que entregarte todos los derechos a ti Kouki, no tiene sentido que ambos la compartamos sino tenemos algún lazo que nos una. Es lo que la ley ordena.

 

Silencio.

 

Kouki no quería eso, no quería que Maasaki dejase de ser hijo de Seijuuro. No quería quitarle a su padre, porque eso era lo que Akashi significaba para el. Un padre. Un padre que había velado por Maasaki durante el tiempo que Furihata no había podido. Kouki apretó los puños. No tenía ningún derecho a hacer eso. No tenía ningún derecho a malograr los lazos de su pequeño hijo. Pero tampoco quería renunciar a el.

 

Era su hijo.

 

Su bebe.

 

Desvió la mirada.

 

No obstante, un rayo de luz toco sus memorias, abrió sus recuerdos y le ilumino frente al problema. Furihata podía recordar con claridad. En el pasado, Akashi le había pedido que se casase con el, le había mostrado unos papeles y le había dicho que aquello seria mas fácil que todo un largo proceso familiar, por supuesto, en su momento,  Kouki se había negado, pero ahora, ahora lo veía mas claro; esa era la forma mas adecuada de tener a Maasaki junto a él sin dejar que Seijuuro renunciase a su paternidad.

 

Por supuesto que lo era.

 

—Sei—volvió la mirada hacia el emperador y le sujeto de las manos— ¿Aun tienes los papeles del matrimonio?

 

Akashi le miro con sorpresa.

 

—Si—afirmo—Los tengo siempre conmigo.

 

—Dámelos—pidió con entusiasmo naciente en su corazón. Akashi no tardo mucho en buscarlos y encontrarlos, y una vez que Furihata los tuvo entre sus manos, busco con rapidez un lapicero dentro de su mochila. Sostuvo el pequeño objeto entre sus dedos y lo apretó. Estaba decidido a firmar, sin embargo antes de hacerlo observo a Akashi con amor y le dio un fugaz beso. No le molestaba la idea de compartir toda su vida con Seijuuro, de hecho, adoraba eso. Podía estar actuando de manera precipitada y algo tonta pero no le importaba. No. Maasaki y Akashi serian su familia, serian su todo. Así que sin esperar ni un minuto mas, acerco el papel hacia si mismo y lo firmo.

 

 

-w-

 

 

Las nubes se arremolinaron unas contra otras en el inmenso cielo, eran tan asimétricas y poco coherentes que cualquiera que pasase por el lugar se aburriría de verlas. Cualquiera lo haría, no obstante, Kuroko las observaba con  atención, fijación y extremada minuciosidad. Las nubes se juntaban en cuestión de minutos, el suceso, a ojos de Tetsuya, era totalmente atrayente, una a una, no dejaban ni un solo espacio abierto en el inmenso firmamento. Parecía ser que todas tenían claro su propósito, que era el de formar la lluvia.

 

De pronto, un exuberante sonido broto del cielo.

 

Las personas se alertaron y comenzaron a caminar con más prisa. La lluvia estaba a punto de acercarse a la tierra y eso hacia que cualquiera quisiese refugiarse en un lugar seco. No obstante, Kuroko continuaba ahí, sentado en la silla de un parque, totalmente expuesto a la intemperie. Lo cierto era que lo que menos le importaba en esos momentos era mojarse, sonrió, le daba igual.

 

Todo le daba perfectamente igual.

 

Su débil corazón se estremeció.

 

Las gotas de lluvia comenzaron a caer, cayeron una a una, sobre su cabello, sobre su piel, sobre su cuerpo entero. Soltó una risita. Pero no le importaba, de hecho, ya nada le importaba; su mundo entero, tal y como lo conocia, había dejado de tener color alguno. Solo permanecía ahí. Abstracto. Sin vida. Totalmente etéreo. Y calmado. Y malditamente calmado.

 

Las lágrimas comenzaron a descender de sus mejillas.

 

Ya no volvería a ver a Kagami.

 

Mordió sus labios con impotencia reprimida, con ganas de gritar, enloquecer y llorar. No vería a Kagami nunca más. Eso ya era seguro. Las gotas de lluvia continuaron mojando su ropa. Kagami ya no volvería a él nunca más. No volvería con su sonrisa, ya no habría ni una sola posibilidad. Ni una esperanza, ni nada, abrió los ojos y soltó el aire reprimido de sus pulmones, ya no había nada para él; se lo habían quitado todo, absolutamente todo.

 

Y era justamente por eso, que un montón de  preguntas rondaban por su cabeza, torturándolo e hiriéndolo; ¿Por qué? ¿Porque le tenia que pasar eso a él? ¿Que había hecho para merecer todo eso?  ¿Porque a él y a Kagami? Se suponía que ambos debían ser felices, se suponía que debían estar juntos, pero, sus manos cayeron a sus costados, estaban irremediablemente separados, y completamente solos.

 

Las lágrimas continuaron descendiendo.

 

¿Por qué?

 

Cerró los ojos con fuerza.

 

¿Por qué?

 

De pronto otro trueno sonó.

 

La verdad se abrió ante sus ojos.

 

Todo era culpa de Akashi.

 

Respiro agitadamente. Todo era culpa suya. Si Akashi tan solo no lo hubiera forzado a casarse con el, si tan solo Akashi no hubiese encerrado a Kagami en la cárcel, se repitió con furia, con dolor incrustado en su pecho; si tan solo Akashi los hubiese dejado tranquilos, todo estaría bien, todo estaría perfectamente bien.

 

Pero no había sido así.

 

Levanto la vista y asintió, todo era culpa de Seijuuro, cada lagrima, cada sufrimiento, cada gota de sangre eran culpa de Seijuuro. Eran culpa suya. Y…

 

Kuroko se levantó del asiento y coloco una expresión fría.

 

Él lo pagaría.

 

Por supuesto que lo haría.

 

Tan solo recordar cada humillación que Kagami y el habían sufrido por culpa de Akashi, provocaba  un efecto enfermizo en su cuerpo. No era justo. No era justo que Akashi estuviese tan tranquilo mientras las vidas de él y Kagami se arruinaban por culpa suya. Lo haría pagar  de la misma forma con la que él se había encargado de hundir a Taiga. Lo lastimaría en lo más profundo de su corazón. No le importaba si tenía que exponerse para lograr eso.

 

Por qué después de todo…

 

Akashi seguía siendo su esposo. El estaba vivo y por lo tanto, su matrimonio jamás había terminado.

 

Dirigió sus pasos a la zona residencial de la ciudad, donde se encontraba la enorme mansión de Akashi, Kuroko no era tonto ni mucho menos torpe, sabia perfectamente de cada uno de los privilegios que Akashi le había cedido mientras eran esposos y estaba totalmente dispuesto a ejercerlos. Era momento de usar el nombre de Akashi Tetsuya. La lluvia continúo cayendo. Los minutos pasaron lentamente.

 

No le importaba absolutamente nada. La decisión estaba hecha y si tenía que destruir para lograr su objetivo, lo haría.

 

Definitivamente lo haría.

 

Una vez que estuvo a unos metros de la mansión, se detuvo en seco y se limpio las lagrimas de los ojos, no podía mostrarse así, quería verse fuerte, quería verse decidido y sereno. Tal y como a Akashi siempre le había gustado que fuera. Estaba dispuesto a manipular a Akashi con todo lo que siempre había querido.

 

Quería destruirlo.

 

Quería humillarlo.

 

Apretó los puños, no había marcha atrás, sin embargo; antes de que diese un paso más, se quedó estático en su lugar al ver algo inesperadamente sorpresivo.

 

Ahí, frente a sus ojos, estaba Seijuuro y…

 

Furihata Kouki.

 

Ambos tomados de las manos, juntos y unidos. Indudablemente, era la primera vez que Kuroko chocaba con la figura de Furihata, nunca antes lo había visto pero lo había logrado  reconocer por       las fotos que el expediente que Murasakibara le había entregado contenía, ahí se encontraban las fotos de Akashi, Furihata y del hijo de ambos junto a la prueba de paternidad. Pero, lo que Kuroko no lograba entender es porque Furihata y Akashi estaban juntos. Se suponía que ellos dos no guardaban ese tipo de relación, no obstante, estaban sujetados de las manos y dedicándose miradas de amor. Kuroko podía reconocerlo, esas eran las miradas de una pareja enamorada.

 

Akashi jamás le había dedicado esa sonrisa a el.

 

Tetsuya sonrió.

 

Y eso era perfecto.

 

Porque significaba una sola cosa, Akashi estaba enamorado.

 

Kuroko seguía sin comprender como es que aquello había pasado, no lo entendía, pero no importaba, lo verdaderamente resaltante era que ahora Seijuuro tenía a alguien a quien amaba y claro, Tetsuya quería pagarle con la misma moneda.

 

No tenía nada contra Furihata. Pero estaba cegado, totalmente destrozado y dolido; y si tenía que destruir a Kouki para hundir a Akashi…

 

Lo haría.

 

 

-w-

 

 

Akashi empujo levemente a Furihata sobre su cama, como si de algo sumamente delicado se tratase, y le planto un beso en medio de su acalorada pasión surgente, y es que no podía soportarlo más, deseaba hacer a Furihata un desastre debajo suyo, besarlo, marcarlo y dejarle bien en claro que jamás lo dejaría ir. Atrás habían quedado su calma y envidiable templanza. Su mente no podía razonar más. El recipiente que contenía su tranquilidad había colapsado en medio de una tormenta de cariño, amor y deseo.

 

Furihata le había dado lo que tanto había deseado.

 

Le había dado amor. Le había dado comprensión. Le había perdonado. Y ahora se entregaba completamente en cuerpo y alma. Cada una de esas pequeñas cosas solo lo incitaban mas y mas hasta explotar y dejarlo completamente derrotado frente a la irremediablemente tormenta que Kouki significaba. Furihata era su revolución, su cambio, su salvación. Apretó sus labios con desesperación contra los de Kouki y mordió con pasión cada tramo de piel.

 

Furihata solo gimió y se movió  como un cachorrito domado en el fuerte calor que Seijuuro le brindaba. Su cabeza daba vueltas, lo traían de un lado hacia otro. Y lo único que sus sentidos le indicaban hacer era chupar  la lengua de Seijuuro mientras le abrazaba con los brazos y las piernas, atrayéndolo lentamente hacia su cuerpo, hundiéndolo en su calor.

 

Los sonidos de besos llenaron la habitación, de pronto, los abrigos y otras prendas exteriores quedaron regadas sobre el suelo, Furihata solo se había quedado con una ligera playera blanca mientras que Akashi aun mantenía su fina camisa, sin esperar un minuto más volvieron a unir sus labios en un gesto desesperado.

 

Kouki aun gimiendo en la boca de Akashi, llevo sus manos en dirección  a los botones de la camisa de Seijuuro y comenzó a separarlos uno por uno, lento y firme, como si el solo contacto lo quemara. Su piel ardía y no podía hacer nada más que pensar en tener a Seijuuro en su interior, empujándolo con todas sus fuerzas y besándolo con pasión.

 

No obstante.

 

Unos pequeños golpecitos los hizo despertar de su encandilado deseo.

 

Furihata detuvo cualquier movimiento y empujo a Seijuuro lentamente, sin ser brusco ni frio, un pequeño hilo de saliva se deslizo de los labios de ambos y se miraron por un momento a los ojos.

 

Definitivamente no estaban contentos por la inesperada interrupción.

 

Los golpes continuaron de forma constante.

 

Seijuuro miro con molestia en dirección a la puerta. No podía creer la insistencia de sus empleados sobre todo cuando había dejado bien claro que no quería ni un tipo de interrupción, todo podía irse al diablo. Sin embargo, siendo como era, no tuvo mas remedio que bufar molesto, colocarse algunas de sus ropas con velocidad y atender aquel llamado. Furihata hizo de igual manera.

 

Cuando Akashi se dispuso a abrir la puerta, lo primero en que pensó fue en soltar una reprimenda lo suficientemente fuerte para poner sobre aviso a sus empleados, no obstante, la cara totalmente aterrada de su cocinera le recibió. La mujer que llevaba años trabajando ahí, se puso a temblar apenas le vio y a balbucear un montón de cosas incomprensibles. Seijuuro frunció el ceño. No entendía el escándalo. Solo había logrado descifrar el hecho de que tenía una visita inesperada esperando por él, en el enorme salón.

 

Soltó un suspiro agotado, no lograba adivinar quien era, y siendo perfectamente consciente que de continuar en la misma situación no llegaría a nada, le pidió a su, ahora esposo, que le esperase unos cuantos minutos. Kouki no se opuso en absoluto y solo le despidió con un tierno gesto a lo que Akashi correspondió de igual forma.

 

Una vez fuera de la habitación, la mujer le siguió en silencio. Akashi no entendía ese inesperado comportamiento, su cocinera siempre pero siempre tenia la mala costumbre de hablar hasta por los codos, pero ahora, ahora solo estaba muda y con ojos abiertos.

 

Akashi se froto la cien.

 

Aquello le resultaba inaudito.

 

Cuando llego al salón, la mujer hizo una reverencia y se despidió; Seijuuro solo asintió en silencio, relajo los hombros y camino hacia donde se suponía estaba su invitado. La luz del candelabro le recibió.

 

Akashi entrecerró los ojos con molestia.

 

Hasta que…

 

Lo vio.

 

Tetsuya estaba sentado sobre el enorme sillón, su ropa estaba mojada y sus zapatos se encontraban llenos de barro. Pero sus ojos, los ojos de Kuroko estaban sobre los suyos.

 

-Ha pasado tiempo-susurro. Kuroko se levantó y comenzó a acercarse lentamente a Akashi, ubicándose a unos pocos centímetros de su rostro- Seijuuro  kun- pareció murmurar con cierto toque sereno, lento y atrapante.

 

Akashi abrió los ojos sorprendido, sin entender nada de lo que sus ojos le hacían ver. No podía ser cierto, no podía estar pasando. Tetsuya estaba frente a sus ojos. Vivo. El estaba ahí. Respirando a lado suyo. No. No podía ser cierto. Tenia que estar alucinando.

 

Tenia que…

 

Kuroko se acercó lentamente a sus labios, respiro junto su piel, le acaricio con su toque y le beso. Fue fugaz, fue rápido, fue doloroso, malditamente doloroso. La piel de Akashi quemo.

 

Se quedó estático.

 

Era real.

 

Kuroko estaba ahí.

 

Y era real, y y y

 

El pequeño sonido de unos pasos le hizo girar con rapidez. El corazón de Akashi palpito con fuerza.

 

Kouki estaba del otro lado del salón mirando todo con sorpresa. Los sentidos de Seijuuro colapsaron. No. Furihata le miraba con dolor, con confusión, con decepción.

 

No…

 

Seijuuro negó, pero antes de que pudiese pronunciar siquiera alguna silaba. Kuroko estaba dirigiendo sus pasos en dirección a Furihata. Tetsuya se movió con rapidez, se ubico frente al amante de su esposo, porque si, eso era lo que Kouki representaba en esos momentos y sonrió- Es un placer conocerte-fingió amabilidad- Furihata kun-pronuncio-  yo soy Akashi Tetsuya- finalizo, como si estuviese dibujando cada una de sus palabras.- el esposo de Seijuuro.

 

Silencio.

 

Furihata miro desconcertado a Kuroko.

 

El…

 

Esa persona era a quien supuestamente había arrollado con un auto.

 

Pero estaba ahí. Viva.

 

Y…

 

Tetsuya se acercó lentamente a su cuello, Furihata dio un paso hacia atrás en respuesta y se cubrió abochornado. No entendía. No entendía absolutamente nada.

 

-Furihata kun- Kuroko le volvió a llamar- ¿Podrían acaso esas marcas ser lo que estoy pensando?

 

-¿Eh?- Furihata quedo en blanco ante aquella declaración, no sabía que responder, estaba totalmente confundido.

 

No obstante, jamás espero lo siguiente, Kuroko alzo una de sus manos y le dio una cachetada sin más.

 

 

.

.

.

 

Notas finales:

Y aqui termino, espero les haya gustado. 

Avances del proximo capitulo: ¡¿QUE HACES BESANDO A ESE CHIHUAHUA?!

A continuacion les dejo un pequeño comentario de mi amiga Alma xD : "Y así señoras y señores vimos la conversión en que el inocente Kuroko paso a ser putoko, el que no nacio para amar si no para cumplir su verganza"

xD Porfavor tomenselo con humor. 

A mi si me hizo reir.

¡Muchas gracias por leer!


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