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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

Hola :DD aqui les traigo otro capitulo de este fic. Como siempre me disculpo por la demora y por las fallas ortograficas y los horrores que encuentren. Otra vez estoy corta de tiempo por lo que ni siquiera pude revisar el cap :c . Soy un desastre :'D

Como siempre agradezco mucho sus reviews. Me animan y me dan fuerza :DD.

Por cierto me pidieron que aclarase sobre las parejas del fic. Pues solo decirles que las parejas oficiales son las del resumen y que esta historia va a tratar justamente del desarrollo de todas las relaciones de los chicos. Gracias por la comprension :DD

PD: LOS PARRAFOS EN  CURSIVAS SON FLASH BACK

DISCLAIMER: Los personajes de Kuroko no Basket no me pertenecen son obra de Tadatoshi Fujimaki

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El dia que lo conocio las estrellas de la noche relucían como nunca antes lo habían hecho.

 

 

Una noche contigo en el puente de la ciudad.

 

 

Él no era persona feliz. Él lloraba en silencio. Él odiaba su mundo.

 Odiaba a sus padres. Odiaba su vida. Odiaba a sus amigos. Odiaba a todo el maldito mundo. A sus doce años Kise Ryouta detestaba su vida, todo era blanco y negro en su mundo. Un mundo de mierda que le rodeaba. El problema no era escases de dinero ni mucho menos atención o algún otro factor decisivo a su edad. El problema era sentirse engañado por sus padres y todo aquel ser que le rodease.

 

Siempre tratado como un objeto. Se repitió con la cabeza gacha en medio de aquel puente rodeado por la oscuridad de la noche. Ya no lo soportaba. Ni los halagos falsos. Ni las mentiras bien armadas. Simplemente ya no podía continuar. Apretó los puños con rabia y frustración contenida y sin pensarlo una sola vez, se subió a uno de los soportes de aquel puente. Respiro profundo y miro el vacío de la oscuridad. Morir, eso era mejor a seguir siendo usado.

 

 

Cerró los ojos y abrió los brazos. “Esta noche”,  se dijo a sí mismo, “acabare con todo”.

 

 Sin embargo

 

 Antes de querer  dar un paso al vacío; sintió ser sujetado del brazo impidiendo cualquier acto suicida de su parte. Sin darse cuenta volvió a tocar el frio piso del puente  en los brazos de su salvador. No, él no quería eso.

Sus ojos dorados se llenaron de lágrimas y pataleo en su lugar. Él  quería vivir ¿Qué diablos se supone que estaba haciendo? ¿En que estaba pensando? Se acurruco en los brazos de su salvador y lloro. Lloro porque se sentía confundido y dolido. Lloro por su estupidez reflejada. Lloro porque había estado a punto de perder su vida. Y en medio de aquel shock. Lo vio, vio aquella cadena en el pecho de aquel extraño.

 

 Después de todo lo sucedido, sus ojos cansados se cerraron y todo a su alrededor se volvió negro…

 

Desde aquel día, el de cabellos dorados siempre le debería la vida

 

Siempre le agradecería por ello

 

 Siempre le buscaría

 

-w-

 

 

 

Furihata observo su reflejo en los cristales de aquella ventana que daba al patio de la prisión. Se veía de alguna forma muy diferente a su yo de hace un año. A su yo de hace tres meses. A su yo de hace una semana.

 

 Todo era tan raro.

 

 Su vida había dado un giro radical desde el momento en que le anunciaron que tendría un bebe. Le había sorprendido totalmente y por supuesto no lo había aceptado desde el principio.

 

 Se había negado totalmente

 

 

Natural. Todo el mundo había entendido esa reacción como algo natural dado a las circunstancias en las que el castaño se encontraba, tener un bebe en la prisión no era algo lindo, ni motivo de alegría y menos de sonrisas.

Miro nuevamente su reflejo y por un momento entendió y comprendió su situación. Él bebe no tenía la culpa eso ya era un hecho, pero aun así le costaba aceptarlo. No lo odiaba. No podía hacerlo jamás. El problema era él mismo.

 

 ¿Cómo tenerlo? ¿Cómo amarlo? ¿Cómo criarlo sin dolor?

 

 Agacho la cabeza y maldijo internamente. Ya no quería lamentarse pero Kouki sentía su piel y su corazón morirse lentamente. ¿Podía ser esto aún más doloroso?

 

 De verdad sentía que ya no podía soportarlo…

 

 — ¡Furi chan!

 

 La alegre voz de Takao lo regreso a la realidad, levanto la vista y le dio una señal con su mano a modo de saludo. El pelinegro se acercó hacia él e hizo lo mismo. Era como un tipo de comunicación entre ellos dos. Algo raro y fraternal.

 

— ¿Qué se supone que haces aquí solo, Furi chan? Deberías estar en cama y descansando—le regaño Takao adoptando la pose de una mamá preocupada. Para el pelinegro, Furihata se había convertido en uno de sus amigos más preciados a pesar de tan solo llevar un mes conociéndolo. Su amistad se había incrementado y muy en el fondo Takao se sentía identificado con él.

 

 Kouki agradeció internamente por ese acto de preocupación.  Relajo los hombros y suspiro—Estaba un poco aburrido dentro de la enfermería. Ya me siento mejor así que pensé que podía salir solo por un momento—respondió despreocupadamente.

 

 

—Aun así debes cuidarte Furi chan—Takao negó con la cabeza ignorando cualquier tipo de excusa. No quería imaginar un nuevo desvanecimiento de parte del castaño, le preocupaba extremadamente lo que pudiese pasarle a Furihata si  alguien no estaba a su lado para vigilarle.

—Comprendo—asintió lento—Takao, las palabras que me dices son como un recordatorio de que ahora soy responsable de otra persona, aparte de mi claro—apretó los labios sintiendo una pequeña presión en su corazón—Estoy asustado—susurro liberando un poco de su pena y tristeza. Furihata se sentía como un pequeño gusano revolcándose en el suelo tratando de avanzar. Sabiendo y recordando a cada momento que se encontraba demasiado limitado.

 

 

—Furi chan—la expresión del pelinegro se sereno y entrecerró los ojos—Comprendo tus sentimientos Furi chan. Los comprendo perfectamente, sé que estas asustado y que tienes mucho miedo de no poder tu solo con esta vida que te ha tocado. Pero…—cogió las manos de Furihata y sonrió—Piensa que a partir de ahora ya nunca más estarás solo, Furi chan. Ahora tienes un fuerte motivo para pelear y levantarte de este desastre de vida. Lucha por él, Furi chan. Lucha por tu bebe, por esa persona que depende de ti  y que te sonreirá a cada momento. Piensa en tu bebe cuando comience a caminar, cuando comience a hablar, cuando diga que te quiere y que eres la persona más importante en su vida. Piensa en él cuando salgas de este lugar Furi chan, serás muy feliz junto a tu madre y tu bebe—apretó las manos del castaño dándole valor—Por eso…Por eso no pierdas la esperanza y se fuerte.

 

 

Los ojos de Furihata se cristalizaron sintiendo cada una de las palabras de Takao en el fondo de su corazón. Kouki nunca en su vida había sido bueno para cuidar y proteger.  Mejor dicho, jamás le había tocado desempeñar tales funciones- siempre era él a quien protegían-. Pero por ahora, se dijo a sí mismo, por ahora de verdad quiero ser fuerte y llenarme de  energía para proteger lo que más quiero. Las lágrimas descendieron por sus mejillas y bajo la cabeza para evitar sentirse débil.

 

 Por primera vez se sentía con la capacidad de levantarse nuevamente.

 

 Ya no sucio.

 

 Ya no culpable.

 

 Ahora se sentía como una persona nueva.

“Lucha conmigo” —se dijo— “Vive conmigo” —susurro— “No te rindas nunca”

 

 

-w-

 

Gradualmente el tiempo fue pasando. Y así como pasaba el tiempo, Kouki se sintió extraño al sentir los movimientos de su bebe, ahora podía afirmar con una sonrisa en el rostro que eso le hacía inmensamente feliz. Las pataditas de su bebe eran casi como una linda caricia. Se sentía  tan tonto. Tonto y a la vez lleno de ilusión. El tiempo pasaba y poco a poco su condena se iba recortando. Tenía que tener fe, el mismo se había prometido no rendirse nunca y ahora realmente creía que podría llegar a ser feliz junto a su pequeño.

 

 

— ¡Hey, 20152671! —de pronto la gruesa voz de  una de las guardias lo crispo. Se giró asustado y fijo la vista en aquella mujer aterradora. Oh dios, no recordaba haber hecho algo malo durante todo el maldito día como para ser castigado.

 

 

— ¿Sucede algo? —pregunto con cautela. No podía dejarse golpear por nada del mundo así que lo mejor era obedecer tranquilamente—Termine con mis tareas en el pabellón B, y ninguna oficial me encomendó más tareas— bajo la cabeza en señal de respeto. “Se normal Kouki”, se repetía a sí mismo, se malditamente normal.

 

 

 

—Muy bien— chisto la mujer molesta- algo muy típico de los guardias- Se dio media vuelta y se cruzó de brazos—T e están esperando en la recepción—anuncio sorpresivamente provocándole un pre infarto al pobre castaño.

 

 

 

Kouki alzo una ceja totalmente extrañado. Eso no podía estar pasando, hace bastante tiempo que su familia no le visitaba en absoluto. Solo su madre; pero lastimosamente ella había caído enferma hace poco tiempo.

 

 

 

Sin tiempo de poder preguntar sobre aquella visita, fue esposado y prácticamente arrastrado hacia la sala especial de visita. Se sentó lentamente tratando de acomodarse en su asiento debido a su abultado vientre y respiro profundo. No entendía nada. Furihata no tenía ni la más mínima idea de la persona que le visitaba.

 

 

Espero unos cuantos minutos- carcomido por los nervios- hasta que finalmente la puerta del otro lado del cristal se abrió, dando paso a una persona de cabellos rojizos con aquel porte y perfil que nunca quiso volver a ver.

 

 Todo su mundo se quedó en silencio.

 

 Furihata se sintió morir. Se sintió patético. Se sintió pequeño.  Se sintió destrozado y por primera vez en meses…

 

 Tuvo miedo.

 

 Sin piedad. Sin temor. Sin pena. Sin compasión… Akashi Seijuuro le sonreía de una manera  tétrica y psicópata. ¿Quería intimidarlo? Tal vez, ¿Quiere atormentarlo? Siempre, ¿Quería verlo sufrir? Para eso vivía.

 

 

 

Seijuuro movió la cabeza para darse con una mejor vista de lo deplorable que se veía aquel ser ante sus ojos. “Como un pobre objeto, maltratado y sucio” pensó fugazmente. Se sentía dichoso al ver los resultados del perfecto castigo que había impuesto sobre Furihata, las cosas estaban mejorando poco a poco como una marea lenta pero deliciosa. Perfecto. Se irguió sobre su asiento  con refinada elegancia, cogió el micrófono que llevaría sus palabras a los oídos de Kouki. Todo se acomodaba en esa realidad en la cual podía castigar y torturar.

 

 

—. Tu aspecto ha mejorado notablemente—exclamo, viendo y degustando cada expresión horrorizada del castaño. Quería más, más sufrimiento, más dolor, más pena. Después de todo Furihata era el objeto de toda su atención actualmente y quien sabe tal vez para siempre.

 

 

 

— ¡U-Usted!—balbuceo Kouki con los nervios a flor de piel— ¡¿Qué hace usted aquí?!— grito alterado sintiendo un temblor en todo su cuerpo. No quería ver a Akashi Seijuuro, no quería si quiera notar ese aire arrogante. Esa persona era la culpable de su sufrimiento. No podía aguantar tremendo arrebato.

 

 Sin embargo, Seijuuro no dejaría que su momento pleno termine tan rápidamente, eso sería devastador y poco conveniente—No estas siendo educado, Kouki—pronuncio sarcásticamente pero manejando su voz para aparentar seriedad y calma. Lo mejor, se repitió, era tratar a Furihata con tacto parcial y sutil. No convenía alterarlo y mucho menos en el estado en el cual se encontraba. Entrecerró los ojos para concentrarse nuevamente en el objetivo de su visita — Este castigo es algo que te mereces por supuesto pero…—levanto la mirada y abrió sus ojos mostrando el dorado y rojo que le caracterizaba—Hoy solo he venido a comprobar tu estado—agrego sin una pizca de exaltación

 

 

 

Furihata cerró los puños sintiéndose indignado por el actuar de esa persona. — ¡¿Porque?! ¡¿Por qué se empeña en atormentarme?! ¿Acaso esto no es suficiente castigo? ¿Qué es lo que quiere?—sus ojos se llenaron de lágrimas recordando todo lo que había tenido que pasar. Todo por una injusticia. Dolía. Dolía mucho cada vez que ese hombre le atormentaba. Ya no quería recordar ni mucho menos sentir. Pero por sobre todo ya no quería sufrir— ¡Soy inocente! ¡Yo no mate a nadie!—no se cansaría de repetirlo. Jamás lo haría.

 

 De pronto un golpe seco resonó en la habitación.

 

 Akashi se levantó molesto, exaltado e indignado de su lugar y acerco su rostro al cristal que le separaba de Furihata—Las pruebas no dicen eso— pero Furihata se empeñaba en recalcar su inocencia. Seijuuro mostraba total indiferencia a aquellas palabras que en su opinión no tenían valor. Las cosas ya estaban hechas así que no había nada más que discutir— Mantente cómodo en este lugar—levanto una de sus manos sobre el cristal. Furihata Kouki no se libraría tan fácilmente de él, tan fácilmente de su corazón herido y sus sentimientos rotos—Porque te juro que cuando salga, todo se volverá muy incómodo.

 

 

La obsesión, fue el comienzo de mi sucio amor

                             

 

 

-w-

 

 

Levanto una de sus manos hacia el techo maltratado de la celda y sonrió. Todo se reducía a cuatro paredes. Como siempre. Desde hace cuatro años todo se había tornado diminuto en su pequeño mundo. Tan, tan egoísta. Pero a pesar de su situación y su realidad de mierda, él sonreía como si  todo fuese parte de una gran comedia de teatro. Suspiro y bajo una de sus manos en dirección a sus ojos. A pesar de su egoísmo, a pesar de sus propias tonterías, a pesar del dolor. Takao Kazunari  seguía pensando en él, seguía extrañándolo a él, seguía amándolo a él.

 

 

 

— ¿Tú también piensas en mí? —murmuro lento. Y como tantas veces había pasado, casi como un efecto secundario de sus sentimientos deshechos. Una vez más, en su momento de soledad se sintió como el hombre más desdichado del mundo— Shin chan— una pequeña lágrima resbalo por su mejilla. Se abrazó a sí mismo y suspiro. Quería recordarlo, no importaba si no lo merecía pero solo, solo por ahora quería recordarlo de nuevo como en sus más hermosos sueños de amor.

 

 

 

 

 

.::.

 

 

 

 “Lentamente se acercó al gran chico de cabellos verdes que tenía frente a él. Era impresionante. Grandioso. Cada partícula de aquel muchacho le llamaba la atención, casi como un encantamiento.

 

 

—Takao— de pronto su objetivo dio media vuelta y le encaro con el ceño fruncido. Lo había molestado de nuevo— ¿Por qué me sigues? Ya te dije que no pienso arrastrarte conmigo

 

 

 

El pelinegro se remolió los labios en signo de nerviosismo y cerró los ojos. No podía rendirse tan fácilmente. No aun— ¡Por favor Shin chan! — Suplico con las mejillas infladas— ¡Quiero verte jugar basket! Todos en la escuela dicen que tus tiros son grandiosos—sus ojos brillaron al recordar las palabras de todos sus compañeros— Soy el único que desconoce tu gran habilidad— se quejó con un puchero. Todos en la maldita escuela conocían lo magnifico que Midorima era con el basket. Es por eso que no podía soportar ser el único tonto que no conocía tal aspecto de su novio. Eso no era para nada normal, es más, se sentía ofendido al ver lo poco que conocía del peliverde.

 

 

 

—No iras a ningún lado conmigo— sin embargo Shintaro no compartía los mismos pensamientos que Bakao Kazunari.

 

 

 

— ¡Por favor Shin chan! — continuó suplicando enérgicamente. Ya no quería seguir perdiéndose de cosas tan importantes — Quiero conocer cada uno de tus puntos buenos y malos…Quiero aprender más de ti…Quiero que confíes en mi…”

 

 

 

 Porque quiero quedarme contigo siempre

 

 

 

.::.

 

 

—Si tan solo hubieses confiado en mí, Shin chan—murmuro. Había cometido tantos errores…tantos que seguramente ya no podía equivocarse  más. Levanto una de sus manos y vio de nuevo aquel anillo de bodas que le había marcado— Nunca comprendiste lo mucho que te amaba…

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Notas finales:

Bueno hasta aqui llego. No se que decir solo que :c senti que no di todo de mi en este cap. Estupida universidad :c prometo mejorar en los siguientes. ¡Gracias por leer!


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