Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Colors Spell por AleChun

[Reviews - 319]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, aqui les traigo otro capítulo de esta historia :'DD. Disculpen la demora, como ya lo habia mencionado anteriormente la universidad me esta azotando :'c . Bueno ya no sigo con mi drama. Espero que este capitulo les guste y como siempre perdonen la fea redacción y ortografia. Agradezco mucho sus bellos reviews, me animan a continuar :'D ¡Gracias! . Disfruten su lectura 

DISCLAIMER: Los personajes de Kuroko no Basket no me pertenecen son obra de Tadatoshi Fujimaki.

Suspiro por décima vez al mirar el enorme candelabro de su sala. Le encantaba, le fascinaba, le dolía. En esta vida hay dos cuestiones que él tuvo que aprender de mala manera.

 

El amor no existe y las ilusiones se rompen.

 

Resumiéndolo sencillamente, él estaba aburrido y aturdido de esa situación; de esa situación tan molesta y abrumadora, de esa situación tan…

 

— ¿Podrías poner atención a lo que estoy hablando?—los ojos rojos y profundos de Akashi le miraron con pronunciada molestia. Esos ojos que le causaban un tipo de escalofrió en su cuerpo, algo difícil de superar. Siempre, siempre, siempre. Akashi siempre había sido tan cruel…—Presta atención, Ryouta

 

El rubio sonrió y con los ojos entrecerrados volvió a tomar asiento en su lugar original. La verdad era que estaba demasiado acostumbrado a esos encuentros para nada lindos con Akashi, muy acostumbrado. Tan acostumbrado que aun así le causaban náuseas y una necesidad imperiosa de salir corriendo como un maldito cobarde—No es necesario que te preste atención, Akashicchi—susurro en un hilillo de voz sintiendo una pequeño opresión en su corazón—No me gusta escuchar cómo me informas de la vida de Kagamicchi

 

Si, esa era la verdad.

 

Una verdad que le dolía en lo profundo de su corazón.

 

Que dolor más desgarrador

 

Akashi bastante acostumbrado a ese tipo de respuesta se acomodó en el cómodo sillón de cuero y movió la cabeza a un lado dándose un aire de supremacía—El acuerdo era que yo te informase de la vida de Taiga cada semana—una expresión un tanto perturbadora se asomó por su rostro, esa sonrisa tan sádica y tan cruel que le gustaba caracterizar con cada movimiento placentero en su duro corazón, ese corazón que ya no sentía nada—y eso es lo que estoy haciendo justo ahora.

 

La sonrisa del rubio desapareció totalmente. Ahí estaba de nuevo, Akashi estaba jugando con sus sentimientos nuevamente—Estar encerrado en una cárcel de máxima seguridad no es una vida—pronuncio fríamente sin algún tipo de expresión, solo con un corazón ya bastante herido y con un fuerte sentimiento de culpabilidad.

 

—El encarcelamiento de Taiga era algo sencillamente inevitable—por supuesto que lo era y eso estaba bien definido dentro de los planes de Seijuuro. Todo tenía que salir perfecto, todo tenía que salir ideal, todo tenía que ser tal y como sus palabras lo habían designado.

 

— ¡No es cierto!—grito Kise bastante frustrado cansado de la misma respuesta, cansado de tanta mierda y mentiras en una sola oración. No podía soportarlo, ya no podía soportar seguir viviendo y pensando que por su culpa Kagami estaba pagando un crimen sin nombre y procedencia— ¡Tú me engañaste! ¡Me engañaste para encarcelar a Kagamicchi!  ¿Y para qué?—sus ojos se llenaron de lágrimas. Su cuerpo se llenaba de angustia nuevamente—Solo para que pudieras casarte con Kurokocchi

 

Akashi observo en silencio aquel arrebato tan descabellado de parte de Kise. Por supuesto que le desagradaba, en demasía. Pero, se repitió mentalmente, la última palabra la tengo yo. Y siempre seria así, hasta el fin.

 

Sin embargo Kise esta vez no se quedaría callado después de una de las miraditas atravesadoras de Akashi. Ya no lo haría, nunca más—Pero al final no conseguiste nada, Akashicchi—fijo sus orbes doradas en el semblante de quien alguna vez fue su amigo y quien ahora era su peor verdugo—Kurokocchi  está muerto

 

Seijuuro apretó los puños y con rabia contenida mantuvo su expresión serena y digna de un Akashi, de una persona genial y única como lo era él. Jamás, nadie nunca lo haría cambiar, eso ya estaba decidido—por supuesto —afirmo condescendientemente con el gusto de verse aún por encima de Kise—al igual que tú, Ryouta. Nunca podre tener a la persona que amo—se irguió sobre su lugar —estamos condenados—pronuncio lentamente y desgarradoramente importándole poco el daño que el mismo se hacia

 

Ahí culminaba la tan dolorosa reunión de los viernes…

 

Otra vez Akashi había ganado…

 

Otra vez Akashi le había lastimado…

 

Después de aquello Akashi se levantó y con un elegante gesto se despidió de Kise ignorando totalmente la expresión dolida del rubio.

 

 La puerta de aquel lujoso departamento se cerró y con las pocas fuerzas que aun tenia, el rubio trato de dar unos pasos hacia su dormitorio. Ya no lo resistía, ya no podía seguir de pie, ya no podía… Cayo al suelo y con lágrimas en los ojos grito, sus manos se cerraron en un puño y golpeo con todas sus fuerzas el frio suelo de madera. Amaba tanto a Kagami Taiga que en su desesperación y sin siquiera pensarlo había cometido un grave error. Un error del cual se arrepentía profundamente, tan profundo como una herida de bala— ¡No quería hacerlo!—nadie podía escucharlo pero aun así gritaría, gritaría por su pecado y por el amor tan  asfixiante que sentía. Por ese amor que jamás pudo tener—Yo solo quería que Kagamicchi fuera mío

 

Dolía tanto porque él era uno de los principales culpables de la desgracia de Kuroko y Kagami. El principal culpable de haberlos separado tan crudamente, el principal coprotagonista del plan malvado de Seijuuro para poder obtener a Tetsuya, el principal contacto para encerrar a Kagami tras las rejas. Lo sabía a pesar de lo cruel que podía ser, Ryouta sabía que todo había sido un plan bien armado y él había caído como un tonto en las mentiras y promesas de Seijuuro.

 

Se sentó en el suelo y con las mejillas mojadas y ropa sucia llevo sus manos a su dorado cabello. Ya no lo soportaba, ya no lo aguantaba, ya nada importaba porque al final siempre terminaba haciendo lo mismo. Tiro de uno de sus mechones dorados y sonrió. Podía sentirlo, sentía que su respiración volvió a ser la misma, se sentía más tranquilo, más en paz consigo mismo. Volvió a tirar de una de sus cabellos sintiendo nuevamente aquella calma tan confusa y placentera que a pesar de todo se volvía en una droga destructora dentro de sus sentimientos. Ya no le importaba su imagen como modelo mundial, ya no le importaba nada. Volvió a tirar de sus cabellos una y otra vez hasta arrancarse la mayor parte de sus preciosos cabellos dorados. Ya estaba hecho y nadie podía detenerlo.

 

Sufre conmigo

 

 

  -w-

 

 

Podía verlo como si de una escena de película se tratase. Las gotas de la lluvia caían una a una empañando y mojando los enormes ventanales de su oficina privada pero a pesar de ella él se mantenía imperturbable en su lugar. Ya lo había pensado mucha veces, ya lo había aceptado un millón de veces y es así como siempre tenía la respuesta a todo su desamor.

 

—Sigo amándolo como la primera vez que lo vi—murmuro con un aire de derrota y resignación. Midorima Shintaro no era una persona que pudiese decir sus sentimientos tan fácilmente, pero ahora… justo ahora se sentía capaz incluso de perder un poco de su orgullo. Habían pasado más de tres años desde la última vez que lo vio, tres años después de despedirse en la corte superior, tres años sin la presencia de él, tres años en los que se convenció que lo amaba profundamente—Takao—acerco una de sus manos a los cristales de su ventana y clavo la vista en las gotas de lluvia del exterior. La lluvia le recordaba a él, tan rebelde…

 

—Señor—de repente la voz de su secretaria le saco de sus pensamientos ilusorios  llenos de amor y de un sentimiento extraño alojado en la boca de su estómago—disculpe mi intromisión—se disculpó rápidamente la secretaria al notar el rostro molesto de Midorima—el señor Murasakibara desea verlo—explico tratando de no sonar muy precipitada

 

Midorima que hasta entonces había conservado una expresión seria refunfuño molesto—dile que pase—ordeno molesto, no muy convencido de aceptar la visita del gigante peli morado puesto que la mayor parte de veces que se encontraba con Murasakibara siempre terminaba en una discusión sin fundamento. Suspiro. Y pensar que alguien como él este comportándose como un niñito era inaceptable.

 

La secretaria asintió con un movimiento de cabeza algo torpe y salió apresurada de la oficina del peli verde.

 

Una vez que Midorima dio vuelta a su asiento pudo percatarse que Murasakibara ya estaba sentado cómodamente en uno de sus lujosos sillones.  Alzo una ceja en total desacuerdo con el comportamiento tan grosero del peli morado. Murasakibara era simplemente incorregible— ¿En qué puedo ayudarte?—pregunto cortes, como siempre.

 

— ¡Oh! Mido chin—canturreo el peli morado con su típica voz infantil y semblante relajado. A diferencia de casi todos los socios que Midorima poseía, él más tranquilo y sereno siempre era Murasakibara, tan gentil y tranquilo que a veces parecía mentira aquella personalidad— ¡Necesito tu ayuda!—pidió con un puchero infantil.

 

Midorima cansado de tantas expresiones entrecruzo sus dedos y apoyo su barbilla en ellos. Eran por momentos como estos que hacían que se sintiese un tipo de niñera personal de un niño súper desarrollado—¿Qué necesitas?—respondió al instante, necesitaba terminar con lo que fuese que Murasakibara le pidiese para así por fin volver a su momento de soledad placentera y abrasadora.

 

—Pues veras—alargo las últimas palabras mostrando tristeza en sus palabras— ¡No quiero comprometerme con Aka chin!—grito con los puños cerrados imitando el berrinche de un niño pequeño. Estaba enfadado, muy enfadado por la repentina orden de su padre de casarse con Akashi Seijuuro quien había enviudado recientemente.

 

—Entonces simplemente niégate —respondió Shintaro ya bastante cansado con ese asuntito. No era la primera vez que discutía el mismo problema con Murasakibara, al final siempre llegaban a la misma conclusión irracional y un tanto estúpida.

 

—Pero no puedo desobedecer a mi padre—perfecto, Murasakibara lo había dicho de nuevo. La conclusión siempre era la misma tontería. El peli morado suspiro y bajo la cabeza desanimado. La verdad es que no quería casarse de esa manera. Por muy tonto que suene, Murasakibara soñaba con casarse enamorado y no de la manera que su padre le ordenaba.

 

—De cualquier forma—continuo el peli verde con un movimiento de manos—Akashi tampoco está de acuerdo con el compromiso—y eso era lo más irónico dado que Seijuuro nunca en su vida había desobedecido a su padre— es cuestión de tiempo para que el compromiso se vea disuelto—aseguro con extrema confianza en sus palabras. Shintaro no era un experto en asuntos personales pero casi podía asegurar que Akashi ya tenía algo en mente para anular la “inaudita” orden de su padre.

 

Aun recordaba las palabras del pelirrojo “No existe ni una sola persona que pueda poseer más poder que yo. Ni siquiera mi padre”. De tan solo recordarlo le causaba un pequeño escalofrió. Shintaro lo sabía…Akashi se había vuelto más cruel después de la muerte de Kuroko.

 

—Un tanto psicópata—susurro al aire olvidando por unos segundos la presencia de Murasakibara. Tal vez era cuestión de tiempo para que el otro Akashi vuelva a salir.

 

 

-w-

 

 

Podían pasar miles de años y aun así Kouki no podría acostumbrarse a ese tipo de vida. Simplemente era inaceptable…

 

Doloroso

 

Fuera de serie

 

Camino con la cabeza gacha por los pasillos de la prisión. Era el periodo en el cual podían salir de las celdas por unos momentos y Kouki aprovechando aquello creyó que lo más conveniente era darse una ducha en los baños de la prisión. Se sentía un poco cohibido en aquel lugar, todas las personas se veían aterradoras además de que la gran mayoría estaba en ese lugar por crímenes horribles. Furihata aún no podía entender porque había sido mandado a esa prisión tan lúgubre y horrible. Después de unos minutos llego a las tan preciadas duchas, con cautela se quitó las prendas de su cuerpo y se insertó en el cubículo más alejado de la puerta.

 

Giro la manilla y poco a poco el líquido transparente fue cayendo por su cuerpo. Cerró los ojos y se permitió relajarse, se sentía tranquilo y sereno debajo del agua. Inexplicablemente todo era tan diferente de la realidad. De repente un ruido estridente rompió la calma que había conseguido, la puerta del baño se abrió y la cortina de su mente cayo.

 

—Pero que tenemos aquí—susurro un hombre con el uniforme de la prisión. Era uno de los prisioneros pero ¿Por qué? ¿Por qué lo estaba acorralando? Y ya no era solo uno sino dos, tres, cuatro hasta cinco. Kouki no lograba entender que estaba pasando, por más que lo procesase no encontraba una respuesta. Se sentía asustado y con ganas de gritar, con muchas ganas de huir.

 

Pero fue entonces que noto un detalle. Un detalle aterrador…

 

Todos

 

Todos tenían navajas en las manos

 

No por favor

 

— ¿Motivo de su encarcelamiento?—pregunto uno de los hombres, al parecer el más viejo y por lo tanto el líder de aquella aglomeración.

 

—Atropello

 

La respuesta no se hizo esperar y Kouki sintió su corazón oprimirse con el primer golpe que cayo contra su rostro. La fuerza de aquellos sujetos era demasiada que inevitablemente se vio en el suelo siendo pateado y golpeado con furia. Lo insultaban, lo humillaban y le decían que ese era su castigo, este apenas era el comienzo de su vida en la prisión. Todo su mundo se volvía oscuro y sin una pizca de esperanza.

 

Este apenas el comienzo de su sufrimiento…

 

No importaba cuantas lágrimas derramase, no importaba cuantas veces pidiese perdón. Nunca nadie le escucharía…

 

 — ¡Furi chan!/ Chihuahua chan/ ¡Furi!

 

Para cuando dejo de sentir tanto dolor se encontraba en la enfermería de la prisión con sus compañeros de celda acompañándolo. Abrió los ojos lentamente y distinguió el rostro preocupado de sus recientes amigos. El primero en acercarse a él fue Takao—Furi chan ¿Qué paso?—los ojos del castaño se llenaron de lágrimas y negó con la cabeza respondiendo que ni el mismo sabia porque había sido atacado. Kazunari acaricio el rostro del castaño comprendiendo perfectamente el estado emocional de Furihata. Todos eran tan crueles, también lo habían sido con él en un principio.

 

—Fue el anciano quien ordeno esto—la voz de Aomine sonó en el ambiente. Fue entonces que Furihata noto que el moreno se encontraba acompañado de un chico de caballos castaños y de baja estatura—Siempre hace lo mismo con los nuevos

 

Todos permanecieron en silencio ante aquella revelación. Ahora lo comprendían, la regla de la prisión era darles una bienvenida a los nuevos prisioneros dependiendo de cuales habían sido sus crímenes.

 

—Pero ya no debes preocuparte Furihata san—dijo de pronto el pequeño castaño que acompañaba a Aomine—lo peor ya paso y ahora puedes estar un poco más tranquilo—pronuncio animadamente ganándose las miradas de todas las personas. Sus mejillas enrojecieron y quiso morir en ese instante, acababa de darse cuenta que no se había presentado—Esto—balbuceo nervioso— ¡Lo siento! Soy Ryou Sakurai, es un placer conocerte

 

—Igualmente—correspondió Furihata con una sonrisa tratando de aliviar la presión de aquel chico. De alguna manera se había tranquilizado al oír las palabras de Sakurai

 

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Sakurai y asintió lento. Kouki le había ocasionado una muy buena impresión, lo más probable es que se llevasen muy bien al igual que él lo hacía con Takao. De pronto sintió el tacto de la mano de Aomine sobre la suya y sonrió aún más, en el pequeño mundo de Ryou solo había una cosa que podía llenar su vida de felicidad y ese era Aomine, él a quien amaba tanto. Se sentía un tonto, un tonto enamorado hasta la medula.

 

— ¿Ustedes son muy cercanos?—la pregunta de Furihata saco fuera de serie a la pareja quien instantáneamente se soltaron y miraron a otro lado. Siempre pasaba lo mismo, eran muy obvios.

 

— ¿Cercanos?—Kagami soltó una risita burlándose de la vergüenza de Aomine—Son novios—afirmo haciendo que Furihata abriera la boca al oír aquello. Era tan sorprendente y tan magnifico que el amor aun pudiese existir en aquel poso de desesperación— creo que ambos se pusieron de acuerdo para entrar juntos a prisión

 

— ¡Claro que no Bakagami!—refunfuño molesto Aomine—Ryou y yo nos conocemos mucho antes que nos encarcelaran—volvió a entrelazar sus dedos con los de Sakurai y entrecerró los ojos—Nosotros hemos estado siempre juntos y siempre lo estaremos—aseguro con determinación y con el corazón más vivo y tenaz que nunca. Porque Aomine nunca en su vida se atrevería a soltar la mano de Sakurai, nunca lo haría. Lo amo desde que eran niños, lo amo desde la primera vez que lo beso y lo amaría incluso hasta el fin de su vida.

 

 

Pero el destino es caprichoso

 

Y él lo entendería dolorosamente

 

 

 

 

-w-

 

 

Cogió la carpeta de documentos que le habían indicado y camino a pasos apresurados hacia la oficina de su jefe. Abrió la puerta marrón y entro haciendo una reverencia formal hacia la persona que se encontraba sentado en el puesto de director general de la empresa—Disculpe la demora—bajo la cabeza tratando de sonar lo más arrepentido posible

 

El ambiente se sumergió en un silencio abrumador durante unos segundos. Himuro apretó los ojos tratando de tranquilizarse y levanto la vista para encarar a aquella persona tan aterradora y recta.

 

—Comprendo—la voz lineal y única de Akashi retumbo por toda la oficina, casi como un eco—que no vuelva a suceder Tatsuya—muchas  personas solían considerar a Seijuuro como un tirano. Como alguien sin escrúpulos que acostumbraba a ser muy cruel con sus empleados pero a diferencia de las opiniones externas. Akashi simplemente era una persona que siempre esperaba eficiencia y perfección por parte de sus empleados y eso era algo que Himuro sabía de memoria.

 

—Gracias por su comprensión—movió la cabeza en un gesto de respeto. En todo el tiempo que había trabajado como secretario personal del pelirrojo, Himuro había comprendido la mejor forma de tratar a Akashi. Te ingles cada cierto tiempo, aire acondicionado, la agenda perfectamente   sincronizada y  la puntualidad de todos los empleados. Pero por sobre todas las cosas estaba el hecho de que se respetase la calma y serenidad del director de “Akashi Group”

 

—Y bien —Akashi cogió la carpeta de su escritorio y reviso minuciosamente cada uno de los documentos que esta contenía— ¿Hay algo nuevo que registrar?—pregunto sin perder un poco de concentración.

 

Himuro abrió la agenda que siempre llevaba consigo y la hojeo con detenimiento revisando cada espacio ocupado por los compromisos de Akashi. Esta rutina era algo que siempre se repetía con frecuencia, Akashi siempre pedía ser informado sobre cada movimiento en las empresas tanto como interior y exteriormente, cada contrato, cada negocio siempre era supervisado y revisado por el director antes de ser aceptado, esa era la regla general—No hay nada que informar —finalizo una vez que cerro la agenda

 

—Bien—sin embargo. Los negocios no eran lo único que le interesaban a Akashi— ¿Y sobre lo otro?—pregunto endureciendo un poco su mirada, gesto que fue captado rápidamente por Himuro.

 

El pelinegro se sintió un poco incómodo pero aun así mantuvo su postura firme—La condena de Furihata Kouki ya ha sido procesada severamente. No hay ningún modo de que algún abogado pueda apelar la demanda que hemos impuesto—respondió lentamente tratando de ser lo más directo posible puesto que no le agradaba repetir aquello. Himuro hasta ahora se había estado preguntando si verdaderamente su jefe sería capaz de cumplir aquellas palabras.

 

“Voy a hacer que  la vida de Furihata Kouki sea un infierno”

 

—No es suficiente—Akashi levanto la vista y se cruzó de brazos—cinco años no son suficientes para que el pague por haberle quitado la vida a Tetsuya—estaba dolido, en lo más profundo y recóndito de su corazón, Seijuuro albergaba un gran dolor. Un dolor que le destruía, un dolor que hacía que el sentimiento de venganza naciese en su corazón. Un dolor cruel y profundo.

 

Ahí estaba la respuesta que Himuro había estado buscando, Akashi había sido claro, tan claro y sucio como aguas desbocadas dentro de un desastre natural. El amor, el amor es algo que tal vez nunca más regresase hacia el seco y destrozado corazón de Seijuuro. Eso era tan posible y a la vez tan incierto—Es lo que nuestros abogados han podido conseguir como pena máxima

 

Akashi respiro profundamente y se recargo sobre el espaldar de su silla. Se sentía cansado de tantas cuestiones, al final el resultado siempre era el mismo. Al final nunca conseguía cumplir sus verdaderos deseos—Haz un espacio en mi agenda—demando sorpresivamente. Sin pensar, sin razonar, sin sentir. Solo actuando por instinto y por un movimiento caprichoso de su corazón que hábilmente le jugaba una broma—Todos los viernes voy a visitar exclusivamente a Furihata Kouki, desde ahora ese día queda totalmente restringido para cualquier compromiso.

 

— ¿Perdón?—no. Eso definitivamente no estaba pasando. Himuro no podía creer la inesperada declaración de parte de alguien como Akashi Seijuuro. Alguien que valoraba su tiempo como si de él mismo oro se tratase.

 

—Has oído bien—y sin pronunciar una palabra más el pelirrojo volvió a revisar los documentos que tenía pendientes. Sus palabras habían sido absolutas, habían sido directas. Como siempre eran —Y otra cosa mas

 

Himuro quien aún no se recuperaba de la primera orden volvió a retomar su lugar inicial—Dígame—abrió la agenda del presidente para anotar posiblemente otra descabellada idea pero lo que dictamino Akashi fue algo que le marcaria siempre…

 

Ojala nunca hubiese dicho esas palabras

 

—Encárgate de Atsushi

 

 

-w-

 

 

 Después del “accidente” que Furihata había tenido en las duchas. Todos y cada uno de los chicos habían decidido acompañar al castaño y no dejarlo solo, claro que ahora sabían que Kouki ya no corría ningún riesgo pero aun así no podían estar tan tranquilos.

 

— ¿Has tenido algún otro inconveniente en todo este tiempo?—pregunto Sakurai quien había insistido en acompañar a Furihata al chequeo al cual estaban sometidos los prisioneros en su primer mes en la cárcel.

 

—No, las cosas han estado bien además de que Takao ha estado acompañándome en todo este tiempo—respondió con una sonrisa. Furihata había aprendido a mostrarse siempre optimista y con una expresión animada, ya no quería llorar, ya no quería ver a su madre mortificada cada vez que lo iba a visitar. Quería sonreír y ser feliz como alguna vez lo fue en su vida tan simple pero tranquila. —Gracias por preocuparte—respondió agradecido. Se sentía con más ganas de vivir al notar el apoyo que sus compañeros le daban, un apoyo blando y dulce como un algodón.

 

—Es bueno oír eso… ya sabes, las personas en este lugar no suelen ser muy amables—Sakurai lo sabía, lo había sentido en carne propia cuando le toco recibir la supuesta bienvenida pero a diferencia de Furihata, él había sido protegido por Aomine. Sus ojos brillaron al recordar aquello, se sentía feliz y dichoso de tener a su lado a una persona tan amorosa como lo era Aomine, muchos podían decirle que Aomine era brusco pero para Sakurai no había persona más genial que el moreno, él era el único en su corazón

 

 

Furihata asintió entendiendo perfectamente las palabras de Sakurai. Ambos continuaron conversando  en dirección a la enfermería, después de un rato llegaron a la puerta blanca del lugar. La doctora que para ese entonces ya se encontraba con los exámenes de Furihata en su poder los hizo pasar con una sonrisa.

 

—Bien—comenzó a hablar la dulce mujer— ¿Cómo te has sentido en estos días Furihata san? ¿Tienes alguna molestia? ¿Todo bien?—pregunto observando detalladamente cada rasgo físico del castaño tratando de encontrar algo que indicase un desperfecto en la salud de su paciente.

 

—No, me siento bien—no entendía mucho de que iban esas consultas con la doctora pero no le quedaba más que responder sinceramente. Además de que de cierta forma los chequeos podían ser beneficiosos para él.

 

—Perfecto—cogió uno de los exámenes de Kouki y los leyó detenidamente. De pronto alzo una ceja en signo de desconcierto—Me parece raro que no tengas ningún síntoma aun.

 

— ¿Eh?—algo andaba mal. Algo no cuadraba en las palabras de la doctora— ¿A qué se refiere?

 

— ¿No lo sabias Furihata san?—coloco los exámenes sobre la mesa—Tienes dos meses de embarazo

 

Silencio

 

Kouki abrió los ojos sorprendido. No. No lo aceptaba, el simplemente no podía… Sus ojos se llenaron de lágrimas. El simplemente no podía tener un bebe en prisión. Esto no era justo, no era para nada justo. Dios no estaba siendo justo con él.

 

 

-w-

 

 

— ¿Qué?—Akashi no podía creer lo que Himuro acaba de decirle. Esto se salía completamente de sus planes— ¿Furihata Kouki esta embarazado?—sonrió sin poder creérselo aun. Era increíble, sencillamente increíble que las cosas saliesen aún mejor de lo que él lo había ordenado en su cabeza. ¡Era excelente! Furihata sufriría aún más—Que así sea—susurro lleno de rencor. Lo odiaba con todo su corazón.

 

Muere dolorosamente

 

 

Notas finales:

Bueno hasta aqui llego. Espero les haya gustado el capitulo :DD. Tal vez se confundieron un poco con respecto a las parejas xD solo les dire que las que se mencionaron en el resumen son las parejas oficiales de este fic. Otra cosa más, el transtorno que Kise tiene es conocido como Tricotilomanía, es un transtorno complusivo que consiste en arrancarse los cabellos por depresion y ansiedad. Bueno, eso seria todo. ¡Muchas gracias por leer!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).