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Mush-room por Amok Scarlet

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Notas del capitulo:

Hola!!

Al final ayer no pude subir, pero vamos a lo que les interesa, el capítulo, hoy les traigo doble

Como siempre espero les guste

Estaba demasiado cansado, tratar de mantener la energía en su cuerpo durante un día era realmente agotador. Termino comiendo esos ricos fideos que ero-sennin llamaba ramen, quería aprender a hacerlos para enseñárselos a Sasuke y comieran juntos.


Sí eso sería bueno pensaba, sus ojos lentamente se cerraban. Pensaba en ver a Sasuke, ahora que lo pensaba, cuando se conocieron no fue algo realmente bueno. Él siempre quería llamar la atención, cuando estaba el anterior líder, se culpaba por eso. Tal vez… No, el tal vez no existe. Las cosas pasan por algo se decía, lo aprendió. Pero aun así no quería que sucedieran Ahora me ven feliz, pero antes… Antes no lo era.


¿Cómo cambio? Uno crece, pierde cosas, gana cosas… perdió a su guardián, el archimago Sarutobi, en una de sus primeras salidas de la aldea. No se arrepentía, bueno sí… solo de perder a su guardián, no por eso dejo de salir. Sabía que sí encontraba aliados de la noche protegerían a su pequeña aldea.


Pero volviendo a pensar en Sasuke… sí fue ese día, él lo cachó saliendo de los muros de piedras blancas. Ese día recibió una golpiza que lo dejo tres días en cama. Sí, pero el azabache también recibió de sus golpes, lo odiaba, odiaba que ese fuera más fuerte que él.


Mala suerte cuando tuvieron que estar en el mismo equipo. Cuando no llegaba Kakashi se iba y buscaba a ero-sennin que aún vivía en la aldea. Siempre le hablaba de sus padres, lo grandes que fueron. Sus técnicas, sus nuevos hechizos y descubrimientos de la magia. Soñaba en ser como ellos. Algún día los alcanzaré-ttebayo estarán orgullosos de mí… sonreía al cielo.


Los perdió a corta edad, la gente no lo trataba bien, seguramente culpándolo de la pérdida de su líder, pero aun así tenía personas que lo querían, y Sasuke se hizo vital en uno de esos momentos. Tal vez durante los entrenamientos, cuando demostraba su fase de “soy mejor en todo, mírame”, lo odiaba. Sasuke no tenía padres, murieron en una de las expediciones al exterior. Por eso la golpiza que le dio.


Mostro que le importaba lo suficiente como para no dejarlo salir al peligro. En el hospital se enteró, había escuchado a unas enfermeras. Ahora lo entendía. Eso lo hizo feliz.


Entre más se fijaba en él, más quería estar cerca de él. Primero no lo comprendía y en una de sus pláticas con Sakura, le contó


— Todas quieren estar con Sasuke — decía la peli-rosa con cara molesta. Naruto estaba confundido. Él también quería estar con Sasuke, como… ¿cómo amigos? No, era algo más… pero ¿qué? ¿Qué era?


— Sí, ¿por qué? — lo decía para sí, cosa que la chica no se dio cuenta


— Pues… ¿por qué más?, porque es lindo, guapo, sexy, inteligente, hábil, es el mejor en todo lo que hace. De seguro que cuando se cae es el más elegante en hacerlo, con gracia y estilo — se rió por pensar en ello


¿Lindo? Mmm… como cuando me mira de repente y se le tiñen las mejillas de rosa, ¿guapo? Tiene buen cuerpo, pero yo también. ¿Sexy? Puede ser, cuando camina y sus piernas provocando que se muevan esas caderas… ¿pero en que estoy pensando?


— Naruto, hey Naruto, ¿porque te pones así? — se había quedado quieto desde hace un rato, en su cabeza pasaban muchas cosas ¿acaso él…? No, imposible. Entonces… no era cierto… yo… a mí… me…


— Me… me gusta Sasuke — la peli-rosa estaba que se caía, ¿escucho lo que creyó escuchar? — Por eso quiero estar con él, quiero que me sonría, que me vea… — no, no se equivocó, ¡¿estaba demente?! ¡Eran hombres! — yo… yo me he enamorado de Sasuke — ni se acordaba que la chica estaba ahí, simplemente las palabras salían de su boca


Te lo dije esa vocecita molesta de nuevo cállate sí, se lo dijo. Pero no le creyó, como siempre


— Na… — ¿cómo se olvidó de la chica? A ella también le gustaba el azabache — Naruto tú… — era difícil de aceptar


— Lo siento Sakura-chan


Lo recordaba tan bien ese día, varios días después Sakura acepto los sentimientos de Naruto. Se dio cuenta de que él de verdad lo amaba y se lo demostró cuando entrenaban y en los deberes que tenían que hacer para ayudar en la aldea.


Él de verdad lo amaba, y se esforzaba para que el azabache lo mirara, hasta le daba risa. Cuando Naruto no veía a Sasuke, el segundo se le quedaba mirando. ¿Cómo no se había percatado de eso? Si el rubio no le hubiera dicho nunca se habría fijado en esos detalles.


Hasta se sentía feliz por ellos, se correspondían, pero no lo sabían.


Naruto recordó que Sakura le había hecho prometer que se le confesaría, pero no estaba listo y mucho menos seguro. Y una simple mirada le dio la fuerza para hacerlo.


Ese día estaban atrapando escarabajos, esos con grandes picos, gigantes, casi 15 centímetros. Estaban feos, realmente feos. Ese no es el punto, los buscaban para que los ayudaran en la siembra. Y encontró uno en una rama y se subió lentamente, le salto encima y se agitó como pudo, abrió las alas y casi lo tira. En realidad lo tiro, logro agarrarse de una de sus patas jalándolo, logrando subir a su tórax.


El animal no se dejaba, tenía que hacer algo. Pasaron volando cerca de sus compañeros y lo vio. Se estaba riendo, ¡se estaba riendo! Su mirada era hacía él, y su risa también ¿qué más quería? Se dejó caer y rodo en la tierra.


— ¿Naruto estas bien? — la peli-rosa corrió donde estaba


— Estoy bien-ttebayo — solo unos rasponcitos, se levantó y volteo a ver a Sasuke, que ya no estaba riendo. Sus miradas se cruzaron y unos segundos la mantuvieron. Hasta que el azabache la rompió girándose, y ese leve rosa que tenía en las mejillas volvió a hacer aparición.


¿Cómo olvidar eso? Al día siguiente fue cuando le contó a Sakura sobre su decisión, y en la noche cerca del amanecer se escapó al cuarto de Sasuke.


Se veía tan lindo durmiendo y con la boca cerrada. Sin que lo insultará. Fue muy bueno saber que le correspondía. ¡Era tan feliz!


Termino por contarle a la peli-rosa como le fue, cosa que ella ya sabía cómo terminaría.


Sus encuentros fueron es sus respectivas casas o cuando quedaban con Sakura, y se pasaban la tarde jugando con su juego de Cardinal y Moras. Qué siempre terminaba perdiendo. ¿Por qué no podía ganar?


El juego era simple, demasiado. Eran círculos en una hoja de guayaba, de unos 3 centímetros donde tenían dibujados círculos con un número dentro, en uno de los círculos había la imagen de una mora o de un cardinal. Si te tocaba mora avanzas cinco círculos más, si te toca cardinal retrocedes cinco círculos. ¡Así de fácil!


Entonces… ¡¿Por qué perdía?!


No tenía mala suerte, claro que no. A lo mejor y sí, siempre le tocaba cardinal


— Tienes mala suerte dobe — le espetaba el azabache que acababa de ganar por tercera vez


— ¡Teme!


— Sasuke tiene razón, siempre te sale Cardinal — le decía Sakura


— ¿Sabes lo que dicen de los duendes que siempre les sale Cardinal? — pregunto bajando la voz, como si no quisiera que alguien más que ellos lo escucharan


— No, ¿qué sucede? — respondió algo temeroso


— Dicen, que es… — trago saliva — no mejor no te digo, debe de ser un mito


— ¿Tan malo es Sasuke? — preguntó aun con miedo


— Díselo Sakura, dile lo que les sucede a las personas que le salen Cardinal — incitaba el azabache


— ¿Qué es lo que les sucede? — Miraba al azabache, sus pequeños ojos temblaban — Sasuke… ¿qué es lo que les pasa?


— No, dobe. Mejor no, no te quiero asustar


— Sí, Naruto — que ella supiera no había ningún mito ni nada por el estilo. Sasuke solo estaba jugando con él — no quieres saber


— ¿Tú también sabes Sakura-chan? — Ya estaba temblando — ¿Qué sucede cuando sale Cardinal? ¿Qué les sucede?


— Tendrás que cuidarte — dijo la chica


— ¿Cuidarme? ¿De qué?


— Del cardinal oscuro — continuó el azabache


— ¿Del cardinal oscuro?


— El cardinal oscuro, no es como los otros, no es rojo — su voz se intensifico — es negro con los ojos rojos — se lo imaginaba — viene por los duendes que cayeron durante tres juegos seguidos en Cardinal y tú acabas de hacerlo


— No debes salir a la calle —seguía la chica — o te puede atrapar con sus garras y llevarte lejos para que sus crías te devoren — se había encogido en su lugar, le daba miedo que se lo comiera un… un… espera ¿por qué tenía miedo?


Pensando con calma, no había un cardenal oscuro, todos los que habían visto eran rojos y “En el libro de personas con las que no debe cruzarse un duende” no aparecía ese ser. Lo estaban engañando


— ¡Teme! ¡Ese no existe! — lo descubrió pero no lo admitiría


— ¡Claro que sí dobe! — Se levantaron y empezaron a gritar, una batalla por ver quien tenía la razón — ¡tengo testigos!


— ¡No los tienes! — seguían con eso, durante un buen rato hasta que la chica se metió


— ¡Los tenemos! — gritaba ella levantándose de su lugar


— ¡Ustedes dos son unos mentirosos! — se ponían en su contra, pero él estaba seguro, ¡el libro no podía mentir! — ¡Te lo demostraré! — gritaba caminando a la puerta de la casa para salir. Eso espanto a los otros dos


— No, ¡Naruto espera! — cuando salieron para alcanzarlo ya no estaba y estaba oscuro.


Sasuke sabía a donde iba, así que corrió


— ¡Espera Sasuke! — la chica fue a seguirlos


Naruto corría hacía el campo de entrenamiento, acercándose a las piedras, tomo su pequeño collar de color azul y deseó que se abrieran los muros, respondiendo a su deseo se separaron dejándole el paso libre.


Sasuke, estaba casi ahí, vio que las puertas se abrieron y el terror de la noche y los peligros que se encontraban en ella lo invadieron. Corrió con más fuerzas para no dejar que se saliera ese dobe. Pero no lo alcanzó, las puertas se cerraron antes de poder tocarlas, solo la punta de sus dedos logro rozar la pared


— ¡Naruto! — gritaba y golpeaba la pared, no había podido detenerlo


— ¡Sasuke! — la chica vio desde lejos como Naruto se perdía atravesando las paredes y Sasuke tratando de alcanzarlo


Naruto había escuchado los gritos pero no quiso darse la vuelta, les enseñaría que él tenía razón. Iba corriendo cuando encontró una piedra roja en el suelo que brillaba


¡No la toques! La voz en su cabeza lo hizo detenerse, pero era tarde, ya la tenía entre sus manos. Sintió que el mundo giraba y se ponía borroso. Cayó al suelo.


Despertó, estaba sudando. Tenía que soñar justamente con todo lo que había sucedido en las últimas semanas. El principio no fue malo, pero el final… esa piedra lo debilito, sentía miedo de todo a su alrededor, y esos ojos rojos.


— ¿Estas bien?


— Sí ero-sennin, solo fue un sueño-ttebayo — un recuerdo...

Notas finales:

Listo!!


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