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Mush-room por Amok Scarlet

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Notas del capitulo:

Bien!! aquí de nuevo

Los saludo desde alguna parte de este mundo

No hagan caso a mis tonterias. Estoy loca o eso me dicen

Como sea, espero les guste

Estaba entrenando, ya mantenía la energía de la tierra y podía controlar a voluntad ese brillo que expedía. Ahora estaba tratando de sincronizarse con los demonios de cola, como los llamó Kurama. Cada uno tenía su especialidad, estaba en este momento con Matatabi tratando de formar bolas de lava.


— No puedo-ttebayo — se tiró al suelo, ya llevaba intentando eso dos días — con Shukaku era más fácil — la arena era parte de la tierra y la controlo como con la energía de la tierra, pero la lava, era caliente y… no se quería derretir como los árboles que estaban cerca y Matatabi les lanzaba “pequeñas” bolas de lava


— Vamos chico ¿no quieres ver a tu novio? — tenía que hacerlo. Se levantó de pie, cerró los ojos, aspiro profundamente todo el aire que podía y lo soltó lentamente.


— ¡Esta vez sí! — gritó abriendo los ojos y acumulando la energía en su estómago, pensando en esa consistencia pesada que era la lava, tierra y fuego, tierra y fuego volvió a aspirar el aire, creyendo que subía por su garganta es ardor y…


Él y Matatabi, soltaron el aire en forma de lava hacía las paredes, golpeando algunos árboles a su paso que se quemaban o derretían. No cabía en su asombro, lo había logrado


— Lo… lo… ¡lo hice! — saltaba de felicidad. El viejo que sentado debajo de un árbol los veía, estaba sorprendido, el chico aprendía rápido. Al principio con eso de la energía no podía, se la pasaron casi un mes entero en ello, dos semanas más para que entendiera lo que era la energía demoniaca y como sincronizarse con las bestias de cola y las razones de porque tenía que hacerlo


Un discurso de lo más largo que no quería volver a repetir en su vida, ¡Dos semanas perdidas! Ese chico no entendía la teoría, pero era un genio en la práctica, en día y medio logro controlar la arena de Shukaku, dos días y algo del día siguiente ya al menos podía lanzar la lava, un poco más de práctica y lo habrá dominado por completo, si seguía a ese paso, tal vez antes de la tercera luna llena podría volver a casa.


— ¡Ero-sennin! ¡¿Lo viste, lo viste?! — saltaba mientras gritaba señalando hacía donde cayó la lava que Isobu estaba enfriando


— ¡Sí, sí lo vi! ¡Sigue con eso! — gritaba desde donde estaba


……………………………………


— ¡¿Cómo que no está?! — gritaba eufórica la rubia de grandes senos, mientras sus manos estaban clavadas en el escritorio que hace poco golpeo


— Ya lo busque en su casa, en el campo de entrenamiento… — la rubia la interrumpió sentándose de golpe en su silla


— Ya, eso ya me lo dijiste, dime algo que no sepa — pidió mientras se sobaba las sienes en forma circular


— Tsunade-sama — interrumpió una chica entrando toda agitada


— ¿Qué sucede Shizune?


— Ha desaparecido… — decía todavía agitada


— ¡¿Qué?! — no estaba para rodeos


— El… el reloj — había corrido desde la bodega donde tenían los objetos mágicos al haberse dado cuenta que faltaba uno


— ¿Cómo?


— No lo sabemos, nadie entra ahí


— ¡Ese mocoso! — estrello las manos en contra de la mesa


……………………………………


Lo había logrado, era el mejor plan que se le hubiera ocurrido en su vida. Qué mal que ese artefacto midiera más que él. Apenas y podía sostenerlo, lo cargaba en la espalda y lo bajaba cuando quería ver si cambiaba la dirección.


Estaba en una parte del bosque que no conocía, bajo de nueva cuenta esa pesada cosa circular, y la puso en el suelo. Según lo que escucho decir a Tsunade se llamaba “Reloj” el dichoso artefacto tenía tres manecillas.


Una roja que apuntaba su destino, una azul que apuntaba el lugar de partida y la tercera una negra a donde no tenía que ir. Según esto el “Reloj” sabía lo que su portador quería. Por lo tanto si él quería ir donde Naruto la flecha roja indicaba la dirección. La azul la aldea y la negra a donde no tenía que acercarse.


Bien, que bueno que casualmente escucho esa conversación, si no, no estaría ahí en estos momentos. Solo había un problema…


Uno minúsculo, estaba frente a una cascada, ahora como pasaba. Ya la había rodeado y encontró un rio, pero la flecha lo regresaba, trepo una de sus paredes y lo mismo, apuntaba abajo. Tenía que atravesar la dichosa cascada.


Se colgó el aparatito ese que no sabía de dónde sacaron, nunca había visto nada igual. Tomo una hoja del suelo y se la coloco en la cabeza, no se quería mojar con la caída del agua.


Tomo la punta con una mano y el tallo con la otra. Y corrió, atravesando encontró una cueva, siguió el caminito de agua bajo sus pies, hasta otra caída de agua, respiro y corrió resbalando en el acto. Cayendo a un charco de agua que lo arrastraba, como pudo se acercó a la orilla, había mucho ruido ahí.


Se puso de pie, ¡Oh sí! ¡Ahora mismo se las cobraba todas! Corrió, corrió todo lo que sus fuerzas le permitían y estrello su puño en la cabeza rubia, se sintió satisfecho, ligero, aliviado


— ¡Teme! — grito mientras se agarraba la mejilla donde recibió el golpe, le iba a responder pero al ver que el azabache se tiraba al suelo de pompas, y viendo sus ojos llenarse de lágrimas. Esperen, ¿cómo que Sasuke estaba ahí? Se talló los ojos, no, estaba viendo bien, había un azabache en el césped y estaba llorando y murmurando cosas. Se acercó para oír lo que decía


— Maldito Naruto, dejándome abandonado, me las pagaras, ya verás, me traerás todo lo que quiero, y te torturare tanto hasta que estés hastiado de mí, pero no te podrás alejar siquiera de mí. Ya verás, yo y tu hijo te haremos sufrir por abandonarnos y luego… — ya no oía nada después de eso hijo, ¿dijo hijo? Yo y él… yo y él… ¿hijo? Algo andaba mal, debía ser un sueño ¡Sí, eso debe ser! Estoy durmiendo, tanto entrenar me ha quemado los sesos… Se pellizcó y… le dolió No es un sueño, no es un sueño, Sasuke está aquí


— Eres real — le tocaba los cabellos, todavía sin creer en lo que estaba sucediendo, las mejillas, los labios, los hombros. Se acercó a olfatearlo, el azabache se estremeció al sentir el aire ser expulsado del rubio — sí eres tú, hueles a ti


— Sí dobe soy yo — lo empujaba secándose las lágrimas que habían salido


— ¿Pero cómo llegaste hasta acá?


Las bestias con cola que habían visto la llegada del moreno y como dejó tirado lo que traía en la espalda y después la carrera que emprendió hasta estrechar su puño en la cara del rubio, seguían mirando la escena, unos riéndose y otros sintiendo pena por el rubio que estaba siendo golpeado por el moreno que estaba encima de él.


— ¡Te estoy diciendo, maldito dobe que tú bebé y yo hicimos un viaje hasta aquí con ese estúpido Reloj que pesa toneladas y quiero un helado, quiero un helado! ¡Todo esto es tú culpa, todo, todo! — le seguía gritando. Mientras el rubio retenía los puños del azabache que estaba encima de él. Y trataba de procesar la información


— ¡Vamos a ser padres! — ya cuando pudo caer en la cuenta y dirigir la mirada de los ojos del azabache a su pancita esta redondita se decía, la quería tocar, pero tenía que detener los puños certeros del otro que lindo se ve. Después de un rato terminó por abalanzarse al moreno y atraparlo entre sus brazos — ¡Te amo, te amo!


El otro se quedó pasmado al sentir el calor del cuerpo acanelado, tanto tiempo sin sentirlo. El rubio le besaba la cara y repetía sin parar “Te amo” con una sonrisa y risitas que escapaban de sus labios. Estaba muy feliz, no le importaba el mundo a su alrededor solo que el azabache estuviera ahí con él.


— Do…be — dijo entrecortadamente al sentir las miradas fijas en ellos — nos están viendo


— Sasuke — ignoro por completo las palabras del azabache, no le importaba que los vieran, solo ellos — te extrañe, no sabes cuánto te extrañe — le acariciaba los cabellos


— Yo también dobe — pasó sus manos por los cabellos rubios


— ¿De verdad? — que pregunta más tonta


— ¿Sino por qué estoy aquí? — frunció el ceño mientras preguntaba


— Jejé, tienes razón — se rascaba la cabeza nervioso


— Dobe — lo miró con media sonrisa. El rubio tomo sus mejillas mientras se miraban frente a frente, solo eran ellos dos. Fue acercando su rostro, cerrando sus ojos, hasta sentir la calidez de los labios del otro


— Te amo — susurro contra sus labios, viendo esos ojos oscuros tan indescifrables pero a la vez tan transparentes.


— Yo también — juntaron sus frentes y se sonreían

Notas finales:

Gracias por leer y a todas las personitas que me han dejado un review gracias por tomarse un tiempo para comentar

Los quiero mucho chicos y chicas que por ustedes soy capaz de estar aqui

Besos y abrazos a todos ustedes

Nos leemos mañanita

Bye bye


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