En la entrada de la villa se veía a una rubia, daba vueltas afuera del lugar, la noche caería pronto. Estaba molesta por tener que pedirle ayuda a ese viejo pervertido. Pero no le quedaba de otra, no podía salir del lugar sin tener que utilizar mucha magia. Era un verdadero fastidio. Tenía reservas de años, pero no lo podía ocupar al menos que fuera realmente necesario y en estado de emergencia.
Bien era una emergencia pero al no conocer la ubicación de su enemigo poco podía hacer. Lo mejor era utilizar todas las cartas que tenía en la mano y luego si no quedaba de otra pues utilizaría la carta bajo la manga. Para algo la tenía.
— ¡Eh! — escuchó. Volteó a ver al individuo que venía en un sapo rojo
— Qué bueno que llegas — se dirigió al hombre y camino adentro de las piedras. Sin detenerse ni un segundo
— Espera, tu eres la que me llama y me dejas así — decía el hombre saltando del sapo y corriendo a alcanzar a la mujer
— Apúrate no tenemos tiempo — fue lo último que dijo hasta perderse entre los demás honguitos
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— Ya veo — decía el peli-plata con los ojos cerrados. Había estado escuchando atentamente al azabache que explicaba lo mejor que podía todo lo que había visto en su supuesto sueño — quédate aquí. Intenta dormir un poco más, vendré cuando partamos
Salió del nido, donde se encontraban las camas, vio la posición del sol. Faltaba todavía para que se ocultara el sol. Decidió dormir un poco más y se adentró al nido.
Pasado un tiempo despertó, volvió a salir. Estaba a punto de anochecer. Empezó a sacar varias botellas y botecitos con hierbas y sustancias, polvos y piedras. Junto un polvo blanco con unas hierbas azules, les unto una sustancia pegajosa de color negro y echo dos gotitas de un líquido naranja. Los mezclo logrando una sustancia pegajosa y aguada, la coloco en un tipo de embudo y lo amarró a su cintura.
El sol se había ocultado, regresó al nido de conejos y despertó a su equipo. Todos habían recogido sus camas y se sentaron en círculo
— Escuchen — todos lo miraban con mucha atención — por nada del mundo se quiten el dije. Denme sus manos — las extendieron al frente, el peli-plata les untó la sustancia que había preparado hace unos momentos — úntenla en el cuello, detrás de las orejas, en el rabillo de los ojos, debajo de la nariz, las puntas de los dedos de las manos, los codos, las plantas de los pies y arriba de los glúteos en la columna.
— ¿Para qué es esto? — Preguntó la peli-rosa
— Es para agudizar los sentidos — él se estaba untando en los lugares que había mencionado hace unos momentos — con esto podrán escuchar, sentir, ver, oler, percibir mejor todo a su alrededor. Será abrumador la primera vez, así que cierren los ojos, guarden silencio. Cuando les toque la cabeza se levantaran y abrirán los ojos. “También me permitirá saber dónde y cómo están”
Todos siguieron las indicaciones, sentían una ola de sensaciones abrumadora. Los sonidos se hicieron insoportables, escuchaban como las hojas crujían, las ramas de los árboles chocar. El aroma de los animales los aturdió. Su cuerpo parecía arder y poco a poco volvieron a la normalidad. Su cuerpo lo asimilaba.
El peli-plateado empezó a conjurar en su mente “Yo domino el viento y el me transmitirá tu esencia” Después de esa frase empezó a tocar la cabeza de los magos.
Creyeron que el efecto era corto. Pero al sentir el golpe en sus cabezas les decía lo contrario. Voltearon a verse unos a otros
— Solo fue un ligero toque — decía el peli-plata — se sintió como un golpe ¿no es así? — Todos asintieron, sentían sus cuerpos ligeros — enfóquense en escuchar más allá del rio — eso hicieron algo dubitativos pero lo hicieron, escuchaban como corría el agua, los peces moviéndose en ella. Las hojas crujir por el viento
»Intenten ver lo que escucharon — miraban en dirección al rio, su vista atravesaba la roca que era madriguera de los conejos, vieron el rio, los peces nadando en ella, el cielo oscuro, los pequeños animales metiéndose en sus cuevas, en los árboles — Si se concentran podrán ver más lejos.
» Siéntense — eso hicieron — Sakura, te quedaras en la copa del árbol, serás nuestro centro — la chica asintió — Hinata y Sasuke, irán juntos hacía al este, nos comunicaremos por los espejos. Shikamaru vendrás conmigo. Tienen los conocimientos es hora de ponerlos en práctica ya saben qué hacer. Ahora vamos — Y salieron de la cueva.
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— ¿Todavía no? — pregunto mentalmente un rubio
— Ya casi llego — respondió la voz en su cabeza
— Parece que ha salido — comentó
— Yo también lo siento, es hora de que hagas la segunda parte del encantamiento
— De acuerdo, este… ¿cómo era? — se reía nervioso
— Recuerdo que tenías miedo ¿a dónde se fue? — preguntaba la voz
— Pues quien sabe, primero me sentía muy nervioso y tenía mucho miedo. Esos ojos rojos eran horribles los hubieras visto, luego me dejo comida y tenía mucha hambre y me la comí
— Te dije que no lo hicieras — le reprendía
— Pero tenía hambre-ttebayo — se quejaba
— Lo bueno que no tenía nada, ¿No piensas verdad? — Se escuchó una risita — olvídalo, escucha, acércate a las rejas y di las siguientes palabras “Yo, dueño del alma…”
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— Conque así estamos. El mocoso fue raptado
— No entiendo como paso. ¿Cómo pudo entrar?
— ¿Y si no entró? — La rubia lo miraba con la ceja levantada
— ¿Y cómo salió? — le cuestionó
— Tal vez… — miraba al techo, pensando las posibilidades
— ¡Dilo ya!
— ¿El mocoso ha salido? — era estúpida esa pregunta, no podía salir sin su permiso, nadie podía
— Sabes que eso no es posible
— Es solo una hipótesis, ¿el chico tiene el collar no es así? — Asintió con la cabeza — tal vez guarda secretos que nosotros desconocemos. A lo mejor el collar le concedió la salida. Y ha estado saliendo sin que nadie se dé cuenta. Tal vez salió por los campos y como casi no hay nadie por ahí, se escabulló cuando descubrió lo que podía hacer. Y a lo mejor — hizo una pausa
— Jiraiya no tenemos tiempo, deja tus jueguitos y dilo — se había cruzado de brazos
— A lo mejor en una de sus salidas encontró algo y eso lo hizo salir de aquí por la noche, no sé comida tal vez o un objeto — pensó en la posibilidad, era posible sí. Pero ellos revisaron el collar y no encontraron rastros de magia o algún otro tipo de energía, era una piedra común y corriente. ¿Y si solo reaccionaba con Naruto?
— Puede ser… — guardó silencio por un momento — ¿Saldrás ahora? — le preguntó
— Sí, eso planeé — el ambiente cambió de repente, tornándose tenso
— Ten cuidado — dijo algo preocupada
— Lo tendré
— Y no hagas estupideces o… — tal vez no lo dijera, pero de verdad le preocupaba. Un viejo amigo, casi hermano. No lo quería perder
— Tranquila, volveré — se acercó a acariciar los cabellos rubios
— Más te vale o iré por ti y te mataré — agregó entre seria y de broma
— Jajá es una promesa — rió y salió del lugar. Llamo a su sapo, se subió a su lomo y desapareció dando saltos
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— Chico, ya estoy aquí
— Bien, ya estoy… — decía entrecortadamente— en la ventana ¡Wow! ¿Ese eres tú?
— No, soy una salchicha — dijo irónico
— ¿Con que se come-ttebayo? — preguntó
— Salta de una vez — la paciencia se le agotaba. El rubio salto y calló en el suave pelaje del animal. Un zorro color cobrizo, enorme. Con una… dos… tres… ya me canse varias colas que agitaba, ya luego tendría tiempo para contarlas.
— Así que… — no sabía cómo dirigirse al zorro — ¿Cómo te llamas?
— Ku–ra–ma apréndetelo de una vez — ¿Cuántas veces se lo había dicho?
— Perdón, perdón esta vez sí me acuerdo-ttebayo
Y emprendieron el viaje.