Cap. 2: Mi ángel y el amiguito de mi hermano Pt2
*Izuna*
Estoy muy preocupado, mi hermano aun no llega, han pasado mas de dos horas desde que fue a conseguir comida. El hambre desaparece por momentos para dar cabida a la desesperación.
No, no, no. Tengo que pensar positivamente: puede ser que esté bebiendo en algún bar, no, no creo no anda dinero, pero pudo robarlo; ó tal vez esté tratando de quemar la casa del viejo Setsuna, jum, tendría que ser muy idiota para hacerlo después de pasar preso tres días en la cárcel, cuando en una de sus rabietas se infiltro en ella y puso bombas en su habitación, y por poco mata a Setsuna con la excusa de que el maldito me tiró una bolsa de meado en la cara al pasar frente a su casa, porque días atrás mis queridas y chismosas vecinas estaban en su labor cuchicheando que mi nii-san besuqueo y manoseo a su hija en la esquina de un callejón oscuro. Bufé molesto y me hice a la idea de que a lo mejor, estaba cogiendo como loco con la puta de Mei; después de todo... no es su culpa que esté tan buena.
Toc... Toc...
- Alguien toca la puerta.- Alguien que no es Madara, el carga llaves.
Me levante sorprendido de quien podía ser; ya es tarde y ha esta hora la gente no acostumbra a salir. Abrí la puerta cautelosamente y me acerque a ver quien era.
Mi frustración fue tal que sin pensarlo dos veces la cerré de un portazo que casi provocó que cayera al otro lado de la calle. Aunque hubiese sido mejor, ya que aplastaría al imbécil ese que traía una ridícula sonrisa dibujada en su fea cara, pestañeando con esas largas pestañas que quizá son postizas parecen dos horrendos murciélagos pegados a sus azabaches ojos profundos que hacen conjunto con ese pelo negro alborotado y su habitual vestimenta negra con dibujos de calaveras y sus converse All Star del mismo color... muy roquero.
- Izu, abreme la puerta por favor.
No. Rotundamente no. De ninguna manera voy a abrir esa puerta. Solo de oír esa asquerosa voz se me revuelve el estómago y no quiero vomitar lo único que he ingerido: un misero vaso de agua.
- Vete de aquí, si no quieres salir lastimado Shisui.- lo amenace tal vez así deja de joderme la vida.
- Abre y mira lo que te traje - al otro lado de la puerta, se oía el crujir de una bolsa de papel, creando una tediosa sinfonía con el rugir de mi estómago necesitado.- ¡Es pollo campero!
- Pu...pu...po... ¿Pollo campero? - no pude evitar tartamudear dudoso de lo que mis oídos escucharon hacia un momento.
- Así es - escuche en su voz un deje de alegría.
Abrí la puerta de golpe mandando mi orgullo a la mierda. Shisui se coló a la cocina en una fracción de segundos; cuando entre ya tenía la comida servida en la mesa, sacó una silla y con un gesto en sus manos me invitó a sentarme sin dejar de sonreír victorioso. Me senté y él me imitó.
Sin decir una sola palabra, devore la gran pieza de pollo crocante y di un enorme sorbo al vaso con coca cola. Mis sentidos se nublaron al sentir esa cosa espumosa jugar con mi lengua, para luego pasar a mi esófago y satisfacer mi estómago, que daba brincos de alegría cuando ese manjar se depositaba en él.
Él me miraba sorprendido en silencio cenando educadamente, como yo devoraba con tanta devoción aquella porción.
- Tanto tiempo sin verte, Izu. - dijo al cabo de unos minutos en silencio - ¿Cómo has estado?
- Se puede decir que bien. - conteste terminando de cenar - Pero que te quede claro que yo te deje entrar solo por la comida.
- Lo sé - se levantó y empezó a recoger los platos sucios - por eso la traje.
El muy astuto ya sabe por la vergonzosa situación que estamos pasando, que Madara tiene que robar para sobrevivir, y por lo visto él se aprovecharía de la situación y todo por abrir mi bocota.
- Te extrañe mucho - confeso fregando los trastes - no he olvidado la imagen de la última vez.
Apenas y terminó de hablar cuando ya tenía mi puño en su rostro, produciéndole un morete en su ojo derecho. Mi rabia fue tan grande que no pude controlarme, normalmente no soy así con las personas, serio tal vez, pero ese tonto que tengo como mejor amigo me saca de mis cabales.
Solo de recordar lo que pasó la última vez hace que el demonio se apodere de mí.
FLASHBACK
Yo estaba en el baño de mi habitación dándome una relajante ducha. Al abrir el grifo, el agua que salía con fuerza fue a dar directo a mi pene ocasionándole cosquillas y un inmundo escalofrío en mi cuerpo. Tanto fue el placer que ya tenía una erección en mi entrepierna. Instintivamente, la tome con una de mis manos. Empecé dándole un suave masaje que me hizo dar jadeos de placer nunca antes experimentado. Incremente la velocidad, frotando de la base a la punta lo cual me hizo gemir fuertemente; sentí como mi miembro iba a explotar de éxtasis. Así fue. Un líquido tibio, blanco y viscoso mancho mi mano y mis piernas. Fue mi primera masturbación.
No paraba de jadear y gemir, ya estaba levantando otra erección; cuando un jadeo desconocido se escuchó tras de mi, gire la cabeza y sentí como la rabia carcomía mis huesos, al ver la escenita de mi mejor amigo completamente desnudo y sonrosado, en MI baño invadiendo MI privacidad con sus dos manos en su pene erecto masajeándolo y moviendo sus caderas al borde de la muerte.
Ese día me sentí humillado y abochornado. Ese idiota se masturbó al verme desnudo, sonrojado y jadeante. Eso no podía quedarse así.
- Izu... no por favor - rogaba por piedad cuando yo le di con mi puño en su nariz haciendo que le sangrara.
Chocó contra la pared cayendo sentado agarrándose la nariz convertido en un chibi llorando en forma de cascada, acomodando su medio de respiración. Trató de incorporarse pero yo lo tome del cuello y se lo estrujé moviéndolo bruscamente.
- ¡Eres una puta Shisui! - grite airado.
- S-sueltame...no puedo...respirar.
- Te voy a matar - lo miraba de forma asesina con mi sharingan a punto de mandarlo a una larga ilusión.
- No, no, no...por favor. Yo...yo... te amo y... no puedes matarme...
Mis ojos se ampliaron y me quede perplejo ante semejante insulto. No sabia que hacer... si asesinarlo o simplemente sacarlo a patadas. De lo que si estaba seguro, era que quería estar solo, no, necesitaba estar solo... Así que hice lo primero que se me vino a la mente:
Tome a Shisui y lo lance con todas mis fuerzas por la ventana, que para mi mala suerte estaba abierta; el desgraciado la abrió cuando se coló en ella.
Salió volando atravesando como quince metros de terreno y cayó boca bajo hecho un chibi lastimado y desnudo.
Un buen samaritano salió a su auxilio, regalándole un punta pie en las costillas, haciéndolo llorar de vergüenza y de dolor y de humillación. El niño, de diez años de edad, corrió alegre alertando a su madre, Mikoto, para que tomase nota de todo lo sucedido.
Desde ese día, todos en la comunidad, piensan que yo tengo más que una amistad con mi amigo.
Shisui se levanto y con unas hojas que tomó del jardín de la casa de Itachi, cubrió su intimidad y seguro se fue para su casa, a recibir la pequeña paliza que le daría su padre por andar desnudo en la calle.
FIN DEL FLASHBACK
- ¡No vuelvas a hablar de ese tema en tu misera vida! - le grite exasperado, mientras él sobaba su rostro del dolor. Sentí lastima al ver ese morete y oír sus quejidos. La verdad, es mi mejor amigo desde que tengo uso de razón.
Me calme y le pedí disculpas, a pesar de todo él me trajo la cena; y no es su culpa que yo le guste o que esté enamorado de mi, después de todo... uno no elige a quién amar.
Estaba parado frente a mi sonriendo, y no puedo negar que se veía lindo. Sentí mis mejillas arder un poco creo que me ruborice. Me contagio de su alegría y también Sonreí.
Pero mi alegría no duró mucho, el muy idiota se lanzó sobre mí, cayendo yo boca arriba me tomó de las manos con mucha fuerza y las llevó y las puso sobre mi cabeza, dejandome indefenso en esa humillante e inferior posición.
Intente darle una patada, pero apenas y le hice cosquillas. Me tenía dominado con sus piernas y con su mano libre tapó mis ojos. Me sentí tan indefenso, como un cachorrito frente a un león hambriento. ¿Me violara? ¡Dios que humillante solo de pensarlo!
De pronto, sentí como unos labios tocaron los mios y como una lengua húmeda se movía delineando cada centímetro de ellos. Un asco combinado con deseo invadió mi ser. Deben ser las hormonas, con 14 años es imposible controlarlas.
Aquello era repugnante, saber que un hombre me besaba en la boca y que mi cuerpo estaba correspondiendo levantado una erección.
Estaba confundido, todavía estaba descubriendo mi sexualidad, y nunca se me pasó por la cabeza hacerlo con un hombre. Aunque... no podía negarlo, aquello era tan placentero que mi inocente boca se abrió y dio paso a esa sabrosa y repulsiva lengua, que jugaba con la mía dándole golpecitos y succionándola provocando que unos suaves jadeos salieran de mi boca.
Me faltaba el aire, pero aquello era tan rico que no me importó. ¡Oh, Dios como mordía mi lengua! Casi tuve un orgasmo.
Mi placer fue interrumpido por una ronca y alegre voz que se escuchaba en la sala y que venía acercándose a la cocina. ¡Oh no! ¡Mi nii-san!
Trate de zafarme de mi amigo, pero no pude; era más fuerte que yo. Quede petrificado cuando la puerta de la cocina se abrió y oí esa voz llena de odio gritarme.
- ¿¡IZUUUUNAA!?
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*Hashirama*
¡Insoportable! ¡Realmente insoportable! Mi hermano aparte de gritarme e insultarme por todo el camino, le contó a mi padre lo que pasó con ese chico Uchiha, no dudó en exagerar todo lo ocurrido: dijo que Madara quebró el vidrio de la puerta del auto, cosa que él mismo hizo por la rabieta que traía; que hirió a mamá, si, ella estaba herida pero por detenerlo a él; se hizo una leve cortadura en su antebrazo, que yo mismo atendí, pues estoy estudiando medicina. Y sobre todo no dudó en decir, que yo, de recompensa lo abrace, le regale dinero y para cerrar con broche de oro... le di empleo.
Eso último fue la gota que derramo el vaso.
- Hijo, desde ahora en adelante, yo tomare el control de todos nuestros negocios - exclamó mi padre con el entrecejo fruncido y sus labios curvados hacia abajo, golpeando fuertemente la mesa donde cenábamos haciendo que los platos se elevaran.
- Pero papá, a mi me gusta ayudar con los negocios de la familia - dije levantándole la voz a mi padre; ya me estaba sacando de quicio - yo siempre he sido buen administrador.
- Claro... metiendo ratas para que acaben con todo - ¡no puede ser! Mi hermano cuando se lo propone puede ser la víbora más venenosa de todas.
- ¡Callate Tobirama! - me levante de la mesa y vi a todos muy molesto - No puede ser que tú y mi padre siempre quieren controlar mi vida.
- He hablado Hashirama, y todos saben que no me gusta que me contradigan. - su mirada era seria y fría como siempre, sin sentimientos - Desde ahora en adelante te dedicarás únicamente a la universidad.
Enojado me retire de la mesa, subí las escaleras con ligereza y me fui a mi cuarto. Estaba furioso... desde pequeño siempre hice lo que ellos han querido; he tratado de ser el mejor en todo, pero parece que para mi padre eso no es suficiente. Él es un señor muy autoritario y nunca nadie debe desafiarlo sin atenerse a las consecuencias... hasta con mamá es así.
En fin... veré como arreglo eso después. Ahora en lo que debo enfocarme es en ¿ qué demonios voy a hacer para contratar a ese sensual chico? ¡Oh! Solo de recordarlo hace hace que mi piel se ponga como de gallina.
No comprendo cómo un desconocido pone mi corazón a mil por segundo, desde que lo vi mi corazón no paraba de latir ¿Será amor a primera vista? Y como olvidar cuando rocé mi cuerpo con el suyo... casi me da un infarto; cuando descubrió su rostro casi tuve una erección. Quería besar esos labios rojo-pálido, regordetes y húmedos... ¡Por Dios! ¡No puedo creer como mi cuerpo responde ante tal imagen tan provocativa! Mi miembro ya no cabe en mis pantalones.
La voz de mi padre interrumpió mis pensamientos. Está en su habitación hablando por teléfono.
- Choza, quiero que seas el suplente de mi hijo, quiero que empieces desde mañana bla..bla..bla... - Que suerte tengo, el señor Choza es una buena persona; yo me llevo muy bien con él... Con mi labia y mi carita de cachorro regañado, sé que puedo convencerlo de todo, jeje.
Mejor me duermo tengo que llegar más temprano que Madara. Mañana será un día muy difícil para mí.