*** 1 año despues***
—Así que por fin llegó la hora— murmuró un muy excitado Aomine. Kise sonrió con nerviosismo y un poco de anticipación, no entendía porque se ponía tan nervioso, ambos los querían. Pero dada la contextura de ambos era obvio quien sería el primero en recibir.
—Cálmate— rio nervioso. Aomine no tuvo piedad.
— ¿Preocupado? — la risa en su voz era obvia.
— Es lógico, no puedo creer que seas más grande que yo, ¿cómo no lo note? Me siento estafado— masculló diciendo todo lo que pensaba en el momento, y muy estafado que se sentía; con el chico siendo tan delgado no había notado que tenía que levantar la cabeza para mirarlo. Ahora lo notaba muy bien. Gracias.
— ¿Quieres dejarlo para después? — contra todo pronóstico el chico era un amante muy atento y amable, lo que mantenía a Kise perpetuamente en las nubes y con una sonrisa estúpida en el rostro que Kuroko se tomaba la molestia de señalar cada que se veían. Como si el enano no mantuviera la misma expresión con el pelirrojo que tenia de pareja. Porque no era el único que se había extralimitado con su papel, ya casi parecía ser la regla del lugar.
—Está bien, no te preocupes— pero el chico parecía reacio así que cuando este empezó a alejarse el rubio lo retuvo del cuello— Ni se te ocurra, llevo más de un año esperando esto, si lo aplazas un día más enloqueceré— Como espero el menor sonrió satisfecho.
—Pienso lo mismo— Luego se encontraron de una sesión de besos que eran tan candentes como necesitados.
—Mas— gruño el orientador, que se estaba extralimitando de su papel... desde hacía un año.
—Por lo general te gusta que te trate suave— se burló el menor lamiendo su cuello haciendo que Kise se estremeciera.
—En otro momento será suave, ahora quiero más—gruño de nuevo, sintió la vibración por la risa del moreno, un mordisco y finalmente el chico se novio con la misma desesperación que el sentía.
—Esto será brusco— masculló Aomine, Kise gimió cuando un dedo del menor se abrió paso atravez de él con cierta urgencia.
—No esperaba otra cosa—gimió, se sentía tan bien—Más—inmediatamente sintió otro dedo, se arqueo buscado más. Maldición parecia una gata en celo y no encontraba la fuerza para reunir algo de vergüenza. Abrió los ojos y vio el rostro de Daiki sobre el mirándolo con intensidad— ¿Qué? —preguntó sin aire.
—Eres hermoso—dijo introduciendo el tercer dedo, la réplica del rubio murió ante esto.
Y aunque Kise no lo notara era cierto lo que decía el moreno. El sudor cubriendo su rostro, sus mejillas rojas y sus ojos aguados tenían al menor preguntándose si Kise practicaba esas expresiones frente al espejo, porque maldición... Parecía que sí.
— ¿Puedo? —pregunto el de cabello azul, el orientador asintió con un gemido. Se ubicó entre los pies del rubio y se adentró con lentitud. Sintió las uñas raspando su espalda y la -oh dios- cara del rubio se volvió mas erótica. Aomine cerró los ojos, esta era la primera vez que estaba dentro de alguien, dado que era su primera vez teniendo sexo y punto. Estaba un poco nervioso, ¿ok? — ¿Estas bien? —
Sintió una mano tocando su rostro, cuando abrió los ojos el rubio lo miraba con una sonrisa amble
—Me hiciste explicarte como hacerlo, ¿recuerdas? — Dijo sonrojándose un poco más a causa de la vergüenza— lo estás haciendo bien, ahora muévete—dijo lo último con anhelo.
Aomine sonrió y le cumplió su pedido, empezó a moverse con lentitud, sacando algunos jadeos hasta que empezó a adquirir velocidad. Las manos del rubio agarraron las sabanas las apretaron un momento y volvieron a su espalda como si no supiera que hacer con ellas, un pequeño hilo de saliva bajaba por su boca, sus ojos estaban vidriosos y gemía sin contenerse. Cuando sintió que estaba cerca tomo con su mano el miembro del orientador y a los pocos momentos cuerdas de esperma cubrían sus estómagos mientras el rubio se estremecía cerrando los ojos y un gemido bajo y contenido salía de su boca. El moreno se dejó y sintió como si alcanzara el cielo, su mirada brillo y cayó sobre el rubio, cuando se fue a retirar Kise lo abrazo y lo detuvo.
—Quédate ahí— fue todo lo que dijo, Aomine sonrió con comprensión.
"Siempre que terminaban se iban y no miraban atrás"
Levanto la cabeza y se encontró con la temerosa del rubio, que inmediatamente fue reemplazada por una socarrona.
— ¿Fue bien? — El temblor en su voz fue notorio por lo que este soltó a Aomine y se incorporó-creo que debo ir al... ¿Daikicchi? —Pregunto cuando el moreno se acercó— ¿Que...?
— Cállate—fue todo lo que dijo el aludido, tono el rostro de Kise con suavidad y lo beso, con tanta ternura que resultaría empalagoso, sintió las lágrimas del rubio y se apartó limpiándolas con los pulgares— No me iré—asevero, el otro solo desvió la mirada sin creerle, suspiro y los acostó quedando sobre el hombre.
— ¿Qué haces?, acabamos de... —
—Shh— lo volvió a besar, cogió entre sus labios los del rubio, besándolos, lamiéndolos, mordisqueándolos, succionando. Hasta que sintió que el rubio se empezaba a dormir.
—Deberíamos dormir— susurro el otro, asintió pero no dejo de besarlo, Kise respondió hasta que finalmente el cansancio lo durmió, solo entonces Aomine se alejó, dejo un beso en la frente de este y lo acerco para que se acomodara en su pecho.
—Te amo Kise—
*****
—Sabes— inicio Aomine, unas horas después con el rubio en brazos— mi padre era alcohólico— susurro, Kise apoyo su barbilla en el pecho del chico esperando— es bastante común, cuantas historias nos has oído de una padre alcohólico, ¿no? — sonrió con sarcasmo.
—Que sea común, no lo hace menos doloroso— respondió el orientador, desde el año que lo había conocido ni una sola vez Daiki había hablado de su pasado y ahora lo hacía, era un alivio, y a la vez algo aterrador, ¿y su desidia que se lo diría para poder irse?, ignoro el miedo y presto atención.
—Si—susurró—mi madre no era así, era demasiado dulce—murmuró con la mirada lejana y con su pulgar haciendo círculos el brazo del rubio, buscando un soporte al presente— Pero nunca pudo dejar a mi padre, yo veía como la golpeaba noche tras noche y no hacía nada— apretó los diente y su agarre se hizo un poco doloroso— hasta que un día ella no volvió a levantarse—su voz se quebró y lágrimas cayeron por su rostro— yo solo me quede debajo de la cama hasta que la policía llego al día siguiente y se lo llevo. Mi padre estaba tan ebrio que solo había caída a la cama y no se había levantado. Yo aun veía a mi madre en el suelo preguntándome cuando se levantaría, pero, no lo hizo. Después de eso me fui de casa y no volví a saber más de mi padre-Aomine miró al rubio con una sonría llena de culpa— Debí hacer algo, ¿no?
—No digas eso, no podías hacer nada—Kise puso sus manos a ambos lados del rostro del menor—no puedes culparte por ello—
—Pero era su hijo, ¿cómo podía quedarme quieto cuando veía eso?, pero... era como si me amarraran—su voz estrangulada y su mirada perdida— no lo entiendo, cuando eso pasaba no era capaz de mover un musculo.
—Le tenías miedo a tu padre, es normal— dijo el mayor cuando sus ojos se aguaron— ¿qué edad tenías? —pregunto el rubio acercando más su rostro al contrario
—Ocho—Kise cerró los ojos con pesar
—Demasiado joven Daiki—le susurro antes de besarle con suavidad—No fue tu culpa, lo fue de tu padre, solo de el
— ¿Tú crees? — su tono fue cono si volviera a ser un niño, uno que necesitaba desesperadamente sentirse perdonado.
—Estoy seguro—susurro, entonces se vio rodeado por unos brazos que lo sujetaban con fuerza.
—No me dejes por favor— susurró el menor.
—Nunca— respondió pensando en que probablemente el serie el que quedara atrás.
******** 3 años despues***
—Daiki Aomine— gruño un molesto Kise, el chico de ya 22 años lo miraba con una sonrisa— ¿Qué es esto? —
— ¿Una propuesta de matrimonio? —respondió el moreno aun con la sonrisa.
—No me refiero a eso—gruño molesto—me refiero a esto— dijo señalando a todos sus compañeros de trabajo que no disimularon la risa, su rostro estaba completamente rojo
—Una propuesta de matrimonio con público— respondió con simpleza—puedo esperar toda la noche si quieres, aún tengo energía— su sonrisa se ensancho, al chico le gustaba recordarle que era el viejo de la relación... Si solo el sexo no fuera espectacular.
—No digas más tonterías— mascullo recibiendo otra ronda de risas.
—Ya responde Kise-kun— dijo Kuroko sonriendo, el rubio se sonrojo y vio en anillo en la mano del peli azul.
— ¿Aceptas? — repitió Aomine.
—Si— dijo sonriendo con genuina alegría y sus ojos un poco empañados, al parecer nadie lo iba a dejar después de todo
—Ya era hora maldición— gruño Kagami, Daiki se levantó y lo beso allí frente a todos logrando colorear de nuevo al mayor.
—Ya déjalo— bufo, por supuesto las risas no se hicieron de rogar.
Pasaron el resto de la velada hablando de trivialidades, las múltiples parejas del lugar los felicitaban, y Kise no pudo hacer desaparecer su sonrisa.
—Te dije que no te dejaría—susurro el Aomine, el rubio asintió con una sonrisa.
—Te amo— dijo con un nudo en la garganta por la emoción.
—También te amo— al final todo había salido bien—...anciano—
... bueno, casi todo.
******
**Extra**
— ¿Por qué tengo que hacer esto? —gruño el moreno debajo de su ahora ya esposo, el rubio sonrió con arrogancia.
—Dijiste que me darías lo que fuera por nuestro primer aniversario— recordó, Aomine se estaba arrepintiendo de esas palabras.
—Maldición— murmuro ansioso, estaba desnudo y el rubio estaba totalmente empecinado en ser el de arriba.
—Prepárate Daikicchi— susurro Kise con sorna.
—No espe… Agh—apretó los dientes cuando un dedo entro. Maldición eso dolía. — Mas despacio— mascullo con los dientes apretados, ¿Eso sentía el de abajo? — ¿Son masoquistas? — Kise dándose cuenta de sus pensamiento se rio con suavidad, su hermoso rostro casi desapareció el dolor, casi.
—Los que somos pasivos debemos tener esa vena masoquista, si no…— dijo añadiendo otro dedo—… ustedes los estrictamente activos, morirían de bolas azules. — dijo divertido— pero… — Aomine sintió que los dedos se curvaban y tocaba algo que…
— ¡Whoa! — gimió el moreno, recibiendo otra musical risa.
—Es por esto que aguantamos el dolor— dijo con ligereza.
El resto de la noche se volvió un borrón confuso, Aomine solo podía recordar que se sentía demasiado bien para pensar en cualquier cosa, su cuerpo perlado de sudor que se rozaba con el del rubio era simplemente demasiado.
Al otro día con un cojín debajo de su trasero, Aomine Daiki se prometió llenar de regalos al rubio por lo que tenía que soportar noche tras noche.