Al salir de la vivienda notaron dos cosas; la primera, que ya era de noche y la segunda y más importante, que estaban rodeados. Por ambos lados de la calle habían infectados yendo asía ellos con velocidad lo cual no era una buena señal.
− ¿Qué se supone que hagamos? –pregunto Saga volteando de un lado a otro y por ultimo llevo su mirada al pálido rostro de su gemelo y el verlo tan débil y tan lastimado, lo hizo sentir tan lleno de odio y culpabilidad por igual.
Odio hacia quien lo había dejado en ese triste y lamentable estado y culpa por no haber podido impedir que lastimaran a la persona que más amaba y por quien daría la vida misma. Pero no pudo, más bien no hizo nada, no lo protegió como le prometió, no logro vengarlo como se lo había propuesto y por ultimo ahora podía no salvarle la vida como quisiera.
−Tenemos que movernos, si ese maldito encuentra a sus amigos ten por seguro que esto que le hizo a Kanon será lo más leve de todo lo que le puede hacer por venganza a lo que le hiciste –hablo Ikki sacando de sus atormentados pensamientos al otro peli azul.
−No sabes cual culpable me siento –balbució con las lágrimas empapando sus mejillas, realmente se sentía devastado, dolido y culpable, todo eso combinado y atacándolo sin piedad.
−Tienes razón, no sé y no puedo imaginarme el dolor que sientes en estos momentos pero los sentirás más si por no actuar rápido Kanon muere –le grito intentando hacer caer en razón a su amigo.
Ikki no solo estaba preocupado por los infectados de hecho si no hacían ruido alguno podrían escapar fácilmente, pero su preocupación iba dirigida hacia quien cargaba en sus brazos, ya que debido a los cortes sumándole la hemorragia interna que sufrió por haber sido violado con brutalidad, lo habían hecho perder mucha sangre y como si el destino les jugara una mala pasada, el inconsciente chico tenía una fiebre muy alta y temía que el gemelo menor no pudiera soportar tanto y terminara por ya no abrir los ojos nunca más.
Las palabras o más bien los gritos que dio Ikki lograron hacer reaccionar a Saga quien dirigió su mirada a su amigo y ahí descubrió porque tanta insistencia en irse así que sin más tiempo que perder corrieron sigilosamente hacia los arbustos y sin hacer el menor ruido fueron caminando a paso apresurado. Sus esfuerzos fueron en vano cuando, por mala suerte, Kanon soltó un gemido de dolor; no había sido muy alto pero si lo suficiente como para que los infectados más cercanos lo escucharan y corrieran tras de ellos como endemoniados.
−Maldición –rugió Saga para, con mucha dificultad, echarse a correr.
Los dos peli azules corrieron a todo lo que daban ya que Saga herido e Ikki con Kanon inconsciente en brazos, no podían correr tan rápido como les hubiera gustado. En otras circunstancias habrían podido quitárselos de encima y perderlos de vista en un santiamén pero en esos momentos no lograban, por más que intentaban, perderlos.
−A este paso terminaran alcanzándonos –dijo Ikki sin parar de correr.
Saga no dijo nada, lo que ocupaba su mente era encontrar la forma de poder escapar y como si por fin el destino se aburriera de hacerles malas pasadas, vio un coche con la puerta del piloto abierta y con las luces encendidas, lo cual significaba que tenía las llaves puestas. El único inconveniente era que ninguno de los dos sabía manejar, pero siempre había una primera vez y esa era la mejor oportunidad para empezar.
−Ikki corramos a ese coche tal parece que tiene las llaves y así será más rápido y más seguro el regreso a casa –comento señalando el dichoso coche.
−Está bien tu manejas ya que al menos lo has hecho un par de veces –aclaro apresurando el paso y el otro solo asintió y lo siguió.
El coche solo estaba a un par de cuadras y cuando lograron llegar a él se metieron rápidamente; Saga en el lugar de piloto, Ikki acostó a Kanon en los asientos de atrás y después de fue al lugar del copiloto.
−Dale rápido que esos malditos ya están a una cuadra de distancia –ordeno el peli azul viendo que efectivamente estaba la llave pegada.
Saga sin esperar un minuto más, encendió el motor y piso el acelerador sin siquiera reparar en la fuerza con lo que lo hizo y como consecuencia salieron disparados a máxima velocidad, y con mucha dificultad logro tomar el volante y no estrellarse contra una casa. Una vez que logro hacerse con el mando, siguió acelerando y debido a que el coche era automático no tuvo que batallar con la velocidades o de lo contrario hubiera habido un accidente ya que como su amigo había mencionado, solo estuvo frente al volante un par de veces y eso no era suficiente para aprenderse todo.
A pesar de no haber manejado más allá de un par de cuadras anteriormente, no lo hacía tan mal exceptuando que estuvo a punto de chocar con un poster y varios coches que estaban estacionados en las calles; lo que más se le dificulto fue dar la vuelta pero a como pudo y más que nada por suerte, logro llegar a su casa y sin más piso el freno haciendo que se fuera para enfrente y de no ser porque tenía el cinturón hubiera salido volando mientras que Ikki, que minutos antes se pasos al lado de Kanon para que, con la muy abrupta huida en coche, no saliera lastimado, se estampo contra el asiento del piloto pero no pasó nada grave.
−Démonos prisa, aunque ya los hayamos perdido, necesitamos que revisen a Kanon –dijo Saga ya saliendo del coche y ayudando a su amigo a bajar a su hermano quien había abierto los ojos y lo miro para regalarle una sonrisa nostálgica y volver a serrarlo.
El mayor de los gemelos sintió como si su hermano se hubiera despedido y eso lo aterro así que sin más y con regaños de su amigo, tomo a Kanon en brazos y fue hacia la puerta de la casa para seguidamente golpeara como si quisiera partirla en dos o tirarla.
−Abran somos nosotros –grito al no recibir respuesta y cuando dijo eso la puerta fue abierta rápidamente para ser recibidos por Dohko quien a principio le sonrió con alivio pero al bajar la mirada hacia el chico que tenía en los brazos, puso una expresión llena de terror y preocupación.
Sin decir nada, el dueño de la casa entro y detrás de él entro Ikki, todos los presentes lo recibieron con la misma mirada, que segundos atrás, Dohko les había dado.
− ¿Qué le paso? –pregunto Camus, siendo el primero en salir de su trance.
−Les diré después ahora quiero que alguien que sepa un poco de medicina y todo eso me acompañe –fue su respuesta y en eso vio que una chica de cabellos grises se abría paso entre las multitud de adolescentes que ya habitaban su casa.
−No sé mucho pero antes de todo esto trabajaba como ayudante en una clínica así que si quieres te puedo ayudar –dijo con hilo de voz al ver al gemelo menor inconsciente y lleno de heridas y de sangre ya seca.
−Eso es suficiente, ahora por favor trae lo necesario y ven a mi habitación –ordeno pero no se notaba ni una pisca de rudeza sino más bien de tristeza y angustia.
Hilda solo asintió y fue a buscar lo necesario para luego seguir a Saga a las habitaciones de arriba y entrar a la de los gemelos; una vez adentro cerro con seguro como le había dicho el dueño de la habitación.
−Te diré el motivo por el cual esta así y espero discreción –dijo mientras acostaba a su hermano en una de las dos camas y con pesar destapo el cuerpo maltrecho del otro dejando ver los múltiples corte que tenía esparcidos por todo el cuerpo.
− ¿Qué…?
La pregunta de la chica quedo suspendida en el aire al dirigir la mirada a la entrepierna del adolescente y descubrir con horror lo que le habían hecho. No era difícil imaginárselo dado que sus piernas estaban manchas de sangre que ya se estaba secando y a comparación de las demás zonas dañadas, estas tenían más sangre y esta llegaba hasta más arriba, además de que no solo era la sangre lo que las manchaba sino que también tenían un líquido blancuzco.
−Un maldito grupo de tres idiotas me habían emboscado y herido por eso no había regresado –comenzó a explicar−, cuando Ikki y Kanon también fueron capturados. Dos de ellos se fueron y el maldito de Zeus se lo llevo –una lagrima recorrió su mejilla−, no pude protegerlo, yo deje que ese maldito lo lastimara –sollozo ya sin importarle si los de que estaban abajo lo escuchaban, ya nada le importaba dado que le había fallado a la persona que más amaba.
−Saga… −dijo la chica y debido a su estado de culpabilidad el otro no se dio cuenta de que lo llamaban.
Hilda sabía el nombre del mayor de los gemelos debido a que le habían hablado de él y de los otros dos chicos que habían salido a buscarlo.
−No fue tu culpa –susurro en modo de consolación pero fue en vano.
−Claro que lo fue, solo míralo –grito mientras las saladas lagrimas paseaban libremente por sus mejillas para después caer al vacío y morir al estrellarse en el suelo o en lo que sea que interrumpiera su camino−. Ese mal nacido lo violo y no pude evitarlo –sollozo con más fuerza.
La chica no sabía que hacer pero lo que si tenía en claro era que tenían que ponerse a trabajar en desinfectar las heridas del joven que yacía inconsciente en la cama o de lo contrario podría coger una infección y por lo que vio también tenía fiebre lo cual era preocupante.
−Puedes lamentarte más tarde, pero ahora me tienes que ayudar o si no salte y llamare a alguien más para que me ayude –hablo con voz demandante haciendo que el menor dejara de llorar y la viera directamente a los ojos−. Si sigues sintiendo pena por ti ahí tú, pero necesito empezar a revisar las heridas o puede que la fiebre combinada con alguna infección te quite a tu hermano.
Saga reacciono y empezó a hacer todo lo que Hilda le ordenaba pero de vez en cuando se pasmaba y al segundo ya estaba volviendo a moverse de un lado al otro trayendo cosas. Las heridas del gemelo menor fueron desinfectadas y las que eran más profundas como una que tenía en el brazo derecho y la pierna izquierda, fueron vendadas ya que no tenían el material necesario para suturarlo así que esperarían a que solas sanaran.
Pasaron alrededor de hora y media para que terminaran y lo que reconfortaba en esos momentos a Saga, era que afortunadamente lograron hacer que la fiebre de su hermano bajara un poco y a lo que le dijo Hilda, el medicamento junto con el paño mojado que tenía en la frente, le bajarían por completo la fiebre.
−Gracias Hilda –dijo Saga sentado a un lado de su gemelo mientras le cambiaba el paño.
−No agradezcas ya que ustedes nos han salvado y sin saber nada de nosotros, nos han mantenido aquí así que era lo menos que podía hacer –suspiro−, además de que cualquier ser humano con corazón habría ayudado a tu hermano.
Saga ya no dijo nada y solo bajo la mirada hacia su hermano y ahí fue cuando Hilda callo en la cuenta de que ese par de hermanos o al menos el mayor, sentía algo más allá de amor fraternal y aunque le pareció algo raro prefirió no decir nada y supuso que al igual que ella, ninguno, a excepción de sus amigos, sabía algo al respecto y ella no sería quien se los informara porque ese no era su asunto y después de todo ya que importaba eso en un mundo que ya había más muertos que vivos.
−Bueno entonces te dejo, si despierta o si se te ofrece algo puedes llamarme –dijo para caminar hacia la puerta pero después volteo a verlo−. Deberías atenderte esa herida o mejor lo hago yo –volvió por sus pasos e hizo sentar en el borde de la cama al adolescente.
Después de un par de minutos logro desinfectar la herida y como no era de gravedad no les tomo mucho tiempo aunque lo que hizo que la chica se quedara por más tiempo fue el tener que consolar al atormentado Saga quien sin aguantar más se dejó en manos del llanto, cosa que no hacía desde hace años pero esa vez sus sentimientos lo traicionaron y las saladas lagrimar recorrieron sus mejillas libremente y en abundancia. Hilda no decía nada solo se dedicó a consolarlo ya que sabía que en momentos como esos lo que menos se quería era hablar sino simplemente desahogarte.
Una vez que la peli gris estuvo en la sala junto a los demás chicos fue atacada por varias preguntas todas con referencia al estado de los gemelos pero ella solo les dijo que ya había desinfectado y vendado sus heridas pero no dijo nada sobre la violación que había sufrido Kanon. Ya aclarada el estado de los chicos, los demás dejaron en paz a la chica y ella fue a la cocina para preparar la cena y estaba tan concentrada en lo que hacía que no noto cuando otro chico entraba a la cocina.
−Gracias por no decir lo de Kanon.
Hilda dio un brinco por el susto dado pero después de reponerse se voltio a ver a Ikki quien era el que había entrado y quien le agradecía, algo sumamente extraño en el pero que la peli gris no sabía.
−No tienes que agradecer simplemente evite que Kanon se sintiera más mal de lo que ya se debe de sentir.
−Eso es lo que más me preocupa –confeso soltando un suspiro cansado mientras se recargaba en la pared cruzándose de brazos y cerrando los ojos.
−Solo deben darle tiempo para que se reponga y hacerle ver que tiene todo su apoyo –dijo mientras agachaba la cabeza.
La joven se sentía mal por lo que los menores estaban sufriendo y no podía imaginarse como se pondría el menor de los gemelos cuando recobrara la conciencia y todos los acontecimientos de lo que sufrió, le llegaran a la mente solo para torturarlo.
−Bueno es mejor no pensar en eso por el momento mejor dime si tienes alguna herida que tenga que desinfectar.
−Solo son rasguños nada grave que merezcan ser tratados tal cual –dijo restándole importancia a sus heridas que efectivamente solo se trataban de simples rasguños.
La plática no duro mucho ya que Ikki prefirió ir a donde su hermano para ver si lo ayudaba en algo mientras que por su parte, Hilda continuo con la preparación de la cena pero por momento se distraía viendo como dos particulares chicos pelilargos peleaban sin importarles que los vieran pero de cierta forma eso la tranquilizaba ya que después de todo aun eran unos adolescentes.
−Ya deja de molestar, aun me pregunto cómo no te dejaron allá afuera para que al menos le fueras útil a los infectados –rugió un peli celeste mientras trataba torpemente de alejarse del que, a su parecer, era el ser más insoportable que había conocido.
−Sería un desperdicio si dejara que esas cosas me comieran –sonrió sínicamente−, pero sería un placer si tú me comes –dijo mientras invadía el espacio personal de Afrodita.
−Ya quisieras que yo me fijara en alguien tan odioso como tú –soltó mientras se separaba de Minos.
−Pero si bien que te mueres por mí por eso esa actitud tan agresiva hacia mi persona, pero calma que te daré el privilegio de tenerme al menos una noche a tu lado aunque en esta casa no se tenga mucha privacidad.
−No necesito de tus servicios, primero dejo que un infectado me coma.
−Me encantan las rosas con espinas ya que a pesar de ser difícil córtalas –lo abrazo por la cintura−, vale la pena tenerla entre las manos.
−Minos deja de molestar a los demás sino quieres que te saque a la calle.
La voz que se había escuchado a las espaldas del peli gris pertenecía a Hades quien había pasado por donde esos dos estaban y al ver como su amigo molestaba a Afrodita había decidido intervenir para no tener problemas y quedar sin un refugio.
−No seas aguafiestas y déjame domar a esta fiera –dijo y cuando menos se dio cuenta ya estaba en el suelo y con la mejilla roja debido al puñetazo que el peli celeste le había dado.
−Si se te ocurre volverme a decir así te castro –gruño molesto Afrodita para seguidamente ir a la sala donde se encontraba Shaka y Camus hablando con Mu.
−No debiste hacerlo enojar –agrego Hades para darle la espalda e ir con Aiacos.
−Así me gustan, rebeldes y que se den a desear –dijo Minos aun en el suelo son una enorme sonrisa dibujada en el rostro.
−Maldito idiota como lo odio ojala se muera así le aria un bien al mundo el cual está lleno de esas cosas –mascullo molesto− ¿Quién se cree para agarrarme así? Y más aún ¿Para decirme esas tonterías?