−Ya estoy cansada de estar escuchando los lamentos de Afrodita –grito Esmeralda cabreada−. Alguien que lo sede de nueva cuenta. Es molesto tener que verlo así todo el tiempo.
Los chicos que estaban en ese momento en el autobús se molestaron por como la chica se expresaba del peli celeste quien desde lo ocurrido con Minos no había vuelto a ser el mismo chico sonriente y extrovertido que era. Ya solo era un ser sombrío y carente de aquella alegría que lo caracterizaba y aunque ya había pasado una semana desde la desaparición del peli plata, Afrodita seguía igual o más deprimido que antes y nadie podía hacer algo para ayudarlo a superar ese dolor y tristeza que sentía.
−No deberías expresarte así –gruño Nime molesto−. Si tanto te molesta bien puedes irte por tu cuenta.
−Aunque te pese, yo no me iré –contesto con una sonrisa de superioridad−. En todo caso que se largue él ya que tanto quiere buscar a ese psicópata.
−Haber niña –intervino Hypnos−. Es mejor que cambies tu actitud arrogante antes de que los hagas enojar de verdad y decidan dejarte en la mitad de la nada con nada más que tu ropa.
−Ikki no permitiría que me hicieran eso.
−Créeme que hasta él se está cansando de tu molesta forma de ser –dijo Pandora irritada de tener que estar escuchando sus gritos y berrinches.
La rubia solo se dio media vuelta y bajo del bus indignada por haber sido tratada de esa forma pero lo que más le molesto fue que Ikki no los había callado a pesar de haber escuchado como le hablaban.
Por otro lado se encontraban Sorrento, Camus y Shaka intentando hacer que su amigo Afrodita comiera un poco, pero este simplemente se negaba a probar bocado alguno y solo les decía que lo dejaran solo un momento. No se encontraba llorando como siempre en ocasiones anteriores, sino que solo miraba el paisaje que le brindaba el campo donde habían decidido descansar un par de días.
−No podemos dejarte solo como quieres –dijo Shaka sentándose a su lado en el pastizal que para esas fechas ya estaba completamente verde.
−No are nada simplemente quiero estar solo un rato para poder despejar mi mente.
−Aunque no los pidas de esa forma tan suplicante, no te dejaremos solo, así que anda levántate para poder ir a comer.
−Camus, sé que están preocupados pero realmente necesito estar solo.
−Es que tenemos miedo de que te vayas –agrego Sorrento abrazándolo demostrándole cual preocupado estaba.
El de mirada triste y apagada solo se limitó a suspirar y a corresponder el abrazo pero aunque sabía que con su actual estado de ánimo, preocupaba a sus amigos, no podía evitar sentirse solo, vacío sin un motivo por el cual sonreír ya que durante tanto tiempo él y Minos habían mantenido esa singular relación de molestarse hasta el cansancio y eso era el motivo por el cual había decidido mantenerse firme en ese nuevo entorno pero el que se fuera sin dejar rastro alguno, lo destrozo y le quito su motivación junto a su alegría y sus ganas de sobrevivir; todo se llevó con él y eso era lo que más le dolía, el que lo dejara solo, débil y temeroso del futuro incierto al cual se estaba enfrentando con pesar y melancolía.
−Si me dejan solo por un momento prometo no volver a mostrarles este lado tan patético de mi –hablo con la voz quebrada por el nudo que se formó en su garganta tan solo por recordar el nombre de quien se llevó consigo sus ánimos de vivir y más que nada su motivación.
Los chicos iban a rechazar la propuesta pero en eso apareció Hades y al notar su presencia se sorprendieron y por eso no dijeron nada cuando este les pidió dejarlo a solas con Afrodita quien seguía sumergido en sus pensamientos y no fue hasta que tubo al pelinegro frente a él, que reparo en su presencia y en la ausencia de sus amigos.
− ¿Qué se te ofrece? –pregunto sin mucho interés de la respuesta que podría darle.
−No me andaré con rodeos así que iré directo al grano.
−Adelante habla entonces.
−Deja esa patética actitud que has tomado y que hace imposible el seguir estando en el mismo lugar –soltó de golpe llamando la atención del chico que aún seguía sentado−. No lo digo solo por mí, hasta tus amigos se están cansando de verte así.
−Lo que haga con mi vida no debería importante –respondió molesto.
−No me importaría si no me estuviera afectando pero da la casualidad que si lo hace y eso me fastidia.
− ¿Y cómo se supone que te afecta? –pregunto poniéndose de pie para verlo directamente a los ojos.
−Porque es molesto tener que estar viendo como con tu ánimo vuelves todo sombrío y como preocupas a todos además de que por cada lado que pasó siempre andan hablando de como poder ayudarte.
El peli celeste estaba realmente molesto por la actitud y la forma de hablarle que Hades tenia y por un momento recordó como Minos siempre le decía las cosas sin importarle si era brusco y eso solo hizo que los ojos se le llenaran de lágrimas pero a pesar de que estas resbalaban por sus pálidas mejillas, no quito la expresión de molestia de su rostro.
−Lo único que ganas al ponerte así es causar molestias –dijo el de mirada dominante−. Eres patético Afrodita y me doy cuenta que también eres débil. Mira que ponerte así solo porque Minos se largó aun sabiendo que este debe estar bien ya que tiene más valor y coraje que la mayoría aquí e inclusos más que yo –agrego para seguidamente darse la vuelta y empezar a caminar, pero el otro adolescente lo detuvo agarrándolo del brazo− ¿Qué quieres?
Afrodita no dijo nada solo estaba parado con la cabeza agachada haciendo que su largo cabello impidiera ver su rostro pero Hades logro divisar una sonrisa socarrona. Se limpió las lágrimas y lo encaro.
− ¿Realmente crees que soy tan débil? Entonces déjame decirte que esta iba a ser la última vez que me pondría así por ese idiota –dijo con su usual tono de voz de superioridad−. No debes subestimarme que esto solo fue temporal.
Lo soltó y empezó a caminar dejando al pelinegro atrás. Por su parte Hades solo suspiro y después de unos minutos se fue con Aiacos y Lune quienes habían sido los que le dijeron que fuera a hablar con el de mirada celeste y aunque se había negado al principio, al último término por ceder aunque eso no quería decir que lo aria con amabilidad.
Ya habían empezado a oscurecer y para ese entonces ya estaban acomodando las cosas para volver a emprender el viaje hasta el crucero pero un pequeño inconveniente hizo que detuvieran lo que cada uno estaba haciendo. Y ese inconveniente era una discusión entre Radamantis y Kanon quienes discutían por el primero había estado actuando de forma ofensiva hacia los demás integrantes del grupo y eso creaba conflictos, discusiones y hasta peleas físicas a cada rato.
−No te estoy encadenando a nosotros, si tanto te molesta convivir con los del grupo bien puedes tomar tus cosas e irte por tu cuenta –dijo Kanon armándose de paciencia para no brincarle encima y molerlo a golpes y todo porque su hermano le hizo prometer que no se pelearía a golpes con nadie ya que lo preocupaba−. Es más si quieres hasta puedo ayudarte a recoger tus cosas, todo con tal de que dejes en paz a los demás.
−No gracias, no pretendo ir a ningún lado. No sin antes concluir con algo que tengo o más bien que quiero hacer –dijo recorriéndolo con la mirada y aunque hasta los demás lo vieron, a Kanon simplemente le dio igual.
−Entonces deja de comportarte así y deja de hacer de esto un infierno que ya de por si lo es.
−Dejare de comportarme de esa forma siempre y cuando hagas algo por mí –soltó haciendo que el peli azul solo suspirara y contara hasta diez para calmar su molestia.
− ¿Y que se supone que quieres que haga? –pregunto sin mucho interés.
−Es simple, solo quiero que me complazcas por una noche y una vez que lo hagas entonces no tendrás más quejas de mí, aunque si te niegas este viaje será más que un infierno de eso no tengas duda.
Kanon estaba más que enojado por tremenda propuesta tan descarada y no era el único ya que todos los presentes se indignaron y se molestaron y uno de ellos era Ikki quien no dudo en plantarse frente al rubio para darle un puñetazo, no solo por lo que le propuso al menor de los gemelos, sino también porque no volvería a cometer la estupidez de dejar que lastimaran a su amigo.
−No sé qué tienes en la cabeza pero más vale que dejes de fastidiar o de lo contrario te atare a un árbol y te dejare ahí –gruño Ikki con una mirada asesina.
−Este asunto no te concierne –hablo con molestia mientras se levantaba del suelo.
−Te aprovechas de que Saga no este para soltar esta sarta de estupideces ¿Verdad? –dijo Isaak con voz gélida.
El gemelo mayor había ido a revisar si no había infectados junto a Shura, Afrodita y Poseidón y por eso no se encontraba presente ya que de lo contrario no hubiera dejado vivo a Radamantis por hacerle semejante propuesta a su hermano.
−Yo no le tengo miedo a ese tipo –respondió con superioridad−. Y menos estando herido.
−No vale la pena intentar hablar contigo –hablo Kanon con fastidio−. Fue una pérdida de tiempo intentarlo siquiera.
Se dio media vuelta e intento subir al bus para ir acomodando las cosas que habían ocupado pero el rubio no dejaría que su presa se escapara así que sin pensarlo dos veces lo hizo voltear bruscamente y lo pego a su cuerpo para seguidamente besarlo haciendo que el otro se quedara de piedra por esa acción. A unos metro se encontraba Saga y los demás quienes acababan de terminar su tarea y en eso vio como Radamantis besaba a su hermano y este no hacía nada para impedirlo; eso lo lleno de rabia y antes de darse cuenta ya está encima del rubio golpeándolo por haberse atrevido a tocar a su gemelo además de que se prometió, es más se juró que no dejaría que nadie más volviera a poner sus manos sobre Kanon ya que una vez no había podido hacer nada.
−No vuelvas a acercarte a él –grito segado por la rabia.
Los demás chicos se quedaron estupefactos por la escena frente a sus ojos y el primero en reaccionar fue Hypnos, quien los separo recibiendo golpes de promedio, aun así logro retener al peli azul.
−Ya para o lo mataras –dijo el peli dorado jadeando por el esfuerzo que tenía que hacer para retener al menor.
−Déjame –rugió−. Voy a hacerlo pagar por atreverse a besar a mi hermano.
El otro se levantó del suelo y se sacudió el polvo de la ropa mientras veía como Hypnos trataba de agarrar a Saga.
−Pero sí parece que vez a Kanon como algo más que un hermano, Saga –intervino Esmeralda llevándose como premio, una mirada de desaprobación de parte Ikki y eso le dolió.
−No avives más el fuego –dijo mientras se acercaba a Saga para hacer que se tranquilizara.
Durante todo ese, no tan largo, lapso de tiempo Kanon no había hecho ni dicho nada solo estaba en su lugar pasmado y no fue hasta que soltó un gemido que voltearon a verlo, aunque solo alcanzaron a ver como se iba corriendo un par de metros detrás del bus para vomitar. Aunque no lo hacía porque le hubiera dado asco el beso recibido, aunque eso también había sido un factor, sino porque los recuerdos de la vez que fue violado regresaron a su mente y aunque se prometió enterrar esos recuerdos en lo más hondo y recóndito de su mente, volvían con frecuencia pero luego, luego los hacia un lado solo que en esta ocasión no podía hacerlo y eso lo ponía mal.
−Kanon ¿Qué tienes? –pregunto Saga acercándose a su gemelo con sigilo viéndolo caer arrodillado al suelo convulsionándose por el llanto− ¡Kanon! –grito al verlo de esa forma−. Cálmate, no dejare que nadie más te lastime –dijo mientras lo envolvía en un abrazo protector, transmitiéndole el amor que sentía haciendo que se tranquilizara de a poco.
Un peliverde se encontraba platicando con sus amigos Aioria y Pandora sobre cualquier trivialidad que se les venía a la mente sin percatarse de la pelea que se estaba llevando unos metros a sus espaldas y tampoco se percataron de la presencia de un pelinegro quien se quedó viendo a ese trio, con aburrimiento pero a la vez con admiración; admiración que no aceptaría en voz alta, y esa admiración era por como aquellos chicos, aun a pesar de todo, seguían riendo y actuando como lo harían en una situación normal pero a quien no le quitaba la vista de encima era al hermano menor de Ikki. Ese peli verde tenía algo que le hacía imposible dejar de verlo y eso lo molestaba de sobremanera y esos sentimientos los albergaba desde hacía mucho tiempo, cuando conoció a Shun gracias a que había sido transferido a la misma secundaria en la que iba al igual que Ikki a mediados del segundo año de secundaria y desde entonces no había podido dejar de pensar en él pero no aceptaría tales sentimientos dado que era muy orgulloso y el saberse enamorado del hermano menor de alguien con quien no se llevaba bien desde que lo conoció, era rebajarse o al menos así pensaba él.
−Hades ¿Pasa algo? –pregunto Pandora elevando un poco la voz para que su primo la escuchara.
La chica había preguntado eso debido a que el mayor estaba parado viendo en su dirección pero se le notaba la mirada perdida y supuso que algo malo pasaba o le estaba preocupando algo.
−No es nada –respondió secamente sin mirarla directamente, solo se limitó a dar media vuelta para marcharse pero la voz de Shun lo detuvo.
− ¿Estás seguro? Es que se te veía algo raro como si estuvieras muy concentrado pensando en algo –dijo acercándosele pero por temor a que se molestara mantuvo un poco de distancia.
−Ya dije que estoy bien, no tienen por qué seguir insistiendo –gruño molesto o más bien eso aparentaba ya que el que el peli verde se preocupara por su bienestar lo hacía sentir algo extraño pero esa sensación no era desagradable sino reconfortante.
−Ya no insistas Shun si dice que está bien, entonces debemos creerle –interrumpió Aioria acercándose a su amigo−. Mejor vamos a ver que están haciendo los demás, ya me aburrí de que nos excluyeran de ayúdalos.
−Lo hicieron gracias a que terminaste haciendo enojar a tu hermano y de paso se enojaron con nosotros –reprendió irritada la peli negra quien también fue con sus amigos−. Pero yo también estoy aburrida así que vamos a ver que hacemos.
−Está bien –dijo Shun regalándoles una sonrisa y se apresuró a alcanzar a sus amigos quienes ya se habían adelantado pero en eso dio media vuelta y regreso sobre sus pasos para quedar de frente a Hades quien había decidido sentarse en una piedra cercana sin decir nada, solo observando la nada−. No deberías guardarte todo para ti solo, ahora somos como una familia y debemos ayudarnos unos a otros –se agacho y le dio un beso en la mejilla haciendo que el mayor se sorprendiera y por ende que no pudiera decir nada−. Si necesitas hablar con alguien y te avergüenza hacerlo, puedes hablar conmigo, yo no me burlare ni diré nada de lo que me cuentes, solo te escuchare –dijo y para finalizar la extraña escena le dio un abrazo y un nuevo beso de despedida para seguidamente salir corriendo en busca de sus amigos.
Hades se quedó sorprendido por las acciones del menor pero más que sorprendido se avergonzó tanto que la pálida piel de sus mejillas se tornaron de un tono rojizo y una expresión de alegría mal disimulada se hizo presente. El adolescente agradeció que no hubiera nadie a su alrededor o eso pensó ya que una mirada celeste fue testigo de lo que ahí había pasado y una sonrisa se formó en sus labios, pero no una sonrisa maliciosa sino una de sincera felicidad y a la vez burla por ver al gran e insensible Hades avergonzado por las acciones inocentes de un chico un año menor que él.