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Please Don't Go... por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

Comentarios de la Autora: Bueno… aquí es donde empieza la cosa buena :'v disfrútenlo y traten de no matarme en el proceso~ Ah, también me disculpo por cualquier otro error/horror que encuentren~

Un dato extra... lo que me inspiro a escribir este fic fue... esta cancion, que tal vez no este del todo relacionada con el pero.. neeh, al final entenderan- 케이윌 ( ) - 이러지마 제발 (Please don't...)

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(***)

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Degel era un manojo de nervios, después de tanto tiempo volvía a ser besado por la persona que amaba; pero no sabía a qué se debía eso. Sus fuerzas le fueron traicionando y también fue cediendo, el heleno aprovecho para usar su lengua y hacer que el otro abriera la boca. Esa fue la gloria misma cuando su lengua se introdujo en la cavidad de nacionalidad francesa, aquello era mejor que la ambrosia. Y el dulce sonrojo en las mejillas del más joven, no hacía más que mejorar el momento. Su tentación incremento, sus fuertes brazos morenos rodearon la cintura pequeña y sus labios capturaron el labio inferior del peli verde, mordiéndolo con algo de fuerza y provocando que este soltara un pequeño gemido.

Degel… –Gruño con voz ronca.

El más joven solo se dejó llevar por aquel hombre de cabellera azul. Kardia siguió caminando hasta llegar a la habitación principal. Ahora si la cosa iba en serio y sin importarle las réplicas del otro, quizás era por el alcohol que se encontraba circulando por sus venas, o las ganas que tenia de estar con su amor, o a lo mejor era una combinación de ambas. De lo que si estaba seguro es que Degel era suyo y de nadie más. Las imágenes de lo que había ocurrido momentos antes en la discoteca seguían en su cabeza, gruño con disgusto al recordar como Aspros se encontraba bailando con Degel, quien por desgracia aún seguía molesto después de que le había llamado "aburrido" y el muy idiota había aprovechado esa oportunidad para demostrarle lo contrario. ¡Y vaya que lo logro!

Pero no solo eso, también había logrado ponerlo celoso. El peli verde había vuelto a avivar aquella llama en el corazón del griego. Aquel fuego que muchas veces había intentado extinguir desde que descubrió que lo que sentía por el galo era deseo, no, más bien era amor.

—Kardia, déjate de este juego absurdo — El otro no respondió, tan solo dio otros pasos más hasta llegar al filo de la cama y depositar con "poca" delicadeza al francés.

La sonrisa del heleno se había hecho más amplia a medida que se colocaba encima del menor y buscaba las manos del de tez nívea para llevarlas por encima de su cabeza. Su voz sonaba ronca por la excitación y aquello también se podía notar en el bulto en sus pantalones. Su corazón ardía lleno de emoción.

Aaahh déjame! — Forcejeaba para soltarse del fuerte agarre, pero sus intentos eran en vano— ¡Kardia Skorpió, eres una bestia! suéltame! N-No! 

Su mirada era desafiante y llena de ira y a la vez miedo, aquel Kardia de ahora era la bestia que se comía a muchos, era justo como del que se rumoreaba. Aquel Adonis que disfrutaba del sexo ya fuera con hombres o mujeres. Temió. Temió y sufrió, porque él no quería ser parte del montón, él quería ser el único en el corazón del heleno. Y así era, aunque no lo supiera él era el único que existía en el corazón de aquel hombre de mirada azulina. Mientras tanto la mente y corazón de Kardia era un caos. El heleno sentía una emoción tan grande, que solo aumentaba a medida que sus manos recorrían el cuerpo del otro por debajo de las ropas y sus labios se apoderaron de los ajenos.

Nnn~ No... Mgh —El cuerpo del más joven comenzó a retorcerse por el placer nunca antes sentido. Por fin, sus más locos sueños se estaban volviendo realidad, pero aun así sentía que no era correcto —Ahhm~ K-kardia… E-espera…

—Aghm... So-solo cállate y disfruta... —Las manos expertas seguían acariciando todo a su paso, borrando cualquier rastro inmundo que el gemelo mayor haya dejado mientras bailaba con el galo.

Debía admitir que de no ser por el alcohol en sus venas y los celos que sintió al ver al peli verde bailar con el trastornado de Aspros, jamás se hubiera atrevido a sacar lo que sentía. Desde hacía mucho que ansiaba sentir y poseer al otro a su manera; de aquella manera brusca pero a la vez con sentimiento. Si, tendrían sexo, pero sería el mejor de todos porque lo haría con la persona que amaba.

— Agh vamos Degel... Admite... Admite que te gusta lo que sientes —Pero sus labios no daban tregua. Los labios del moreno seguían atacando la boca de nacionalidad francesa. Mordía, besaba y con su lengua delineaba lo perfectos que eran, inclusive llego a introducir su lengua para empezar una danza erótica con la otra. La boca del galo era dulce, muy dulce.

El menor cerro los ojos intentando concentrarse en otra cosa que no fuese el griego y su cuerpo, momentos antes cuando miro al de hebras azules sintió miedo pero no miedo de terror si no miedo porque ahora si no había marcha atrás, no había que ser un genio para saber lo que vendría a continuación.

— Kar... Mgh…

El de hebras verdosas coloco su dedo índice en su boca mordiéndolo para acallar los jadeos y gemidos que el otro le arrancaba pero no de la dejaría fácil algo olvidaba el griego y eran sus flexibles piernas, cuando su boca fue atacada por la del contrario este que jugaba y disfrutaba de cada uno no sus rincones. Como pudo pateo el abdomen del griego para quitárselo así de encima y poder incorporarse.

Te dije… Aggh… ¡Te dije que no! -Pero esa mirada que sintió por parte del otro lo hizo temblar y querer salir de allí con desesperación, corrió hacia la puerta donde giraba desesperado el picaporte de esta —Abre maldita puerta, abre!

La mirada del griego se tornó peligrosa, debía admitir que si no fuera por tenía más aguante, la patada de Degel hubiera sido aún más dolorosa. El peli azul no perdió tiempo y de un brinco salió de la cama tras el más joven que batallaba por salir de la habitación.

—"Pobre..." —Pensó al ver lo desesperado que estaba. —Porque huyes de mí... —Pregunto contra el oído del menor, su voz sonaba ronca y sus fuertes brazos fueron rodeando la cintura del más joven por la cintura. Degel sintió como la voz del heleno resonaba en su oído y su ya erecto miembro se pegaba sin descaro alguno en su trasero, haciéndole sentir cuan duro estaba.

Degel... V-vamos... Yo sé que quieres... —Una de sus manos fue bajando nuevamente hasta la cintura del menor, y en el proceso se fue deshaciendo de aquellos pantalones hasta hacerlos caer. Su mano derecha se fue introduciendo en la ropa interior del menor, que tembló al sentir como Kardia tomaba su miembro semi-erecto. Estaba asustado, aterrado, aquel hombre no era el Kardia que él conocía, no, no lo era en absoluto aquel no era Kardia —N-no huyas de mi…

Abre por favor…ABRE! —Resignado por el pomo que estaba trabado no tenía opción más que encarar al griego, tal vez no podía usar su fuerza al cien por el alcohol que había ingerido y le hacía sentir algo mareado, pero tampoco se la dejaría fácil al otro— N-No estoy huyendo... —Exclamó entre cortado sin dejar la posición en la que estaba- N-No te acerques! -Cerró sus ojos cuando sintió la cercanía del otro pero su voz tampoco ayudaba más cuando con cada frase ronca que resoplaba contra su oído lo ponía a tono, por un lado quería que el griego lo tomase pero por otro estaba nervioso de que aquello fuese doloroso y más que eso desgarrador. Tal vez el dolor físico no sería nada comparado con que todo eso terminara siendo algún error.

Al sentir el duro sexo del griego contra su trasero palideció y exclamó, sabía que el griego estaba muy bien dotado pero aquello era enorme y estaba frotándose contra su trasero.

— Mgh... —Se mordió su labio inferior evitando gemir o suspirar por aquella sensación que le estaba haciendo temblar las caderas—N... No... -Sus cejas se enarcaron y entre abrió uno de sus ojos mirando como el griego masajeaba su hombría- Hmm... Aahh... -Como loco intentaba acallar todo aquello pero no podía estaba demasiado a tono tanto que no le importo por un segundo tener sexo salvaje con el otro aun siendo su primera vez.

Aghh... —La respiración del peli azul se fue poniendo más agitada a medida que frotaba su buen dotado miembro en aquel gran trasero, además de que podía sentir la dureza del otro— Degel...—De sus labios brotaba algo de vapor caliente, en si todo su cuerpo lo estaba. Sus labios se pasearon por la parte trasera del cuello albino, sonriendo al sentir el frío cuerpo de su amante— No te lastimare... Aghnn... D-Degel... Venga... D-déjame hacértelo, déjame hacerte el amor y llenarte por completo con mi esencia —Sonrió de medio lado al notar el rojo rostro del peli verde, sabía que Degel siempre avergonzaba cuando usaba ese vocabulario tan sucio— Vamos... Déjame meterlo en ti, déjame metértelo hasta el fondo —Su mano derecha seguía masturbando a su ¿amigo? Así como sus labios no abandonaban aquel cuello y hombros albinos.

Leves gemidos abandonaban los labios del menor, que sentía al ser manipulado de esa manera tan obscena. Trago grueso estaba tan excitado que de su sexo comenzaba a brotar fluidos de pre-semen. Forcejaba contra el agarre del mayor e involuntariamente su cadera golpeaba contra la erección del griego. Giro levemente su cabeza para verle de costado, su mirada mostraba excitación y lascivia, sorprendiendo por completo al peli azul que nunca, ni en sus más locos y húmedos sueños imagino ver aquella mirada en su amor secreto.

—Haz...me... tuyo... Mgh... Pero por favor no me... Aahh~ —Sus palabras quedaron suspendidas al aire cuando sintió ser cargado nuevamente entre los brazos del moreno y llevarlo de regreso a la cama.

Mientras lo cargaba no pudo evitar tragar grueso, la erección que tenía entre sus piernas iba de mal en peor, dolía pero aun así se contuvo hasta depositar aquel divino cuerpo sobre la cama, esta vez con cuidado. Se deshizo por completo de las ropas que aún quedaban en ambos, tirándolas a diestra y siniestra, no importaba, lo que si importaba era no romper el contacto visual. Las manos morenas recorrieron de nuevo aquel bello cuerpo, así como sus labios no dejaban de marcarle. Ahora ambos cuerpos desnudos podían gozar los roces de pieles. Los labios del moreno trazaron un camino húmedo de besos por aquel cuello blanquecino del galo hasta bajar a sus hombros, los cuales mordió y lamio. Sus oídos entonces se deleitaron con aquellos suaves gemidos del más joven que yacía debajo de él. Degel no podía dejar de removerse, no cuando aquel hombre, su mejor amigo, su amor, le tocaba con total descaro, no cuando encajaba los dientes en su piel y sus labios o lengua traviesa, se paseaba por las marcas ya rojizas.

Aghm~ Kar-kardia… –El mencionado por breves segundos morir y revivir en segundos, porque aquella imagen era la más bella de todas. Degel era como un ángel, uno muy hermoso y puro. Y no era el alcohol el que le hacía pensar esas cosas, él siempre había considerado a su ¿amigo? Como el ser más hermoso, como al único ser que podía amar y entregarse de esa forma.

Degel… -Sus manos continuaron viajando por el abdomen del galo hasta llegar a su vientre bajo y luego pasar a aquellos suaves muslos. El tacto de Kardia quemaba o al menos así lo sentía el peli verde, que no podía despegar la mirada del peli azul.

Sus bocas se encontraron incontables veces y sus lenguas se debatieron en un duelo si tregua, uno que el mayor gano y disfruto. Los labios de Degel eran suaves y su sabor era adictivo, no podía dejar de besarlos o mordisquearlos, y la única forma en la que ambos amantes lograban separarse, era por la falta de aire, de no ser por eso ambos seguirían comiéndose a besos.

Mientras le besaba con pasión y movía su pelvis en un suave compas donde ambos sexos se encontraban y rozaban, el mayor fue buscando entre las almohadas una botellita de lubricante que siempre mantenía escondida. Con mucho pesar corto el beso y se fue separando, dejando como única unión un delgado hilo de saliva que conectaba ambas bocas. Trago seco al ver el pecho del menor con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas. La mirada de Degel se encontraba hundida en deseo total. Se unto un poco los dedos que ocuparía para preparar al menor.

– Esto dolerá un poco… –Murmuro contra sus labios y condujo su dedo índice en aquella pequeña entrada rosada, el cual se fue adentrando de a poco y moviéndose en círculos. Podía sentirlo, Degel era muy estrecho, ni tan siquiera su dedo índice podía entrar por completo– Vamos... Relájate

Recostado sobre el lecho de la cama nuevamente no hacía más que gemir y pelear contra su cuerpo y mente, su cuerpo porque reaccionaba de forma lasciva cada toque del otro y su mente porque pensaba en actos pecaminosos.

– Aaammmmhh... –Exclamo antes de morderse el labio inferior arqueando su espalda por aquella intromisión– D-De tod-as…. maneras... Aammhh... Me va a doler… -Arrugo las sabanas bajo su cuerpo al removerse con sus manos por sobre su cabeza no podía moverse mucho pero mantenía sus piernas abiertas a cada lado de los costados del griego.

–Agh... Pero no será tanto... Si te... Relajas –Otro dedo se unió al primero, ahora si provocando que los gemidos del menor fueran en aumento y algunas lagrimillas se escaparan de sus ojos, lagrimas que Kardia se encargó de limpiar con besos.

A medida que el peli azul movía sus dedos lentamente en aquel estrecho canal, también besaba y masturbaba al menor con su mano libre para que así centrará su atención en otra cosa además del dolor. Degel arqueo de nuevo la espalda al sentir aquellos dedos tijereteando su interior y provocando que el peli azul sonrisa lobuno, para luego introducir un tercer dedo, suponiendo que aquello sería más que suficiente.

–Vamos... Cálmate… –La lengua griega volvió a pasearse por aquellos capullos rosas que el galo tenía en su pecho, arrancándole varios gemidos en el proceso.

No podía calmarse, así como no podía calmar aquellos quejidos que se escapaban de su boca. Ya dolía con dos dedos para que al meter el tercero abrió su boca sacando un poco su lengua de ella corriéndose sin aguante en la mano del griego embarrándola de su esencia seminal, su pecho subía y bajaba de forma acelerada el calor de aquel cuerpo lo quemaba.

—N-No puedo... No... D-Duele... Siento que me... R-Rompes... Aaaghh! —Esos tres dedos que atornillaban su cavidad lo hacían dar espasmos continuos de dolor mezclado con placer.

Lentamente fue moviendo sus tres dígitos y su mano libre volvió a tomar el miembro flácido del menor para masturbarle de nuevo, los quejidos de Degel fueron callados con los profundos besos que Kardia le daba; solo así y con las constantes estocadas que el otro le daba con sus dedos se fue acostumbrando a aquella extraña sensación. El peli azul no hacía más que observar al menor removerse sobre la cama y emitir eróticos sonidos que solo lo encendían y provocar que su miembro doliera a horrores. Su lengua se fue viajando por aquella fina boca para encontrarse con la francesa e iniciar un duelo entre ellas, aunque más que duelo parecía una danza erótica.

Algunas lágrimas se aglomeraron en los ojos violeta del menor, quien desvió su mirada hacia su acompañante y con sus brazos rodeo el cuello del heleno y no dejarle separarse de aquel beso delicioso, beso que se complementaba entre sus lenguas y fluidos, solo separándose pocos centímetros para recuperar el aire y mirar las expresiones que el otro le mostraba.

No te castigues más... S-Soportaré lo que venga... -Esto último lo susurro en su oído el cual luego lamió y mordió. Se sorprendió un poco por lo dicho y nuevamente culpo a las copas de vodka que había tomado momentos antes.

–Aaghh... N-no... No h-hagas eso… –, tenía la respiración aguada y el otro no hacía más que empeorar su estado. Con su mano derecha tomo su miembro y lo fue conduciendo a aquella entrada que minutos antes había preparado, empezó introduciendo lentamente la punta. Gimió fuerte, apenas con la punta adentro y sentía como las paredes internas del peli verde le apretaban– J-joder... Aagh... M-mierda... Est-estas muy... Aghh –Bajo la cabeza y varios flequillos cubrieron su mirada zafiro, ¡se estaba muriendo, por dios!

El menor solo alcanzo a separar más sus piernas dándole la libertad de hacer lo que quisiera, e inclusive alzo un poco sus caderas, lo que a los segundos le pareció mala idea pues al sentir aquella cosa intentando penetrarle se arqueo gimiendo, sentía como si algo estaba destrozando sus entrañas al tener un poco más del sexo ajeno dentro de sí.

— Mgh... Aaghhmm~ -Lagrimas escapaban de sus ojos seguido de un delgado hilo de saliva-

A pesar de las muecas que el menor hacía por causa del dolor, Kardia no detuvo la intromisión, la punta de su miembro ya se encontraba en el interior del galo, ya no había marcha atrás, al menos no para él. Kardia sentía como el otro le estaba matando de placer, nunca, ni en sus otros momentos fugases había podido sentir aquello. Su cuerpo, cada parte de su cuerpo ardía, sobre todo su corazón; aquel órgano que bombeaba liquido carmesí y de forma acelerada por toda la adrenalina y sentimientos incluidos. Solo al ver aquellas hileras cristalinas escaparse de esos ojos violetas, fue que logro reaccionar y detener sus movimientos; y fue sacando de a poco su miembro, pero el otro solo ahogo otro gemido para negar con la cabeza.

—N-no… no t-te deten-gas… —Mencionó con la voz entre cortada ya un poco acostumbrado por la constante punzada que sentía en su parte baja.

El de hebras azules no pudo evitar ver al otro con asombro, quizás era el alcohol lo que hacía a Degel decir todo aquello, pero por un momento quiso pensar que había sido por algo más. Nuevamente volvió a tomarlo por las caderas, con suerte parte de su miembro aún seguía en el interior del otro así que lo metió por completo de una sola estocada, si el otro quería ser follado, entonces lo iba a follar. Mejor era acabar con el dolor de un solo y no de apoco. Cerró los ojos con fuerza y contuvo la respiración por algunos minutos, su miembro se encontraba atrapado en aquella cavidad. Era demasiado sentir como esos anillos, como esas paredes internas lo mataban.

— Agh… mierda… V-vamos… Con ambas manos acuno el bello rostro níveo y con sus pulgares limpio las lágrimas que seguían brotando de aquellas amatistas, vaya que había sido un bruto al penetrarle de un solo— Mierda… aahgh lo sie-siento…

El de mirada violeta sintió como aquella estocada le había cortado por completo la respiración, haciéndolo sollozar en el proceso e intentando relajarse para que no doliera tanto, pero era demasiado grueso y largo, le costaba acostumbrarse. Los gruñidos de Kardia acompañaron a esos sollozos del pobre ángel, quien ya no estaba tan seguro de aquella locura que estaba cometiendo al exponerse frente a la persona que amaba y que jamás le correspondería a como él deseaba. Muy en el fondo sabía que Kardia solo actuaba por el alcohol que había consumido, pero aun así no podía evitarlo, no podía evitar disfrutar y odiar del dolor que sentía al estarse entregando.

La mirada zafiro brillo con malicia a medida que volvía a tomar al joven por la cintura. Sus manos le apretaron con más fuerza pero sin lastimarle al ir introduciendo más su miembro en aquella estrecha y cálida cavidad. El joven galo sentía que miraba las estrellas a medida que su cuerpo se iba acostumbrando a las constantes embestidas. Y esta vez fue el quien busco besarle, sus brazos alrededor del cuello heleno solo provocaron que ambos cuerpos se juntaran aún más. La lengua del peli verde se paseaba por los labios del peli azul, saboreando la boca ajena le sonrío con malicia.

Sus jadeos torturaron el oído del griego, más aun al sentir los dedos del contrario recorriendo su espalda. Los gemidos se hicieron más fuerte a medida que los movimientos aumentaban de velocidad y fuerza. Las caderas de ambos se movieron acompasadas, de manera que aquello parecía una danza erótica entre ambos cuerpos bañados por una fina capa de sudor. El miembro de Kardia emitía un sonido húmedo, uno morboso, a medida que entraba y salía de aquella cavidad. Sentía que moría y revivía en los brazos de su amado, su lengua hizo un recorrido húmedo por el cuello y hombros hasta bajar al pecho y atrapar uno de aquellos capullos rosados del galo. La habitación estaba llena de varios gruñidos, jadeos, gemidos. Las estocadas de Kardia se hacían más fuertes, sus manos morenas recorrían los brazos, el pecho hasta llegar a las caderas y tomarlo con fuerza.

— M-mierda… Agh... –Jadeo con fuerza, la entrada de Degel succionaba su miembro, lo devoraba por completo.

— Aahh! Kar-dia... agghmm… e-esperagmm -Sus manos se aferraron a las sabanas con fuerza aguantando todo aquello cada estocada, arremetida y embestidas llevándolo a otro nivel de excitación — Aahh... Aahh... Mgh... Aaahh!

— ¿T-tienes idea de… de como se ve y se siente mi miembro cada vez que entra y sale de ti? ¡M-mierda! Técnicamente tu interior lo succiona –Sucio, morboso, así era Kardia. Nuevamente volvió a encajar sus dientes sobre el cuello del más joven al ver que este había fruncido el ceño, haciéndolo gemir continuamente.

— Eres un bastar... Nnn~ -Sus labios fueron sellados mientras sentía como le partían en dos con aquel enorme falo entrando y saliendo de él, no era solo eso la fricción de ambos cuerpos estaban haciendo a su sexo delirar por lo que nuevamente comenzaba a derramar su semilla, siendo esta la tercera vez en eyacular- Kar... Aaahh!...

Sus manos tomaron el rostro fino para intensificar un poco más el beso, su lengua fue paseándose por todo el interior de aquella cavidad bucal hasta toparse con la lengua del galo. Ambas lenguas se enredaron entre sí, al instante que el peli azul dejaba salir un ronco gemido al tiempo que el menor eyaculaba por tercera vez, ocasionando también que aquellas paredes internas le aprisionaron aún más. Se detuvo por un rato y ladeo un poco la cabeza para ir profundizando el beso. Su lengua empezó a recorrer los finos labios ajenos y sus manos fueron acariciando los constados del tez nívea para luego tomarlo desprevenido y darle una fuerte estocada, haciéndolo arquearse y delirar.

– Agh,,, mmghm D-degel... Y-yo... –Otras dos fuertes estocadas contra la próstata del peli verde siguieron, su mirada azul adquirió un brillo peculiar al darse cuenta de que por fin había logrado tocar ese lugar, así que sin más siguió embistiéndole en el mismo sitio hasta llegar a un punto donde el ya ni podía con aquello.

Poseído por el placer y la lujuria el menor correspondía a los besos, su lengua danzaba con la ajena de forma erótica, su rostro estaba completamente rojo por la falta de aire y el calor que sentía sobre su abdomen. La estocada que el griego le dio le arranco un fuerte alarido al galo quien parecía calmo por haberse detenido antes aquel dolor volvió y esta vez mas desgarrador haciendo que de sus ojos brotasen cristalinas lágrimas. Su espalda se arqueo tensando cada musculo de su cuerpo incluyendo su estrecha cavidad. Un gemido ronco se hizo notar seguido de otro y otro el choque del griego contra aquel punto sensible lo estaba volviendo loco a tal punto que aprisiono las caderas del griego con sus piernas cruzadas tras él.

– Ahh! Ahh! Kar… amngg… – Sus caderas seguían moviéndose en aquella danza mortal del placer que solo se intensifico aún más cuando el galo lo aprisiono con sus piernas.

Los brazos del moreno rodearon aquella estrecha cintura y juntar sus cuerpos en el proceso. Su miembro seguía bombeando con fuerza, golpeando en aquel punto que enloquecía al más joven y lo hacía delirar, o quizás él era quien enloquecía, pues al ver aquel rostro sonrojado y con lágrimas solo se calentaba aún más, su miembro aumentaba de grosor. Gruño desesperado, el peli azul sentía que ya estaba a punto de descargar toda su esencia, pero no quería, mientras pensaba en como prologar aquel momento su miembro seguía entrando con más fuerza en el interior del francés. Pero por el grosor de su miembro y aquellas paredes internas tan estrechas solo le dieron tiempo para dar unas últimas tres fuertes embestidas contra la próstata del peli verde, quien sentía partirse en dos con aquellas fuertes estocadas contra su próstata que le causaban fuertes y sonoros gemidos de placer que incluso lograban salir de la habitación, se separó del beso para mirar al griego se cerca con el rostro rojo y gimiendo continuamente, apretó sus ojos y dientes aguantando aquellas arremetidas contra su cavidad.

– Aahh...Ahh... Espe... Esper… Aaahh! -Su cuerpo tembló y su voz se cortó al sentir la herviente esencia del otro correr por sus entrañas para después venirse por completo en su interior, llenándole con toda su semilla.

– Agh… mhg D-degel… – El cuerpo del griego cayó rendido sobre el otro, ambos corazones latían aceleradamente al unísono junto con sus respiraciones agitadas y el ahora miembro flácido del heleno, seguía dentro del más joven.

- Ah..Ah... Kar-kardia... Ah... ahh... – Sintió como el pesado y cansado cuerpo del otro sobre el suyo al cual abrazo con sus brazos temblorosos y sus piernas cedían de su agarre cayendo a ambos costados del griego- Kardia... -Susurro apenas audible para el griego aun manteniendo pequeños bultos de lágrimas en sus cristalinos ojos. Una parte de él arrepintiéndose por lo que había echo, mientras que su otra parte se sentía inmensamente feliz por haber estado así con el moreno, quien al menos le había correspondido como él siempre había soñado.

Nuevamente el griego apoyo los antebrazos sobre la almohada y así darse el impulso de acostarse a la par del otro, se sentía fascinado con todo lo que había pasado, aun le era difícil de creerlo. Con uno de sus brazos atrajo al otro a su pecho y le rodeó la cintura, la cual empezó a acariciar con las yemas de sus dedos. Su mano libre quito aquellos restos de lágrimas en el peli verde, sintiéndose mal por haberse pasado con el otro, más en su primera vez.

L-lo siento…

–…. –Coloco su mano derecha sobre la mejilla del griego acariciándola- No te preocupes... Estaré bien... -Le sonrió suave intentando moverse un poco pero aún no se recuperaban sus caderas por lo que solo se movió lo necesario para estar junto al cuerpo del otro, quien sonrío levemente. El mayor fue acortando la distancia hasta atrapar de nuevo los labios ajenos en un beso fogoso, mientras que la mano que aun posaba sobre la cadera del galo descendía un poco, haciéndolo suspirar suave al recibir aquel beso que correspondió sin reparos mientras que su mano tomo desprevenida la curiosa mano del griego.

Sus miradas volvieron a encontrarse por última vez en aquella noche, diciéndose tantas cosas que por desgracia no podían pronunciar con sus bocas. A los minutos ambos cayeron presos en el mundo de los sueños, durmiendo juntos y deseando que aquel momento nunca acabara.

.

(***)

.

A la mañana siguiente el primero en despertar fue el peli azul, sentía su cuerpo pesado además de que la cabeza le dolía y sentía el brazo izquierdo entumecido. Bufo molesto e intento apartarse de lo que fuera que tuviera sobre el brazo, por un momento pensó que se trataba de otra de sus conquistas. Cerro con fuerza los ojos intentando recordar la persona con la que se había acostado esta vez, pero lo único que pudo recordar fue a una persona cuyos ojos eran de un hermoso tono violeta. Piel blanca, largos cabellos verdosos esparcidos por toda la cama, una dulce voz con acento francés, y bellas amatistas por ojos. Su cuerpo se helo por completo, solo había una persona en el mundo que cumpliera con aquellas características.

Degel… Se sintió desfallecer al ver el cuerpo del menor dormir plácidamente.

Degel tenía la cabeza apoyada sobre el brazo del moreno, mientras que su brazo izquierdo rodeaba la cintura del heleno. No lo podía creer, había cometido una gran estupidez. Lentamente y con mucho cuidado de no despertarle se fue levantando, consiguiendo que el menor se removiera un poco. Su mirada zafiro recorrió cada centímetro de aquella piel lechosa que el menor le ofrecía, segundos después fueron las yemas de sus dedos fueron las que recorrieron las blancas mejillas del galo, provocando que el de cabellos verdosos se removiera un poco y Kardia apartara rápidamente su mano.

––Que mierdas he hecho… ––No sabía cómo escaparse de aquella situación, no cuando ambos se encontraban en la misma cama y por sobre todo, ¡desnudos! El corazón del heleno se detuvo en un tris al escuchar la voz somnolienta del menor.

Lentamente fue abriendo sus ojos, de haber querido hubiera seguido durmiendo mas pero aquel tacto sobre su rostro le había despertado. De a poco se fue desemperezando en la cama, pero una fuerte punzada en las caderas le detuvo. Se sorprendió muchísimo al notar que las sabanas de su cama eran rojas, cuando el siempre acostumbraba a usar de colores más claros, lo siguiente que más le sorprendió fue notar el cuerpo del moreno junto al suyo, apenas cubierto por las mismas sabanas.

Kar… Kardia –Los recuerdos de la noche pasada donde ambos cuerpos se fusionaron en uno solo atacaron su mente, haciéndolo enrojecer al instante.

Por otro lado por primera vez el griego no sabía cómo afrontar aquella situación, pues no se trataba de cualquier persona a la que podía desechar. No. El no podía ser así con Degel.

Veo que por fin despiertas –¿Por qué rayos había hablado? –Jeh, Por un momento creí que seguirías durmiendo, es decir, después de todo lo que hicimos anoche

El mayor se levantó de la cama sin siquiera cubrir su desnudez, no sabía qué demonios era lo que estaba pasando con él, se había prometido tratar aquella situación con delicadez pero no podía. No cuando de su boca brotaban palabras con aquel tono desdeñoso que usaba con sus conquistas de una noche.

¿Kardia? –No entendía muy bien que pasaba con el otro. Ese no era el mismo Kardia que lo había tomado anoche, el mismo que le había tratado con amor y había dejado varias marchas sobre su cuerpo para reclamarlo de él y de nadie más. –¿Qué… que sucede?

Degel pudo notar como el otro detenía su andar hacia la otra habitación para medio voltear a verle, la mirada del peli azul lucia distinta a como en realidad era, al menos con él.

Escucha Degel –El de mirada violeta sintió como la temperatura de su cuerpo bajaba un poco, Kardia solo negó con la cabeza y soltó una risilla mientras tomaba sus boxers que habían ido a parar bajo el umbral de la puerta –Lo de anoche fue increíble pero… Espero que esto no afecte nuestra amistad

–¿Que… Que quieres decir con eso? –No lo entendía, así de simple. La mirada del más joven busco desesperada la de su compañero pero este solo le evadía- Kardia

–¡Maldición Degel! Entiende que esto jamás debió pasar yo… yo había tomado mucho

–…. –Bajo la mirada y tomo las sabanas para cubrir más su cuerpo que temblaba ligeramente, y su fleco largo se encargó de cubrir aquella mirada violeta que empezaba a aguarse.

Degel, esto ha sido un error nada más yo… sabes que esto no es normal, ¿verdad? –¿Qué no era normal? ¡¿Pero qué demonios estaba diciendo?! ¡Él no quería decir nada de eso! –Eres mi amigo nada más, y tú sabes que a mí solo me gustan las mujeres

–Lo se… –Respondió en un hilo de voz y sin mirarle a la cara. Con gran esfuerzo se fue levantando de la cama, sintiendo aquellas terribles punzadas en su cuerpo pero nada de eso se comparaba con lo que sentía en su corazón.

–Degel, ¿necesitas ayuda? –Pregunto al ver que el menor se tambaleaba un poco, pero este no contesto –Oye, sé que solo fue un acoston pero aun así

–¡CALLATE! –Para el eso no había sido "un simple acoston" y tanta era la ira, rabia y dolor que sentía que no le importo gritarle al otro. Ambos volvieron a quedarse en silencio, Kardia ya no sabía qué hacer para remediar la situación y Degel, el pequeño galo solo ignoro su dolor y tomo sus ropas y pasando a un lado del griego sin dirigirle la mirada para encerrarse en el baño.

Dejo sus ropas encima del lavabo y abrió el grifo de la ducha, dejando que el agua callera escandalosa y solo ahí se permitió derramar aquellas lágrimas. Desde un principio supo que algo así iba a pasar, ¿pero cómo detenerse cuando la persona que siempre has amado te mira a ti y solo a ti? ¿Cómo podía privarse de aquel momento donde creo que el heleno parecía sentir algo por él? Mientras tanto la cabeza de Kardia era todo un caos, el jamás quiso decir todo eso, no a Degel, no a él.

–¡Maldición! –Tomo sus ropas y se cambió en menos de cinco minutos para luego salir de su departamento, no quería quedarse, no si eso significaba seguir lastimando a Degel de aquella forma.

Para cuando Degel salió de la ducha con una pinta mejor que la de antes, el silencio del departamento solo le hizo entender que aquello no había significado nada para el heleno, que solo había sido otra de sus conquistas. Nuevas hileras cristalinas volvieron a escaparse de sus orbes, siendo acompañadas por un llanto desgarrador y de aquel nudo en su garganta que le impedía hablar.

 
Notas finales:

Bueno... eso ha sido todo por hoy, espero que les haya gustado este otro capitulo, y ya vere cuando publico el cuarto cap~ 

 


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