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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hola, hola!!

 

Creo que solo me falta un flasback...mmhm...creo.

No había podido actualizar, jeje, la verdad que no sabía como comenzarlo; es decir, no sabía que escena empezar xDD

Iba a llamar a esta capítulo, Choque, pero al final cambié de opinión...Así de cambiante soy xDD

 

Espero no hay quedado muy enredado.

 

 

—¡Damas y Caballeros! —Yuya comenzó un espectáculo callejero sobre la explanada principal de una de las plazas más importantes en Berlin. —¡A partir de ahora les voy a dar un verdadero espectáculo callejero! —muchos se vieron interesados, también la gente que comía fuera de los locales a su alrededor—¡Que dé comienzo este día a la alegría y sonrisas a todo el mundo!

Los transeúntes le aplaudieron, había un grupo de ellos que se había quedado a apreciar el espectáculo de aquel extranjero de nacionalidad, aparentemente, japonesa.

Un elegante chico de cabellos castaños y ojos dorados que tomaba un café en una de las mesas  de uno de los locales (fuera de las instalaciones), no parecía atraído por el bullicio de aquel bufón. Sin embargo, el ruido que hacía no lo dejaba concentrar en sus cavilaciones, por lo que solo lo miró algo fastidiado.

El chico de ojos carmesí y cabello rojo con verde en la copa, reía en todo momento; cantaba, hacía algunos malabares combinándolos con trucos de magia y agilidad increíble. La gente sonreía y aplaudía; alguna de ellas le ayudaba a ser parte de los actos de magia o espectáculo cómico.

Los cumplidos y las limosnas eran venturosos, Yuya poseía una energía sin igual y su imaginación no tenía limites. Sus chistes, no eran los mejores debido a la dificultad con el idioma, pero su monólogo en palabras y señas básicas habían conseguido que el show fuera todo un éxito en ese pequeño círculo de audiencia; incluso para aquel chico de ojos dorados, quién ahora lo observaba meticulosamente con los dedos entrelazados y sus codos apoyados sobre la mesa.

—¡Gracias, gracias! ¡Han sido un público estupendo! —hizo una reverencia al terminar— Amigos. No olviden mi nombre, Yuya Sakaki, del país del sol naciente. ¡Les recuerdo que cuando tengan ganas de llorar, solo recuerden mi  show y sonrían!

La ovación se propagó en euforia por parte de todos los presentes. Yuya se iluminó radiantemente esperando haberles llegado al corazón con su show y quizás alguna persona famosa se interesara en su acto.

—Me despido, no sin antes dejarles mi mensaje. —Alzó un puño al aire con mucha pasión y habló fuerte—¡Atrévanse! Si se encojen del miedo, nunca podrán hacer nada. Luchen por alcanzar sus objetivos, y den un paso adelante; siempre felices, con mente positiva, brinden alegría y gratitud a todo, que es lo más maravilloso de esta vida.

Volvieron a aplaudir, Yuya tenía un carisma singular.

Aquel chico de cabellera castaña —que ya se había interesado mucho—, alzó una ceja y abrió algo los ojos por dichas palabras.

—¡Hasta la próxima! —se despidió Yuya abanicando sus dos manos, después alzó un puño al público y guiñó un ojo— ¡Gotcha!

Haou Yuki, el empresario de cabello castaño que tomaba café, quedó extasiado.

—Bastión—llamó a uno de sus sirvientes de forma calmada.

—¿Señor?

—Invita al joven Sakaki a tener una audiencia conmigo, en la mansión. —Sonrió levemente—Dile que me interesa su acto.

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Una semana después.

 

Gemía pausadamente, su respiración acortada y sudor en el cuerpo, demostraban su estado de extrema excitación. Ya no podía más, pero aquella droga que le habían administrado, —forzosamente—, solo lo torturaba y no dejaba a su mente pensar.

Su lengua estaba fuera de su boca, derramando abundante saliva y fluidos por casi todo su cuerpo. Aquellos ojos carmesí lloraban del excesivo placer que el magnate le hacía sentir.

Haou lo estimulaba rítmicamente con su boca sobre su miembro, sin perderse ni un segundo de las reacciones que Yuya hacía con aquel hecho, sobre todo las de su rostro.

El magnate lo había tomado desprevenido; cuando entró en la mansión (por primera vez) y se presentó con él, estaba seguro que su futuro por fin brillaría y subiría muy alto en el mundo de la farándula. Pero el magnate solo le había sentenciado de por vida con el pretexto de la fama fácil. Primero debía aprender a saber a quién le pertenecería su “acto”:

 

 

—Le garantizo sonrisas a todo su público. Quedará satisfecho.Yuya hizo una reverencia al presentarse con el empresario.

Haou lo miró divertido, ese chico no se maginaba lo que quería realmente.

Ingenuo, atrevido, optimista, alegre y simpático, como su hermano.

Lo sé. se acercó a él para acariciarle el rostro. Yuya se dejó tocar sin comprender, quizás sea una forma de expresar su aprobación de los Alemanes. Sin embargo, no evitó que se pusiera nervioso.Te haré brillar, pero primero debes de mostrarme tu acto.

¡Claro que sí! ¡Deme un escenario y quedará complacido!

Haou sonrió perversamente.

—Quedar complacido. Esa voz me agrada.

 

 

Era tortuoso, era humillante, demasiado para su joven cuerpo adolescente.

— ¡Ahhhh! — derramó todo su semen en la boca del magnate. Este retuvo el líquido y después beso a Yuya en los labios haciendo que tragara su propio fluido.

El chico de entretenimientos estaba asqueado, casi se vomitaba por la acción, pero solo pudo ceder.

— ¡Ya basta, por favor! —imploró tosiendo.

—Eres una joya sin duda, Yuya. —Haou se relamía los labios—Realmente me entretienes.

—Esto no…no es lo que quería. —Todo su cuerpo temblaba.

Haou volvió a sonreír.

—Sonrisas al mundo, lo has dicho. Me has hecho sonreír mucho, Yuya Sakaki. No te imaginas cuan feliz soy y no me cansaré.

 

Aquel día en la explanada, donde sus ojos dorados se posaron en la figura de Sakaki por primera vez, Haou había salido a buscar a Johan; debía seguir en Alemania, por lo que quería obligarlo a regresar a la mansión aunque tuviera que usar la fuerza bruta. Era algo que solo él podía hacer. Pero en vez de eso, encontró a alguien muy interesante.

Yuya se parecía mucho a su hermano Jaden, al hermano que tanto extrañaba y quería.

Ningún otro cuerpo había sido marcado de esa forma tan brutal y enferma como el de Yuya Sakaki. De muchas maneras oprobiosas e imaginativas; era el único cuerpo que tomaba todos los días, haciendo heridas nuevas cada vez y más salvajes. Pero con cierto “amor” que demostraba en sus flagelaciones y gemidos, todas las veces satisfecho.

En poco tiempo Yuya había perdido su espíritu para reemplazarlo con el temor. Deseaba morir, deseaba huir, pero las salidas estaban cerradas por completo y aquel hombre lo aterraba. Ni siquiera podía salir a los jardines, al comedor, o deambular por los pacillos; estaba totalmente encerrado en esa habitación que pertenecía a Haou, vigilado por dos guardias a todo momento. Aunque no todo era malo, el magnate se tomaba el tiempo para sonreírle y besarlo, haciéndolo sentir— por poco tiempo— amado, antes de empezar con sus torturas sexuales.

Haou tenía sus preferencias en cuanto a dolor: para los infelices que no le importaban, los maltratos eran de golpes directos, y por lo general hacía que sus matones acabaran con todo el proceso mientras él observaba o simplemente se retiraba sin darle valor. Pero para quién había llamado su atención, podía llegar a obsesionarse de una forma peligrosa, mas nunca tocaba su rostro, ya que era la parte sagrada de su lienzo, donde se encontraban los ojos, las puertas al alma, la expresión a su Dios, y el temor o el amor. Por lo que aquellos bellos rostros no debían ser tocados en esa área, ni por él.

El cuerpo de Yuya se había convertido en un mapa desgarrado, pero su rostro seguía siendo perfecto. Haou siempre trataba de tener buenas atenciones con él, pues era todo lo que siempre quiso hacer con su hermano. Solo que nunca tendría el valor o el corazón para hacerlo realidad en él. Mientras su hermano sea feliz, él podía mantenerse bien con sus fetiches, y lamentablemente, Sakaki era lo que pudiese llamarse un fetiche sexual, para satisfacer sus deseos enfermos sobre su hermano.

Así que no lo dejaría nunca.

 

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Tiempo después.

 

Los sollozos de Yuya se escuchaban por todo el pasillo. Ya le tocaba el cambio de guardia a uno de los dos vigilantes de la entrada a su habitación.

Haou no se encontraba, había salido por un asunto de negocios, aunque sabían que no demoraría.

Fue entonces que el único guardia que se encontraba vigilando entró a la habitación del muchacho. Muy apresurado.

Yuya estaba sobre el suelo, limpiándose sus lágrimas con sus manos; solo con el pantalón puesto y mostrando sus heridas al aire.

—Yuya—le llamó el guardia. Era un chico de su edad, con el cabello en dos colores; castaño claro en la parte de atrás y cuatro flequillos dorados en la parte de enfrente. Ojos azules y tez blanca.

El chico de Japón lo miró, había perdido el brillo en sus ojos y las ojeras lo hacían lucir demacrado.

— ¿Sawatari? —aquel guardia era el único que le había dado un trato humano, sin despectivos o visitas irónicas.

—Yuya, ya no soporto que te haga esto. No sé por qué es más cruel contigo. Ni a su antiguo novio había tratado de esta manera. Es más, se notaba el amor por él, pero contigo, no sé qué le sucede, es demasiado violento. —Corrió para darle nuevas ropas y comenzar a vestirlo—No puedo seguir fingiendo que no me interesas, Yuya, voy a sacarte de aquí.

Yuya estaba sorprendido, pero sobre todo conmovido, Shingo Sawatari era su único amigo en el poco tiempo que se les podía permitir.

—Pero…si te descubre, te matará.

—No lo hará—sonrió tiernamente regalándole la confianza que tanto le hacía falta a Yuya y que Haou había destrozado. Lo cubrió con una capa con capucha blanca para que los colores de su cabello no lo delataran. —También me iré, te ayudaré y después huiré.

El corazón de Yuya latió rápidamente, después de todo, todavía había esperanzas en la humanidad. Tuvo el impulso de arrojarse a sus brazos, lo cual fue  correspondido.

—Tranquilo, todo va a estar bien.

Sakaki no objetó nada, tembló y trató de contener las escandalosas lágrimas, estaba desesperado; intentaría todo con tal de salir de esa pesadilla.

Siguió a ese chico como su sombra, parecían dos espías mezclándose en las esquinas de la mansión con mucha cautela. Haou no era muy cuidadoso con la seguridad, debido a que todos le temían, nunca esperaría una traición desde adentro, ya que, si alguien lo hacía, estaba garantizada una muerte lenta y dolorosa de su propia mano, tarde o temprano.

Shingo también temía, pero ya estaba harto; así que jugaría con su suerte y planeo todo con anterioridad; los ángulos, las personas que se encontraban en el lugar y los momentos o atajos que podían tomar, ya los había considerado. El conocía la mansión, no como la palma de su mano, pero sí lo más relevante, y sabía que en la cocina había un escape que conectaba a las calderas, solo podían entrar ahí arrastrándose por la ventilación, ya que si lo hacían por los pasillos hasta el sótano, podrían toparse con alguien y eso sería desastroso.

Todo iba bien, se arrastraron por el ducto hasta las calderas. Solo la mugrienta alcantarilla que daba a las cloacas de la ciudad podía significar una salida. No importaba el hedor o la putrefacción de residuos de dudosa procedencia del estrecho lugar, no podía compararse con la inmundicia de estar en manos de Yuki. Por lo que no se detuvieron ni un momento al mancharse las ropas.

 

Sora, quien era el otro guardia de cambio de turno, había visto el cuarto vacío y la ausencia de su compañero. Rompió su paleta que comía con sus  dientes y afiló la mirada.

 

Estaban en las alcantarillas, ya solo faltaba un paso. Shingo iluminaba todo con una lámpara de mano, apresurando sus pasos. Yuya casi podía abrazarlo por la espalda debido a la adrenalina y el terror de ser descubiertos.

—No te preocupes Yuya, ya falta poco. —le repetía en tono alentador.

— ¡Haou puede estar aquí! —tembló. —No debimos…

— ¿Qué dices? —rio elegantemente—No seas infantil, Yuya. Aunque ese demonio es un excéntrico psicópata, no creo que nunca pise este lugar ni aunque su vida dependiera de eso. Anda, confía más en ti, puedes hacerlo.

Sus palabras provocaron que Sakaki volviera a sentirse motivado. Se miraron íntimamente a los ojos antes de seguir adelante. Shingo trataba de que ese chico volviera a sonreír, pero no lo logró.

En ese momento se escuchó el sonido alejado de una escandalosa alarma, que hacía eco por todas partes, incluyendo allí.

— ¡¿Qué es eso?! —Yuya ahora si se abrazó con fuerza al cuerpo del guardia, destrozado de los nervios.

— ¡Maldición! ¡Nos descubrieron! —Lo tomó de la mano y comenzaron a huir con rapidez— ¡Corre Yuya!

Apresuraron el paso. Toda la mansión se había puesto en alerta y absolutamente todos buscaron al chico, o seguro les iría mal.

Sin embargo para los guardias ya era tarde, ambos chicos no tardaron en salir, alejados de los dominios del magnate, sobre calles alemanas.

Shingo soltó al cautivo para que sus pasos no se entorpecieran juntos, corrieron un par de metros.

— ¡Yuya, corre! —Shingo solo se lo repetía, esta vez alterado.

Yuya estaba atemorizado, comenzó a correr más rápido pero después se viró para darse cuenta que su amigo no lo seguía.

— ¡¿Qué esperas?!

—Yuya—le sonrió Shingo—No dejes que esto arruine tu vida. Por favor, te doy libertad pero prométeme que tratarás de volver a empezar, de sonreír y sobre todo: de no rendirte. Yuya, te quiero. Recuerda que siempre hay una solución…

— ¡¿Pero qué harás tú?!

—Debo quedarme a afrontarlos y hacer tiempo. De lo contrario, te atraparán.

— ¡No podría dejarte!

Algunos gritos se escucharon aproximándose.

—No hay tiempo. ! Corre! ¡Haou no tardará en estar aquí!

Sakaki tenía la expresión más amarga que pudo haber hecho en su rostro, solo apretó los ojos soltando lágrimas y siguió su trayecto despavorido con algo de impotencia en sus sentidos.

Sawatari sonrió mientras lo veía alejarse.

—No olvides siempre, sonreír….

 

 

 

Capitulo 14.- Traición.

 

 

Alemania

Habitación de Haou

 

Yuri contemplaba las facciones de Yuya, quien estaba recostado en la cama en un profundo sueño. Su sonrisa ancha y sus deseos de poseerlo se apoderaron por completo de él, mas lo le era permitido.

Miraba a cada momento la entrada de la habitación esperando no ser descubierto, su sudor perlaba su frente, pero la tentación de ese chico era muy fuerte. Acarició su rostro tranquilo, y lentamente le dio un suave beso en los labios.

—Jeee, Yuki te da un trato especial. Ni siquiera yo he dormido en esta cama. —coló su traviesa mano por debajo de la playera del chico para sentirlo más profundamente, pero al hacerlo se percató de sus múltiples cicatrices.

Yuri quedó extrañado, levantó entonces la prenda para notar todas esas marcas en la piel del chico, eran demasiadas. Lo miró entonces al rostro con los ojos desconcertados.

—¡Tú..tú ya habías estado aquí! —Yuri tragó saliva. Conocía muy bien el trabajo del magnate sobre otros cuerpos, pero nunca pensó que los nuevos integrantes, en realidad fueran viejos conocidos.

— ¿Por qué? —obviamente no tuvo respuesta. Pensó quizás que se trataba de un infeliz que había herido el orgullo del magnate y ahora recibiría su castigo, o quizás había hecho mal su trabajo y pagaría las consecuencias; pero por más que se daba una idea, solo podía pensar que en realidad había sido alguien importante para el Yuki, puesto que lo había traído de vuelta.

Algo raro estaba pasando, recordó el rostro de Yuto, de Yugo y pensó en el propio. Ahora miró Yuya; no era difícil imaginar lo que había pasado y el patrón en común que poseía los cuatro. Entonces ató cabos, ese chico había estado mucho antes en las garras del empresario que ellos, y de alguna forma habría escapado.

—Ya veo—esta vez sus ojos reflejaban furia—Al buscarte a ti, nos confundió contigo.

Lo alzó del cuello de la camisa para acercar su rostro inconsciente.

— Con que tú eres el responsable de que yo haya caído aquí —rio divertido después endureció su rostro—Infeliz.

Yuri tenía muchos privilegios junto al magnate. Haou le había enseñado a administrar algunas cosas y le tenía trabajo casi siempre, aunque sea de cuidador, siempre y cuando no saliera de la mansión y lo dejara tomarlo. Lo odiaba. Eso último casi no pasaba, pero era aterrador cuando lo hacía , y  lo hacía sentir un objeto, un desahogo, una puta, ya lo tenía asqueado; por lo que él se desquitaba con los chicos semejantes a él de otros países (Yuto y Yugo), disfrutando al hacerlo, alejándose mentalmente de aquellas manos y esos ojos dorados que le helaban la sangre.

Quería ser libre.

Le dio una fuerte cachetada que había enrojecido su mejilla. Yuya seguía sin despertar. Yuri quería molerlo a golpes, pero tuvo que contenerse, o seguro Haou lo mataría.

—De alguna forma…—sus ojos entristecieron— Debo vengarme…

 

Salon Special Satisfaction “S”

 

Era un cuarto grande, con toda la pinta de departamento. Tenía una sala en el centro, comedor a unos pasos, baño grande y recamaras al rededor. Por lo menos 4 recamaras cómodas con su respectivo toque moderno. Pero sobre todo, velas, velas aromáticas y luz tenue era lo que abundaba, por lo tanto el lugar olía muy bien.

Kiryu había depositado al vendedor sobre una ancha cama. Lo contemplaba desde una silla mientras él tomaba su licor.

No sabía por qué, pero ese chico le daba pena, se veía tan inocente y dulce, que realmente odiaba tenerlo ahí.

Suspiró, después fue hasta él y absorbió su aroma, embriagándose con él.

—Debes resistir. Trataré de que Yuki no se fije en ti. —susurró sobre su oído—Solo mantente cerca de mí, y no te pasará nada.

Siguió contemplándolo, estaba como hipnotizado con él. No podía imaginar su destino si cayera en manos de los clientes. Porque ese chico garantizaba abundantes ventas indudablemente, sin embargo, Kiryu no quería que nadie lo tocara. Ante sus ojos, ese chico era mandado del cielo.

No podía tocarlo, pero sentía una fuerte atracción por él. También le aterraba el ser descubierto, sobre todo por Haou.

 Depositó un dulce beso en su frente y regresó a contemplarlo desde la silla, nuevamente.

—Dicen que es amor a primera vista…—se burló de su patética existencia. —Que débil soy.

 

 

Érfurt. Capital de Turingia.

Rancho Kaiba.

 

Kaiba tenía la cara desencajada, su mente estaba en blanco.

— ¡No! ¡No puede ser!... ¡Yo lo dejé protegido!

Mokuba siguió explicando.

—Las cámaras lo captaron todo. — mandó un video que reprodujo los hechos.

— ¡DEBLIN! —casi tira la tableta al piso cuando se dio cuenta. — ¡Ese maldito!

Seto Kaiba sabía que enfrentarían a un poderoso enemigo en Alemania, sabía que estarían en peligro sus vidas y que sus resultados dependían demasiado de su suerte, ya que Haou Yuki podría asesinarlos en cualquier momento. Es por eso que decidió dejar a Joey en Japón, al cuidado de los guarda espaldas, de entrenados y fiables guardaespaldas, pero ahora reconsideraba  su grave error.

—Tratamos de rastrearlo, pero es imposible, Seto, algo interfiere con el satélite.

Kaiba apretó los puños en furia, tenía el impulso de regresar a su país de inmediato solo para, esta vez, moler a golpes a ese oportunista de Deblin.

Atem posó su mano sobre su hombro para tranquilizarlo.

—Kaiba, sé que amas a Joey. Deberías regresar…

Extrañamente el CEO de KC, no peleó contra él, estaba muy alterado. La única imagen que le daba vueltas en su cabeza era su asistente; aquella sonrisa, los berrinches, los enojos, sus ojos. Era su ángel rubio y ahora estaba en manos del enemigo debido a su estúpida decidía.

—Nadie te pidió tu opinión, Atem. —el insulto había sido flojo, y se notaba su preocupación ya que nunca lo había llamado por su nombre de pila.

Todo quedó en suspenso, ahora no solo tenían a Yugi en peligro, si no que Joey también estaba en ese desastroso  estado, sin mencionar a los demás.

 

Siempre te metes en problemas, cachorro—Kaiba retuvo un sentimiento de desesperación. Tenía un mal presentimiento. Deblin solo había estado esperando el momento de…

Un momento, ahora que lo pensaba, Deblin estaba en el momento más oportuno y preciso, no creía que fuese por casualidad.

 

—Tch. Ese maldito…! Ese maldito! —Todos le prestaron atención por lo agresivo de sus palabras— ¡Ese maldito de Deblin está aliado con Haou de alguna manera!

La sorpresa fue latente.

—¿Por qué dice eso? —preguntó el asistente de ventas.

—Solo piénsenlo. ¿Cómo fue que Haou supo de Yugi?

Era verdad, tenía mucho sentido; la noticia les cayó como un balde de agua fría en la espalda.

—Debió haber llamado a Haou, y él se hizo cargo del resto. —continuó hablando Kaiba—Fue hasta la casa de Yugi y … ¿Pero dónde está su abuelo?

—Muerto seguramente—contestó Reginland controlando su alteración.

Atem entristeció. En cuanto Yugi se enterara de esa tragedia, seguramente lo vería sufrir.

—¿Qué haremos?

Kaiba mantuvo la compostura.

—Mokuba. —habló con voz firme— No importa a quién tengas que contratar, ni el precio o los recursos. Que todos los agentes de Kaiba Corp se movilicen para localizar a Wheeler. Quiero un ojo en cada casa, en cada auto, en cada cuna de bebe, donde sea, solo encuéntrenlo  y pongan especial atención en las aerolíneas, los muelles y las Aduanas. No permitiré que ese maldito mapache se quede con mi pertenencia más valiosa. ¡Y no quiero errores!

—¡Sí hermano! —apresuró la orden, se sentía motivado; su hermano era todo un líder.

—Ya veo que yo tenía razón, Kaiba. —Habló Atem— Joey es…

—Lo que sienta por Wheeler no es de tu incumbencia, Aknamkanon. Por ahora, se útil en algo y pon a tus esclavos a buscar a Jaden. Lo necesitamos si queremos ganar.

—No tienes que decirlo, ya me adelanté, Kaiba. Ya lo están buscando desde que supe la noticia.

—A sí, vaya. —ironizó, después cruzó los brazos.

—Esperemos que la suerte esté de nuestro lado y salvemos a Yuma y a los demás. —Shark también estaba preocupado.

—Por ahora sigamos con la infiltración. —Dictó Noah—Lastima que no pude saludar a mi Moki, lo extraño tanto… pero ni hablar —suspiró—, ya habrá otra oca…

—Concéntrate Noah.

—Bueno, conozco a alguien de allí. No es el más fiable, pero ya es algo. Trataré de contactarlo y a ese tal Yusei.

 

Japón. 2:00 a.m.

Hotel Cubes.

 

No, no lamento nada. No, nada de nada. Ni el bien que me han hecho, ni el mal, todo eso me da igual No, no lamento nada, está pagado, barrido, olvidado...me importa un bledo el pasado…—Ducke Deblin estaba cantando al ritmo de Non je ne regrette rien de Edith Piaf, estaba muy contento y afilaba una pequeña navaja, sin poder contenerse su sonrisa ancha. —Con mis recuerdos, he encendido un fuego. Mis penas, mis placeres…Ya no los necesito…

Joey dormía plácidamente sobre la cama del hotel, sin percatarse de nada sobre su entorno; o algo que pudiera perturbar su tranquilidad.

No, nada de nada. No, no lamento nada. Porque mi vida, porque mis alegrías…—se acercó a Joey con la navaja en mano—Hoy comienzan contigo.

La punta del filo a penas toco el rostro del rubio, delineando el contorno de las mejillas, bajando hasta su pecho, pero sin hacerle daño.

Duke lo volvió a besar hambrientamente, como ya lo había hecho con anterioridad desde que cayó en su poder, ya no esperaba por divertirse con él; de escucharlo gemir, de saborear sus fluidos y deleitarse con sus lamentos. Quería escuchar sus súplicas, sus gritos, sus humillaciones; pero sería paciente; necesitaba llevarlo lejos de Japón primero, para que nadie los encontrara jamás y donde su “amor” floreciera.

—Ya falta poco mi amor. —acarició su rostro—No te impacientes. Pronto te haré mío.

Su risa se escuchó ansiosa.

—¿Eh? ¿Qué dices? —Duke ladeo la cabeza parando la oreja, como si Joey le estuviera hablando bajito— ¡¿Qué quieres que te lo haga salvajemente?! ¡Por supuesto que sí, mi ángel! Jajaja, por ti, lo que sea. —soltó una escandalosa carcajada, la euforia lo dominaba.

Y lo volvió a besar, a acariciar todo el cuerpo por sobre la ropa. Atacó el cuello, prendiendo su propia agitación y deseo por aquel perfecto cuerpo.

Pronto sería suyo, hizo un esfuerzo sobre humano para controlarse y se alejó de él.

Después llamó a un agente quien lo ayudaría a salir del país y arribar a Taiwan. Duke tenía conocidos por todo el mundo, y su escondite favorito era Taiwan.

Empacó sus pocas pertenecías, y se cargó a Joey en brazos.

El auto que manejaba era lo de menos, siempre podía obtener otro debido a sus trabajos y el material que requería para laborar. Los autos eran una herramienta fundamental si querían que realizaran sus servicios. Al llegar al aeropuerto, no le dolería abandonarlo.

Subió y acomodó al rubio en el copiloto, después puso su música favorita a todo volumen, ese momento había que festejarlo.

Viólame, amigo. Viólame otra vez. No soy el único…Ódiame. Hazlo y vuélvelo a hacer….

Rape me de Nirvana entonaba ahora y lo hacía feliz. En cada estrofa no podía evitar soltar una carcajada de lo bien que había salido todo. Demasiado bien para su gusto, pero prefería no pensar en eso ahora.

Tanta era su alegría y confianza que no notó un par de camionetas negras siguiéndolo muy de cerca.

Iba al aeropuerto, cuando fue interrumpido con un disparo que hizo trizas el vidrio de atrás. Deblin solo agachó la cabeza y de inmediato miró por los espejos laterales.

—¡¿Pero qué rayos?! —aceleró.

Otro disparo había puesto a sudar al peli-negro, esta vez en uno de los cristales laterales de atrás. Esos tipos iban con todo, si no era precavido, podrían herir al rubio.

Sacó un revólver de la guantera y —tratándoles de atinar y manejar al mismo tiempo—disparó a discreción, contestando la agresión, mas sabía que no sería rival.

Ambas camionetas se le cerraron hasta estrellarse con él, en los laterales. Duke trató de mantenerse en el camino, puesto que no se detendría ya que eso es lo que esos tipos querían.

Hizo una maniobra, Joey no pudo evitar pegarse en la cabeza con el filo de la ventana cerrada. Eso había exaltado al pelinegro, pero tuvo que seguir con su plan de escape. Afortunadamente, él tenía un deportivo, por lo que les llevó la delantera fácilmente, esquivando los disparos y los automovilistas que transitaban la autopista. Se notaba la experiencia.

Hasta que en una curva, una bala impactó con los neumáticos traseros de su deportivo, provocando que diera vueltas en el asfalto, sin voltearse (afortunadamente), y se estrellara en una barda.

Duke salió arrastrándose del asiento del piloto, su rostro no había podido evitar impactarse contra el volante y sangrar. El motor del auto estaba en llamas, eso era muy peligroso, pero a los agentes no parecía importarles.

Dos de ellos se pararon frente a él, apuntándolo con un arma, mientras otro abría la puerta del copiloto y se llevaba al rubio.

—¡Déjenlo! ¡¿Qué hacen?! —miró al agente de negro con lentes oscuros. — ¡¿Quién los envía?!

El agente solo sonrió como hiena, y le dio una fuerte patada; esa fue su forma de despedirse del chico antes de subir de nuevo a la otra camioneta y partir.

Duke había quedado aturdido sobre el asfalto.

 

Alemania

Carretera norte Frankfurt

 

Jesse ya se había dado cuenta del auto que los seguía. Manejó a velocidad moderada, aparentando que no los miraba. Sería un problema si algo le llegara a pasar a Jaden en el camino, por lo que se detuvo en una cafetería de paso, a cargar gasolina.

Bajó fijándose discretamente del auto que se aparcaba junto a ellos, como si también fueran a cargar gasolina.

Dos hombres bajaron, uno de cabello largo hasta los hombros peli-turquesa oscuro y el otro castaño largo también; se acercaron a él fijándose en su entorno, que estaba poco concurrido.

Jesse los miró a la cara sin hacer ningún gesto.

—Eres la zorra de Yuki. ¿Verdad? — dijo Zane agresivo

Jesse no comprendía, no dijo nada.

—No queremos llamar la atención. —Zane hizo una breve pausa—Entréganos al chico y trataré de acordarme dejarte con vida. —le apuntó con un arma, al parecer era una poderosa escuadra magnum de 9mm. Le destrozaría la cabeza en añicos si le disparaba con eso.

Pero Anderson no se impresionó.—¿Quiénes son ustedes? ¿Y por qué se creen con el derecho de darme órdenes? ¿Qué es lo que quieren con este chico?

Jaden comenzaba a despertar cansinamente, vio su situación y el lugar, tratando de reconocer algo. Rápidamente su visión se posó sobre Jesse y esos dos chicos.

—¿No me recuerdas? —Zane enfureció— Que mal por ti. No tengo por qué darte explicaciones.

—Pues entonces, no tengo por qué obedecer tus peticiones.

Ambos se retaron. Attikus los estaba viendo hasta que su mirada descubrió a Jaden despierto.

—¡Hey tú! —Attikus sacó un arma y le apuntó al castaño—¡Baja del auto!

El establecimiento tenía cámaras. Un lente estaba apuntando directamente hacia ellos; no se habían percatado.

Otros autos habían llegado a cargar gasolina, pero al contemplar la escena seguían su camino.

No tendrían mucho tiempo si alguno diera la notificación a la policía.

—¡Vamos muévete! —alzó la voz el castaño de cabellos largos.

Otro trauma le vendría al diseñador de KC seguramente. Se tensó, todavía no podía superar los eventos pasados de esa mañana. Por el sol en lo alto, podía deducir que era la una o dos de la tarde.

—Esto es una pesadilla. —se dijo y salió del auto con las manos en alto.

Zane afiló la mirada contemplándolo de pies a cabeza. Un vago recuerdo le llegó a la cabeza:

 

 

 

Creo que es una buena oportunidad, Zane. Industrias Yubel tiene a los empleados mejor pagados del país.dijo un chico de cabello abundante color agua-marina, bajito, no más de 16 años; usando lentes pequeños de forma redonda.

Se me hace muy raro que no hicieras exámenes, ni pasaras por un sindicato. Ni siquiera tienes contactos allí. Es raro que ese desconocido te haya dado trabajo tan rápido.

No es un desconocido, es un asesor de carreras. Creo que si comienzo desde abajo en esa empresa, cuando cumpla 30, ya habré tenido un buen puesto.

No Syrus, me da mala espina. Mejor sigue estudiando.

Pero puedo estudiar y trabajar, me dijeron que puedo hacerlo. Y que el ambiente de trabajo es placentero, que conoceré a muchos clientes, muchas costumbres, y que con mi carisma,  puedo subir rápido.

No creo, me suena a engaño. Quédate aquí.

—Pero…

—No. Ya habrá otra oportunidad.

Syrus entristeció. —Está bien, hermano.

Pero su curiosidad y ambición fue más, Syrus asistió a la entrevista y esa fue la última vez que sintió la briza de su libertad.

 

Mansión Dorngerber.

 

El sr Truesdale. —un sirviente hizo reverencia al abrir la puerta y dejar pasar a un furioso chico, se retiró rápidamente sin ver a los ojos a su amo.

Haou miró al invitado desde el escritorio, en un semblante aburrido.

¡Sé que mi hermano está aquí! !Exijo que me lo devuelvan!Zane habló violento, directo al punto.

¡¿Hermano?!Haou hizo una pausa Pensé que hablaríamos de otros negocios.

¡¿Otro negocio?! ¡¿Así es como lo llamas?!! Hace una semana vino a hacer una entrevista de trabajo. Su amigo Chumnley lo vio entrar, pero no salir. ¡Debe seguir aquí!

Yo no hago entrevistas aquí. Debió ir a otra parte.

¡Estamos completamente seguros de que está aquí! pegó en la mesa con sus dos puños amenazando al magnate quién no reaccionó ante su furia. Johan, que estaba parado a un lado de él, solo viró sus ojos hacia el techo sin hacer mohín.

Su actitud molestó al castaño, ya que su té había derramado una gotita sobre la mesa de caoba, pero le pareció interesante ese interés desesperado por su hermano. Hizo una pose como que trataba de recordar.

Truesdale, ehh…mmhm…

Zane comenzaba a desesperarse, estaba muy nervioso y con un mal presentimiento. Además que sentía temor en su presencia, pero logró controlarse pensando solo en Syrus.

Amor de hermanos…Los pensamientos del magnate volaron.Es un bello sentimiento…¿Qué tanto lo amas?

¡Déjate de juegos! ¡Regrésalo! —volvió a pegar en la mesa.

Haou volvió a ver un par de gotas derramadas de su té sobre su escritorio, ya estaba molesto.

Me agrada tu actitud, Zane—lo miró con ojos diabólicos—,¡Pero no es la forma!Haou se levantó de golpe y le dio una fuerte cachetada que tumbó el cuerpo del invitado muy fácilmente, su caída había hecho que se pegara en la nariz con la alfombra y sangrara. Zane estaba sorprendido, se tocó el lugar dañado mientras veía acercarse al magnate.

Syrus Truesdale,dijo el magnate con tono sepulcral mezclado en burla. Sus ojos dorados aterrorizaron aquel cuerpoIngenuo, tonto, llorón, manipulable, sin ambiciones, zalamero…

Cada calificativo hervía más la sangre de Zane.

Pensé que sería divertido, o interesante, pero no; resultó ser…de los segundos. Y esos no me interesan.

Zane no comprendió a lo que se refería, comenzó a experimentar el terror al darse una idea.

Haou lo miraba en pose superior, fue hasta su escritorio y del cajón izquierdo sacó unos lentes, entonces se los aventó en la cara.

Zane, al mirarlos, pudo reconocerlos.

¡Syrus!estaba atónito.

Por favor Johan. Lleva al sr Truesdale a la salida. Hemos finalizado la audiencia. —volvió a sentarse tranquilamente.

Johan afirmó con un cabeceo y lo arrastró fácilmente.

—¡NO, SYRUS!trató de zafarse inútilmente ¡MALDITO SEAS, YUKI!

 

 

 

Zane apretó los puños en furia. Ahora por fin, podía hacerle pagar lo que le había arrebatado.

—¡Tú eres el hermano de ese cerdo de Haou Yuki! ...! Jamás, jamás perdonaré lo que ese desalmado le hizo a mi hermanito!

Jaden no estaba listo para recibir más ataque contra su dulce hermano. Todavía se negaba a aceptarlo.

 —¡No! ¡Haou no haría… —las palabras de Jaden sonaban todavía esperanzadas, algo de duda se podía apreciar en ellas, pero siempre defendía.

—¡¿A no?! Que te lo diga aquí su zorra. —Miró al peli-turquesa— ¡Cuéntale Johan!

Jesse afiló la mirada.

—Johan Anderson es mi hermano.

Ambos hombres se sorprendieron, vaya casualidad.

—Un juego de gemelos. Ya veo. Entonces ustedes deben ser los gemelos buenos. —ironizó Atticus.

—No me importa quienes sean, ¡Vendrás con nosotros, Yuki! —Zane volvió a amenazar, pero Jesse se interpuso frente a Jaden con el ceño fruncido. Aquellos ojos naranjas le recordaban mucho a los del magnate.

—Este chico no tiene la culpa de lo que su hermano haya hecho. —Aclaró Anderson—Ni siquiera sabe lo que está pasando. El es inocente. Si quieren venganza, vayan con su hermano y descarguen su furia contra él.

Truesdale apretó la mandíbula.

—Es cierto lo que dices, pero mi hermanito tampoco tenía la culpa. No había alma más inocente que la de él. Y aun así, ¡no hubo justicia!

Todo quedó en silencio.

—Déjame ir con mi hermano. —Habló de repente Jaden—Te prometo que habrá justicia para tu hermanito, ¡para todos! Pero te suplico, déjame encarar a Haou Yuki. —Jaden afiló la mirada.

Su determinación impresionó a todos, estaba lleno de dudas pero furia también; necesitaba encontrar las respuestas y parecía que tomaría cartas en el asunto muy severamente.

Attikus y Zane lo pensaron detenidamente; el sol seguía transcurriendo y la brisa movía sus cabellos suavemente junto con algo de tierra.

—¿Qué me garantiza que no son palabras vanas para dejarte escapar únicamente?

—Yo también quiero entender su actitud repúgnate. El…él no era así, y todavía no puedo creerlo pero… tampoco puedo ignorarlo. Si es verdad lo que dicen, yo mismo haré que pague. No puedo permitir que esto continúe.—los orbes cafés se centraron avasallantes.

Zane miró aquella voluntad reflejado en sus ojos, por extraño que pareciera, le creía; había avivado alguna esperanza. Notaba que ese chico no estaba enterado de las injurias de su hermano, y que por ende, podía ser el salvador para muchos otros jóvenes de las garras de Yuki. Bajó su arma sin dejar de analizarlo.

—¿Cómo te llamas?

—Jaden.

—Jaden, yo, Zane Truesdale, creo en ti. Por favor, no me defraudes. Creo en ti, y sé que lograrás que ningún otro “Syrus Truesdale” caiga en manos de gente tan perversa como tu hermano.

Al castaño le dolía que se expresaran así de su querido hermano, pero no había mucho que él pudiera comprobar para demostrar su inocencia. Jaden no dijo nada, únicamente sostuvo su mirada firme.

Jesse sonrió de lado, su corazón latía más rápido al presenciar la fuerza de su amado. Attikus también bajó su arma.

—Toma este celular. —regaló Attikus. —con él podremos estar en contacto. No dudes en pedir ayuda si las cosas se ponen difíciles. —le guiñó un ojo al momento de entregarlo.

Truesdale había depositado toda su fe en ese chico de ojos cafés, se repetía a sí mismo “No me defraudes” interminablemente.

Una camioneta blindada pasó rápidamente a un lado de ellos, los hombres en su interior comenzaron a disparar desde las ventanillas.

Por instinto, Jesse abrazó a Jaden y lo cubrió con su cuerpo. Attikus no había tenido suerte y fue herido en sus piernas y un brazo, mientras que Zane alcanzó a cubrirse con su auto.

—¡Attikus! —gritó al escuchar los alaridos de dolor del castaño más alto.

Aquellos hombres, cuatro en total, se bajaron de la camioneta. Dos golpearon a Zane y a Attikus, ellos solo pudieron hacerse ovillo y resistir las agresiones.

—¡Regresa al auto! —Jesse ordenó a Jaden, pero un hombre robusto golpeó al peli-turquesa apartándolo de él.

—¡Por fin, podré tener a Haou Yuki lamiendo de mis botas! —dijo el hombre que parecía un militar bien entrenado. Jaden dio dos pasos atrás y quiso huir, pero otro le cerró el paso y lo tomó por los cabellos.

—¡Vamos a divertirnos mucho contigo, antes de presentarte con Yuki! ¿Verdad que serás un buen niño? —hizo mofa el sujeto que tenía agarrado a Yuki, jalándolo más de los cabellos, hablando fuertemente sobre su oído.

—¡Jaden! —Jesse corrió para salvarlo, mas ese hombre militar, musculoso, lo volvió a golpear, burlándose de él en el proceso. Entonces el Anderson esta vez se puso serio.

—¡AH! —Jaden luchaba por ser liberado; fácilmente estaba siendo arrastrado hacia la camioneta.

Jesse miró la escena, se lanzó salvajemente contra ese hombre militar con golpes certeros a la par de sus fuerzas. Era algo que aquel hombre no se esperaba, la pelea estaba resultando ser furiosa, pues los golpes que le daba al Anderson, no parecían afectarle.

—¡¿Qué eres tú?! —el hombre comenzó a intimidarse, ya que, entre más avanzaba la pelea, Anderson parecía volverse más fuerte. Sobre todo el brillo diabólico en sus ojos.

Yubel estaba en su apogeo.

—¡No permitiré que se lleven a MI Jaden! —golpeó al hombre varias veces hasta derribarlo, así continuó su desquite, su furia, sus ganas de destruir, hasta llegar al punto en que solo le faltaba darle el golpe de gracia; sin embargo, los otros dos hombres (que habían golpeado a Attikus y Zane), comenzaron a dispararle.

Zane estaba adolorido, no se fijó bien en la pelea. Subió a Attikus a su auto como pudo y se alejó de la escena; nadie le puso atención.

—¡Jesse! —Jaden lo vio caer debido a esa lluvia de plomo. Se desesperó de no poder hacer nada.

En ese momento un motociclista llegó a toda velocidad y derribó a los dos hombres que disparaban. Se lanzó contra ellos; sus movimientos eran ágiles y fuertes, con pocos golpes precisos y una navaja había apagado esas vidas, incluyendo la del militar.

El hombre que sostenía a Jaden lo soltó de la pura impresión, pero no pudo huir ya que el motociclista le lanzó un cuchillo que le impactó justo en la sien matándolo al instante, a unos centímetros del rostro de Jaden.

Que buena puntería.

El recién llegado llevaba una capucha oscura, Jaden lo miró y Jesse trató de enfocarlo sobre el asfalto.

—¿Estas bien? —el extraño le ofreció su mano para que pudiera levantarse.

—Tú..eres…

El misterioso hombre se quitó la capucha. Los ojos naranjas de Jesse regresaron a ser verdes y acuosos.

—Johan…—se alegró pero su cuerpo estaba muy lastimado y perdió el conocimiento.

 

 

Érfurt. Capital de Turingia.

Rancho Kaiba.

 

 

El comunicador de Kaiba comenzó a pitar.

Dio clic inmediatamente para enlazarse.

—¡Seto, han encontrado a Joey! —todos pusieron atención y exhalaron en alivio.

—Buen trabajo.

—Sí Seto, pero hay malas noticias.

 

 

Mansión Dorngerber

Oficina de Haou.

 

 

El magnate se encontraba viendo a Yusei desde las cámaras de los pacillos. Tenía casi en todas partes un ojo vigilante, menos en su habitación, el laboratorio, su oficina y el salón “S”.

Yusei estaba deambulando por la mansión, haciendo un reconocimiento de cada sitio.

Yuki estaba interesado por su comportamiento, no lo había encerrado, pero se impresionó de su fuerza de voluntad pese que lo había violado salvajemente, con el nombre de su hermano en sus labios, ya hace unas horas, y aun así se había levantado.

Yusei se había duchado, vestido y salido casi de inmediato.

 

¿Qué estás haciendo, Yusei?—pensó en intriga. Cualquier otro se habría desmoralizado y encerrado en la habitación sin ganas de nada, por lo menos por todo el día.

 

Tuvo una llamada en su intercomunicador, la pulsó para hacer el enlace.

 

“El ángel rubio va en camino”

 

Haou no contuvo una sonrisa.

 

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

 

 

Sí, estuvo algo corto...

Gracias por leer.


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