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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

 

 

 

 

Capítulo 25.- Victoria

**

Los fanales de Haou Yuki miraban delirantes; ambos habían tomado un color guinda brillante como si la sangre se hubiera concentrado en sus pupilas excesivamente y el color blanco de sus globos oscureció. Su sonrisa ancha, de oreja a oreja, dejaba ver claramente la pérdida de todos sus cabales; aquel cuerpo perfecto temblaba en ansiedad y su comportamiento era irreconocible.

—¿Ha-Haou? —su hermano Jaden, indefenso bajo de él, comenzó parcialmente a experimentar el verdadero terror que era enfrentarse al maestro de la tortura del viejo continente.

—¿Qué pasa, Jaden? ¿Por qué tiemblas? ¿Por qué tienes miedo? ¿Acaso no era verdad que me amas? —Haou tomó una delgada daga y se la enterró lentamente en la ingle.

El grito del diseñador fue atroz, el dolor era indescriptible, y eso que solo era el comienzo.

—Shh…Tranquilo, solo fue un leve rasguño. No es para tanto, hermanito, un simple inicio de mi arte acumulado especialmente para ti, eso es todo. Pronto te haré recordar nuestro destino juntos, nuestro amor. Cuando esté dentro de ti, sabrás a quien perteneces.

—¡NO, SUELTAME! —forcejeando.

—Almas gemelas, Jaden. Nacimos juntos, y moriremos juntos. Tú y yo somos uno, tú y yo aterrorizaremos a este mundo como el rey y la reina de nuestro cuento “Vivieron felices por siempre”. —lamió el cuello de su hermano. Con los dientes casi le arranca un pedazo de piel.

Jaden imploraba su libertad, simplemente su hermano se había convertido en un demonio del inframundo; ¿dónde había quedado el ser tierno que conocía?

—¡NO! ¡NOO! —el quejido alcanzó una potencia de tonos altos y agudos cuando su hermano vaciaba cera caliente sobre sus pezones al momento que la flama alcanzaba a tostar su piel. Haou se excitó con la sublime imagen de su amado retorciéndose de dolor bajo de él; su agonía, su llanto, su pavor, todo era exquisito; la creación de nuevas notas en una bella melodía jamás escuchada podía manifestarse en partituras invisibles en el aire; la más delicada de todas se estaba formando en ese momento a manos del maestro de la belleza y perfección, sobre el mejor instrumento artístico de todo el universo que era el magnífico y único cuerpo de su amado hermano gemelo.

—El mejor canto de todos; la mejor obra de todos los tiempos; la revolución de todas las corrientes artísticas hasta este momento; perfección, solo tú Jaden, solo tú. —comenzó a penetrarlo con su pene ansioso. Cada segundo con más salvajismo mientras sus manos seguían lacerando aquella piel.

El magnate estaba inspirado….

La luna y el sol se posaron en sus ideas iluminando su concepto con el fino filo de cada instrumento de tortura, rasgando aquella delicadeza, haciendo ondas en la sublime paz de las aguas tranquilas…

Y las voces de las musas se acopiaban en su frágiles oídos para crear una nueva faena, la más excelsa de todas; donde los campos elíseos eran cada vez más nítidos en su cabeza con cada roce, con cada fluido, con cada desgarre de los tejidos de su familiar; el sudor, la voz aguda suplicante, el llanto y los ojos castaños desorbitados horrorizados. Haou se paseaba sin ninguna pena y sin ningún dolor sobre los pastos verdes de aquella ventura en su egoísta cielo; dándole poder y placer inmaculados que le proporcionaba el arte de ver morir lánguidamente a su hermano en sus manos.

Su paraíso se formaba lleno de rojos y grises, árboles en sepia y animales carmesí; la sangre caliente de Jaden formaban las cascadas y fuentes vitales en la armonía diabólica de su nirvana interior.

Y entonces ocurrió que los gritos de Jaden lo hacían sonreír, y entonces ocurrió que Jaden también lo hacía llorar.

Haou hablaba con los ángeles, acariciaba a los animales felices de su beatitud en su imaginación, al momento que un deseo pérfido como rayo divino y absoluto lo hacía desear la muerte.

Había canticos y querubines volando, y así Haou fue más allá, más profundo y desenfrenado, el raciocinio era nulo al llegar a los extremos de despellejar literalmente la carne de su amado, quitándole los suspiros, las esperanzas, el futuro por delante; todo bajo el concierto de esa sinfonía de réquiem más sublime de la historia.

El liquito vital derramado en el suelo e impregnado en su piel, y la voz de Jaden se apagaba lentamente, el horror cesaba, el dolor se iba, hasta que no se volvió a escuchar nunca más.

Pero Haou estaba feliz.

Sus amargas lágrimas lo demostraban.

Su ancha sonrisa desesperada lo delataba.

Todo en conjunto con la risilla diabólica de su cabeza y las garras afiladas del monstruo alado mitad hombre mitad mujer aplaudiéndole frente a sus ojos, volviendo a reír, burlándose de su desdicha, agradeciendo el funesto espectáculo; esa era la manifestación demoniaca del ente imaginario formado en la cabeza del ricachón que pensaba que era Yubel.

Y culminó el final inexorable…

Una triste tragedia melodiosa y violenta…

Y un silencio escueto.

 Haou no volvería a sentir nada como ser humano.

Yubel y Haou, y el fino hilo del arrepentimiento eterno por el festín de la destrucción lenta y oprobiosa de lo que una vez había sido su felicidad cenit, aquella inocente y pura alma feliz apagada en un susurro…

 

 

—Estoy bien…

***

 

 

 

“Si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma, mucha gente al verme sonreír lloraría conmigo”

 

 

Capítulo 25.-Victoria

 

 

“Se acabó, Haou. No es lo que yo te pedí. Basta de charla. ¡Desgárralo!”

 

La expresión del magnate regresó a la completa indiferencia al darle un vistazo a la cámara del secuestrador de su hermano. Contempló a Jaden, sonrió, y lo beso suavemente en la frente, regalándole una caricia en sus castaños cabellos rebeldes mientras Jaden le regresaba la mirada confiando en él.

¿Lastimar a su hermano?

No lo haría, sabía que si se entregaba por completo a sus bajos deseos por él, sería consumido por el demonio en su interior hasta enloquecer y quizás, al final de toda esa locura, podría llegar a acabar con la vida de la persona más importante en su universo: Jaden.

Nunca se había entregado hasta la medula a Yubel y sabía muy bien que Jaden lo desataría por completo.

No lo permitiría.

—No más espectáculo, Deblin. — incorporándose sobre la cama determinado a luchar, alzó la fría mirada hacia el ojo de la máquina que los observaba en la esquina de la pared. —No dañaré a mi hermano.

“Sabes que están en mi poder”

—Sabes que quien da las órdenes siempre soy yo. —incorporándose junto con Jaden.

Deblin sintió un vuelco en su estómago, la rabia volvió a apoderarse de él. Y no estaba por demás, justo cuando pensaba estar dominando todo sobre el magnate, Haou simplemente había tomado más fuerza. Casi había logrado quebrantarlo en miles de diminutos fragmentos irreparables, pero Jaden lo había regresado al juego con doble capa anti impactos.

No, el peligro no era Haou, el peligro real era Jaden, —dedujo Duke—para hacer realidad su venganza debía apoderarse de Jaden nuevamente, mas ya era muy tarde, no había sabido medir el verdadero grado de interés de Haou por su hermano hasta ese momento, ahora sabía que era infinito; chantajearlo con él ya no serviría de nada.

“Parece que todavía te va a costar tiempo asimilar que ya no tienes poder sobre de mí, y a quién ahora debes rendirle pleitesías, Yuki” —canturreó Duke—“Te voy a dar una última oportunidad, mi rey, soy más misericordioso que cualquier Dios en tu mente. Escucha atento…” —con voz arrogante—“Soy tú amo, te ordeno que desflores a tu hermano hasta que suplique clemencia, y que lo desgarres hasta que quede inconsciente; diviértete y diviérteme. Entonces, solo así, los dejaré vivir a ambos. ¿De acuerdo? Agradece la buena persona soy”.

Ambos gemelos endurecieron sus gestos dejando que siguiera hablando aquel trastornado.

“Si no lo haces, tú me pertenecerás para siempre, Haou, es decir; haré lo mismo que tú: me clavaré como daga en tu mente, en tus tortuosos recuerdos hasta que te pudras en el infierno junto a mí, lo haré porque los mataré sin misericordia.”

Haou buscaba discretamente la rendijilla o anomalía en la habitación que albergara algún arma; no pudo ubicarla y entonces entrelazó una de las manos de su hermano para levantarse acercando sus cuerpos. De alguna forma debía protegerlo.

—Duke, que te parece si hacemos otro trato.

El pelinegro estalló en carcajadas.

“¿Tú? ¿En estas circunstancias? Jaja Definitivamente está desesperado, su realeza, ¿Demasiada presión, verdad?  ¿Qué podrías ofrecerme? No hay nada que quiera más que hacerte sufrir.”

—Es eso exactamente.

“¿A qué te refieres?” — desconfió.

Soltó a su hermano para mostrar mejor su cuerpo ante la cámara.

—Nadie ha tocado mi cuerpo sexualmente. Nunca he tenido a nadie dentro de mí, ni me han marcado. Si dejas ir a mi hermano, puedo firmarte el contrato donde te entregaré mi cuerpo casto en su totalidad y podrás ser el primero en hacer lo que quieras conmigo. Yo no me opondré.

Tentador, simplemente, tentador, hasta Rebecca creyó oportuno tomar esas palabras para hacer su sueño realidad si se metía en ese momento, pero los sujetos fuera de la habitación le hicieron difícil no pensar en las desventajas. Se tocó el vientre y lo acarició, aún no era tiempo de intervenir contra el magnate.

Duke, por su parte, escaneó aquel cuerpo en su pantalla.  Su imaginación lo hizo desear a un sumiso Haou bajo de él. Si tomaba a Haou, la venganza sería absolutamente suculenta. Si mancillaba el cuerpo deseable e inalcanzable del agresor más grande de la historia del bajo mundo, podría destacarse ante el cosmos como el supremo Dios y así liberarse de sus cadenas perturbadas para llevar una mejor vida junto a Joey, a quién esta vez haría el amor sin tener complejos rencorosos.

Sería perfecto, la venganza absoluta.

Aunque bien podría ser otra de sus astutas trampas del castaño contra él.

“!¿Me crees estúpido?! ¡Después de todo lo que me hiciste, no confiaré de nuevo en ti!” —vociferó altanero. Haou trató de no sonar sarcástico como solía serlo, le habló con la más posible sinceridad.

—Duke, esta fase mía la verás sólo una vez y te sugiero que la aproveches. Cuando hago solemnemente una promesa, la cumplo. Esta es especial puesto que la hago ante la persona más sagrada para mí, delante de mi hermano Jaden, sin trampas, transparente. Lo haré.

El agresor quedó en silencio, su mente era una maraña de confusiones. En el momento del silencio, Jaden tocó el hombro de su hermano para que se enfocara en él.

—No quiero que hagas eso, Haou.

—No te preocupes, con que tú estés bien, yo estoy bien.

—No, es injusto. No puedo permitirlo.

El magnate entrelazó los dedos de ambas manos con los de su gemelo.

—Jaden, una de las razones por las que sigo viviendo es gracias a ti. Quiero poder salvar tu vida como tú lo has hecho incontables veces a lo largo de la mía. Gracias a ti no fui presa de la locura. Dame la dicha de protegerte, confía en mí.

La sinceridad del ricachón había provocado que el diseñador retuviera un nudo en la garganta.                 No deseaba que eso pasara, y menos a causa suya. Recordó lo que Johan había dicho del experimento Yubel y entonces confió que nada le pasaría puesto que quizás “Yubel” se desquitaría con Duke.

—Confío en ti.

El “permiso” estaba concedido— aunque con dudas—, solo faltaba la respuesta del agresor.

Pero Duke estaba desconcertado, pensó entonces ponerle una trampa al ricachón; si aquel chico estaba dispuesto a volverse dócil, entonces había posibilidad de apoderarse también de él; así, no solo atraparía a su ángel rubio, sino que aquel ángel del infierno sería de su propiedad para siempre.

Amaría torturarlo cada día, se deleitaría con cada despertar a su lado aprisionándolo entre sus brazos, y se derretiría con el sonido tortuoso de cada arrebato de sus suspiros hasta acostumbrarlo a comer la esencia de su miembro.

Se presentaba la oportunidad para el nuevo Dios Supremo, Duke Deblin, y no la iba a desperdiciar.

—Trato hecho, Haou Yuki.

Jaden apretó los dientes, mientras que Haou puso cara de póker, comenzó a vestirse.

Rebecca bufó con malicia ante el acuerdo. Después dio un vistazo a la cámara dónde se encontraban los intrusos.

Uno de los secuaces con sarro en los dientes, quién tenía sometido a Yusei, lo acercó más a su rostro amenazando a Johan con un arma.

—¡Hablas como si te fuéramos a hacer caso! —bufó el asqueroso hombre. —También tú tienes un rostro bello, creo que nos darás diversión por hacerte el valiente.

El semblante de Johan se iluminó, eso se debía a su agitada respiración bien controlada; en realidad se estaba emocionando de acabar con ellos, solo que había aprendido a darle oportunidad de huir a los ratones.

—Hoy no quería manchar mis manos de sangre, pero veo que es imposible volver a advertirles. —hizo un movimiento con su katana, parecía domarla muy bien. —Ojalá la gente apreciara más su vida.

—No te sientas tan chulo, niño lindo.

Uno de los hombres estaba temblando desesperadamente, sus ojos desorbitados y su falta de palabras, dejaba ver el pánico en su cuerpo hasta los huesos, cayó al piso torpemente por la adrenalina de ver a Johan frente a ellos. El secuaz que tenía sometido a Yusei se percató del sudor frío de su amigo.

—Hey, Braly, ¿Qué te pasa?

—¡E-e-el---es…

—¿Eh? ¡No se te entiende nada!

—¡Ahhh! ¡Ahhhhh! —Corrió despavorido hacia la salida pasando a un lado del peli-turquesa quién ni siquiera lo miró.

El desconcierto de los demás era evidente.

—Ju. Algunos sí saben valorar su vida después de todo.—Gracias a esa distracción, Johan había aprovechado el momento para saltarles a todos encima y acabar ipso-facto con cada una de aquellas pobres almas que habían tenido el infortunio de encontrarse con el cegador de almas.

—¡AHH!

Cortes cercenantes, apuñaladas al corazón, desgarre de gargantas y traumas graves en la cabeza.

Ese era el escenario sangriento que Johan estaba “dibujando” en ese momento con la habilidad de su propio estilo artístico.

—¡Ahh! — Algunos de los testigos al presenciar la velocidad, la destreza y precisión con la que asesinaba a sus compañeros, no dudaron en dispararle. Johan parecía danzar entre la lluvia de balas, esquivándolas a la perfección, o eso era lo que aparentaba. Las víctimas petrificadas solo esperarían su final.

Por otro lado, Yusei quedó estático, miraba la masacre a su alrededor sin poder moverse por el pánico. Johan había pasado de asesino fulminante a torturador psicópata.

—¡AAHHHH! —el brazo de un hombre había sido cortado después de destrozarle los huesos con un agarre fuerte, no muy lejos de Yusei.

—¡AHHHHHHHHHHH! —otro grito álgido hizo temblar el lugar cuando el oji-naranja se divertía perforando aquel abdomen del sujeto sin dañar puntos clave para una muerte rápida.

Los ojos atónitos lapislázuli de Yusei ya no pudieron contener más aquella violencia.

—¡YA BASTA! —gritó con todas la fuerza que le daban sus pulmones. Eso provocó que despertara del trance maniático al oji-naranja, quién poco a poco estaba más inspirado debido a Yubel.

Sonrió con malicia, en un instante tenía sometido a Yusei haciéndole una llave por la espalda, dejando el cuello apiñonado al descubierto, tocando la piel expuesta con la delicadeza del filo de su katana amenazándolo con cortarlo, y hablándole seductoramente sobre el oído.

—¿Qué pasa, Yusei? No es propio de ti temerle a la violencia. Era tu mayor diversión cuando la practicabas contra Jaden.

El mecánico sudó frío.

—¡¿Cómo sabes?!

Johan rio.

—Te he observado Yusei, se lo que has hecho, lo que tus bajos instintos realmente deseaban hacerle a un ser tan puro con Jaden. Solo te complacías tus enfermos placeres, tan egoísta, tan dañado de la cabeza. Patético hombrecito. Tu existencia nunca debió ser. Y ahora te extraña un poco de violencia. Hipócrita.

Psicología, ese sujeto era igual a Haou. ¿Quién era ese hombre? Su agarre dolía, sus palabras eran peores que el corte de aquella arma que tocaba su garganta, y aquella aura diabólica era muy parecida a la del magnate sin tapujos. Quien sea que fuese, no lo intimidaría, no de nuevo. Yusei había aprendido mucho, de la forma más dolorosa gracias a Haou; si bien su existencia no era un error, el hacerle daño a Jaden era su peor pecado y él estaba consciente de eso. Aunque ese extraño volvía a recordarle lo patético que era, nada podía desviarlo de su insaciable decisión de ver nuevamente a Jaden e implorar su perdón.

—He llegado tan lejos, no dejaré que una copia de Haou me trate de desmoronar. Fui un tonto, lo sé, pero ahora soy un hombre nuevo. ¡Y ni tú, ni nadie de este planeta me detendrá de llegar a Jaden!

Yusei tomó todo el poder que le daban sus músculos para zafarse del peli-turquesa, pero todos sus intentos fueron en vano. Johan era muy fuerte, mas siguió intentando, y no paraba, y no cedía, volvió a intentarlo, una y otra vez con el pensamiento de Jaden, con el nombre de su amado en sus labios, con la promesa de volver a ver su sonrisa, blasfemando contra Johan.

El agresor admiró aquella perseverancia, entendió entonces el cambio de Yusei y lo aterradora que era aquella determinación y fuerza de voluntad.

Entonces lo soltó. Ambos se miraron desafiantes.

—Sería tan fácil quitarte del camino para que mi hermanito sea feliz, Yusei Fudo. Pero tus palabras me han conmovido. Además que solo lo haré por Jaden.

—¿Cómo conoces a Jaden?

Johan guardó su arma haciendo un ruido metálico en el eco de las paredes.

—Digamos que yo también necesito disculparme con él.

Rebecca arqueó una ceja intrigada, miró la pantalla donde Haou estaba dándole su gabardina negra a su hermano mientras él estaba con pantalón y camisa puestos.

Duke no había despegado los ojos de esos gemelos, seguro estaba viviendo la cúspide de su victoria en sus pensamientos con esos castaños como sus presas, típico de festejar antes de tiempo.

La chica miró de nuevo la pantalla donde estaba el magnate y suspiró, él estaba listo para cumplir con su convenio.

—Vaya, va en serio—se dijo—No puedo permitirlo. —tecleó varios códigos en su computadora y sonrió nuevamente con malicia.—Lo siento Haou, pero no puedo permitir que nadie te toque y menos ese pedazo de mierda que es Duke. No creo que pueda sacar de donde metieron a mi querido Yugi y es tan imbécil que ni siquiera se ha percatado de Yusei y Johan, no está a nuestro nivel. No puedo permitir que te toque.

Dio la alerta en la pantalla de Duke, un recuadro dejaba ver la intromisión de Yusei y Johan dentro de las instalaciones, de inmediato las venas de Deblin hincharon sus ojos en ira.

“¡OTRA VEZ ME ENGAÑASTE, MALDITO HAOU!” —gritó por el altavoz. Se percató de sus cómplices muertos violentamente y lo peligroso que era Johan.

—¿De qué estás hablando? —Haou miró directamente a la cámara.

“!MAL NACIDO! ¡TE DIJE QUE VINIERAS SOLO!”

—¡¿Qué estás diciendo?! ¡Vine solo!

“!NO ME ENGAÑARÁS DE NUEVO! ¡TENÍAMOS UN TRATO! ¡PERO SIEMPRE QUIERES SALIRTE CON LA TUYA! ¡PUES ESTA VEZ NO, SU ALTEZA!”

El arma salió justo debajo de la cama donde habían hecho el amor, el disparo había sido dirigido directo al pecho del diseñador; ese estruendo paralizó los ojos dorados cuando la bala se clavó a un costado de su abdomen después de haber perforado por completo el de su hermano gemelo.

—¡JADEEEEN!

Alcanzó a agarrarlo antes que cayera al piso, Jaden había recibido el tiro directo y su sangre comenzaba a brotar de su cuerpo, incluso de su boca.

“Espero que disfrutes la agonía de ver a tu hermano morir antes que tú, Haou, aunque sobrevivas, este hecho te perseguirá para siempre, jajajaja. Espero que sufras, maldito ángel del inframundo, nos veremos en el infierno.”

Duke no se volvió a escuchar.

—¡Jaden! —el pavor regresó a cada músculo del magnate, la vida de su hermano se estaba perdiendo entre sus brazos. Justo como lo hizo con Kiryu, justo como vio caer a Shark, a Kaito, a Edo…

 

¡Todo, todo esto es mi culpa!—la vida le pasaba factura.

 

—¡No! ¡No! —la desesperación aumentaba, su respiración se agitó descomunalmente, no sabía que hacer. —¡NO!

Era el final.

Jaden acarició el rostro de su hermano con la poca fuerza que le quedaba.

—Haou…no llores…al menos pude verte nuevamente, hermano. Después de tanto tiempo sin saber de ti.—sonrió anchamente dejando ver sus blancos dientes manchados de sangre—Todo va a salir bien…todo…

—¡Ya no hables, por favor, ya no hables!

Yusei y Johan habían escuchado el disparo, ambos se apresuraron en abrir esa puerta, pero estaba herméticamente cerrada con contraseña, les llevaría un tiempo abrirla.

—¡Maldición!

—Por favor…prométeme una cosa…—los orbes castaños se llenaron de álgidas lágrimas—¡Por favor!

—¡Ya no hables, Jaden! —Haou entraba en terror.

—E-escúchame Haou. Po-por favor…, es Yusei, por favor, prométeme que lo amaras; quiérelo tanto como yo lo amé, como lo amo…—ambos hermanos lloraron—Por favor…cuídalo, protégelo siempre….sfn…Dale tu amor…—la voz del diseñador se hacía más débil junto con sus sollozos.

—¡NO, NO DEJARÉ QUE MUERAS! ¡NO MORIRÁS!

—Los amo Haou, se…que serán felices juntos,…di-ce-lo...por fav…

No quería hacerlo, nunca lo imaginó, nunca debió haber sido así; era lo último que hubiera deseado, pero no había otra opción.

Haou estaba desesperado. Buscó entre su gabardina una cajita negra con el símbolo de Industrias Yubel, al abrirla sacó la otra jeringa que sobraba después de haber utilizado una contra Edo.

No había escapatoria, sin embargo sería lo único que salvara a su hermano de morir.

—¡Perdóname! ¡Perdóname Jaden! ¡Por favor, perdóname!—incrustó la punta de la letal inyección justo en su corazón, liberando el líquido por todo el sistema circulatorio de su hermano.

—¡AHH! ¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!! — de inmediato los gritos de Jaden helaban la piel de cualquiera que lo escuchase, se movía violentamente y su piel estaba poniéndose gris. Parecía que un ácido recorría cada rincón de sus venas hinchadas de ámbar y su genética estaba asimilando el experimento para regenerar y preparar tortuosamente su cuerpo.

—¡Todo va a estar bien, todo va a estar bien! —se repetía el empresario mirando la agonía de su hermano, con el último recurso salvaje que le quedaba, el recurso asqueroso que odiaba, la fórmula de Walter. Y ahora su única salvación, además de que el tratamiento tortuoso que le esperaba por delante a su gemelo no sería nada agradable.

Afuera, Johan volvió a desenvainar su arma, hizo un corte en la puerta y con ese agarre y su monstruosa fuerza logró abrirla por fin.

—¡JADEN! —de inmediato Yusei fue hasta ellos, su adorado novio parecía estar sufriendo tortuosamente. —¡¿Qué le has hecho?!

Haou estaba en un trance: “todo estará bien, todo estará bien”, se repetía una y otra vez en su cabeza sin dar explicación a nadie. Vio como Yusei abrazaba el cuerpo de su hermano desesperado por alguna solución, preguntándole por lo que había pasado, pero no se movió un centímetro de su shock.

Johan le tocó un hombro, solo así pudo reaccionar un poco.

Ambos amantes volvieron a encontrarse.

—Haou…

—Johan…—el aludido nunca había visto a su amado castaño tan dañado en toda su vida desde que lo conoció. Sabía que su frágil estado mental podría estallar en cualquier momento, Jaden realmente era una parte importante en su vida. Entonces Haou se desmoronó en los brazos del oji-naranja; temblando, aterrado, arrepentido, angustiado, pero gracias a su llegada, se sintió comprendido.—¡Johan…yo…he matado a mi hermano!

—¡No! —Johan abrazó al magnate con todo su cariño y protección. —¡Tú no has hecho nada malo, mi amor! Todo estará bien.

Haou escondió su rostro en el pecho de su amado, estaba mal, física, psicológica, espiritualmente…Yusei cargó de forma nupcial al diseñador y se lo estaba llevando para un hospital. Jaden parecía haberse desmayado, o quizás…

—Woh, no me esperaba eso. Ver la muerte del padre de mi hijo.—Rebecca era la más complacida— Bueno, ahora será perfecto cuando Haou no tenga otra opción más la de quedarse conmigo, fufufu. Pobre Duke, al unirnos arrasaré con él.

Una alerta hizo que la chica virara su rostro hacia otro monitor.

Jesse Anderson estaba fuera de las instalaciones con intenciones de asesinar a quién se atravesara en su camino.

Rebecca sonrió.

—Vaya, interesante.

 

*******************************

 

Gera. Granja.

 

Duke se encontraba furioso, casi había podido saborear el poder del magnate bajo de él. Debió adivinar que se trataba de otra trampa. Al menos esta vez el ricachón no se había ido invicto. Ya no le importaba poder ser visto con envidia por las demás organizaciones, era mejor así a perder nuevamente. Ahora la importancia era continuar con sus planes.

—Maldito Haou, espero que sufras.

Quattro llegó hasta él con el rubio y Valón de rehenes.

El buen humor regresó a su sonrisa.

—Oh. Mi ángel rubio.

Los orbes melados del asistente se llenaron de horror.

Duke lo escaneó con sus pupilas esmeraldas de abajo arriba.

—Sí, eso es, me perteneces, Joseph Wheeler; te haré el amor cada día, cada noche, hasta que tu cuerpo solo acepte el calibre de mis bebes. —lo agarró por las caderas para pegarlo a él, tratando de besarlo a la fuerza. —Eres hermoso.

Joey hizo el esfuerzo por liberarse.

—¡No me toques!—pero Duke lo abofeteó con fuerza.

—¡Ahora me perteneces, mi ángel! ¡Es momento de que aprendas a respetar a quien va ser tu amo, tu único amor y tu marido!

—¡No voy a casarme contigo! ¡Prefiero morir! —el pelinegro sostuvo el rostro del asistente con mucha fuerza. Joey se hacía daño al tratar de que lo soltase.

—¡Tú me perteneces! ¡Cuando te cases conmigo, Kaiba se retorcerá de celos, mirará mi grandeza y lo obligaré a suplicar perdón por todas las humillaciones que me hizo pasar!—lo besó salvaje —Yo seré el único en tu interior, yo gané. —golpeó nuevamente el rostro del rubio solo porque se le daba la gana.

—¡Déjalo ir! —Valón no pudo soportar más ese asqueroso maltrato, así es que lo amenazó con su arma. —¡Es suficiente, no creo que Yuki quisiera esto!

—¿Yuki? Jajajaja, ese tiene otras cosas más importantes por las cuales preocuparse que por este ángel. Quizás es tiempo de que tú también me obedezcas. No creo que Haou regrese a ser tu amo, pues solo regresará a la mansión en un ataúd jajajaja.

Valón apretó los dientes, no estaba entrenado para esa situación, pensó en una salida rápida y tonta; le dio un golpe en el estómago a Quattro y en una huida torpe tomó al rubio para echar a correr, pero Duke tenía experiencia en pequeñas moscas como él; sin chistar le disparó con un arma silenciadora.

—¡Valón! —lo había herido en una pierna.

Duke se acercó a él.

—Vaya, vaya…es una delicia tener poder. ¿Qué intentabas hacer, tontuelo? ¿Escapar en mis narices? Jajaja ¿Por qué ahora Yuki contrata pura basura para cuidarlo? Eres inservible.

Le apuntó justo en la cabeza.

—Arrepiéntete de ser un inútil.

—¡No! —Joey se interpuso.

—Quítate, mi ángel. Todo esto es tu culpa, me sedujiste con todo tu ser y he llegado hasta estos extremos solo por ti. Así es que todos los muertos han sido tu culpa. Uno más no hará la diferencia.

—¡Tú eres un demente! ¡No tengo la culpa de que estés enfermo!—Deblin golpeo al rubio con el mango de su arma. Joey cayó al piso con la marca del objeto visiblemente en su rostro.

—¡Ahora mismo te enseñaré a respetar a tu esposo!

Repentinamente una bala le dio justo en la mano al pelinegro haciendo que tirase su arma.

—¡¿Qué?!

Kaiba hacía su entrada destrozando la fragilidad de la ventana del granero con sus piernas como si fuera un agente secreto, amenazó a Duke con su arma, mientras agentes de KC rodeaban el lugar.

—Se acabó, Duke Deblin.

Rápidamente Deblin sometió al rubio, lo amenazó con cortarle la garganta con una navaja de caza.

—Es verdad, Kaiba, se acabó, pero para ti. Le cortaré la garganta si no nos dejas ir.

Duke no entendía como el magnate los había encontrado, se suponía que solo sabía Haou, a menos que…

Chasqueó los dientes, seguramente Haou le había dado la alerta. Aun seguía luchando contra ese demonio alemán.

—Joey me pertenece.

 

 

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Main Satisfacción

—Vendido, 50,000.00 mil dólares. —Yugo fue ayudado por los manejadores para moverse del escenario, estaba tan drogado que apenas podía mantenerse despierto. Su desnudes había sido desapercibida por él. Había sido comprado por el mismo cliente que adquirió a Yuto.

El turno había llegado para Yuma.

—Ahora, ante ustedes, una exótica adquisición de la casa DH. Yuma Tsukumo.

Yuma entró tapándose con su mano sobre su parte privada. Miró a la incógnita audiencia avergonzado de estar sin prendas. Tal vez hubiera tomado la droga también.

Akaba Leo le indicó que se dejara ver todo, que posara para los clientes. Pero Yuma solo cerro las piernas demostrando su inocencia y el pudor que aun conservaba.

 Kaito no dudó en ser el primero en poner un precio para su amado. Solo podría salir de ese modo, puesto que era un lugar con demasiada vigilancia y gente bien entrenada.

—10,000.00 dólares del señor K.

Otra oferta dejó ver las pantallas

—20,000.00 dólares del señor V.

Vector también estaba en ese lugar. No dejaría que nadie se apoderara de aquel moreno.

La pelea entre ellos se valdría del poder económico que hayan ahorrado en su estadía con Yuki.

Mientras tanto Yuya apretaba la mandíbula de ver a la persona que había amado siendo presentado como un objeto de humillaciones. Sus ojos carmesí brillaron en ira.

 

Yuma...

 

Continuara…

Notas finales:

 

Se me hizo buena idea poner lo que hubiera pasado si Haou hubiera perdido el control cuando hacía el amor con su hermano.
Creo que fue mejor que se controlara o hubieramos visto uno de los finales alternativos.

Sí, sé que me tardé mucho, por estas fechas se junta demaciado el trabajo y hoy 2 de Noviembre, no hay clases ni trabajo x3 Así es que adelanté un poquito el fic. Por eso es algo corto.

Espero tener tiempo para actualizar, no he podido hacer nada; estudiar y trabajar es la muerte.

¿Qué más? mmm...

 

Feliz Día de Muertos xD

 

Gracias por leer!!


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