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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

 

Hola, hola!!

 

Me he tardado mucho, lo sé. En este fin de año hay mucho que hacer.

 

Aquí traigo la conti.

 

Muchas gracias por leer!!!

 

Requiem aeternam dona eis, Domine
et lux perpetua luceat eis.

(Dales el descanso eterno, Señor,
y que la luz perpetúa los ilumine.)

Rex tremendae majestatis
qui salvandos salvas gratis,
salva me fons pietatis!

(Rey de majestad tremenda
a quienes salves será por tu gracia,
¡sálvame, fuente de piedad!)

Fac eas, Domine,
de morte transire ad vitam,

(Hazme pasar, Señor,
de la muerte a la vida,)

Eleison.

(Ten piedad)

 

 

 

“Ojo por ojo, diente por diente, y un requiem de ira por mal”

 

 

 

Capítulo 26.-Requiem

 

El menor de los Anderson se acercaba amenazadoramente hacia el punto de encuentro. Algo en un auto le llamó la atención, fue entonces que rompió el vidrio del copiloto en el lujoso auto del magnate alemán para recoger la katana que reposaba en el asiento. Su sonrisa se anchó confiado y entró a la bodega perseguido por el canto de un réquiem en su cabeza.

 

……..

 

Yusei envolvió el cuerpo semi-inconsciente de su amado con la manta blanca de seda que estaba en la cama. Rápidamente corrió por el pasillo hasta la parte frontal.

 

¡Te pondrás bien, Jaden! ¡Aguanta un poco, un poco más!

 

No se daría por vencido, este era el momento de ser útil, de enmendar un poco sus fallas, de creer; volvería a ver la sonrisa radiante de Jaden a cualquier precio, lo haría, aunque le costara la vida. Ahora mismo la determinación de salvar a su amado era más fuerte que cualquier adversidad.

Cruzó por la segunda puerta hacia la parte amplia de la bodega, tomaría el primer vehículo que se le atravesara ya que no tenía tiempo que perder y era peligroso llevarlo en su motocicleta. Fue entonces que ya no pudo continuar, Jesse Anderson le cortaba el paso en medio de la bodega.

—¿Tú?... ¡¿Cómo llegaste tan rápido?! — exclamó agitado, Yusei había caído en la trampa ilusoria de gemelos.

—Mmh, veo que me conoces de alguna manera, parece que gozo de algo de fama, aunque no puedo decir lo mismo de ti. ¿Quién eres? No sé por qué, pero tengo el deseo de matarte. —se burló en total confianza contra el mecánico japonés.

—Eso no importa ahora. ¡Apartare! ¡Tengo prisa! —masculló Yusei.

—Jo, digo lo mismo. Voy en busca de una persona. Solo apartémonos de nuestro camino y nadie saldrá heri…—Jesse se había percatado de algunos mechones de cabello castaño asomándose bajo la manta. No podía equivocarse, su instinto se lo decía, esa era la persona que buscaba en los brazos de aquel tipo.

 

J-Jaden…

 

—¡Bien, porque tengo prisa¡ —Fudo comenzó a avanzar, pero el extraño le cortó el paso nuevamente.

Jesse no se inmutó, su mirada se volvió sombría.—Sabes…llevas cargando a alguien que me pertenece, es mi querido Jaden. ¿verdad? ¡Entrégamelo!

—¡¿Qué dices?! Hace un rato dijiste que solo querías disculparte con él. No me digas que eres voluble. ¡No hay tiempo de esto, necesita ver a un doctor!

El eco del lugar aturdió los oídos del mecánico en el momento que el peli-turquesa soltó una carcajada.

—Entiendo, te encontraste con mi hermano, Johan Anderson. No, estás equivocado, mi nombre no es Johan, soy Jesse Anderson.

—¡¿Jesse?!

—Johan es mi hermano gemelo. Qué estúpido eres.

 

¿Quién es este tipo? Algo en él me da escalofríos—pensó Yusei causándole incertidumbre.

 

—¡No te entregaré a Jaden, él necesita asistencia médica o morirá! ¡Apártate, está mal herido!

—No, el único que debe apartarse eres tú. No tienes ningún derecho sobre de él. Bien podrías estar secuestrándolo.

—¿Secuestrándolo? ¡No ves que está débil!

—Eso dices tú. ¿Cómo sé que no fuiste tú quien lo ha herido y pretendes llevártelo? —lo apuntó con la vaina de la katana. —Protegeré a Jaden de cualquier mal.

Yusei quedó impresionado, si su memoria no le fallaba, esa era la katana de Haou. ¿Cómo es que la tenía?

—¿Tienes algo que ver con Haou?

—A ese ni siquiera lo conozco. Escucha, es muy fácil, solo coopera, don nadie, y entrégamelo.

El mecánico chasqueó los dientes, parecía ir muy en serio, el tiempo se le agotaba y ese muchacho no parecía entender.

Recargó a Jaden sobre la pared más cercana a la puerta de donde habían salido y se viró para enfrentarlo.

—Veo que debo sacarte del camino primero. —se puso firme.

—Como si pudieras hacerme algo. Solo encontrarás tu muerte. —los ojos naranjas centellaron.

—Tú lo has dicho y yo replico tus palabras. —Vociferó Yusei tomando un tubo en el suelo, poniéndose en guardia.—Yo protegeré a Jaden de cualquier mal, y tú no me pareces bueno.

—¿Vas a luchar conmigo? —Jesse soltó una fuerte carcajada—Que ternura, inténtalo, cangrejito.

Era el momento de que Yusei pusiera aprueba todo el entrenamiento que tuvo con el magnate. Se concentró, inhaló y exhaló para relajarse. Posteriormente corrió contra el Anderson, el tubo choco contra la vaina de la katana retumbando el sonido en la inhabitada instalación.

Jesse se burlaba de él utilizando solo una mano para bloquear sus ataques, sin desaparecer la enorme sonrisa ancha de su rostro y las risas divertidas de su voz. Mientras que Yusei ponía todo de su parte.

Una tras otra eran desviadas con maestría, Yusei comenzó a agitarse de sobremanera, frustrándose a cada instante por las fallas, pero más por las burlas cínicas de su agresor.

En un descuido, Jesse aprovechó la guardia baja del mecánico propinándole una fuerte patada, haciéndolo volar unos cuantos metros lejos de él y aturdiéndole una gran parte de su cuerpo.

—Ju, jojojo, ¿Qué pasó? ¿Eso es todo, cangrejito? —seguía tan confiado.

El mecánico volvió a ponerse de pie dificultosamente, apretó la mandíbula tocándose el costado de su cuerpo donde había recibido la fuerte patada, realmente le había hecho un gran daño con solo un golpe, mas su determinación iba más allá de su propio dolor.

—¡Esto no se acaba! —volvió a atacarlo, una y otra vez sin dar en el blanco. Jesse ni siquiera se esforzó, se divertía con cada intento de tocarle un pelo, incluso bostezó intencionalmente para provocarlo más. Pero el juego comenzaba a aburrirle; volvió a meterse en la defensa baja de Yusei, y con la vaina de la katana hizo volar el tubo que sostenía el pelinegro desarmándolo totalmente. Así dio a entender su superioridad ante él, y terminó tocando —con la punta del mango de la vaina—, el cuello expuesto de Yusei.

—Touché. —pronunció divertido, ya que solo estaba jugueteando con él.

Aquella impotencia enardeció la sangre del oji-azul quién lo apartó bruscamente con un manotazo.

Jesse aplaudió sus agallas.—¡Oh! Al parecer tienes muchas ganas de sufrir. Admito que conoces algo sobre batalla con espada, lo noté cuando tratabas de golpearme con tu palito, pero que lástima que seas tan débil, cangrejito, ni siquiera tengo la necesidad de desenvainar el arma.

—¡Cállate, no me rendiré! ¡Yo voy a seguir! —estaba furioso, esta vez se lanzó con los puños inútilmente, ya que el menor Anderson los esquivaba elegante, sin esfuerzo.

 

 

¡¿Quién es este tipo?! ¡¿Quién es?! ¿!Que cosa es?! —los nervios de Yusei ya habían hecho estragos en todo su sistema perdiendo la calma y concentración. Cada ataque resultaban ser caricias de bebé.

 

 

En un movimiento agresivo, Jesse le puso el pie haciendo que el pelinegro cayera de cara al piso. Y tornó a burlarse de él, otra vez.

—Jojojo...ohh. No te vayas a lastimar, cangrejito.

Yusei volvió a levantarse. Miró el cuerpo enrojecido, sudoroso y tambaleante del castaño, sabía que se le agotaba el tiempo.

—Yo…yo no …—la fuerza y determinación regresaron a él. Jaden también luchaba por su vida.—¡Yo no te permitiré llevarte a mi novio! ¡Debo llegar a tiempo al hospital! ¡QUITATE DEL CAMINO!—nuevamente se levantó a lanzarse con todo lo que tenía; sin embargo, esta vez, la palabra “novio” había desconcertado al peli-turquesa.

 

¿Novio? —¿A qué se refería con eso?

 

Debido a la distracción, Yusei pudo acertar varios fuertes golpes en el rostro y estómago del Anderson, este no podía entender cuál era su verdadera motivación que lo alentaba a seguir luchando contra un oponente que bien sabía, nunca iba a derribar. Pero lo que más lo aturdió fue ese calificativo hacia Jaden.

 

¡¿Novio?! —Jesse seguía en su búsqueda de sentido por dicha información, en un momento Yusei lo derribó haciéndolo girar en el piso y provocándole un pequeño sangrado en la nariz.

 

—¡Apártate! —Fudo no tenía que retardarse más tiempo. Pero pensó que con eso había demostrado que al menos estaba a su nivel.

Jesse se levantó del piso limpiándose la sangre con su antebrazo, riendo e intrigado por su contrincante.

—Vaya, ya te pusiste serio, eso me agrada pero...al menos quiero saber cómo te llamas, cangrejito.

Yusei trató de intimidarlo con su pose amenazante viéndolo hacia abajo.

—Mi nombre es…Yusei Fudo. Espero no tener que llegar a más y me dejes ir.

—¡¿YUSEI?!....

Algo en el interior del Anderson se había levantado en rabia, su cuerpo se estaba tensando por la sorpresa y su sangre empezó a hervir. Yubel se estaba manifestando nuevamente en todos sus sistemas, alimentados por una ira y odio colosales.

—¡¿YUSEI?! ¡¿TÚ ERES YUSEI FUDO?! —inclusive su voz había sonado de ultratumba.

El mecánico estaba desconcertado, ¿Cómo lo conocía?

—¿Cómo sabes de mi?

—¡YUUUSEIII! —La cordura del peli-turquesa había desaparecido, sus sentidos solo estaban determinados para acabar con cada milímetro de existencia de ese pelinegro de ojos azules.

No supo en que momento Jesse le había soltado un tremendo golpe en el estómago que lo mandó volando y girando hacia un rincón de la bodega. Y no solo eso, al momento que Yusei trató de recuperar un poco el aliento, su atacante lo volvió a golpear, esta vez con un rodillazo en el vientre.

—¡Ahhhhh! —sacó sangre por su boca con el segundo ataque.

 

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Johan había escuchado el escándalo pese que se encontraban bajo tierra.

—¡Oh, no! ¡¿Qué pasa?! Algo puede estar pasándole a Jaden! —zarandeó un poco a su amado para que reaccionase—¡Haou, por favor despabílate!

Pero la mente del magnate se encontraba en otra parte lejana.

—¡Haou!

Escuchó nuevamente otro espantoso grito. Necesitaba saber lo que ocurría.

Entonces chasqueó los dientes.

—¡Quédate aquí!

Cogió su katana y corrió de regreso.

 

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—¡Ahhh! ¡Ahhhh! —Jesse lo tenía contra el suelo, con el pie fuertemente en su pecho, ya le había roto una costilla.

—¡Jaden es solo mío! ¡Tú ya eres historia, Yusei Fudo, él no volverá a mencionar tu nombre nunca más! ¡Yo lo protegeré!

—¡AHHH! —había conseguido romperle otra costilla.

Esta vez Jesse desenvainó el arma, se preparó para perforar aquel cuerpo indefenso.

—¡Muere!

Era inevitable que Johan no se metiera.

Con el filo de su katana hizo volar la de su hermano menor evitando que consumara la muerte del pelinegro. También le dio una fuerte patada para que se alejase del mecánico.

—¡Jesse! —Johan no podía estar más preocupado por él, sabía que Yubel estaba ganándole terreno, lo podía notar en el color intenso de sus orbes naranjas encolerizados, y el rostro de su hermanito había cambiado drásticamente, estaba siendo consumido por el experimento.—Maldición, te dije que no vinieras.—masculló el mayor de los Anderson poniéndose de escudo para el desdichado Fudo.

Jesse cogió la katana nuevamente y penetró su mirada con la de su hermano, en ese momento lo único que podría distinguirlos era el color de su cabello, uno más claro que el otro y la altura. Pero realmente eran dos gotas de agua.

—Ese rostro ya lo he visto en alguna parte. —Jesse comentó sosegadamente, ladeó la cabeza queriendo recordar algo o a alguien pero sin prestarle mucho esfuerzo.

—¡¿Qué dices?! — Johan se espantó. —¡Soy tu hermano Johan!

—¿Hermano?....mmm…

—¡No juegues, Jesse! ¡Esto no es divertido! —el corazón casi se le sale al mayor. Sin la intervención adecuada, la mente de su hermano se perdería para siempre y solo quedaría un “asesino” con ese único instinto. —Soy tu hermano. Jesse, detente, este no eres tú. Recuerda que Jaden te desaprobaría.

—¡SOY EL UNICO CON DERECHOS SOBRE ÉL! ¡TÚ NI SIQUIERA DEBERÍAS NOMBRARLO!

—Está bien, está bien, cálmate hermano, cálmate. Jesse, yo te amo, regresemos juntos a nuestro hogar, a nuestra vida. Jesse, te necesito.

La mente inestable del menor no entendía muy bien a lo que se refería ese hombre. Solo sabía que debía acabar con ese chico caído, sin embargo, algo en ese chico frente a él le recordaba algo cálido en su vida.

—¿Hermano?

—Sí, soy yo, tu hermano Johan. Jesse, tu eres mi hermano gemelo, por eso nos parecemos.

El menor suavizó sus gestos y miró las palmas de sus manos. Varios recuerdos llegaron a él nuevamente. Su vida anterior y los cuidados de su hermano gemelo, además de lo mucho que le hacía falta todo el ser de Johan.

—Johan…—pronunció por fin su nombre, aquello tranquilizó al mayor de los Anderson provocando que exhalara.

—Así es hermanito. Soy yo, vamos a casa.

Estaba inestable, pero algo en su alma le pedía ir a los brazos de ese reflejo suyo.

 

Mi hermano….—los recuerdos lo llenaron de calidez:

 

Aquel día en el parque, sus padres preparaban el picnic para esa tarde soleada. Su madre era una bella mujer joven de grandes ojos celestes, cabello largo azul cielo y lacio hasta la cintura, de figura esbelta. Mientras que su padre era un hombre fuerte de cabellos castaños cortos y ojos esmeraldas intensos.

Recordaba que su madre vestía un vestido floreado de colores pasteles y un sombrero de anchas capas, recordaba también su dulce voz y sus amigables gestos. A pesar de ser joven podía sentir que se esforzaba para que sus hijos tuvieran siempre una infancia feliz.

Así que la familia Anderson estaba muy animada preparando la comida del picnic, todos ayudaban en algo por mínimo que pareciera; y aunque era hombres, su madre no tenía esa idea errónea de  que las labores hogareñas eran solo “cosa de mujeres” como muchas personas tenían fuertemente conservacionistas en su mente. Así es que todos ayudaban sin diferencia de sexo.

No muy lejos de ahí, un lujoso coche estaba aparcado. Varios hombres estaban al pendiente de esa familia, sobre todo uno de ellos quien iba en la parte de atrás, no despegaba sus ojos de los gemelos.

Pasaron la tarde con alegrías y juegos, su padre cargó a los dos menores haciéndoles “volar” un poco en el cielo y volviéndolos a coger confiados de que no los dejaría nunca tocar el suelo. Y su madre les cantaba bellas melodías que los hacía querer vivir con más intensidad pensando que el mundo era siempre de esa manera, que no había nada de qué preocuparse y que todo siempre saldría bien, sin maldad en cualquier rincón.

Pero no todo sale bien.

Repentinamente el sombrero de su madre había sido llevado por una fuerte corriente de aire adentrada al gran parque. Ambos gemelos fueron por él.

¡Yo voy por el!

¡No, yo voy por el!

—¡No se alejen demasiado!

—¡No mamá!

Jesse Anderson y Johan Anderson, pequeños de 7 años, competían por quién fuese el primero en encontrarlo.

Eres lento hermano.

—¡No me dejes atrás, Johan!

Jajaja, que llorón eres.

—No lo soy. —haciendo puchero porque casi pierde de vista a su hermano.¿Y ahora, donde quedó el sombrero de mamá?

Vi que voló hacia acá, pero no vi exactamente el lugar.

Buscaron, pero parecía que el viento se lo hubiese tragado.

Hola mis niños, parece que se les perdió algo.frente a ellos, un hombre de piel apiñonada y bigote oscuro sostenía el sombrero de su madre.

¡Sí, ese es el sombrero de mamá!Ambos niños se alegraron.

El hombre les regresó el objeto, pero también les ofreció algo mejor.

Si ven la variedad de sombreros que vendo, estoy seguro que a su madre le encantara uno nuevo. ¿O no quieren a su madre?

Sí, la amamos, señor, pero no tenemos dinero.Dijo Johan desconfiado, tomó la mano de su hermanito y lo encaminó para regresar.

No necesitan dinero para obtenerlos, con ese sombrero viejo es suficiente o algunos caramelos que tengan. Vengan, aunque sea solo mírenlos y se convencerán que su madre estará maravillada.

Jesse se soltó del agarre de su hermano, parecía interesado.

Johan, vamos a verlos nada más. Qué tal si encontramos algo más bonito.

Pero…no sé.

Por favor. Solo un momento, podría gustarle a mamá.

Johan estaba dudoso, habían estado viviendo en un mundo de tanto amor que su mente no podía dar la posibilidad de que en el mundo habría algo malo; pero su instinto no fallaba, estaba en alerta de peligro; mas los ojitos de su hermano también fueron factor para hacer lo que le pedía.

Pero rápido, o mamá se preocupará.

Walter estaba complacido; había sido muy sutil al subir a los niños a su auto, y en el instante que ambos estuvieron dentro, dos hombres les taparon la boca con trapos empapados de una sustancia que los hizo dormir al instante.

El auto pasó frente a la pareja quienes gritaban y buscaban a sus hijos desesperadamente. Walter sonrió con malicia y les agradeció el regalo que aquellos tontos “incondicionalmente” le habían hecho. Pero no volverían a verlos jamás.

Y la estadía en la mansión fue terrible.

Jesse siempre trataba de morder y patalear, odiaba todo, quería ser libre, quería huir.

¡Estate quieto, maldito mocoso!uno de los científicos quería golpearlo nuevamente con un látigo, y Johan se interpuso, otra vez, para proteger a su hermano.

¡Johan!

Jesse…miró ahora al hombreMi hermano no es un “maldito mocoso”, solo debe pedírselo amablemente. Por favor, todo lo que quiera hacerle, hágamelo a mí.

Johan…los ojitos esmerarla brillaron.

 ¡TÚ NO ME DAS ORDENES!Los azotes abrieron la piel del Anderson mayor, mas cada golpe lo resistía con fuerza. Quería demostrarle a su hermano menor que debía ser fuerte, que no se la pasara llorando y haciendo rabietas o lo castigarían más brutalmente.

Muchos de los castigos los había recibido Johan en vez de Jesse.

Walter veía ese gesto de “amor” detrás del cristal, se vio interesado por aquellas agallas del más grande.

Bueno, tal vez sea mucho más sencillo hacer que la sustancia penetre en todo su sistema si piensa que su hermano está a salvo. Metan a Jesse al tanque y suminístrele pequeñas dosis indoloras, mientras probamos todo lo que tenemos en Johan. —ordenó Walter entre deducciones.

El día que los separaron ambos lucharon por no soltar su agarre de sus manos.

¡JOHAN!

¡JESSE, NO ME SUELTES! —lucharon mucho, pero al final el agarre ya no resistió.

¡JOHAN!!!

Así fue que los separaron de su inocencia. Sin embargo, a veces, Jesse podía escuchar el sufrimiento de su hermano y las imágenes de su tortura eran borrosas hacia sus retinas adormiladas, dentro del tanque.

Johan…

 

—Johan, no quiero perderte de nuevo.—sus lágrimas volvieron a tocar el piso, la katana de Haou temblaba por los espasmos que le provocaban los dolorosos recuerdos, donde su hermano fue siempre el más lastimado de los dos, pero siempre lo recibía con los brazos abiertos. —Te necesito, Johan…

Johan se acercó lentamente con las intenciones de abrazar a su familiar.

—Ya estoy aquí, Jesse. Siempre estaré contigo. Te lo prometí, me quedaré contigo para siempre.

El color de ojos de Jesse poco a poco regresaba al conocido verde que su hermano tanto adoraba.

—Quiero verte sonreír.

Aquellas palabras de Johan habían despertado el momentáneo “coma” de Yusei. El también tenía ese deseo, se despertó para arrastrarse en el suelo y, con visión borrosa, llegar hasta Jaden.

—Jaden…—dijo apenas audible.

Y ahí fue que todo colapsó, pues Jesse recordó nuevamente a Yusei y a su amado castaño. Dio un fuerte golpe a su hermano antes que lo alcanzara para que se alejase unos metros, y corrió nuevamente para rematar a Fudo.

—¡Muere!

La velocidad había sido extraordinaria, y esta vez la katana del magnate se llenó de sangre, mas no había sido de su objetivo primordial, sino de su hermano Johan quien regresó al campo de batalla con toda su experiencia del mundo.

—¡Johan! —el pecho de su hermano se veía perforado por el filo del arma protegiendo a Yusei  Fudo. Los grabados en ese objeto se rellenaban de rojo, pero Johan no parecía estar enojado con él.

—Vamos a casa, Jesse. —le regaló una sonrisa gentil aunque estuviera tiñendo el suelo de rojo.

—¡Apártate!

—¡Jesse, por favor!

—Yo no quería dañarte a ti, no a ti, Johan, por favor no te metas. Ese sujeto debe desaparecer, es lo único que me impide llegar a Jaden.

—Jaden ya ha elegido. Y ese no eres tú, Jesse. Respeta los sentimientos de él.

—¡No, no! —Se tocó la cabeza denegando de la situación. —¡Hermano, no quiero herirte, pero tampoco renunciaré a Jaden! ¡NUNCA!

Sacó el arma y volvió a intentar. Entonces Johan no tuvo otra opción que contra atacar con la suya.

El choque de los objetos marcaban una gran batalla. Ambos sabían cómo manejar la katana, cuáles eran sus debilidades y fortalezas y sobre todo la fuerza de sus propios músculos.

Jesse atacó a su hermano y Johan solo lo detenía; sin embargo, ambos eran experimentos Yubel y conforme la pelea iba avanzando, Yubel se despertaba en los dos.

Pronto Johan comenzó a atacarlo también, por sus instintos asesinos, y Jesse a disfrutar del dolor y el olor a sangre. Si continuaban peleando, ambos se matarían.

En un momento fortunio, Jesse dio en un punto sensible de su hermano en un arranque de ira— fue cuando sus ojos divisaron el cuerpo de Yusei casi llegando a Jaden—, así que dio una estocada con su arma hacia el lado izquierdo del pecho del mayor provocándole al sicario un terrible dolor que no se esperaba.

—¡AHHHH!

Quizás el proyecto de regeneración, Yubel, tenía un límite.

 

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El grito de Johan despabiló la mente del empresario alemán y se puso en alerta. Su corazón se acongojó y la preocupación se multiplicó con aquel mal presentimiento.

Se levantó de un salto y acudió lo más rápido que pudo.

 

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—¡AGHHH AHHH! —Johan se retorcía de dolor en el piso sujetando el filo de la katana de su hermano con ambas manos para que no llegase a profundizar el corte a su corazón, aunque se hiriera las palmas. Jesse lo miró con superioridad, ejerció más presión como si hubiera vuelto a olvidar de quién se trataba la persona bajo de él.

Sus ojos naranjas carecían de sentimientos y sus gestos diabólicos parecían disfrutarlo. Johan hizo todo el esfuerzo que pudo para no ceder al ataque.

—¡J-Jesse, aghh!... —el dolor estaba haciendo que perdiera la visión.

Pero Jesse no presentaba tener cambios en sus frías acciones, estaba decidido a apagar la vida de ese “desconocido”.

—Así, poco a poco, la flama se apaga y el fuego no quemará más. —divagaba en sus palabras. Quizás un recuerdo de su tortuosa estadía en la mansión Walter.

Repentinamente un ruido hizo que virara su atención a la figura desgastada del mecánico. Su temperamento volvió a nublarse de ira y de un salto se preparó para acabar de una sola vez la existencia de Yusei.

Era el final para todos.

Pero el sonido de su Katana retumbó contra un tubo que protegió la vida del japonés, pues Jaden Yuki lo enfrentaba esta vez.

—¡Jaden!

—Jesse…él no…—Jaden se derrumbó nuevamente, su cuerpo débil solo saltó por inercia, su alma era lo que lo había hecho moverse para salvar a su amado.

Sin embargo, en lugar de tranquilizarlo, Jesse volvió a erguirse con más poder debido a sus peligrosos arranques de celos.

Esta vez no fallaría, su katana sería clavada directo al corazón del peli-negro.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué Yusei?! ¡JADEN ES MIO! ¡MUERETE, YUSEI! —intentó impactarla de nuevo. Mas ahora la katana que sostenía fue enviada unos cuantos metros lejos, cuando aquel tubo fue impactado nuevamente contra ella; esta vez Haou Yuki fue quién lo detuvo. Lo miró severamente, pues había herido a todas las personas que amaba.

—Jesse—Haou afiló la mirada.

Fue solo así que el pequeño Anderson suavizó su semblante, estaba sorprendido, pero a la vez, algo en el aura de ese chico le había parecido maravilloso.

—¡Jaden! Recapacitaste, sé que vendrás conmigo, nos amaremos para siempre, te seré eternamente fiel, tu esclavo, tu esposo. Jaden, te haré muy feliz, te lo prometo. Solo ven a mi. —estiró su mano para que el magnate la tomara.

Haou entendió que el hermano de su amado no estaba bien; recordaba todavía aquella mirada llena de frustración, perdida y odio en el rostro de Johan la primera vez que lo miró, al igual que ahora la de Jesse. Este parecía estar en el mismo punto muerto que su hermano en aquel tiempo y solo el derrame de sangre podría calmarlo, a menos que Jaden se quedara con él.

Haou regresó la mirada a Yusei, este seguía empeñado en alcanzar al inconsciente castaño, sabía que ya no debía hacerles más daño, sobre todo por el terrible remordimiento de conciencia que lo estaba torturando en ese momento.

Jaden amaba a Yusei, y este siempre fue fiel a él, aunque al principio el pelinegro hubiera tomado terribles decisiones, había aprendido a valorarse y a su hermano también.

Todo su esfuerzo, y los chicos que estaban a su suerte en main satisfaction, Joey, y todas las muertes; todo había sido culpa del magnate y ya era ahora en que debía pagar la factura y tomar una importante decisión si quería darles esperanzas a todos.

Miró a Johan quien le regresó la mirada temerosa de lo que haría. Amaba a Johan, deseaba vivir una vida junto a él, deseaba paz, deseaba volver a empezar, a rehacer su existencia. Sin embargo, el pecado debe pagarse tarde o temprano y si no hacía algo ahora, el peso lo llevaría su hermano gemelo injustamente por siempre.

Haou debía abstenerse de su propia felicidad, de Johan, por la de su hermano Jaden.

La mirada dorada se despidió de los orbes naranjas de Johan en el piso. Juntó todos sus sentimientos para lanzarle con ese solo gesto lo mucho que siempre lo amaría.

Entonces sostuvo la mano de Jesse y se encaminó a sus brazos.

Jesse lo abrazó ferviente, con tanta pasión, con tanta devoción y lo besó en los labios. Haou se dejó hacer.

 

Adiós, Johan….

 

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Main Satisfaction

 

 

La disputa por Yuma comenzaba a acalorarse, entre Kaito y Vector habían motivado a más magnates para que se disputaran al moreno.

Yuma estaba apenado, no mostraba sus partes y Akaba Leo comenzaba a impacientarse, le ordenaba que cediera, que se dejara ver, pero estaba proporcionando mucho dinero a la vez.

Ordenó a un hombre entrar al escenario para inyectarle una droga que amansaría todos sus movimientos.

Y estaba a punto de lograrlo, sin embargo, el agente se detuvo de inyectarle aquella sustancia cuando vio a Yuya en el escenario.

—¡Damas y caballeros! —todos los clientes y encargados se descolocaron. —¡El show de esta noche está por comenzar!

A diferencia de Yuma, Yuya había entrado para pararse frente al moreno y taparlo de los reflectores como Dios lo trajo al mundo.

—Yuma, pase lo que pase, tú debes de salir de aquí. —susurró para que solo el pelinegro pudiera escucharlo.

—¿Por qué? ¿Por qué haces siempre esto, Yuya?

—No lo sé, será que porque tú siempre fuiste importante para mí.

Yuma se enterneció, Yuya siempre estuvo tratando de llamar su atención, de hacerlo su novio, de tomarlo de la mano. Pero Yuma no podía obligarse a quererlo, y aun, con esos sacrificios, no podía sentirlo. Shark y Kaito venían a su mente, Kaito llenaba su corazón.

—Yuya…

—Trataré de distraerlos, mientras tú corre.

—¡Hey, baja del escenario! —le decía Leo iracundo a Yuya, la audiencia comenzó a interesarse en el hermoso muchacho con heridas en su cuerpo, pero sobre todo por las marcas que parecían del magnate alemán.

—200,000 dlls.

—250,000 dlls.

La disputa comenzaba, ya era hora de soltar todo lo que habían guardado para la mercancía especial de la casa Dornberger Haou.

—¡No puedo dejar que hagas esto, Yuya!

—Yuma, solo tendrás una oportunidad. —le guiñó un ojo y comenzó su espectáculo. —No la desperdicies, por favor.

Yuya continuó animando a la audiencia.

—¡Es muy grato encontrar a tan respetable público esta noche! —todos tomaron un gran interés en él, sobre todo un muchacho de anteojos color vino y cabellos grisáceos que estaba entre ellos.

Se acomodó los lentes para no perder detalle de ese chico, el chico que le habían indicado.

—¡Baja de ahí! —Leo no pudo hacer nada, a la gente parecía gustarle.

Yuma bajó del otro lado del escenario, temeroso por el destino de su salvador. Miró las pantallas donde estaba su nombre, su precio se empató entre el cliente K y el V, es decir, no había comprador definitivo.

—Medio millón, con que eso valgo. —lo dijo Yuma con ironía para sus adentros. No quería dejar a Yuya así, así es que buscaría ropas y regresaría por él. Fue cauteloso para no caer en manos del distraído personal de Satisfacción.

Yugi por otro lado, se motivó por sus agallas, Yuya comenzó a decir algunos chistes y un monólogo que solo a él le salía de maravilla. Las cifras iban en aumento, cada vez más reñido ya que aquel evento era inusual en ese tipo de lugares; pero Akaba lo dejó, después de todo las cifras estaban descontroladas.

Así continuó por un buen rato, y a pesar de su desnudes, Yuya hizo una reverencia para recibir alegremente los aplausos de todos esos mal nacidos.

—Amigos, gracias, muchas gracias por sus ánimos. Ahora quiero aprovechar su interés para decirles algo que me llega desde el fondo de mi corazón. —se irguió para mirar nuevamente a los incógnitos de cada cortina—“Cuando las sombras son devoradas por sombras aún más oscuras, el telón se revela para revelar un mundo sin luz”.

Nadie entendía su introducción, hubo algunos susurros, pero nadie objetó nada para dejar continuar al bello chico.

—Yo era una persona normal, un chico con talento y lleno de sueños por delante de mis narices. El mundo era un lugar lleno de posibilidades, eso pensaba, era el lugar donde deseaba vivir y disfrutar de mis respiraciones. Pero pronto descubrí el verdadero significado de nuestra sociedad. Este no es un mundo de posibilidades, este es el mundo que está corrompido por gente insana, sin escrúpulos y poderosa como ustedes. Ustedes, los poderosos, este mundo es solo de ustedes. Me convirtieron en alguien cuya esperanza en la humanidad se ha perdido.  —los ojos carmesí de Yuya comenzaron a centellar, su cabello se erizó un poco y parecía haber cambiado drásticamente a un aura oscura. Esta vez murmullos y algunas quejas sin potencia se escucharon desde la audiencia. — La gente del mundo de arriba nunca se imagina como son las cosas del mundo normal. Todo lo tienen, todo lo quieren y no hacen más que gastar su dinero en estos lugares insanos en vez de usarlo para ayudar. Día tras día, te das cuenta de la misma mierda de siempre, y me digo “Que desperdicio es la humanidad, este mundo está podrido”.

—¡Yuya! —Akaba Leo estaba exasperado. Cómo podía decirle eso a sus clientes, quienes ya estaban cabreados. Iba a intervenir, pero una llamada importante le impidió subir al escenario.

 

“Quiero que regreses a los chicos que fueron enviados desde mi casa a la subasta”

—Pe-pero señor, ya se han vendido, no creo poder..

“!He dicho que lo hagas, no hay excusa!”

—Pero señor…

 

Mientras, Yuya seguía con su discurso.

 

— Se creen dioses, pero no son más que cerdos con perlas en sus cuellos, solo eso. ¿Qué clase de diversión es esta? ¿Qué clase de gente mórbida compra a un ser humano? Es una vida, es un ser que siente, que piensa, que sueña. Podría ser su hijo, su hija, pónganse en los zapatos de todos nosotros. Hay lugares en este mundo donde nunca brilla el sol y este es uno de esos. —su voz se suavizó solo un poco—Yo he visto la tristeza ajena, la propia, el perder una vida, a alguien amado; la tragedia de una obsesión, y eso no es todo, la alegría de cumplir algo, la felicidad de ser amado y arrebatado. ¿Qué experiencias han tenido ustedes que les haya costado trabajo tener? Nada, porque están vacíos por dentro e intentan llenarlo con la vida de alguien más.

 

Las quejas ahora eran audibles, los clientes casi gritaron en contra de la verdad que les dolía. Mientras en staff no hacía nada por la espera de órdenes del encargado.

 

—Alguien me enseñó que en el mundo existen dos tipos de personas, para mi solo hay malos y buenos, todos ellos pertenecen a un grupo o a otro y es lo que nos hace encajar en algún círculo de esta sociedad. No hay peores, no hay mejores, solo buenos y malos. Buenos que pueden ayudar, que pueden salvar todos esos sueños de los jóvenes, de nosotros, los secuestrados, los extraídos de nuestras familias. Y los que destruyen todo eso. ¿Dónde quieren estar ustedes? Sálvense, cuiden su alma, porque tarde o temprano, no importa dónde te encuentres, siempre caerá el peso de la justicia tres veces sobre sus hombros, y en ese momento habrán deseado no existir. El infierno no está en los cuentos religiosos, el infierno lo formamos en la tierra. ¡Amigos! ¡Dejen vivir a los y las chicas que nacieron para convertirse en alguien! Pues convertirlos en objetos sexuales, solo borra su existencia y a ustedes los convierte en unos asesinos. ¡Detengan esta aberración!

El silencio reinó, parecía haberlos hecho pensar; sin embargo, las cifras en su nombre volvieron a elevarse, esta vez más aprisa.

 —¡Por favor, entiéndanlo!

Pero solo había recibido burlas y difamaciones; era rebelde y los excéntricos pervertidos estaban interesados.

Yugi había entrado en frustración, su amigo estaba siendo atrapado por esa bola de inconscientes, malditos y depravados. Yugi entendía la desesperación y palabras del chico de espectáculos, pero también entendía que, si todo el mundo luchaba pensando que hacían lo justo, y las personas malas pensaban lo mismo, ¿cuál era entonces la auténtica justicia?

Sin más subió también al escenario.

—¡Woooh!—un grito de exclamación se escuchó al unísono al momento de ver tal belleza frente a ellos.

—Yuya. —Yugi fue hasta su amigo, trató de tranquilizar su impotencia con un fuere abrazo.

—Yugi, es inútil ¿verdad? La maldad es más grande.

—Es verdad que existe eso, pero también hay bondad, nunca lo olvides. Estamos en el círculo de lo podrido, por eso es que esta gente no comprende. Pero  hay algo que nunca debes perder, Yuya….la fe.

El conteo en el nombre de Yuya se había detenido. El comprador indiscutible había sido el sr R, (el mismo comprador de Yugo y Yuto). Ya que todos los demás comenzaron el conteo exagerado bajo el nombre de Yugi Muto.

—Yugi, no quiero que nadie sufra.

—Yo tampoco, pero creo firmemente que algo bueno nos pasará. Cree en tu corazón, en la esperanza y en la vida.

—Pero Haou tenía razón. Dios no…

—Shh, no seas Haou. Tu eres Yuya Sakaki.

Un hombre subió al escenario para sacar a Sakaki de la subasta de Yugi, el último tesoro de la casa DH.

Un millón de dólares valía el cuerpo de Yuya Sakaki, los compradores habían estado muy interesados realmente, ya que, en toda la historia de las subastas de Main Satisfacción, nadie había alcanzado tal cifra.

Akaba Leo estaba complacido, pero las palabras de su jefe comenzaron a impacientarlo. Esos chicos valían más que eso, por el exagerado interés del fastuoso alemán. ¿Debía venderlos? Yugi todavía podía salvarse si lo retiraba en ese momento; pero Akaba Leo era ambicioso, decidió continuar la subasta como si nada. Después de todo, ese día pasaría a ser histórico para el negocio. Ya se las arreglaría con Yuki cuando le revele las excelentes ganancias, seguro quedaría complacido.

Yugi no hacía nada ante los reflectores, su rostro, aunque endurecido y taciturno, seguía pareciéndoles atractivo a todos los huéspedes del equipo principal.

Atem estaba listo para vaciar sus bolcillos, nadie podría arrebatarle a su amado vendedor, ya que, si llegaba a requerirlo, el capital de Kaiba Corp respaldaría sus cifras; eso era gracias a que el egocéntrico de Kaiba había dado la autorización —voluntariamente—, para tomarle prestado, solo por Yugi.

—No te preocupes, Yugi. Te sacaré de esto.

 

 

 

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Gera, Granja.

 

Duke tenía sometido al rubio.

 

—Sabes que no tienes otra opción, Kaiba. Todos hemos estado peleándonos por este rubio y haré lo que sea para tenerlo en mi cama.

Kaiba no contestó, solo puso cara seria escuchando los delirios de aquel demente sin dejar de apuntarle.

—Tú no sabes lo que es ser un pedazo de basura toda tu vida. Un don nadie. Lo que es obedecer órdenes de gente despreciable como Walter Dornberger o Haou Dornberger. Ser humillado incluso por una niña y ser pisoteado en lo más sagrado de un ser humano, el orgullo. "Si trabajas duro obtendrás una buena recompensa" es una útil frase para consolar a los marginados y para que los niños hagan sus tareas. Y yo ya no seguiré órdenes de nadie, yo viviré por fin mi vida. Y todo comienza con este ángel; con él lograré saldar cuentas con Dios, ese infeliz que solo le gusta burlarse de mi existencia, que me hizo esforzarme a cambio de nada, que me hizo lamerle las bolas a Yuki y a Walter. ¡NO MÁS, KAIBA! Tú eres un infeliz con poder, Haou es un maldito con poder, Walter era un psicópata con poder. El poder deshonesto es lo que te hace invencible, y yo quiero eso. Quiero poner las manos encima de esa jugosa arma, Joey Wheeler lo hará posible, Joey es mi primer triunfo ante los poderosos. Ya gané contra Haou, es hora de arrodillarte y besarme los pies tú también. Por todo lo que me hiciste, los golpes aun los siento en mi rostro, Seto Kaiba. No me importa matar inocentes, este chico me pertenecerá, porque soy el nuevo rey supremo, el nuevo Dios de este mundo. Y tú te convertirás en basura, y Haou en desperdicio, así es que solo reverénciame y pensaré en perdonarte para convertirte en mi bufón. Te quedará bien de arlequín  Jajajaja, jajajajaja…..

El disparo hizo que Joey cerrara sus ojos y soltara un gritito, Duke había enloquecido pero ni siquiera pudo continuar con su discurso pues el impacto de la bala le dio entre los ojos, perforando su cráneo y atravesándole la cabeza.

Joey cayó al suelo junto con el cuerpo sin vida de Duke.

Kaiba se acercó viéndolo con asco.

—Intentas realizar algo que pediste por error, cometiendo otro error, Duke Deblin. Entiendo tu sed de venganza; pero lo que has hecho es una clase de solución tonta. La venganza solo trae más venganza, debiste romper el círculo lo más pronto posible, debiste aguantar pues no existe un culpable divino a tus acciones más que tú mismo. El mundo es un lugar cruel. Pero esa crueldad es lo que lo hace maravilloso. ¡Y sabes que yo jamás he dado un paso atrás y no empezaré ahora! Yo soy Seto Kaiba.

—¡Kaiba! —Joey se encontraba paralizado por los acontecimientos, sabía que Kaiba era duro, mas nunca imaginó que sería capaz de acabar con la vida de una persona. Toda vida era valiosa, estaba algo temeroso de él; no sabía que pensar.

Seto fue hasta él para abrazarlo con fuerza, como si quisiera transmitirle toda la angustia, los celos y el miedo que sintió todo ese tiempo a manos de gente ajena. Inesperadamente lo besó, haciendo que el corazón del asistente tratara de salirse de su pecho.

 

 

Realmente me gusta Kaiba, pero…—Joseph se dejó hacer, pero aquella acción del magnate nunca desaparecería de sus retinas.

 

El maravilloso beso duró varios segundos, entre los disparos y barullo de los agentes de KC contra los secuaces de Duke.

 

—Cachorro, he venido solo por ti.

 

 

 

 

Continuara….

 

Notas finales:

 

 

“Ojo por ojo, diente por diente, y un requiem de ira por mal” frase de Yuuki Tenpouni de Code Breaker!!

 

Me encantó ese personaje, y el manga está muy bueno. Y como fugoshi -al finalizar- me vi en la tarea de buscar alguna parejita de ellos.

No encontré más que 2 fic heteros xD


Bueno, supongo que es muy poco conocido, ni modo, tendré que ser yo quién haga la revolución de ese fadom en AY, pero No se bajo qué categoría debería ponerlo. Sin tiempo yo y ya me quiero echar encima un nuevo proyecto xD

 

Bueno, pues, esta historia ya casi llega a su final; imagino que unos tres no cuatro capis más y tan, tan.

 

Espero siga siendo de su agrado.


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