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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

Hola, hola!!

Como dije, ya tenía algo escrito de este capítulo, es un 2 x 1.

Bueno, hay una parte dónde explico el sentir de Judai algo deprimente, bueno, en algún momento de mi vida me sentí igual, amaba a ese chico tan especial con tanta fuerza, que, aunque el tío me hizo muchísimo daño, yo todavía seguía queriendolo.

Estuve mal por mucho tiempo, lo sé, pero ahora ya reflexioné y bueno, a diferencia de Yusei, el otro no luchó nada por mi TT^TT Así es que Jaden todavía tendría esperanzas. A la fecha, veo una foto suya y sonrío, ojalá hubiera podido quedarme a su lado. Al menos sé cómo se siente realmente el amor.

Espero no me maten por tantas letras.

Gracias por sus comentarios, todavía no los respondo pero pronto lo haré :3

 2 x 1


¡Dios mio! ¡Dios mio! 


Déjamelo un poco más, a mi enamorado.
Un día, dos días, ocho días, déjamelo un poco más conmigo

El tiempo para adorarnos, para decírselo.
El tiempo para fabricar nuevos recuerdos.

El tiempo para empezar o de acabar, de iluminar o de sufrir.

¡Dios mio! ¡Oh sí...Dios mio!
Déjamelo para que llene un poco más mi vida...

un poco más, déjamelo por solamente un mes...
Aunque me equivoque déjamelo un poco más,

aunque me equivoque, déjemelo más.

 

                                                                                                                          Edith Piaf- Mon dieu

Esta canción se la dedicó Edith a su amado Marciel poco después de que murió debido a un accidente en dónde su avión se estrelló cuando iba a verla. Ella lo amaba tanto que no podía imaginarse su vida sin él, cosa que nunca pudo superar ni al filo de su muerte.

 

“Y si escuchan su voz, entenderán su sufrimiento”

 

Capítulo 29.-Caos

 

 

¡¿Jaden ya no me ama?!— El iris en los ojos azules del mecánico se contrajo.

En todo el tiempo que había estado con el castaño ese siempre había sido su mayor terror. Temor que incluso lo había orillado a desarrollar sus desbordantes celos contra él para tratar de que siempre estuviese a su lado y ahora vivía esa tormenta.

 

—¡No, no es verdad, dime que no es verdad! —todavía tenía la esperanza de haber escuchado mal antes de querer soltarse al llanto.

Jaden fingió una sonrisa gentil, después desvió la mirada; en realidad contuvo con todas sus fuerzas el molesto escozor del llanto atrapado en sus verdaderos sentimientos, pero sabía muy en el fondo que la verdad era otra. Lastimosamente Haou y Yusei debían estar juntos, la experiencia de haberlos visto hacer el amor jamás podría superarla.

—El amor debe ser tan largo, enorme y sincero como para llenar el universo. Yo te amo Yusei, con toda mi alma, pero no quiero que mis tontas fantasías y anhelos infantiles se entrometan en tú felicidad—regresó a ver su rostro tristemente—Estoy consciente de eso y quiero verte feliz.

—¡¿Pero por qué dices eso?! —quebrándosele la voz, lo sostuvo de los hombros en desesperación—¡Jaden, si tú eres mi felicidad!

—No, buscar reemplazos no es amor, Yusei. —sus ojos se aguaron— Los vi, vi cómo se expresaban su amor, vi cómo le pertenecías a Haou.

Ambos abrieron los ojos como platos, era de las pocas veces que el magnate había quedado anonadado, ese desenlace no cabía en ninguno de sus cálculos; habló queriendo componer las cosas.

—Jaden, aquello solo fue…

—¡¿Un desliz?! —miró ahora a su hermano con ojos heterocromios, no podía evitar sentir celos de él— ¡No me salgas con eso Haou, no te lo perdonaré! ¡Te arrancaré las caricias que le arrebataste a Yusei quemándote la piel con ácido! ¡Sólo si jugaste con él!  —el aludido tragó saliva, no esperaba nunca que su hermano se enterara de esa manera. Después de todo se lo estaba “cuidando”.

—No, yo…sí quería a Yusei, pero …

—Entonces está dicho, ¡felicidades a ambos! —se dirigió a la puerta.

Yusei corrió tras de él—¡No Jaden, no es como lo piensas! —trató de tocar su hombro.

—¡No me toques, Yusei! —se exaltó. Con esa advertencia le había soltado un ligero codazo en las costillas, la fuerza descontrolada había herido al mecánico en magnitud, aun se encontraba frágil y cualquier roce significaba una agonía latente.

—¡Agh! —se tocó la parte dañada

 Haou intentó sosegarlo.—Jaden, cálmate. Yo nunca quise…

—¡No me digas que me calme! —puso su brazo contra el pecho de su hermano chocándolo con la pared con mucha fuerza. Haou apretó los dientes. Jaden le habló al oído dirigiendo todo el sonido solo para él.—¡No quiero que lo hagas sufrir, Haou, nunca te perdonaré si lo haces! ¿Entendiste? ¡Si lo veo llorar, aunque sea una vez, te mataré! —amenazó ásperamente.

Dicho eso, Jaden liberó a su hermano para salir del lugar, no sin antes mirar una vez más al adolorido mecánico para después salir pausadamente sin mirar atrás.

El magnate quedó estupefacto, después afiló la mirada, reconocía esa violencia, no permitiría que su hermano se convirtiera en él, lo amaba tanto que imaginarlo le rompía el alma, antes moriría para impedirlo

En cambio, Yusei no se recuperó del punzante dolor en su pecho, miró al magnate salir, trató de alcanzarlo pero el punzante dolor de sus costillas regresó sin dejarlo moverse.

—¡Maldición!—tendría que esperar.

 

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—¡Jaden! —No tuvo que perseguirlo por mucho tiempo, lo había encontrado parado no muy lejos de las escaleras principales. —Quiero explicarte lo que pasó con Yusei.

Jaden sostenía la mirada en todas direcciones, parecía perdido, parecía no decidirse en qué objeto debía enfocarse.

El magnate se acercó dubitativo, extrañado por ese comportamiento inusual.

—¿Jaden?

—Era verdad— pronunció quedamente sin voltearlo a ver. Haou puso cara expectante—Tú lo hiciste.

El alemán miró a su alrededor, bajó el rostro acongojado en cuanto se dio cuenta a lo que se refería.

—Sí.

—¿Por qué? — la voz del diseñador no sonó alterada, solo decepcionada y queda.

Haou calló por un largo tiempo, pensó en la mejor manera de responderle para no parecer inhumano.

—Era mi trabajo.

—¿Trabajo? ¿Bajo qué mandato? —el bi-color de aquellos ojos iracundos lo petrificaron, ni siquiera pensaba que sus iris doradas podían igualar semejante brillo espectral lleno de furia.

—No lo entenderías, tenía que poner el orden y …

—¿Orden? ¡¿De esta manera?!¡No quería creerlo pero era verdad! ¡Cada vida es valiosa, y  tú…tú…agh! — vociferó altivo, desvió la vista apretando los puños por la impotencia.

Haou no supo cómo justificarse, solo escuchaba y callaba sin poder todavía aceptar lo que había hecho mal.

—Syrus era el hermano de Zane,...aquellas chicas atormentadas solo deseaban escapar de ti, esos hombres buscando venganza muriendo uno al lado del otro. —toda la violencia vivida volvió a la mente del diseñador, junto con la petición del peli-azul — Haou, todos allá afuera te odian ¡y está es la maldita razón! —lo reprimió severamente.

—Yo solo estaba trabajando. —no se le ocurría nada, ya que no podía negar cada bajeza ejecutada.

Después de un efímero silenció, Jaden se relajó a causa de la impotencia.

—¿Quién eres? —suavizó la mirada hacia él rogando por despertar de esa pesadilla. El color marrón volvió a su mirada, pero esta vez sin vida, esa visión desilusionada rompió el alma del magnate.

—Jaden…

—Haou, mi querido hermano, mi amor absoluto… — su voz cada vez sonaba más desilusionada, decidió no verlo de nuevo a la cara con ese sentimiento depresivo. —Es triste ¿verdad?

—¿Triste?

—Sí, darte cuenta que todo lo que sé de ti es una mentira. Y yo intenté defenderte.—siguió su camino descendiendo por las escaleras sin dedicarle más de su tiempo.

Haou sintió una presión muy fuerte en el pecho, su peor temor se estaba haciendo realidad; el desprecio de su hermano con él era como una daga atravesándole el corazón dándole vuelta. Su rostro taciturno se llenó de arrugas que demostraban sus tremendas ganas de llorar, mas temía que no podía cambiar el hecho de haberse convertido en un despreciable ser.

Esa era la primera vez que el magnate sentía arrepentimiento en toda su vida. Echó un último vistazo a su alrededor para mirar más a detalle a toda esa gente en pena, humillada, maltratada por su mano; todos esos ojos coléricos de mujeres, hombres, ancianos y niños exigiendo venganza para su descanso eterno; todos ellos atormentándolo siempre por el resto de su vida, puesto que cada vez era más difícil y pesado pasar de largo a esas almas en pena.

 

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Jaden se limpiaba las lágrimas traicioneras, ya había recibido dos terribles golpes en tan poco tiempo y si había una más estaba seguro que moriría.

Repentinamente el sonido ahogado de su estómago lo ayudó a salir un poco de su hundimiento, el hambre había llevado al diseñador a buscar la cocina.

La servidumbre nunca había tenido al magnate en ese lugar, por lo que— en cuanto Jaden tocó el mármol —, todos los sirvientes se pararon de un salto para hacerle una reverencia respetuosa, con el genuino terror que provocaba su presencia.

Jaden analizó las reacciones, aquellos ojos vivos no lucían muy diferentes a las pobres almas de los desdichados que rondaban por todas partes; no dijo absolutamente nada, los pasó de largo hasta el refrigerador haciendo caso omiso de aquellas frustraciones.

—¿G..gusta que le sirvamos algo? —un valiente dio la iniciativa después de unos minutos.

—Gracias, quisiera…—lo pensó, ahora ya no estaba atado a Yusei ni a nadie, ahora era libre de elegir su témpura favorito, su soda favorita, pero últimamente no se sentía él mismo. Un último adiós pensó que sería lo más adecuado. —Curri con arroz y un té de limón, por favor.

—En seguida. —apresuraron los temerosos, algunos extrañados por la inusual amabilidad de su amo.

Su mente era un caos, en ella pasaron toda clase de sucesos del pasado: como su infancia a lado de su padre, su trayectoria estudiantil, las alegrías y disgustos, sus logros y fracasos y ahora la nueva era que vivía en la verdad.

Se sentó en la mesa del servicio, y después de que le hayan dejado su pedido, su enfoque fue directo a su hermano sobre esa comida servida.

Seguramente se habría burlado de él por mucho tiempo, que tonto había sido por pensar que siempre sería el dulce hermanito de 6 años. Probablemente solo lo habría sacado del aburrimiento escribiendo esas cartas y enviándole esos suvenires, y ahora Yusei también se había unido a la burla hacia él.

El corazón le dolía por ese hecho.

Fue en ese momento que comenzaba a pensar en lo insano que había sido vivir con el mecánico, pero, —a pesar de todo—no podía sacarlo de su mente.

Su corazón siempre palpitaría por él aunque este haya sido un desgraciado, cínico, que se divertía a costas de su sufrimiento y su ofuscado amor. Mas no podía, lo odiaba, pero también lo amaba; era una mezcla insana, rara y a la vez estúpida, algo que no podía explicar y que estaba harto sentir.

 

Como desearía…

 

Desearía que las cosas pudieran regresar a ser lo que eran antes, cuando se vieron y sonrieron por primera vez, cuando sus orbes quedaron prendidos uno del otro y al estar en la cama juntos, realmente hacían el amor.

Jamás volvería a sentirse a sí con nadie más, puesto que nunca pensó que ese chico tan atractivo y romántico se fijaría en una insignificante criatura como lo era él.

Daba gracias por eso, de alguna manera Jaden se había sentido como tocado por Dios, pero ese Dios lo había abandonado por algún motivo, quizás para su bienestar, solo le quedaba seguir, mientras tenía ganas de desaparecer para no volver a recordadlo. Se daba golpes en la pared por sus malas decisiones, por haber sido tan tonto y frágil; ojalás hubiera sido más sabio y se hubiese enamorado de otra persona cuando tuvo oportunidad.

 

Agh…

 

Escuchó mucho ruido en sus odios, ya antes lo había sentido, cuándo Yusei lo castigaba por haberle sido “infiel” en sus pensamientos, pero nunca quiso prestarle mucha atención. Ahora sabía lo que esa estática imaginaria significaba; era su cabeza que expresaba voces susurrándole interminables oraciones inentendibles, música de todo tipo, gritos e irreverencias, comentarios hermosos, dolorosos, risas y llantos, todo al mismo tiempo, todo provocando solo por el caos proveniente de su alma desesperada por obtener estabilidad.

Se tocó la cabeza para apaciguar ese bullicio, apretó sus ojos y se repitió incontables veces que lo dejaran en paz. Ya no quería sentirse así, quería regresar a la tranquilidad, quería regresar a cuando lo único que le susurraba era la armonía del viento, a la voz reconfortante de su padre admirando el paisaje o las risas junto a sus amigos. Ya no aguantaba más la desilusión, el luchar siempre y perder en todas, en que las puertas se cerrasen justo cuando iba a entrar, que sus esfuerzos nunca fueran reconocidos, y de deambular en círculos sobre una interminable escalera de caracol viendo como los demás eran felices mientras él se esforzaba por hacer de un rayo de sol su más grande éxito día a día.

Ya no quería estar así, no quería amar a Yusei ni a Haou, deseaba romper en llanto con todas sus fuerzas como un ser humano normal; gritar a todas direcciones y correr en línea recta hacia ningún sitio para alcanzar su libertad. Estaba cansado de ser siempre el optimista y alegre Jaden Yuki, cuando solo deseaba quitarse la máscara de sonrisa ardiente para que todo el mundo pudiera apreciar lo crucificada que se encontraba su alma encerrada en un corazón gritando por ayuda.

Pero tenía que aguantar, su estupidez era tan grande que tenía que aparentar que todo estaba bien en su vida, que todo lo que enfrentase siempre lo resolvería con una fingida y ancha sonrisa.

 

Yusei…

 

Las lágrimas delataban lo poco fuerte que era y lo mucho que le dolía tener que abandonar el amor de su vida.

La servidumbre quedó impresionada de ver a su capataz de esa manera tan débil, sufriendo amargamente en silencio, completamente solo, sin esperanzas y luz, sentado frente a un plato de curri con arroz y una taza de té de limón que tanto detestaba, de alguna manera se sintieron felices por el llanto.

 

¡Estoy cansado de luchar…!

 

Yuri—quién iba entrando—miró al diseñador sentado en la mesa dónde comían la servidumbre; para él fue toda una sorpresa encontrar a ese desgraciado de su jefe mezclado con la plebe. Tragó saliva y saludó respetuoso, bastante nervioso por el seguro castigo que le aguardaba.

—Buenas tardes, Sr Yuki.

—Buenas tardes Yuya.

Yuri hizo una mueca de desagrado, sonrió nervioso y corrigió.

—Soy Yuri, señor. Yuya ya no está aquí.

Jaden lo miró con dos grandes orbes que expresaban una tristeza abrumadora.

—Ya recuerdo. Antes me habías dicho que todos se encontraban en este lugar.

—¿Todos?

—Sí. Yuya, Yugi, Joey, Yuma…mis amigos. ¿Por qué están aquí?                                                               

Yuri captó de inmediato que no se trataba de su jefe, había escuchado de los labios de Joey la existencia de un gemelo perdido; claramente ese debía ser él, entonces se relajó

—Jee, pero si usted los trajo para divertirse con ellos, recuerde que todos tienen su “firma” salvaje sobre sus cuerpos. —se encogió de hombros cínicamente con intenciones de perturbarlo— Pero qué pena, ya se han ido, me reportaron que la subasta fue todo un éxito debido a ellos, bueno, fueron comprados con muy buenas ganancias para usted al menos.

—¡¿QUÉ?! —Jaden se levantó de golpe tirando la silla donde se encontraba, dando un fuerte golpe sobre la mesa con las palmas de sus manos.

Para mala suerte del magnate, este iba entrando justo en ese preciso  momento.

La mirada del diseñador se llenó de ira, aquel sentimiento explotó al momento que vio a su hermano atravesar el umbral de la puerta. La fuerza con la que Jaden corrió hasta él fue solo para soltarle un fuerte golpe en el rostro que lo tumbó directo al suelo.

—¡Mis amigos! ¡¿Dónde están?!

Haou se tocó el lugar dañado, lo miró y de inmediato echó un vistazo a Yuri; no podía culparlo, seguramente lo habría confundido con él y le había revelado cierta información confidencial; sin embargo, le asqueó la sonrisa divertida que su asistente no podía ocultar.

Entonces se levantó enfrentando a su amado hermano con sus gélidos orbes dorados; ya hacía mucho tiempo que alguien osaba levantarle un dedo, pero este caso era especial, así es que no hizo nada, solo se acomodó la quijada.

—Ellos…están bien. —resopló bajando la vista.

—¡Entonces tráelos, quiero verlos!

Unos segundos pasaron viéndose a los ojos, no es que se estuvieran retando, al menos no de parte el magnate, pero en ese encuentro parecía romperse el amor fraternal a través de esas miradas fortuitas, Haou no permitiría que se alejase de él.

—Los verás, sólo dame un día, Jaden. Ellos fueron mandados a un lugar, pero ya están de camino acá.

Jaden estrujó la camisa negra de su hermano.—Espero que no sea otra mentira, Haou Yuki. Mañana los veré y será mejor que estén todos.—salió aparentando calma, dejando a los presentes anonadados por descubrir dos Yuki.

El magnate chasqueó los dientes, tenía que actuar rápido, así que salió apresurado del lugar.

—Jooh, que interesante—se dijo Yuri para sus adentros, había notado que era cierta la debilidad de su jefe por su hermano, pero recordaba que también podría descontrolarse y volverse más peligroso. ¿Cuál sería el resultado al final después de tantas provocaciones?

 

Oficina de Haou

 

—Hola mi amor. ¿Cómo te va con la llegada de tu hermanito a tu casa? —Rebecca se burlaba como siempre.

—¿Qué pasó con todos los que fueron enviados a la subasta? —ignoró su primer comentario como de costumbre.

Estaba sentado en su cómoda silla frente a su nuevo escritorio, su semblante ante la pantalla de la laptop no parecía tan despreocupado como lo era normalmente.

—¿No es obvio? Fueron comprados.

—¡¿Todos?!

—Sí, eran unas linduras, ¿no crees? No puedo creer que te hayas deshecho de todos, inclusive de Yuya.

—No, no pensaba bien, en ese instante lo que más me importaba era Jaden. ¡Necesito saber dónde están!

—Fu, fu, parece ser que se te salió todo de control ¿verdad? Puedo decirte que tu hermano también es muy interesante.

—Te voy a pedir que no fantasees con él, sabes que me molesta.

—Oh que sensible, mi amor, ni que fuera a violármelo.

—Te mataría lentamente si lo haces.

—Claro, a menos que te gane la partida.

El comentario le dio ideas retorcidas al magnate, el tono con el que había hablado la chica había resultado muy extraño, prefirió no pensar por ahora en eso.

—Basta, quiero que me des un reporte de la ubicación de cada uno. —recogió de la mesa varios archivos de reportes sobre Satisfaction por si encontraba algo también.

—Oh, que aburrido te volviste. Pero no sé si pueda ayudarte esta vez. —la rubia sonrió de oreja a oreja—Si quieres esta información, te costará más caro.

—No importa, sabes que el dinero no es problema para mi. —contemplaba una página.

—Ni tampoco para mí, pero no hablo de dinero, mi querido rey, quiero otra cosa.

El magnate la captó en el aire, la miró con severidad varios segundos.

—Estas muy rara, Rebecca, no es propio de una dama de tu linaje tratar de chantajearme ¿Qué intentas? Sabes que jugar conmigo es perder rotundamente, solo dame resultados como siempre. —volvió a revisar los documentos.

—¿Perderé? Jajaja—rio elegante—Sé que eres especial, amor mío, pero sabes que me necesitas. En este momento yo solo puedo apreciar tu desesperación a través de tu voz y la pantalla, aunque parezcas estar en control, mi rey. Has cambiado, tu hermano está haciendo estragos vergonzosos en ti de una manera deprimente.

—¡DEJA DE METERLO! ¡Solo dime dónde están, para eso te pago! —su exaltación era un deleite para la chica, era tan fácil hacerlo rabiar cuando se trataba de su gemelo.

—Oh, pero si ya te dije que no me interesa tu dinero. Te diré, pero a cambio quiero que te entregues a mí por completo, tú lo sabes, tu cuerpo, tus caricias y…

Haou arrojó fuertemente el teléfono móvil contra el suelo.

—¡Perra! —debía haber otra forma de saberlo.

Pensó otra alternativa, de inmediato apretó un botón y no menos de cinco minutos sus secuaces se presentaron en fila haciéndole una reverencia. Haou no tardó en gritarles.

—¡Di la orden de que regresaran a los cautivos de la subasta! ¡¿Dónde están?!

Eran pocos los que habían quedado, Adrián tenía una venda en la nariz y se encontraba tenso, Sora no comió ningún dulce como era costumbre, solo desvió la mirada, Valon tragó saliva en posición firme, Yusuke se paralizó apretándose hasta el asterisco y Yuri era el único que estaba tomando las cosas tranquilamente.

Un incómodo silencio alimentó más su miedo.

—Y..yo, yo llevé a Joseph Wheeler a su destino como ordenó, mi señor. —Valon fue el primero en romper el silencio de ese agudo infierno.

—¿A Seto Kaiba?

—S…sí señor.

Soltó aire de alivio, por lo menos el rubio estaba bien.

—¿Los demás? —dirigió su vista dorada a los restantes.

Nadie quiso contestarle.

—¡HE PREGUNTADO! ¡¿QUÉ PASÓ CON LOS DEMÁS?! —los gritos helaban la sangre.

—Akaba Leo los vendió. —soltó Yuri con simpleza.

—¡QUE! —miró en furia a su asistente.—¡Di la orden de que lo regresaran! ¡¿Cómo es posible?!

—Discúlpeme pero, ¿por qué no le pregunta directamente a él?

Yuri estaba pisando terreno peligroso al hablarle de esa manera a su dueño, sin embargo Haou no le dio importancia a su tono de ironía y acató la sugerencia. Volvió a coger su celular para  marcar el número del encargado, era lo que más le importaba ahora.

“Buenas tardes, Señor”

—!¿Dónde están los chicos que te ordené regresaras?!

“E..esos…emm…verá, tuvimos excelentes resultados con ellos, hubo muchos interesados…”

—¡¿DÓNDE ESTÁN?!!

“S..señor, fueron vendidos con jugosas ganancias y yo pensé que…”

—¡IDIOTA! ¡TE DIJE QUE LOS REGRESARAS!

“Pero mi señor…”

—¡ERES UN INÚTIL, ¿CÓMO TE ATREVISTE A DESOBEDECER?! ¡QUIERO A ESOS CHICOS A SALVO PARA MAÑANA O LO LAMENTARAS! —agrietó la pantalla de su celular con la fuerza de su mano, pero seguía funcionando, todos los presentes dieron un brinquito en su lugar, sudando frío.

Haou estaba colérico, por primera vez hasta Sora tembló ante sus arranques de ira, mas todos notaron algo inusual, esta vez  estaba temblando también. Se encontraba recargado sobre el escritorio tiritando de desesperación, sus cabellos marrones tapaban su rostro y el silencio sepulcral hizo que el ambiente fuera pesado. Ninguno de ellos siquiera se atrevió a respirar.

—A todos…—dijo aun sin mostrar su rostro oculto y decaído—Quiero la cabeza de Akaba Leo en la pica de Main Satisfaction para mañana al atardecer. ¡Mientras pongan a cada miembro de Satisfaction a encontrar a mis lienzos! ¡Tráiganlos, los necesito para hoy! —esta vez dejó ver sus ojos, nunca habían visto ese cambio dramático en esos ojos; uno era verde brillante amenazador envuelto en ira y el otro era rojo centellante que representaba locura.

Temblaron hasta los huesos, Yuri también había quedado sorprendido.

—¡Enseguida! —todos, excepto Yuri, se movieron para salir apresurados; la voz del magnate les hizo una nueva advertencia.

—Será mejor que no intenten huir o traicionarme. Si me entero de alguna desobediencia, si me entero que cometieron alguna traición, o si piensan jugar a mi ritmo…Me encargaré de hacerles la vida miserable. —centelló furioso.

Finalizadas sus amenazas, todos salieron morados de terror, Sora rogaba porque nadie lo hubiera visto asesinar a Vector, ni que hubiese dejado ir a Kaito, ahora sería un blanco fácil para los soplones.

Yuri fue el único que se quedó.

—¿Qué quieres? —Haou no estaba para nada dispuesto a escuchar tonterías, aunque fuese de su querido asistente.

—Pensé que le interesaría saber que Yugi Muto está instalado en el salón SS.

—¡Yugi! —se calmó, al menos un golpe de suerte. No podía fallarle de nuevo a su hermano, necesitaba que volviera a creer en él y para eso tenía que complacerlo; lo pensó, no debía ser tan grave la situación; es decir, Joey estaba a salvo con Kaiba, Yugi estaba en su poder de alguna forma, y solo le faltaba encontrar a Yuya y a Yuma; miró una posible esperanza al final.

—Yuri, sigue a mi hermano como una sombra, si ves que se pone violento o algo le pasa, avísame de inmediato. También,  has que el Dr. Dennis revise el estado de Yusei y de Johan de nuevo, y… trae a alguien para que vigile a Jesse, no quiero que nada lo altere, sobre todo no dejes que se acerque a mi hermano. No quiero fallos, sé que puedes hacerlo.—dirigió sus pasos hasta el salón SS.

El más joven hizo una reverencia, era la primera vez que estaba disfrutando lo que le pasaba a su captor.

 

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Special Satisfaction

 

Yugi estaba de vuelta en su habitación, esta vez completamente solo. Miraba el piso alfombrado sentado en la orilla de su cómoda cama; pensaba en todo lo que había pasado y la sorpresa grande al saber que el magnate lo había comprado para regresarlo. Concluía que nunca lo dejaría en libertad de nuevo y seguramente sería obligado a ser dócil y obediente.

 

Atem, ¿Qué debo hacer ahora?...

 

El egipcio regresó a su mente como siempre, era su refugio ante las adversidades y su único ángel que lo animaba a no rendirse al pánico. Recordaba a su vez las palabras de Kiryu, sus cuidados y motivaciones, también la voz de su mejor amigo, Joseph Wheeler, alentando a todos a luchar.  Lo que sea que se avecinase, Yugi estaba seguro que podría afrontarlos, puesto que también quería ser un guerrero.

Sus pensamientos se interrumpieron en cuanto el millonario pesadilla entró al salón de perversidades.

Haou se acercó hasta pararse en el umbral de la puerta, Yugi lo miró despectivo.

—Sr Muto, lamento haberlo mandado a la subasta de Satisfacción, no pensé bien, bueno la verdad es que no necesitaba distracciones ya que tenía un negocio muy importante que atender. Pero me alegra verlo bien.

—¿Qué es lo que quieres ahora?

—Me ofende, ¿Qué acaso no le he dado comodidades y vida de rey? —se sentó a un lado de él, pavoneándose en el transcurso demostrando un poco de burla como era costumbre —Aquí lo tiene todo, sólo lo mejor, incluyéndome a mí en el menú. —se dio aires de grandeza. Yugi arrugó el ceño en cuanto el castaño tomó su mentón para mirarlo a detalle.

—Ah, era verdad lo que decía de ti Duke Devlin, eres exquisito, un lienzo sublime que tuve el placer de comprobar.

Tenía su rostro muy cerca, casi podían estarse besando, pero Yugi lo alejó y le quitó la mano fuertemente.

—¡No volveré a dejar que me toques!

—Vaya, el gatito cobarde aprendió a defenderse, es un logro.

—Tarde o temprano Haou, perderás.

Se miraron largo tiempo, aquellas palabras lo habían incomodado, pero ese no era el momento de “educarlo”. Desvió la mirada recordando lo primordial de esa visita, se levantó y le dio la espalda.

—Nos divertimos mucho, ¿verdad?

Yugi alzó una ceja.

—El juego se ha acabado. Mi hermano está en mi casa y no podemos seguir haciendo movimientos y estrategias sobre el tablero inconcluso. Así es que felicitémonos por una buena partida y recojamos las piezas para volver a encontrarnos en un duelo después, ¿le parece?

—¡Jaden! —Yugi no lo podía creer, le costaba convencerse de la poca “humanidad” que ese hombre siniestro le estaba demostrando todo por Jaden.—¿Estás diciendo que… me dejarás ir? —tenía que cerciorarse.

Haou soltó un soplido pesado.—Tome. —le dio un teléfono celular—Puede quedarse como mi invitado en la mansión el tiempo que quiera, ir a donde usted desee o hacer lo que a usted le plazca. Yo le sugiero que invite a alguien a quién aprecie.

Yugi volvió a tensarse, ¿qué se le habría ocurrido esta vez?

—Solo hay una cosa—la condición hizo que Yugi tragara saliva. El dorado choco con el amatista—Mañana habrá una cena en honor a mi dulce hermanito y estoy seguro que querrá verle, así es que no falte o le aseguro que pasarán cosas malas.

—¡¿Cena?!

Haou se preparaba para retirarse, esperó unos segundos sobre el umbral de la puerta pensando, después solo ladeo la cabeza mirando al vendedor por el rabillo del ojo.

—Amm… Sr Muto, le recomiendo que nuestro encuentro intimo quede como nuestro secretillo. No quiero sentirme mal si algún extranjero de tierras áridas tenga accidentes fatales—Yugi ya se esperaba algo así— Sé que lo entiende. —siguió su camino.

Ya se le hacía raro a Yugi que ese sujeto no terminara la visita con algo enfermo, era una amenaza sutil, pero muy bien entendible, callaría frente a Jaden.

Yugi sostuvo con fuerza el aparato comunicativo entre sus manos y bajó la cabeza, una risa aliviada se dibujó tímidamente en su rostro.

—Atem, ¡soy libre!

 

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Propiedades de Noah.

 

>Enlace establecido<

 

Kaiba se encontraba en su cuartel de controles en las propiedades de su primo. Miraba al torpe de su asistente que felizmente se preparaba un gran sándwich de la A a la Z, con tanta felicidad que su corazón quedó atrapado ante esa absurda escena de niño.

Estaba recargado en el umbral de la puerta en la cocina, sonriendo como un tonto por aquel rubio capaz de sacarle esos magníficos y sinceros gestos.

—Y el toque final, la tapa con la aceituna decorativa, jeje. —Joseph parecía no haber comido en años, no se había percatado de la presencia del CEO todavía, así es que continuó siendo él mismo.

Seguro subiría un par de kilitos si engullía todas esas calorías; sin embargo, a Kaiba poco le importó eso.

—Se ve que te tiene tonto, primo. —Noah había pillado las facciones del empresario más importante de todo Japón, enseguida Kaiba puso cara seria.

—Cállate, Noah. ¿Qué quieres?

—No me lo vas a creer, Haou quiere hablar contigo.

—¡¿Qué?!

Rápidamente se dirigió a su computadora. El empresario alemán estaba, efectivamente, dando la cara del otro lado.

—¡¿Tú?! ¡Que agallas para mostrar tu asqueroso rostro como si nada después de lo que hiciste, sin vergüenza! —Atem y Noah se habían parado un poco atrás de él.

—Vaya que decepción. ¿Así es como agradece Seto Kaiba mi ayuda con el caso de Devlin? No creí que fueses tan desconsiderado con quién te dio un irremplazable regalo rubio en charola de plata. Pensaré mejor las cosas antes de volver a ayudar a alguien.

—¡Que dices, cínico, si no fuera por ti, nada de esto hubiera pasado!

—Bueno, yo no hice que Duke se obsesionara con ese chico. Creo que eso solo fue tu culpa desde un principio, ¿no es así?

Kaiba chasqueo lo dientes. —¿Qué planeas ahora?

La atención de Haou se sentía algo distante, bajó la mirada unos segundos sumergido en sus pensamientos para después encarar y contestar seguido de un profundo suspiro.

—Usted también quiere a Yugi Muto, ¿verdad?

—¡¿Qué le has hecho, maldito?! —Atem se apresuró a cuestionar.

—Nada, él se encuentra bien. —habló muy calmado— El mismo se los dirá tarde o temprano, así es que estén atentos a sus celulares, caballeros.

—¡Mientes!

—No me crean entonces, aunque estoy seguro que les interesará saber que él acudirá a una cena familiar el día de mañana en mi mansión; sé que la pasaremos muy bien juntos—insinuó lujuria en sus palabras.

—Infeliz.

—No tiene por qué ser tan agresivo, Sr Aknamkanon, eso habla mal de usted.

—¡No juegues con nosotros!

—¿Jugar? No, ese entretenimiento terminó por el momento. Pero para que se den cuenta de lo gentil que en realidad soy, quiero hacerles una generosa invitación a mis dominios; espero que la tomen. —el sudor frio resbaló por las frentes de los presentes esperando cualquier barbarie—Si quieren acompañar al Sr Muto, deberán acudir también, todos, en especial el señor Wheeler.

—¡¿Qué? ¿Una cena?! Por favor—Kaiba se alteró—¿Después de todo lo que hiciste, crees que jugaremos a la casita contigo como si fuéramos mami y papi? Has perdido la cabeza, Yuki.

 El castaño volvió a quedarse callado, era algo inusual, pero conservaba el mismo porte de siempre.

—Será en honor a mi hermano Jaden. Usted es su jefe después de todo y debería acudir. Yugi y Joey sus amigos, así es que no lo hagan por mí, háganlo para él.

Ahora entendían a lo que iba ese ricachón, todos habían caído en la conclusión que Jaden ya lo habría puesto en su lugar; eso quería decir que el diseñador había sido rescatado exitosamente y ahora le pasaba factura a su maniático hermano.

Entre sus adentros se llenaron de felicidad y burla hacia el oji-dorado.

—Está bien, suena interesante—intrigó el oji-azul—Dinos la hora.

—Siete en punto, no fallen.

 

>Desconexión exitosa<

 

Así sin más, desapareció de su pantalla.

Todo mundo quedó en silencio, había un abismo de duda sobre esas “buenas intenciones” que los dejaba caer en la  indecisión; pero si era verdad lo de Jaden, habría una posibilidad de rescatar a Yugi. Sin embargo, a pesar de estar, aparentemente, “controlado” por su hermano; nadie podía descartar la idea de que se tratase de una trampa.

Todos los presentes continuaron meditabundos, fue cuando el rubio entró impresionado por la quietud.

—Amm..,¿De qué me perdí? —soltó inocente con boronas de su alimento sobre sus labios.

 

¿Qué es lo que pasaría el día de mañana en las propiedades de Haou Yuki?

 

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Mansión Dornberger, jardines.

 

Aparentemente Jaden no parecía afectado de manera tan violenta como Johan o Jesse de la sustancia Yubel; la afectación en él era más como una profunda tristeza, aunque en ratos temblaba de ansiedad como es normal de la fórmula.

La criatura de ojos enormes— que antes lo había conducido a la habitación de Haou—, estaba mirándolo muy fijamente.

Jaden trataba de ignorarlo, su mente se centró en una fuente negra cuyo decorativo elegante era un ángel que parecía volar al infinito, pero su rostro bajaba a la tierra aparentando no querer irse del todo, quizás por alguien importante perteneciente a los atados terrenales.

El castaño trataba de relajarse, mas todas esas almas viéndolo lo ponían nervioso; estaba sentado sobre una banca de piedra.

Repentinamente, sobre el gran ventanal de una de las habitaciones cercanas de la mansión, una melodía clásica comenzaba a sonar haciendo posible la relajación de sus nervios. Cerró los ojos dejándose invadir por aquel desconocido tema que deseaba elevar su espíritu.

—¿Te gusta? —Yuri se acercó interrumpiendo su viaje al infinito.

Jaden lo miro inexpresivo, asintió y volvió a contemplar la fuente y el sonido.—Nunca había escuchado esa melodía.

—¿En serio? Es todo un clásico, la escribió Beethoven, se llama “Emperor” En E mayor. —sentándose a un lado de él.

—Creo que no soy tan culto.

—Jaja—Yuri rio elegante, tapándose un poco sus labios con sus largos dedos—No es algo que Yuki escuche seguido, a él le gusta algo más metal clásico, mmh… digamos Apocalyptica o algo de ese estilo.

—No me importa lo que le guste.

—Bueno, pensé que te gustaría aprender más sobre él, es tu hermano después de todo.

Jaden sostuvo un pensamiento alegre de su infancia al lado de Haou, en su mente parecía moverse como una película vieja con diálogos en texto y tono sepia, un flash le recordó lo bajo que había hecho y en seguida un fuego destruía aquel ocaso donde esos niños idénticos corrían alegremente agarrados de la mano sobre verdes pastos.

—Haou Yuki desapareció hace muchos años. —miró al cielo abatido, su seriedad era similar- sin duda- a la del magnate.

—Que duro, pensé que conocerte sería diferente a la imagen que tengo de tu hermano.

El comentario lo había molestado. —No me compares con él, no somos iguales. Yo solo quiero regresar a mi casa.

—Jooo, creo que no solo en apariencia podría confundirlos, también en la forma de exaltarse.

—Que molesto eres, viejo. Te llamas Yuri, ¿verdad? ¿Por qué mejor no me cuentas de ti?

—Vaya que eres especial. Mmm… ¿Qué podría decirte sobre mí? No tuve una vida muy importante, eso es todo, mi trayecto siempre ha sido el mismo, que se le va a hacer. —encogió sus hombros y levantó las manos en señal de resignación. —Pero puedo contarte lo que quieras acerca de tu hermano, sé mucho sobre él.

Yuri jugaba con fuego, claramente la cizaña en sus palabras habían abierto la curiosidad del gemelo japonés, empero, Jaden no se sentía listo de recibir más heridas al corazón, guardó silencio.

—¿No? ¿Nada que te interese?

—Por favor, déjame solo.

—¿ Seguro? Está bien, no hablaré sobre él si no quieres, aunque debería interesarte lo que le hizo a Yusei y los cautivos.

“Yusei”, era un conjunto de letras clave para el diseñador, inmediatamente tembló y se entregó un poco a la ansiedad.

—¡NO MENCIONES A YUSEI! —inesperadamente apretó el cuello del asistente con mucha fuerza. Yuri no se lo esperaba, esa sensación no había sido la primera a manos de un Yuki, creía que moriría ahora sí.

Y pasaron solo unos cortos minutos, para el joven asistente parecían una eternidad, pero por suerte la criatura que estaba viéndolos llamó la atención del diseñador deteniendo su acción.

La respiración agitada y los ojos cafés centellantes eran un primer paso a la liberación de Yubel, pero gracias a esa distracción, había logrado mantenerse “cuerdo”.

Soltó a Yuri ofreciendo disculpas, posteriormente se levantó para meterse más a los jardines.

Yuri sustrajo bocanadas de aire y tosió con fuerza varias veces recuperando el aliento.

 

Ambos son unos monstruos…—pensó acongojado, quizás no era buena idea jugar con la mente de ese chico que parecía inofensivo.

 

Mientras tanto, Rebecca se burlaba desde las cámaras de la mansión.

—Fu, fu, parece que el padre de mi hijo no es tan debilucho y simplón como pensaba. ¿Qué harías mi amado Haou, si te lo arrebato definitivamente?

 

 

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Dentro de la Mansión.

 

Jesse deambulaba por los pacillos abriendo habitaciones, su mente no estaba en sus cabales, llevaba a Yubel en la mirada naranja y la sonrisa ancha entonaba alegremente una melodía gótica.

Ten cuidado que Dios te vigila, por favor no me sueltes de las manos en este callejón oscuro…

Abrió otra puerta e inspeccionó, otra habitación vacía.

Por muy solo y lejos que estés, te encontraré…—la felicidad que sentía se podía apreciar en todos sus poros, por lo que encontrar espacios vacíos no lo desmotivaban.

Y me enseñarás todo lo que sabes, aunque yo no pueda recordar más, me seguirás enseñando, amor mío…

Siguió su recorrido, la mansión era demasiado grande, así mismo lo era su motivación

Y sé que cuando te encuentre me veras solo a mí y entenderás que solo eres mío…

Poco después se encontró con la habitación donde descansaba su hermano, sus ojos se aguaron de felicidad.

—Johan.

El aludido lo volteo a ver regalándole una sonrisa de bienvenida.

—Me alegra verte Jesse.

Lentamente se acercó a él.

—¿Qué te pasó? ¿Por qué estas así? ¡¿Quién te hizo esto?!—su preocupación iba en aumento.

Johan le sonrió con los ojos cerrados, de nada servía revelarle que él había sido el causante de semejante dolor a su corazón (literalmente), y que en ese momento trataba de sanar los tejidos con el poder de Yubel al máximo.

—No es nada, hermanito. Me sentí mareado, creo que sólo necesitaba descansar ya que no he podido dormir bien.

—Ya veo, te esfuerzas demasiado, ya deberías cuidarte más.

—Jeje, lo tomaré en cuenta. ¿Tú cómo te sientes?

—Muy feliz, Johan. ¡Jaden por fin me ha aceptado! ¡Quisiera gritarlo al universo! ¡Juro que lo haré muy feliz, lo llevaré a conocer el mundo, siempre lo consentiré y lo llenaré de regalos, de alegrías….!

Johan escuchaba las ilusiones y anhelos de su amado hermano con una sonrisa amarga. No se atrevía a confesarle que no sería Jaden a quién llenaría de todas esas pasiones, si no que sería su amado Haou quien recibiría lo que a él le hubiera gustado darle.

Aguantó la tristeza de su alma solo por contemplar, por primera vez, la eufórica felicidad de su hermano que tanto merecía.

Y estaba bien con eso.

Mientras ambos estuvieran bien, poco le importaba a Johan quedarse solo.

—Me alegro tanto por ti, hermano. —acarició el rostro similar—Sabes, no me gustan esos ojos que tienes, ojalá pudiera volver a ver el verde que tanto amo.

Jesse se dejó acariciar, pero no podía cambiarlos a voluntad, era algo que aparecía y al parecer la forma de Yubel ya se había completado en él, ahora estaría en “control”, siempre y cuando Jaden se quedara a su lado.

—Te traeré algo de comida, esta vez seré yo quien te alimente.

—No es necesario, Jesse.

—Tú siempre lo hacías. Además debes descansar, no te preocupes, no me iré de tu lado. —se dirigió a la puerta.

—¡Espera, Jesse!

—¡Ahora vuelvo! —salió muy animado.

 

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Oficina del magnate alemán

 

Haou meditaba en su escritorio sobre la forma en que traería a Yuya y a Yuma sin tener que acudir a Rebecca.

Estaba muy acostumbrado a que la hacker resolviera todas sus dudas, por lo que tomar una decisión precipitada podría arruinar todo su encubrimiento; es decir,  Jaden no necesitaba enterarse de “cosas” innecesarias como la violación a sus amigos, suficiente tenía con haberlo herido con Yusei, así que debía ser lo más metódico y frágil  posible con este caso.

Antes pudo haber recurrido a Johan para sacarlo de apuros, pero esta vez su amado se encontraba en malas condiciones, sumado al hecho del corto tiempo que también era un factor en su contra, exponerlo con esa herida no era una opción. Quizás él mismo debía hacer la investigación de campo como en los viejos tiempos.

Buscó el acceso de las cámaras de la subasta; desde ahí retrocedió hacia la noche anterior en busca de pistas. Observó a sus lienzos subir al escenario uno por uno y los montos en pantalla dados por los clientes; no evitó impactarse por el desarrollo que conllevaba ese evento, era la primera vez que lo veía y sinceramente le había resultado tentador pero repulsivo; reflexiono mucho por las imágenes, sería un peligro si Jaden lograba verlas, ese establecimiento fundado por su padrastro debía ser desmantelado.

En poco tiempo llegó a la parte que le interesaba, la entrega de la “mercancía”.

Y ahí estaba, su mejor adquisición en el cuarto de citas, Yuya de verdad era muy provocativo. El hombre que estaba a un lado de él le dio un disgusto, parecía un joven más grande que él, unos 27 años tal vez, hizo memoria en todas sus citas de lujo con gente pudiente, pero al final no lo reconoció.

Afortunadamente—al tiempo de la partida—, las placas del auto se dejaron ver en pésima calidad, congeló la imagen he hizo una captura, tendría que hacer su mejor esfuerzo para hacerlas claras. Al continuar con la cinta encontró a Yuma, sus ojos se agrandaron ya que en todo el video— después de la interrupción por Yuya—, este había desaparecido.

—Vaya, que suerte.

 

Calles de Turingia, Alemania.

 

Sora miró la pantalla intermitente de su teléfono móvil,  tragó saliva y sudó frío en cuanto leyó de quién se trataba.

—Ordene, señor.

“Sora, no sé qué pensabas, pero supongo que fue un momentáneo choque de ideas” —el matón supo a lo que se refería, su cuerpo se tensó más—“A todos nos pasa, yo te entiendo, arriesgaste y te atuviste a las consecuencias, salvaste a un amigo y te admiro por eso”

—S-señor…

“No tengas miedo, te perdonaré la vida, solo necesito saber dónde se encuentra Yuma.”

Sora guardó silencio, temblaba con el rostro morado deseando apagar el teléfono y correr  despavorido, pero sus nervios lo tenían tan tenso que ni siquiera pudo actuar.

Haou comenzaba a impacientarse, soltó un alarido.

“Ah, no pienso hacerle nada malo, ni a él, ni a Kaito, si es lo que te preocupa. Estas son ordenes de mi hermano Jaden, creo que ya te habrás dado cuenta que está en la mansión” —el peli azul escuchaba atentamente, se relajó al saber que era petición del otro gemelo—“Yuma regresará a Japón eventualmente, lo mandaré en un avión de lujo junto con Kaito y si lo deseas, tú serás libre también, pero antes necesito que los persuadas para que vengan mañana a mi mansión a las siete. ¿Qué dices, lo harás?”

—Pe-pero yo no sé dónde.

“Inténtalo, si lo logras, te recompensaré. Espero poder contar contigo, Sora” —colgó.

Sora se había quedado sin aliento, si era verdad, si lo complacía, podría terminar esa pesadilla, pero por otro lado, si solo era una mentira…

 

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Haou colgó la llamada. Esperaba que esa plática hubiese sido lo suficientemente motivante para que  descubriera al oji-rojo. Tenía un fuerte presentimiento de que así sería, ahora solo faltaba Yuya.

 

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Jardines, Dornberger

 

El cuerpo de Jaden parecía sofocarse, el calor que sentía poco a poco comenzó a desesperarlo; era una sensación de destrucción que nunca había experimentado en su vida y necesitaba saciar pronto.

 

¡Calma, calma! —se repetía una y otra vez tocándose la cabeza, en cuclillas, cerca de unos rosales.

 

Todos sus esfuerzos eran inútiles.

 

—¡AAGHH! —apretó las espinas de una de las rosas haciéndose daño, la sangre que comenzaba a salir de su cuerpo lo excitó.

—¿Estas bien? —era el trabajo de Yuri cuidarlo, solo lo había estado observando hasta que comenzó a temblar y actuar raro.

—¡DÉJAME EN PAZ! —por poco le toca sentir la furia de esos puños por curioso.

Inmediatamente llamó a su jefe.

 

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—¡¿Qué?! —Haou sin pensarlo salió disparado hacia el lugar que su asistente le había indicado, miró la hora en su reloj de pulsera; necesitaba administrarle otra dosis, pero primero debía calmar su ansiedad. Su investigación quedaría pendiente.

—¡Ah, Jaden! —Yuki paró en seco, no esperaba encontrarse a Jesse en el pacillo. Llevaba una charola con sopa en una mano, claramente lo había confundido. —¿Dónde estabas? Justo iba a ir a buscarte, pero primero quiero dar de comer a mi hermano. Como hace años que no pisaba este lugar, no recordaba donde se encontraba la cocina jeje, me tomó algo de tiempo. —regaló una sonrisa ancha. —Pero vamos a ver a Johan, siempre quise darle la comida en la boca, es tan…

—Jesse—interrumpió amable el magnate—Discúlpame, ahora no tengo tiempo pero….—se quitó uno anillo de oro con la letra H y se lo puso en el dedo anular al joven Anderson. —volveré, tu y yo vamos a unirnos muy pronto.

Una bomba de buenaventuras y cielos despejados había caído airosamente sobre todo el alma del joven de cabellera azul, Haou se retiró sin decir más, pero Jesse podía morir de felicidad en ese momento.

Campanas de nupcias sonaban en su cabeza, sus ojos brillaron como el sol regresando algo del verde con el que había nacido, y su aura positiva se magnificó.

—Jaden y yo…

 

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 Jardines.

 

Terribles espasmos recorrían el cuerpo del diseñador violentamente, sus pupilas se ensancharon y sus reacciones comenzaban a ser incongruentes.

Haou logró llegar a tiempo, se acercó lentamente a su hermano con palabras positivas para que se tranquilizara.

—¡NO TE ME ACERQUES!

—Necesitas asistencia, Jaden, por favor.

Realmente se sentía desesperado—¿Qué…que me has hecho? —se abrazó así mismo sin poder controlarse, algunas lágrimas de estrés bajaron por sus mejillas—¡¿Por qué, porqué me siento así?!

El corazón del magnate se hacía pedazos, mirarlo de ese modo lo estaba matando internamente, tragó saliva y tomó toda la fuerza posible para no derrumbarse, lo que necesitaba era demostrarle confianza.

—Ven hermano, te enseñaré a superar ese sentimiento opresivo de tu cuerpo. Por favor, confía en mi.

—¡Déjame en paz! ¡¿Cómo quieres que confíe en ti, cuando me has hecho tanto daño con tu falsedad?!

Había sido un golpe siniestro al corazón del empresario, reguló su respiración desesperado por no llorar ante él.

—Mi amor, ahora soy tu única opción para amortiguar ese dolor que sientes, solo yo sé que necesitas para no sufrir de esa manera. Déjame ayudarte, y después de que estés bien, si tú lo deseas, puedes reprenderme como desees. Te juro por mi alma que haré todo lo que quieras.

Extendió su mano para que la tomara, Jaden lo pensó, pero no fue por mucho tiempo, el dolor y ansiedad que sentía era tan intenso que dificultosamente aceptó su ayuda.

 

Solo deseo que hagas feliz a Yusei. —sostuvo en su mente.

 

Cuarto de entrenamiento.

 

Haou había dado su fiel katana a su hermano, él tomó otra sin gravados ni valor sentimental.

—¿Qué significa esto? —los ojos heterocromios aparecieron en el diseñador.

—Para liberarte un poco, debes deshacerte de la ansiedad que tu cuerpo emana. Sé que tienes el deseo de destruir algo, de mirar la sangre, de escuchar súplicas temerosas.

—¡¿Cómo sabes eso?!

—Yo pasé por lo mismo. Para salvarte tuve que inyectarte con…

—¡YUBEL! ¿Por eso estoy así? ¡Cada vez eres peor!  

—¡¿Cómo sabes de Yubel?! —sorprendido.

Los espasmos en el japonés se hicieron más fuertes. —Johan me lo dijo.

La revelación dejó al magnate boqui abierto, ¿en qué momento habían tenido contacto? Su petrificación lo llevó a reflexionar los acontecimientos pasados, ahora tenía mucho sentido el haberse encontrado a su amado en aquella bodega, tenía sentido el encontrar a Jesse ahí también, y del por qué estaba loco por Jaden. ¿Cómo no se había puesto a pensar en eso? Seguramente por la preocupación que tenía por su hermano. Ahora ya lo pensaba mejor, en algún momento los tres habían estado juntos, Jesse seguramente se había enamorado de Jaden y Johan intentaba regresarlo a la mansión justo como lo había prometido hace tanto tiempo.

 

—Johan—el corazón del magnate era un poema, tantas molestias se había tomado su amado solo por él, para salvarlo de sus errores garrafales y se diera cuenta de la realidad; lamentaba el hecho de no haberlo valorado más; ahora ya era demasiado tarde.

 

Jaden interrumpió el shock en el que estaba metido.

—No entiendo cómo pudiste cambiar a Johan por mi Yusei. ¡¿Tanto me odias?!

Un balde agua fría había caído sobre el empresario al final de esas reclamaciones. ¿Ese era el concepto que su amado hermano tenía de él?

Jaden se lanzó al ataque, Haou apenas pudo reaccionar a tiempo.

—¡¿No estas satisfecho con el daño que haces a la gente inocente?! —los metales chocaron, el alemán solo jugó a defenderse— ¡¿También tenías que herirme a mí para que tú pudieses estar contento?!

—No es…

Realmente estaba furioso, la fuerza de su ira natural, más la potencia que le daba Yubel le hacían difícil al magnate no sentirse atemorizado. El ataque de su hermano no tenía estrategia o habilidad, pero la ira incontenible era abrumadora.

—¡Mis amigos y también Yusei! ¡Yubel! ¡¿De qué otra manera más quieres lastimarme?!

Un deje de cólera sobre el empresario comenzó a llenar sus sentidos, eso se debía al sentido erróneo que su hermano había desarrollado por él; sus acciones eran todo lo contrario, solo deseaba verlo feliz.

En la mente del CEO la dulce película de amor, comprensión, bienestar, seguridad y felicidad, dónde ellos escaparon en su infancia, se estaba destruyendo, con cada choque de los metales.

Jaden lo podría odiar.

—¡NO! —el ricachón respondió en serio. Su katana chocaba contra la de su hermano de manera profesional, en tres jugadas lo había desarmado rematando al final con una fuerte patada en el estómago que hizo que Jaden rodase en el suelo. Era la primera vez que Haou se agitaba de esa manera incontenible, el terror de perder a su hermano podría despertar a ese demonio reprimido desde hace años.

Ambos gemelos reflejaban a Yubel en su mirada.

Se acercó a Jaden tirado boca arriba en el suelo tapándose los ojos con el brazo derecho para ocultar su llanto.

Haou también lloraba, clavó su katana en el piso de madera y acorraló a su familiar subiéndose a su cuerpo.

—Jaden...

Las lágrimas no cedían aunque sufría en silencio.

—Te amo Haou, pero no te perdono lo que has hecho. —bajó su brazo y lo miró sincero—Por favor, deja todo esto, deja esta vida y ven conmigo a vivir, empecemos juntos.

Haou sonrió con tristeza, había muchas cosas que tenía que hacer todavía en Alemania para poderse ganar ese nirvana que tanto anhelaba a lado de su hermano; pero antes necesitaba corregir su trayectoria, solo para cambiarle la perspectiva mala que tenía de él y pudiesen comenzar de nuevo.

Lentamente se acercó a su rosto y le brindó el beso más perfecto, suave y apasionado que ni un solo artista pudiese plasmar en los lienzos blancos por más inspirados que estuvieran. Jaden al sentirse amado, correspondió el gesto vehemente tranquilizándose, dejándose llevar por sus instintos y pasiones.

Y el fuego se intensificó, Haou fue bajando delicadamente de los labios al cuello mimándolo sin dejar marcas, del cuello al pecho, hasta donde las ropas de su gemelo le permitían. Jaden cerró los ojos y permitió toda clase de sensaciones sin pudor de nada, solo quería sentirse diferente para amortiguar la desesperación de su psiquis.

Después todo el entorno desaparecía para ellos dejando solo un mundo donde solo estuvieran los dos, desde su nacimiento hasta ese momento, los corazones siempre permanecieron juntos a pesar de las distancias y las adversidades que cada uno debió pasar a través de sus diferentes etilos de vida, y ahora se reencontraban unidos sumergidos en un mar de sentimientos encontrados, sobre los que reinaban la melancolía y la pasión.

—Nhnn..—rodeó el cuello de su gemelo, este devoraba su boca para poder pasar a torturar los nervios de su oído.

Ante su Dios, Haou se quitó las prendas que vestía sin cortar el contacto de los besos y caricias; lo hacía lentamente, nervioso y avergonzado, después fue despojando de sus ropas al diseñador que estaba suspirando por el excelente trabajo de su familiar sobre sus puntos erógenos.

Haou era todo un experto, los mimos y complacencias, fueron explorando todo el perfecto cuerpo del japonés, succionó los morenos pezones uno por uno, suave y con calma hasta pararlos, para después bajar a la virilidad del chico que le quitaba el sueño.

—Ah..mmh.. —los jadeos de Jaden eran la más sublime melodía que el magnate jamás haya escuchado, estos tomaron más fuerza cuando recorrió toda la longitud del miembro con su lengua y repasaba—sobre todo—el glande.

La estimulación del va y viene sobre ese pedazo de excitación era de las pocas experiencias que su majestad no había experimentado hasta ese momento con tanto ímpetu. Jaden era su joya verdadera en todo su reinado, tenerlo en ese estado junto a él, alegraba su alma.

El excelente trabajo de estímulo se detuvo, el semen de su hermano había pasado por su garganta sin prevenirlo. Jaden ni siquiera se lo había advertido, mas no se molestó si con ello había podido lograr subirlo a los cielos gracias a él.

Haou miró a su hermano, este se había vuelto a tapar los ojos con sus brazos, mas su agitado corazón, junto con su sonrojo, delataron el placer que había explotado en la cavidad de su gemelo; ese punto tenía complacido al magnate.

Sin preguntar, apuntó la palpitante erección hacia la entrada de su pariente, esperaba que Jaden dejara ver su rostro nuevamente y le diera alguna indicación, pero este permaneció sin alteraciones aparentes. Poco a poco fue introduciéndose en sus entrañas, vigilando a todo momento las reacciones e incomodidades de su amado. Jaden solo apretó los dientes hasta que lo sintió por completo dentro.

—Jaden, te amo. —deseaba volver a escucharlo, pero el sonido nunca llegó. Entonces aprisionó los brazos por arriba de su cabeza permitiendo así ver el sonrojado rostro del diseñador.

Jaden lo miró conteniendo unas lagrimitas en sus ojos, realmente le había dolido esa intromisión, por lo que el CEO se preocupó; pensaba salir de inmediato para no herirlo más, sin embargo, Jaden volvió a colgarse de su cuello, a besarlo y a mover sus caderas, indicando que continuara.

Así pasó, las embestidas fueron lentas al principio, pero conforme pasaba el tiempo se aceleraron vertiginosas.

—Ahh… ahh—el diseñador quería apartarse de la realidad, deseaba obtener de vuelta todas las caricias arrebatadas del cuerpo de su Yusei a manos de Haou, deseaba podérselo quitar para limpiar su nombre.

—Nhnn…Jaden…

—Yusei…— Haou se había puesto algo celoso al escuchar aquel nombre de los labios de Dios, pero no se detuvo. Jaden volvió a derramar toda su pena con el llanto entre sus brinquitos a causa de las embestidas. —¿Por qué, Yusei? ¿Por qué me hiciste esto?—los ojos bi-color se cubrieron con los brazos nuevamente.

Haou iba a detenerse, entre ellos se encontraba ese rebelde tipo de mecánica imaginariamente; pero su hermano continuó moviéndose para auto penetrarse sin dejarlo parar.

—¡NO TE DETENGAS! —obligó —¡Quiero que me lo regreses entero, Haou; quiero a Yusei completo de nuevo para mí, quiero que lo hagas feliz!— el magnate no comprendió la contradicción; entendió entonces que la sustancia estaba haciendo de las suyas. Bajó un poco los brazos que impedían revelar toda la cara que tanto amaba, y beso la frente demostrando la ternura que solo ese ser le provocaba, el corazón de Jaden jamás le pertenecería.

—Jaden, entre Yusei y yo…

—¡No hables de él! ¡Solo sigue, sigue, por favor, termina, déjame escapar, solo por esta vez!

Haou entendió su dolor, era similar a la vez que perdió a Johan y trató de buscarlo con desesperación, encontrando a Yuya al final. El verdadero refugio de sus excentricidades, su amor y anhelos los ocultaba en una persona, en Yuya, cuando realmente lo que deseaba siempre fue Jaden, y necesitaba a Johan.

Trató de concentrarse de nuevo, el nombre de Yusei lo había desestabilizado un poco, pero puso su empeño para terminar, la penetración siguió por largo tiempo, Haou buscaba siempre la manera de hacerlo sentir bien y lo llenaba de caricias y  besos, degustándose con sus gemidos satisfactorios.

Hasta que la colisión de estrellas por fin trajo el nirvana para el empresario, la explosión de placer dentro de las entrañas de su amado hermano era el cenit de felicidad y goce que jamás se hubiese imaginado. Jaden terminó a su vez, estallando entre los vientres, cuando la estimulación de su miembro fue extasiada por la experta mano de su gemelo.

Y los iris de diferentes colores se encontraron nuevamente, los cuerpos agitados y sudorosos, entre la unión del miembro de Haou atrapado por las entrañas del diseñador, era algo que jamás desearía deshacer el magnate, mas sabía que tenía que dejarlo ir.

—Te amo, Jaden. —besó sus labios, Jaden correspondió.

 

7:20 p.m.

 

Jaden había regresado a la habitación del magnate, estaba totalmente exhausto y algo relajado, sin embargo, Yubel seguía descontrolando su sistema, lo podía notar en los ojos heterocromios que lucía, realmente necesitaba otra dosis.

Haou había aplicado la sustancia junto con un sedante, así el dolor que provocaba el líquido al pasar por las venas no sería notorio.

Dejó a su hermano entregado a los brazos de Morfeo.

—Descansa mi amor.

 

 

…………………..

………………….

 

Capítulo 29.2.- Estrés.

 

Habitación de Yusei

 

Después de dejar a su hermano, el magnate entró preocupado por la salud del mecánico, a quien había abandonado todo el día.

Era el novio de su hermano así es que debía estar estable para el nuevo encuentro.

Dennis, el médico de cabecera, hizo una reverencia en cuanto miró a su jefe entrar.

—¡Dichosos los ojos que admiran tal belleza en un solo ser, su alteza! —Dennis parecía haber salido de algún circo, aunque era un buen médico-cirujano -aprendiz del médico de Walter-, siempre coqueteaba con cualquiera que se le cruzase, sobre todo con Haou, quien tenía que soportar sus bufonadas.

Dennis era un chico con el cabello de color rojo brillante, cerca del rosa, colgando hasta la barbilla en puntas rizadas, ojos verdes y un lunar debajo de su ojo derecho, tez blanca. Siempre estaba de buen humor, y hacía bromas de casi cualquier cosa, incluso tentando a su suerte.

Aunque tenía esa personalidad despreocupada, realmente analizaba cada detalle en cualquier terreno que le tocase pisar, convirtiéndolo en un “espía” peligroso para quién osase ponerse en su contra.

Haou sabía de su lealtad, de los fabulosos servicios y discreción, por eso era el indicado para atender siempre a los caídos en batallas campales de la mafia, aunque casi nunca requería de sus servicios.

—¿Cómo se encuentra Yusei? —se acercó al pelinegro inconsciente sobre la cama.

—Vaya sujeto problemático con el que me tocó tratar, la primera vez que lo revisé no me causó dolor de cabeza. —cruzándose de brazos en pose reflexiva—mm, aunque esa noche que lo trajiste estaba inconsciente, será por eso. Bueno, debes admitir que posee un rostro escultural, digno de una pieza de porcelana acanelada.

—Espero no te hayas sobrepasado con él, es el novio de mi hermano.

—¡¿Mi musa tiene un hermano?! —los ojos le brillaron— ¡Dios, que felicidad, mis rezos a la virgen del chupe funcionaron! ¡Por fin puedo estrujar tanta perfección al doble! ¡Ven aquí y deja que te felicite…! —se lanzó hacia el magnate para abrazarlo, pero Yuki lo detuvo con un codazo, sin mirarlo, en la cara; provocando que el médico cayera aturdido directo al suelo. —¡Wuah, no tienes por qué ser tan rudo! —hizo un puchero con lagrimillas en el rabillo de sus ojos.

El CEO analizó al durmiente—¿Por qué lo sedaste?

Dennis se levantó de un salto— Fue para poder revisarlo con libertades. Tuve que recurrir a la “bella durmiente”, pero usando mi magia de “hada” lo volví a poner como un rey, solo necesita descanso y nada de ejercicio erótico ehh—movió su dedo índice en desaprobación.

El magnate hizo una mueca, luego suspiró.

 

¿Cómo haremos entrar en razón a mi hermano, Yusei? —pensó incierto.

 

Dennis se puso serio. —El que me preocupa realmente es el otro chico, Johan Anderson.

Toda la atención se dirigió a él, esperó a que se explicara.

—Yubel está tardando mucho en sanarlo, su herida es algo profunda y sumando a que fue ocasionada en un órgano vital… —pausó—No quiero pensar nada aparatoso.

—¡Johan! ¡¿Pero por qué?!

—Cuando encontré a este joven en el suelo de tu habitación lo traje aquí y me topé con él en esta cama, estaba con su hermano, comiendo. Yo no quise molestarlos, iba a llevar a este joven a otro lado, pero Johan se levantó e insistió en irse y Jesse se puso violento al ver a este chico. —profundizó—Yuri me dio instrucciones de revisarlos a ambos, así es que dejé a Yusei en ese sofá para revisarlo primero a él, pero tuvimos que cambiar de habitación por el salvajismo que presentaba el gemelo y que Johan tuvo que amortiguar. —exhaló—Yo no sé que haya pasado entre ustedes, pero no fue agradable ver que lo golpease después de haberlos visto tan felices y unidos, son cosas que me descomponen, pero en fin. —Miró hacia los ojos dorados—Revisé a tu novio, él siempre fue bastante accesible después de todo, pensé que no debía tratarse de nada malo pero…su herida en el corazón…es decir…en cualquier momento podría dejar de latir antes de su recuperación, y es debido a que ha usado demasiado la regeneración de Yubel que a los tejidos les cuesta más trabajo reestablecerse. —endureció la mirada—Si tiene suerte, él ya no podrá luchar ni arriesgarse nunca más pero…de lo contrario él...

 

Palideció por la noticia.

 

El bello rostro del Anderson, sus agallas, sus ánimos, los concejos, los cuidados, dormir uno al lado del otro, contemplar la luna juntos, hacer el amor hasta desfallecer; la tranquilidad de su corazón, la belleza de la vida en los iris llenos de ira y amor. Todo eso lo perdería.

 

¡Johan puede morir! —con los ojos bien abiertos.

 

Una llamada al teléfono había sido ignorada, incluso había dejado de respirar, la mente se le había puesto en blanco; sintió como si quisieran arrebatarle el alma.

 

Johan….

 

Nuevamente la molesta llamada, parecían no tener fin las noticias malas.

Dennis, harto de escuchar el sonido de aquel móvil, se atrevió a tomarlo del bolsillo de la gabardina negra del petrificado magnate.

—En este momento el rey supremo no puede atenderte, lindura, deja tu mensaje en la grabadora Dennis después del tono. Beep.

“!¿Qué?! Oye espera, ¿quién eres tú?”

—Dennis, el secretario adorado del amo Yuki. ¿Quién más?

“¿Dennis?”

—¿Sí quién eres tú, preciosura?

“Quiero hablar con Haou”

—Nah ah, si no te identificas no puedes acariciar al gatito.

“Dile que le llama Yuma Tsukumo”

—¿Yuma Tsukumo? ¿Ese quién es?

El nombre hizo que el magnate se despabilara.

—¡Yuma! —le arrebató el teléfono. —Habla Haou.

“Oh, por fin. Amm…¿Cómo estás?” —Yuma se rascó la cabeza algo cohibido por la iniciativa.

—¿ Qué? ¿Dónde...qué estas…—la noticia sobre su amado todavía no pasaba a digerirla bien. Hizo un enorme esfuerzo por tranquilizarse—Yuma, ¿cómo es que sabes mi número?

El oji rojo llenó sus pulmones de aires victoriosos, pero no respondió la pregunta—“Ahh, he escuchado que necesitas de mi ayuda, ¿verdad?” —habló confiado, Haou levantó una ceja.

—Es una invitación a cenar mañana a las siete, es por orden de mi hermano.

“Sí, me han dicho... Iremos, pero bajo una condición.” —Kaito estaba recargado sobre el filo de una mesa, alzó una ceja sin todavía comprender a que venían las agallas de su chico.

Sora los había contactado para contarles todo lo que el magnate estaba pidiendo, sobre su libertad y las posibilidades de ser una trampa, pero sobre todo la afirmación de Jaden en el lugar. Fue que Yuma tomó coraje y le pidió al amigo de Kaito un enlace con el ricachón. Kaito le había preguntado el motivo de exponerse así, a lo que el oji-rojo solo respondió…

 

“Hay un asunto personal que debo aclarar con él, no te preocupes, sé lo que hago.”

 

Kaito esperaba que no se equivocase, tratar con el magnate más temido del bajo mundo no era un juego, o tal vez uno que te llevaría a la muerte.

—¿Condición? Ju, ¿quieres jugar en las ligas mayores? Ni siquiera sabes cambiarte los pañales. —claramente Yuki no tenía ningún respeto hacia él

“Bueno, si no quieres mi ayuda. Esfuérzate mucho en localizarnos, ni Sora sabe dónde estamos en este momento, así es que no creo poder acudir a tu comida. Dale mis saludos a Jaden de mi parte.”

—¡No, espera! —se tragó su orgullo—¿Qué demonios quieres?

“Algo que no creo que te reúses, te quiero a ti, Haou.” —Kaito puso los ojos como platos junto con una fuerte exclamación desaprobatoria. Yuma le guiñó un ojo y le pidió con el dedo índice sobre sus labios que guardara silencio.

Con el magnate no era diferente la historia, sus ojos casi se le salen de lugar.

—Es una broma.

“Nada de eso. Te dije que jugaría tu juego. Ahora tengo la oportunidad y quiero que me tomes. Así es, hazme tuyo.” —Kaito asomó una vena palpitante en la frente ¿Se había vuelto loco?—“ El racismo que tienes me repugnó. Si quieres que vaya, vas a tener que tocar mi cuerpo toda la noche. Sin prejuicios tontos, sin excusas, completamente desnudos. Si no lo haces, te delataré.”

Infantil pero aterrador, Haou no tenía palabras ante lo que le estaba pasando; la línea seguía activa, pero las voces se habían esfumado.

“¿Hola? ¿Sigues ahí? Escucho tu respiración, pero no sé si me escuchaste” —pasaron unos minutos pero la voz del alemán no regresó.

 

Este chico…—su admiración superó su ego— no es insignificante.

 

“¿Cuál es tu respuesta?”

Haou cerró los ojos vencido, el tiempo lo estaba ahorcando y Yuma se había entregado solo, no podía perder esa oportunidad, todo sea por cumplir los deseos de Jaden.

—Te subestime. —reconoció por fin al moreno—Eres de los primeros y te admiro por eso, Yuma Tsukumo. Haré lo que me pides. Nos veremos mañana a las siete y trata de no ser tan obvio.

Colgó la llamada.

Kaito se acercó al de mechones rosas, notoriamente molesto.

—¿Por qué lo hiciste? Haou puede matarte, te obligará a permanecer ahí y esta vez será para siempre.

—No Kaito. Jaden está con él y lo conocemos. Si Haou me está buscando es porque Jaden seguramente lo ha reprimido. Yo confío en él y sé que podremos ser completamente libres.

—¿Pero entonces tú vas a…?

Yuma abrazó a su novio dándole un corto beso en los labios, juntó sus frentes y sonrió anchamente.

—No seas tonto, solo lo dije para atormentarlo. El me trató como basura cuando estuve en la mansión. Pues ahora que se dé cuenta que este “segundo” alcanzó su juego y lo venció.

Kaito devolvió la sonrisa y volvió a besarlo.

—Eres extraño Yuma, realmente un raro, pero…esa rareza es la que te hace único y especial. —juntaron sus labios, saludando sus lenguas—Y yo amo lo extravagante.

 

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Cabaña en el bosque, Akaba. Gera, Alemania.

 

Yuya tomaba una taza con chocolate caliente. Estaba sentado en una mesa circular con sus homólogos sentados junto a él, en la cocina.

Nadie se comprendía, pero el intentar darse a entender era muy divertido.

—Jajaja—hacía tanto que ninguno de los tres reía con fuerza.

—Pásame la canasta de pan—pidió Yuya en japonés.

Yugo y Yuto parpadearon varias veces, el japonés hizo la seña de engullir algo con su chocolate.  Había fruta, azúcar, pimienta, sal y biscochos sobre la mesa.

Yuto cogió una pera y Yugo el azúcar, aquello provocó que Yuya soltara una carcajada.

—¡¿Entonces qué quieres?! —se enojó Yugo en su idioma.

—¿Qué quieres qué los dientes qué? —Yuto no encontraba coherencia.

—¡Son tan divertidos, chicos!—Yuya en japonés era el menos entendible.

Zarc los miraba recargado en la pared, tampoco entendía nada, un poco a Yuto, pero en sí solo se contagiaba de sus risas. Edo, aunque muy débil, sonreía desde una cómoda silla ingiriendo un poco de té de azares, se sentía fatal, pero no quería preocupar a su amado, por lo que aparentaba mejoría.

Reiji entró a la cocina mirando unos papeles.

—Tengo los preparativos para arribar a los tres países. Debemos quedarnos juntos una semana. El primer vuelo lo haremos a España, Irlanda será el segundo y el más lejano, a Japón. Creo que no tendremos problemas—comentó a sus primos en francés.—Edo, debes regresar a la cama.

—Por favor, déjame quedarme un poco más con Yuya. —habló con dificultad.

—No, tu debes de…

Terribles golpes sacudieron la puerta principal, todos se extrañaron, nadie esperaba visitas. Akaba, movido por la curiosidad, se apresuró a investigar.

—¡Reiji, estoy metido en un problema grande! ¡Haou cortará mi cabeza si no llevo a unos chicos de la subasta hasta él! —estrujó las ropas de su hijo.

—¡Papá!

—¡Tío! —Zarc también quedó perplejo.

—¡Ayúdenme, Reiji, Zarc, no sé qué hacer, necesito algo de bebida!

—Espera papá no entres a…—fue demasiado tarde. Akaba Leo había dado con los chicos de la subasta.

—¡Ustedes! —su rostro se iluminó.

Yuya y los demás se sorprendieron.

—¡Sí, por fin mi suerte está por cambiar!

 

Continuará….

 

Notas finales:

 

 

Texto para todo el fin de semana y la semana que viene ¿no? xD

Muchas gracias por leer <3

 

Edith Piaf, Mon dieu

(me encanta esta artista)

Concierto de Piano, Beethoven en E "Emperor"

Dennis

Zarc

 


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