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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

Hola, hola!

 

Sí, de nuevo me tardé horrores, y Llega casi el final.

Muchsísimas gracias por leer, espero no me maten.

Está algo largo, así es que pueden leerlo con calma y hacer pausa.

 

—Está reaccionando, pronto estará consciente.

El pequeño Haou de 11 años abrió sus ojos heterocromios lentamente, se sentía liviano, como si flotara, y ciertamente era así; el tanque de agua tratada donde él estaba sumergido, había relajado por completo todos sus músculos debido a los químicos diluidos en ella; los piquetes y conexiones por todo su cuerpo poco sentido tenían en ese momento, pues para él, era como flotar en una nube, sin preocupaciones ni ambiciones.

No se movió, sus ojos ni siquiera trataban de enfocar las siluetas delante de él, aunque no le importaba reconocer alguna; aquellos hombres no eran más que asquerosos verdugos que se regocijaban con el sufrimiento de un infante secuestrado, arrebatándole su inocencia, su infancia; sin embargo, la visión (literal) de ver a su hermano sonriente como siempre era la alucinación preferida para ese chiquillo desafortunado.

Así era, desde que cayó en manos de Walter; siempre lo venía a “visitar” aquel pequeño infante, Jaden Yuki, quién estaba parado frente a él, regalándole siempre una ancha y amable sonrisa, llevaba una pelota roja de plástico bajo el brazo, sus pantaloncillos cortos y su carita sucia por el juego, le daban esperanzas de volver a sentir la vida y de amar. Jaden lo miraba con esos enormes ojos brillantes y marrones, incitándolo a ir con él y dejar de sufrir.

Jaden…—Haou solo se enfocaba en él.

—Hermano, pronto nos veremos mi amor, y volveremos a jugar. —decía el pequeño de semblante angelical y colosal inocencia.

Sí…pronto nos veremos…—Haou volvió a cerrar sus ojitos con ese efímero pensamiento de felicidad, aliviándolo y provocándole una media sonrisa.

 

“Sé que pronto nos volveremos a ver”

 

 

………………

 

 

—¿Cómo te sientes Haou? —su padrastro examinaba sus pupilas doradas con una pequeña lamparita. Se encontraba ahora acostado en una amplia cama, no recordaba que día era o cuánto tiempo había estado inconsciente.

Haou no respondió.

—Sr. Dornberger, —uno de los científicos le entregaba un resumen de los análisis intervenidos en el menor— lo hemos examinado a detalle y aún no sabemos la razón de su control. Ninguno de los otros conejillos logró esa estabilidad, estamos consternados. Le pido más tiempo para averiguarlo, seguiremos tratando de encontrar si hay algún factor que no le permita actuar salvajemente.

—¡Es excelente! —Walter se excitó y soltó una carcajada—Sabía que este chico era especial, actuaba muy peculiarmente desde el principio. No puedo equivocarme, Haou es el comienzo de la evolución humana. Y es todo mío.

Los espíritus por doquier tenían lástima de ese pequeño, pero solo agachaban la mirada y prefirieron no hacer nada. Haou miró de frente la profunda soledad con tristeza.

Todo mundo le daba la espalda, era un juguete, una marioneta con dueño; su vida era un infierno, lleno de torturas día a día, de bajezas y atrocidades orquestadas por un ser que se hacía llamar “humano” de mente insana, putrefacta y  mórbida quién era su padrastro. Pero aun así, hasta ese punto, no odiaba su vida.

La razón: la vida que le había tocado debía tener algún propósito en particular; se aferraba a la idea de lo que él deseaba ser, es decir, deseaba ser un caballero como en sus historias medievales que tanto amaba, rescatar damiselas y enfrentarse en cruzadas, derribando dragones. Era así que su vida tenía sentido, y es en lo que quería creer; porque lo era, realmente él era un caballero que había puesto a salvo, con su sufrimiento, a su bella damisela. Jaden, su amado hermano, él estaba bien. El dragón Dorberger no había logrado perturbar su paz, para eso estaba él, para distraerlo, para sacrificarse, para dejarlo lacerarle el cuerpo con tal de que su gemelo fuese feliz. Y estaba bien con eso, sabía que algún día se volverían a encontrar, lo anhelaba, por tal motivo debía seguir luchando en las cruzadas, todo su sufrimiento algún día tendría la recompensa más grande y era volver a verlo sonreírle.

La vida era bella, la vida tenía sentido pues Jaden pisaba la tierra, Jaden vivía en el mismo suelo del globo terrestre, Jaden miraba las mismas estrellas en el cielo, y lo acariciaba dulcemente los rayos del mismo astro sol en los amaneceres. Era por Jaden que daba gracias de vivir y de sufrir.

Pero los años de atrocidades también se encargaron de oscurecerle el corazón; la soledad era el peor castigo para un humano, y ni mil años de matar dragones podrían regresar al pequeño niño tímido con esperanzas y fe en la vida y en Dios, el cual ya había perecido.

Pronto se volvió lacónico, taciturno, melancólico. Sus ojos reflejaban el duro escenario de cada “batalla” y repugnancia que le demostraba la humanidad, lo que le mostraba su “maestro” Walter, y lo que para él ya era una costumbre presenciar.

Todos eran un desperdicio de oxígeno, nadie valía la pena; la oscuridad lo abrazó con fuerza, la locura lo hacía alucinar aún más, ahora formas demoniacas; el pequeño Jaden se había olvidado de visitarlo ya en sus alucinaciones y su rostro no volvió a encontrar algún motivo para sonreír, los ojos dorados se volvieron fríos y vivir comenzaba  a ser pesado.

Así fue que sus pensamientos se volvieron macabros, comenzaba a convertirse en lo que odiaba, en Walter, perdería si no hacía algo y rápido, entonces pasó…

 

—Me llamo Johan Anderson.

Haou tomó la mano derecha del chico, midió la dimensión de estas y después las entrelazó, ambos acostados en la cama.

—No vengo a hacerte daño Johan. Puedes confiar en mí.

El principio de una bella amistad, el principio de algo verdaderamente renovador que pronto descubrirían juntos, ya que era el comienzo de su amor.

Entonces Haou encontró una nueva forma de sonrerir, una nueva fuente de éxtasis y bienaventuranza que  había llegado para llenar de alegrías su vacío mundo de atrocidades.

Johan era su pequeño secretillo, su refugio y su nuevo palpitar. Johan era el sol, la luna, la tierra y el mar. Aunque el duo asesinaba por órdenes siniestras, lastimaba inocentes y se burlaban de las vidas; nada podía quebrantar ese profundo amor que había crecido entre ellos.

Varias veces, Haou demostraba su gratitud a ese bello chico de mirada naranja pérfida, le hacía el amor y lo llenaba de caricias, de mimos y marcas consentidas. Johan no podía estar más agradecido también, por demostrar que— aun siendo un monstruo—, alguien tan hermoso como Haou pudo amarlo.

Y se encontraban devorándose uno al otro, a escondidas del padrastro sanguinario, bajo la luz de la luna llena, explorando sus cavidades. La caricias eran roces eternos que llenaban de beatitud la eternidad en sus almas, y los lazos que sus corazones forjaron cada vez los atraía con más fuerza; Haou y Johan, el ser, sí, así es, el ser único que los representaba a ambos en una única fuente de existencia, era lo que les representaba el vivir, un solo ser amándose.

—Haou, te amo, quédate conmigo…—Johan se aferró al pecho desnudo y fornido de su amado, repitió las palabras que el castaño le susurraba para que regresara del estado salvaje de Yubel y volviera a encontrarse.

 Haou le acarició sus cabellos turquesa dulcemente, besó su cabeza, pero no respondió.

 

Johan, aquí estoy…

 

Los giros en su vida fueron pesados, sobre todo cuándo su padrastro trató de chantajearlo con la llegada de Jaden a sus atrocidades, la desestabilidad fue absoluta; Johan trataba desesperadamente de tranquilizar sus violentos arranques de ira por el tema del hermano; sumados a los problemas que el oji naranja tenía con el propio. Y su vida, de ambos, comenzó una oscura época de excesos destructivos, donde Walter había sido el primero en probar la ira del castaño, después los opositores, los enemigos, pronto Yuki ganó fama y odio, pronto se convirtió en un tirano demoniaco abusivo de su poder y sediento de sangre, pronto también perdió a Johan sin pensarlo.

Desesperación, frustración, ira, Haou volvió a aferrarse en la figura de su hermano, a esconderse tras su sombra, a querer arrancarle la felicidad por el desespero que le causaba un grito ahogado en su interior, dónde nadie lo escucharía jamás.

Pero las piezas fueron peligrosas, el tablero comenzaba a ser tan fácil para moverlo a su antojo, Yusei, Yuya, Joey, Yugi, Yuma, después querría más, después seguiría bucando, seguiría lacerando, ganando, muriendo, nadie podría detenerlo, nadie, hasta que por fin el reencuentro con su hermano lo hizo reaccionar.

 

“Solo quería verte feliz de nuevo”

 

El hermoso encuentro lo había arruinado, su arrogancia, su confianza  y su sed de poder lo hicieron confiarse. Ahora se encontraba en un punto donde decidiría su irrefutable destino, dónde se enfrentaría a todos sus pecados y pagaría la enorme factura de sus atrocidades impuestas y realizadas.

Sí, Jaden volvió a él como lo había deseado tantos años, pero no de la forma que hubiese querido; después de todo,  había sido su culpa y eso jamás se perdonaría.

La sonrisa de Johan se había ido, la de Jaden era solo un recuerdo y la única alucinación que lo acosaba sin falta— para todas partes—, era ese demonio mitad mujer y mitad hombre que un maldito día apareció frente a su cama, para no irse jamás. El o ella solo lo observaba, solo lo vigilaba, lo atormentaba.

Caminó lentamente hacia el gran comedor,  sus pasos hacían eco sobre el pulido mármol, la servidumbre no se apreciaba en ningún lugar. En ese momento viajaba solo con sus pensamientos, solo con su culpa y sus frustraciones. Se aterrorizo en cuanto intentó dar vuelta a la manija de las puertas que daban el acceso al salón, donde se hallaba el comedor principal, fue la primera vez en mucho tiempo que un evento lo ponía tan nervioso, sus manos temblaron y tragaba saliva repetidas veces.

Entonces fue que abrió ambas puertas de caoba oscura y diseños góticos para encontrar el espectáculo.

Era el tiempo de la cena, era el tiempo de pagar.

 

 

 

Capítulo 30.- Karma

 

 

 

Todos estaban ahí, sus ex lienzos custodiados por los metiches fanfarrones. Haou trató de parecer sereno, se acercó y se sentó en la silla principal. Sus secuaces estaban parados en posición de firmes a los costados de la mesa junto con la servidumbre, mientras que los invitados lo fusilaban con esa reacia mirada cargada de malicias.

Johan los observaba desde arriba recargado en el balcón, Jesse no estaba con él, lo había dejado inconsciente en su habitación pues temía que fuera a entrometerse y empeorar las cosas.

En la mesa, Kaiba casi había sido capaz de ponerle una correa al cuello su rubio asistente, parecía un portero de soccer atento a cualquier ataque custodiando celosamente del oji miel; este último no evitó una mueca de desagrado al ver a su violador, pero la cercanía con el CEO de KC lo llenó de brillante energía que le brindó confianza y admiración.

No muy lejos de ellos se encontraba sentado Yugi, aun lado Atem, este le sostenía con fuerza su mano derecha mientras enfrentaba también la llegada del magnate alemán; el sonrojo del vendedor era notorio, su corazón palpitaba ferviente, ese agarre le daba la fuerza, lo hacía sentir poderoso ante cualquier adversidad junto a su egipcio. Juntos eran invencibles, pensaba devotamente.

Del otro lado de la mesa estaba Yuma, justo atrás de él Kaito se erguía de pie sosteniendo una de las manos del moreno demostrando su unión. Yuma veía confiado al hermoso asesino, lo demostraba su media sonrisa y ojos firmes. Quería hacerle ver que seguía jugando su juego y que estaba dispuesto a todo con tal de que le obedeciera y se humillara un poco ante él. Kaito no temió a su ex jefe, solo regaló una mirada dura.

A un lado se encontraba Yuya, junto con Yugo y Yuto, estos últimos aterrorizados de volver a ese pútrido lugar; pero Yuya les daba la confianza para que se enfrentaran un poco a su miedos. Yuya enfrentaba a su ex amante, paranoico de cualquier atrocidad que se le haya ocurrido esta vez, se había prometido no volver a huir ante nadie. Además, estando todos juntos, le daba confianza.

Reiji, Zarc y Leo estaban de pie tras de sus asientos parados a una distancia prudente. Leo trataba de no cruzarse con la mirada de su jefe, sabía en el fondo que Yuki lo mataría después, aunque haya logrado traerle a Yuya, conocía que la desobediencia era algo que él no toleraba, esperaba equivocarse.

Edo era quién estaba a un lado de Yuya, dándole apoyo y soportando el dolor que le causaba respirar, estaba muriendo, pero luchaba por parecer sano.

Por otro lado, Yuri, quién estaba de pie cerca del magnate, quedó paralizado por la mirada lasciva de Zarc sobre su cuerpo. Recuerdos dolorosos lo invadieron, nunca imagino volver a enfrentarse a su pasado. Los ojos amarillentos de Zarc brillaron sin despegar— ni un segundo—, su mirada sobre de él. Dennis parecía interesado por ese ambiente dominante entre esos dos.

Por último Yusei, él ocupaba el lugar justo a un lado del CEO de Industrias Yubel; frente a él, una silla vacía, Jaden estaría con ellos muy pronto.

Haou hizo silencio, sus orbes se entretuvieron en examinar los rostros y semblantes de cada quién   como era su costumbre. Aunque querían ocultarlo, percibió la duda y el miedo en todos ellos, ese miedo hizo que se confiara un poco y se relajara.

—Bienvenidos todos sean a esta humilde morada. — habló plácidamente mientras sonreía cínico.—Me alegra que hayan podido acudir a esta pequeña reunión.

—Déjate de presentaciones absurdas y dinos lo que quieres. —Kaiba habló impaciente. Los ojos de todos buscaban explicación en los dorados.

Haou cruzó las piernas y se recargó en su cómoda silla, suspiró pareciendo aburrido.

—Sé que no es agradable volver a verme, para nadie; bueno, para mí no es así, a mí me alegra verlos porque son mi familia y nos divertimos mucho juntos, pero para ustedes sé que no es lo mismo. Sugiero que dejemos los malos entendidos atrás y los rencores de las pequeñas fallas que cometí como una broma y seamos una bella “familia”. Les prometo una cena rica e inolvida…

—¡¿Pequeñas fallas?! ¡No seas hipócrita, di de una vez lo que realmente buscas! —Atem parecía metido en el mismo papel que el castaño de KC. Todos guardaron silencio.

Yuki no sabía cómo hablarles sin que desconfiaran de él, era natural que lo despreciaran después de lo que intentó hacerles. Exhaló pesadamente sin perder la compostura.

—Está bien, veo que mi hermano Jaden será el anfitrión de este encuentro indudablemente. Será mejor que lo esperemos con una sonrisa amable.

Kaiba se cruzó de brazos y sonrió. —Parece que Jaden tiene cierto control sobre ti, pequeño nazi. No pareces tan grande como simulabas después de todo. —cerró los ojos sintiéndose superior mientras hablaba— Es cierto lo que dicen, entre más alto subes, más fuerte es la caída, jaja, así te muestras finalmente.

El insulto no molestó al alemán, solo recargó su codo sobre los brazos de la ostentosa silla y descansó su cabeza en su puño sin importarle la falta.

—Mmm, creo que tiene razón. —respondió escueto sin alterarse.

La respuesta sin reacción negativa enojó al oji azul. ¿A caso se estaba burlando? ¿No veía la cantidad de enemigos que ahora tenía? Kaiba pegó en la mesa y se levantó de su asiento para encararlo.

—¡No quieras pasarte de listo, Yuki! ¡Esta vez no te dejaré hacer ningún movimiento! ¡Kaiba Corp te aplastará como el gusano que eres!

—Kaiba, cálmate—Joey lo sostuvo evitando que hiciera algo imprudente, el magnate volvió a sentarse. —Es verdad que Haou es un tirano, pero creo que no haría nada salvaje esta vez. —lo enfrentó con severidad. —Estoy seguro que Jaden no se lo perdonaría.

Ese chico sabía cómo controlarle sutilmente, Haou se sintió atraído por él.

—Usted es un tesoro perdido que lamento haber dejado ir, Sr Wheeler, espero que Kaiba le dé el lugar que se merece. Siéntase libre de volver a mis brazos si lo trata mal.

Seto atrajo al rubio a su pecho provocando que Joey se sonrojara, miró severo hacia la dorada mirada.

—¡Este no es tu negocio, Yuki! ¡Trágate tus insinuaciones que no lo dejaré ir!—insultó como victoria.

Yuki soltó aire después de un silencio incómodo. Todos lo miraban mal por su comportamiento.

—Vamos, me miran como si me los fuera a comer, relájense, esta es su casa.

— ¿Qué dices? No sé qué piensas, pero… no somos amigos. —soltó Yuya rebelde.

No es que Haou pretendiera llevarse bien con alguno, la verdad es que estaba tratando de minimizar la tensión en el ambiente para la llegada de su hermano, al parecer no lo hacía bien.

—Mi joya, creo que tienes razón, no hay nada de qué hablar puesto que no somos amigos. —hizo un movimiento con la mano a la servidumbre. Estos se apresuraron a servir una copa de champaña en elegantes copas para los presentes en la mesa. — Al menos nos divertimos, ¿no? —dio un sorbo—Mejor dicho, me divertí. —finalizó con malicia.

—¡Maldito seas! —ahora Atem se exaltó, Yugi también lo detuvo.

Haou parecía muy confiado como siempre.

—Relájense un poco, Sr Aknamkanon, lo hecho está ya en el pasado. Antes les había explicado sobre mi juego y como debían participar; debo admitir que la suerte estuvo de su lado esta vez, han logrado algo que nadie ha podido hacer en mucho tiempo, me han sorprendido, pero quedamos en un empate, señores, no volverá a pasar.

—¡La vida de las personas no es un juego, ricachón engreído! —Joey siempre el ruidoso can—¡Mi puño quiere darte diversión en la cara!

Su actitud puso de buenas al castaño siniestro. —Una verdadera lástima perderte, tesoro mío.

—¡Ya basta de coqueteos! —Kaiba estaba furioso—¡No le des más vueltas al asunto! ¡Llama a tu hermano de una vez!

Yuki volvió a sorber de su copa, la sátira en sus palabras era mera costumbre.— Sí, está bien. Yuri, haz el favor de llamar a mi hermano, las visitas están impacientes.

—¡E-enseguida! — afirmó con un cabeceo nervioso por la mirada insistente de Zarc y se alejó apresurado.

Zarc sonrió anchamente, se iba a retirar hacia otra dirección, pero Reiji lo tomó del brazo adivinando sus intenciones. El peli plata exhaló vencido, ya habría otra oportunidad de reencontrarse con su amor escurridizo.

—No te tememos, Haou Yuki—Yuma parecía tener control en sus emociones—¡Esta vez somos más! ¡No puedes hacernos nada!

Yuki lo miró sin hacer gestos, tendría cuidado de no subestimarlo de nuevo.

—Ya que no somos amigos, odiaría tener que repetir esto, así es que será mejor que pongan atención. Sobre todo tú, Yuma. —habló algo áspero, su mirada oscureció y el dorado brilló amenazante—No quiero menciones hacia él sobre lo sucedido. En otras palabras: si alguien lo llega a alterar, si hablan de más, les garantizo que conocerán el maldito infierno, y saben que cumplo.

—Ja, no caeremos de nuevo.

Haou reflejó su siniestra mirada.

—Sr Atem, Yugi, sé cómo hacerlos sufrir lentamente, solo imagínense, volveré a trazar mi arte en ese maravilloso lienzo que YO tuve el privilegio de pintar. Y sí que fue una obra maestra, ¿Verdad Yugi? — Atem apretó la mandíbula, Yugi agachó la mirada ocultando su vergüenza, su cizaña había provocado que temblase por los recuerdos. — Para eso es solo cuestión de apretar un botón y mis guardias estarán sobre de ustedes.

Miró a Kaiba.

—Igual para ustedes, a diferencia que ese cachorro solo ladrará para mí.

—¡No te creas indestructible, hijo de Hitler! Primero tendrás que atraparnos, y eso no te lo permitiremos.

— Me he desecho de personas más poderosas que usted, Sr Kaiba. Parece que se tomaron todo a la ligera. Están en la cueva del lobo, aquí yo tengo ventaja. ¿Cuánto podrán correr? ¿Creen que mi casa está desprotegida? ¿Creen que no sé de la guardia que contrataron para resguardar este encuentro de hoy? Por favor, pasará lo mismo de la última vez y yo nunca pierdo. ¿Qué pueden hacer contra mí en mi castillo?

Kaiba tragó saliva.

Miró ahora a Leo, Reiji y Zarc.

—Leo, tú puedes contarles perfectamente lo que puedo llegar a hacer si me enojo. No es secreto que perderían su vida, y eso es lo más misericordioso que puedo ser, en realidad la tortura es lo más adecuado. ¿Cuánto creen que puedan aguantar mi arte de “disciplina”?

Ese era el Haou de siempre, incluso Yuma había perdido la confianza por aquella tensión de la amenaza. Realmente había algo podrido, retorcido y temible en ese chico. Johan lo miró mal.

—Nadie está a salvo de nada, ni aun todos aquí reunidos, analícense; algunos están heridos, otros están dudosos, otros casi se hacen del miedo, los demás son rellenos que fácilmente puedo derribar. Así es que ¿Por qué jugarle al vivo? No es la primera vez que concierto una reunión como esta y el resultado siempre es el mismo; la experiencia me respalda, a ustedes ¿Qué? Como invitados, será mejor que obedezcan.

Unos pasos se venían acercando lentamente, el momento para todos había llegado. Haou se irguió sobre la silla, después se puso en pie de un salto.

Jaden entraba perezosamente iluminando el rostro de todos, inclusive de los guardias. De los ahí presentes, unos lo apreciaban con desbordante sorpresa debido al parecido extraordinario con el alemán, y por otro lado, sus amigos,  preocupados por la cara sin expresión del oji-marrón, lo miraron con temor.

Traía un aura imponente e inexplicablemente melancólica, nadie podía decir a ciencia cierta que se trataba del extrovertido diseñador de Kaiba Corp.

—¡JADEN! —todos sus amigos exclamaron su nombre al unísono.

El aludido les dio un vistazo rápido y después encaró a su gemelo.

—Los trajiste.

—Están todos como lo prometí. —respondió con voz segura.

Jaden no suavizó sus ojos pérfidos contra él, se sentó en la silla frente a Yusei, ambos se miraron por unos cuántos segundos hasta que el castaño desvió la mirada para los demás.

—Me alegra ver que están todos bien. —dijo sin ánimos, esbozando una débil sonrisa en el rostro.

 —¿Tú cómo estás? —preguntó Yugi afligido.

—Bien. —respondió escueto.

Pero todos sabían que nada en él estaba de esa manera.

Haou volvió a sentarse en su silla y ordenó a la servidumbre a dar los alimentos, estos estaban más aterrorizados todavía.

—Yo no te veo nada bien, amigo. —se atrevió a hablar el rubio —Te conozco y leo perfectamente tu rostro.

—Yo también. —Apoyó Yugi mirando a Haou por miedo y volviendo de inmediato a su amigo—Me preocupa esa mirada tuya, Jaden.

El diseñador no reflejó emoción alguna, claro que no estaba nada bien, todo su mundo se estaba yendo por un oscuro pozo y no sabía cómo recuperarlo. El ser que alguna vez fue, también estaba siendo arrebatado por Yubel, atado de manos y piernas, y no volvería a ser de nuevo el Jaden de antes ni con un milagro; quizás era el momento de aceptarlo y revelarles que habría cambios.

—Es verdad, tengo mucho que decir, mucho que pensar, por eso les pido su completa sinceridad conmigo. Primero que nada, quiero saber cómo llegaron a la casa de mi hermano.

Haou sudó frío, todos se miraron a las caras, algunos estaban tan nerviosos que comenzaron a sudar, eso se debía a la previa amenaza.

Un silencio incómodo hizo la pausa más larga de sus vidas.

—Yusei. —Jaden miró al pelinegro fieramente, era con el que primero quería comenzar.

El mecánico no desvió la mirada, enfrentó ese desprecio que su amado le tenía ya que sabía que se lo había ganado; afrontaría sus pecados pues él había sido el responsable de todo eso.

El silencio no duró mucho.

—Cuando creí que te habías ido… cuando estaba destrozado por tú pérdida…, no pensé bien las cosas y actué como un completo imbécil. Conocí a tu hermano en un evento de homenaje que les hicieron a las víctimas de tu vuelo y yo…—bajó la vista—No sabes lo avergonzado que estoy de haberlo seguido.

Todos miraron al oji azul con lástima. Volvió a mirarlo.

—Pero te suplico que me perdones, yo nunca quise que nadie se viera involucrado, yo solo deseaba verte de nuevo, Jaden, porque te amo, realmente te am...

—¡Eso no me interesa! —su voz firme y apresurada tensó aún más el ambiente, sobre todo porque esa no era parte de la forma habitual de ser de Jaden. —¡Quiero saber cómo llegaste aquí!

Todas las miradas se posaron en Yusei, Haou era el más penetrante.

Fudo serenó todos sus gestos.

—Haou me trajo aquí, junto con todos. —finalizó, no temía al magnate.

Jaden volvió a intimidar a su semejante. — ¿Y por qué los trajiste, Haou?

La tensión era abrumadora, nadie se atrevía a respirar, todas las miradas estuvieron retenidas en el rey y este solo mantenía una cara de póker, así duró por varios minutos, soportando la tiranía de todos con aquella fuerte vibra en su persona.

¿Qué podría decirle sin alterarlo?

—Haou, habla. —Jaden podría igualar la misma aura siniestra de su hermano si se lo proponía.

Johan no quiso seguir viendo cómo acorralaban a su amado, dio un brinco desde el balcón, aunque no debía hacerlo por su condición; al caer se sostuvo el pecho adolorido, de inmediato se puso de pie aparentando normalidad.

—El ha estado buscándote en todas partes, inclusive en ellos, Jaden; si los trajo fue para sentirte cerca, todo mundo te creía muerto. Debes comprenderlo.

Johan siempre lo protegería sin importarle de quién se tratase, y al parecer incluso sobre de Jaden, viviría para hacer el mayor bienestar al castaño de ojos demoniacos.

Haou quedó conmovido, pocas veces expresaba sus emociones, esa era una de esas.

Ahora Jaden miró mal a Johan. —Eso no justifica lo que hizo. Tú sabes que mató gente inocente.

—Es verdad, pero lo hizo como secuela a su trastorno. Debes de entender que Haou necesita  ayuda, te había dicho que su mente no estaba bien, él solo necesita salir de la oscuridad de Walter.

—No me convences, Johan. Podía hacer lo que se plazca en Alemania. ¿Pero por qué contra mis amigos? ¿Por qué justo ellos? ¿Por qué con gente inocente? —un recuerdo rápido regresó a su mente los rostros de todos aquellos que fueron heridos.

 

Creo en ti, Jaden Yuki—las palabras de Zane retumbaron en su cabeza.

 

Miró a todos los expectantes con gran severidad—Es por eso que necesito de su cooperación. Amigos, ¿Qué fue lo que hicieron estando aquí? ¿Qué fue lo que les hizo mi hermano?

Todos guardaron un silencio incómodo, nadie de los afectados directamente se atrevió a revelarlo.

—¿Qué no es obvio? —Kaiba haría su jugada en grande, si Yuki quería jugar rudo. Confiaba ciegamente en Jaden—Quería hacer “negocios” con ellos.

—¿Negocios?

—¡Kaiba! —Joey lo sostuvo para que no siguiera hablando, grande fue su sorpresa cuando Atem le siguió.

—Se llevó a Yugi y a Joey para vendérnoslos; todo por negocios sucios—Atem atrajo más a Yugi hacia él como protección. —Quería apoderarse de nuestras compañías.

El CEO de Industrias Yubel se encontraba estupefacto.

—Y los atacó sexualmente—remató Phoenix, a él no le importaba morir sin antes poder aportar algo al mundo, después de todo ya no tenía nada que perder y al parecer Kaiba y Atem no erraban en sus decisiones, sin duda eran grandes líderes. Yuya posó su mano sobre su hombro, el peli-plata parecía muy agotado.

Jaden quedó petrificado.

—¡¿Sexual?! —estaba pasmado. Johan también dejó de respirar por unos minutos.

Kaito siguió, apunto al magnate con el dedo índice—Tu hermano es una forma de vida peligrosa, le gusta jugar con la gente y tomó a cada uno de ellos. —Abrazó a Yuma quién bajó la mirada, tal vez Haou no lo había tomado, pero recordó el infierno de Main Satisfaction.—Las humillaciones eran frecuentes. Violó salvajemente a estos chicos, pero sus favoritos eran Yuya y Yusei.

—¡¿Yusei?!

—Sí, cada día y noche tomaba y torturaba a Yusei. —era ahora o nunca para hablar con la verdad.

La noticia había resultado avasallante para el diseñador, no se movió, seguía con los ojos bien abiertos, escuchaba atentamente cada una de las quejas. Haou únicamente escondió su mirada tras su flequillo sin moverse un milímetro.

—Mató a muchos de sus subordinados. —Yuma tomó valor.

—También secuestró a estos chicos de otros países que no tenían nada que ver aquí—apostó su suerte Yuya.

Al ver la cara de su amigo, Yugi intentó minimizar la culpa del desalmado castaño, después de todo era su hermano.

—Pero también pudo haber sido porque Duke deseaba a Joey, nos alejó de él.

—Pero no es la manera correcta para hacerlo. —chistó el egipcio. —Casi te pierdo en esa subasta con ese tal Oráculo.

 

¡Oráculo! —esa información había puesto en alerta al alemán.

 

—Casi me entrega con Deblin—se escuchó la voz de Joey entre todos los pesados cargos que todos estaban soltando al mismo tiempo. “Sí, fue una pesadilla…” “Muchos perecieron…” “Es un demonio…” “Sé que es tu hermano, pero no es muy bueno que digamos….”

—¡Silencio! —Jaden paró el barullo. Miró a su mecánico entonces, este era el único que no le despegaba la vista, estaba en silencio, propio de él, no se había quejado.

—¿Entonces tú fuiste violado por mi hermano, Yusei?

Yusei bajó la mirada por la amarga experiencia, le dolía admitir que no había podido hacer nada. Asintió con la cabeza solo una vez.

—¡Haou, tú…!—Jaden apretó los puños.

El magnate no parecía arrepentido, pero su cara reflejaba una severidad absoluta, seguramente por presenciar el desafío de todos al haber roto las reglas que hace unos momentos él había impuesto, quería asesinar a cada uno en ese momento, se controló todo lo que pudo y exhaló.

—Te dije que no era como lo pensabas. —pausó largamente—Sí, lo obligué, lo hice mío y lo marqué también.

El ataque de ira provocó que Jaden se levantase para soltarle un fuerte puñetazo en la cara, lo tiró de la silla dispuesto a molerlo a golpes.

—¡Cálmate ya, Jaden! —Johan intentó detenerlo, más era inútil, Jaden estaba fuera de sí, golpeando todo lo que pudo al magnate.

Por su parte Haou recibió cada uno de los ataques, no se defendió.

—¡Tú eras mi hermano! —las lágrimas en los ojos de Jaden habían sido más lacerantes que todos los puñales atravesando su cuerpo. Haou no derramó lágrimas, pero no tuvo cara para verlo a los ojos. —¡Yusei es mío, Haou! ¡El es solo mío! ¡¿Cómo pudiste?! ¡Eras mi hermano, mi amado hermano!

El espectáculo duro por varios minutos, nadie sabía si intervenir o dejarlo matarlo. Se debatían puesto que no se trataba de cualquier persona la que atacaba al “padrino” de la mafia, era el tesoro de este; quien sabe, si le hacían daño quizás no volverían a contarla, por lo que nadie se metió.

Después de unos minutos Jaden se había cansado de golpearlo, lo único que le quedaba era el llanto. Fue en ese momento que Haou acarició el rostro ajeno que estaba empapado en lágrimas, sabía que su hermano necesitaba desquitarse, sabía que no se libraría de eso.

—Jaden, lo lamento, pero la verdad es que Yusei era mi favorito porque te veía a ti, reflejado en él.

La revelación dejó a todos sin habla.

—Haou…

Jaden revelaba sus ojos bi-color, su ira se perdió por el dolor de su alma. Ya no podía hacer nada para regresar el tiempo y salvar a Yusei, a todos sus amigos, ahora quedaba el presente.

—Mi rey supremo. —pronunció sutil, Yusei abrió gigantes los ojos. ¿Dónde había escuchado antes ese nombre?

 

Atentamente, Tú rey supremo.—Yusei podía graduarse como un completo imbécil con honores. Recordó aquella firma, la primera carta que descubrió y que arruinó su vida, la que desató los celos e injurias. Las cartas recibidas para su amado, siempre habían sido hechas por su hermano.

Que tonto había sido.

 

—Mi amor, mi amado hermano. No, tú ya no eres nada de eso—se puso de pie mirándolo con superioridad. —Todo, todo lo que has hecho se te regresará, Haou Yuki.

Los que apenas se enteraban no veían tan imponente al que todos llamaban “Rey supremo”, pensaron que podrían controlar a tan magnifica flor de los campos elíseos y hacerla a su antojo, al menos Leo pensó eso y Zarc se relamió por ese pensamiento impuro también. Si su hermano podía, ¿por qué ellos no?

Haou se levantó ensangrentado, algo agitado, pero aparentemente indoloro. Eso era muy extraño, se limpiaba la sangre con las mangas de su gabardina negra como si se limpiase los residuos de una excelente comida.

Repentinamente todos fueron testigos de su rápida recuperación instantánea, la escena puso a todos los pelos de punta, los tejidos abiertos estaban cerrándose a una velocidad sobrehumana, la sangre se evaporaba y la piel volvía a ser tersa. ¿Qué cosa era Haou? Leo y Zarc se tragaron sus pensamientos lascivos, y los subordinados empezaron a temblar.

Pero los gemelos solo sostenían una batalla de miradas, ninguno dispuesto a ceder, en cualquier momento podrían tratar de matarse.

Inoportunamente, Johan se interpuso, estaba preocupado ya que cualquiera de los dos se podría desestabilizar. —¡Jaden, por favor no lo provoques!

Con la sangre aun hirviendo, Jaden iba a soltarle un fuerte puñetazo al débil peli-turquesa justo en la cara, sin embargo, la rapidez de su gemelo había cogido su golpe en el aire, impidiendo a milímetros que lastimara a su amado.

Johan no había podido ver ningún movimiento, quedó estático en su lugar.—Haou…

—Jaden, haré lo que me pidas. Ahora solo te ruego que te calmes.—sentenció al final y liberó su puño.

—Sí, pero…si todo lo que hiciste lo hiciste a mi nombre, entonces yo también soy culpable de tus atrocidades.

Jaden no apartó la cara dura. Volvió a sentarse, pero esta vez levantó el asiento de su hermano y ahí fue donde se postró.

—Escuchen todos, las cosas se harán diferentes. Haou los regresará a todos a sus hogares; así es que no hay nada de qué preocuparse. Yo lo vigilaré de cerca para que no vuelva a ocurrir otra masacre clandestina como se ha venido haciendo.

—¡¿Qué?! ¡Pero Jaden! —exclamó Yugi.

—¡¿Eso significa que te vas a quedar aquí?! —Joey también se exaltó.

—Es necesario, yo no pienso irme hasta ver que mi hermano reciba lo que sembró. —respondió sin alterarse.

—¡No Jaden, nosotros no queremos que te quedes con este loco! —Yuya siempre era el más preocupado con ese asunto. —¡Es capaz de todo!

—¡Recapacita! —insistió Yuma.

No estaba de más la preocupación excesiva, todos habían sido testigos de las acciones pérfidas y sin límites de su hermano. Jaden era todo pureza a lado de ese demonio encarnado.

—¡No te dejaré solo! ¡También me quedaré! —afirmó Yusei, pero Jaden no parecía el mismo.

—¡Nadie lo entiende! ¡Esto es un asunto familiar! Haou no volverá a ser salvaje si yo me quedo con él. Así es que todos deben regresar.

El barullo regresó con fuerza, los amigos cercanos se oponían fieramente a esa locura, mientras que los demás parecían de acuerdo. Kaiba y Atem trataron de convencerlos que era lo mejor que podía pasar por ahora, pero simplemente no les parecía a nadie de los demás y así siguió la discusión comenzando a ser acalorada.

Haou miró a un punto vacío en el lugar, comenzaba a impacientarse, entonces fue que cayó en una especie de locura debido a todas esas voces que retumbaban en su cabeza; los gritos, las reclamaciones y la pequeña pelea verbal que había colapsado entre ellos para que Jaden no se quedara, todo eso estaba despertando algo en su cabeza.

Infortunadamente, Yubel, la criatura que tanto le seguía los pasos, lo miraba con una sonrisa macabra desde el otro lado del salón, burlándose de él como siempre, arrebatándole su valor como acostumbraba, absorbiendo una pizca más de su estabilidad cada vez, hasta que, —y por primera vez—, Yubel le habló con voz áspera.

 

Mátalos.

 

Los ojos del castaño más fuerte de Alemania se transformaron en chispeantes iris heterocromios. Johan fue testigo paso a paso de aquel cambió drástico y temido.

En cámara lenta, Haou se dirigió a su hermano intentando darle un golpe en la cabeza para dejarlo inconsciente mientras él devoraba el alma de cada uno de los presentes para calmar su sed de sangre. Haou era muy peligroso, pues por primera vez, Yubel lo había dominado por completo.

—¡Jaden, cuidado! —Yugi gritó con todas sus fuerzas. Jaden se viró, casi recibe el golpe de su hermano directo, sin embargo, poco le faltó para terminar en el suelo, la causa: Johan se había interpuesto esta vez con todas sus fuerzas, su brazo había servido de escudo para el desprevenido diseñador.

—¡Johan!

—¡Agh! —había abierto la herida de su pecho, más no flaqueo. —Haou…

—¡De nuevo te opones ante mí, Johan! ¡Apártate! ¡Ya es momento de rendirte ante tu rey! ¡Jaden y tú me pertenecen!

Anderson no retrocedió.

—Haou, no te dejes vencer, tú eres mejor que Walter. —dijo entre forcejeos.

—¡DEJA DE DECIR QUE SOY COMO ÉL! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ SIGUES DESAFIÁNDOME?!

Johan escupió sangre y suavizó su mirada—Por el simple hecho de que te amo profundamente, mi amor.

Aquellas palabras lo habían despabilado, Haou detuvo todo su sistema paralizado como con agua helada en la espina.  

Anderson lo abrazó tiernamente hasta quedar muy pegado a su oído. —Te amo Haou, no me dejes, vuelve conmigo. —susurró gentilmente aquellas palabras que su amado siempre le repetía cuando perdía el control, ahora le tocaba a él recordárselas; los ojos de Johan lentamente se volvieron esmeraldas, después sonrió por última vez antes de poner los ojos en blanco y dejar caer todo su cuerpo sobre el otro.

Yuki regresó sus ojos dorados, más la escena aterrorizó sus nervios hasta la punta de sus pies. —¡Johan! ¡Johan! —su amado no reaccionaba—¡JOHAN!

Inmediatamente Dennis fue a atenderlo, el primer vistazo no revelaba nada bueno.

—¡Maldición! ¡Yuki, ayúdame! —Se lo llevó de la escena ayudado rápidamente por el magnate.

Nadie esperaba ese desenlace.

Jaden tembló, todo su cuerpo estaba descontrolado, se abrazó así mismo, después se agarró la cabeza apoyando sus codos sobre la mesa, Yubel regresaba a su sistema por haber visto la sangre.

—¡Jaden! —Yusei fue por él tratando de entender su estado, sin duda se había vuelto violento.

Los presentes no entendían nada de lo acontecido, Kaiba volvió a su asiento y abrazó a su rubio.

—Sea lo que sea….se terminó, esta vez se acabó. —Joey lo miró a la cara, más no dijo nada, volvió a acomodarse en su pecho.

Atem también acobijó al vendedor entre sus fuertes brazos, estaban desconcertados por lo que había ocurrido, pero muy contentos de estar juntos, esta vez para siempre.

Entre tanto los demás siguieron expectantes.

Yusei tranquilizó con sus palabras a Jaden, este se calmó hundiendo su rostro en el pecho del más alto.

Todo parecía en control ahora, al menos un momento de paz, todavía faltaba resolver lo que había dicho Jaden antes del colapso.

Yuri miró a Zarc tratando de demostrarle fortaleza al enfrentar su mirada, pero no pudo hacerlo más tiempo y desvió la mirada.

—Creo que la plática quedó inconclusa. Me disculpo en nombre de mi jefe—Yuri hizo reverencia—El lugar está disponible si deciden pasar la noche en cualquiera de las habitaciones, o pueden retirarse sin ningún problema a sus hogares. Por lo pronto eso es todo, que pasen buenas noches.

Se retiró lo más aprisa posible, los subordinados también se fueron.

Reiji detuvo de nuevo a su primo.

—Zarc, no vuelvas a molestar a Yuri, ¿no entiendes que él ya no te pertenece?

—Primito, solo quería saludarlo.

—No, quédate aquí. Pasaremos la noche en este lugar.

 

 

 

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Agua, había mucha agua a su alrededor, Johan flotaba suavemente sobre un inmenso mar. No sintió dolor, ni sintió pesar, ninguna preocupación lo acongojaba y un sentimiento de júbilo llenó su alma.

 

Johan…

 

Escuchó una voz lejana, suave, firme, una voz que adoraba, que amaba, y que lo ponía siempre feliz.

 

Johan…

 

Abrió sus ojos, Anderson no era ya nada, más bien era una parte de un todo; las estrellas en el cielo brillaban con majestuosidad, eran como ojos que observaban su paso por el mar. Miró cometas y asteroides, planetas iluminados celestialmente, mucho movimiento en esa inmensa mancha oscura del universo, y él solo siendo una gota de agua arrastrada junto a las demás por una corriente hacia ningún lugar.

 

¡JOHAN!

 

Pensó haber sonreído ya que un recuerdo fue el último despido a su vida física.

Haou y un muchacho de cabello turquesa se besaron por primera vez felizmente, y ese simple recuerdo lo llenó de una inmensa y exuberante dicha.

Gracias.

 

Dennis trató de reanimarlo, Haou lo llamaba con desesperación pero no podía hacer nada. Miró como lentamente una de las personas que más amaba en su vida, era arrebatada por la muerte.

—¡JOHAN! —todo su rostro se encontraba empapado por el llanto y la desesperación.

¿Pero por qué lloraba si tantas veces había sido testigo del último suspiro de mucha gente? ¿Si con sus propias manos había apagado a más de una estrella a la muerte? Que hipócrita era, o quizás era el resultado de sus fallas por su excesivo poder.

— Lo siento Haou. — dijo el doctor con un deje de tristeza. Mirar a ese perfecto ser destrozado de esa manera era algo que le rompía el alma. — se fue.

Y el vacío lo condenó, su respiración se detuvo así como el palpitar de su corazón por dicha tragedia.

—¡Noooo! —se dejó caer sobre el cuerpo de Johan, y toda su amargura empapó sus ropas.

 

La factura todavía no estaba saldada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Estuve perdido en las páginas
de un libro lleno de muerte,
leyendo como moriremos solos
Y si fuimos buenos podremos descansar
en cualquier lugar que queramos ir.

Y leeré
Hasta el día que me vaya,
y saciado en lamentos
de todas las cosas que hice,
Por todo lo que escogí,
y todo lo que me equivoque.
En sueños hasta mi muerte
Esperare....”

 

               Audioslave-Like a stone

 

 

 

Capítulo 30.1

 

 

 

Esa noche prefirieron dormir en una habitación todos juntos, eso se debía a la falta de confianza con  el magnate estando en su propio techo.

Special satisfaction irónicamente fue la mejor opción, ya que ésta contaba con más de una habitación conectadas en el mismo sitio.

Joey y Kaiba se abrazaron sobre una de las camas sin decirse nada; el rubio sobre el pecho del oji azul, mientras que este le acariciaba la melena rubia. Ambos cavilaban perdiéndose en lo que había ocurrido, aunque ya se encontraban juntos, aunque la experiencia les había revelado sus verdaderos sentimientos, simplemente la regeneración de Haou había resultado — para ambos— perturbadora.

Atem y Yugi se devoraban a besos en otra habitación. El egipcio no desperdiciaría ni un solo minuto para demostrarle a Yugi lo mucho que lo amaba, nada de eso. No volvería a dejar que esos momentos se los arrebataran, nadie volvería a tocarlo definitivamente. Yugi era solo suyo, solo él era dueño de su alma y corazón y Yugi parecía entender el mismo sentimiento con toda la intensidad de la tierra.

— A-Atem— se encontraba embriagado por el aroma de su amado, las caricias y el deseo se apoderaron fácilmente de él.

Atem tenía la maravillosa manera de borrarle cada una de las flagelaciones vividas por el magnate, y había logrado que su cuerpo dejara de temblar ante cualquier tacto. Solo él podía provocarle tan fascinante cura.

— Yugi— pronto la ropa comenzaba a molestarles, Yugi fue quién tomó la iniciativa y se despojo voluntariamente. Estaba ansioso, quizás una pizca más que el CEO de Egipto.

Entonces Yugi tomó las manos morenas de su amado e hizo que le tocara el cuerpo desnudo a su antojo; guio aquella suavidad por las partes que más le había marcado psicológicamente el hermano de su amigo. La lengua de Yugi llenó de caricias la cavidad del más alto y se adueñó de cada rincón del lugar húmedo que era la cavidad del moreno.

Atem estaba sorprendido, pero complacido al final, la excitación despertó a su miembro ansioso. Yugi fue desvistiendo y besando el fornido torso hasta llegar a ese sensible lugar.

Desabrochó el pantalón y bajó la cremallera, ahí se encontraba, de “pie”, el monumento resultado de sus caricias. 

Extrañamente Atem sintió vergüenza, nunca pensó que Yugi lo hiciera por voluntad, parecía un completo pervertido, quien lo diría de ese inocente vendedor.

Tragó toda la extensión, el primer contacto con la lengua del pequeño arqueó su espalda, Atem tuvo que taparse la boca para no soltar un estruendoso gemido, después vino ese vaivén tortuosamente delicioso, Yugi no se detuvo, empezó a jugar con los testículos mientras su boca hacía el trabajo, la saliva lubricaba más las partes nerviosas provocando que el cerebro del CEO mandara placenteros choquen eléctricos por todo su cuerpo.

—Yugi, no puedo…—la advertencia no importunó al vendedor. Yugi, con malicia, metió la punta de su dedo por el orificio anal de su adorado. — ¡Ahh!

Ese había sido el punto del elixir, Atem soltó toda su semilla dentro de la boca de su pequeño, quién tragó toda con gusto.

Aknamkanon nunca imaginó que Yugi se mostrase como todo un profesional, su sonrojo era evidente pese a su piel oscura.

Pero él no se iba a quedar atrás, tumbó a Yugi a la cama y esta vez atacó sus pezones.

—¡Ah, Atem! —el pequeño lo estaba disfrutando.

Atem bajó lentamente, besando tiernamente la superficie de esa blanca piel, delineo caminitos con su saliva hasta encontrarse con aquella palpitante excitación.

Yugi se tapó la boca esta vez, lentamente el egipcio comenzó a lamer el glande haciendo círculos para mayor sensación, después la tragó por completo.

—Nnh.. —los gemidos ahogados no pudieron ser controlados.

La visión de Yugi sonrojado, agitado y sudado, volvió a empalmar su miembro. La estimulación continuó, Yugi se volvía loco. Estaba realmente feliz, inmensamente sumergido en el placer, esa era su primera vez, trataba de convencerse.

Poco tiempo después se corrió, Atem sacó a tiempo el miembro cogiendo un poco del semen con su mano.

—Yugi, quiero hacerte el amor, pero no lo haré sin tu consentimiento. Te amo tanto que lastimarte sería imperdonable para mí.

El vendedor reguló su agitada respiración, después fue hasta él cazando sus labios, uniéndolos nuevamente.

—No tienes por qué pedir permiso, yo también lo deseo. —sonrió con los ojos cerrados, aquella respuesta maravilló al moreno.

—Yugi, si te hago daño, no dudes en pedir que pare.

El aludido lo volvió a besar. —No pasará.

Así fue que Atem, con sus dedos lubricados de semen, metió uno por  esa estreches de Yugi, a cada intromisión vigilaba el estado de su amado, Yugi cerró los ojos, pero parecía no molestarse mucho; en realidad estaba aguantándose el dolor, pero Atem fue muy gentil para no herirlo tanto, distrajo su mente con dulces besos hacia su abdomen y masturbó el miembro mientras lo penetraban sus dedos.

—Yugi, tanto tiempo quise que pasara esto. Yo quiero pedirte que estés conmigo para siempre.

—Atem—se había quedado sin palabras, ese era justo su deseo.

—¿Listo?, ¿Puedo entrar?

Asintió con la cabeza.

Lentamente el miembro del extranjero iba abriéndose paso en las entrañas del chico, Yugi no sintió terrible la intromisión, al contrario, derramó pequeñas lagrimitas, no de dolor, de felicidad. Atem lo besó en los labios, tiernamente, demostrándole lo mucho que lo hacía feliz. Yugi rodeo el cuello del egipcio y también correspondió el ósculo.

La penetración comenzó lentamente, Yugi daba pequeños brincos pero ninguno de los dos quería romper ese perfecto contacto, lengua con lengua, casi podían tragarse en ese beso. Y deseaban más, todavía más.

Atem aceleró, Yugi se colgó de su cuello y gimió sobre su oído. Lo amaba realmente lo adoraba, nada en el universo podría cambiar lo que él sentía por ese perfecto espécimen de hombre.

—¡Ah!

—Yugi…

Las embestidas cogieron fuerza, ambos estaban perdidos en ese nirvana construido por su amor. Volaban juntos por los campos Elíseos, tomados de las manos, brillando como dos estrellas fugaces uniéndose para siempre, formando un nuevo universo y gritándole a la vida, a Dios, que el amor si existe, ellos eran un ejemplo, y estaban agradecidos por respirar el mismo aire junto a la persona que amaban. Un amor correspondido era difícil de encontrar y ellos podían presumir que lo habían conseguido.

—¡Oh, Atem! —la cordura abandonó a ambos, el movimiento se hacía más desenfrenado.

—¡Yugi, voy a llegar!

—¡Yo también! —se aferró al cuello del más alto—¡Atem, no te salgas, por favor, hazlo, deja todo dentro!

Aknamkanon pensó que sería de mal gusto correrse dentro, parecía que Yugi le había leído el pensamiento. Sonrió entonces apresurando el movimiento, comenzó a masturbarlo para que llegaran juntos.

Hasta que el choque eléctrico explotó en un potente orgasmo.

—¡Ah! —ambos gimieron al unísono, los dos se habían corrido al mismo tiempo, experimentando el mayor de los placeres de la vida, y no se referían a la maravillosa experiencia juntos, si no al amor mismo.

El CEO no había salido todavía, miró a su pareja regulando su respiración.

—Te amo Yugi.

El vendedor tocó sus labios con los suyos.

—Y yo más.

Por fin se habían encontrado dos almas destinadas a estar juntas, venciendo toda la malicia, los obstáculos y las pruebas de la vida.

 

……………

 

 

03:20 a.m.

 

La noche se había vuelto pesada, todos dormitaban junto a su pareja.

Kaito junto a Yuma no podían dormir, sus pensamientos se llenaban de incertidumbre; Yuma jugaba con las vendas de su novio mientras le cuestionaba los futuros escenarios, mas Kaito analizaba meticulosamente la reacción de su ex jefe. Nunca lo había visto de esa manera tan preocupada.

¿Habría caído el gran rey?

La corona pendía de un hilo.

En otra habitación, Yugo y Yuto se tomaban de las manos, no se entendían mucho, pero los gestos reflejaban la dependencia nacida uno del otro. 

En la habitación junto a ellos, Yuya reposaba sobre el pecho de Edo, quién tenía los ojos rojos de dolor y el cuerpo débil. Seguía luchando por darle a Yuya los mejores de sus últimos momentos de su vida, aunque sea solo la cercanía, pues ni haciéndolo suyo podría alejarlo de la desdicha. Quizás colapsaría en el acto y eso sería peor. Yuya, confiado, sabía que estaba un poco mal, pero nunca imaginó la gravedad con la que se esforzaba realmente. Ambos hablaban solo de lo mucho que disfrutaban estar uno junto al otro.

En su habitación, Yusei velaba el sueño del castaño, Jaden había estado delirando hasta que se durmió. Le faltaba una dosis, seguramente despertaría agresivo, mas era algo que Yusei ignoraba, seguía amándolo con la fuerza de mil soles.

La mansión estaba demasiado quieta, el frío y un aullido a lo lejos daban el efecto deprimente.

Campanas de iglesia resonaban en los oídos del magnate alemán; no eran nupcias, sabía que eran de un funeral.

Johan parecía dormido sobre la cama, tan placido, tan calmado, tan hermoso.  

Haou estaba sentado sobre la cama contigua; miraba el bello rostro pálido de su amado desde ese punto, como un ángel, la luz de la luna llena se colaba por el ventanal hasta iluminarlo celestialmente, parecía que en cualquier momento iba a despertar para sonreírle, llenarlo de caricias, de besos y de dulces palabras.

 

 

“Daría todo por ti…”

 

 

Recordaba sus palabras.

 

 

“Daría todo por ti…No dejaré que tu alma desaparezca…”

“Te amo Haou, y por ese amor que te tengo haré lo que sea para salvarte…”

“No te dejaré….”

 

 

—Mentiroso.—todavía le faltaba mucho por llorar, los recuerdos lo torturaban, serían su mayor castigo. —Eres un mentiroso, Johan—todo lo que tuvo, lo que perdió, lo que provocó; la muerte de Johan había sido su culpa, y ahora era demasiado tarde para arrepentirse. No lo había escuchado, no supo valorarlo y era en ese momento que se había dado cuenta que todo lo que pensaba estaba mal.

El era como Walter, mejor dicho, peor que él, y Johan solo había tratado de salvarlo todo ese tiempo, aceptando incluso la unión con su hermano, exponiendo su pellejo hasta el último momento, solo por él.

 

 

 

Finalmente comprendí, que el sufrimiento y la tristeza de la vida, así como la alegría, son sentimientos que pueden compartirse con los seres que están a tu lado. Yo tengo esos mismos ojos tuyos que conocen la verdadera pena, pero…anímate, estoy a tu lado y cuando menos sabes que me tienes, basta con voltear un segundo para darte cuenta que no estás solo. Porque mi corazón, mi ser, mi cuerpo y mi alma te pertenecen, porque te amo, y trataré de ser tu héroe por siempre …”

 

 

—Johan…. —  los orbes dorados se llenaron nuevamente de pena, ninguna tortura se podía comparar a lo desgarrador que se sentía en ese instante.

 

El golpe había sido muy duro, agonizante, devastador; pero gracias a eso su mentalidad había cambiado por completo. Haou había sufrido una trasformación, junto con un nuevo enfoque, era la renegación de su nuevo comienzo. El perder a su amado le había hecho un total Cambio de Corazón.

 

 

 

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La mañana regresó como cada día, la noche anterior había soltado una leve brizna, por lo que todo se encontraba húmedo y las hojas brillaban por el rocío.

Todo se encontraba en calma, Yuri caminaba por los pacillos dirigiéndose a los aposentos de su amo para informarle el estado de los invitados. Al virar en una esquina, su pesadilla regresó.

—Mi lindo gatito, con que aquí te encontrabas.

Yuri fue tomado de la cintura, Zarc no lo dejaría ir.

—¡Tú! —se sintió apanicado. —¡Suéltame! —forcejeo.

—Vamos, Yuri, no te hagas el difícil, sé lo que quieres, tú quieres que te de un beso.

—¡No me toques! —soltó un fuerte puñetazo sin lograr que lo soltase. —Tú y yo ya no somos nada.

Zarc agarró su cara con violencia. —Tal vez no lo sepas, pero en el interior sé que me extrañas.

—¡Quítame tus sucias manos de encima! —iba a obligarlo a besarlo.

—!Ya oíste, quítale tus sucias manos de encima! —De la nada Dennis le soltó un fuerte golpe con mucho impulso.

Zarc volteó la cara por el impacto, también había soltado a Yuri quién había caído sobre su trasero fuertemente en el piso.

—No me gusta ver a las damiselas en peligro. —dijo el peli- rosa divertido.

Zarc lo fulminó con la mirada, se limpió un poco de sangre usando su manga blanca y lo encaró.

—Un oponente, ¿he? Creo que la diversión está a punto de comenzar.

—Eso es lo que yo iba a decir primero. —se enfrentaron cara a cara, a su manera demostraban exceso de confianza en ellos mismos.

Yuri pasó a ser el premio de cualquiera de esos dos.

Poco les faltó para agarrarse a golpes, sin embargo, los pasos del dueño del lugar rompieron sus ánimos.

Haou se dirigió sólo a Yuri.

—Reúne a todos en mi oficina, tengo algo que decir.

Yuri asintió, se levantó, después miró a Dennis con algo de detalle, su pecho estaba sintiendo algo extraño, y un leve sonrojo dejó en su rostro.

Ese gesto no había pasado desapercibido para el peli plata, su mirada se volvió pérfida en contra de Dennis; no pudo hacer nada, ese payaso se había ido tras ese peligroso castaño.

Yuri había corrido con suerte, pero no por mucho tiempo.

 —No volverás a escapar, Yuri.

Campanadas tétricas anunciaban algo macabro.

 

 

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Jesse se levantó perezosamente, sintió un gran vacío inexplicable y la cabeza le dolió junto con su cuerpo ¿Cuánto tiempo había dormido?

Sin saber el porqué, lo primero que pensó fue en su hermano. Sentía que algo malo le había ocurrido y esta vez no era como en tantas otras ocasiones.

En ese instante Jaden también despertaba, su pecho sentía una enorme tristeza, pero no sabía por qué. Algo malo le había pasado a su hermano, sin embargo, debido a los temblores en su cuerpo, no podían enfocar la causa.

—Jaden—Yusei le habló suavemente llamando su atención, pero aquel rostro reflejaba indiferencia.

 

Oficina del Magnate 09:30 a.m.

 

Uno a uno fueron llegando a la oficina.

Haou estaba sentado frente a su escritorio, con los codos recargados sobre la madera y sus manos entrelazadas donde apoyó ligeramente su rostro; miraba hacia algún punto meticulosamente, en tanto todos se ponían frente a él para escuchar.

Un silencio sepulcral los puso nerviosos, los ojos dorados los analizaba, la reunión solo se llevaría a cabo a puerta cerrada, para los que realmente le interesaban; es decir, ninguno de su guardias (a excepción de Yuri) los acompañaban, ni tampoco ninguno de los adjuntos, eso incluía a Edo, Kaito, Leo y los demás, todos estuvieron de acuerdo con la privacidad.

Jesse no estaba con ellos tampoco.

Después de unos minutos en silencio, finalmente comenzó a hablar.

—Yo…—pausó, no estaba acostumbrado a eso, incluso desde que llegaron había hablado más de lo que acostumbraba, no muy común en su forma taciturna—Me disculpo profundamente por lo que hice.

Un breve silencio de admiración incrédula se armó ente los presentes, posteriormente, alguien se atrevió a romper el ambiente.

— ¿Lo dice la persona que se regocijaba torturando a los demás? Pfs, es más fácil que en Marte haya vida inteligente.

—Kaiba tiene razón, —secundó Joey— ¿Cómo puedes ser tan sinvergüenza?

“Crea fama y échate a dormir”, el dicho estaba en lo correcto, nadie cambiaría la manera de mirarlo desde ahora. El era, fue y seguiría siendo el despiadado Rey Supremo, ángel del inframundo, dictador del bajo mundo.

Inhaló aire hasta llenar sus pulmones, después exhaló con pesadez y continuó hablando.

—Sería desgastante para mí el tratar de convencerlos; lo que es un hecho es que esta es la primera vez que me disculpo con verdadera honestad y arrepentimiento. No me importa si no aceptan mi sinceridad, todo este asunto me ha provocado un profundo dolor en mi corazón que estoy dispuesto a afrontar; daré nuevas instrucciones e información que les resultará importante, depende de ustedes creerme o no.

Todos guardaron silencio, en realidad estaban a la defensiva por si resultaba ser un truco.

Jaden incluso se mantuvo al margen.

De una pequeña cajita que estaba sobre el escritorio, Haou sacó una brillante daga con diamantes incrustados, la mostró a todos dejándolos sin aliento, el instinto de algunos se puso en alerta posándose frente a su ser amado a manera de escudo.

De un momento a otro el magnate se enterró todo el filo de esa arma blanca hasta atravesarle toda la mano izquierda.

— ¡Está loco!

Un gemido de exaltación en los presentes se escapó de sus bocas, nadie esperaba eso. Yusei fue el único que ya sabía a lo que iba ese ricachón.

Exactamente como le había mostrado a Yusei, Haou levantó su ensangrentada mano y demostró de lo que era capaz. A una velocidad inconcebible, la recuperación fue asombrosa.

— ¡Esto no puede ser!

Los ojos bien abiertos de todos estaba estupefactos, literalmente, Haou Yuki era un demonio en la tierra.

La voz del castaño regresó a sus oídos.

—La seguridad en mi morada carece de gente competente o extremo resguardo, esto es debido a que yo no lo necesito; las balas, explosiones o laceraciones, nada de eso puede herirme tan fácil y es por eso que en su lucha contra mi, yo siempre ganaría.

Tragaron saliva, todo tenía sentido ahora, pero ¿Cómo?

—En mi niñez fui un conejillo de indias, los científicos me hicieron así, crearon al actual monstruo que están viendo ahora. Y a mi pareja, el chico que vieron ayer, también. Su hermano también fue presa y… utilicé lo mismo para salvar de la muerte al mío.

Las miradas se posaron en Jaden.

—Mi fuerza también se potenció,—continuó hablando— mi destreza y mis reflejos se hicieron agudos. No importa que arma utilizaran, yo nunca caería. —se detuvo para hacer una pausa, esto para darse una idea de cómo procesaban los inquilinos esa noticia. La reacción fue la esperada. —Sin embargo, todo el “super hombre” que se crea por ambiciones ajenas tiene sus consecuencias y sus fallos y este caso no es una excepción. Es por eso que no pueden llevarse a Jaden.

— ¿A qué te refieres?

—Ustedes lo escucharon de los labios de él, de mi novio.

La melancolía regresó a los ojos del empresario. —Johan Anderson era mi novio, y como él lo dijo, yo no estaba bien de la cabeza, siempre tuvo razón, es un efecto secundario de la sustancia.

Otra pausa imprevista, su mente recordaba aquel bello rostro que jamás volvería a tocar.

—Solo funciona en los gemelos, cualquier otro individuo que sea inyectado con ella, morirá lentamente.

En ese momento Yuya reaccionó.—¡¿Pero Edo?! ¿Eso fue lo que le inyectaste?

Haou no tuvo remedio, asintió lentamente con la cabeza.

—¡Noo! ¡Pero tú tienes la cura ¿Verdad?! —sostuvo una pequeña esperanza.

—No hay cura. —cerró los ojos, ya había olvidado a ese infortunado subordinado.

Yuya echó a llorar amargamente, Yuma fue quien lo acogió entre sus brazos. —¡No, no, Edo! —el llanto se prolongaba.

Yuki continuó. —Locura, alucinaciones, violencia, ira, toda esa sed de sangre es el mayor problema con esta sustancia, pero es tratable con el cuidado adecuado. Yo lamento mucho lo que hice a Edo y a todos quienes fueron a parar en las fosas debido a la sustancia en sus cuerpos. Ya no puedo reparar el pasado, pero puedo hacer algo por el futuro.

Esta vez lo tomaron en serio.

—Yo no prohibiré que se queden en Alemania, pero sí en la mansión. Sugiero que regresen a su lugar de origen lo ante posible. Jaden también regresará, se los aseguro, antes debe estar estable. —Suspiró—La sustancia en él parece no afectarle con suma violencia como es normalmente; él reacciona como lo fue conmigo las primeras veces, pero eventualmente necesitará más ayuda. Creo que es algo en nuestro ADN, quizás un recuerdo que no deseamos soltar, o mejor dicho—miró a Yusei—una persona.

Otra pausa, pero esta vez fue breve.

—También hay otro chico que padece de lo mismo y estoy seguro que será lo más difícil que enfrentaré. La violencia puede ser excesiva y la fuerza es monstruosa, por su seguridad prefiero que se vayan.

—No puedo dejar a Jaden aquí—Yugi dio un paso—Es mi amigo y no lo dejaré.

—Yo tampoco puedo. —Joey aseveró su mirada—Es como un hermano.

—Sabes que no lo dejaré solo, yo me quedaré con él hasta el final.—apoyó Yusei.

Yuma y Yuya asintieron de acuerdo con los demás.

Aquel apoyo reconfortó el corazón del diseñador, sus ojos se aguaron de felicidad, algo que su rostro no reflejaba. —Amigos…

Haou sonrió. —Me reconforta ver que mi hermano ha hecho tan buenos amigos, yo no les impediré la entrada a mi morada, pero no pueden permanecer aquí, tampoco los protegeré. En cuanto pisen la mansión, ustedes serán responsables de su propia seguridad. Por ahora solo quisiera que Yusei se quede, quiero que me apoye con la recuperación de Jaden.  

La ex pareja se miró a los ojos, pero el reencuentro ya no tenía el mismo efecto en sus orbes.

El empresario de Industrias Yubel cerró los ojos. —Perdóname Yuya—volvió a abrirlos enfocándolo a él—Veré que Edo tenga todas las comodidades posibles y los mejores doctores del mundo, espero que alguno pueda dar con algún antídoto. Mientras, cuídalo.

Yuya volvió a llorar.

—Los chicos que traje de otros países serán regresados. A partir de ahora también veré por su seguridad y progreso. En cuanto a ustedes, yo sé que no piensan bien de mis intenciones, pero quiero que mantengan en mente esta petición: —tomó aire—Por favor, si alguno de ustedes necesita de mi ayuda, alguna vez, no duden en pedirlo. Eso es todo.

El silencio fue roto por el diseñador. —Amigos, agradezco su preocupación, pero quiero que regresen a Japón. Estaré bien.

—Pero Jaden…

—Tenerlos aquí solo me preocupará.

El Jaden que conocían casi había desaparecido, la sonrisa en su rostro solo quedaba en sus recuerdos; pero confiaban en él. Todos notaron la determinación en sus ojos cafés como siempre y eso les dió esperanzas.

—Sí—habló Yugi—yo sé que regresarás.

 

 

 

 

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Alrededores de la mansión.

 

 

Jesse había sido llevado por su instinto hasta una cripta, lentamente descendió a su interior movido por la curiosidad, viendo cada detalle de los adornos. Había muchas flores y velas aromáticas, figuras de fénix hechas de cristal y joyas preciosas. Recordaba que a su hermano le gustaban las cosas hechas de cristal y las gemas.

Más adelante, justo en medio, sobre una tarima en escalinata de piedra, se encontraba un ataúd de madera obscura. Una Katana con grabados preciosos enterrada en la piedra parecía proteger la paz del fallecido.

Jesse fue irrespetuoso, saco la katana y leyó.

—Precioso tiempo, días de gloria. H + J. Vaya que original, me pregunto ¿de quién será?. —subió la escalinata, una luz tenue iluminaba ese ataúd.

Se encontraba nervioso, extrañamente su cuerpo temblaba con cada paso que daba hacia esa caja, pero por otro lado, algo lo incitaba a continuar.

Poco a poco tuvo mejor visión, hasta que llegó por fin a la capota de la caja, esta se encontraba abierta, pero protegida de la parte del rostro del fallecido con un cristal.

Entonces fue que Jesse se quedó helado al ver al difunto.

 

—!Johan!

 

 

Continuara…

Notas finales:

 

Gracias por leer...

 

-Yami red eyes-


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