Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cambio de Corazón por Yami Red eyes

[Reviews - 259]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

HOla, hola.

 

No se que más escribir, asi que dejo el capi siguiente...

 

:D

 

 

 

Capítulo 7.-Presión

 

 

4:00 am

 

¡Despierta Yusei!”

Jaden saltó a la cama sobre el mecánico dejando caer todo su peso y aplastando al durmiente chico.

¡Ahh!”el despierto violento no le había parecido gracioso, pero en cuanto su novio quedó arriba de él y lo besó suavemente, cambió rápido su humor.

“Vaya manera de despertarme”reclamó una vez se separaron.

El castaño le regaló una sonrisa gentil.

“La lluvia de estrellas está a punto de comenzar. ¡Vamos a verla, Yusei!”

Fudo sonrió también y lo volvió a besar. Hizo un movimiento con su cuerpo para rodar a Jaden y cambiar sus posiciones. Continuó besándolo por un largo tiempo. Pasó sus manos por debajo de la playera del diseñador para acariciar el torso y juguetear con sus pezones.

“Y-Yuse…”Jaden no quería perderse de aquel espectáculo de la naturaleza, también deseaba el contacto de su novio, sobre todo ahora que podía tenerlo más tiempo desde que se mudó con él hace escasa una semana, pero tampoco quería perderse de todo su entorno, más bien deseaba compartirlo todo junto a él, así que trató de apartarlo un poco para no perderse de nuevo en una intensa demostración de profundo amor en la cama.“Va a empezar sin nosotros…”

Ambos se miraron juntando sus frentes. Los ojos de Yusei brillaban más intenso que cualquier estrella fugaz en el cielo. Su piel se erizaba al contacto con la de Jaden y su olfato se agudizó para poder disfrutar del aroma de aquel chico que llenaba su vida como una necesidad tan potente como el respirar.

Lo amaba, realmente lo adoraba. Tenía la suerte de sentir que aquel sentimiento era mutuo. Y que esa dicha lo elevaba en un Nirvana cenit en la divinidad.

Jaden era todo para él.

Absolutamente.

Todo.

“Te amo Jaden”

El aludido cerró sus ojos para volver a besarlo tiernamente demostrando que él sentía lo mismo y que su universo no podía estar más completo.

 “También te amo Yusei”—declaró también demostrándole lo mucho que esas palabras significaban.

Sacaron una manta y subieron al techo para sentarse a apreciar el espectáculo. Se posaron pegaditos, dándose calor mutuo con sus cuerpos lo cual les regalaba el acercamiento. Jaden recargó su cabeza sobre el hombro del más alto y Yusei ladeo la suya sobre la del diseñador. Así comenzaron una mágica experiencia en presencia del mundo y de Dios.

 

…………………..

 

 

Querido Jaden,

¿Cómo has estado? Hace mucho que he estado pensando en visitarte pero no he tenido la oportunidad todavía.

No sabes cómo deseo volvernos a amar como lo solíamos hacer hace años. Te extraño mucho, sobre todo sentirte.

He estado muy ocupado últimamente con los negocios de la compañía aquí en Alemania. Realmente me haces mucha falta para poder estabilizar mis emociones, tú eres quien le da sentido a mi vida, eres mi mundo.

Agradezco realmente que seas parte de mí y me mandes tus sentimientos correspondidos. También te amo kuri. Justo ahora estoy comiendo de los panes al vapor que me mandaste. Había casi olvidado ese sabor de Japón, es esquicito. Espero te gusten los dulces que te mandé también.

Hablando de Alemania, he preparado un hermoso departamento para que te vengas a vivir el día que tú quieras. Sabes que te recibiré con los brazos abiertos siempre, solo basta con que digas que sí y mando un jet privado por ti en este instante. Iluminarías nuevamente mi vida al volver a verte.

Realmente quiero verte.

Te amo Jaden, te amo, y gracias por amarme también a mí.

Espero el día en que decidas venir conmigo para seguir con más profundidad este sentimiento mutuo, pronto volveremos a ser felices como lo éramos antes, sé que también lo anhelas.

Mientras tanto seré paciente. Te esperaré, y tú a mi.

 No dejes de ser feliz.

                                                                                                                             Atte. Tu rey Supremo.

 

Yusei estrujó la carta al terminarla de leer. Su corazón estaba a punto de colapsar y hacerse trisas.

No hacía mucho que vivían juntos y se enteraba que Jaden le era infiel.

Pero él representaba todo su universo, toda su vida, sus sentidos, sus ganas. No quería perderlo.

Miró al castaño que dormía plácidamente desnudo a un lado de él después de haberle hecho el amor. Era un ángel, SU ángel, ¿Cómo pudo haberlo engañado? ¿Por qué?

Esa carta en el buzón junto con los souvenirs tenía toda la pinta de ser de amor y no se equivocó. Así fue que su curiosidad lo orilló a resguardarla para él sin decirle a su pareja. Yusei lloró bajito, podía llorar sangre en ese momento. La herida que había dejado era muy  profunda; pero no se rendiría, lucharía por él. Apartaría cualquier competencia para que Jaden no tuviera ninguna duda o la opción de abandonarlo.

 

……………………..

 

El reloj marcaba las 09:10 pm. Yusei estaba dando vueltas en la pequeña sala del departamento como león enjaulado. Cada minuto era un período de tortura para el oji-azul. Su novio no llegaba pese a que sabía que ya hace más de media hora había salido de trabajar, pensaba lo peor. Iría a buscarlo, podría estar teniendo sexo con alguna aventurilla de su trabajo sin que él lo supiera. Ya antes había pedido a Jack Atlas el favor de vigilarlo en varias ocasiones, y siempre era lo mismo, Jaden estaba con otro, era lo que le decía.

Sintió una opresión en su pecho, realmente nunca lo había visto con nadie más que no sea Yugi o Joey, pero Jack había sido muy dramático y seguo en lo que le había dicho.

Comenzó a aguantar un nudo en la garganta, su cuerpo no podía esperarlo más tiempo. Normalmente llegaba a las 9:00 pm en punto, estaba retrasado. Ya hace varios meses le había pedido que llegara puntual, que no le gustaba sus retrasos, pero parecía que el castaño no entendía. Claro, siempre le decía que era debido al tráfico o a los pendientes de KC, pero no podía creérselo, seguramente estaba con ese otro.

Cogió su chaqueta, sus llaves y se dirigió a la puerta, ya no podía más con sus nervios, lo arrastraría y mataría al maldito que osara tocar su cuerpo. Empero, fue en ese momento que la puerta se abrió dejando ver a su adoración.

“!Estoy en casa!” —saludó un alegre castaño.

Yusei se abalanzó, casi lanzando su cuerpo contra el de él abrazándolo en un nervoso gesto, tan fuerte que pensaba que el alma se le iba a ir en eso. Así lo demostraron sus pequeñas lágrimas en sus acuosos ojos.

“¿Yusei?”

“!Diez minutos tarde Jaden! Diez minutos! ¡¿Con quién estabas?!” —apretó un poco aquel cuerpo tomándolo por los hombros. Estaba furioso, lleno de celos peligrosos.

“Cálmate, viejo. Estaba en una junta con Kaiba, terminó un poco tarde”

“!No! ¡no! ¡No! No vuelvas a llegar tarde, Jaden. ¡Nunca más!”

“Yusei, lo intenté amor, pero son cosas que se salen de mis manos y yo…”

“! Renuncia de ser necesario! ¡Pero no vuelvas a llegar tarde!” —Volvió a abrazarlo con más fuerza mientras trataba de tranquilizarse y limpiaba sus lágrimas.

“Jaden, yo te amo, de verdad te amo. Me destruiría perderte. No llegues tarde.  Si lo vuelves a hacer… te juro que…. no me contendré…”

 

 

Japón, 1:15pm. Monumentos a los caídos del vuelo a Suecia.

 

Yusei miraba la lápida simbólica de su amado, estaba reviviendo todos los recuerdos que había acumulado con él y que ahora eran solo un terrible instrumento de tortura en su mente.

Posó su mano sobre el nombre del desaparecido delineando el relieve de cada letra, anhelando que nada de lo que pasó fuera real y que en cualquier momento despertaría para encontrarlo como cada mañana junto a él durmiendo apaciblemente. Pero la realidad supera con creces a la ficción, y esa era su terrible verdad.

—Te extraño Jaden. —susurró con la voz entre cortada y lágrimas recorriendo su rostro.

No acudiría a donde Haou le había indicado, no iría a KC,  preferiría mil veces ser un prófugo, un cobarde y abandonar incluso su taller y a su amistades con tal de no volver a caer en aquellas viles y asquerosas manos. Ya había ido a su departamento, pero al entrar había encontrado la más terrible de las imágenes: el poco recuerdo hermoso que le quedaba de su diseñador había sido robado.

Haou se había encargado de llevar todas sus cosas al nuevo y lujoso departamento en donde lo estaba obligando a vivir. Mientras que todas las pertenencias de su extrovertido castaño habían desaparecido por completo. Todo el departamento estaba vacío.

¿Cómo supo dónde vivía?

Añadido a su desgracia,  todas sus cuentas bancarias estaban en cero, así como sus sueños de conseguir el tan anhelado patrimonio que había idealizado regalarle a su amado diseñador desde hace muchísimo tiempo, desde que ambos se habían comprometido y vivían juntos.

Todos los años en los que había dedicado su vida a ahorrar para conseguirlo se habían ido directo a la basura.  

Su vida era ahora un infierno. Había perdido al amor de su vida, mejor dicho, había perdido toda su vida literalmente en ese incidente, ahora su libertad, su trabajo, no tenía un solo yen en los bolcillos y estaba a punto de abandonar todo contacto de sus conocidos para poder tener alguna esperanza de querer seguir respirando el oxígeno de ese mugroso planeta, solo para conseguir  lo último que le pertenecía: libertad. Sus ganas de vivir se habían esfumado junto con Jaden. Yusei Fudo estaba muriendo en vida, sin embargo, no se había rendido del todo, era debido a la efímera esperanza de encontrar a su castaño con vida muy pronto; eso era lo que lo alentaba a continuar caminando descalzo sobre un camino de azufre ardiente.

 

Tengo que sobrevivir solo por ti Jaden. No pararé hasta encontrarte.

 

 

…………………

 

 

 

Kaiba Corp. 1:15 pm

 

Haou no tenía expresión en su rostro, no obstante por dentro estaba estallando de rabia.

Aquella señorita de cabellos largos azabaches y lentes grandes en forma de espiral le había estado revelando los incontables eventos y escenas de celos que el mecánico había atentado contra su dulce hermanito, al menos delante de ella. Cada evento un poco más tosco y violento que el anterior.

Al menos en lo que a ella le parecía, el motociclista no había golpeado directamente a su hermano, pero lo hacía sufrir psicológicamente. Aunque bien ella pudo notar marcas muy claras de sexo en su cuerpo enrojecidas algunas mañanas y los ánimos por los suelos en ocasiones, todo indicaba que la causa principal era aquel chico jefe del taller mecánico.

 —¡Pero me alegra que estés bien, Jaden! ¡De verdad tienes mucha suerte!!Todos rezamos porque estuvieras a salvo! ¡Kami-sama nos escuchó!

Haou quedó muy pensativo, tan metido en sus pensamientos que apenas escuchó que otra voz se emocionaba por su presencia.

—¡Jaden!

Joey estaba pasando en ese preciso momento por la recepción, llevaba sus habituales papeles en las manos cuando vio a uno de sus mejores amigos en su camino, y no cualquiera, justamente el desaparecido y estimado Jaden Yuki.

Joey lo abrazó ferviente por la espalda. El guarda espalda se alteró pero no percibió peligro y solo se descolocó sin hacer nada.

Ese tipo de contacto era nuevo para el magnate violento, sus ojos se abrieron con sorpresa tensándose un poco. Al soltarse fue que se viró para encontrarse con el rubio cara a cara.

No estaba nada mal, nada, nada mal. Era de esos chicos que podía venderlos y explotarlos hasta su muerte. Un rubio de cara angelical y gestos rebeldes. Significaba mucho dinero para él aunque su expresión calmada reflejara desinterés.

—¿Tú eres..? —preguntó sin oscilar.

—¡Ahhh!, ¿Qué? ¿Ya no me reconoces amigo? ¡Soy yo, Joey Wheeler!

Joey Wheeler, con que era ese chico tan lindo el “ángel rubio” del que el pelinegro tanto estaba hablando y que le rogó por tenerlo. El famoso Joseph Wheeler, el hombre que deseaba Duke Deblin a cualquier precio, aun a costas de su dignidad. Entendía por qué lo deseaba, sin embargo Deblin le había prometido una pieza aún más exótica y valiosa que aquel rubio.

—Joey Wheeler….—Haou iba a hacerle una proposición algo atrevida, aprovechando su parecido con su hermano y la confusión. Pero para  su mala suerte de inmediato fue interrumpido por el CEO de la compañía más poderosa de Japón.

—Haou Yuki. —Kaiba lo dijo fuerte pero con severa amabilidad demostrándole que no le temía. —A qué se debe este honor.

—¿Haou? —los presentes alzaron esa pregunta al aire conmocionados.

El aludido no dijo nada, estaba claro que estaba ahí para tratar negocios con el magnate. Seto se tensó al enfrentar su mirada. De inmediato lo hizo pasar a su oficina.

—¡Wheeler, ofrécele un vaso con agua a nuestro invitado!

 

Oficina del CEO, KC.}

 

Las miradas serias se enfrentaron, azul contra dorado gélido. Nadie había dicho una sola palabra por varios minutos debido a ser su primer encuentro de negocios. ¿Pero qué negocios? No tenía ningún convenio con alguna industria Alemana.

Haou tensó el lugar con su presencia debido a su mala fama. Estaba claro que cualquier cosa que diga podría ser usada en su contra o mal interpretada a conveniencia del CEO Alemán. Sin embargo Seto debía comenzar aunque estuviera nervioso por dentro.

—Y bien, ¿Para qué soy bueno?

Algo que realmente le pareció curioso al magnate extranjero era el asistente del CEO; este estaba parado a un lado de él como un perro fiel, la figura de dragón que llevaba en su cuello también se le hizo interesante. Era como su correa, solo faltaba que Kaiba le acariciara la melena.

Seto se dio cuenta de la insistente mirada del castaño sobre su asistente. Aquello provocó terribles escalofríos en su cuerpo. De inmediato pidió al rubio que se retirara debido a que comenzaba a tener un mal presentimiento, cosa que no expresó abiertamente.

—Mh, realmente es un chico muy atractivo. —comentó el invitado tranquilamente.

Seto se tensó, todos sus músculos dejaron de responderle. Joey ya había captado la atención de ese demonio. Imaginó una escena espantosa: El rubio asistente con la mirada perdida y marcas de agujas en los brazos donde habría sido drogado. Después follado salvajemente por maniáticos pervertidos que lo matarían lentamente al obligarlo a complacer sus más enfermas fantasías, todos a la vez, cada día de su vida hasta su muerte.

—N-No lo toques.—pronunció desde sus adentros, desde lo más profundo de su ser desesperado  el cual no imaginó que existiera. Solo lo había soltado y ya. El sudor en su frente reflejaba la preocupación y tensión de lo que pudiese llegar a hacerle a su tonto asistente.

Haou siguió sin inmutarse. Le fascinaba el estado de shock en el que su presencia dejaba hacia las personas. Sus ojos penetraron toda la inútil defensa del director de KC.

 —Señor Kaiba, relájese. No he venido a morderlo. Quiero dejarle en claro que mi visita aquí es amistosa. Solo eso. Hablemos de mi hermano.

La tensión se incrementó. Seto ya sabía que no había tenido la culpa del accidente del avión, o de mandar a su hermano al extranjero, pero seguramente Haou lo malinterpretaría. Además que no creía en su visita amistosa.

El temor no lo dejó hablar de inmediato. Haou solo se acomodó en el asiento y recargó su cabeza sobre su mano ayudado del brazo del sillón, como todo un rey.

—Jaden y yo no somos tan diferentes, sabe. —Siguió hablando con tono taciturno.— Dejando a un lado nuestro parecido físico, también somos similares en gustos. Ambos somos artistas, amamos las cosas bellas. Los paisajes, la vida, los lienzos en blanco, las personas.

Kaiba se limitó a escucharlo. Extrañamente la última palabra la había dicho con algo de malicia.

—Las personas son fascinantes y usted es una de ellas.

 El magnate de ojos azules dejó de respirar, ¿a qué se refería?

—Usted juega muy bien sus cartas señor Kaiba. Me conoce bien, lo felicito. Sabía que me estoy esparciendo por  muchas partes del mundo y que mis habilidades con los “negocios” cierran tratos con la “compra” de cualquier firma por chica o grande que esta sea. Fue precavido, lo sé, y lo respeto por eso.

—¿A qué viene eso?

—Umh…usted sabe. Contrató a mi hermano como garantía para que Kaiba Corp operara con normalidad. Con la eliminación de la competencia, gracias a mi Kaiba Corp crecería en su máximo apogeo y obtendría protección indirectamente de mi parte. Era un arma de doble filo, realmente lo admiro por usarla señor Kaiba, es fascinante.

Kaiba tragó saliva.

—Pero también sabía que sin mi hermano la única forma de no tener conflictos conmigo y salvar esta compañía es negociar directamente. Es decir, pelear contra mi imperio y asumir las consecuencias de cada decisión.

—Nosotros no tenemos convenios con ninguna empresa alemana.

—Calma, Sr Kaiba, no se precipite, no he venido aquí para hacerle la proposición de unirse a mi grupo de trabajo. Solo a agradecerle que haya lanzado un equipo de rescate para encontrar a mi hermano. Me complace que sea tan apreciado en todas partes. 

Se hizo un breve silencio entre los dos, el CEO de KC no creía en su amabilidad, esperaba algo malo de ese chico.

—Si yo lo quisiera, Kaiba Corp tendería de mi mano. Sin embargo, no lo he hecho.

—No, puedes. — se levantó de su asiento—No tengo ningún documento fallido o fraude empresarial. ¡No hay manera!

—Relájese. Es verdad, el control lo lleva usted dentro de Kaiba Corp.

Seto tragó saliva, comenzó a sudar frío.

—Pero no eres dueño de los accionistas, ni de la bolsa. Hay mucha gente interesada en hacerse rica.

—¡¿Eso que tiene que ver con mi corporación?!

—Sr Kaiba, me sorprende. Usted sabe que si de repente existe una alteración en la gestión de fondos se puede detener su comercialización y ahuyentar a los inversionistas. Esto a su vez, tendrá una repercusión en los bancos, los clientes más fieles se irían con un mejor postor, quizás a Alemania si en ese momento les hicieran esa proposición. En cuanto a Kaiba Corp, estaría en la mira de un posible lavado de dinero. ¿Le gustaría conocer una cárcel 15 años?

Era vil, simplemente vil. Si Haou lo deseaba podía comprar a los accionistas y detener todo para generar malos entendidos legales y mientras las investigaciones se daban, Kaiba la pasaría muy mal.

Tragó saliva, solo le quedó bajar la vista y apretar los puños.

—Pero como lo dije. Estoy complacido de que inmediatamente usted lanzara a su equipo de rescate  para buscar a mi hermano, confío en que lo encontraran. Ya que si desafortunadamente, mi hermano está muerto, yo le aconsejaría asociarse con mi firma o enfrentar el futuro solo.

 

Maldito. —Kaiba se tensó. Seto simplemente no era capaz de competir en contra de él, por lo que si contactaba a gente equivocada para poder hacerle frente, ¿quién podría asegurar que no contrataría a un temeroso ex subordinado de aquel magnate? No lo podía saber. Toda la gente que trabajaba o trabajó con él no era de fiar, tenían la “escuela del Yuki”, sus almas estaban podridas.

 

—Te garantizo que lo encontraremos. —Volvió a levantar la vista hacia las doradas orbes. Haou le regresó una mirada sin interés.

—Lo sé.

Sonó más como una amenaza que como una afirmación. Haou no aceptaría errores, con esas palabras Kaiba se habría condenado indirectamente. Si no lo encontraba rápido, lo lamentaría. Esa era la amenaza implícita.

El ambiente tenso se estaba complicando; repentinamente entró el rubio para dejar unos papeles en el escritorio del magnate y retirarse rápidamente sin decir nada. Su inesperada interrupción fue suficiente para que los ojos gélidos del visitante se posaran porfiadamente sobre de aquella figura hasta que se marchó.

—Me gusta tu asistente, Kaiba.

Seto se quedó rígido, había palidecido de golpe.

—Pienso llevarlo conmigo.— Continuó diciendo el alemán.

—E..es indispensable para la corporación. —apresuró a decir —No hace mucho que le subí el sueldo, bastante bueno. No tiene ningún motivo para cambiar de opinión. Lleva muchos años trabajando aquí.

—Umh. Solo vine de paso realmente, pero compruebo que Japón tiene lienzos en blanco verdaderamente interesantes.

—¿Lienzos?

Haou no respondió. Afiló la mirada dándole a entender que si él deseaba lo tomaría.

Un choque eléctrico le recorrió la espina desde la nuca hasta la espina a Seto Kaiba, respirar comenzaba a ser dificultoso y su boca se había quedado sin saliva.

Con todas sus fuerzas, con todo el fuego desde su interior, con el temor de salírsele el alma, quería gritarle que se largara, que se fuera al infierno de donde había salido y que se quemara ahí por la eternidad. Todo en un gigantesco NO a todo pulmón trataba de salir de su ser. Pero disputaba con el diablo mismo.

Desistió, no quería comenzar estúpidamente una guerra que sabía que perdería.

—¿Es todo lo que vino a tratar, Sr, Yuki? —le costó hablar. —No quiero ofenderlo, en…este momento nos encontramos algo ocupados con la producción, me gustaría que volviera a visitarnos en otra ocasión.

Haou entendió la indirecta, se levantó tranquilamente dirigiéndose a la salida, no obstante se detuvo solo para volver a hablar.

—Por cierto, estoy interesado en las empresas Egipcias, principalmente en Pharaon’s Corp. Aknamkanon es el CEO, tengo entendido. El no tiene esa ventaja que tú, Kaiba. Me refiero a mi hermano, pero me enteré que también envió un grupo de rescate por él; es curioso en verdad. Gracias a eso, está en mi radar. Me interesa saber sus motivos.

Kaiba se cruzó de brazos y cerró sus ojo imaginando como se quebrantaría Atem con la intromisión de Haou en sus negocios. Estaría gustoso de ver como se desploma aquella empresa.

— No tengo ningún interés en esa odiosa corporación. No entiendo por qué la mencionas.

Haou hizo silencio por un momento.

—Todos tienen una debilidad, Sr Kaiba.

Dicho esto salió de la oficina con aires de superioridad. Parecía que se había estado burlando del oji-azul en toda la conversación. Este último solo exhalo en nerviosismo. Como lo viera, tenía un mal presentimiento.

Joey era ahora lo más importante. Debía protegerlo.

 

 

Taller mecánico  Fudo.

 

Yuya hablaba amablemente — como siempre— con Jack Atlas tratando de llamar su atención, solo que esta vez no lo hacía con tanta emoción.

Parecía distraído, preocupado, algo tenso. Seguramente al revivir su pasado en Alemania con el ahora novio de su jefe lo había trastornado demasiado. Trataba de disimularlo pero era bastante notorio que en cada llegada de un cliente, su vista se paralizaba con la salida de las personas de cada vehículo.

—No puedo creer que Yusei me hiciera esto. —habló de forma altanera la estrella de cine. —Quiero saber dónde se encuentra ese hermano perdido de Jaden para dejarle muy claro en su cabeza hueca que Yusei ya tiene a su magnífico rey.

Yuya desvió la vista. Como le gustaría presenciar eso.

—Ya no fastidies Jack. —Crow se encontraba debajo de un auto arreglando los frenos. —Yusei no es propiedad de nadie, bueno quizás de Jaden sí. Pero debes de respetar hasta que él regrese.

—¡¿Jaden?! Ese ya está nadando con los peces. ¡No! Yusei solo está aferrándose a una idea errónea con el perdedor del hermano gemelo. Yo soy el indicado para sacarlo de esa tontería.

—Uff. Jack, contigo no se puede.

Duke prestó atención a todo lo que decían. Estaba estupefacto. Volvió a mirar las fotografías donde aparecía supuestamente Haou; a detalle ahora podía confirmar que no se trataba de su jefe.

 

Con que un hermano gemelo…

 

Según lo que entendía, el hermano de Haou estaba desaparecido o muerto pero sin paradero. Eso le daba una oportunidad de oro en caso de encontrarlo vivo. Algo muy bueno para él, pues quien tuviese a su hermano, tendría comiendo de su mano a Haou Yuki.

Hizo una llamada. Duke conocía a mucha gente por todo el mundo, sobre todo en los rincones más íntimos y retorcidos del planeta. Era bastante útil cuando trabajaba con Haou, pero en ese entonces… bueno, encontrarlo no sería muy difícil, solo saber esperar.

Su objetivo ahora era Yuya Sakaki, tenía que mantenerlo vigilado hasta encontrarlo solo.

Jack fue quien de inmediato divisó aquella mirada penetrante del pelinegro sobre el aprendiz de mecánica, lo podía notar aunque llevara gafas oscuras. Solo se mantuvo al margen, pero le comenzaba a fastidiar esa insistencia sobre Yuya.

Así se fue la tarde. El auto de Duke fue uno de los últimos en ser atendidos, pero no se retiró, solo se aparcó muy cerca de ahí, fumándose un cigarrillo esperando a su víctima.

Hizo una llamada telefónica:

“Lo tengo en la mira. Esta noche lo llevaré. ¿Estás seguro que podrás liberar a mi ángel también?”

“Soy un hombre de negocios, Duke. Las dudas déjalas para ti. Ese rubio será todo tuyo.”

“Pero Kaiba es muy perspicaz. No lo subestimes. Estará justo en tu camino”

“Solo tráeme a mi joya perdida.”

 

Yuya estaba muy vulnerable, demasiado distraído. Regresaba a su casa a paso lento mezclándose con las multitudes. Tenía miedo, no viajaría solo, al menos no en lugares solitarios como acostumbraba. Cargaba su mochila de trabajo y se había puesto su chamarra blanca. Era muy difícil que se la pusiera a menos que realmente le pasara algo o estuviese nevando.

 

¿Por qué? ¿Por qué tenía que venir a Japón? ¿Por qué justo cuando comenzaba a superarlo?

 

Habían sido días terribles en cautiverio junto a aquel psicópata. Todas las cicatrices de su cuerpo lo probaban. Pero fue fuerte y salió adelante. Sin embargo, ¿Cómo podría superarlo ahora que estaba tan cerca, que sabía dónde trabajaba y quizás incluso dónde vivía?

 

Haou Yuki….

 

A su mente llegaron imágenes espeluznantes, torturas infames, y ataques psicóticos provocados por los maltratos psicológicos y físicos del Yuki.

Se puso sus googles que traía en la cabeza para disimular las lágrimas que brotaban de sus ojos nublando su vista. Esperaba el cruce de la calle junto con la gente.

No podía existir nadie más terrible que ese castaño.

¿A dónde podía huir? Esa no era una opción ahora que volvía a aparecer en el radar del oji- dorado.

—¡Yuya!

La voz de Yuma lo hizo despabilarse un poco.

—Ah, Yuma. ¿Qué hay?

—Me preocupas. No eres tú desde que el gemelo de Jaden apareció. Si te sirve de algo, puedes desahogarte conmigo.

Los ojos de Yuya enternecieron, todo su cuerpo tembló y no pudo evitar desplomarse en un abrazo urgido sobre el cuerpo de su amado prospecto a la vez que dejaba que todas sus lágrimas fluyeran a brotes.

—Yuya. —Yuma lo abrazó también apretándolo más contra su cuerpo. ¿Cómo podría ayudarlo? Solo le quedaba ser el hombro donde podía descargar sus penas.

Así se quedaron un largo tiempo, la luz verde ya había dejado pasar a los peatones pero ellos seguían inmersos en ese dulce gesto.

—Tranquilo, Yuya, tranquilo. Estoy contigo.

El llanto silencioso del aprendiz de mecánica más joven pronto subió el tono de su pena. Soltó todos los fluidos de su rostro sobre las ropas de Yuma sin importarle que alguien los viera así. Pero no estaba listo para revelar ningún detalle, no hasta que sacara toda su tensión. Solo sabía que estaba aterrorizado.

Duke miraba la escena una calle alejada de ellos.

—Aww… que tiernos pequeños. Me hacen vomitar.

Exhaló el humo de su cigarro por la ventana, eso provocó que se diera cuenta por el espejo lateral que había un elegante auto blanco aparcado no muy lejos de él, lo reconoció sin ningún problema.

—Oh…Con que quieres jugar, Jack Atlas. —arrojó el cigarrillo.

Arrancó el vehículo pasando a un lado de los pequeños aprendices sin detenerse. Inmediatamente Jack arrancó el suyo y lo siguió a toda velocidad. Comenzaba una persecución implacable.

Duke trató de burlarlo en varias ocasiones, pero parecía como si el rubio actor fuera un corredor de autos experimentado.

—Con que a esas vamos. Muy bien.

Duke hizo una llamada.

“Tengo una pequeña sanguijuela adherida a mi zapato. Necesito que me apoyes”

“Siempre lo mismo. Recuerda que no es Alemania”

“¿Qué? ¿El poderoso Rey cree que no podrá?”

No hubo respuesta del otro lado por un largo momento. Duke solo esperó algo impaciente hasta que lo volvió a escuchar.

“Llévalo a estas coordenadas”

En un mensaje de texto se encontraba una ubicación, le sería fácil ubicarlo con la tecnología que cargaba.

Duke no comprendía el por qué pero igual se dirigió al lugar.

 

Gran Avenida 8:05 p.m

 

Yusei iba manejando su motocicleta roja a una velocidad moderada. Se dirigía al aeropuerto después de haber hecho una ardua investigación en la hemeroteca e internet —con un amigo cercano—,todo referente al vuelo donde había viajado Jaden.

Su amigo Bruno lo había orientado, él era maestro de física en una Universidad poco reconocida pero sabía de lo que hablaba. Era un chico un tanto más alto que él, de cabellos azules turquesa- opaco ojos pequeños, tez blanca un poco bronceada y ojos verdes.

Yusei casi no lo frecuentaba, era similar a Jack en cuanto a querer conquistarlo, le dolía tener que decirle siempre que no, que estaba comprometido, que no quería herirlo con falsas ilusiones. Pero esa era una emergencia, sabía que lo aceptaría y le ayudaría, aunque tendría que volver a rechazarlo.

Con el poco dinero que le había prestado, solo podía pagar un viaje de ida. El creía en las teorías de su amigo, estaba casi seguro que habiendo tenido todas las condiciones como se las había planteado—el descenso de la máquina, las condiciones atmosféricas y el mar—, el cuerpo de su amado debió haber sido arrastrado hacia alguna isla cercana del lado norte.

Había muchas, sin embargo una corazonada le indicaba La Isla de Man.

Yusei estaba seguro que ahí sabría algo de su novio, casi podía sentirlo y estaba impaciente.

Duke se acercaba a él rápidamente obedeciendo fielmente las coordenadas de su jefe. No veía nada extraño, solo aquel motociclista frente a él y unos cuantos coches particulares más adelante.

Se acercó un poco a él pasándolo de largo. De inmediato vio por el retrovisor como—de alguna parte impredecible—camionetas de color negro con cristales polarizados rodeaban al motociclista a la vez que le impedian el paso a Jack.

Yusei se dio cuenta de su situación, palideció, esos autos extranjeros solo podían significar una fatalidad.

—¡!¿YUSEI?!! —Jack no esperaba a su “novio” no oficial justo en esos momentos.

Todos le cerraban más el paso al jefe de mecánicos, este hizo una maniobra y huyó hacia una desviación seguido por toda esa caravana. Jack había olvidado a Duke, viró justo detrás de Yusei.

Duke presenció todo por el retrovisor, estaba complacido.

—Ohhh, ese Yuki está en todo. —sonrió con malicia mientras se alejaba más en otra dirección.

 

Kaiba Corp.

 

Joey se preparaba para salir. Su jefe estaba todavía en su oficina, pero al parecer no necesitaría nada más de él. Por fin podía retirarse sin que lo molestaran.

Para su desilusión, al salir se dió cuenta que no era como pensaba; en la entrada de las instalaciones, Seto Kaiba ya lo esperaba en su auto de lujo.

—Apresúrate Wheeler. Eres lento.

Joseph se crispó.

—¡Oye tú no eres mi amo! ¡Además no te pedí que me des un aventón! —se acercó a la ventana del piloto.

—Ya lo habíamos hablado. Estarás pegado a mí y yo te llevaré a tu casa si se me da la gana.

—¡No soy tu maldito perro! — se exasperó.

— Debes andar con cautela, ¿acaso quieres encontrarte a ese molesto de Duke?

—N-No, pero…

—Solo súbete Wheeler.

El rubio no tuvo otra más que obedecer, así partieron. En la parte de atrás se encontraba el pequeño pelinegro de cabellos largos, Mokuba Kaiba, (hermano de Seto)  jugando con un teléfono celular.

No se dirigieron la palabra en una parte del trayecto, Joey miraba a través de la ventana apoyando su codo con el filo de la misma y recargando su barbilla en la palma de su mano. Solo se escuchaban los sonidos sintéticos del jueguito que el menor de los Kaiba estaría jugando.

—¿Por qué?— se oyó de repente esa pregunta de los labios del rubio.

—¿Qué quieres ahora Wheeler?

—¿Por qué te tomas tantas molestias por mí?

El magnate no tuvo respuesta, ni siquiera él estaba seguro de saberlo.

¿Por ser su asistente? ¿Conocido de años? ¿Estima? No creía que fuese por eso. No lo sabía, era un impulso solamente.

Kaiba no respondió nada, al parecer tenían más problemas más graves que encontrar la respuesta: Por el retrovisor divisó una camioneta de diseño extranjero que los estaba siguiendo.

—Maldición. —aceleró.

—¿Qué pasa hermano? —Mokuba se abrochó el cinturón de seguridad.

—Solo agárrense de donde puedan.

 

Tienda de Videojuegos Muto.

 

—Abuelo, ¿Ya cerraste la cortina de la tienda? —gritó a los cuatro vientos Yugi Muto. Ya habían cerrado pero a su pariente siempre se le olvidaba bajar la cortina.

Ellos vivían en la parte de arriba del local, por lo que podían cerrar a la hora que quisieran. Esta vez Yugi se había retirado un poco antes de las 7:30 y le había pedido a su abuelo cerrar el establecimiento, pero ya pasaban de las ocho. Su abuelo siempre le decía que lo haría, y al llegar al local se le olvidaba a que había ido; entonces Yugi debía cerrarlo.

—¡Abuelo! —le gritó para que al menos dijera que olvidó cerrarla. Esta vez no hubo respuesta.

—¿Abuelo? —bajó enfurecido, seguramente estaría en el piso viendo las cartas raras que mandaban de un juego de mesa llamado “duelo de monstruos”.

Abrió el local pero no estaba su pariente. Estaría en la bodega, se dirigió a dicho lugar y en cuanto abrió la puerta, su cuerpo se paralizó por completo.

—¡J-Jaden!

Haou lo miró divertido, era verdad lo que Duke le había dicho; ese lienzo era aún más exquisito que el rubio de ojos miel. Miraba un futuro con excelentes ventas.

—Hola Yugi Muto.

 

Calles de Japón.

 

La velocidad hizo que perdiera el control de su motocicleta. Yusei cayó sobre el concreto dando vueltas pero sabiendo rodarse. Inmediatamente se recuperó y corrió como pudo, —aunque le dolieran los huesos— hasta llegar a una esquina de las calles niponas.

Estaba desesperado, se metió a un callejón. Sin embargo este no tenía salida.

Un auto le cortó el paso y lo deslumbró con la potencia de sus luces delanteras. Varios hombres de traje negro salieron para rodearlo.

Jack llegó justo detrás y se metió en la escena.

—¡Déjenlo! ¡¡¿Qué quieren con mi Yusei?! —inmediatamente varios hombres lo inmovilizaron a la fuerza. Otro más le dio un fuerte golpe con el mango de una pistola y lo dejó inconsciente.

—¡Jack! ¡Ah! !Suéltenme! —Yusei gritó desesperado por ser liberado. Pero lo inmovilizaron con una pistolilla de choques eléctricos.

 

Departamentos KC, 09:56 p.m.

 

Yuya estaba en su departamento teniendo como visitante a su querido Yuma. Le servía algo de soda en un vaso transparente y se sentó a un lado de él en su pequeña sala.

Yuma había prometido que se quedaría con él esa noche, incluso que dormiría a su lado.

Yuya no podía estar más feliz.

—Espero que ya te sientas mejor, Yuya.

—Si estás conmigo, creo que puedo levantarme.

Yuma lo miró compasivo, tenía que decirle que él y Shark estaban saliendo, antes de que se pudieran complicar las cosas ó lo lastimara más.

—Yuya, yo….

Las luces se apagaron en todo el edificio en ese instante. A penas y podían alumbrar las pantallas de sus teléfonos inteligentes. No le dieron mucha importancia, unas velas serían la solución.

De inmediato el sonido escandaloso de los cristales de una ventana cercana rompiéndose en el piso fue lo que más los alteró. Algo habían arrojado hacia dentro.

—¡¡¿Qué fue eso?!!—ambos chicos se pusieron de pie. Un sonido siseante se escuchó con fuerza.

El aire se hizo pesado, sus respiraciones que se habían agitado por el susto poco a poco se tranquilizaron y sus sentidos se relajaron al extremo. Poco a poco sus cuerpos se dejaban caer sobre el sofá quedándose dormidos.

 

Mansión Kaiba. 11:00 p.m

 

Había sido algo extraño. Quizás se había equivocado y realmente nadie lo seguía. Kaiba estaba muy pensativo sobre el escritorio del estudio de su casa. Claramente era un auto sospechoso, pero un kilómetro después, aquel tipo había virado hacia otro rumbo sin dudar. ¿Un error? ¿O una distracción?

Mientras tanto habían puesto a Joey en una habitación para que pasase la noche. Kaiba no estaba seguro con regresarlo a su casa, prefería tenerlo lo más cerca posible.

La adrenalina y la incertidumbre de ese pequeño incidente no lo dejarían dormir.

 

Continuara…

Notas finales:

 

Tss que malvada kamisama soy :S


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).