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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Hola, hola..

 

Algo baja de ritmo, pero ahi la llevo.

 

"La vida da muchas vueltas"

 

 

Capítulo 8.- Pausa

 

 

15 años antes.

 

Sí, es fabuloso. Con mi ex marido no habría podido viajar tanto. Era un pobre muerto de hambre. Pero el actual, ahhh…lo adoro. Y a mi jaguar rojo también jajaja.

Una mujer de complexión delgada, madura, de tez blanca, cabello largo rubio, ojos melados y tono agradable, hablaba presuntuosamente con su amiga pudiente de Alemania. Ya hacía un año desde que se había divorciado para casarse con un rico empresario Alemán que la llenaba de caprichos y vida de reina. Lo conoció de casualidad en internet, donde habían congeniado hasta el día en que se conocieron y se enamoraron, haciéndose, además, socios de una gran empresa de telefonía .

Durante el divorcio con su antiguo querer, ella no quiso parecer mala madre, por lo que como una formalidad ante la sociedad—, pidió la custodia de uno de sus gemelos.

Haou Yuki había sido el elegido. El padre biológico muy poco pudo hacer en la corte para que se lo dejaran. Estaba pasando por una mala racha en ese momento, no tenía trabajo, lo único que pudo hacer es rogar por la custodia del otro gemelo; la madre no tuvo inconveniente aunque su nuevo esposo estaba en desacuerdo puesto que deseaba la custodia de ambos, el juez había sido imparcial.

Así  que Haou de ocho años era el hijo que se había traído desde Japón,  vagaba por las instalaciones de su enorme casa de exceso en habitaciones y lujos exagerados. Llevaba en sus manos una fotografía de su hermano gemelo al cual extrañaba lastimosamente. Sus ojos dorados acuosos, llenos de ojeras y lagañas demostraban su estado depresivo. Alemania era un lugar ajeno, a millares de distancia de lo que él realmente amaba; llena de gente que hablaba como si se estuvieran insultando el uno al otro y costumbres extrañas. Deseaba tanto regresar a Japón, a la tranquila ciudad, a su escuela, a los brazos de su padre y sobre todo a lado de su adorado hermano, pero sabía que a su corta edad su vida era controlable por sus tutores.

Se sentía un chico sin suerte, retenido en un lugar donde a nadie le importaba, donde lo despreciaban y le ponían caras, deseándolo muerto. Si comía o no, si dormía o no, o si se educaba adecuadamente, nadie tenía una pisca de interés en hacerlo visible. ¿Qué podía hacer él? Ya había implorado por ser devuelto a Japón, sin embargo su madre reacia lo castigaba y le gritaba sin ninguna explicación, poniendo de pretexto el soberbio estilo de vida de un niño adinerado, las ventajas sociales y el poder; algo que en ese momento al oji-dorado no le importaba. Su padrastro solo lo miraba raro, de pies a cabeza, con deseo, le sonreía con superioridad mientras se relamía los labios.

Siempre que lo miraba así simplemente no podía evitar temblar, afortunadamente casi nunca se lo encontraba por la mansión a  solas, era un hombre muy ocupado con sus negocios.

Haou se dirigió al estudio a llenar sus penas con algo de literatura. Ya había leído bastante casi todas las historias de caballeros medievales y fantasía que le gustaba tanto, donde podía ocultarse de toda su realidad y viajar hasta convertirse en el héroe del libro. Pero ya se habían acabado esas lecturas y comenzó a curiosear con otros interesantes temas.

Era una biblioteca particularmente grande, pero sobre todo habían demasiados libros de medicina, cirugías, extracciones, diagnósticos y experimentos antiguos. El cuerpo humano era realmente maravilloso.

Sin embargo, algo curioso que acompañaba muy de cerca a ese ejercito de conocimiento en medicina, eran los libros de manipulación psicológica. No había leído todavía todos, simplemente había estado errando de uno a otro con temas que le interesaban, aprendiendo por su cuenta muchas cosas.

……

Aquella noche se había quedado profundamente dormido sobre el cómodo sofá de importación en la biblioteca, el reloj era lo único audible que acompañaba el armonioso compás de su respiración y arrullaba su paz. Repentinamente escuchó un susurro muy cerca de él lo que hizo que abriera sus orbes de golpe y se tensara un poco.

Trató de mirar a través de la oscuridad, de inmediato prendió la lámpara de la mesita de noche a un lado de él. Eran las 3:00 am en punto.

Todo parecía tranquilo, nada sospechoso; trató de enfocar algún sonido o sombra en la profundidad de la habitación; fue entonces que escuchó pequeños rasguños dentro de uno de los estantes de madera. Esta vez fue a revisar.

Removió algunos libros de medicina, tantos como fuese posible; así encontró una pequeña puertecita al fondo del mueble. Miró para otro lugar por si alguien lo veía, afortunadamente era muy tarde, entonces movido por la curiosidad abrió lentamente la puertecita.

Un gato blanco con las orejas en punta como si fuera un zorro y con la cola de un tigre albino saltó hacia él desde ese pequeño hueco. Haou no pudo evitar exhalar un alarido de miedo, la impresión lo había hecho caer al suelo.

Ese animal emanaba un brillo sintético bastante peculiar. Aquellos enormes ojos negruzcos extraños penetraron sus orbes doradas con mucha facilidad.

Pronto se había dado cuenta que se trataba de un espíritu en pena. Era un don normal con el que había nacido, estaba acostumbrado, pero a veces los espíritus simplemente lo impresionaban como en esa ocasión.

El extraño ser le hizo señas para que lo siguiera, Haou no percibía ningún peligro y nuevamente, por la curiosidad, lo siguió.

Viró por varias habitaciones hasta llegar a una en particular; tenía pinta de ser parte de un museo eclesiástico donde el arte de diferentes técnicas plasmaban a los muchos dioses del mundo humano: desde los antiguos mitológicos hasta los omnipotentes modernos; todos reflejando en sus rostros cierta furia espeluznante como si desearan destruir la humanidad con su toque divino.

 

Que terrible gusto de ese sujeto. —se decía mentalmente.

 

La criatura lo condujo hasta una enorme copia del cuadro de Neptuno devorando a su hijo, Esta parecía estar grabada en una madera pesada, engrosada en la pared. La criatura señalaba un azulejo casi escondido a un costado de la obra.

—¿Quieres que lo presione? —los ojos de la criatura mirándolo fijamente le hicieron saber que eso era lo que ese animal deseaba.

Haou dudó por unos momentos, pero su curiosidad seguía siendo más alta.

Al presionar, una puertecilla se abrió justo debajo de la gran obra de Neptuno, parecía un pasadizo subterráneo. El niño trató de enfocar a su espíritu amigo pero este había desaparecido.

Tomó valor, seguramente ese espíritu ya se habría adelantado, entonces decidió bajar lentamente.

Una vez bajando las escalerillas escuchó gritos, gritos espantosos y tortuosos, totalmente aterradores de la suave voz de un chico no más grande que él. Aquellos gritos lo paralizaron de pies a cabeza, tembló como nunca en su vida; quería regresar corriendo, mas aquel espíritu volvió a aparecer a unos cuantos metros de él señalándole el pasillo para que se atreviera a cruzar y ver con sus propios ojos lo que estaba ocurriendo.

Haou no estaba seguro, pero confió en la criatura que solo él podía ver sin seguir percibiendo peligro. Fue así que cautelosamente caminó hasta la orilla del pasillo, con mucho cuidado de no pisar algo en el suelo o gemir por el miedo debido a la adrenalina.

Una puerta entre abierta le dejó ver un rayo de luz fría desde el interior, lentamente fue asomándose sin abrir más la rendija, solo para observar.

Sus ojos se abrieron aterrorizados, todo su sistema se paralizó en un mísero segundo, su piel se puso morada y tembló entre terribles escalofríos al presenciar lo que moraba dentro…

 

 

Departamentos Syncro No 27.  Actualidad.

 

Yusei se encontraba desnudo encadenado de las manos por encima de su cabeza. Llevaba un rato en esa posición exhalando gemidos tortuosos debido a la droga que Haou le había aplicado en la base de su ano y que había provocado una reacción de agonía con choques de placer extremos.

Las lágrimas de los ojos azules caían pesadas por todo su rostro, su respiración caliente y movimientos temblorosos demostraban su extrema excitación en todo su sistema pero que no podía soltar por más que tratara de eyacular para calmar a su erecto miembro.

Haou observaba cada una de sus reacciones desde una cómoda silla ubicada justo frente a la cama del mecánico, estaba muy pensativo pero a la vez parecía divertirse con aquel sufrimiento.

—¡Por favor! ¡Ya no más!

Escuchaba  la voz del oji-azul implorándole piedad, sin embargo Haou solo ladeo la cabeza y exhaló aburrido.

Yusei Fudo era el novio de su hermano, era el chico que había llenado a su hermano de toda esa energía y felicidad que las fotografías demostraban, pero Yusei también había sido el verdugo que lo había hecho sufrir en silencio y eso jamás se lo perdonaría.

Estaba en un conflicto interno, raro en él; esa era la manera de dudar de Haou cuando algo se relacionaba con su hermano. Solo Jaden podía sacarlo de ese balance y ahora no sabía que debía hacer para “educar” a su rebelde novio.

—¡Ya basta!imploró Yusei.

Haou no replicaba nada. Se levantó solo para introducirle lentamente un vibrador grueso por aquella expuesta y  nada virgen entrada.

—¡AHHH!

El grito del mecánico fue estridente, el magnate acarició el rostro enrojecido de Yusei para darle un dulce beso en la frente, así rozó su pecho con la punta de sus dedos, pellizcó un pezón y tímidamente acarició la punta del venoso glande provocando que arqueara su espalda.

Yusei se mordió el labio inferior fuertemente hasta hacerse sangrar, estaba volviéndose loco con todas esas sensaciones, pero sobre todo dolía, dolía como si estuviera ardiendo en aceite directamente del sartén. Entonces el castaño comenzó a masturbarlo lenta y tortuosamente.

Todo el cuerpo del mecánico respondía al estímulo, sus caderas daban pequeñas embestidas en el aire nublando todos sus sentidos al entregarse al placer, ese placer que odiaba sentir de las manos de Haou.

—¡Ah! ¡Jaden! ¡Jaden!

Aquel nombre había provocado una exaltación grande de parte del magnate. A pesar de todo, Yusei seguía firme hacia su hermano.

Sintió celos, profundos y peligrosos.

—Yusei, realmente me sorprende lo estúpido que puedes llegar a ser. Te dije que no me desobedecieras y aun así me desafiaste. ¿Acaso olvidaste con quien tratas? Al menos ya has aprendido que NO debes hacer.—habló con tono autoritario.

El aludido apretó la mandíbula controlando su exceso de saliva, apretó los ojos, solo ladeo la cabeza mientras hacía un gran fuerzo por hablar lo más claro que podía.

—¡Yo-yo no soy tuyo!

Haou arrugó el entrecejo, extrañamente esa respuesta lo había molestado de sobremanera. Apretó más fuerte el agarre a la erección casi estrujándolo con la mano, entonces hizo una pequeñísima herida en la punta del glande con sus dientes delanteros.

Aquello había provocado que el mecánico gritara terriblemente, jaló más las cadenas marcando el metal en sus muñecas a la vez que su cuerpo se retorcía.

Haou sonrió complacido, se relamió la poca sangre y admiró aquella exquisitez. Yusei realmente era exótico y sugestivo. Su rostro volvió a serenarse.

—Solo te falta entrenamiento. Mi Yusei.

Dicho esto, el magnate se aflojó los pantalones y sacó su palpitante miembro; rápidamente quitó el juguetito de las entrañas del mecánico para remplazarlo con su miembro ansioso y comenzar a embestirlo.

—¡AHHH!!NO!

 

 

Departamentos Syncro No 24.

 

Yugi se encontraba atado de los brazos contra su espalda y amordazado, llevaba puesto un pijama azul rey bastante holgado. Las ataduras lo lastimaban un poco pero al menos la cama era cómoda.

Trató de hacer alguna clase de ruido inútilmente, aquella droga todavía se sacudía en su cuerpo inmovilizando sus acciones.

Estaba consternado, confundido, inseguro, pero sobre todo temeroso:

 

Tienda de Videojuegos Muto.

 

“¡J-Jaden!”

Haou lo miró divertido, era verdad lo que Duke le decía; ese lienzo era aún más exquisito que el rubio de ojos miel. Miraba un futuro con excelentes ventas.

“Hola Yugi Muto”— saludó en tono arrogante pero muy elegante.

Yugi no se acercó, había algo diferente en su amigo, algo que no podía descifrar a simple vista y lo hacía tragar saliva; estaba sudando frío ante tal presencia inexplicablemente.

“¿Qué te pasó, Jaden? ¿Cómo sobreviviste?”— dijo como pregunta estándar.

Había sido toda una sorpresa para el magnate de ojos dorados que lo llamara con el nombre de su hermano aunque su rostro no reflejara asombro, ¿Cómo es que ese chico conocía a su hermano? No respondió a sus dudas, al parecer no sería tan fácil como imaginaba.

Yugi dejó a un lado las preguntas por un momento. Divisó la bodega en busca de señales de su abuelo pero no encontró rastro; además la mirada fría del castaño había provocado que dudara de él mismo.

“¿D..dónde está mi abuelo, Jaden?”

Haou no cambió su expresión.

“El sr Muto aceptó amablemente nuestra invitación a nuestro programa de ‘permanencia voluntaria’. Espero que tú también accedas de igual forma”

Yugi no entendía a lo que se refería.

“¿Permanencia voluntaria?”

“Es un trabajo bien remunerado. Tendrás comodidades, trato de rey, atención todos los días, placeres cenit, y te garantizo que te volverás famoso. El sueño de todo hombre tocándote a la puerta.”

“N..no sé de qué me hablas. Sabes que eso no me interesa, ni el dinero ni la fama, tú lo sabes bien.”

Haou afiló sus orbes directas a las amatistas, estas lo miraron fieramente interpretando que sabía que no se trataba de Jaden. A parte de su antiguo amor y Yusei, nadie había osado en verlo de esa forma; sería interesante saber hasta donde era capaz de sostenerla.

“Ya veo que no.” —dijo con algo de fastidio—“Pero para mí es mucho mejor. Sin paga.”

“!No pienso trabajar contigo!”

“Al contrario Yugi. Yo decido a quién quiero en mi equipo y me encargo de persuadirlos. Quizás a Atem le interese.”

“!¿Atem?!”

Tras de él un hombre lo había apresado fuertemente, otro preparaba una pequeña jeringa que  inyectó en su cuello. Yugi resistió hasta donde sus sentidos le permitieron, lo último que divisó fue una sonrisa burlona y soberbia de la imagen demoniaca de Jaden Yuki.

 

Ahora su futuro era incierto. ¿Será que su dulce amigo se volvió un demonio? En realidad estaba seguro que no se trataba de él.

El lugar estaba en penumbras, apenas podía verse un pequeño punto rojo que indicaba una cámara de vigilancia grabando.

Donde estuviera no sería nada bueno.

 

Departamentos Syncro No 22.

 

Yuya se aterrorizó en cuanto reconoció los gustos del castaño quién lo había mancillado tiempo atrás. Había despertado nuevamente en esa infame pesadilla.

Sus manos estaban atadas por unas cadenas clavadas en la pared por encima de su cabeza. Frente él habían tres pantallas led de 60” colocadas de forma vertical. Arriba de ellas una cámara funcionando. No había muebles, ni cama, solo velas aromáticas sin encender a su alrededor y dos cuadros eclesiásticos. Una tenue luz azul iluminaba débilmente la habitación.

 —Otra vez no. —todo su cuerpo tembló. Aún conservaba sus ropas pero sabía que no las volvería a ver dentro de poco.

Estaba alterado por su situación pero mucho más por lo que le habrían hecho a su amado prospecto. Yuma no tenía por qué cargar con su pasado, era inocente. Ahora cargaba con la culpa y la incertidumbre. Comenzó a llorar bajito, necesitaba saber que Yuma estaba bien, aunque sea.

 Todo es mi culpa.

 

Mansión Kaiba. 6:00 am

 

Joseph había estado esperando al magnate en la hermosa sala desde ya hace muy temprano, pero a ese soberbio ricachón parecía habérsele pegado las cobijas.

Kaiba bajó tranquilamente mirando un anuncio en el periódico mientras tomaba café. Parecía ignorarlo hasta que llegó hasta él.

¡¿Cuánto tiempo más vas a tardarte?!saludó Joey impacientemente.

En mi cultura primero se dan los buenos días.

¡¿Estás diciéndome mal educado?!!Mira quién lo dice, necesito llegar a mi casa para bañarme!

Seto se acercó para aspirar su aroma casi dándole un beso en el cuello, eso provocó que el rostro del rubio enrojeciera ardientemente y se estremeciera.

¡O-Oye! ¡¿Qué…que haces?!

Seto se separó.

Particularmente no encuentro tu aroma desagradable, así es que no exageres.

Joey tragó saliva, sus orejas podían echar humo de lo avergonzado que se sentía.

—Pero si te incomoda tanto, ven. —lo tomó del brazo y casi lo arrastró hasta el lujoso baño de la mansión.

Era un enorme cuarto con un jacuzzi amplio entre aromas suaves y adornos modernos, incluso habían figuras de porcelana y dos fuentes de ángeles hechos de mármol.

—¡¿Qué estás pensando?! ¡No me bañaré aquí!

—Dijiste que querías hacerlo. Todo el baño es tuyo.

—¡No!!No me bañaré aquí! —trató de salir pero nuevamente el magnate lo detuvo del brazo.

—Estoy siendo amable contigo Wheeler. Sé agradecido y báñate.

—¡No!

Seto comenzó a impacientarse. Chasqueo los dedos e inmediatamente cuatro empleados de la servidumbre aparecieron de la nada.

—Ayuden al Sr Wheeler a desvestirse.

—¡¿Qué?! ¡No!

Entre todos dejaron al rubio en cueros.  Este solo se tapó su virilidad con ambas manos mientras ardía su rostro enrojecido.

—Bien, retírense.

Seto miró detenidamente a su asistente quién lo miraba sumiso con la cabeza algo agachada y el ceño fruncido. El sonrojo de su cara solo lo hacía ver más adorable.

Un ángel rubio cómo lo había llamado Deblin, y tenía razón. El corazón de Kaiba comenzó a experimentar una arritmia placentera a otro nivel, algo que no se esperaba.

El agua del jacuzzi comenzó a llenarse automáticamente, Joey no había tenido de otra más que obedecer, desvió la vista humillado, ahora solo esperaba a que se llenara de agua por completo. Entonces miró a Kaiba que también se desvestía.

—¡O-oye! ¡¿Qué estás haciendo?!

—Pareces retrasado Wheeler. También me bañaré para ahorrar tiempo y recursos.

—¡¿Co-conmigo?!

—Solo metete al agua y no hagas preguntas.

El corazón del rubio parecía que quería saltar de su pecho para huir de todas esas emociones, sudó en nerviosismo, su color rojo no había disminuido.

Kaiba fue el primero en meterse al agua, de inmediato invitó al rubio a entrar ofreciendo su mano para que la tomara.

Joey abrió de sobremanera los ojos, caminó robóticamente hacia él y aceptó el gesto sin poder objetarse.

Ambos cuerpos se encontraban dentro, Seto no había soltado la mano de su asistente y pegó su cuerpo contra el suyo, Joey solo desvió la mirada pero el magnate levantó el mentón del rubio para que sus miradas se encontraran.

Se contemplaron un momento, los ojos dorados del asistente brillaban como el oro bajo esa mirada angelical de su rostro. Kaiba se sonrojó por la imagen, sentía una cálida conexión con su asistente que no podía ignorar. Hasta él mismo se cuestionó de lo que estaba sintiendo y por un momento tuvo miedo de que fuera “amor”.

Acarició su rostro lentamente debido a algún impulso interior, al tiempo que contemplaba cada detalle de ese rostro inocente como si estuviera descubriendo una maravilla nunca antes vista.

El magnetismo en ambos era inexplicable, Kaiba no podía dejar de contemplar el hechizo de esas orbes meladas contra las suyas; fue él quien se acercó más y más a su rostro hasta tocar tímidamente aquellos delgados labios con los suyos además que lo tomó por la cintura pegándolo a su cuerpo.

Los latidos de ambos se sincronizaban palpitando con más fuerza conforme sentían el contacto. De repente el miembro de Kaiba despertó rosando con la entrepierna del rubio; eso provocó una exaltación en el asistente quien no podía estar más caliente y rojo, entonces trató de apartarse pero Kaiba lo tomó del rostro hasta darle un apasionado beso. Este había comenzado suave y tierno pero se abrió paso más al fondo para ser profundo y deseoso.

Joey tenía los ojos acuosos, sinceramente estaba complacido con el gesto y muy feliz, mas no podía quitarse la idea de estar siendo humillado nuevamente por su jefe. Kaiba tomó el semi erecto miembro del asistente para estimularlo, al hacer eso Joey desvió la cabeza rompiendo el ósculo vehemente. Puso sus brazos contra el pecho del magnate tratando de escapar, sin embargo ambos dijes de dragones se habían enganchado perfectamente haciéndole imposible el escape, como si ellos desearan no ser separados. En ese momento fue que ambos lo sabían, ellos habían nacido para estar juntos.

Seto fue el más alterado, por un momento solo se miraron en incredulidad y asombro. Kaiba desenganchó su dragón rápidamente y salió del agua sin decir nada tocándose la boca con su mano derecha como si hubiera cometido un mortal pecado. Joey solo bajó la mirada y sostuvo fervoroso su dragón de ojos rojos.

Kaiba necesitaba tranquilizarse, ordenar sus ideas. Se sentía confundido, era debido a su atracción por Yugi que ahora simplemente estaba dudando de sus sentimientos. Aquello con su asistente había resultado mágico y su cuerpo deseaba más, pero…Yugi era su prioridad.

Lo primordial ahora era calmarse.

 

Departamentos Syncro No 27.

 

Yusei había experimentado una de las peores torturas de su vida, sentía un punzante dolor en su pequeña entrada manchada de sangre y semen, además de otro malestar más en la punta de su virilidad, junto con las múltiples heridas profundas de su cuerpo, como marca de dientes y cortes debido a objetos punzantes. Haou había sido muy salvaje como para haberle provocado una herida interna y mezclar los fluidos, solo esperaba que aquel magnate no sufriera de alguna enfermedad sexual, o ambos lo lamentarían de por vida.

A su mente le llegaron todas las veces en las que había obligado a su amado novio a mantener  relaciones sexuales sin prepararlo. Recordaba el rostro amargo del castaño, contrayendo todos los músculos de su cara en un claro atisbo de sufrimiento.

Jaden nunca le había dicho lo mal que la pasaba cuando a él se le ocurría poseerlo de esa manera y Yusei había sido un estúpido al no haberse dado cuenta del tortuoso daño que le provocaba todas esas veces que lo penetraba salvajemente. Le había hecho daño, excesivo, cada vez que lo penetraba lo había herido punzantemente y Jaden nunca había dicho nada.

Erróneamente pensó que hacerle el amor a cada momento y en cualquier lugar era llenarlo de un placer infinito  que le recordaría lo mucho que lo amaba y que le pertenecía también, pero estaba ciego, no pudo ver la verdad.

Comenzó a llorar, tenía recuerdos donde su enrojecido miembro había eyaculado en su interior con la mezcla de esa sangre tan pura, de los chupetones en el marcado cuerpo del diseñador y las molestias que este tuvo que soportar al fingir que nada le pasaba.

Ahora se daba cuenta, recordaba que el diseñador sí le había dicho que lo lastimaba pero él nunca quiso escucharlo. ¿Por qué no se había dado cuenta nunca?

 

Perdóname Jaden… Yo fui un tonto.

 

Haou entró en la habitación y se acercó a él. Estaba hablando por teléfono dando instrucciones en alemán a alguien que él no podía entender. Yusei trataba de no cruzar su mirada ni por error.

El magnate lo contempló unos segundos. Después de colgar su llamada se acercó para desencadenarlo.

—Esta vez no quiero que llegues tarde. Tu límite es a las diez de la noche, ni un segundo más. ¿Entendiste?

Yusei no dijo nada, bajó la vista acuosa liberando lágrimas por lo que había ocurrido y lo que él había hecho a Jaden. Sinceramente se sentía una escoria.

Haou entendió que ese chico estaba peleando contra algún conflicto interno, pero de todas formas no le dio importancia.

—En dos días nos iremos.

Esta vez Yusei le prestó toda su atención.

—Te va a gustar Alemania. Así que te sugiero hagas una fiesta de despedida.

—¡¿Alemania?! ¡¿Estás bromeando?!

—Yo vivo allá, es natural que regrese. Solo vine a Japón para asistir al evento simbólico fúnebre de mi hermano.

—¡Pero yo tengo una vida aquí, mis amigos, mi familia, mi trabajo…!

—Sí, he tenido ese sentimiento antes, pero lo superaras.

—¡No puedes controlar mi vida así! ¡No tienes derecho!

Haou hizo una expresión de sorpresa fingida.

—Yusei, eres mi novio. Tú me lo pediste junto con todo lo que eso implicaba. Nos pertenecemos y… —trató de tocar su rostro que era lo único intacto de injurias, pero Yusei apartó ese contacto con un fuerte manotazo. Haou esta vez sí quedó pasmado.

—¡No, yo solo le pertenezco a Jaden y a nadie más!

El rostro del magnate se llenó de una estupefacción no conocida, arrugó el entrecejo y lo miró con unos ojos diabólicos que parecían emanar un extraño brillo gélido y vil.

Al notar aquella reacción, Yusei no pudo evitar temblar y hacerse hacia atrás, al menos de lo que podía.

Haou apretó el cuello del mecánico con una sola mano y con mucha facilidad, casi asfixiándolo con una precisión inminente. Yusei trató de quitarle la mano débilmente pero junto con esa penetrante mirada sus fuerzas simplemente no le respondían.

Casi perdía el conocimiento, seguro moriría, poco tiempo después Haou lo soltó. Yusei comenzó a toser recuperando el aliento.

—Ju, podría enamorarme de ti, Yusei. No me provoques. —salió tranquilamente dejando que se recuperase el mecánico quien estaba aterrado. No podía imaginar su vida si pasase en verdad eso.

 

Kaiba Corp. 10:35 a.m

 

La actividad en la más poderosa empresa Nipona comenzaba con normalidad. Kaiba no podía sacarse a su asistente de la cabeza por más que había intentado pensar en Yugi.

Eso le molestaba, sus emociones se le estaban saliendo de control. Miró a su asistente mediante las cámaras de seguridad; simplemente no podía evitar seguirlo con la mirada, todo en él le llamaba la atención, como si lo hubiera embrujado. Estrujó su dije de dragón blanco oji- azul como tratando de entenderlo, no quería aceptar esos sentimientos por él.

Necesitaba darle una visita a su querido Yugi, solo él era el único capaz de hacerlo reaccionar.

Miró uno de los monitores con interés, era la cámara de la entrada a Kaiba Corp. Un elegante automóvil negro de diseño extranjero mesopotámico se aparcaba frente a ella. Miró como el CEO de Pharaon´s Corp descendía del vehículo junto con varios agentes.

—¿Y ahora este qué está haciendo aquí?

Atem se abrió paso entre las instalaciones, ignoró la prohibición de la recepcionista para que no siguiera adelante—no sin antes anunciarse primero—, pero el impedimento de la empleada simplemente se los pasó por el “arco del triunfo”; siguió adelante, la chica se levantó de su lugar para impedirle la entrada, varios guardias también le bloquearon el acceso a las oficinas. Atem tenía una cara de pocos amigos así es que ni siquiera los miró a la cara, tenía un firme objetivo y ese objetivo estaba ahora acercándose hacia él airosamente.

—Kaiba. —pronunció alto y firme el extranjero.

—¡Intente detenerlo Sr Kaiba, pero simplemente no me hizo caso! —se disculpó nerviosa la chica.

—No importa Carly. Regresa a tu lugar. Atenderé a nuestro visitante.

La chica hizo una reverencia y dejó todo en manos de su jefe, los agentes de KC no se retiraron, eso era debido a los guarda espaldas del egipcio que amenazaban con lanzársele a su jefe en cualquier momento.

—Que desagradable visita, Aknamkanon. ¿Qué se te perdió aquí?

—No te hagas el desentendido Kaiba. Eso es jugar sucio. — lo señaló con el dedo índice juzgándolo. — Si no quieres que me meta con tu asistente, ¡regresa a Yugi!

—¿A Yugi? Creo que el cambio de clima te afectó mucho Atem, se te está congelando el cerebro en Japón. No sé de qué me estás hablando.

—¡No mientas Kaiba! ¡Hay testigos que afirman haber visto una camioneta de lujo, negra, aparcada en la tienda de los Muto, ayer!!Te llevaste a Yugi y a su abuelo de su casa! ¡Las cámaras fueron violadas y el rastro también, pero sé que fuiste tú; nadie más tiene el dinero para montar semejante caravana!

La expresión de Kaiba era desorbitada, sus ojos estaban demasiados expandidos y su boca abierta casi llegaba al piso. Todo su rostro palideció.

 

“Todos tienen una debilidad, Sr Kaiba” —retumbaron las palabras del magnate alemán en su cabeza. 

 

—¡No! ¡No pude ser! —la alteración de Kaiba hizo que Atem dudara de su juicio. El egipcio comenzó a sudar frio mientras un mal presentimiento le recorría la espalda.

—¿Qué…?

—¡Ese demonio, ese mal nacido se lo llevó!

—¡¿Qué, de qué hablas?! ¡Dímelo Kaiba! —Atem estrujó la camisa del CEO amenazándolo por respuestas.

Los agentes trataron de separarlos, pero Kaiba no se movió.

—¡Kaiba!

 

Afuera de las instalaciones a una esquina, Duke escuchaba la discusión desde su radio transmisor y los micrófonos que había puesto en el edificio. Desde que vio al rubio había tenido la necesidad de saber lo más posible del chico, incluso de lo que hablaba en KC. Nunca pensó usarlos para espiar al magnate.

—Te advertí que te cuidaras Kaiba. —exhaló el humo de su cigarro por la ventana —¿Qué te parece enfrentarte a alguien de tu tamaño? —Sorbió otro poco del cigarro y volvió a soltarlo al aire — ¿Me pregunto qué vas a hacer?

 

Departamentos Syncro No 24.

 

Yugi trataba de tranquilizar sus nervios, ya se había hecho daño con los amarres tratando de zafarse por lo que ahora solo se concentraba en no visualizar el peor escenario.

Repentinamente alguien entró en la habitación acercándose lentamente hacia él. Yugi no podía ver nada, la oscuridad del cuarto era profunda en combinación con sus nervios de punta.

Su respiración se agitó y sudó frío.

Una tenue luz de noche había por fin iluminado la habitación cegándolo un poco con su brillo.

—Vaya, otra belleza. — dijo un hombre joven, delgado, alto, de cabellos largos hasta los hombros, lacios y platinados. —Yuki es muy selectivo con sus lienzos.

Yugi ni siquiera quería saber a lo que se refería aquel extraño, solo deseaba salir corriendo.

El hombre se acercó hasta examinar su rostro con algo de brusquedad.

—Fascinante, no he visto una combinación como la tuya en todo el tiempo que llevo en este trabajo. Y tu piel es tan blanca y tentativa, ya veo por qué te eligió.

Se separó de él contemplándolo desde el pie de la  cama, Yugi solo podía estar a la expectativa.

—Mi nombre es Kiryu Kyosuke, soy el encargado “Ejecutor” del equipo “Satisfacción”. Debes sentirte afortunado, chico. No a todos les da este buen trato como a ti, aunque no te durará mucho tiempo. Si se aburre de ti, solo servirás de mercancía.

Yugi quedó en shock, estaba claro que había caído en una red peligrosa de traficantes de personas, pero Jaden no sería así, ese monstruo debía ser otra persona, tenía que serlo, debía haber un error; desvió la vista sin emoción.

Aquel chico de cabellos platinos se sentó a un lado de él sobre la cama; sacó una botellita de licor y le dio un corto sorbo, después  su vista miraba algún punto a lo lejos hipnotizado de sus pensamientos, como recordando algo amargo de su vida.

—Ha habido muchas bajas últimamente, los clientes son cada vez más retorcidos y enfermos por lo que los empleados no pueden seguir el ritmo y normalmente los nuevos son los que sufren. Incluso hay quien no lo cuenta. —sorbió otro poco pero esta vez largo.—Hay veces que desearía estar muerto para escapar de este infierno. —lo miró ahora con lástima—Sabrás lo que es trabajar con el mismísimo demonio, pequeño. Al verte solo puedo agradecer el puesto que tengo. Al menos sé que nunca me veré como tú.

Lo contempló, ese chico realmente era un ángel, era muy diferente a todos los demás desafortunados que habían tenido la desgracia de caer en sus manos y los del magnate.

Kiryu acarició el joven rostro, Yugi no podía moverse, solo ladeo la cabeza y apretó los ojos.

—Lamento lo que te va a pasar, eres tan lindo y adonis. Pobre chico. —Hizo un corto silencio— Te daré un concejo, espero que lo sigas. He visto que funciona: Trata de ser siempre interesante para el amo Yuki, solo así podrás tener una oportunidad de salir de aquí, o de tener un puesto en el equipo. He sido testigo de ver cómo les perdona la vida a algunos infelices. Créeme, debajo de ese despiadado ser, todavía existe algo de humanidad. No te mentiré, Yuki es muy deseable, todos quieren cogérselo, vengarse o hacerlo sufrir de placer para cambiar esa expresión tan fría llena de orgullo, pero realmente no ha habido nadie que se le oponga por miedo a morir de manera lenta y tortuosa. No es un ser humano normal, aunque es muy tentador. Es como el brillo de una medusa: hermoso pero al tocarla se vuelve letal. No sé si me explico…

 

Realmente Yugi no entendía por qué ese hombre le decía todo eso, si bien lo que había entendido era que todos los empleados estaban enamorados de su jefe pero no lo demostraban por el temor de ser asesinados por él, en verdad estaba metido en algo retorcido.

—En verdad eres una belleza. —Kiryu se acercó hasta lamer su mejilla asquerosamente. Yugi siguió apretando los ojos sintiéndose repugnado. —Si llegas a necesitarme, solo búscame y te daré “consuelo”. — Habló deseoso y excitado sobre el oído del vendedor de videojuegos.

—Viajaremos a Alemania. Estoy a cargo de ti también, así es que confía en mi.— se levantó, apagó todas las luces nuevamente antes de retirarse y dejarlo entre penumbras.

 

Departamentos Syncro No 22.

 

Era algo tarde, Yuya todavía no podía asimilar su actual situación, miraba la puerta que quedaba justo frente a él esperando por su verdugo, solo que este no  había llegado hasta él todavía.

Repentinamente las pantallas se prendieron, en ellas se dejaba ver una letra y un número. La de la izquierda decía Yu2 y la de la derecha visualizaba Yu3, en medio solo se dejaba ver un logotipo extraño; era como la forma de un demonio draconico pero de apariencia femenina. Un logotipo bizarro, mitad hombre, mitad mujer.

—La joya perdida. —escuchó la voz del Yuki retumbando en las paredes, eso solo provocó que se tensara más. —Vuelve a casa.

Yuya tembló, todo su cuerpo perdió el color natural, su rostro reflejaba el horror al tensarse. La voz de su amigo Jaden, la voz que le había costado superar, aquel tono de sus pesadillas estaba manifestándose nuevamente en la realidad.

Yuya no podía decir nada debido al shock, únicamente su cuerpo temblaba descontroladamente.

—Sabes Yuya, al perderte dejaste un vacío profundo en mi corazón. Algo difícil de llenar, por lo que tuve que salir personalmente a buscarte. Quiero que entiendas lo valioso que fuiste para mí.

El aprendiz de mecánica siguió impactado.

—Puedo comprobar algo, Yuya. Este mundo está lleno de gente fascinante, de personas realmente interesantes, pero solo un corto número de ellas ha logrado llamar realmente mi atención. A pesar de que cada cabeza es un mundo, hay mundos más especiales que otros. —hizo una pausa—Hay dos tipos de personas pisando este planeta: los emprendedores que siempre se levantan, y los temerosos que solo se rinden. No hay término medio, y de estos últimos la humanidad está repleta.

Yuya tragó saliva.

—En tu caso fue simple atracción, eres de los segundos. La combinación de los colores con los que la naturaleza te proveo, de tu aura, desde tus entrañas hasta la punta de cada cabello en tu cabeza es una obra de arte del mismísimo Kami-sama, pero no te sientas mal Yuya, algo que realmente me gusta de ti es que alguna vez fuiste de los primeros. Era tu sonrisa, tu alegría, tus ganas de vivir y de superarte en un país desconocido. Eras muy joven e ingenuo, de cierta forma me recordaste al ser más amado de mi vida, y el más importante. Es por eso que eres de mis favoritos. ¿Comprendes un poco el por qué dejaste un vacío en mi corazón?

Yuya sudó frio, seguramente aquella persona tan “amada” que mencionaba estaba muerta puesto que si “esa” era su forma de “amar” el simple trato la habría llevado al fin de sus palpitaciones.

El magnate siguió hablando.

—Te busqué cerca, en varios países dónde pudieses estar escondido. Jamás pensé en Japón debido a que es un lugar sagrado para mí, pero ciertamente mi búsqueda tuvo sus sorpresas y dio frutos. El mundo es muy pequeño, tuve la fortuna de encontrarte tres veces.

Yuya alzó la vista hacia la cámara, ¿a qué se refería?

Las pantallas Yu2 y Yu3 dejaron ver imágen finalmente, en ellas mostraban dos chicos semi desnudos atados de manos y pies suspendidos en una cama de madera con los ojos vendados respectivamente.

—Te presento a Yuya 2 y Yuya 3.

Sakaki abrió grandes los ojos estupefactos, aquellos chicos se parecían a él. Cada uno tenía múltiples heridas en su cuerpo resultado de los tratos del empresario alemán. El primero, Yu2, era un chico de complexión delgada de su misma edad— aparentemente—, de cabellos en dos colores, azul marino en la parte de atrás alzado en cortos piquitos y amarillo intenso en sus rebeldes flequillos delanteros en forma de bananos, tez blanca.  El otro, Yu3, era un chico de la misma edad, complexión delgada, de cabellos erizados abundantes en dos colores, negro en la parte trasera y violeta en su abundante flequillo peinado hacia un lado, tez blanca. Parecían inconscientes ambos chicos.

—Yuya 2 fue un descubrimiento de Irlanda y Yuya3 fue de España. Pero sabes, ninguno fue igual a ti, solo quería presentártelos antes de darles su debut en su nuevo trabajo en el equipo “Satisfacción” en Alemania. Ambos son de las segundas personas del planeta, nada interesantes para mí, aunque a nuestros clientes sé que les encantarán.

—¿D..de qué estás hablando?...

—Es un trabajo que quizás más adelante también conozcas, eso depende de ti.

—¿Habían tres como yo en el mundo? —Yuya no podía estar peor, seguramente hubiera encontrado a más personas similares a él si no lo hubiera encontrado en Japón. Por su culpa, él había hecho daño a personas inocentes, indirectamente.

—Sí, tres más parecidos a ti; ellos dos y ….Yuri, el Yu1. Pero él fue muy interesante; es de las primeras personas, fue un descubrimiento desde Francia. Lo volví “Ejecutor” del equipo “Satisfacción”. Podrías ascender si tú quisieras también.  

—¡Yuma! ¡¿Qué has hecho con Yuma?!

Haou no respondió. De un momento a otro Yuya se había alterado de sobremanera, eso había llamado su atención, solo lo observaba a través de las cámaras.

—¡!¿Que has hecho con Yuma?!!! ¡!Haou!!!¿Dónde está?!!

Una faceta nueva en el estado de su joya perdida, nunca lo había visto de esa manera.

 

¿Yuma? —hizo memoria. Yuma había sido mandado directamente al equipo Satisfacción hasta Alemania en una noche, no le había tomado importancia debido a su desinterés en las pieles morenas, pero nunca pensó que ese chico fuera importante para su joya perdida.

 

—¡Haou!....por favor…¿Qué le has hecho? —sus ojos reflejaban cierta furia, en un rojo chispeante intenso, hizo que el castaño le pusiera toda su atención. —¡HAOU!

El aludido no volvió a hablar más.

—Oh. Al parecer siempre perteneciste al grupo de las primeras personas del mundo, Yuya.—afiló la mirada, había hablado en voz alta pero sin presionar el micrófono para que Yuya lo escuchara.

Yuya le recordaba a su hermano.

 

Isla de Man.

 

Era de madrugada en esa parte del mundo, las luces artificiales iluminaban los rincones de la ciudad. Jaden estaba muy pensativo sobre el silloncito de un cuarto de Hotel, tenía un mal presentimiento, algo presionaba su pecho y solo lo inquietaba de forma atroz. Incluso desde antes de haber visto el estado en el que habían encontrado a sus nuevos amigos, en aquel oscuro callejón en el restaurante,  ya diambulaba con ese presentimiento.

Sus recuerdos vagaron hacia ese horroroso momento cuando descubrieron el cajellón, mas no pudo retener ese recuerdo debido a la presencia inoportuna de Jesse quién lo trajo de golpe a la realidad.

 

—¡Listo el pedido de témpura!

 

 

CONTINUARA….

 

 

Notas finales:

 

 


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