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Cambio de Corazón por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Estas son las imágenes de nuestros protas:

Yuya Sakaki

Yuma Tsukumo

Yusei Fudo

Jaden Yuki

Yugi Muto

 

Los enamorados:

Atemu

Seto Kaiba

Joey Wheeler

Jack Atlas

Shark y su Sis

Jesse Anderson

Haou Yuki

 

 

 

"Nunca midas tu riqueza"

 

Capítulo 2.- Dragones.

 

Isla de Man

 

Daban aproximadamente las 9:34 de la mañana. El sonido de las olas del mar al chocar con las rocas de la costa había provocado que su mente regresara de su estado de ausencia. Poco a poco los ojos marrones del diseñador gráfico regresaban su luz a la realidad.

Lo primero que había visto fue el lento giro del ventilador grisáceo que colgaba del techo de aquella desconocida habitación, posteriormente su vista se posó en el entorno. Cuadros de desconocidos colgaban de las paredes junto con algunas imágenes religiosas, al fondo una planta de sombra bastante crecida que se mecía con el viento provocado por una pequeña ventana abierta, junto a ella un mueble que sostenía un antiguo radio de los años 70´s y una gran variedad de libros viejos de aparentes hojas amarillas y forrado desgastado. Una silla junto a la cama donde yacía y —justo a un lado de su cabeza—,una mesita de noche con una lámpara hecha de caracoles de mar, algunas medicinas y agua sobre la mesa.

 

¿Este lugar? —se alteró al no reconocer el sitio, pero su pánico a lo desconocido no llegó a perturbarlo mucho ya que (como un parpadeo), la horrorosa escena del accidente de su avión llegó a su mente.

 

Había vuelto a revivir aquella aterradora experiencia en su pensamiento con mucho detalle, sus ojos se abrieron de golpe por el shock y al revolverse su estómago vomitó al piso.

Trató de tranquilizarse, inhaló y exhaló varias veces para poner sus ideas en claro; si estaba muerto al menos quería saber si eso era el cielo o el infierno.

Se levantó, de inmediato se dio cuenta que llevaba puesto una pijama azul claro limpio. No parecía haber rastros de sus ropas ó alguna pertenecía conocida por algún lado, salió descalzo agradeciendo a los cielos que la puerta no estuviera cerrada con llave siendo víctima de algún secuestro.

Al parecer se trataba de un edificio antiguo como de alguna clase de albergue. En el largo pasillo podía toparse con varias personas sosteniendo alguna cobija o hablando con cierto familiar. Quiso atreverse a explorar el sitio para analizar el estado de su situación actual, pero entonces un chico de tez blanca  —de la misma edad que él, aparentemente—, cabello turquesa y ojos esmeralda lo había saludado alegremente con una simpática observación.

 —Parece ser que no dormirás por un largo tiempo. Después de todo has estado inconsciente por un semana entera.

Jaden Yuki parpadeo varias veces sintiéndose confundido, después cayó en cuenta lo que había dicho aquel chico y su quijada llegó al suelo.

—¡!¿Una semana?!!

La expresión del chico desconocido le había dado a entender que le parecía graciosa su reacción.

—¡No  puede ser que estuviera tanto tiempo dormido ! !Tenía que estar haciendo negocios en Suecia!

El desconocido rió bajito.

—Me llamo Jesse Anderson, fui tu enfermero todo este tiempo. Creo que hice bien mi trabajo pues al final pude ver el brillo de esos bellos ojos que me ocultabas.

Las mejillas del castaño se tiñeron de carmín por el comentario, se rascó la cabeza apenado y ofreció un apretón de manos amigable.

—Mi nombre es Jaden Yuki, mucho gusto. Y gracias por cuidar de mi.

Los ojos de Jesse brillaron enamorados al escuchar por fin la identidad del encantador paciente que tanto había cuidado. Sinceramente él estaba de voluntario en ese lugar desde ya hacía un tiempo. Tuvo la fortuna de presenciar la llegada de algunos hombres encontrados por pescadores a la deriva en el mar. Y fue ahí que al solo verlo, había hecho química con él, algo mágico surgió desde dentro de su ser y lo convenció de que era la persona elegida para el resto de su vida. Ese algo maravilloso era como una explosión de fervientes sensaciones que revoloteaban hasta la más íntima de sus células, “Amor a primera vista” así lo llamaban algunos.

—¿En dónde estamos?, necesito regresar a Japón. Seguramente mis conocidos y parientes deben estar preocupados por mi, o hasta piensen que estoy muerto.

Jesse entristeció al escuchar lo ansioso que había sonado su castaño, pero era normal después de haber vivido un accidente de tan colosal magnitud; sin embargo, él no deseaba que partiera.

—E..es una de las islas pocas frecuentadas de la dependencia del Reino Unido. Los pescadores te salvaron la vida.

—Que alivio que no estoy en el infierno.

El oji-verde lo miro dulcemente.

—Jamás caería a un lugar como ese tan hermoso ángel. —Jesse sonrió haciendo que las mejillas de Jaden se tiñeran de carmín. Este último se rascó la cabeza y desvió la mirada apenado.

—Que cosas dices, viejo.

La radiante sonrisa de Anderson no desapareció, le señaló el pasillo y hablo amablemente.

—Te traeré ropa y después de que te cambies te llevare a que conozcas el lugar.

 

 

Japón. Evento funerario del incidente de avión.

 

El rostro de Yusei era de absoluta sorpresa; sus orbes azules chocaron inseguros y vacilantes contra los gélidos dorados frente a él, incluso tragó saliva dos veces reteniendo la respiración por un sentimiento opresor inexplicable. Aquel hombre tan parecido a su Jaden se sentía sacado de alguna película de suspenso con parentesco a “Luz Bell”.

El castaño —al contrario—lo miraba tranquilo, taciturno, tan penetrante y escueto como queriendo descubrir las fallas y vergüenzas más celosamente guardadas de su alma para tener las armas y destruirlo molécula por molécula.

 

Éste chico ¿quién es? —los pensamientos del mecánico divagaban la respuesta.

 

—Maestro Haou, es momento de partir. —Un hombre de traje y lentes oscuros se acercó al castaño para escoltarlo hacia un elegante coche negro y blindado con vidrios polarizados.

Haou por un momento había desviado la mirada de las orbes paralizadas del extraño, regresó a mirarlo y se retiró lentamente con aquel guardaespaldas, pero el brazo de Yusei había detenido su andar y atrajo su atención también.

—¿Tú…no eres Jaden? —no se le había ocurrido nada mejor.

El guarura le arrojó palabras amenazantes para hacer que soltara a su “amo”, pero fue callado cuando el joven castaño levantó una mano interrumpiéndolo. Volvió a penetrar esos ojos azules con mucha facilidad.

—Jaden Yuki era mi hermano gemelo. —por fin sonidos habían salido de sus delicados labios. Era exactamente el tono de voz con el que su Jaden lo llamaba; Yusei ya no pudo replicar más, y es que esa sola presencia lo hacía temblar de alguna forma.

Haou se soltó sin esfuerzo de su agarre y siguió su camino con su guardaespaldas a un lado, hasta subirse al auto. Yusei estaba en una especie de breve shock, solo regresó en sí para alcanzar a ver las placas del carísimo auto.

Rápidamente fue en busca de su motocicleta y los siguió a discreción.

 

Tienda de Videojuegos Muto.

 

Ese día había resultado prominente para las buenas ventas en la tienda de los Muto. Quizás era debido a que había tenido que cerrar toda la mañana y parte de la tarde para acudir al funeral simbólico de los desaparecidos en el accidente de avión, que simplemente los gamers no pudieron esperar otro día para adquirir el lanzamiento del nuevo juego de Zelda lanzado esa mañana.

—Gracias por su compra. —entregó una pequeña bolsa con el logo de la tienda a un adolescente ansioso.

Justo en ese momento varios chicos se asomaron por el ventanal del local atraídos por algún evento en la calle. Los cuchicheos y asombros habían dejado saber al tri-color que se trataba de algo fascinante, y—atraído por la curiosidad—, se aventuró a mirar.

—¡Abuelo! —salió disparado al ver lo felizmente complacido que estaba su familiar tras el volante de un carísimo automóvil del año con un elegante sello de Kaiba Corp.

—¡Mira Yugi, lo que tu novio me ha regalado! !¿No es bellísimo?!

La tienda se había quedado vacía debido a que la clientela y el vendedor salieron a admirar el auto.

—¡Abuelo, no podemos aceptarlo! !Es de Kaiba!

—¡Pero si casi están a unos pasos de contraer nupcias! No hay problema, mira lo que esta chulada puede hacer. —el auto rugió comprobando su potencia. Todos exclamaron su asombro y envidia, menos Yugi.

—¡Abuelo, ya deja eso! !Lo devolveremos!

El abuelo estaba más que radiante con su nueva adquisición, no le importaba si en realidad esa lujosa máquina era un regalo para su nieto. Se bajó del auto y dio un amoroso abrazo al convertible como si fuera un ser vivo, Yugi solo lo insultaba, bueno, con el debido respeto para una persona mayor.

Justo en ese momento otro auto vistoso se estacionó cerca de ellos y Joey Wheeler descendió.

—Parece ser que Kaiba por fin hizo a alguien feliz. —se refirió por supuesto al anciano.

Yugi suspiró.—Sabe que no puedo aceptarlo. Le daría falsas esperanzas a Kaiba, con este ya van dos.

—Ya quisiera yo que ese engreído de Kaiba me regalara aunque sea un pedazo de postick con un mensaje de buenos días. Pts, y tu recibiendo autos y alhajas.

Yugi sonrió de lado con un tic en la ceja, sabía que su amigo ironizaba la situación al más estilo Wheeler. —Solo quisiera que me dejara de molestar. —exhaló.

—Esta loco por ti, amigo. Toma otra prueba. —le entregó una cajita negra con forma de gota. Dentro se encontraba un fino collar de varios oros con un dije oscuro en forma de dragón. El cuello del mítico animal se torcía haciendo una elegante curvatura hacia abajo como un bello cisne y la garra derecha se alzaba en su pecho con la forma de estar sosteniendo algo, además los ojos brillaban por la incrustación de dos pequeños rubíes.

La cara de ambos chicos se iluminó por tan exquisita obra de arte (pulido a cada detalle). Era una pieza única. Justo en la cola —que se encontraba pegada al lomo del animal—, había un escrito en otro idioma que ninguno pudo entender.

—Lo siento, es español, Yugi. Solo se inglés, alemán, mandarín, ruso y francés. Ese es un idioma complicado.

 —No importa, de todas formas no lo iba a aceptar. —cerró la caja y la devolvió. —Te la regalo, se cuánto te gustan los dragones.

—Pero es para ti, no puedo aceptarlo. Además, Kaiba me mataría.

—No exageres, si hay algún problema pídele que hable conmigo; cabe la posibilidad de dejarle en claro que no quiero nada de él, que lo regalaría y puede ser que así me deje en paz. Acéptala, no obtendrás otra pieza igual nunca. —la voz de su amigo sonaba convincente.

Joey sonrió anchamente y agradeció el gesto.

—Eres grande, amigo.

Lo que fuese por su mejor amigo y su radiante sonrisa cual sol, eso era lo que Yugi Muto pensaba siempre pues sentía una gran estima de su amigo de preparatoria. Una amistad que no se había quebrado con el paso del tiempo.

Un mensajero se acercó a los amigos, era un paquete con sellos de la corporación Pharaon’s Corp.

En ese momento Yugi saltó de alegría, firmó de recibido y  abrió emocionado la correspondencia. Dentro había un pequeño oso beige de unos 15cm con la lengua— simpáticamente—, hacia fuera y un sombrerito de copa de lado. En su patita derecha un bello bordado con las letras “A + Y “.

—¡Es hermoso!

Quizás no era un lujoso auto, o alhajas costosas, ni cenas caras. Pero ese adorable juguete que le había regalado Atemu, lo había hecho muy feliz.

Joey enterneció por la reacción de su amigo, pero a la vez entristeció pues sabía que Kaiba nunca tendría la oportunidad de estar con aquel que quería. Ojalá no le tocase el día de ver a su jefe destrozado por alguna persona.

 

Taller mecánico Fudo. 9:25pm

 

Jack hablaba animadamente con Crow, estaba ansioso de comenzar su misión de conquista con el jefe de mecánicos ahora que ese estorbo castaño les había hecho el favor de desaparecer de la faz de la tierra. Estaba convencido de que el destino había deshecho a esa parejita para reunir por fin en el camino a las personas cuyo destino era estar juntas, en pocas palabras, creía que las cosas habían pasado así porque Yusei siempre le había pertenecido a él.

Crow lo reprimía por todas las ocasiones que su bocota había puesto a pelear a la pareja, y de todos los malentendidos que siempre provocaba con el mismo fin. Jack era tan terco que una de las tácticas que le gustaba usar contra la pareja (para aprovechar los celos de Yusei), era enviarle regalos a Jaden de algún desconocido admirador. Por supuesto, aquel desconocido era él.

—Creo que se lo propondré en algún lugar romántico, quizás en otro país a la luz de las velas con música suave y en vivo al fondo de nosotros.

Crow estaba harto de escuchar sus fantasías que mejor había optado por ignorarlo y dejar que hablara. Se entretuvo viendo como sus asistentes peleaban por alguna cosa como siempre:

 

—¡Es que no entiendo que ves en ese tipo, es un engreído, mal educado, presuntuoso…—Yuya siguió con las palabras insultantes hacia Shark, pues le había ganado terreno en la última fiesta.

Yuma se cruzó de brazos sin verlo a la cara, estaba completamente fastidiado de los celos de su compañero de trabajo. Pensaba que no se había salido de estudiar para terminar siendo regañado por un empleado.

 —¡Sabes que lo quiero! ¡¿Por qué te molestas?! —Yuma gritó perdiendo la tolerancia.

Sakaki no entendía como podía gustarle un tipo así. Él era mucho mejor, bueno, algo sí le faltaba, y era el dinero que Shark presumía; pero no se daría por vencido, le demostraría a Yuma que él también podía acceder a todas esas comodidades y lujos que encantaban al chico ex químico. Así entonces, Yuma podría quererlo también. Yuya se había decidido a buscar a alguien que le diera poder para por fin aplastar las falsas ilusiones que Yuma tenía por ese chico de Kaiba Corp.

En ese momento entró Yusei estacionando su motocicleta.

El primero en recibirlo fue el megalómano rubio.

—¡Yusei! Justo a la persona que deseaba ver. —Iba a darle un abrazo de “consolación”, pero el aspecto paralizado y confuso del mecánico lo hizo desistir.

Crow se acercó con curiosidad seguido de sus asistentes.

—¿Estás bien, Yusei?

El aludido afiló la mirada, se bajó del artefacto, se quitó el casco y caminó hasta tirarse en un sofá que estaba en la recepción.

—Acabo de hacer algo terrible…

 

KAIBA CORP.

 

Oficina del CEO

 

Ya era bastante tarde y Joey acudía a dejar el reporte del día a su jefe.  Lo encontró muy pensativo con las manos entrelazadas apoyando sus codos sobre el escritorio. Había entrado pensando que Kaiba ya no se encontraba en su oficina pues estaban las luces apagadas salvo el monitor de la computadora.

—¡Auw! !Pensé que no había nadie!

Kaiba solo alzó la vista por unos segundos y regresó al monitor sin darle importancia.

Joey sabía que algo molestaba a su jefe, prefirió no alterarlo y dejar la documentación sobre el escritorio  para retirarse rápidamente, sin embargo —ya casi por salir—, la voz de su jefe lo hizo estremecer.

—Acércate Wheeler.

El rubio tragó saliva, se viró sobre sus talones y caminó hasta quedar frente a su escritorio.

Kaiba no lo veía en ese momento, tomó el reporte y habló mientras lo leía.

—¿Cuál fue la expresión de Yugi al recibir sus regalos?

El rubio se mordió el labio inferior, no le iba a gustar nada a su jeje que Yugi lo haya rechazado y para su mala suerte, en ese momento llevaba puesto el collar de dragón ojos rubí en su cuello.

Kaiba sintió el nerviosismo, raro en su asistente, fue entonces que lo miró junto a la pequeña pieza fina.

Joseph arrugó el seño para parecer valeroso, su nerviosismo, en cambio, delataba el estado sumiso del cachorrito.

En cuanto Kaiba se dio cuenta rió a carcajadas por dentro, mas su rostro solo ladeo una simpática sonrisa. Se paró de su asiento y caminó hasta quedar cara a cara con su asistente.

—¡¿Q…que se le ofrece…—titubeo el rubio.

El magnate estrujó el collar de dragón del cuello del oji-miel e hizo que se acercara a él muy bruscamente, por suerte la cadena no se rompió.

—Este era el regalo para Yugi. ¿Cómo eres tan tonto como para traer algo robado como sin nada?

Sus rostros estaban tan cerca uno del otro que hasta podía sentir el calor de sus respiraciones acariciándose. Toda la piel de Joseph Wheeler se erizó y sonrojó casi saboreando los labios de su amado jefe;  tragó saliva cuando el CEO tocó levemente su intimidad por sobre su pantalón con la punta de los dedos de su mano derecha. Entonces Joey de inmediato se reprimió para no caer en la tentación de acabar con los milímetros que los distanciaba y se entregara a sus reprimidos instintos.

—¡Y..yo no…robe nada! ¡Yugi  me lo dio! —tomó coraje para alejarse un poco y detener la juguetona mano de su jefe.

La reacción de Kaiba fue tal y cómo lo había esperado. Con aquella seriedad, cejas arrugadas y puño cerrado, podía comprobar que estaba furioso.

—¡Volvió a rechazarme! —regresó al escritorio en cólera pegando fuertemente sobre la mesa. —¡Es tan difícil convencer que sea mío cuando ese egipcio esta metido entre los dos!!Pero no me va a ganar, Seto Kaiba siempre gana!

El comentario había herido la sensibilidad del asistente.

—¡Yugi no es un trofeo! —se tragó sus palabras cuando la mirada asesina de su jefe casi le gritaba que estaba despedido.

—¡Muy bien, jugare rudo! Mañana quiero que venga a mi oficina Duke Deblin. Has que venga a cualquier hora, pero preferiría que sea lo más pronto posible.

Joey chasqueó los dientes, solo le quedaba obedecer.

—Está bien. Buenas noches.

Se dio media vuelta para marcharse ante la intensa mirada del oji-azul, pero nuevamente la voz del magnate lo detuvo.

—Joseph, no quiero que te quites el collar. ¿Entendiste?

El aludió se viró con expresión interrogante, no se quedó con las ganas de resolver sus duda.

—¿Por qué?

Kaiba tomó los archivos de su escritorio e hizo como que los examinaba.

—Tú sabías perfectamente que ese era un regalo para Yugi. Aunque él te lo haya dado, el hecho de ponértelo es una desobediencia. Por lo tanto al ponértelo te hace de mi propiedad.

—¡¿Qué?! !Debes estar bromeando! —apretó los puños.

—¿Cuándo me has visto bromear?, cachorrito. —sonrió claramente con burla haciendo énfasis en la última palabra.

—¡Sólo olvidé quitármelo cuando me lo probé, pero te lo regreso si es así!

—Esta bien. —Kaiba seguía calmado —Entonces tendré que comenzar a buscar a un nuevo asistente. Y olvídate de las referencias de Kaiba Corp por todos estos años porque te aseguro que nadie te volverá a contratar en ninguna empresa aunque fueras a otro país. De eso me encargo yo. —sentenció en sorna.

Joey tenía el cuerpo tenso, perdería mucho si se iba, todo para comenzar de 0; chasqueó los dientes y salió del lugar lo más propio posible.

El magnate miró la puerta, después sostuvo delicadamente un collar que escondía bajo su playera de oficina. Era un dragón similar al que había regalado, solo que este era más claro como de un color azúl pálido, con dos pequeños zafiros como ojos, la garra se encontraba al inverso del dragón negro de ojos rubí y al unirse ambas piezas encajaban las garras perfectamente haciendo que con sus cabezas formaran un imperceptible corazón.

En español se leía “Te amo” en el dragón azul ojos zafiro y un “Para siempre” en el dragón oscuro de ojos rubí.

Kaiba rió elegantemente contemplando su pieza.

 —Fu. Que interesante es el destino.

 

Taller mecánico Fudo.

 

—¿Pero qué fue lo que hiciste?

Yusei se tapó la cara con sus largas manos y comenzó a mover una pierna precipitadamente.

—He traicionado a mi Jaden.

 

 

 

Notas finales:

 

Continuara....

 

Otros personajes del capi 1:

 

Zane GX

Atikus GX

Akiza 5ds

Sayer 5ds

Alexis

Crow 5ds

la pelirrosa (Yuzu) Arc V

Solomon muto DM

Duke Devlin

 

 


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