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Masquerade por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

Hola a todas!!! Lamento haberme tardado tanto en actualizar este fic, pero bueno, aqui les dejo un capitulo nuevo y bueno, ya nos vamos acercando de a poco al final. Espero que les guste!!!

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Masquerade

Capítulo 5

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(***)

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Se removió algo incómodo, desde hacía unos minutos atrás que, los rayos de sol le estaban dando de lleno en la cara, ya no soportaba aquello, pero aun así intento volver a dormirse. ¡Pero el sol se lo estaba haciendo tan difícil!

Soltó un gruñido, el quería seguir durmiendo, nada más. Pero al parecer no podría, así que intentó levantarse y darle el gusto al astro rey que parecía estarse riendo de su desgracia. Apoyo sus antebrazos en la cama, dándose algo de impulse para levantarse aun con los ojos cerrados tal cual vampiro con miedo al sol. Pero se percató de que había un bulto algo pesado sobre su pecho. Lentamente fue abriendo sus ojos, para que estos se fueran adaptando a la luz y grande fue su sorpresa al ver varias hebras azabaches. Los colores se le subieron al rostro al ver tremendo ser destilando tanta belleza y sensualidad. Ahí acostado sobre su pecho se encontraba el cuerpo del joven azabache, quien solo estaba cubierto por las sábanas blancas. Sintió como el azabache tenía la respiración acompasada, así que asumió que este seguía durmiendo; cosa rara en el francés, pues este tenía el sueño ligero.

Una leve sonrisa se formó en sus labios al verle así con ese rostro tan tranquilo, sus labios sonrosados y ligeramente abiertos, tentándole para ser besados, además de tener el cabello algo revuelto.

Todo un ángel… -pensó. Sus manos viajaron al cuerpo del menor, regalándole suave caricias en los brazos y espalda. El azabache tan solo se removió aun entre sueños, sacándole una sonrisa al castaño quien después deposito un suave beso sobre la cabeza de su pareja. Aun no se podía creer todo lo que había pasado la noche anterior.

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¡Lo habían hecho! ¡Oh Dios, eso… eso fue tan glorioso!

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Para el, había sido como tocar el mismísimo cielo con las manos. Pues ver al moreno debajo de él fue más que exquisito, así como escucharle soltar tan indecorosos sonidos, era como música para sus oídos.

Ngh… -El menor soltó un suave sonido, captando la atención del otro- Eren…?

Buenos días mi hermoso Levi –El menor se encogió en su lugar a la vez que un tono carmín cubría sus mejillas- ¿Dormiste bien? –Pregunto mientras se movía un poco para atraer el cuerpo del más pequeño hacia él, pero al primer movimiento de su parte, escucho como el menor emitía un suave quejido- ¿Levi? ¿Estas bien?

 -Pero el mencionado parecía no querer responder, Eren se sintió preocupado al no tener ninguna respuesta por parte del moreno, ¡ni tan siquiera un gruñido, bufido o algún golpe! ¿Tan fuerte se lo había hecho? ¿Y si lo lastimo? Mil y un interrogantes llegaban a la mente del alemán mientras intentaba moverse con toda la delicadeza posible para atraer el cuerpo de su amante hacia a él, pero justo como había pasado segundos antes, al primer movimiento de Eren, otro extraño sonido volvió a escaparse de los labios del azabache, además de que su cuerpo emitía leves temblores y sus mejillas pálidas ahora tenían un suave tono carmesí-

E-eren… –A pesar de que su voz aun sonaba como los suaves ronroneos de un felino, pareció no importarle pero al mayor si, pues le miraba con lasciva. Su mirada turquesa brillaba, era como la de un depredador observando a su presa, esperando el momento indicado para cazarle. El pelinegro sintió un leve escalofrió recorrerle el cuerpo entero al notar esa mirada en su pareja- Oh no, ni siquiera lo pienses mocoso de mierda.

El alemán tan solo ignoro las advertencias del más pequeño y aquella mirada amenazante y fría como el acero. Lo último que se escuchó de aquella habitación fueron los constantes chillidos, amenazas y varios insultos en diversos idiomas hacia el castaño, quien parecía no importarle pues llevaría a cabo lo que tenía en mente, costase lo que costase.

Al final el lugar quedo sumergido en un sepulcral silencio, que poco a poco fue roto por los constantes suspiros y quejidos que brotaban de aquellos labios de sakura. Nuevamente las mejillas del moreno se encontraban sonrojadas mientras intentaba tener algún pensamiento coherente y detener al más alto, pero aquellas constantes caricias y palabras llenas de profundo amor y cariño susurradas en sus oídos; le hacían perder las fuerzas y la poca cordura. Lentamente se fue guiando por aquellas caricias que parecían quemarle el cuerpo y esos labios fogosos y llenos de tanta pasión y sentimiento, que el castaño trataba de transmitirle.

Poco a poco él también fue contribuyendo y devolviéndole las caricias. Sus manos pálidas recorrían la ancha espalda del moreno, sus piernas se enroscaban en la cintura de este para lograr tener un contacto más íntimo, ambas bocas soltaban sonidos guturales y gruñidos, los labios de uno buscaban los del otro, o sino, tan solo se encargaban de dejar un camino de besos. Recorriendo toda la extensión del cuello del otro hasta llegar al hombro, dejando alguna marca notoria, para que cualquiera que la viera, supiera que ya tenían dueño, de sus cuerpos, corazones y almas.

Pero aquel acto no solo era para satisfacer los deseos carnales, también era para confirmar su unión. Una unión en la cual ambos firmaban ser uno solo, uniendo sus corazones y almas, así como sus cuerpos. Ser un solo ente.

Besos, caricias, suspiros y promesas que poco a poco irían cumpliendo juntos.


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(***)

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Ese mismo día, Mikasa había llegado desde muy temprano a la casa de los Jaeger. Aunque por ella, hubiera venido ayer mismo. Pero sus planes se vieron saboteados por los enmascarados. Tal vez no tenía como probarlo, pero bastaba saber por la forma en que le miraban y cada tanto le impedían salir del lugar. Además de que alguien, había llamado a su padre informándole que algo malo le había pasado.

Y él señor Ackerman al ser un padre tan sobreprotector, salió inmediatamente en busca de su princesa. Esa noche, Mikasa Ackerman había pasado vergüenza al ver a su padre tan exaltado por la llamada, al final no pudo pasar tiempo con Eren, aquellas personas le habían arruinado su noche, más la llegada de su padre y el que no se quedara hasta el final para ser coronada como la reina del Homecoming fue la cereza del pastel. Oh si, cualquiera que le hubiese visto; se hubiera dado cuenta de la cara furiosa que tenía la pelinegra.

Por suerte ya se encontraba ahí en la casa de su futuro novio, debía ver a Eren. Aun con aquella molestia se dispuso a tocar tres veces la puerta. Frunció el ceño con molestia, además de que aun seguía preocupada por la forma en que aquel tipo enano se lo había arrebatado. ¡Prácticamente eso había sido secuestro! Sus fatídicos pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose.

Señora Jaeger buenos días –Saludo con su mejor sonrisa al ver el rostro de la castaña mayor-

Buenos días Mikasa –Respondió con una sonrisa-

Eren… el, ¿está aquí? –Pregunto en espera de alguna afirmación por parte de la madre del castaño-

¿Eh? ¿Eren? No, él no ha regresado desde anoche –Sonrió ampliamente y sin verse preocupada o enojada, cosa que causo algo de desconcierto en Mikasa-

Eren… el… ¡desapareció anoche!

Mikasa, cariño…. intenta calmarte por favor –La mayor sonrió con calidez mientras tomaba las manos de la menor con las suyas en un intento de calmar a la azabache- Ven, entra y cuéntame que fue lo que paso

La menor solo afirmo con la cabeza, obedeciendo a la señora Jaeger. Ambas féminas se dirigieron el comedor, pero antes, la señora Jaeger se tomó la molestia de ofrecerle algo de beber a la joven; cosa que ella se negó.

Ambas se sentaron en las sillas del amplio comedor, quedando una frente a la otra. Mikasa, quien aún se encontraba preocupada y furiosa por no saber el paradero del alemán menor, empezó a relatarle a la madre de este todo lo que había pasado la noche anterior. Desde cómo se había pasado parte de la noche buscándolo, hasta como aquellas personas enmascaradas y sinvergüenzas, habían tenido la desfachatez de interrumpir el baile con una coreografía para nada original. La señora Jaeger tan solo sonrió levemente al escuchar lo último, pues ella ya sabía de antemano lo que iba a suceder.

Hace unos días ella había tenido una grata visita de los amiguitos de su hijo. La joven Rivaille había venido acompañada de Hanji y Erwin. Los menores habían ido a contarle sobre su plan, además de que necesitaban la ayuda de ella, a lo que ella no se pudo negar ante la buena acción que ellos querían hacer. Su plan consistía en armar un baile como pantala, y dejar que Eren y Levi tuvieran su momento a solas. ¿Y como ella podía negarse a eso? Si desde que anunciaron lo del Homecoming su hijo se lo había contado, además de que le había dicho que el soñaba ir con Levi; pero no como simples amigos. Más bien como la pareja que eran, sus ojos brillaban con gran intensidad mientras se imaginaba todo aquello, ella lo noto. La sonrisa de su hijo siempre se ampliaba y sus ojos brillaban cuando hablaba del pelinegro, pero ambos sabían que aquello solo podía ser un simple sueño.

Ella sabía que su hijo no se avergonzaba del joven Rivaille, y era obvio que Eren jamás de los jamases se avergonzaría. Y por si él fuera gritaría a los cuatro vientos cuan feliz era con su novio. Pero como en toda escuela, los rumores se riegan rápido como pólvora. Y si alguno de esos rumores llegaba a parar a oídos del señor Jaeger, Troya ardería. Por eso mismo ella decidió ayudar a los pequeños sin comentarle nada a su hijo, aunque con ello implicara ocultarle todo eso a su esposo pero, ¿Qué no es eso lo que hacen las madres?

Ella amaba a Grisha, todo el mundo lo sabía, su hijo lo sabía. Aquel hombre siempre fue el que mantuvo a su familia y los saco adelante. Dándoles lo mejor de lo mejor pero, el tenía un gran defecto. El no creía en las relaciones con personas de sus mismos sexo, más de una vez él había discutido con Eren, ya que nunca lo había visto con alguna novia, y el castaño siempre alegaba diciendo que no había alguien "ojo" ALGUIEN que le llamara la atención. Siempre era un "alguien" nunca un "ella, chica, alguien del género femenino." Y el, como jefe de la familia podía permitir muchas cosas, MENOS que su único hijo varón llegara a manchar el nombre de la familia Jaeger.

Mikasa, cariño todo estará bien –Respondió intentando calmar la (neurosis) de la azabache, quien no parecía calmarse o tomarse a bien las palabras de la mayor; pues su rostro se desfiguro por la furia mientras se levantaba de su asiento, estampando ambas manos con fuerza sobre la mesa y creando un gran estruendo que termino asustando a la mayor-

¡¿COMO PUEDE ESTAR TAN TRANQUILA CUANDO EREN HA DESAPARECIDO?! –Había alzado la voz y poco le importaba, así como ver el rostro pálido de la mujer pues esta nunca había visto a aquella joven tan alterada. Y era normal sorprenderse, pues Mikasa no era de las personas que demostraran abiertamente sus emociones, aunque en cierto modo ahora entendía cuando su hijo decía que la pelinegra daba miedo cuando se enojada y él siempre la evitaba a toda costa-

¿De que estas hablando Mikasa? –Ambas féminas voltearon a ver al dueño de esa voz. Grisha Jaeger se encontraba debajo del dintel de la puerta con su habitual rostro serio- Y, ¿bien?

Grisha… -Sus ojos estaban abiertos por completo, y los latidos de su corazón empezaron a acelerarse a causa de los nervios-

Señor Jaeger –Mikasa dio un paso al frente, sus ojos grisáceos y analizadores vieron el semblante del mayor y después dirigió de nuevo la mirada hacia la señora Jaeger. Dándole a entender que, el papá de Eren no estaba al tanto de las cosas-

Y, ¿bien? Me pueden explicar, ¿qué ha pasado con mi hijo? -El ambiente en la habitación se había tornado tenso. Carla miraba a Mikasa y después a Grisha, Grisha miraba a su esposa y después a Mikasa y la menor miraba a ambos adultos. El cuerpo de la mayor se encontraba algo tenso, pues no se esperaba a su esposo tan temprano. Por lo regular el señor Jaeger siempre llega hasta el atardecer y en algunas ocasiones hasta por la noche. El señor Jaeger se dio cuenta del estado de su esposa, sabía que algo pasaba con respecto a Eren y ella lo estaba ocultando-


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(***)

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Por otro lado, los jóvenes enamorados aún seguían en el departamento del alemán. Este último se encontraba con un aura radiante rodeándole mientras preparaba el desayuno para él y su amado, quien se encontraba tomando una merecida ducha. Eren tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras batía unos huevos y vigilaba que las tostadas no se le fueran a quemar, después de todo debía preparar un digno desayuno para su lindo gruñón, quien en estos momentos debía de estarle maldiciendo por ser un maldito mocoso pervertido y desconsiderado por haberse aprovechado de su estado adormitado para violarlo.

Sip, esas habían sido sus palabras antes de encerrarse en el baño y tomarse una merecida ducha.

Oi, bastardo –Volteo a verle con una tímida sonrisa en el rostro mientras terminaba de colocar los platos sobre la mesa. El pelinegro alzo una de sus cejas al ver la cara de cachorro arrepentido, que este tenía estampada en el rostro-

Dime, Levi –Se acercó con cautela al menor, y al ver que este no mostraba su típica aura oscura lo envolvió en un cálido abrazo que a los pocos segundos fue correspondido-

Nada, olvídalo –Suspiro, y a los segundos una leve sonrisa adorno su rostro-

Eren solo le vio curioso, como queriendo saber que era lo que estaba pensando su pareja. Levi soltó un gruñido mientras se sonrojaba; odiaba sentir aquella mirada tan intensa sobre él, le había sentir tan… ¿expuesto?

Ven, vamos a desayunar –Le tomo de la mano y lo guio hacia la mesa, donde les aguardaba un delicioso desayuno compuesto por algo de huevos revueltos, tocino, tostadas, algo de fruta picada, y jugo de manzana-

Ambos jóvenes comieron tranquilamente mientras platicaban cada tanto sobre cosas triviales, tales como el clima, la escuela; ya fuera por las notas que llevaban, que harían el fin de semana o sobre que harían después de terminar el high school.

Cuando terminaron de desayunar, Eren se dispuso a lavar los platos mientras que Levi le ayudaba a limpiar un poco la cocina, pues odiaba ver cosas sucias; y el mismo se había encargado de educar bien a Eren en eso. Al haber acabado ambos suspiraron ya más tranquilos y como siempre, Eren fue a abrazar a su pelinegro, quien nuevamente no volvió a negarse al trato y solo se dejó hacer. Y no es que el odiase la constante atención que el mayor le daba, al contrario se sentía feliz por como Eren lo consentía, pero tan poco es que iba a pasar gritándolo a los cuatro vientos, no eso jamás.

Ambos se entendían, era como si tuvieran su propio lenguaje. Ambos eran felices en su mundo.

"Parecemos una pareja recién casada" –Pensó el mayor que seguía sin soltar al pelinegro. Pero la felicidad no les duro mucho, pues Levi tenía que regresar a casa antes de que Kenny, su padre, pusiera en grito en el cielo por él, y ningún ser divino y celestial, ni tan siquiera su hermana serían suficientes para calmar a su viejo e impedir que este mandara a un ejército para buscarle-

Te dije que yo puedo irme solo –Volvió a reclamar ya más cabreado que minutos antes ante la terquedad del más alto-

Y yo, ya te dije que no pienso dejar que MI NOVIO, se vaya solito –Exclamo igual de impaciente y con los brazos sobre las caderas, mientras se debatían en un duelo de miradas por varios segundos que parecían eternos-

Al final el perdedor negó con la cabeza y soltó un suspiro en resignación, mientras que el ganador sonreía con superioridad ante su victoria.

Maldito mocoso, date prisa y llévame a casa –Exigió un poco calmado y con los brazos sobre su pecho-

En seguida Heichou~ -Chillo llamándole como solía hacerle en aquel entonces, contento se acercó a su pareja y depositando un casto beso sobre los labios del menor, quien después decidió tomar control del asunto, agarrando al mayor de la camisa y juntando sus cuerpos para lograr profundizar el beso- L-Levi…?

Ahora sí, llévame a casa –Gruño avergonzado mientras se limpiaba los restos de saliva que habían quedado en las comisuras de su boca. El más alto no le quedo de otra más que acatar la orden de su superior, pero eso sí, Eren iba con una amplia sonrisa de estúpido por causa del beso-


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(***)

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Ambos jóvenes salieron del departamento y se dirigieron al parqueo donde Eren había dejado estacionado su carro, un Lexus 2014 y de color negro (a costa de su propio salario, he de aclarar.) Como buen caballero que era, Eren fue corriendo a abrirle la puerta a su novio, quien al principio se mostró enojado alegando que él podía hacerlo sin ayuda de nadie; para después avergonzarse y golpear al otro en el brazo. Aunque claro el golpe no le había dolido para nada al castaño, y el bien sabía de antemano que el francés amaba recibir todas esas atenciones, pues fue así como Eren logro ganarse de a poco su corazón. Con un último suspiro se metió al carro y empezó a manejar hacia la casa del otro donde ya lo deberían de estar esperando su querida hermana y suegro, y quizás Hanji.


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(***)

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Equivocado no estaba, apenas llegaron y la puerta se abrió de improvisto dejando ver a la pelinegra junto con su padre y a Hanji, quien parecía querer soltar alguna carcajada, pero luchaba contenerse.

Sonrió ante esto último pues, Hanji no pudo reprimirse por mucho tiempo y al final dejo salir una estridente risa que después fue callada por la patada que el moreno le dio en el abdomen. La pobre de Hanji soltó un lastimero chillido mientras se convulsionaba del dolor y la risa, pues a pesar de que ella había sido golpeada, el moreno también había salido afectado por los esfuerzos que hizo, ¡la parte baja de su espalda dolía a horrores!

La pobre Eleonoir no sabía a quién de los dos ayudar. Levi era su hermano y Hanji, bueno, ella era su amiga. Al final ella junto con su padre se encargaron de la castaña mientras que Eren se ocupaba de su gruñónsito.

Minutos después se despidió de todos ellos diciendo que debía regresar a casa antes de que su madre se preocupara por él. Ya en el camino fue recordando todo lo que había pasado, y debía admitir que la noche anterior había empezado mal, pero se sentía feliz de que al final todo mejoro gracias a sus amigos, quienes le ayudaron a pasar la noche con Levi. Suspiro con ese aire soñador mientras abría la puerta de su casa, imaginando como seria vivir su vida con el pelinegro.

"Sería maravilloso" –Pensó mientras entraba. Se extrañó al no escuchar la melodiosa y alegre voz de su madre llamándole para que le contara sobre su noche. En cambio se encontró con una escena para nada agradable, eran tres personas esperándole en la estancia de la sala-

Una de ellos tenía el rostro pálido y lleno de preocupación, mientras que la otra parecía feliz de verle, que inclusive hasta corrió para recibirle con un abrazo que termino por incomodarlo, y el último, aquel hombre que le miraba con seriedad. El ambiente en la sala era frio y tenso, algo en su interior le decía que debía huir, pero el fuerte agarre de Mikasa se lo impedía.

Eren… -La voz del Jaeger mayor sonó como la de un juez que está a punto de dictaminar la sentencia del acusado- tenemos que hablar

Aquellas palabras y la presencia de Mikasa habían bastado para sacar sus conclusiones y saber que las cosas iban a cambiar. El rostro de su madre, aquel rostro radiante y siempre alegre ahora estaba lleno de preocupación y parecía haber estado llorando. El abrazo de Mikasa le sofocaba y le hacía sentir más incómodo que antes, pero lo que le calaba los huesos era la mirada penetrante y llena de desaprobación y quizás algo de asco en él.

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Él lo sabía… Su padre, Grisha Jaeger…

Lo sabía todo…

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Continuara…


 

 
Notas finales:

Arizt: Bien, hasta aquí llega el cap …

Levi: Lo estas alargando

Arizt: Lo sé, dije que este fic iba a ser solo de tres o cuatro caps y ahora resulta tendrá mas

Levi: -Niega con la cabeza- Tan solo espero que a los demás les guste

Arizt: Igual. Bueno mis dulzuras, lamento la tardanza pero aqui les dejo esto, espero que les haya gustado.


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