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La tienda de antigüedades de Die por Kiharu

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Notas del fanfic:

Ninguno de los personajes me pertenece. 

Esta tabla de "elementos icónicos de la cultura japonesa" es del grupo Grimoire en facebook.

 

Notas del capitulo:

Iniciando con esto(?)

[KaoruxKyo]

Resumen: Tooru intenta suicidarse mientras escucha el tintineo del furin que Kaoru le regaló para navidad.

1.- Puedes confiar en quien cuenta la cantidad de semillas que guardas

En el verano de sus veintidós años, Tooru, por tres semanas, comió una manzana diaria. No hubo día en ese periodo en el que no comiera una. Probó todas: las rojas, las amarillas y las que eran una mezcla de ambas. Su madre le proveía de todas ellas. Sus favoritas eran las rojas: el sabor, la firmeza y la familiaridad la hacían perfecta. Cada que comía una se acordaba de cuando estaba en el jardín de niños y siempre las dibujaba rojas.

 

Durante 21 días había consumido manzanas de una manera minuciosa. Él calculaba que, si cada manzana en promedio contenía unas 5 semillas, había logrado tener 105 semillas (porque sí, él extirpaba las semillas y las guardaba en un pequeño frasco donde antes había café). Podía no ser exacto, o incluso podrían haber sido más. De hecho, creía que eran menos, porque cuando llevaba una semana y media, su frasco parecía contener la mitad de lo que llevaba luego de que Kaoru fuera a llevarle mochi hecho por su abuela. Kaoru sabía que a Tooru no le gustaba especialmente, pero él seguía dejándole unos cuantos cada año. Así eran las cosas, y ambos ya habían tomado costumbre.

 

Kaoru hablaba todo el tiempo cada vez que iba a verlo, Tooru respondía siempre con un leve asentimiento o con monosílabos. En algún momento, ambos habían tenido necesidades físicas-afectivas y lo habían hecho y nadie se alteraba por ello, porque para ellos fue una cosa normal. No podría decirse que fueran una pareja, pero Kaoru se aburría solo en casa en sus días libres y Tooru era su hikkikomori favorito. Incluso le había regalado para navidades un furin con estampados de girasoles; ambos sabían que sin contar los presentes de comida, era el primer regalo formal que había entre ambos. Tooru abría la ventana, donde lo había colgado, y dejaba que tintineara durante cuarenta a cincuenta minutos. Ese sonido le recordaba mucho al restaurante familiar en donde había conocido a Kaoru y eso le hacía ver que no todos los días eran tan malos.

 

Kaoru iba cada semana, cada domingo. Hablaba con la madre de Nishimura y luego pasaba a su habitación. Hablaban de cosas como idols (un tema que a Tooru le encantaba, para sorpresa de Kaoru), bicicletas, el trabajo de Kaoru y a veces este último, intentaba insinuar que estudiar o trabajar estaba bien, que era algo divertido. Pero nadie comentaba algo más allá de eso, simplemente cambiaban de tema, o Tooru miraba hacia afuera, como diciéndole al otro que ya podía ir retirándose. Porque eran temas difíciles.

 

Tooru no se molestó porque Kaoru hubiese tirado por la ventana las semillas mientras decía ver el furin (suponía que había sido así), de igual forma tenía muchas otras. Era domingo por la mañana, sus padres habían salido para comprar comida y estaba solo, como lo había planeado. Kaoru siempre iba pasado el mediodía, así que era el momento perfecto. Bajó a la cocina, y licuó con agua todas las semillas de manzana que había recolectado, lo puso en un vaso y se lo bebió; intentó tomarlo rápido, porque sabía terrible. Fue a sentarse al sofá de la sala de estar (en donde casi nunca estaba) para esperar. Pero luego se desesperó, ese no era su sitio.

 

Cuando sintió nauseas (que no fue mucho después), corrió al baño. Abrió la tapa y comenzó a vomitar. Lo hizo dos o tres veces antes de decidir subir a su cuarto. Cuando llegó a éste, pudo abrir la ventana. El frío viento le chocó en las mejillas tan rápido que cayó hacia atrás, entonces se percató de que estaba lloviendo. El furin se agitó con violencia y finalmente, Tooru acabó por desmayarse. Como lo había planeado. Sin esfuerzo, sin público, y sin desastre.

 

*

 

Cuando despertó se preguntó por qué estaba haciéndolo. Obviaba que no había nada después de morir, así que concluyó que no lo había conseguido. Repasó mentalmente la hora, la cantidad, la soledad y cómo había sucedido. Era un buen plan. El cianuro era muy tóxico, tenía muchas semillas, las había ingerido todas. ¿Qué había podido fallar? Quizá no era tan poca cantidad. Quizá debía comprar cianuro en un frasco y no atenerse al natural. Molesto consigo mismo, abrió los ojos y se encontró con Kaoru, mirándolo con cara seca y agria. Lo miró de la misma manera.

 

—Tu madre ha llorado mucho, Tooru. Vas a tener que disculparte.

 

Pensó acerca de ello y se sintió un poco culpable. Pero no tenía por qué, era su decisión, a fin de cuentas, y sus padres no tenían por qué meterse con ella. Miró a Kaoru con resentimiento, sin contestarle nada y luego volvió a cerrar los ojos, queriéndose morir. No había motivo especial, si se lo preguntaran. No era agredido por nadie, y de hecho tenía personas que lo querían, pocas, pero estaban. Y luego estaba Kaoru, que a veces lo besaba o lo masturbaba. La vida no era tan mala, era solo que él ya no quería participar en ella.

 

—Yo también lloré. Un poco. Como personaje principal de un manga shonen.

 

—Patético.

 

—Un poco. Pero vamos, Tooru, te voy a extrañar. ¿Con quién voy a hablar los domingos?

 

—Con amigos.

 

—Puede que no me agraden tanto como tú.

 

—Prueba-

 

—No, tú prueba dejar de ser un imbécil de primera. ¿Por favor?

 

Tooru no contestó. Pero lo consideró.

 

… También consideró no dejar que Kaoru se acercara de nuevo a sus cosas.

Notas finales:

Ahora mismo también está lloviendo, así que siento concordante esta serie de drabbles, dado que la mayoría tienen que ver con la lluvia. 

Nos leemos~ 


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