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La tienda de antigüedades de Die por Kiharu

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Notas del capitulo:

[DiexShinya]

Resumen: Shinya cuenta los síntomas de Die en días de lluvia.

2.- Las cosas tradicionales a veces pueden ser terroríficas

—Die, por amor a Dios, deja de cantar esa canción…

Teru-teru-bozu, teru bozu
Ashita tenki ni shite o-kure
Sore de mo kumotte naitetara
Sonata no kubi wo chon to kiru zo*

Die siempre hablaba con Kaoru y parecía que lo tenía sobre un pedestal. Cuando le remarqué eso una vez, me dijo “no, Shinya, tú eres el amor de mi vida. Kaoru sólo me entretiene con sus historias”. Puede que Die diga muchas mentiras cada cierto tiempo, pero creo que no miente con que Kaoru no es más que un amigo. Así que no me preocupo porque él sea un hombre infiel; lo que más me preocupa es lo terrorífico que puede ser. Ya suficiente era con que nos enamoráramos mientras él me leía el tarot. Fue espeluznante cuando supe que tenía una tienda de antigüedades. Antigüedades que, según él, podían estar malditas. No sé cómo las consigue y tampoco es algo en lo que desee indagar, pero es un poco obsesivo con las cosas tradicionales. Como eso del teru teru bozu. Habiendo vivido ya dos años y medio con él, cada que hay pronóstico de lluvias, lo observo sacar los pañuelos para hacer estas figuras. Me pidió incluso que comprara un carrete de hilo fino, porque se había acabado uno. No es que me moleste, pero cantando canciones de esa manera tétrica, a uno le entra la paranoia de que en serio va  a haber cabezas cortadas.

Caminando con lentitud, me acerqué  hasta él para sujetarle as caderas.

—Oye, Shinya, pásame la silla, voy a colgarlos…

—El pronóstico dice que va a llover toda la semana… Ponerlo no hará que mañana sea un día soleado, ¿sabes? Apenas estamos a lunes.

—No desafíes a la tradición japonesa. Anda, alcánzame una silla.

Luego de darle la silla, me recargué en la pared continua a la ventana, a verlo colgarlos. Pensé en el negocio, en el piso de abajo y llegué a la conclusión de que está bien vivir en el sitio, porque de no ser así, Die buscaría la manera de colgarlos también en la tienda. Escuché cómo la campanilla de que alguien ha llegado y bajé a ver quién era, dejándolo en el proceso de pegado a la ventana.

*

—¿Compraron algo, Shinya?

—Sí, el daruma que tenías en exhibición.

—¿En serio? Qué raro. En fin, ¿hoy no irá a venir Kaoru?

—Quién sabe, es domingo. Los domingos toca con el hikkikomori, ¿no?

—Sí, con Tooru. ¿Tú crees que están bien?

—No veo por qué no.

—Es que está lloviendo.

—La lluvia no les afecta a todos como a ti.

La lluvia afectaba a Die de muchas maneras. Le bajaba el ánimo, principalmente. Le hacía tener reumas, le esponjaba el cabello, incluso a veces decía que su lujuria disminuía (pero yo podría declarar que eso no era cierto). En todo caso, nunca bajaba a la tienda en días lluviosos. Tampoco era como que hubiera muchos clientes en esos días, claro, pero ya que habríamos incluso los domingos, era toda mi responsabilidad atender cada que él no podía hacerlo.

—¿Y a ti que, Shinya? Siempre luces fresco para estos días de lluvia… ¿Cómo lo haces?

—Bueno…

Es que el amuleto contra el mal tiempo se le esponja el cabello y eso me mantiene feliz.

Die cambiaba de posición en la cama, a veces ni me miraba. Sentado en la silla frente a él, me conformé con ver su espalda, con intención de tocarla, pero absteniéndome, porque tenía arroz por hervir y soy de las personas que empiezan con lo que acaban… La cena no podía quemarse.

—No pienso mucho en eso de la lluvia —contesté, luego de un rato.

—Deberías hacerlo, Shinya. La lluvia, dicen, purifica. Pero esto es Tokio, la lluvia es como ácido aquí. Además, ¿no te deprime? En verano me gusta pegarme a ti y besarte hasta que…

Tosí avergonzándome un poco. Die lo vio, pero continuó. Porque a él le encanta avergonzar a los demás.

—… te mojes de sudor. Ahora mismo, enredarme contigo suena problemático porque las articulaciones me duelen. Es el cambio de temperatura, ya te digo, si tan solo estuviera peludo como un oso…

—Igh, deja eso, sería incómodo.

—Uy, Shinya, ¿eso piensas?

—Sí.

Dejamos la charla un rato. Me fui a la cocina a terminar la cena. Mientras prepara los onigiris, miraba cómo oscilaban los teru-teru-bozu; la lluvia estaba siendo fuerte. Escuché cómo Die tarareaba la canción desde la habitación y también canté un poco. Una vez que terminé de hacer las bolas de arroz, las serví en un plato y fui en dirección a la habitación. Le puse el porta desayunos en la zona del vientre, para que comiera algo. Die tan solo me miraba atentamente, como el bebé que era a veces.

—Hoy es nuestro aniversario, Shinya, ¿te acerudas? —asentí—. Me hubiera gustado que estuviera soleado para salir a presumirte a la sociedad.

—Bueno, podemos hacerlo otro día.

—A mí me gusta soleado porque así fue el día en que te conocí, ¿entiendes? Nublado me recuerda a los días previos. Así que, voy a cantar de nuevo, porque no es agradable pasarla mal con el clima…

Los colores se me subieron a la cara, y tan solo seguí comiendo mientras lo escuchaba entonar la misma canción.

Notas finales:

*Teru-teru-bozu, teru bozu
Haz que mañana sea un día soleado
Pero si está nublado y tú estás llorando
Entonces, yo te cortaré la cabeza

Ese es el fragmento que aparece; lo estoy copiando de wikipedia porque yoloswag :P

Nos leemos~


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