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¡I Hate you! por Eliann

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La prensa no estaba enterada de su estado lo cual era bueno, nadie quería que lo involucraran o unieran los puntos de que había pasado con su padre en realidad, además su primo haciéndose pasar por el distanciaba bastante a la presa.

Pensar en que cuando se recuperara tendría que estar ocupándose nuevamente de los hombres a su cargo no era nada grato, de hecho hacía que un enorme peso cayera sobre sus hombros, tendría que hablar con todos aquellos hombres de “negocios” para concluir con lo que pasaría sobre su alianza, al menos ninguno había intentado matarlo en su estado de debilidad lo cual era algo bueno.

Así que allí estaba como todos los martes recibiendo terapia su cuerpo se estaba recuperando de esa herida tan letal y estaba dando todo de sí.

-Veo que ya estas tomando musculo –Expreso la doctora a lo que él asintió –me alegra eso ¿Cómo te has sentido últimamente?

 

-Mejor ya no hay tanto dolor en mi cuerpo –Respondió –

Empezaron la rutina de todos los martes por la mañana, explicarle a la doctora todas sus mejorías y algunas que otras cosas, que cambiara sus medicamentos o quitara algunos, pero la doctora era estricta con algo; Nada de sexo, no podía mantener relaciones sexuales por algún tiempo más, realmente deseaba la autorización para poder hacerlo nuevamente ¡Estaba tan tentado! Desde que había despertado en el hospital Kaito se estaba haciendo cargo de él.

Aunque hubo una lucha verbal entre su primo y Kaito por bien quien le cuidaba Kaito termino ganando aquello, explicarle de igual manera a los padres de Kaito todo lo que había pasado era algo que también fue incomodo ellos estaban molestos pero al mismo tiempo preocupados por él, habían llevado su luto por él descubrir que en realidad no estaba muerto era un alivio pero al mismo tiempo se sentían mal porque no confiaran en ellos, ante la evidente situación con el correr de los días terminaron aceptándolo.

Además estaba viviendo junto con Kaito en la suite de unos de sus edificios departamentales, en esos momentos se encontraba tan tentado, todos los días tenía a Kaito despertando a su lado, atendiéndolo, cuidándolo, mimándolo, sonriéndole, era como ese sueño del cual no quería despertar, incluso podría ser que estuviera muerto que no fuera real que esto que estaba viviendo solo era una ilusión del averno y que todo iba a desaparecer para calcinarse en el fuego como debía, por ser un asesino.

Porque asesino a su progenitor y ardería junto con él.

Las noches se estaban llenando de una pesadilla constante entre la oscuridad y la culpa, haber matado, jamás se imaginó con un arma en sus manos, aquello era a lo que había sido arrastrado él decidió hacerlo por mano propia nadie más tenía el derecho de matar a su padre más que él.

Todo lo que había hecho su padre por codicia, las vidas que había arrebatado, lo que había destruido, todo lo que había devastado, necesitaba acabar con ello, por lo que le había hecho en su infancia, por lo que le hizo a su primo, por intentar matarlo, por asesinar a personas inocentes, por vender a niños y traficar con sus órganos, por asesinar a los animales vendiendo sus pieles, por muchas cosas más, aun sabiendo que podría morir ante el propio hierro con él que había disparado aquella bala.

No podía dejarlo pasar.

Porque todo lo anterior no valía absolutamente nada, todo era una vil excusa para ocultar su verdadero deseo, aun si había sufrido en su infancia por su padre todo eso quedaba en menos ante la verdadera razón su egoísmo.

Kaito no lo sabía y él jamás se lo contaría pero estuvo muchas veces al borde de la muerte, en la segundaría e incluso en su trabajo, porque su padre lo había mandado a asesinar, él no planeaba seguir la promesa de no acercarse a Kaito si estaba a su cargo.

La verdadera razón por la que él había asesinado a su propio padre era Kaito, para mantenerlo a salvo, para que él lograra ser feliz, no deseaba un trágico final para la persona que más amaba en el mundo.

Aun si él era la expiación de ello, de los pecados de su padre, sabía que él debía pagar por ello.

Cuando estuvo recuperado tomó su cargo como debía de ser, hablando con aquellos hombres sobre todo lo que pasaría, había quedado en un buen tratado, pasando en ciego muchas cosas, pero ante todo unos cuantos daños colaterales nunca faltaba.

Muchos hombres habían sido arrestados, bandas criminales desarmadas, fábricas de drogas desmanteladas, la venta de las personas y prostitución, al fin había terminado con varias de ellas, oficiales corruptos destituidos y encarcelados, como si una mancha oscura fuera limpiada, lo hacía para terminar con todo aquello malo que había hecho su padre.

Obras de caridad, creaciones de parques, viviendas para los necesitados, entre tantas otras cosas había causado un gran impacto al tomar el lugar de las empresas haciendo tantas cosas por la beneficencia.

Aun sabiendo que todo lo bueno no podría expiar sus pecados, ni siquiera un poco.

Los años fueron corriendo y también con ellos sus pesadillas se fueron disipando, Kaito había terminado sus estudios universitarios, también había descubierto que era hermafrodita el regaño que le dio por haberlo mantenido oculto de él durante tanto tiempo fue grande, incluso sus padres pagaron el haber mantenido su silencio.

Pero ahora Kaito entendía más el hecho de por qué siempre usaba el condón, ese día era temprano, su amado lo había dejado bastante tiempo en abstinencia solo por haberle ocultado ese hecho siendo cómplice de sus padres, suspiro con algo de desánimo por no poder tocar a su pareja como tanto le encantaba, comenzó a tararear mientras hacía el desayuno, Kaito llego ya listo para ir a su trabajo con una expresión pensativa en su rostro.

-Cuando coloco el desayuno en la mesa preparándose para comerlo, todo estaba en silencio, Kaito le dio un sorbo a su café, sus ojos azules le miraron por un instante, había duda en esos ojos abrió la boca para decir algo y luego guardo silencio – ¿Pasa algo? –le pregunto, una mueca se posó en los labios de su pareja –

 

-Gakupo tú siempre usas el condón ¿por qué no quieres tener un hijo conmigo? –Aquellas palabras le hicieron ahogarse con la comida –

 

-¿Qué? –Pregunto por ello dándose ligero golpes en el pecho –

 

-Es que todo este tiempo has sabido eso y en ningún momento has dejado de usarlo –murmuro –

 

-La razón por la que no dejo de usar el condón es porque espero tu consentimiento, claro que me gustaría tener un hijo, me parecería maravilloso, pero quiero que los dos estemos de acuerdo en tenerlo –Respondió, Kaito se sonrojo por ello desviando su mirada –

 

-Yo. . .  quiero tener un hijo –murmuro, Gakupo sonrió por ello –

 

-Podemos intentarlo, a mí me encantaría tener un hijo contigo y que se pareciera tanto a ti, sería el segundo amor de mi vida –Kaito se sonrojo hasta las orejas tragando saliva –

 

-Ya me tengo que ir al trabajo –Expreso levantándose, soltó un suspiro para voltear a mirarlo – ¿Te parece si lo intentamos esta noche?

 

-Me parece bien –Kaito asintió para retirarse mientras Gakupo reía, adoraba a ese hombre como lo hacía y cada día más –

 

Pensó en tener un hijo, no le había pasado mucho por la cabeza aquel hecho, desde que se enteró que Kaito podía dar a luz le tomó por sorpresa jamás se imaginó que fuera hermafrodita, había tan pocas probabilidades, pero así era, aquel pensamiento no abandono su mente toda la mañana más los riegos que conllevaba un embarazo para Kaito, cielos eso comenzó a aterrarlo aun teniendo un ovulo como una mujer Kaito no dejaba de ser hombre ¿cierto? ¿Dónde albergaría al bebé? ¿Qué cambios conllevaba esto a su cuerpo? ¿Acaso podría perderlo en el parto? ¿Era un gran peligro? No, no podía perder a Kaito, cielos que no, Kaito era lo más importante de su vida.

Había recibido una llamada esa misma tarde de su pareja quien sabía o pensaba en las dudas que estaban pasando por su mente y reprochándole el hecho de ser tan sumamente idiota y que si no fuera tan sexy no sería su pareja, entonces aquello le hizo reír un poco y calmarse.

 

A pesar de todo aquel hombre con quien llevaba tantos años juntos siempre sabría cómo animarlo nuevamente, ahora se conocían mucho mejor que antes incluso podría decir que Kaito parecía anticiparse a sus pensamientos, cuando llego a su hogar se sorprendió de ver a Kaito sentado tomando el té con Aoki la doctora quien lo atendió en su proceso de curación.

-Bienvenido de vuelta –Expreso su compañero de vida con seriedad en su voz dando un sorbo a su té –

 

-Estoy de vuelta –Respondió –

-Si te preguntas porque ella está aquí es para disipar tus dudas y las mías –Comentó leyendo sus intenciones, Gakupo asintió –

 

-Es bueno volverte a ver y más recuperado –menciono la doctora sonriéndole –Pero supongo que solo quieren hablar de lo que es importante.

 

Aquella explicación había sido bastante larga para él, no tediosa, pero si lo hacía dudar de sus decisiones a tomar, porque era un gran proceso por el cual ambos debían de pasar y aunque ya estuvieran juntos en muchos altibajos sabiendo que permanecerían de igual manera aquello lo aterraba, cuando la doctora se retiró ambos se quedaron en completo silencio.

 

-No lo haré –Aquella determinación en la voz de su pareja hizo que un escalofrió recorriera todo el cuerpo de Kaito –No estoy dispuesto a perderte.

 

-No me perderás –Respondió –

 

-¿Tú como sabes? Ya la escuchaste es algo muy peligroso –El miedo que habitaba en aquellos ojos zafiros eran tan visibles para su acompañante, pocas eran las veces que Gakupo mostraba miedo solo pasaba cuando se trataba de su bienestar –

 

-Estoy seguro de ello –Contestó –Yo estaré bien –le sonrió acariciando su mejilla más Gakupo se apartó reacio aquella obstinación le genero un suspiro – ¿Sabes? Nunca sé si regresaras a casa aunque tu trabajo no parezca “peligroso” ambos sabemos que si lo es, he vivido con el terror constante de que algún día llegue a casa y al encender el televisor me digan las noticias de que tu no volverás a mi lado por X o Y razón, ha sido de esas pesadillas que me despiertan en medio de la noche y solo trato de asegurarme de que tú estás allí, de que no es real. Pero a veces me cuesta creerlo y solo me quedo en medio de la noche observándote y pensando ¿Esto es real? ¿Realmente estás aquí conmigo? Dios.

 

-Sabes que siempre regresaré a ti –Menciono –Que permaneceré por siempre a tu lado.

 

-¡¿Y cómo me lo aseguras?! ¡¿Cómo me aseguras que uno de tus enemigos no te matará?! ¡¿Cómo me aseguras que uno de tus aliados no te traicionara?! ¡¿Cómo me aseguras que no intentará acabar contigo para obtener tu territorio?! ¡¿Cómo demonios me quitaras este miedo constante?! –Aquella mirada solo le mostraba reproche –

 

-No creo que sea igual te lo he demostrado siempre he vuelto –pronuncio –

 

-¡Es la misma mierda! ¡Es igual! ¡Yo tengo miedo! ¡Tú tienes miedo! Pero siempre confió en que regresaras a mi lado –Se tomó el pecho –Siempre pienso, él volverá, tiene que volver me lo prometió –Cerro sus ojos – ¿Acaso tú no puedes tener esa clase de confianza en mí? Él sobrevivirá, él tiene que sobrevivir, él me lo prometió –La decepción habitaba en esos ojos mares – ¿No confías en mí? –Gakupo abrió la boca para decir algo ¿pero qué decir en realidad? no sabía, no tenía las palabras correctas, rayos se sentía tan estúpido y al mismo tiempo tan seguro de que era lo correcto ¿Realmente lo era? Kaito suspiro ante el silencio de su pareja –Pasa buenas noches Gakupo –Expreso con molestia en su voz y el portazo que dio solo significaba una cosa; No vas a dormir conmigo esta noche –

 

Suspiro preparándose para dormir esa noche en el cuarto de huéspedes sin el calor de su pareja, las palabras de la doctora retumbaron en su cabeza esa noche no durmió, sus terrores nocturnos habían vuelto y por más que quisiera no podía escapar de ellos.

A la mañana siguiente aun si deseos de levantarse lo hizo preparo el desayuno, observo por el rabillo del ojo a Kaito atándose la corbata se preparó para que su pareja estuviera desaprobándolo en silencio, tal vez hablar un poco y que entrara en razón, pero no fue así Kaito se marchó sin despedirse de él, no sabía cuánto le duraría esa rabieta, cuando volvería a dirigirle la palabra o mirarlo sin darle uno de sus silentes reproches, no pensó que fuera tanto tiempo en realidad imagino menos de lo que llevo durando, pesadillas constantes, falta de sueño y el hecho de que Kaito le ignorara de la manera más épica que había solo le hizo rendirse.

 

No podía perderlo no así, no por no darle un hijo. . .no por negarse a tener un primogénito a pesar de que las probabilidades de que Kaito muriera en el parto era tan altas que le aterraban porque sus ovarios podrían no ser tan fértiles como la madre de Kaito pensaba, aun si Kaito posee rasgos femeninos, aun tomando las pastillas que la doctora le receto, aun llevando la dieta correcta, lo había dicho claro la doctora; Hay pocas probabilidades de que sobrevivas al parto del 999.99% tienes solo el 000.01%  Kaito siempre había sido malo en matemáticas por eso había se había ido por las carreras de teatro, baile y música ¡Pero él si era bueno en las matemáticas! ¡Esas estadísticas tan bajas le aterraban! Esa tarde al llegar a casa no encontró a Kaito, supuso que ya estaba en la habitación encerrado evitándolo.

 

-Kaito –Llamo, su garganta por alguna extraña razón se sintió agrietada y su cuerpo temblaban esto había durado demasiado para lo que él podía soportar, tal vez incluso se superó así mismo, al no escuchar respuesta se adentró a la habitación –Kaito tú y. . . –todo dialogo que tenía en la cabeza, todo el monologo que había hecho se borró en un solo instante, las palabras se ahogaron en su garganta mirando hacia la cama con sabanas de satén negras alumbrado por la tenue luz de las velas estaba Kaito cruzado de piernas con un ligero morado, unas pantis de encaje y un baby doll de una entonación un poco más clara que las pantis –

 

-Te tardaste más de lo que yo esperaba –pronunció con una voz coqueta que le hizo erizar los pelos de la nuca –pero sabía que vendrías –Se le acerco a gatas, sonriéndole – ¿a qué esperas? –Extendió su mano hacia él, no sabía en qué momento había respondido su cuerpo que ya estaba cerca de la cama–Sé que también quieres jugar –Con su otra mano extendió la liga de la panti para luego soltarla dejando que el eco creado por la liga al golpear su piel retumbara haciéndole temblar –

 

-ah. . . –Tenía que  razonar sabía que Kaito estaba tentándolo, o cielos que sabía cómo tentarlo y llevarlo al límite teniendo que tener su autocontrol que era tan nulo como en esos momentos lo era su heterosexualidad –En realidad debemos hablar –No sabía cómo esas palabras salieron de su boca si solo tenía sus ojos fijos en su piel cremosa que se veía mucho más suave que la última vez que la toco ¡Y tenía tanto sin tocarle! –

 

-¿Enserio quieres hablar? –Menciono con un ligero ronroneo mientras acariciaba su miembro entre las ropas que deseaba orgulloso estar erguido –porque aquí ya están gritando –Un gemido roncó escapo de sus labios ante tal acción por su pareja –

-Kaito enserio. Oooh… mh –Se mordió el labio observando como esos ojos azules le miraban inocentes, pero no lo eran tanto si estaban lamiendo la punta de su miembro – ¡Rayos! –Al oír aquellas palabras dichas en tal tono de frustración Kaito sonrió, Gakupo no sabía si sentirse enfadado u orgulloso de que su pareja lograra manipularlo de forma tan erótica ¡¿Quería tener un hijo?! ¡Bien! ¡Le haría como diez! –

 

Esa mañana ninguno de los dos fue al trabajo, se encontraban enredados entre las sabanas, Kaito fue el primero en despertar rara vez aquello pasaba usualmente Gakupo era quien lo hacía pero la luz que le golpeaba el rostro se estaba haciendo muy incómoda, abrió los ojos para encontrarse con su pareja, vaya hace tiempo que no mantenían relaciones sexuales y aunque sabía que estaba castigando a su pareja estaba al corriente de que de igual manera se había auto castigado porque no se lo admitiría a Gakupo, pero le encantaba como le hacía sentir, sonrió observándole, se veía mejor esa mañana, aún tenía ojeras como los otros días que las había visto, percibía incluso que tenía pesadillas, pero. . . realmente deseaba tener un hijo, estuviera él de acuerdo o no.

 

Si esto no funcionaba tenía planeado de romper los condones del muy cabezotas de su pareja porque para obstinados y tercos estaba hecho a la medida pero eso era una de las cosas que había hecho que le amara desde un principio, los medicamentos y hormonas que había recibido por parte de la doctora habían hecho su efecto e incluso sus pezones estaban más sensibles que nunca antes, hizo una mueca sintiendo el dolor en su espalda baja “daños colaterales por un bien mayor” se convenció a si mismo cuando observo que Gakupo no pararía hasta estar satisfecho.

Él había invocado toda la lujuria que había en su amado y vaya que la pago.

En el momento en que su pareja le miro tan intensamente como un animal que devoraría a su presa presentía que incluso podría hasta partir la cama, los días que lo mantuvo en abstinencia más los días que estuvieron peleados le jugaron mucho en contra a Gakupo así que era fácil manipularlo de una manera erótica y aunque sabía que su pareja con lo terco y cabeza dura que era podía resistirse también estaba al tanto que con buenos impulsos no lo haría, llevaban años juntos podía conocerlo mejor que nadie.

Llevaban tantos juntos habían pasado por tanto y aun su pareja parecía no confiar lo suficiente en él, si lo hacía en cierto aspecto, aunque Gakupo era alguien posesivo, celoso y lo admitía también egoísta, no habían llegado nunca a tener una discusión a alta escala por celos o le prohibía ver a alguien tampoco había matado a nadie que con el poder que su pareja poseía podría asesinar a varios de sus compañeros de trabajo incluyendo al que más odiaba su pareja, suspiro observando su rostro recordando su conversación con la doctora sabía que tenía unas probabilidades altas de morir como igual tenia altas probabilidades de ser estéril y no poder darle un hijo a Gakupo, lo intentaba los medicamentos que estaba ingiriendo junto con las hormonas podrían hacer que sus ovarios funcionaran no estaba certificado e incluso posiblemente no pasara y aquello solo le otorgara rasgos más femeninos de los que ya poseía, sus caderas se habían ensanchado, sus pezones estaban más sensibles, su piel más suave entre otros cambios que le habían ocurrido en base a ello, antes de que sus padres le hablaran sobre que era hermafrodita había estado pensando en adoptar un niño junto a Gakupo, no era alguien muy fanático de los animales además, no tenían mucho tiempo para cuidar de uno.

Pero cuando participo en la boda de su hermana, quien para sorpresa de toda la familia si se casó, cuando ella estuvo embarazada e incluso sus primeros meses luego de dar a luz, cuando su pequeña sobrina estuvo entre sus brazos y esa pequeña mano se aferró a su dedo un instinto que creyó no tener comenzó a crecer dentro de él, quería tener un hijo, realmente lo quería, había siempre cuidado de sus sobrinos cuando tenía la oportunidad, no se consideraba tan malo en el tema, así que pensaba debatírselo a su pareja y ver qué le diría, igual si decía que no lucharía para convencerlo.

Pero pocos días antes de que hablara con Gakupo intentado tener las palabras correctas para convencerlo sus padres le llamaron diciéndole tener algo importante que decirle, aquello le tomó por sorpresa pero aun así fue a visitar a sus padres, el ambiente en el living se había tornado extrañamente incómodo y poco después de preguntarles; ¿Qué era lo tan importante que tenían para decirle? su madre estaba incomoda y luego de un silencio su padre soltó la bomba.

Todo este tiempo pensó que era 100% hombre ahora resultaba que en realidad no era tan hombre como él creía, que era intersexual o hermafrodita, que había nacido con ovarios, que por eso sus padres nunca disputaron el hecho de si se enamoraba de un hombre o una mujer, su primera reacción fue sorprenderse e incluso se tocó el vientre pensando si ¿En realidad tenía un útero y ovarios? ¿Era acaso eso porque a veces le daban ciertos dolores allí? también le pregunto ¿por qué no habían hecho una reasignación de sexo? sus padres le respondieron que esa debía ser su elección ¡Pero se lo hubieran dicho antes no cuando ya habían pasado veinticinco años! Sus padres temían por su reacción y si fue un poco explosiva al principio porque él era muy temperamental pero más fue su fuego cuando se enteró ¡Que la persona con la que estaba casado y con quien había tenido una relación desde su adolescencia también había sido cómplice! Cuando su padre le dio esa información solo fue echarle leña al fuego que estaba a punto de ocasionar un incendio, así que no solo sus padres pagaron los platos rotos a Gakupo le toco pagar toda la vajilla.

Durante todo ese tiempo en el que no pudo dormir correctamente pensando en ello, pensando realmente en muchas cosas ¿por eso le había atraído Gakupo? ¿Por qué no era tan hombre como él creía? ¿Y si en realidad debió ser mujer? Había muchas cosas luego llego al punto, al punto donde siempre Gakupo usaba condón ¡El maldito no usaba condón por costumbre! ¡Llevaban años juntos al menos debía dejar de utilizar una vez! ¡Pero no! ¡Él no lo hizo! Usaba condón porque sabía que había posibilidades de dejarlo embarazado ¿él no quería tener un hijo? ¿Acaso no quería que ambos hicieran una familia? Lo miro dormir y sintió un poco de rencor por él ¿Cómo era posible que después de todo Gakupo en realidad no deseaba formar una familia con él dado que estaba al tanto de la situación? ¿Acaso pensaba que no podría ser padre por lo ocasionado con el suyo? volvió su mente a recuerdos que en realidad no deseaba revivir, pero en esos instante tuvo que.

Pero resultaba ser que en realidad Gakupo solo quería que ambos estuvieran de acuerdo en aquello, cielos ese hombre siempre encontraba una forma de enamorarlo más de lo que ya estaba de él, pensó en que su pareja como se había vuelto de paranoico con su bienestar recapacitaría en lo peligroso que sería un embarazo para él, estaba al tanto de ello, no era tonto así que llamo a la doctora Aoki era una mujer confiable lo sabía y le pidió la ayuda a ella, no necesito de pedirle mucho pues había entablado buena relación con ella, luego de su trabajo fue por ella y terminaron tomando el té en su departamento.

Era 50/50 el todo por el todo pero el cabezota de su pareja con el hecho de no arriesgar su bienestar no pensó siquiera en las probabilidades de su baja fertilidad y luego dice que el que no calcula las cosas es él, se molestó más en el hecho de sentir que no confiaba en él, pero no se rendiría.

Él si quería tener un hijo y aunque Gakupo en esos momentos no quisiera, no solo su pareja era el cabeza dura de la relación.

 

-Estás despierto –Su voz le saco de sus pensamientos y asintió respondiendo un; hace poco, ambos guardaron silencio por ello aun había cosas de las que tenían que hablar –me siento prostituta.

 

-Kaito se río por ello –En primera yo soy quien recibe –comentó –Segundo si fueras prostituta sería muy linda –Aquello fue dicho en tono burlista recibiendo una mueca por parte de su pareja –

 

-Sabes a lo que me refiero –Se estiro sintiendo como Gakupo le tocaba la espalda acariciando hasta llegar a sus glúteos –Tienes que ser tan perversamente sexy –Kaito sonrió –

 

-Nuestro hijo tendrá la suerte de salir condenadamente sexy por el producto de dos padres iguales –Gakupo soltó una suave risa por ello –Realmente quiero tener un hijo.

 

-Lo sé –Susurro –

 

-Y no me importa si tú no quieres –Menciono –

 

-También lo sé –Suspiro –Es solo que. . .

 

-Hay pocas probabilidades de que yo sea fértil –Le interrumpió mordiéndose el labio –Es… un proceso, no soy una planta o un animal, no puedo utilizar mis dos órganos reproductivos, uno de los dos debe dejar de funcionar, todo este tiempo he usado mi pene, aunque realmente hay muchas probabilidades de que tampoco pueda tener un hijo así –Abrió la boca para luego soltar un largo suspiro –pero. . . quiero intentarlo Gakupo, quiero hacerlo por favor déjame intentarlo –le tomó de la mejilla mirando directamente aquellos ojos cuales zafiros –Quiero tener un hijo contigo, por favor, quiero formar una familia.

 

-¿Y si mueres? –Murmuro aquello como si le costara decirlo – ¿Y si ambos mueren? –Abrió la boca dejando soltar una exhalación de aire intentado contener la opresión de su pecho, las lágrimas que querían formarse en sus ojos –Y… y ¿Y si yo me quedo solo? ¿Qué hago yo si no te tengo?

 

-Kaito sonrió uniendo ambas frentes –No me perderás, no nos perderás –beso suavemente sus labios –Te prometo que yo siempre regresaré a tu lado ¿sí? ¿Confías en mí?

 

-Confió en ti –Respondió –

 

-Si al final luego de intentarlo no puedo tener un hijo ¿Qué te parece si adoptamos uno? –le pregunto –

 

-Me parece bien –Contestó –

 

-Bueno, levántate a hacer el desayuno, tengo hambre, hace días que no como lo que tú preparas y creo que no podré moverme durante unas horas –Gakupo sonrió para volver a besarlo –

 

-Lo que usted ordene mi señor –Con eso se levantó, aprovechando que su pareja estaba de espalda le dio una nalgada para recibir una mirada interrogante de Gakupo – ¿Y entonces? –Solo recibió un encogimiento de hombros por parte de Kaito –

 

Mantuvieron el tratamiento y aunque lo estuvieron intentando por casi todo un año no parecía funcionar aquello decepciono a Kaito, quien parecía desganado a la hora de comer o se quedaba pensando un rato mirando a la nada, Gakupo quien internamente se sentía culpable de ser feliz de que aquel tratamiento no funcionara lo observaba y consolaba por ello más Kaito no parecía responder a nada de esto, hablaron sobre la adopción un rato pero su pareja decidió esperar un poco más que le diera un poco más de tiempo, no convencido con aquello Gakupo accedió.

Habían pasado unos meses luego de eso Kaito había estado enfermo pero decía que era un virus que en esos momentos andaba dando, mareo y vomito en la mañana, además de que a veces sufría esos mismos mareos durante la tarde, pero antes de que Gakupo hicieran uno de sus dramas termino yendo con la doctora solo sería un chequeo normal, ella le informaría que tendría algo que estaba dando y le mandaría medicamentos más nada.

Cuando fue a ver a la doctora luego de hacerse los exámenes que le pidió la expresión de ella estaba seria.

 

-Kaito –menciono juntando sus manos apoyando sus codos en el escritorio, el nombrado se encontraba asustado era la primera vez que Aoki le miraba de manera tan seria, antes de que le preguntara sobre si era bueno o malo ella sonrió –Felicidades estás embarazado.

 

-¡¿Qué?! –Fue lo primero que logro decir no podía procesarlo ¡¿Embarazado?! ¿Realmente estaba embarazado? – ¿Está hablando enserio? –pregunto emocionado –

 

-Si Kaito, según estos exámenes estas en estado de gestación de un bebé de ocho semanas –La doctora solo miraba como el ahora futuro padre/madre de un bebé se encontraba llorando – ¿las hormonas? –asintió por ello mientras ella reía –

 

-No puedo creerlo yo pensé…que no se podría –comentó –realmente creí que no pasaría.

 

-yo también siendo sinceros pero bueno, este mundo está lleno de milagros Kaito –Aoki se levantó acariciándole el hombro, él la abrazo fuerte –Felicidades.

 

-Gracias –Se limpió las lágrimas muy feliz por ello Dios jamás pensó que la emoción de que le dijera que estaba embarazado fuera tan grande pero así lo era y no podía consigo de la felicidad –

 

En esos momentos Gakupo se encontraba trabajando su expresión era seria mientras era acompañado por sus hombres, sus manos permanecían en su espalda si despegar de vista a los dos hombres que tenía atados en las sillas, golpeados y heridos – Dann, reden ¿wer die versand? “Entonces, habla ¿Quién los envió?” –Golpeo fuerte la mesa recibiendo un ligero signo de temor por ellos –

 

-Nie “Jamás”–Respondió –

- Gutes, du entscheiden mach es länger schwierig “Bueno, usted decide hacerlo difícil por un tiempo más prolongado” –Sonrió – Sigan –luego de aquellas palabras sus hombres prosiguieron a jugar “amablemente” con sus invitados hasta que comenzó a sonar su celular observo el numero para mirar nuevamente a sus invitados quienes se encontraba casi moribundos, se retiró de allí haciéndole una señal a su hombre de confianza quien solo asintió – ¿Alo?

 

-“Gakupo ¿Estás ocupado? –pregunto –

 

-Un poco –menciono – ¿Pasa algo? –la voz de su pareja a través de la línea se escuchaba muy animada –

 

-Desocúpate, quiero verte para ayer en el Blue Berry –Expreso dejando sorprendido a su pareja – ¡Ya!

 

-A la orden –Sonrió porque el ánimo de su pareja había mejorado para entrar nuevamente a la habitación –Encárgate de ellos hazlos hablar a cualquier costo –Su hombre de confianza asintió para que pronto él se marchará de allí –

 

Debía estar al tanto de ello, pero confiaba mucho en él, Yuezheng Longya, de procedencia China lo había encontrado en un callejo al borde de la muerte, desnudo, golpeado, desangrándose, lo llevo a un hospital ayudándolo sus ojos le mostraron que él aún tenía mucho que dar, que deseaba mantenerse con vida, no fue fácil ganarse la confianza de Yuezheng, pero con el tiempo se abrió con él, Yuezheng provenía de una familia adinerada en China dueña de una compañía de música y otras propiedades más, pero uno de los más peligrosos mafiosos chinos se fijó en algunas propiedades de su padre quien obviamente se negó, pero no acepto un no por respuesta, asesino a su padre, a su madre y a su hermana menor Ling, luego lo llevo a él a Japón vendiéndolo como un esclavo sexual, al no aceptar las ordenes fue golpeado, maltratado, abusado y tirado como desecho.

 

Venganza, era lo que pedía Yuezheng, quería vengarse de lo que le habían hecho a su familia, a su hermana, a él, para la suerte de Gakupo ese mafioso que tanto él odiaba era uno de los aliados de su padre y a quien debía eliminar, desde ese entonces Yuezheng le prometió entera fidelidad si le llevaba a completar su objetivo, lo hizo, Gakupo cumplió lo que le prometió Yuezheng capturo, torturo y asesino a aquel hombre que tanto odiaba, aquello no le había dado la satisfacción que tanto codiciaba pero leal a su promesa era uno de sus hombres más fieles.

 

Yuezheng había descubierto a unos mafiosos alemanas quienes habían estado infiltrándose y buscando información, cuando la seguridad de Kaito se vio sumida en aquellos asuntos que no le concernían para nada, fue el momento para actuar, sabía bien que no tenía buenas relaciones con la mafia alemana, primero porque había acabado con su tráfico ilegal de piel de tigre, además de la venta de licores demasiado dañinos para un consumo estable humano, varios intentaban vengarse de él, pero una cosa era que se metieran con él y otra muy distinta que buscaran lastimar a Kaito, sabía que se estaba metiendo con fuego, pero a una parte de él no le importaba quemarse, esto era lo que le habían obligado a ser, llevar una de las mafias Yakuza más poderosas sobre sus hombros, ganándose el temor y respeto por parte de sus aliados no por menos el deseo de su pronta muerte, al adentrarse al restaurante se encontró a Kaito en la mesa de siempre comiéndose un helado, el brillo en sus ojos, no, parecía emanar un nuevo brillo en él, todo él irradiaba algo que no sabía cómo descifrar.

 

-Llegas tarde te dije para ayer –menciono Kaito al verle –

 

-Lo siento mi señor no volverá a pasar –Kaito con una mueca fingida respondió un; Eso espero – ¿Qué es lo importante que tienes para decirme? –pregunto tomando asiento en la silla frente de su acompañante –

 

-Kaito sonrió la sonrisa más brillante que jamás había visto en él, esa sonrisa hizo latir acelerado su corazón e incluso podría decir que amarlo más de lo que ya lo amaba –Bueno. . .verás hoy fui a ver a la doctora Aoki por los malestares que he estado sufrido últimamente –Gakupo asintió por ello –Bueno me hizo examen de sangre y el debido chequeo –Kaito guardo un momento silencio haciendo que Gakupo comenzara un poco a impacientarse – estoy embarazado, Gakupo vamos a ser padres –Habló con una gran sonrisa en su rostro, el corazón del nombrado pareció detenerse por un instante ¿embarazado? ¿Iban a ser padres? ¿Cómo? pensó que el tratamiento no funcionaba. . . – Gakupo no me mires así. . .por favor no me mires así ¡Maldición Gakupo! –El golpe que dio Kaito contra la mesa lo alerto las lágrimas amenazaban con salir de sus azules ojos – ¿Por qué no puedes estar un poco feliz por ello?

 

-Lo. . .Lo estoy –mentía y Kaito lo sabía, la mueca que hizo de molestia le dijo todo, se levantó saliendo del lugar, suspiro levantándose para seguirlo poco después, no, no estaba emocionado, primero la vida de Kaito corría peligro, segundo ¡La vida de los dos corría peligro! tercero ¡La vida de Kaito y de su futuro hijo podría estar en peligro por mafioso alemanes! ¿Emocionado? estaba al borde de una crisis –Kaito espera por favor.

 

-Yo sé bien, que de los dos quien siempre ha querido tener un hijo he sido yo pero –las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos –pensé que. . .tal vez tú te emocionarías un poco, veo que no es así –Los labios de su pareja se abrieron intentado encontrar algo que decirle ¿podría? no, no lo hacía, Kaito había decidido ignorar todo lo “ilegal y delictivo” de su trabajo, no quería saberlo porque eso solo le hacía darse cuenta en todo el peligro constante que él corría, prefería vivir ignorando ese hecho, él estaba de acuerdo no quería tampoco que Kaito estuviera al consciente de las cosas atroces que podía hacer –

 

Aunque en parte sabía hasta qué punto era capaz, decidió sacarlo de su cabeza y seguir adelante, pero decirle en estos momentos que corría peligro constante por mafiosos alemanes no era la idea, mucho menos en el estado precario que se encontraba si antes le atormentaba contarle ahora lo hacía en mayor medida, no iba a alterar de más sus nervios, no le respondió nada, Kaito no parecía molesto con él, decepcionado y eso le dolía mucho más a que estuviera molesto, si fuera ese el caso había una forma de contentarlo nuevamente, pero estando decepcionado de él. . .no había forma.

 

 Así  pasaron los primeros días, la familia de Kaito se enteró del embarazo, la felicidad era grande, e incluso su madre estaba enterada de que sería abuela y lo golpeo por no contárselo, luego lo vio decaído decidiendo hablar con él, tanto su madre como su primo sabían bien en lo que él estaba metido pero solo era un daño colateral así lo quería tomar él, por deshacerse de su padre, un daño colateral que afectaba a todos sus seres queridos.

 

Ese hombre jamás le iba a dejar la vida sencilla y creía que la muerte tampoco.

 

No hablo de ello con su madre, su primo estaba al tanto de la situación ambos trabajaban juntos en aquella corporación, así que él era quien podía entenderlo de alguna manera, esa noche hablo con Kaito sobre que estaría fuera de casa por asuntos de trabajo lo único que recibió de él fue un; cuídate mucho asegúrate de regresar con vida, eso significaba que aunque estuviera dolido lo quería.

Se besaron como solo esas veces hacían hasta el cansancio podía amarlo cuanto quisiera y sabía que Kaito no pondría replica porque él tenía miedo aunque no se lo dijera a que esa fuera su última vez juntos.

 

Se marchó esa mañana dándole un largo beso en los labios a su pareja que parecía no querer dejarlo ir, aquellos ojos mares le gritaban, suplicaban, imploraban porque él no se fuera y aunque quería serle fiel a aquellos ojos que tanto amaba y quedarse a su lado, no podía hacerlo, se marchó dejando una extraña sensación de desasosiego pero eso siempre pasaba cuando ambos se despedía un desabor que parecía invadirlo y comenzar a hundirlo conforme pasaban los días hasta volver a casa.

 

Estaba vez no estaba seguro si regresaría.

Nunca estaba seguro si regresaría.

Solo estaba seguro de que debía regresar a toda costa.

 

Lo que iba a ser era peligroso ¿pero qué no había hecho ya que lo fuera? la diferencia de él entre otros Yakuza es que él participaba con sus hombres, no se quedaba en las sombras como otros dejándolo ser solo los peones del juego de ajedrez, por esa razón muchos de ellos confiaban en él.

Por esa razón tenía confianza en pocos, algunos de las mafias enemigas podrían infiltrarse en sus filas y tratar de asesinarlo cuando estaban en ello, había encontrado a varios infiltrados de igual forma, habían muerto de forma horrenda y mandados a sus líderes para que entendieran que aquello no era permitido, cualquiera que intentara infiltrarse en su territorio y hacerse pasar por uno de los suyos estaba en riesgo de muerte constante, también de igual manera pocos podrían ser parte de los suyos, habían muchos jóvenes con complejo de “malos” que querían entrar en sus filas, él no permitía a imbéciles cabezas huecas con deseos de intimidar a las personas solo por ser malos, la iniciación terminaba corriendo a la mayoría de imbéciles demasiado para sus mentes.

 

Si alguno de sus hombres encontraba a estos cabezas huecas, no era en nada pensar en qué lugar terminaría, la iniciación en los suyos era muy diferente a las de otros, primero que nada algunos iniciaban cometiendo delitos, había una pandilla incluso a la que él odiaba cuya iniciación era tomar a jóvenes, secuestrarlas, violarlas y matarlas, la iniciación de ellos era encontrar a estos pandilleros, golpearlos para intentar “convencerlos” si eso no pasaba, serían asesinados, algunos pensaban que él estaba mal, aquellos con esos pensamientos de que en realidad debían intimidar a aquellas personas normales terminaban siendo expulsados.

 

Sus filas eran altas en sí, conformadas por personas que pensaban que el mundo no podía terminar con la violencia solo con la policía con las leyes algunos salían a las calles y continuaban con sus delitos, no, ellos se encargaban de acabar con ellos, volviéndose una especie de ley oscura en las calles, personas cuyos familiares no obtuvieron nunca la debida justicias, policías que pensaban en que las leyes no ayudaban, aquellos policías corruptos que llegaban a asesinar a los agresores por lo que habían hecho, las personas no le temían a sus hombres confiaban más en ellos que en la misma policía, por esa razón no podían permitir a cabezas huecas y mientras él comandara esos territorios no lo harían.

Para ser criminales sin corazón terminaban más con el crimen que los mismos policías.

Esa tarde había recibido unos mensajes de sus hermanas parecía que algo estaba aconteciendo en su casa con su madrastra que desde hace algún tiempo andaba un poco histérica quién sabe por qué razón, soltó un suspiro porque de seguro le iba a pedir más dinero, miro por la ventana del avión.

 

-¿pasa algo? –le pregunto su primo –

 

-Lo de siempre supongo –comentó, Kagura hizo una mueca le tomó de la mano y se la apretó, Gakupo le miro un momento sonrió echando su cabeza hacia atrás, Kagura lo sabía su primo tenía miedo, miedo de no sobrevivir, miedo de no poder regresar a casa, miedo de no estar más con Kaito, miedo de muchas cosas que tenía que guardar y cargarla como un peso en sus hombros –

 

Ellos siempre habían sido unidos desde niños e incluso la separación que tuvieron por años no los llevo a distanciarse, era extraño pero se comprendían bien, siendo el espejo inverso del otro, no lo malinterpretaran ellos se querían pero no de una manera amorosa nunca fue así, no podían verse de una manera pasional ni nada, pero servían como apoyo del otro, incluso aun cuando Gakupo se había disculpado con él por adentrarlo a aquel mundo podrido, si irían al infierno lo harían juntos.

 

A veces incluso Isamine estaba celoso de la relación que llevaba con su primo.

 

Llegaron a Alemania en una de sus bases que en secreto mantenían allí, se mantuvieron en bajo perfil e incluso tenían otra identidad y se maquillaban haciéndose pasar por otras personas, era necesario acabar con ello, no solamente habían amenazado la vida de Kaito si no la de Isamine en el mismo hospital donde trabajaba, Kagura había ido tomándole de sorpresa ya que su pareja se estaba comportando extraño para él estaba más hormonal de lo normal así que para “disculparse” por quién sabe extraña razón no supo cómo algo tan simple lograra ofenderlo tanto, aun no lo captaba pero según su pareja debía disculparse, no le quedo de otra, llevaba flores y una caja de chocolates.

Isamine sonrió al verlo y le menciono que su descanso sería dentro de cinco minutos así que podrían almorzar algo en la cafetería cerca del hospital; bien lo había contentado solo faltaba esperar con lo que no contaba era que dos alemanes se adentraran al hospital disparando a diestra y siniestra, el primero estaba cerca de la recepción el segundo yendo por los pasillos a buscar a Isamine él era su objetivo, saco el arma que traía siempre consigo, se ocultó detrás de una camilla derrumbada y disparo una, dos, a la tercera le dio, salió corriendo por el pasillo buscando al otro y cuando tenía apuntado a su pareja dio solo un tiro en la cabeza.

-¡Isamine! –Corrió hacia él – ¿Estás bien? ¿No estás herido? –Su pareja negó en cambio comenzó a gritar y enojarse por todos los pacientes que ahora tenía que atender, se sintió el retumbar de una explosión su cuerpo reacciono rápido y sin pensarlo estaba sobre Isamine cubriéndolo, algunos fragmentos lo habían lastimado por ello, pero la bomba había explotado lo suficientemente lejos como para no dañarlos en gravedad –

 

Sus oídos retumbaban un poco, observando que estaba seguro se levantó miro a Isamine quien se encontraba en el suelo en un estado de desconcierto, ambas mirada se encontraron, su pareja reacciono y se levantó se irguió de igual manera cerciorándose de que el lugar fuera seguro para que los doctores que aún seguían vivos atendieran a los pacientes mal heridos, allí cuando su pareja se fue luego de atender su espalda tembló, se dedicó a temblar, su mano aquella que sostuvo su arma que parecía quemarle temblaba más que la otra, un ataque de pánico, estaba teniendo un simple ataque de pánico e intentaba controlarse, cerró los ojos respiro profundo intento controlar sus aceleradas pulsaciones, eso solo le hacía estar más consiente de una cosa, no del riesgo que él corría si no el que corría su pareja ¡Esos malditos se habían atrevido a atacar el hospital! ¡El hospital santo cielos! Tenían que eliminar a esos Alemanes ¡Ya! no perdonaría a esos malnacidos jamás, se mordió el labio pensando en ello, en lo que pudo haber pasado si no hubiera venido ¿Qué haría si perdía a Isamine? No podía perder a su fierecilla, él amaba loca y perdidamente a su fierecilla, sintió que alguien le tomaba la mano se encrespo para mirar a los ojos de su pareja.

 

-¿Estás bien? –le pregunto –

 

-Sí, solo. . . estaba muy concentrado en mis pensamientos –murmuro –yo. . . pude haberte perdido. . . no sabría qué hacer. . .Dios te amo tanto, que pensar que –Su pareja solo bajo la mirada asintiendo –

 

-Yo también pensé en ello –menciono, pensó mucho en ello porque al ser apuntado con el arma no supo que hacer, sentía pánico sus piernas se paralizaron y solo podía pensar en una cosa, algo que no le había dicho a su pareja y que si moría le dolería demasiado de saber –En que podrías perdernos –Kagura asintió para que luego su mente procesara aquellas palabras ¿Perdernos? ¿Hablo en plural? ¡¿Isamine quien es un crítico de la ortografía habló en plural de sí mismo?! –

 

-¿Perderlos? –Indago Isamine se sonrojo bajando la mirada – ¿Perderlos? –Su acompañante asintió llevando la mano de su pareja hasta su vientre, sus ojos se ampliaron y lo entendió todo – ¡¿Estás embarazado?! –Exclamo – ¿Cómo?

 

-No sé, tal vez porque a nosotros nos encanta jugar en la noche ya sabes somos re-coquetos y más tú con tus tangas –Se burló, Kagura le sacó la lengua porque él no usaba tangas y no iba a hacerlo –

 

-Yo digo a que eres hombre –recalco señalándolo a cuerpo completo – ¡Estoy más que seguro de eso!

 

-Soy hermafrodita de hecho –Respondió desviando la mirada –por esa razón era virgen, hasta que nos conocimos.

 

-Así que. . . ¿Voy a ser papá? –Susurro Isamine asintió –Y tú serás la mamá –una vena de irritación se posó en la sien de Isamine por ello –

-Usando los tecnicismo sí, yo seré la mamá –Suspiro, Kagura nuevamente asintió guardo silencio un largo rato que le pareció más que eterno a Isamine ¿qué estaba pasando por la mente de su pareja? le daba miedo el solo pensar que. . . –

 

-¡Voy a destruir a esos malditos! –Exclamo colérico – ¡casi te matan a ti y a mi futuro hijo! desgraciado los destruiré uno a uno –Una sed de sangre parecía envolver a su compañero sorprendiéndolo, no había visto ese deseo de sangre en su pareja desde que el tío de él junto con su padrastro intentaron separarlos, más que nada sacarlo a él del camino no importaba si lo mataban, Kagura lo escondió a él en Estados Unidos allí al menos estudio una medicina avanzada lo cual lo mantuvo distraído por esos dos años que no estuvieron juntos –

 

Isamine suspiro bebiendo una taza de chocolate que le había preparado Kaito se encontraba en su departamento al parecer estaba algo ansioso luego de la separación y tener al menos dos semanas que no sabía nada de Gakupo, él estaba en una situación similar Kagura no se había comunicado con él de ninguna manera, aquello le preocupaba, bastante.

 

Mutuo consuelo al menos eso parecían darse, Kaito y él no tenían muchas cosas en común, bueno un poco el carácter que tenían ya que ambos dominaban a dos de los Yakuza más poderosos del país, tener en tus manos a dos hombres tan influyentes era como tener la mitad del continente a tu poder y sus familiares decían que no podía valer nada ni dominar el país ¡Ja! ¡Quién se ríe ahora zorras! Pensando en eso su mente viajo a las cosas que comenzaron a ocurrir luego de que Kagura y él formalizaron su relación e incluso se casaron ¡Si obligo a ese maldito que le quito su tan preciada virginidad a casarse! Y aunque ahora era Kaito de Kagura Isamine, su pareja no dejaba de llamarlo por su apellido o fierecilla, no era que le molestara desde que conoció al Kaito del primo de su pareja se acostumbró a ser llamado por su apellido para no confundir a los demás ni a si mismo.

 

Entrar en la familia de Kagura fue extraño en primera por que la familia de Kagura estaba completamente chiflada, su tío loco que lo quería matar, su padrastro violador de menores que quería quedarse con Kagura para continuar con el depravado deseo que tenía hacia él y otros familiares que le dieron la espalda luego de que su único apoyo su madre muriera, luego estaba su primo Gakupo quien en más era como el espejo de él si no fuera porque su color de cabello era un poco más oscuro, sus ojos de igual forma, además que su piel no tenía ningún signo de ser tatuada podía confundirlo con Kagura, Gakupo era el único familiar cuerdo con él quien además lo entendía y habían sufrido juntos las mismas tragedias y aunque sentía celos del primo de él por el gran aprecio, devoción y cariño que tenía Kagura por su primo, al mismo tiempo le había tomado un cariño al cabeza de alpiste porque Gakupo le había dado a ambos un hogar, un hogar cálido en el cual estar y recordar aquellas vivencias en las que podía ser feliz, al haber entrado Gakupo a ambas vidas entraron tanto en la familia Shion como en la Yukari, las grandes fiestas que daba la madre de Gakupo invitando a la familia Shion, eran muy buenas de igual forma reconfortantes, estar entre Akaito Shion junto con Gakuko ¡Quien era como ver la versión femenina de su pareja era de lo asombroso! además de la otra hermana de Gakupo que bueno en realidad ella era tan X para él que solo era la otra hermana de Gakupo, porque en realidad se parecía mucho a la madrastra de él, se diría que demasiado. La madre de Kaito le recordaba mucho a la suya, le había tomado igual un aprecio particular, había ingresado muy bien en la familia.

A veces sin darse cuenta le tenía envidia a Kaito porque él tenía una familia normal que lo amaba muchísimo mientras todo lo malo que tuvo que pasar él, por otra parte su madre lo amo demasiado así que de eso no se quejaba, pero andando en la redundancia su padre luego de saber su matrimonio que había salido por una revista contacto con él para retomar aquellos lazos que habían perdido cuando lo boto de la casa a sus dieciséis años como si solo fuera un simple perro al cual puedes tirar a la calle, comenzó a hablar con él, intentar tratarlo con cariño luego se enteró de todo lo que ya en su mente se había dicho que era lo que pasaba luego de su; hijo quiero hablar contigo.

¡Sí! porque su padre no lo llamaba hijo; porquería, basura, desecho, blasfemia, fuera hecho que tu madre abortara, energúmeno, entre otro tantos bonitos apodos que tenía su padre hacía él todos menos hijo, así que su tan capacitada mente que tenía ¡Porque él tiene coeficiente intelectual! sabía que su padre solo estaba allí por dinero y lo era así estaba, no necesitaba nada más de él que el maldito dinero, no quería que lo perdonara, no quería su cariño, no estaba arrepentido y obviamente no quería retomar esos años que perdieron juntos y los otros tantos en los que se encargó de ganar el trofeo al peor padre del año, ¿por qué razón su padre lo odiaba tanto? primero por haber nacido hermafrodita su padre quería que le reajustaran el sexo, su madre se negó, en fin, su padre lo aborrecía porque para él no era nada, no era hombre, no era mujer, carecía de un género que lo identificara como tal, cuando se enteró que era bisexual fue mucho peor su odio llego al grado de botarlo de la casa.

Ahora su padre estaba interesado en el dinero que poseía pero no le daría nada sería lo que su padre reclamaba como “caprichoso y egoísta” mandándolo a la mierda a él junto con sus familiares que comenzaron a parecer repentinamente y no aparecieron cuando más de su apoyo necesitaba, había creado ya su propia familia, sin querer siquiera había tomado parte de una y ahora, acaricio su vientre vendría alguien más para agrandarla.

 

-¿Cómo puedes lucir tan calmado? –le pregunto Kaito sentándose –

 

-No me hace bien alterarme ni a ti –Respondió, su acompañante suspiro asintiendo –Anda tráeme otra taza de chocolate y tomate tu una.

 

-¿Es lo que me receta el doctor? –Dijo en burla –

 

-Sí, es la receta de tu doctor anda, anda –comento, haciéndole una señal con la mano para que se retirara a por el pedido Kaito bufó pero sabiendo que si necesitaba de ese chocolate caliente que empezaba a antojársele cumplió con el encargo –

Su cabello estaba pegado a su frente, algunos con rastros color carmín ya secos, gotas de sangre mancharon el suelo, su garganta le ardía, su cabeza punzaba constantemente, la vista nublada, mala coordinación viso-motriz, soltó una exhalación sintiendo como le tomaban del cabello haciéndole mirar de manera abrupta hacia arriba creando otra punzada de dolor en el cuello, entrecerró los ojos ya que la única luz que contenía esa infernal habitación le daba de lleno en los ojos, maldijo a lo bajo sonriéndole a su captor, labios rotos y teñidos con su propia sangre quien corría como un hilo desde la comisura de su labio, bajando por su barbilla.

 

- finden damit dürfen geh weg von du strafe “para que puedas alejarte de tu castigo” –Menciono el hombre – Es wird unmöglich sein “Será imposible” –Al ser escupido en la cara manchando su rostro de sangre, haciendo una mueca se limpió para propinarle un golpe a su “invitado” –

 

-No me parece que. . . –Tosió –Hayas entendido pero… –Volvió a toser se sentía ahogar con su propia sangre –No te entiendo un demonio maldito –Uno de los hombres le tradujo para que un nuevo golpe impactara contra él haciéndole toser más sangre, aun doliéndole cada molécula de su cuerpo lentamente lo encaró sonriéndole – ¿Eso es todo lo que tienes? pegas como niña.

 

-Es claro que sabes alemán me han informado bien –respondió el traductor –Tú eres el maldito que ha asesinado a veinticinco de nuestros hombres sin contar que hizo explotar dos de nuestras bases y uno de nuestros casinos.

 

-Oh, ese maldito, sí. . . en cierta parte si soy yo, olvida la parte en que ya no puedes traficar ni licor ni pieles a Japón –Burlo para recibir un nuevo golpe en el rostro –ah. . .cosquillas –Comentó –pero solo tienen un espejo –murmuro, había contado cuanto tiempo llevaba allí, cinco horas exactas con treinta minutos y veinticinco segundos –

 

-Un lado del espejo ¿De qué hablas? –pregunto, al hacerlo disparos se comenzaron a escuchar, una explosión todo el lugar tembló más y más gritos se escuchaban –

 

-A que en realidad tienen al hombre equivocado –Respondió, la luz se fue se escucharon disparos y cuando regreso todos los hombres estaban en el suelo –tardaste demasiado Gakupo.

 

-Digamos que hubo algunos problemas que atender de improviso por el camino –Contestó el nombrado para encargarse de sacar de allí a su primo Yuezheng llego a su lado, ambos servían de apoyo mientras los demás hombres se encargaban de destruir el edificio que quedo ardiendo en llamas con todo y su líder –

 

Kagura se quejó como por enésima vez en el día de que Yuezheng estaba siendo demasiado tosco en tratarlo, mientras Yuezheng a la vez se quejaba de que Kagura era un paciente muy melindroso.

 

-Isamine me trata con más cariño –Respondió para que su enfermero le apretara la herida haciéndole soltar otro quejido –

 

-Isamine es tu esposa yo no –Contestó –Pídele a tu esposa que te atienda.

 

-Si estuviera en Japón lo haría –Se quejó –Eres una muy pésima enfermera –y recibió un golpe en un hueso roto – ¡Serás hijo de puta! –Exclamo tomándose la zona golpeada recibiendo una sonrisa ladina por parte de su acompañante – ¡¿Por qué rayos este imbécil sigue con nosotros?! –escupió –

 

-Porque es de confianza y además es mi segundo mejor –Habló Gakupo quien se estaba cansado de las discusiones de esos dos –

 

-No te agrandes solo eres un segundón –Gruñó Kagura y como respuestas Yuezheng le saco el dedo del medio y ambos comenzaron a hacer competencia de quien alzaba más el dedo medio –Lo que más me molestaba es que no le podía entender nada a ese tipo y no me dejaba de hablar en alemán.

 

-Deberías haber aprendido al menos un poco de alemán básico antes de venir a Alemania pero como eres bien imbécil hasta eso te costaría –Kagura le volvió a sacar el dedo de en medio para que iniciara otra competencia –

 

-Cielos santos a ustedes si les gusta pelear –Comentó Gakupo con hastío – además Yuezheng tú te perdiste pidiendo indicaciones –añadió para que el nombrado se sonrojara y Kagura se echará a reír –

 

-¡Yo por lo menos se tres idiomas cabeza de alcornoque! –Espetó molesto por su risa nada controlada lo patearía si pudiera –

 

-Ay….Ay…mis costillas rotas…Ay….no puedo Jajá… te perdiste pidiendo unas absurdas indicaciones ¡Unas absurdas indicaciones! Ay… pero ¿Qué tiene eso de importante? Yo se ingles con eso me defiendo –Respondió –

 

-Solo porque de niño viviste cinco años en Inglaterra porque si no, posiblemente no lo supieras –Ahora fue el turno de Yuezheng a burlarle diciendo que hasta su propio primo dudaba de su inteligencia –

 

-Si porque tu todo inteligente te sabes seis idiomas lindo ¿no? –Respondió –

 

-No es que quiera tengo qué –Comentó –Es mejor entenderle a mis aliados –hizo comillas con los dedos –que confiar en un traductor, además tener que depender siempre de un traductor es molesto al final termina diciendo que eres un inútil, idiota e imbécil en su idioma y claro que quien me traducirá no dirá lo mismo.

 

-Como sea –murmuro Kagura –Lo peor es que no, nos podemos ir de aquí hasta que sanen al menos un poco mis pobres huesos –Gakupo bajo la mirada por ello sintiendo remordimiento – Oye calma la idea fue mía ¿no? el tipo era difícil de atrapar ya teníamos tiempo y lo que capturábamos no hablaban.

 

-Si pero hacerte pasar por mí, a veces no es la idea ¿sabes? cuantas veces va a funcionar antes de que te. . . no quiero ni pensar en ello –Suspiro, Yuezheng hizo una mueca él tampoco estuvo convencido del plan porque también se preocupaba por el estúpido ese –

 

Kagura había propuesto el plan, luego de que le colocaran un rastreador a uno de los alemanes y sus propios miembros terminaron asesinándolo por haber dado la dirección de una de sus bases secretas, entonces decidió que se haría pasar por Gakupo sabiendo que no lo matarían tan rápido  llevando consigo oculto un prototipo de rastreador que según era indetectable que solo ellos sabrían y obtendrían la señal, pero hubo problemas con la señal por eso de ser solo un prototipo, por otro lado lo lograron, aunque un cuarto de plan se fue a la mierda cuando Yuezheng se volvió a perder con las indicaciones, pidiéndole ayuda ¡Al jodido enemigo! claro que eso no se lo diría a Kagura, Yuezheng jamás se lo perdonaría, le había hecho jurar que no le diría nada a su primo, no le quedaba de otra más que cumplir con su promesa.

Pasaron dos meses exactos para regresar a Japón al menos su pareja no se encontraba tan exaltado como él pensaba a veces si parecía querer matarlo otras veces no tanto pero creía y deseaba pensar que ya le había perdonado además la barriga de su pareja comenzaba a mostrarse abultada un poco nada más, aunque su pareja en vez de comer por dos al parecer comía por tres personas, cuando acompaño a Kaito a hacerse el ecosonograma se dio cuenta de algo ¡Kaito si comía por tres personas! eran gemelos, o cielos tendrían gemelos.

Aquello lo altero aún mucho más pasaban largas noches en las que no podía dormir teniendo miedo, miedo de perder a su pareja, miedo de perder a sus futuros hijos, miedo a quedarse completamente solo, suspiraba intentaba calmarse, caminaba por la habitación y en las noches más estresantes salía al balcón y le daba una buena calada a su cigarrillo, dejando que el humo invadiera sus pulmones, le diera aunque por muy raro que sonara una sensación de calma.

Los meses fueron pasando hasta que aquel día se dio, Kaito estaba allí en una clínica especializada, su mirada estaba en el suelo al cual caía gotas de agua de su cabello mojado estaba lloviendo afuera y con esa lluvia trajo a su pareja, suspiro intentado calmarse pero su manos temblaban, tenía ganas de fumar pero no podía en esa sala y no quería abandonarla, podría perder una oportunidad valiosa si pasaba un doctor a informarle si su pareja estaba bien o no, ya habían tardado mucho, no sabía cuánto duraba un parto pero este estaba durando una eternidad, se mordía el interior de la mejilla, no podía llamar a su primo porque estaba ocupado, ocupado con un asunto que él debería estar resolviendo ahora mismo, pero no lo iba a ser.

No podía dejar a Kaito, jamás lo dejaría solo.

Cuatro horas pasaron y de repente un fuerte llanto sonó, seguido de otro, entonces todo parecía un caos escuchaba a los doctores gritar cosas como; está perdiendo demasiada sangre, aquello helo la suya propia, quería entrar más estaba paralizado podía ver esa puerta extenderse como si fuera un largo pasillo que no importaba cuanto corriera se hacía tan largo e infinito, volvió a la realidad cuando alguien tocó su hombro era un doctor.

-El paciente está estable se encuentra descansado en estos momentos –Expresó – ¿Quiere ver a sus hijos?

 

Una extraña sensación recorrió todo su cuerpo al escuchar esas palabras, se sentía nervioso, mareado, sobrepasado, aliviado y extrañamente contento –Si –pronunció para seguir al doctor, allí colocados en una incubadora se encontraban dos pequeños, una niña y un niño, se encontraba feliz, aquella sonrisa que llego a su rostro era de auténtica alegría –

 

-¿Quiere cargarlo? –pregunto el doctor ¿podía? se veían tan pequeños, tan frágiles, tan delicados, lo llevaron con sus dos pequeños, allí estaba cerca de ello con esa sensación que le encogía el pecho, mientras lo veía allí, su piel rosadita, con sus ojos cerraditos, una pelusilla morada por cabello –

 

Calidez, sentía una extraña calidez recorrerle el pecho, mientras esa sonrisa no parecía apartarse de su rostro o siquiera querer ceder, cuando la pequeña comenzó a llorar se agito, no quería cargarla, sus ojos azules iguales a lo de su pareja le miraron, pedía por su atención si seguía así contagiaría a su gemelo, con algo de temor y manos temblorosas la cargo, no pesaban nada, no sabía cómo hacerlo correctamente jamás había cargado a una bebé en sus brazos ni siquiera a sus sobrinos, pero allí estaba intentando acunarla de manera debida intentado calmar su llanto, poco a poco la bebé fue parando de llorar hasta volver a conciliar el sueño.

Fuyu nació pesando dos kilos sesenta midiendo cuarenta siete centímetros.

Fuyumi nació pesando dos kilos trecientos midiendo cuarenta tres centímetros.

 

Tan pequeños, tan delicados, tan hermosos, eran suyos… eran sus hijos, suyos y de Kaito. No sabía y no comprendía como aceptar aquella extraña sensación de felicidad que le embargaba, cuando fue a la habitación con Kaito llevando consigo a los bebés él le sonrió cansado al ver a sus niños su sonrisa se hizo más grande.

 

-Se parecen a ti –menciono mientras acuno en sus brazos al pequeño –Son tan bellos.

-Tienen tus ojos –Respondió –

-Me alegra que estés feliz –pronunció –pensé que nunca los aceptarías.

 

-Un extraño sobrecogimiento le abatió ante ello mirando a su pareja –. . . . –Abrió los labios para decir algo pero en realidad ¿Qué podía decir a su favor? no había absolutamente nada así que simplemente guardo silencio, Kaito suspiro para tomar su mano, levanto la mirada observando la sonrisa de su pareja diciéndole que estaba perdonado, pero en realidad ¿podía el mismo perdonarse? –

Un mes pasó para que Isamine diera a luz a un niño al cual llamaron Yoshio, tenía el cabello tan azul como Isamine, ojos tan intensos como lo de su padre, en realidad Kagura estaba muy orgulloso de su pequeño que no dejaba de mostrar las fotos de él, a muchos a veces hasta el mismo Gakupo se cansaba del comportamiento tan infantil de su primo por andar mostrando las fotos de su hijo.

Una nueva alarma se despertó cuando uno de sus rivales Yakuza comenzó con el trafico infantil, jamás permitiría que sus niños estuvieran en peligro Fuyu y Fuyumi eran demasiado tiernos, ingenuos e inocentes jamás permitiría que sus niños conocieran la perversidad el mundo.

Por esa razón misma fue que se empeñó más en destruirlo, por esa razón interrumpía en todos sus tratos, por esa misma razón se encontraba allí cruzado de brazos esperando, porque desde que se conocieron jamás había interrumpido con los tratados de él ni mucho menos, le observo llegar, sentándose enfrente de él.

 

-Kamui –menciono aquella mirada rojiza podría hacer retroceder a cualquiera menos a él –

 

-Shion –Respondió desafiándole de igual manera con la mirada –

 

-¿Qué está pasando Kamui? –Expreso –Dijimos que no habría ataques entre nosotros.

 

-No lo sé –Comentó –Tal vez lo que has hecho últimamente –Una sonrisa burlona y sarcástica se cruzó por los labios de su acompañante –

 

-Tú y tu actitud de bienhechor ¿eh? –Su expresión se tornó muy seria –Así que ¿Así serán las cosas de ahora en adelante?

 

-Me temo que si –Asintió –A menos que acabes con ello, no sé. Shion puedo ignorar muchas cosas pero no las que me molestan.

 

-No es que haya pocas cosas que no te “moleste” –Hizo un ademan restándole importancia – ¿Cuánto tendré que pagarte para que me dejes ser? ¿Eh? Al final solo te crees la justicia de este país, pero ambos sabemos que está más que podrido, igual que el mundo.

 

-No necesito que me pagues nada Shion, soy más rico que tú ¿Se te olvida? –Su acompañante hizo una mueca –Nada de lo que me ofrezcas puede hacerme cambiar de opinión.

 

-Soltó un gruñido por ello –A menos que bueno yo conozco tu debilidad ¿sabes?

 

-Sabes que no te mato por lo mismo ¿verdad? –Sonrió mientras aquella mueca se intensificaba –Desde que me casé con Kaito tú has sido una maldita piedra en mi zapato, he estado ignorando varías cosas que tú has hecho pasándola por alto en mi propio territorio, pero esto último fue la gota que rebaso el vaso Zeito, no permitiré que sigas trabajando en mi territorio ¿te queda claro?

 

-Maldito huraño –Protestó  – ¡Son solo unas prostitutas!

 

-¡Son niños, desgraciado! –Exclamo fuera de sí, aquello dejo sorprendido a su acompañante –

-¿Niños? Yo no utilizo niños –Aquel estado de confusión le invadía a ambos – ¿por qué yo? ¡No! Sé que no soy humanitario ni nada por el estilo y que el mundo para mi es una mierda ¡Pero no me meto con niños!

 

-Espera. . . ¿Si no eres tú? entonces. . .

 

-Cielos Kamui te equivocaste de Shion, joder yo jamás en mi vida me he metido con niños, los niños son intocables maldita sea –Reforzó –Puedo ser una mierda de persona, pero no podría volver a verle la cara a mis sobrinos luego de hacer eso.

 

-. . . ¿Me informaron mal? –murmuro, Zeito se quedó pensando un momento –

 

-Posiblemente si sea un Shion –Se mordió el labio su cejo mostraba su desagrado –pero no soy yo –Gruñó –

 

-¿Sabes quién es? –Expreso –

 

-Lo sé, creo que te das a la idea –Suspiro –Es el único de nuestra familia a quien no le importaría hacerlo, no tiene condescendencia con nadie, a mi parecer… me encargaré yo de esto –Se levantó de la silla –Por cierto Kamui, este maldito error tuyo te va a costar caro perdí muchos negocios por tu maldita culpa.

 

-¡Anda a que te cojan! –Prorrumpió – Agradece que no te he asesinado porque técnicamente somos familia.

 

-Que benevolencia la de su alteza –Se cruzó de brazos –pero ya deja de meterte en mi trabajo, no son niños son prostitutas ¿a quién mi…? –Aquella mirada molesta solo le hizo rodar los ojos –Como sea, no las maltrato ni las asesino ¿contento con ello? ¿Eh? ¿Puedo trabajar en paz?

 

-Lo que sea, haré la vista gorda –Zeito sonrió –

 

-Mi primo se casó con un buen hombre, un asco de hombre, pero bueno al fin ¿eh? –Comentó –Nos vemos.

-Espero que en víspera decembrina odiaría ver tu cara antes –la sonrisa que le dedico fue de despedida para salir de aquel lugar, no odiaba a Zeito pero tampoco le agradaba, ambos trabajaban por separado, tampoco aceptaría una alianza con él sus hombres y los hombres de Zeito no se mezclarían nunca –

 

Gruñó porque nunca tomó en cuenta a aquel Shion, se drogaba, había oído hablar de algunos asesinatos ocurridos por él aunque salía en libertad nuevamente porque no encontraban pruebas, jamás pensó que podría iniciar su camino en aquel mundo, era imbécil, lo suficientemente descerebrado como para ser aquel quien siempre arruinaba las fiestas familiares.

 

Taito Shion era a quien más odiaba, pero que no mataba por el simple hecho de ser familiar de su pareja, Zeito era tolerable, pero Taito era un asco total así de sencillo, en asuntos de Shion no podía meterse los Shion arreglaban siempre las cosas por su cuenta, ahora Zeito estaba al tanto y sabía que las cosas no pintaban bonito, por otra parte estaba fuera de ello.

Sabía que Zeito no le contaría nada a Kaito, todo entre la parte delictiva del trabajo de Zeito estaba guardado en secreto de sus familiares él era el único que estaba al tanto de ello, por la simple y llana razón de que ambos trabajaban en el mismo mundo, pero no estaba nada enterado de la vida delictiva de Taito, siempre supo donde se encontraba porque no lo quería ni cerca de Kaito ni de sus hijos, pero de allí a saber en dónde o con quien se metía eran cosas muy ambiguas.

Lo último que supo de Taito Shion era que había sido encontrado en una zanja mutilado, pero aquello no era su asunto eso era algo que Zeito se llevaría a su tumba.

Los años fueron pasando con ello la vida, jamás quiso que sus hijos se enteraran de su trabajo, Fuyu era el heredero mayoritario de las compañías que le pertenecían por parte de la familia Kamui, Fuyumi era la heredera de la parte que le pertenecía a los Yukari, jamás pretendió que ellos supieran lo que pasaba tras puertas cerradas.

Nada en esta vida es como tú deseas que sea.

 

Fuyu había sido secuestrado, conto su hermana quien horrorizada, jadeante y llorando, llego a la falda de su padre, contándole todo lo que había pasado, lo del auto negro, como su hermano la defendió como entre los hombres lo metieron al auto, el hecho de que ella había salido corriendo y los había despistados, ella estaba alterada, Gakupo salió de inmediato luego de haberse enterado.

Todos sus hombres se pusieron en movimiento luego de aquello ¿Realmente creían que podía quitarle a su hijo? Ese infeliz moriría por sus propias manos.

Los estuvieron esperando armados hasta los dientes, ellos sabían con quien se metían más no a que realmente estaban afrontando, todos sus hombres estaban perfectamente armados por eso hubo menos bajas en su grupo, adentrándose a aquel edificio fue como encontró a su hijo, mal herido, golpeado, sus ojos azules mar le miraron como un animal asustado.

-Todo está bien Fuyu, papá vino a buscarte –menciono tranquilizándolo, desgraciados Fuyu apenas acababa de cumplir sus quince años –

Luego de aquello Fuyu estuvo un poco distante, no era para menos luego de lo que había pasado, los cortes, las quemaduras, todo lo que le hicieron, por eso les hizo pagar con creces, cuando pasaron dos semanas Fuyu se atrevió a hablar llegando a su oficina de improvisto.

 

-Quiero hablar contigo –Expresó llegando a su lado –

 

-¿Qué ocurre hijo? –pregunto –

 

-Se ya muchas cosas de tu trabajo padre, no solo son las empresas con las que trabajas –aquello le hizo tragar saliva –sé que eres el más grande Yakuza de Japón –Gakupo cerró los ojos por ello guardando la respiración –Sé que tú eres quien mantiene el orden en el país –Abrió los ojos con gran sorpresa –He hablado con muchas de las personas a las que has ayudado y todas me dicen lo mismo. . .Sé que ser un criminal está mal. . . pero… padre yo quiero ser como usted, por favor enséñame.

 

-Yo nunca he querido que heredaras esa parte de Fuyu –menciono levantándose –Yo no quiero que lo hagas.

 

-¡Pero lo deseo! –Exclamo levantándose tomándole del hombro – Yo quiero tomarlo.

 

-¡Pero debes entender que yo no desee ser un Yakuza! –Prorrumpió –Todo… todo fue culpa de mi padre, a esto me arrastro a ser, a ser un maldito criminal, un vil asesino, puedo hacer muchas cosas buenas Fuyu, pero eso jamás expiara todo mis pecados. ¡Yo no quiero! No deseo que tú entres a este mundo, Dios lo mantuve tanto tiempo oculto de ustedes por lo mismo.

 

-No eres tan malo padre, has ayudado a muchos, de mejores maneras que ni la propia ley haría –Gakupo miro hacia otro lado –Todo lo bueno que has hecho se marchitarás si no dejas un heredero que tome tu lugar ¿Y si el próximo gran Yakuza de Japón no mantiene las cosas en orden? ¿Qué pasara con las personas que cuentan con tu protección? ¿Qué pasara con aquellos que han confiado más en los Kamui que en los policías? Dime padre… ¿Qué harás?

 

-Ya estaré muerto cuando eso pase, no tendré obligación alguna con ellos –murmuro –

 

-Muchos de tus hombres estarán esperando que tome tu lugar no es así ¿Qué pensaría ellos si ni siquiera planeas dármelo? –Gakupo gruñó, era verdad muchos de sus hombres esperaban que Fuyu heredara, pero en realidad – Te prometo que no me arrepentiré padre.

 

-Está es tu decisión Fuyu, yo no la he tomado por ti –Expreso mirando directamente a los ojos de su hijo –Así que cuando esté muerto no maldigas mi tumba, ya tendré suficiente castigo en el infierno –Fuyu sonrió porque sabía que nunca su padre le negaría nada a ellos, abrazo a su padre –

 

-Sé que alguien como usted padre tendrá expiación –Respondió –

Gakupo como le había prometido le enseño todo lo que representaba ahora ser el poseedor de todo aquello que representaba el negocio familiar, hasta el bajo mundo, al principio Fuyu se horrorizo, luego vómito, al rato se calmó, asintió y prosiguió para aprender lo que debía para poder estar a la altura de su padre.

Decisiones, todo se trataba de las decisiones a tomar y no importaba cual tomará todas siempre tenían un daño colateral.

Cuando Kaito murió quien más sufrió fue Gakupo, pero no podía hacer nada porque el tiempo se lo había llevado consigo, todos los días iba a llevar flores a su tumba, jamás había tenido una rutina constante, porque tener una rutina significaba su muerte. Él lo sabía, por eso la tenía. Así que se esperó ese disparo que lo llevaría a la suya.

 

Al hacerse pública la muerte de Gakupo Kamui, todo el país entro en estado de luto y desolación, todo el bien que había hecho fue recordado, todas las personas a las que habían ayudado rezaban por su alma, fue una gran conmemoración, pero un estado de silencio se cembro. Como se esperaba entre las fuerzas Fuyu tomaría el cargo de su padre, nadie sabía cómo mandaría pero todo esperaban que de la misma manera que su antecesor.

 

Kagura suspiro mirando allí a aquel chiquillo de ahora veintisiete años morderse las uñas como si se tratara de un adolescente, se podía haber preparado aquello por años pero jamás espero que para él llegara tan pronto –Será hora igual que yo me retire.

 

-¡No! tío Kagura, si tú no me guías –la risa del nombrado le hizo detenerse –

 

-Lo harás bien, Gakupo te enseño bien –Comentó –Además yo también dejaré a alguien en mi lugar, pasa –menciono para que la puerta de la oficina principal se abriera –

 

-¿Yoshio? –El nombrado sonrió –

 

-Que tal ¿eh? A que te sorprende que ahora yo sea tu guarda –menciono con una sonrisa ladina –puedes confiar tu vida en mi Fu-chan

-A ti no te confiaría ni un encargo a la esquina –gruñó de mal humor, pero no al final su padre y Kagura habían sido aliados por años ambos confiaban el uno en el otro, si su tío Kagura le decía que Yoshio era de fiar, suponía que el cabeza hueca ese lo era –

Fuyu odiaba a Yoshio, por eso cuando Kagura los veía discutir todo el tiempo sonreía, el destino solo seguía su curso.

 

Fin.

 

 


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