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Lo aprendí todo de ti por Yuuki Hachiken

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Notas del capitulo:

Hola!

 

Aqui les traigo otro capitulo, protagonizado por Handa y Max, espero que les guste.

 

 

Me retorcía de un lugar a otro mientras sentía la dura piedra que había a mi espalda, me costaba respirar bien y apenas podía aguantar las ganas de jadear, esto me robaba más el aliento que las duras jornadas de entrenamiento que el capitán hacía antes de los partidos más importantes, aunque para el todos los partidos eran importantes… ¿Por qué me pongo a pensar en eso cuando estoy en esta clase de situación?, otra lamida y una serie de chupadas me hizo temblar mis rodillas, pero me sostuve de la cabeza de mi compañero… no, mi cómplice de fechorías en este viaje a las aguas termales.


- Oye. – Mire hacia abajo y la figura tan erótica de Max quien apenas acababa de retirar su pene para hablarme, se veía tan sexy y tierno al tiempo que era imposible no sentirme más enamorado, también como un gran pervertido ya que a pesar del que el onsen era solo una excusa para una montaña abierta con muchas aguas termales naturales, convenientemente también significaba que había muchas rocas, pero el sentimiento de ser descubiertos me excitaba demasiado y seguramente a Max también. - ¿En qué estás pensando? – Max me saco de mi larga reflexión y solo podía imaginarme que tan tonto me veía en estos momentos. - ¿lo estoy haciendo mal?

- No no no, lo estás haciendo genial, incluso me estoy esforzando para no acabar tan rápido. – mierda, hable de más, Max está haciendo su sonrisa traviesa y maliciosa, me pregunto qué clase de cosas le pasaran por la cabeza ahora mismo. - ¡¿Aghhh que haces?! – Me queje rápidamente al notar que levanto una de mis piernas y comenzó a meter sus dedos en mi entrada de una forma muy ruda. – Hey calma no es como si me fuera a ir a algún lado.

- Guarda silencio Shinichi. – Me llamo por mi nombre de una manera distinta y me estremecí un poco, estaba siendo autoritario y severo con sus palabras. – Ahora ponte de espalda y levanta tu culo hacia mí. – Obedecí de la mejor forma posible con algo de nervios y solo pude sentir constantemente su respiración chocando con mi nuca, Max me tomo de la cintura y con total impaciencia me dio unas fuertes embestidas.

- Est… esto no está bien. – Dije finalmente cuando no podía evitar gemir como loco, Max me tomo del pene sin parar de penetrarme y aunque me tocaba de una forma muy brusca, sentía que me iba a derretir.
- Dime que me detenga entonces. – Maldito Max….


Todo parecía marchar excitantemente normal, pero, de repente escuchamos el llamado de mi padre quien solo traía una toalla que le cubría… algo lógico tomando en cuenta que estábamos en un onsen, intente ocultarme, pero Max evito que lo hiciera, me gire rápidamente a verlo totalmente enojado, pero tenía los ojos cerrados mientras babeaba de placer.


- Max detente. – Intente susurrarle, pero el sonido que hacíamos al tener sexo, entre gemidos y el choque de nuestros cuerpos le ganaba a mi llamado.


Por la posición en la que estaba no podía hacer nada, solo intentaba aguantarme las ganas de gemir de placer, fue difícil pero mis intentos por liberarme de Max funcionaron, antes de que pudiera hablar de manera escandalosa le bese fuertemente y lo empuje más lejos de donde estábamos, esperaba que mi padre no me hubiera visto, mierda, podía imaginarme la clase de burlas y el castigo que me esperaría por romper su regla… además de que se imaginaria que siempre seria el chico de abajo.


- ¿Handa? – Murmuro Max quien intentaba levantarse luego de dejarlo caer, pero rápidamente me di cuenta de un problema y dejé que volviera a estar en mi interior. – oye calma, ¿Qué pasa?

- Si te lo explico no se solucionará nada, solo cállate. – Me apresure a moverme y ni le di tiempo a responder, antes de que comenzara a gemir lo bese robándole el aliento, me daba vergüenza aceptarlo, pero tenía cierto truco para que Max acabara más rápido, tome con fuerza los botones de su pecho y los comencé a frotar.

- Mhn – No sé si se estaba ahogando, pero al final se retorció al punto que se vino totalmente dentro de mí, sorprendiéndome y solucionando un problema solo para encontrarme con uno peor. – Es… eso fue genial. – Mi pervertido compañero se veía más que satisfecho, pero a pesar de que su semen se vertía por mi salida y escurriéndose en mis piernas que estaba totalmente agotadas, lo tome y lo lleve hacia una de los estanques de aguas termales naturales más lejanas y sobre todo lejos de mi padre.

Había funcionado y me sentía algo aliviado, aunque con dolor de estómago, dejar a Max a medias es una muy mala idea, su pene no bajaría ni un poco y si mi padre nos encontraba eso hubiera sido la señal más evidente que habíamos roto su regla, pero ahora no sabía qué hacer para poder sacar todo lo que tenía dentro, aunque por el momento podía disimularlo, suspire mientras vi al cielo… estas vacaciones son algo…


- Handa. – Levante una ceja y me cruce de brazos al escuchar la dulce voz de Max cuando está totalmente complacido. -  Eso fue genial, hagámoslo de nuevo.

- Eres realmente codicioso. – Me acerqué a él y comencé a jalarle la mejilla, pero fui interrumpido por mi padre quien se metió de golpe apenas dándonos tiempo para separarnos.

- Los estaba buscando pequeños delincuentes. – Hablo mi padre en tono de burla mientras nos acercaba dos botellas de leche fría. – si que llevan algo de tiempo aquí, pero parece que encontraron un buen sitio. – Mi padre observo el gran panorama que había a la derecha, realmente era hermoso y genial.

- Sí que es hermoso.

- Escúchalo Max, después de todo si es mi hijo. – Mi padre rodeo a Max con su brazo y ambos se reían muy animados, estaban al frente mío y aunque les regale una mirada funesta, por dentro me sentía muy alegre de que todo aquel escándalo del video parecía haber quedado atrás. - ¿No estas algo caliente? – Le tomo la temperatura y parecía totalmente extrañado con ese gesto, sintiendo algo de vergüenza, sé que Max no me lo dice, pero las veces que suele estar con mi padre, a pesar de que es alguien muy animado y afectivo, me he dado cuenta que no sabe cómo reaccionar ante el afecto paternal.
 
- Papa estamos en aguas termales, quizás solo necesita tomar algo de aire fresco. – Apenas terminé de eso pude sentir como algo me estaba tocando mi entrepierna, mantuve la calma por instinto, pero se notó mi cara de sorpresa.


Solo estábamos los tres, mi padre no haría algo así y el agua no me dejaba ver claramente de quien se trataba, pero el único que podría hacer eso era… Max, metí con cuidado mi mano izquierda dentro del agua, pero antes de que pudiera alcanzar lo que fuera que me estuviera tocándome, eso comenzó a masajearme más, era una señal de aviso de que no lo interrumpiera.

Mire a Max y este solo hablaba con mi padre de forma muy angelical, ¿y si no era el?...


- Hey hijo, ¿estás bien? – Mierda ahora estoy excitado. – estas bastante acalorado, quizás deberíamos salir ya.  – mi padre se levantó y Max también estaba por salir justamente cortando con el contacto… menos mal no era mi padre porque seguramente no podría con el asco, pero aun así Max me había metido en un problema. - ¿Necesitas ayuda para salir?

- Esto… - Mierda estaba totalmente atrapado, pero Max le hablo en secreto a mi padre y este simplemente se fue con una sonrisa burlona en su rostro. - ¿Qué le dijiste?

- Solo le dije que estabas enfermo del estómago y que quizás tuviste un accidente ahora. -  Max se sentó de nuevo y no perdió el tiempo para intentar tocarme con su pie, pero esta vez lo tome del tobillo y simplemente intento huir como si fuera un animal atrapado. – Oye… no te enojes.

- Encárgate ahora. – Dije severamente mientras punzaba su mejilla con mi pene erecto. – y más te vale que lo hagas bien.

Fue increíble, esa sensación y el morbo que me causaba todo, eso se repitió muchas veces en ese viaje y bueno…


“Hey”


Realmente fue grandioso, me vuelvo día a día cada vez más adicto al cuerpo de Max y su forma de ser me tiene totalmente enamorado.



“Enserio que te pone muy tonto la fiebre”




- ¿Eh? – Me había despertado, al parecer todo había sido un sueño… no, un recuerdo, puse mi mano sobre mi frente y al abrir mis ojos lentamente, pude ver a mi amado Max con un traje de doctor. - ¿Qué estás haciendo?

- Cuidándote genio. – Max me dio un pequeño golpecito en la frente antes de meterme el termómetro en mi axila, sentía mi cuerpo empapado en sudor y bastante frio. – estas muy caliente. – Me pregunto cuándo aprendió de estas cosas.

- Lo sé, por eso no te resistes a mí. – Le guiñé el ojo, pero mi actitud genial no duro mucho porque empezamos a reír sin parar, aunque yo fui el primero en parar porque me dio un ataque de tos. – oye Max, ¿Cuándo aprendiste a hacer esto? – No opuse resistencia ya que disfrutaba de los cuidados de Handa, ahora que estábamos solos en un nuevo sitio debíamos cuidarnos las espaldas más de lo a menudo.

- Bueno… tenía que prepararme, si vamos a vivir juntos, es como si estuviéramos… - Su sonrojo superaba el que me daba a mí la fiebre. – Mejor deja de desperdiciar el tiempo y descansa.

- Eso no tiene sentido si… voy a descansar entonces como… - Trague saliva cuando me enseño una gran inyección.

- También podríamos ir por la vía rápida y usar esto. – Me sonrió enseñándome sus bellos dientes. – aunque no me gustaría lastimarte tus lindas nalgas. – De esa forma su imagen angelical se esfumo dando paso al pervertido de siempre.

- Enserio tendremos que desperdiciar otro día de clases…. – Dije con pesadez mientras me acomodaba mejor.

- Jejeje te has vuelto muy responsable. – Max se sentó a mi lado y comenzó a acariciar mi cabello. – desde que llegamos solo no las pasamos encerrados haciendo cosas muy sucias y divertidas, la excusa del jet lag se nos está acabando.

- Es muy extraño como terminamos aquí… - Me relajaba muchísimo estar a solas con Max, desde lo que paso el año pasado nos sentíamos muy incomodos estando juntos en la ciudad e irónicamente el lugar más a gusto eran los constantes viajes de mi padre, a veces nos llevaba y otras veces nos “obligaba” a cuidar el apartamento. - ¿Estás seguro que tus padres no te dirán nada?

- No, tampoco importa si les llegara a importar, después de todo ellos querían que estudiara en el extranjero para empezar.

- Tuve mucha suerte de conseguir esa beca. – Susurre mientras me dejaba llevar por las caricias de Max. – Pero tengo más suerte de tenerte contigo, te amo.


Cerré mis ojos, quizás me estaba quedando dormido de nuevo, pero me di cuenta que a pesar de las discusiones que tuvimos antes sobre eso, Max se metió conmigo debajo de mis sabanas, estábamos algo apretados, aunque habíamos juntado nuestras camas y sin dudarlo ni un poco, me dio un beso, lo sabía porque tenía la sensación del tacto de sus labios grabado en mi memoria.

Suelo ser una persona muy soñadora, pero era consciente de la oportunidad que teníamos, el video causo mucho revuelo una vez que volvimos del onsen, por suerte los padres de Max nunca se enteraron o eso me decía el, prefiero creer en que, si era cierto, pero, aunque él no se quejaba, en más de una ocasión todo fue terrible… sobre todo que nos sentimos culpables por lo que le ocurrió al capitán.

Lo buscamos sin parar, incluso viajamos por todo Japón, aunque eso se convirtió lentamente en una excusa para escapar de los insultos y también para hacer cosas sucias en lugares turísticos, claro que nos sentimos mal de bifurcar nuestra meta inicial… pero seguramente el capitán no se enojaría que la pasáramos bien.

No es como si sufriéramos alguna clase de acoso o algo así, nos divertíamos de hecho fastidiando a toda la clase ahora que nuestros juegos eran bien conocidos, siendo considerados una especie de pareja romántica descarada.

Aun así, me sentía mal y seguramente Max también ya que el equipo se había roto y aunque no quedamos en medio de esa tormenta, no nos sentimos cómodos de nuevo en nuestro supuesto circulo de amistad, no paso mucho tiempo incluso para que dejáramos el club, de igual forma ese tiempo lo aprovechábamos en los dos.

El tiempo paso y lentamente nos dimos cuenta que no éramos los únicos que buscaban al capitán, incluso… personas que habían ocasionado todo ese caos, por lo que decidimos abandonar la idea de seguir con el grupo mayoritario que buscaba al capitán y juntos nos dimos a la tarea de buscar a Tachimukai, sonara extraño pero nadie había pensado en ir a por el además de tsunami y la hermana de Kido, todo era extraño, incluso sus padres guardaban silencio y algunos creían que era porque eran terriblemente sobre protectores, pero algo estaba mal.

De esa forma paso el tiempo, sin resultados en la búsqueda de los dos antiguos porteros de Inazuma Japón, un año en el que nos sentíamos culpables de que hubiéramos salido medianamente bien… quizás porque no éramos tan famosos y reconocidos.

Max y yo pasamos más tiempo juntos, yo no me rendí con el futbol ya que me ayudaba a pensar mejor y aunque la mayoría del tiempo no las pasábamos quemando calorías de otra forma, a pesar de todo, aunque hacíamos toda esa clase de cosas, nos apoyábamos, disfrutábamos cada segundo que estábamos juntos, incluso estando aburridos, jamás nos habíamos dicho que éramos… algo más que amigos.


- Hey Max, ¿tienes pensado que harás en el futuro? – Dije en voz alta y esperando que él no estuviera dormido.
- Eso no importa ahora, mira donde estamos ahora.

- ¿En nuestro dormitorio? – Recibí un pequeño golpecito en la cabeza, pero me daba risa lanzar un comentario tan tonto.

- Estamos en otro país, en otra escuela y estamos juntos. – Noté como sonaba un poco enojado y sentí un nudo en la garganta al sentir que había metido la pata con ese comentario.

- Dis…

- Déjame terminar, no estoy enojado. – Era difícil de creerle con ese tono. - ¿acaso no eres feliz ahora?

- No digo eso. – Lo tome de la mano, aunque el parecía querer huir de mí. – solo pregunto si tienes un sueño, yo quiero ser entrenador de algún equipo de futbol, aunque conociendo lo vago que soy seguramente terminare como entrenador de un equipo infantil. – De nuevo me sentí mareado por la fiebre y me comencé a quedar dormido. – Yo sé que eres alguien genial, seguramente…

-   Iré por mas medicina, estas actuando muy extraño. – Mi vista se volvió borrosa y solo pude sentir como me soltaba mientras caía presa de la fiebre.


Cuando por fin pude retomar la conciencia, me di cuenta que estaba solo en nuestra habitación, mi pijama estaba totalmente empapada al igual que mi cama, había sudado demasiado y a mares, busque algo de agua rápidamente aunque mi cuerpo se sentía muy entumecido, me tambaleaba y me costaba mantenerme en pie, pero podía respirar bien y mi cabeza no me dolía tanto, me acerque a la mini nevera que Max había comprado y tome una botella de agua con algo de calma, mientras me sentaba en el suelo, ¿A dónde se había metido Max?, lo primero que se me ocurrió fue buscar en mi teléfono algún mensaje suyo o llamada, pero rápidamente me di un golpe con el muro de la realidad al darme cuenta que eso no funcionaría en este país, apenas llegamos estuvimos perdiendo el tiempo y no habíamos cambiado de operador por alguno local.


- Donde te abras metido tontito del sombrero… - Me dije a mi mismo en voz alta mientras me cambiaba torpemente de ropa, decidí vestir la sudadera deportiva de la escuela, era bastante elegante incluso pero aun así me daba igual. – tengo hambre… - el rugido de mi estómago me alertaba que si no hacía algo podría desmayarme, no había nada en la mini nevera y ya era bastante tarde en la noche como para buscar algo en la cafetería, pero había escuchado por parte de Max que había unas máquinas expendedoras en los pasillos cercanos al gimnasio.


Al parecer todos dormían, las luces estaban apagadas al cruzar la puerta de mi habitación y ni siquiera había el típico escándalo que había en el lugar, algunos jugaban póker o bromeaban, incluso me atrevería a decir que no éramos los únicos chicos interesados en hacer cosas con otros chicos, me llamaba un poco la atención hablar con ellos, pero como no tuve la oportunidad de salir en todo este tiempo no pude conocer a nadie.


La escuela carecía de ese agradable encantando que vimos al llegar, su arquitectura con el abrazo de la noche le daba un aspecto de castillo maldito, el lugar parecía estar totalmente vacío… incluso me atrevería a decir que no había nadie patrullando los pasillos, por suerte la luz de la luna iluminaba algo más la noche y mi búsqueda se hizo más amena, no levante la voz, pero me preocupaba porque a Max le hubiera pasado algo.


Al final, logre cruzar el campus hasta llegar a las instalaciones deportivas y no me tomo mucho llegar a las máquinas expendedoras, no estaba familiarizado con la moneda y mucho menos con el idioma a nivel perfecto, pero como por suerte traía un billete de $20 dólares, comprar cualquier golosina o bebida no era un problema, mire a ambos lados con la esperanza que Max apareciera, pero no había rastro, estaba solo, como no lo había estado en mucho tiempo y esa sensación se había alejado de mi por mi amistad con aquel tonto pelirrojo.


- Agh… - Escuche un claro gemido ahogado que venía desde adentro de las instalaciones.

- Guarda silencio. – Una voz que reconocí como la de un chico de mi edad pero que hablaba con un fuerte acento parecía estar golpeando a alguien. – ¿no entiendes que esta es la forma en la que le damos la bienvenida a los que desafían al equipo principal?


Era obvio que estaban abusando de alguien, no entendía de qué forma funcionaba secretamente esta escuela, pero lo único que se me ocurrió en ese momento fue llamar la atención de alguna forma, por suerte había un balón escondido detrás de la máquina expendedora que note al llegar, lo tome e hice algo que no creí que usaría en una situación así.

A pesar de que mi cuerpo se sentía algo débil, tome la fuerza para evitar de que algo muy malo ocurriera, de solo pensar que esa persona podría ser Max, me hacía hervir la sangre, puse el balón entre mis piernas y moviéndome ágilmente por fin pude hacer aquel primer disparo que aprendí.



[center][b]¡Rolling Kick![/b][/center]



El disparo alcanzo una de las ventanas de las instalaciones con la suficiente fuerza como para romper una ventana, aunque caía fruto de que todavía me encontraba débil, tome mi comida y logre esconderme detrás de unos árboles a lo lejos en la oscuridad, me mantuve atento a la salida, pero, aunque escuche unos pasos antes de huir, parecía que no saldría nadie, fue entonces cuando ocurrió algo que no me esperaba.


[center][b]
Alarma de nivel 1
Todos los estudiantes permanezcan en sus dormitorios. [/b][/center]



Mierda, active una alarma, me levante rápido para salir corriendo hacia el dormitorio y esperando que con algo de suerte nadie me viera, pero justo al darle la espalda a la instalación, escuche una puerta abriéndose, mire por encima del hombro y pude ver como un chico salía cojeando, estaba a punto de salir corriendo a ayudarle, pero todo se me hizo tan extraño que llegue a sospechar que era una trampa.

Me mordía el labio por saber qué hacer, era obvio que era una trampa y no estaba seguro si podía escapar arrastrando a alguien así, fue entonces cuando pude ver su rostro… ¡¿no puede ser, que hace el aquí?!

Tomé el valor necesario para intervenir aún más, me puse la capucha de la sudadera deportiva y me dispuse a correr en dirección a ese idiota, me mantuve atento a cualquier clase de señal de alguna persona a nuestro alrededor y lo tomé del brazo, quizás me moví con algo de brusquedad, pero debíamos irnos a un lugar más seguro, no me importaba que se tropezara o yo mismo cayera, debíamos seguir, corrimos a toda prisa con torpeza y con bastante miedo en nuestros corazones.

El apestaba, podía reconocer ese olor… seguramente muchas personas lo habían usado y su pequeño llanto ahogado solo me hacía sentir con una profunda rabia.

Cuando estábamos por llegar a los dormitorios, escuchamos unos pasos y nos detuvimos en seco, sentí como la persona que estaba a mi lado se aferró a mi brazo con fuerza, podía sentir su miedo, me atreví a mirar un poco sin llamar la atención, apenas vi por unos segundos, pero lo que vi me helo la sangre, portaban unos trajes muy extraños, una capucha negra que ocultaba su rostro y… llevaban a algunos chicos con ellos.

Intente hacer algo, pero me detuvo… solo nos quedó esperar de forma impotente hasta que finalmente reino el silencio, sin perder el tiempo le ayude a levantarse y entramos de golpe en el dormitorio.

Cerré la puerta detrás de mí con temblor en mis manos y sin hacer mucho ruido, mierda, creo que mi rostro no le demostró mucha confianza ya que comenzó a llorar de nuevo, me quería acercar a el para apoyarlo, para verificar que estuviera bien pero lentamente la fiebre me hizo caer presa del sueño.



Solo pude observarlo ahogando su llanto en mi almohada.


Al día siguiente, me desperté porque alguien abrió la puerta con fuerza, yo estaba apoyado en ella así que me di un pequeño golpe.


- Auch – Me queje en voz alta mientras me acariciaba la nuca y veía de quien abrió la puerta.

- ¿Qué haces fuera de cama? – Aquella voz era de Max, sonaba bastante preocupado, pero me lance a abrazarlo.

– Jeje sí que tienes energía. – Correspondió mi abrazo, aunque al tocarlo note como lanzo un quejido de dolor.

- ¿Qué te paso? – Le pregunte mientras intentaba levantar su camisa, aunque él no me lo permitió.

- Ayer cuando volvía de la enfermería, ocurrió una alarma seria y tuve que pasar la noche lejos de aquí. – Max miro en dirección a nuestra cama, por así decirlo, aunque solo eran dos caminas juntadas y se enojó totalmente al ver a alguien debajo de nuestras sabanas apartándome con algo de fuerza. – Handa… - El olor a sexo era muy claro, yo no había hecho nada con ese chico, pero era obvio que abusaron de él, intente explicarle, pero no me dejo y me tiro su bolsa en la cara.

- Me voy solo una noche y ya hiciste algo con otro chico…  - Max tomo la sabana con su mano y creí que estaba lo suficientemente enojado para lanzarme un golpe en la cara, pero para mi sorpresa, comenzó a quitarse su ropa. – no sabía que querías algo así, pero si te parece algo sexy… - ¡¿EL CREE QUE QUIERO UN TRIO?!


Cuando Max retiro la sabana ante nosotros se encontraba un chico muy golpeado, alguien que en su momento tenía un resplandor casi animal en sus ojos al jugar, apestando a semen y sudor por doquier, Max me miro con algo de miedo, yo solo pude decirle “No fue obra mía, ayer fui a buscarte, pero en lugar de eso lo escuché y era obvio que estaba en problemas”,  sus piernas estaban magulladas, pero nada que fuera visible a simple vista, todo estaba muy calculado, buscaron herirlo en esos sitios a propósito.

- Toramaru, ¿eres tu verdad? – Dijo Max en voz alta con un tono de preocupación mientras lograba que se despertara.



Este lugar definitivamente no es muy bueno.


Notas finales:

 

Gracias por leer!


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