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No es un adiós, es un hasta pronto Tom por RockStrange

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Notas del capitulo:

Sí, se que es un "one Shot" así lo pensé en su momento, pero decidí añadirle algo especial, la parte de los pensamientos de Bill. Espero os guste y gracias por leer.

 

 

Último Suspiro escrita por RockStrange [Seguir Historia]

[Comentarios - 1]

Resumen:

 

 

 

 

 



 

¿Cambia tu vida cuando recibes un mensaje con la imagen de la muerte  del ser que más amabas en tú vida? ¿Piensas que lo han asesinado? ¿Qué ha sido una broma?

 

Nunca dejes que el lado subconsciente de tu cerebro te domine.

 

 

 

—No me mires así, tú mismo lo buscaste. Tú alma me pertenece, regálame tú último suspiro.

—No puede ser, esto debe ser una broma por los santos inocentes… pero que digo, ¡Si aún faltan días para esa fecha! Tom no puede haberme hecho esto, no puede haberme dejado solo, ¡NO!-Mi mente trabajaba a mil por hora desde que abrí el mensaje que llegó a mi móvil. Todo me daba vueltas, sentí como mi tensión aumento y mi nivel de azúcar bajó hasta tal grado que empecé a sudar y no hacía nada de calor. Guarde el aparato en el bolsillo de mi pantalón vaquero tomando mi bolso al levantarme. Todos en aquella mesa me miraron— Perdonad pero no me siento bien, si salís otro día avisarme, ¿De acuerdo?

 

 

—Estas muy raro, ¿Ha pasado algo para que te vayas así de repente? —Preguntó uno de mis amigos.

 

 

—No y si. He de irme, nos vemos. —Me despedí de ellos acercándome a la barra pagando la copa de vino que había tomado, saliendo seguidamente de allí al abrocharme el abrigo.

 

 

Caminé hasta el parking que estaba junto las vías del tren, entrando en mi Audi Q7 blanco echando marcha hacia atrás al poner el cinturón y salir pitando rumbo la casa de Tom. Tenía que ver con mis propios ojos que él no había muerto, el no podía haberme dejado solo…  Crucé media cuidad para volver a ese lugar que conocía tan bien desde hacía dos años y medio, ese lugar donde me sentía en casa y con ese ser que me abrió las  puertas de su casa conociéndome apenas y que tanto sentimos.  Aparqué de golpe en mitad de la calle al llegar a ella  y ver que había un coche de bomberos, una ambulancia y muchos policías;  salí de mi coche sin cerrarlo, corriendo hacía aquella casa la cual fue mi hogar durante tantos días. Salté las cintas de policía que impedían el acceso e ignorando a los policías que me seguían, pues yo era más escurridizo que ellos. Me adentré en la casa importándome una mierda los que me miraban; varios policías intentaron tenerme hasta que un tío grande y musculoso me atrapo entre sus gruesos brazos impidiéndome el paso.

 

—¡Quítame las putas manos de encima, gorila! —grité removiéndome y pataleando para que me soltará.

 

—¿Nunca te dijeron que no debes meterte en asuntos de la policía, moreno? —Habló con toda seriedad sin soltarme. Genial, estaba perdido y esta situación me es ridícula.

 

—Greg, ¿Qué escándalo es este? —Ambos fijamos nuestra vista en el sheriff que bajaba de las escaleras. —¿Quién eres tú?

 

—Soy… —suspiré desanimado y con agonía. —Me llamo Bill, señor.  Esta es la casa de mi pareja o… era…

 

—De manera que  hacía ti iba el mensaje que el joven asesinado envío antes de morir—Me miró con atención; alcé mi mirada hacía la suya quedándome totalmente pálido.

 

 

—A-a-ah… dicho… ¿asesinado?... —Murmuré con lágrimas en los ojos apretando mis dientes. Quería negarlo, se que podría pero… ¿Cómo?

 

 

—Así es. Fue asesinado y alguien disfrutó enviándole a usted una fotografía, de ahí al que sea un asesinato de cual sospechoso todavía no tenemos nombre, ya que borró bien sus huellas.

 

 

—Eso es imposible, tiene que haber alguna huella… ¡Todos los asesinos cometen algún puto error! —Intenté calmarme para ver si así lograba que el gorila me soltara.

 

 

—Suéltalo Greg, no es peligroso por el momento. Cuando tengamos todo preparado para la autopsia, le llamaremos para que firme unos cuantos papeles.—Dicho esto, el sheriff se dio media vuelta y el gorila me libero.

 

—Ya le has oído, aquí no tienes nada que hacer moreno. —Me miro con seriedad cruzado de brazos; alce una ceja asintiendo dando media vuelta sobre mis talones encaminándome a la puerta saliendo por ella.

 

 

Me monté en mi coche cerrando de un portazo, que visto así, ya ves tú que culpa tenía el pobre coche. Me dirigí con alta velocidad al pasar unas cuantas manzanas para no ser topado con la policía y me multaran; hacía mi casa de soltero rabioso y doloroso por dentro. Al llegar y guardar mi coche en el garaje, subí hasta mi ático dejando ir un suspiro mientras el ascensor subía hasta mi planta correspondiente.  Al escuchar el “ding” que hacía el ascensor cuando avisaba de que ya estaba en mi planta, salí y abrí la puerta con cuidado encendiendo las luces de salón.

 

—Puta mierda de cuerpo policial que tenemos aquí—gruñí enfadado al tirar el bolso y mi abrigo al sillón y verme los cardenales que adornaban mi brazo en todo morado— Solo saben joder  mas al personal—bufé indignado caminando hacía la cocina; abrí el frigorífico para coger los ingredientes necesarios para prepararme un rápido sándwich e irme a la cama a comérmelo allí. Guardé lo que dejé de gastar, cogí el plato con mi sándwich y un vaso con leche que me puse al recoger las cosas encaminándome  a mi habitación. Dejé el plato y el vaso sobre la mesita al encender las luces de la mesilla de mi dormitorio  para disponerme a cambiarme de ropa y ponerme mi cómodo pijama. Al ponérmelo me hundí entre las suaves sabanas y encendí la TV que tenía disponiéndome a comer con algo de incomodidad, ya que tenía el estomago revuelto y era por no haber tomado nada más después de esas bebidas con mis colegas. Al  acabar de cenar, abrí el cajón de mi mesita de noche rebuscando un bote con somníferos que tomaba alguna vez cuando no podía conciliar el sueño; cogí el bote al encontrarlo  tomándome tres pastillas junto la leche. Dejé el bote sobre esta y apagué la luz mientras intentaba relajarme observando la televisión. Noté como a los pocos minutos mis ojos se cerraban casi sin darme cuenta

 

***

 

Me estremecí abriendo mis ojos al removerme al notar un escalofrío y una mirada intimidante sobre mí. No sé cuantas horas pasaron, solo sé que al acabar de comer deposite los utensilios usados sobre la mesilla de nuevo vacios y me quedé dormido viendo la TV, me giré hacía mi mesilla observando la hora sorprendiéndome.

 

—Las 6 de la madrugada… —susurré con sueño acurrucándome entre el nórdico y las sabanas. —tengo tiempo que dormir unas horas más…

 

—Sí, pero yo no te dejaré que las duermas. —Abrí mis ojos de golpe sentándome en mi cama buscando en la habitación aquella voz ronca.

 

 

—¿Q-quién e-eres y c-cómo has entrado a-aquí? —No sabía de dónde provenía esa voz y el poco sueño que tenía se esfumó por completo, ahora sí que no podía dormir.

 

 

—Me conoces lo suficiente muñequito… —Fije mi vista en una esquina de la habitación junto al armario. Entrecerré mis ojos pudiendo divisar una sombra saliendo de la esquina, parpadeé sorprendido abriendo después mis ojos desmesuradamente.

 

 

— ¿T-Tom…? ¡NO! ¡Esto no puede estar pasando! Dios… me estoy volviendo loco…—Murmuré negando cerrando mis ojos con fuerza intentando despertar.

 

 

—No estás volviéndote loco porque no lo estás, al menos de momento. —Abrí mis ojos respirando agitadamente al notar su presencia  junto a mí alzando mi vista hacía él.

 

—Explícame entonces como puede ser que esté viéndote ahora mismo, si tú…

 

 

—Sé que estoy muerto. Solo podrías verme por una única salida… en sueños. —Observé como sonrió con delicadeza haciendo que de esa manera mi respiración se calmara.

 

 

¿Estaba soñando de verdad…? Es todo tan real… repasé sus  todo su rostro en busca de algún defecto inexistente.  Recuerdo que no fue su belleza varonil y protectora lo que me enamoró, si no que fue algo más, lo recuerdo como si fuera ayer… Si es verdad que estoy soñando… ¿Por qué sueño con él? Sé que le echo de menos, extraño sus abrazos al dormir, sus dulces besos en la frente cuando me acurrucaba junto a él buscando su calor y protección, la forma tan única y delicada que tenía de hacerme suyo… Suspiré sin quitar mi mirada de la suya notando varias lagrimas descender de mis ojos, era injusto todo esto que había sucedido… Ambos cometimos varios errores, él lo afirmó y yo lo afirmo ahora, aunque es tarde… demasiado tarde…

 

— ¿Por…qué… te… estoy…viendo…? Esto tiene que tener una explicación…—Susurré con dificultar intentando calmar mi llanto sin éxito.

 

—La tiene. No  puedes vivir sin mí, aunque lo negaste la otra noche, ahora te sientes culpable. Mi dolor desapareció cuando vi esa luz que me llamaba, tan… cálida…

 

— ¡Me despreocupa que sea cálida! ¡Quiero saber porque te me presentas en sueños!  —Apreté mis puños arrugando la sabana mirándole con mi rostro bañado.

 

—No me mires así, tú mismo lo buscaste. Tú alma me pertenece, regálame tú último suspiro… ¡Vamos Bill! ¡Debes dármelo para descansar en paz!

Ese grito se repitió en mi mente como si un CD se hubiera rayado repitiendo su última frase. Tenía razón. Mi alma le pertenecía, no podía quedarme de brazos cruzados como si nada pasará. Juramos en su día ambos, que mi alma le pertenecía solo a él, y la suya a mí. Afirme a su grito.

 

—Tienes razón.  Dime que es lo que debo hacer… —Susurré observándole con dulzura y nostalgia esperando su respuesta.

 

—Venir conmigo…—Susurro caminando la gran terraza abriendo las puertas de par en par saliendo por ellas. Observé su rostro sonriéndome ahora con amplitud y tranquilidad; me levante de la cama con rapidez saliendo tras él. Observé cómo se subió hasta el muro que me separaba del resto de la ciudad y una gran caída, tendiéndome su mano invitándome— Ven, veamos desde aquí el amanecer.

 

Sin rechistar acepté su invitación y cogiendo su mano me subí al alto muro enderezándome después, observando ya su mirada fija en el horizonte mirando como el sol salía a saludarnos de entre los edificios de la ciudad. Sentí que apretaba mi mano, apretando la mía entre la suya sintiéndome bien…

—Esté es nuestro último amanecer en vida pequeño… — Dijo girando su rostro hacía mi sonriendo con suavidad soltándose de mi mano.  Noté que se separaba de mí, se alejaba… No… otra vez no…

 

—N-No… ¡NO ME DEJES TOM POR FAVOR, NO OTRA VEZ! —Grité dando un pasó hacía él, estiró su mano hacía mi asustado cogiendo finalmente mi mano. Sonreí notando varias lagrimas deslizarse por mis ojos por la gran ráfaga de aire, pero vi que Tom no sonreía, más bien… se le veía preocupado.

—Lo siento… Esto… Es culpa mía… —Tiró de mi mano hacía el haciendo que le abrazará con fuerza— No notarás nada…—Susurró sobre mi oído. Noté un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando lo acarició con su mano, era como una brisa helada… Sentía mis ojos pesados, y de pronto… Abrí mis ojos muy levemente,  mi respiración era muy lenta, me costaba… mucha gente corría a mi alrededor y gritaba, no entendía por qué pero…

 

—¡NO DEJEÍS QUE SE NOS VAYA, TAPONAR TODOS LOS CORTES, EVITAR QUE SE DESANGRE MÁS! — ¿Desangrarme…? Todo era tan raro… quise volver a dormirme porque el sueño me llamaba, ¿el sueño? No… porque esa luz no se va… fijé mi vista en  esa luz…era la que que decía él, tan cálida… Vi a una sombra blanca acercarse, tenía dos alas… ¿Un ángel? No… enfoqué con dificultad mi vista encontrándome con una silueta que conocía muy bien… sonreí y dejé que me abrazará cuando llego a mí, cerré mis ojos olvidándome de todo… Con ese abrazo, deje ir mi último suspiro.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

AVISO: ¡Acepto criticas!


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